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Investigaciones geográficas

On-line version ISSN 2448-7279Print version ISSN 0188-4611

Invest. Geog  n.67 Ciudad de México Sep. 2008

 

Reseñas

 

Régions naturelles et noms de pays. Étude sur la région parisienne, suivi du compte rendu de Paul Vidal de la Blache paru dans le Journal des savants en 1909

 

Omar Olivares Sandoval*

 

Gallois, L. (2008), Paris, Comité des travaux historiques et scientifiques, 381 p. ISBN 978–2–7355–0684–4

 

* Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México.

 

El lugar que ocupa Lucien Gallois (1857–1941), geógrafo francés de principios de siglo XX, dentro de la historia de la geografía francesa es revisitado entusiastamente por una nueva edición de su obra referencial Régions naturelles et noms de pays. Étude sur la région parisienne, publicada originalmente por la editorial Armand Collin en 1908. En esta nueva edición, publicada por el Comité des travaux historiques et scientifiques, además del facsímil de la publicación original, se agregan la reseña que Paul Vidal de la Blache realizara en el Journal des savants en 1909 y el prefacio de Marie–Vic Ozouf–Marignier y Marie–Claire Robic, la primera investigadora de la École des Hautes Études en Sciences Sociales en París, y la segunda directora de investigación del CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique) en el centro de investigación de Épistémologie et Histoire de la Géographie también en París, en cuyas instalaciones se realizan los estimulantes seminarios sobre historia de la geografía1 que han dado como resultado el riguroso así como exhaustivo prefacio con el que se precede la obra de Gallois.

Tradicionalmente Lucien Gallois es conocido como el "lugarteniente" de Paul Vidal de la Blache (1845–1918) —ubicado como el fundador de la geografía francesa moderna— y como su sucesor en el proceso de consolidación de la "geografía regional" (Clout, 2005). La edición de Ozouf–Marignier y Robic busca —exitosamente— rebasar este estereotipo. Es por eso que en esta edición se presenta a Lucien Gallois como un intelectual consagrado y su obra es reinterpretada como una referencia teórica para la geografía moderna. Asimismo, la inclusión del texto de Vidal de la Blache, si bien a grosso modo es una reseña calurosa, muestra las posturas que diferenciaban el uno del otro. En efecto, a pesar de que ambos geógrafos orientaron su estudio hacia la figura regional en la geografía, el proyecto de Gallois aparece como una profundización que rompe los límites del fundamento original de esta geografía regional. Si bien la geografía regional de Vidal de la Blache dependía de la división regional como instrumento de legitimación de la disciplina geográfica como ciencia autónoma, en esta edición la obra de Gallois parece alcanzar un nivel epistemológico, inadvertido a primera vista, pero que pone de relieve cuestiones fundamentales como la relación entre lugar y denominación toponímica, el cues–tionamiento del núcleo conceptual de la palabra región, así como la crítica de las prácticas sociales con que los geógrafos constituyen su léxico científico (Ouzouf–Marignier, Robic, 2008).

La posibilidad de que Régions naturelles et noms de pays... pueda discutirse en este nivel de interpretación dependió en gran medida del contexto de su publicación. La aparición de la obra de Gallois se inscribe en un sistema geopolítico cruento: 1908, la tercera república francesa y el auge de las instituciones científicas que, como se ha demostrado, también eran lugares de visibilidad del poder y de organización territorial del país; en lo que participó Gallois. Un ejemplo de ello, posterior a la publicación de esta obra, es cuando a Gallois se le pide trabajar en la publicación de mapas temáticos dentro de una nueva Comisión de Geografía solicitada por el General Bourgeois a cargo del Sérvice Géographique de l'Armée:

One of the stranger aspects of this exercise was the deadly serious instruction that the Commission's reports should not include German geographical expressions such as 'hinterland' (Heffernan, 2002:218)2

De esta manera, la "batalla" conceptual de Gallois no se puede desligar de la batalla geopolítica que Francia sostenía con Alemania a principios del siglo pasado (marcada por la derrota de 1871 y la pérdida de la Alsacia y la Lorena) y que condicionaba una relación compleja, compuesta de temor y admiración, acercamiento y a veces distanciamiento entre ambos países. Debe notarse que tanto Gallois como Vidal de la Blache son miembros en esta época de la Féderation Régionaliste Française, un instrumento político para cohesionar territorialmente a la Tercera República, que para 1915 propone la división administrativa del territorio francés con base en los trabajos de Vidal de la Blache y del mismo Gallois (Berdoulay, 1995:29). Esta relación con el contexto político sigue siendo ambigua y poco estudiada, pero se sabe bien que el desarrollo profesional de los mapas en la Europa de principios de siglo XX fue una preocupación primordialmente militar, incluso antes que científica (Ibid.).

