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Investigaciones geográficas

versão On-line ISSN 2448-7279versão impressa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.66 Ciudad de México Ago. 2008

 

Reseñas

 

Under Three Flags: Anarchism and the Anti–Colonial Imagination

 

Raymond B. Craib *

 

Anderson, B. (2005), Verso Press, London, 255 p., ISBN 1–84467–037–6.

 

* Departamento de Historia, Universidad de Cornell.

 

Supuestamente estamos viviendo una nueva época. Habitamos un mundo entrelazado, conectado, y enredado como nunca había sido en el pasado. La geografía ya ha sido conquistada por el tiempo a una escala mucho más amplia de lo que jamás habíamos visto. Ya estamos globalizados. O, por lo menos, eso es lo que se nos dicen. Este discurso habría sido sorprendente para los personajes del nuevo libro —impresionante e impresionista— de Benedict Anderson, Under Three Flags: Anarchism and the Anti–Colonial Imagination. Las figuras humanas que protagonizan su libro —Isabelo de los Reyes (antropólogo de las Islas Filipinas, todavía bajo el control de la España imperial), José Rizal (novelista y ensayista de las mismas islas), Enrico Malatesta (infatigable anarquista y organizador de Italia), Andrés Bonifacio y José Martí (malogrados líderes de los movimientos anti–coloniales de Filipinas y Cuba, respectivamente), y Valeriano Weyler (notable general español que adoptó métodos extremistas para suprimir las rebeliones en las periferias imperiales)— fueron parte de un extraordinario movimiento global de ideas y seres humanos entre las décadas 1870 y 1920. Este fue un periodo que vio la migración más grande de seres humanos hasta aquel entonces (Moyá, 2006). Si se quiere ver la globalización en la práctica, no se necesita mirar más allá de sus pasos por la tierra, bien bajo el sello colonial, bien bajo la señal del internacionalismo.

Evidentemente, Anderson emprendió el libro con el reto de entender, de interpretar y de explicar la segunda obra casi desconocida de José Rizal que se llama El Filibusterismo. Rizal fue el famoso escritor de la novela Noli Me Tangere, hoy en día reconocida como un texto decisivo en el movimiento anti–colonial de las Islas Filipinas. La segunda y última novela de Rizal fue tan distinta a la primera, que Anderson se dedica a explicar el por qué; en el proceso, terminó escribiendo un libro con un enfoque bastante más amplio, en el cual figura una gran variedad de personajes y paisajes. Es, ciertamente, un libro global.

El libro está dividido en cinco capítulos. El primero se concentra en los trabajos del antropólogo Isabelo de los Reyes. Anderson sitúa su trabajo en un contexto intelectual, notando, por ejemplo, que al contrario de los folkloristas de la Europa decimonónica, que escribieron sus trabajos en la lengua vernácula de sus paisanos, de los Reyes optó por escribir en "la lengua imperial" (el español) y para lectores que no eran necesariamente de las Islas Filipinas. De este hecho, Anderson concluyó que:

Isabelo wrote mostly for the early globalizing world he found himself within –to show how Ilocanos and other indios were fully able and eager to enter that world, on a basis of equality and autonomous contribution (p. 22).

Es el primer énfasis que se da al tema central del libro: la globalización, que existió ya —en cuanto a ideas, lenguas, pueblos, y pasiones políticas— a fines del siglo XIX.

En el segundo capítulo, Anderson cambia de perspectiva para enfocarse en la figura central: José Rizal, novelista, figura importantísima en los movimientos para la independencia de las Islas Filipinas, y hombre que fue fusilado a la 35 años. Pasó alrededor de diez años fuera de su país natal, la mayoría del tiempo en Europa. Noli me tangere (1887) y El filibusterismo (1891) fueron sus dos novelas y el eje central de este libro es entender y explicar la gran diferencia de tema y estilo que existió entre las dos, aunque se publicaron con una diferencia de tan solo cuatro años. Podría parecer que estas novelas llegaron de la nada pero "the situation looks rather different if one reflects on their appearance in a wider context" (p. 28). También se dedica a la recuperación del contexto literario, de las "bibliotecas transnacionales," de donde surgirían los trabajos de Rizal. Aquí tenemos un bosquejo profundo del mundo literario–político de la época, las influencias literarias, pero al mismo tiempo las maneras por las cuales Rizal trató de romper con la herencia metropolitana. Es una investigación nítida y brillante del movimiento de las ideas.

