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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.64 Ciudad de México dic. 2007

 

Reseñas

 

Atlas ilustrado de los pueblos de indios. Nueva España 1800

 

Claudia Altaira Pérez Toledo*

 

Tanck Estrada, D. (2005), El Colegio de México, El Colegio Mexiquense, Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Fomento Cultural Banamex, México, 259 p., ISBN 9681 2119 79.

 

* Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México

 

En el decenio de 1970, tres grupos de investigación en distintos nichos académicos reaccionaron ante el creciente interés social por la historia de la educación mexicana. Uno en El Colegio de México, el otro en la Universidad Nacional Autónoma de México y el otro en la Universidad Iberoamericana. En el primero quedó incorporada Dorothy Tanck Estrada quien se interesó por la Ilustración y la educación primaria en la Ciudad de México entre 1786 y 1836, particularmente a nivel municipal. Su propuesta, como se observa, rompía las temporalidades clásicas de escribir la historia y enlazaba elementos del antiguo régimen con la vida de la naciente república (Tanck, 1977). Luego de 20 años de estudios, su interés amplió las temporalidades de sus consultas hacia atrás, desde 1540 y la educación de los pueblos indios fue analizada a partir de las condiciones sociales y económicas (Tanck, 1999: VII-4). Parte de esa experiencia llevó a la autora a la elaboración de 14 mapas y a la identificación de 4 000 pueblos de indios a nivel de intendencias y subdelegaciones en el preludio y durante la independencia, así como la estructura social. Con esta trayectoria y otros resultados publicados sobre la enseñanza y los pueblos de indios, Dorothy Tanck emprendió un nuevo proyecto que ha culminado con la publicación del Atlas ilustrado de los pueblos de indios. Nueva España, 1800, bajo el sello editorial de El Colegio de México, su sede de adscripción académica actualmente, y que a continuación comentamos.

El atlas se compone de tres partes principales. En la primera, la autora presenta la Historia con dos secciones. La primera con los "pueblos de indios de la Nueva España" y después sigue el "proceso técnico de la construcción del atlas". Dorothy Tanck se pregunta ¿qué es un pueblo de indios? La autora los define como "un asentamiento humano con un gobierno de autoridades indígenas reconocidas por el virrey [...] Después de la conquista, durante el siglo XVI, el gobierno virreinal fue reconociendo como pueblos de indios a lugares con gran concentración de población indígena que en tiempos prehispánicos formaban parte de una entidad político-territorial llamada altepetl" (p. 21). En este primer momento, ofrece la explicación histórica del ente territorial, político y jurídico de los pueblos de indios, uno de los elementos esenciales de la estructura social de la época colonial. Su origen fue diverso, en algunos casos fruto de la reconversión antigua indígena o de la evangelización y su desarrollo en la Nueva España en ritmos y tiempos distintos, según cada región.

La lectura de esta primera parte lleva a mirar el telón de fondo de la vida de los pueblos de indios con su conformación urbana y arquitectónica, resultado de dos estilos: el prehispánico y el cristiano. Destaca la representación política reunida en el "Consejo de la república" compuesta por el alcalde, el regidor y el gobernador custodios de los bienes, tierras y la administración de justicia, entre otras funciones. Tales figuras tenían sede en el cabildo, uno de los edificios principales siempre presentes en los pueblos de indios. Al igual que la iglesia, los hospitales y la escuela, fueron los principales símbolos españoles, como también los solares y tierras en los pueblos, de dominio común; tierras para vivir, sembrar y de propiedad privada. El diseño figuraba un tablero de ajedrez, en torno a una plaza principal, las calles rectas y las casas alineadas con números o mínimas referencias de su ubicación. Paralelo a la organización territorial existía un gobierno económico, los tributos se recolectaban y guardaban en las cajas reales recaudados en la Contaduría general de Propios y Arbitrios y bienes de la comunidad.

En el proceso técnico de los mapas, Jorge Luis Miranda, de El Colegio Mexiquense, explica las diversas etapas para "construir una base de datos de los pueblos de indios con información relevante" y asociar los nombres geográficos a coordenadas geográficas, es decir, a valores numéricos universales para ingresarlos en un sistema de información geográfica. Los pasos consistieron en la integración de la lista de pueblos de indios, elaboración de mapa base, localización de poblaciones en catálogos de localidades, localización de pueblos en mapas, localización de pueblos dentro de áreas urbanas, localización por aproximación de fuentes históricas y presentación de mapas finales.

Con ese apoyo informático, el trabajo de la autora resultó una labor titánica por la combinación de fuentes modernas y antiguas, a partir de la catalogación de los registros del Archivo General de la Nación (AGN) y del Sistema Nacional de Información Geográfica del INEGI, donde contrastó y obtuvo un total de 4 468 localidades y su localización precisa. La consulta se amplió con los censos de población publicados por el INEGI, las Relaciones Geográficas y mapas de la colonia. Además, la búsqueda final procede de los archivos de las principales capitales estatales que resguardan la valiosa información de los pueblos de indios. Todo eso permitió la integración de las bases de datos con la posición exacta de los pueblos de indios, a la vez que incorporó el número de habitantes de cada uno.