Además de ello, debe hacerse hincapié en que tanto la geografía como la historia fueron el objeto de ataque de la naciente sociología de corte durkheimiano, que a través de François Simiand buscaba situarse en el ámbito académico como la rectora de las disciplinas científicas, privilegiando las relaciones causales en el ámbito social por sobre las descripciones "estáticas" de los geógrafos o las narraciones "literarias" de los historiadores (Dosse, 2006:27–40). Así, a la geografía se le imponía el deber de apropiarse de un lugar legítimo dentro del espectro de las ciencias sin ceder su autonomía, Vidal de la Blache y Gallois estaban conscientes de ello y crearon la solución de la división regional del territorio francés como paradigma disciplinario de la geografía moderna; más tarde, Lucien Febvre reconocería el concepto de región como una de las herramientas teóricas fundamentales para los historiadores, pensando más en una alianza estratégica con la geografía que en la profundidad teórica.3 Para Ozouf–Marignier y Robic, la geografía de esta época propone tres vías para la afirmación disciplinaria. La primera de síntesis entre los fenómenos naturales y los culturales, una geografía de paradigma "corográfico" o "regional", de acuerdo con los trabajos de Vidal de la Blache. Otra que propone un paradigma "antropocéntrico", geografía que busca racionalizar los procesos de apropiación de los recursos naturales por el hombre y que tiene relevancia en el contexto de la ocupación europea en África a finales del siglo XIX, esta última liderada por el geógrafo Marcel Dubois; y otra, quienes velaban por una geografía puramente naturalista, a veces reducida a geomorfología, liderada por Albert de Lapparent. Gallois busca impulsar una geografía que haga síntesis entre los procesos históricos y los naturales; a través de este paradigma Gallois comprendía que la geografía histórica —y la geografía a secas— que "hasta ahora era el vasallo humilde de la historia" podía volverse autónoma (Ouzouf–Marigner, Robic, 2008:XII). Para estas investigadoras la innovación de Gallois dentro del marco de la geografía vidaliana (puesto que ya otros vidalianos habían trabajado al 'país' como unidad de la geografía) está en su método de investigación: usa las investigaciones anteriores de los geólogos (el mismo autor se asume como heredero de sus trabajos) y a la vez critica sus conceptos desde la óptica que le ofrecen los documentos históricos y la investigación de campo. Lo que pone en marcha Gallois al hacer investigación es el trabajo de una crítica historiográfica que tiene un papel fundamental en su obra: lleva a la síntesis del saber vernáculo y el saber académico en diversas escalas; su propósito es hallar el tipo de correspondencia entre el concepto científico "región natural" y el concepto vernáculo "nombre de país"4 No es fortuito que la obra de Gallois lleve por nombre Régions naturelles et noms de pays...; el mismo título aspira a una síntesis de conceptos de ámbitos distintos pero que Gallois funde en una misma problemática. La región natural es un concepto que el mismo Gallois precisa su origen en los trabajos de los geólogos franceses del siglo XVIII, que se ratifica en la noción de cuenca fluvial de Bauche (1700–1773) y que pertenece al orden naturalista, mientras que la noción de pays (país) proviene del pagus romano y de la denominación toponímica que hacen los campesinos (paysanes) de su territorio.5

Al respecto, el párrafo introductorio de Gallois es esclarecedor: "Escoger las divisiones que conviene adoptar para el estudio de las diferentes regiones del globo depende de la concepción que tengamos de la misma geografía" (Gallois, 2008:1).6 Con ello circunscribe la afirmación disciplinaria de la geografía al problema de las divisiones que puedan hacer los geógrafos en el territorio. La razón de estas divisiones está fundada en el orden geológico, en el concepto de "región natural", así dice Gallois:

El estudio del suelo, del clima, de la vegetación, de todas las causas que los originan y entrelazan, la influencia, cada vez mejor percibida, de las condiciones físicas en la vida material del hombre y, como consecuencia, en las manifestaciones más diversas de su actividad, muestran la necesidad de explicar los hechos y no únicamente de constatarlos. Todo ello ha dado a la geografía una nueva orientación (Ibid.:1).7

Y si bien esto son las regiones naturales que tienen su fundamento en el ámbito natural, para Gallois el reconocimiento de estas regiones conlleva un trabajo que pasa por el ámbito histórico, pues si las regiones no corresponden a las divisiones administrativas, éstas se adaptan mejor a los "nombres de países" o mejor dicho: las regiones naturales tienen una dimensión ambivalente, tanto natural como histórica:

¿Qué características deberían servir para distinguir las regiones naturales? El problema se complica en nuestros países de antigua civilización con dificultades particulares. Hay nombres que se han quedado unidos a las regiones desde hace siglos y que no han correspondido jamás a las divisiones administrativas. Son los nombres de los países (Ibid.:2).8

Por consiguiente, Gallois busca fundar geológicamente la problemática de la geografía, o al menos su parte corográfica, a cierta escala: no de la zona o de la gran región, determinadas prioritariamente por el clima, sino de la región y la del país. La interpretación de la investigación topográfica y el trabajo historiográfico permiten rebasar las posiciones de los geólogos concluyendo la existencia de regiones naturales complejas que resultan de la combinación de muchos fenómenos, también humanos, de los cuales no pueden dar cuenta los geólogos pues esta relación sobrepasa su especialidad y competencia de naturalistas. Por consiguiente la primera tarea que desarrolla Gallois, que abarca los dos primeros capítulos de su obra, "la notion de région naturelle" y "les noms de pays", sucesivamente, es una extensa crítica conceptual sobre ambas nociones, que delimita con rigor la parte restante de la obra —propiamente la parte de mayor investigación— el estudio de los casos particulares de los "nombres de países" de la región parisiense: La Beauce, Le Hurepoix, Le Gâtanais, La Puisaye, La Brie, La Gallevesse, Le Montois, Le Tardenois, Orceois, Multien, Valois, Soissonnais, Goële, Servais, Aulnaye, La France, Le Parisis, Le Vexin Français, Le pays de Thelle; los cuales se analizan cuidadosamente a lo largo de ocho capítulos que constituyen el gran grueso del libro de Gallois. Asimismo, al final de la obra se muestran las conclusiones a las que se ha llegado después de los estudios, que aunque para Gallois cada uno de estos estudios tiene ya un fin en sí mismo, se reitera la prioridad teórica de la obra: construir una definición adecuada, pero sobre todo legítima, de las divisiones que el geógrafo propone. Con aguda crítica histórica, Gallois incluye al final de su obra una gran sección dedicada a los apéndices en los que incluye la reseña que hace al "Examen des noms de pays du département de l'Eure" de de Antoine de Passy, así como el peso de una crítica filológica de las cartas que desde el siglo XVI se han producido sobre la región parisiense.

Todo ello muestra el impulso de una obra que buscó hacerse lugar como un texto de primera importancia dentro de la disciplina geográfica. A diferencia de lecturas anteriores como la de Berdoulay, que considera la obra de Gallois como un trabajo de segundo plano, caracterizado por el seguimiento metódicamente riguroso de los trabajos anteriores sobre "región" y "país", inclinando la balanza sobre el concepto de región natural y concluyendo la refutación del concepto "país" (Berdoulay, 1995:135), Ouzouf–Marignier y Robic (2008:X) proponen una lectura más profunda y comprometida con el presente:

Son precisamente los investigadores comprometidos con la reflexión epistemológica e histórica del tema del territorio los que hoy vuelven a abordar las preguntas sobre la toponimia, a través del contexto de recomposiciones territoriales y de trastornos geopolíticos recientes. De igual manera que nos avoquemos al estudio de la construcción de lo nacional o de lo local, a las identidades sociales o a las figuras del paisaje, o incluso más ampliamente a las prácticas de representación del espacio, la lectura de Lucien Gallois se impone como una referencia.9