Si el segundo capítulo nos había dado el contexto literario, el tercero nos da una visión de los tres mundos políticos dentro del cual se escribió El Filibusterismo. La novela es, como dice Anderson, una "novela mundial": los protagonistas proceden de varias partes del mundo y aparecen, de una u otra manera, Egipto, Polonia, Perú, Alemania, Rusia, Cuba, Persia, las islas Carolinas, Celón, las islas Molucas, Libia, Francia, China y Japón. Fue un libro escrito dentro del contexto de "tres mundos": el primero, el de Bismark, la expansión prusiana en Europa y el desarrollo de un sistema "inter–estatal"; el segundo, el de la izquierda global y, particularmente, el del anarquismo internacional; y, finalmente, el mundo decadente y moribundo del imperio español. En cualquiera de los tres casos, estamos hablando de mundos en el sentido literal de la palabra, es decir, fenómenos globales. Con Bismark llegó el imperio alemán que entraba no sólo en el poder de Europa sino que también participó en la colonización de África, Asia, y el Pacífico. La izquierda y el anarquismo en particular fue, por definición, global y opuesta al concepto de nacionalismo. Y el imperio español, a pesar de la pérdida de lo que recientemente se había denominado América "Latina" siguió enraizándose por todo el mundo, desde Madrid al Caribe y al Pacífico. Además, como vemos claramente en el capítulo cuatro "Trials of a Novelist", en el cual Anderson nos da la imagen de la muerte de Rizal y el nacimiento de nuevo de las insurgencias cubanas y filipinas, fue un imperio al que se trasladaron intelectuales, políticos, militares, e insurgentes: o bien de Filipinas a Madrid y Barcelona; de Madrid a La Habana; de La Habana a Manila; y de Barcelona a las Filipinas. Este viaje, de Barcelona a las Filipinas, fue la última trayectoria de Rizal, donde lo fusilaron el 30 de diciembre de 1896. El siguiente año, esta trayectoria la hizo al revés —de Manila a Barcelona— Isabelo de los Reyes, quien fue trasladado a la ignominiosa cárcel de Montjuich, Barcelona. Es un buen ejemplo de la represión constante y de vigor que confrontaron a los anarquistas y a los anti–colonialistas, ya que esta penitenciaría funciona como el lugar más estable del libro. Lo vemos reflejado en el último capítulo de Montjuich, el único que se refiere al nombre de un lugar y que es testamento del poder de la propia palabra y del lugar en las mentes de personajes del libro. Se recuerda el hecho de que la historia del anarquismo —con su énfasis absoluto en la libertad y la solidaridad— es a la vez la historia de la penitenciaria, de la cárcel —con su énfasis en la negación de la libertad y los esfuerzos por quebrar la solidaridad.

Es un libro de gran interés para los geógrafos, particularmente por la visión y la reconstrucción de un mundo ya globalizado a finales del siglo XIX y las redes que lo entrelazaron. Anderson ofrece una perspectiva original de la geografía del internacionalismo literario y político, de alianzas transcontinentales, y de intercambios culturales del siglo XIX. De hecho, tal y como destaca, su libro es una historia alternativa de la muy celebrada y problemática idea y proceso que se llama "globalización" y de la relación entre este proceso y los movimientos anarquistas. Como ya es bien conocido, dos de los más importantes pensadores anarquistas fueron geógrafos: el ruso Peter Kropotkin y el francés Eliseo Reclus, los dos participantes en algunos de los eventos discutidos en el libro. Y no debemos estar sorprendidos: Kropotkin, en su decisivo trabajo sobre la geografía notaría que la tarea de esta disciplina es sacar a la luz "the immense likeness which exists among the labouring classes of all nationalities" (Kropotkin, 1996:42). Mientras tanto, Reclus dejó ideas importantes sobre el mundo como un organismo holístico y formado por las relaciones sociales de los seres humanos. Ellos dos, como Rizal y de los Reyes, vivieron el pleno auge de la globalización, en un mundo que lograba un tipo de integración espacial y temporal impresionante. Hablamos de un mundo caracterizado por la aceleración del movimiento y la circulación del capital; un mundo conectado por telégrafos, teléfonos, automóviles, canales a gran escala, la radio, y los ferrocarriles. En 1870, tras la construcción del canal de Suez, el Ferrocarril Transcontinental Americano, y el Ferrocarril Trans–Indiano Peninsular, se publicaba un horario que sugería que se podía viajar alrededor del mundo en sólo ochenta días, hecho que constituiría la base para la famosa novela de Jules Verne (lector de los trabajos de Reclus). Además, la fotografía y las nuevas tecnologías de imprenta significaron un aumento rápido en la distribución de noticias e información, lo que generó experiencias profundas de la simultaneidad y la solidaridad a pesar de las distancias grandes. Con la sistematización de tiempos globales y los tratados internacionales en cuanto a sistemas telegráficos, el mundo se hizo más conectado y coordinado aún. Muchas de estas actividades fueron vinculadas con las necesidades y demandas de una clase internacional de financieros con intereses geopolíticos. No es sorprendente, entonces, que el anarquista protagonista de la novela de Joseph Conrad, El agente secreto, intentara colocar una bomba en el sitio más importante, simbólicamente, en cuanto al tiempo y espacio global: el Observatorio de Greenwich. El libro fue publicado en 1907, unos 15 años después del último libro de Rizal, en el cual figura una lámpara con forma de granada y llena de nitroglicerina, una bomba destinada para una boda a la que asistiría una gran cantidad de oficiales coloniales, y que fue el punto de partida que inspiró a Anderson en su exploración del anarquismo y la globalización.