La segunda parte tiene como protagonistas los mapas, de dos tipos. Los primeros, o mapas históricos, son aquéllos que la autora ha preparado especialmente para este atlas, de acuerdo con una propuesta de cartografía temática y una selección de variables visuales. Los segundos son mapas antiguos de la colonia, particularmente del siglo XVIII y su incorporación tiene como propósito complementar a los anteriores e identificar la territorialidad de los pueblos de indios. Este enfoque es inusual en otros estudios de esta naturaleza. Los nuevos mapas históricos constituyen lo principal de su investigación, en total 84 mapas que enfatizan la localización de los pueblos de indios y los montos demográficos organizados políticamente en intendencias y subdelegaciones. Otras características del mapa base es la proyección cónica conforme de Lambert, el uso de la cartografía del INEGI para el 2000 y la inclusión de los nombres de las principales ciudades y villas de españoles como referencia en la localización los pueblos de indios.1

Lo principal de los montos demográficos proviene del AGN, así como de autores de la época como Alejandro de Humboldt, Pedro Tamarón y Romeral y Hugo Castro Landa. Además de uno de los autores, moderno y clásico, de la geografía y la historia como Peter Gerhard (1920-2006). Los resultados obtenidos fueron para la población de la Nueva España de 3 332 117 de indios distribuidos en los 4 468 pueblos de indios identificados en 234 subdelegaciones inmersas en 13 intendencias y tres gobiernos militares2 (incluido Chiapas que se adhirió posteriormente a 1800). Cabe señalar que no todos los datos que se brindan corresponden a 1800, algunos son anteriores o posteriores a este año.

Una mirada a los mapas nos indica algunas ideas principales que se pueden comentar. A la escala del territorio novohispano, el primer mapa muestra las trece intendencias y tres gobiernos militares en 1800 (véase la nota 2). Éstas fueron ordenadas alfabéticamente con una delimitación territorial condensada entre Peter Gerhard, Áurea Commons y Úrsula Ewald. El mapa siguiente presenta la división política en subdelegaciones de la Nueva España en el mismo año, y por último, dos mapas cierran esta sección. El primero con el número de indios en las subdelegaciones clasificados por rangos y el segundo con el número de pueblos de indios por intendencias y gobiernos militares. A continuación cambia la escala de los mapas y se adapta a la extensión territorial de cada unidad política, donde varía la densidad de pueblos.

Las mayores concentraciones de pueblos de indios se identifican en la región mesoamericana: Guadalajara y Michoacán por el occidente, México por el centro y Tlaxcala, Puebla, Veracruz, Oaxaca y Yucatán por el oriente. La proliferación de número de pueblos no corresponde con un mayor número de habitantes, por ejemplo: una intendencia con pocos pueblos puede contar con un mayor número de indios como Guanajuato, en cambio, otra como Guadalajara, con mayor número de pueblos, tiene menor número de indios. El patrón se repite en el caso de Michoacán y en los territorios de norte como Durango y Sonora-Sinaloa con una mayor extensión cuentan con menor número de indios.

En cuanto a la subdivisión política al interior de las intendencias, se detecta en el centro del mapa una mayor fragmentación territorial, por ejemplo en los mapas de las intendencias de México, Puebla y Oaxaca. Esto coincide con la investigación de Bernardo García Martínez que indica que antes de la conquista, el centro de México se encontraba dividido en cerca de mil quinientos señoríos (altepeme) y era la expresión política de un tipo de organización o control territorial. Para él "había señoríos simples, de una sola localidad, relativamente cerrados y poco estratificados, y los había plurales, cosmopolitas, con asentamientos complejos y ricos en jerarquías sociales" (García Martínez, 2000:238).

Con respecto a los pueblos de indios, identificados en los mapas, por su representación uniforme a través de la implantación puntual (redondo, cuadrado y triángulo) no se distingue la jerarquía de cada pueblo ya que la autora privilegia la fuente de la que proviene la información (INEGI y otras). Las jerarquías demográficas están identificadas a nivel de subdelegación con tonos de color en los mapas llave o clave, y es necesario remitirse a la base de datos, en el caso del disco compacto y en el libro al índice de pueblos de indios (pp. 222-261) para una búsqueda detallada.

La tercera parte del atlas está conformada por el valioso Índice de los pueblos de indios, con las coordenadas geográficas y la altitud de cada pueblo, el número de indios (a veces con el año de este dato). Al final del libro la autora presenta un selecto apartado bibliográfico en orden alfabético, donde se conjugan la geografía y la historia. En un apéndice al final del atlas enlista las principales ciudades y villas.

Algunas consideraciones finales respecto a la propuesta de trabajo de la autora para la integración de la geografía y la historia novohispanas en el atlas, se concentran en las siguientes ideas y preguntas. ¿Qué reflexiones abren los mapas de Dorothy Tanck? Al mirar el atlas, ella indica que el historiador privilegia la temporalidad antes que la territorialidad. Esto significa una orientación que la autora está dispuesta a superar con la finalidad de ofrecer nuevos diálogos intelectuales y una novedad para las ciencias sociales. Para la geografía y la historia, si particularizamos, las ideas de Dorothy Tanck son un desafío porque buscan, recordando el llamado de Fernand Braudel, franquear fronteras y reagrupar a ambas cuando lo habitual en el escenario son los diálogos rotos por el divorcio a que han sido conducidas estas disciplinas en el mundo universitario de México.