En efecto, Ozouf–Marignier y Robic apuntan la apertura conceptual de la obra y sus posibles usos: en primer lugar, la inquietud contemporánea de ligar la reflexión epistemológica con el análisis científico; la de la compleja articulación de herramientas conceptuales y escalas que supone un análisis geopolítico como consecuencia de la desarticulación de los conceptos fundamentales del análisis geográfico como territorio, región, etc., la necesidad de tomar en cuenta muchos más agentes y relaciones de los que había soñado la geografía de principios de siglo; y por último, el tomar en cuenta la dimensión de representación del espacio: el mapa, que renueva sus lecturas con el descubrimiento de las prácticas sociales que articulan la simbolización espacial, y además de ello, articulan su recepción o lectura.

A pesar de que el paradigma regional haya perdido su pertinencia como fundamento científico de la geografía histórica, en buena parte, porque se ha desarticulado junto con todo el discurso de los Annales (Revel, 2006:9–15), la relectura de Lucien Gallois ofrece una apertura conceptual inusitada que invita a generar preguntas adecuadas a nuestra realidad disciplinaria.10 En primer lugar, la revisión de la obra de Gallois pone en marcha la discusión sobre la historia del concepto "región" y otros conceptos análogos, que hoy se usan en la mayor parte de las investigaciones de geografía histórica. En consecuencia, se pone en evidencia la necesidad de hacer un análisis puntual y riguroso sobre las traducciones y apropiaciones que se han hecho de estos conceptos y su aplicación en la investigación académica de nuestro entorno. En otro contexto, la dimensión epistemológica de la obra de Gallois pone de manifiesto la tarea reflexiva que debe llevarse a cabo por los profesionales de la región (geógrafos, urbanistas, agrónomos, ingenieros del medio ambiente, etc.) en particular sobre la pertinencia de las escalas y divisiones con la que una problemática debe ser tratada (transversalidad). En definitiva, esta reedición de la obra de Lucien Gallois convoca a una sana apertura teórica, a una profunda reflexión conceptual en el campo de la historia de la disciplina geográfica y a la incansable redefinición de los límites y divisiones que se usan cotidianamente en la geografía. A un siglo de la aparición de Régions naturelles et noms de pays..., Lucien Gallois sigue abriendo nuevos horizontes para todo el que busque en sus páginas el impulso vital de la crítica.

 

REFERENCIAS

Anderson, P. (2002), Transiciones de la antigüedad al feudalismo, Siglo XXI, Madrid.        [ Links ]

Berdoulay, V. (1995), La formation de l'école française de géographie, Comité des travaux historiques et scientifiques, Paris.        [ Links ]

Besse, J. M. (1984), "Lucien Febvre (1878–1956)", en Pinchemel, P., M.–C. Robic et J.–L. Tissier, Deux siècles de géographie française —choix de textes—, Comité des travaux historiques et scientifiques, Paris.        [ Links ]

Braudel, F. (2002), Las ambiciones de la historia, Editorial Crítica, Barcelona.        [ Links ]

Claval, P. (1995), La Géographie Culturelle, Nathan Université, Paris.        [ Links ]

Clout, H. (2005), "Lucien Gallois 1857–1941", en Geographers. Biobibliographical Studies, vol. 24, edited by Patrick Armstrong and Geoffrey J. Martin, London & New York, pp. 28–41.        [ Links ]

Dosse, F. (2006), La historia en migajas, Universidad Iberoamericana, México.        [ Links ]

Febvre, L. (1922), La terre et l'évolution humaine, La Renaissance du Livre, Paris.        [ Links ]

Heffernan, M. (2002), "The politics of the map in the Early Twentieth Century", Cartography and Geographic Information Science, v. 29, núm. 3, pp. 207–226.        [ Links ]

Latour, B. (2001), La esperanza de Pandora. Ensayos sobre la realidad de los estudios de la ciencia, Gedisa, Barcelona.        [ Links ]