El anarquismo que señala el título de la obra de Anderson queda restringido tan solo al anarquismo del attentat, de la propaganda por el hecho, en la cual, como dijo Alexander Berkman, uno de los más famosos defensores de ese acto: "cualquier medio es justificable, mejor dicho, aconsejable" (Berkman, 2007:28). Berkman hace referencia a un acto individual, y supuestamente heroico, que provocaría una insurrección de la clase trabajadora o de la clase colonizada en contra de sus opresores. Es la respuesta violenta a la violencia de un sistema en plena crisis en las postrimerías del siglo XIX: el sistema imperial de España pero también el sistema de un capitalismo predatorio viviendo ciclos cada vez más cortos de éxito y fracaso. Quizás parezca paradójico que uno de los teóricos más importantes del nacionalismo en los últimos treinta años escribiera un libro sobre una filosofía política —el anarquismo— que se basa en el rechazo completo del nacionalismo. Esta paradoja es, de verdad, una de las contribuciones más importantes de su libro.

Como nos muestra Anderson, el anarquismo fue una filosofía que atrajo a varios sectores de la oposición política. En lugar de ser fijo, el anarquismo fue (y sigue siendo) una doctrina anti–doctrinaria, de manera que podía influir tanto a los nacionalistas y anti–colonialistas como a los antinacionalistas. En realidad, Anderson no pretende abordar el complicado tema del anarquismo, sino tratar la relación entre las ideas de una vanguardia política y cultural en Europa y el pensamiento y la política anti–colonial de Rizal y sus camaradas. Nos muestra cómo los movimientos políticos, de comunistas, de ácratas, y otros, afectaban de una manera profunda al pensamiento de "lo posible" en el mente de Rizal y los de sus compatriotas.

No debe sorprender que aquéllos en contra de la opresión recurrieran a una variedad de ideologías e ideas para proponer, propagar y justificar su lucha, especialmente en un mundo en que las ideas, las ideologías y las personas se trasladaban con tanta rapidez. Como concluye Anderson, fueron "crucial nodes in the infinitely complex intercontinental networks that characterize the Age of Early Globalization" (p. 233). Para quienes deseen entender mejor la formación temprana de la globalización, una formación que se parece mucho a nuestra propia época (tanto por el resurgimiento del anarquismo como por la existencia de un capitalismo cada día más brutal y avaricioso), este es un libro clave.

 

REFERENCIAS

Berkman, A. (2007), Memorias de un anarquista en prisión, Fuentes, A. (trad.), Melusina, Barcelona.        [ Links ]

Kropotkin, P. (1996), "What Geography Ought to Be", en Agnew, J., D. Livingston and A. Rogers (coords.), Human Geography: an essential anthology, Blackwell, Oxford.        [ Links ]

Moyá, J. (2006), "A Continent of Immigrants: postcolonial shifts in the Western Hemisphere", Hispanic American Historical Review, vol. 86, no. 1, pp. 1–28.        [ Links ]

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