El discurso cartográfico, en este trabajo, brinda una posibilidad ilimitada de análisis porque combina las fuentes modernas con las antiguas, como los mapas que proceden del Archivo General de Indias, Archivo General de la Nación y Museo Naval de Madrid. Sobre estos documentos, Miguel León-Portilla reflexiona sobre su valor e indica que en ellos:

viven algunas de las características que tenían los de manufactura prehispánica. También son frecuentes escenarios de aconteceres. Asimismo suelen incluir los mismos glifos para indicar toponímicos [...] Como en un juego de espejos, puede hoy contemplarse en estos mapas no poco de la realidad cultural −espacio, tiempo y actores, españoles, nativos y aun negros− de los siglos novohispanos, tal como los concibieron indígenas descendientes de aquéllos que experimentaron la confrontación del encuentro (León-Potilla, 1997:297-298).

Asimismo, los mapas inéditos de la autora nos llevan a formular las siguientes preguntas: ¿Cambian la percepción espacial que tiene el historiador o el geógrafo de un territorio fragmentado en intendencias hacia la apertura de una visión global como ofrece el atlas? ¿Cómo nos apropiamos, representamos, consideramos y soslayamos el espacio novohispano? ¿Cómo se reconocen las diversidades culturales que rompen con la hegemonía nacional?

Finalmente, una obra así, ha recibido diferentes comentarios no sólo dentro sino fuera de México. Para Robinson el atlas permite responder muchas preguntas sobre la "población, tierras, cultura y sociedad de la Nueva España alrededor del siglo XVIII" (Robinson, 2007:220). Para este geógrafo, el ensayo de Dorothy Tanck es una muestra de algunas de las nuevas líneas de investigación potencial que se abren a la geografía y a la historia novohispanas.

 

NOTAS

1 El diseño de la cartografía fue realizado en el Laboratorio de Análisis Socio Espacial (LANSE) de El Colegio Mexiquense, lo que llama la atención debido a la existencia del Laboratorio de Análisis Espacial en el nicho académico donde trabaja la autora.

2 El desglose de la población por intendencias es: Chiapas 109 pueblos con 72 280 indios; Durango 167 pueblos con 51 800 indios; Guadalajara 251 pueblos con 141 133 indios; Guanajuato 41 pueblos con 224 000 indios; México 1 248 pueblos con 966 558 indios; Michoacán 254 pueblos con 142 796 indios; Nayarit-Colotan 34 pueblos con 42 055 indios; Oaxaca 871 pueblos con 459 609 indios; Puebla 731 pueblos con 518 688 indios; San Luis Potosí 45 pueblos con 93 255 indios; Sonora-Sinaloa 138 pueblos con 52 700 indios; Tabasco 53 pueblos con 21 000 indios; Tlaxcala 110 pueblos con 57 820 indios; Veracruz 152 pueblos con 111 221 indios; Yucatán 224 pueblos con 336 400 indios; Zacatecas 40 pueblos con 40 802 indios. Elsa Malvado, por su parte, indica que:

esta población se distribuyó respondiendo a diversos factores, de los que destacamos la posibilidad de trabajar, el haber nacido en cierto lugar y la posibilidad de ocultarse en la frontera norte, todo ello enmarcado por la geografía y el clima. Las intendencias más pobladas comprendieron los centros políticos, administrativos, religiosos y económicos de mayor importancia, siguiéndoles las zonas mineras cuyos habitantes migraban siguiendo las vetas y sin ningún arraigo, pero aumentando la población según los descubrimientos (Malvido, 2006:123-145).

Por lo que la misma autora nos señala una población novohispana para 1803 de 5 837 100, con lo cual el número de indios que nos brinda Tanck, equivaldría a más del 50% del total de la población para este año.

 

REFERENCIAS

García Martínez, B. (2000), "La creación de Nueva España", Historia General de México, El Colegio de México, México, pp. 235-306.         [ Links ]

León Portilla, M. (1997), "La cartografía como patrimonio cultural" en Florescano, E. (coord.), Patrimonio nacional de México, CONACULTA/Fondo de Cultura Económica, tomo II, México, pp. 289-322.         [ Links ]

Malvido, E. (2006), La población, siglos XVI al XX, Editorial Océano/UNAM, México.         [ Links ]

Tanck Estrada, D. (1997), La educación ilustrada 1786-1836, El Colegio de México, México.         [ Links ]

Tanck Estrada, D. (1999), Pueblos de indios y la educación en el México colonial, 1750-1821, El Colegio de México/Centro de Estudios Históricos, México.         [ Links ]

Robinson, D. J. (2007), "Atlas ilustrado de los pueblos de Indios, Nueva España, 1800", en Journal of Historical Geography, núm 33, pp. 219-220.         [ Links ]

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