Ouzouf–Marignier, M. V. et M. C. Robic (2008), "Préface" a Gallois, L. Régions naturelles et noms de pays. Étude sur la région parisienne, suivi du compte rendu de Paul Vidal de la Blache paru dans le Journal des savants en 1909, Comité des travaux historiques et scientifiques, Paris.        [ Links ]

Revel, J. (2006), "The Annales School", en Kritzman, L. D. (ed.), The Columbia history of twentieth–century French thought, Columbia University Press, New York.        [ Links ]

 

Notas

1 Las sesiones se realizan en el "Centre du Four", donde hay una biblioteca con 3 500 obras, con revistas y tesis, además de una colección de folletos y notas de los seminarios. Marie–Claire Robic es la animadora del lugar, donde acuden estudiantes e investigadores que proceden de varias disciplinas y discuten sobre la epistemología de la geografía. La dirección es: EHGO, 3ème étage, 13 rue du Four, 75006 Paris.

2 Hinterland es un término de la geografía alemana para designar el área de influencia de un asentamiento primordialmente comercial, significa literalmente "tierra posterior" en referencia al área posterior de un puerto donde se recogen y transportan las mercancías.

3 A pesar de que se ha hablado mucho de esta alianza de los historiadores de los Annales con los geógrafos "regionalistas", en especial con Vidal de la Blache, tal alianza en realidad no satisfizo a los geógrafos quienes desconfiaban del "historiador" (Besse, 1984:124). Febvre en realidad adoptó la estrategia "tentacular" de los durkheimianos con vistas a la geografía ya que el concepto de región de la geografía vidaliana se adaptaba más al tipo de investigación propuesta por esta primera generación de los Annales (Febvre, 1922). Es Fernand Braudel quien utiliza teóricamente el concepto a lo largo de su obra y busca darle rango explicativo (Braudel, 2002:54–60).

4 La manera en que se realiza esta síntesis no es un problema menor para la geografía moderna. Paul Claval halla en ella uno de los fundamentos de la geografía cultural, reiterándolo en numerosos trabajos (Claval, 1995:10–44).

5 Así, al mismo tiempo que nuestros geólogos señalaban la existencia de regiones que presentan sobre una extensión suficiente una cierta uniformidad en el aspecto, también reconocían que nombres independientes a las divisiones políticas o administrativas, habiendo sobrevivido a todas sus vicisitudes, parecían responder a ello exactamente. Regiones naturales y nombres de 'países' se convertían así en los dos términos de una misma problemática (Gallois, 2008:3).

Para el término pagi (plural) o pagus (singular) véase el libro de Perry Anderson (2002).

6 "Le choix des divisions qu'il convient d'adopter dans l'étude des différents regions du globe depend de la conception même qu'on a de la géographie."

7 "L'étude du sol, du climat, de la végétation, de toutes ces causes qui se commandent et s'enchaínent, Finfluence de plus en plus nettement aperçue des conditions physiques sur la vie matérielle de l'homme et, comme conséquence, sur les manifestations diverses de son activité en montrant la nécessité d'expliquer les faits et non plus seulement de les constater, ont donné à la géographie une orientation nouvelle."

8  "Quels caractères devront servir à distinguer les régions naturelles? Le problème se complique, dans nos pays de vieille civilisation, de difficultés particuliéres. Des noms y sont restés attachés depuis des siècles à des régions qui n'ont jamais correspondu à des divisions politiques ou administratives. Ce sont les noms de pays."

9 "Ce sont précisément les chercheurs engagés dans la reflexion épistémologique et historique sur le theme du territoire qui réinvestissent aujourd'hui les questions de toponymie, à travers le contexte des recompositions territoriales et des bouleversements géopolitiques récents. Que l'on s attache à la construction de la nation ou du local, aux identités sociales ou aux figures paysagéres, ou encore plus largement aux pratiques et représentation de l'espace, la lecture de Lucien Gallois s'impose comme une référence."

10 En Francia existe una dura crítica al cientificismo; no solamente los Annales –Braudel y después los historiadores de las mentalidades— llevaron el concepto de región hasta el límite en que borró al individuo que teje relaciones sociales en el espacio, más ampliamente, se han puesto en evidencia los procesos sociales por los cuales el conocimiento adquiere estatuto científico (Latour, 2001).

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