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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.58 Ciudad de México dic. 2005

 

Reseñas

 

Trujillo Bolio, M. (2005), El Golfo de México en la centuria decimonónica. Entornos geográficos, formación portuaria y configuración marítima

 

Guadalupe Pinzón Ríos*

 

Cámara de Diputados, CIESAS, Porrúa, México, 196 p., ISBN 970-701-570-5

 

* Facultad de Filosofía y Letras-UNAM

 

Es indudable que las actividades marítimas practicadas en México desde el periodo colonial han jugado un notable papel en la historia de este territorio. La zona costera del Golfo de México ha sido una de las más importantes, ya que por ella se mantuvo contacto y comunicación con Europa, el Caribe y el resto de América. Por su relevancia económica y estratégica, el objetivo de Mario Trujillo Bolio en esta obra es estudiar dicha región de una forma integral para:

ofrecer un panorama histórico del Golfo de México que rescate varios aspectos de los determinantes de su espacio geográfico, como las peculiaridades del entorno oceánico y la configuración natural de los litorales tamaulipeco, veracruzano, tabasqueño, campechano y yucateco (p. 11).

Trujillo lo considera necesario ya que los estudios que existen al respecto son fragmentados y poco conectados entre sí. Esto es, que se han hecho trabajos de puertos mexicanos específicos,1 pero sin relacionarlos con los establecimientos costeros vecinos o con las poblaciones cercanas.2 Algunos de ellos son investigaciones geográficas o monográficas, descripciones de acontecimientos coyunturales, estudios de puertos de forma aislada, de rutas comerciales y de cabotaje, de inversiones extranjeras en los litorales, entre otros (pp. 9-11). Dichos trabajos no toman a la región del Golfo de México como objeto de estudio de las investigaciones sino que la muestran como simple escenario.3

Por lo anterior, Mario Trujillo propone con esta obra hacer "la primera historia integral del Golfo de México" (p. 12), la cual abarcará desde la fundación de distintos establecimientos costeros ubicados en ese litoral, hasta el desarrollo que lograron durante el Porfiriato. Los puertos a los que se refiere el autor se ubican en los actuales estados de Tampico, Veracruz, Tabasco, Campeche y Yucatán;4 hizo una selección de los que él consideró más representativos para entender las transformaciones que se vivieron en el siglo XIX. Trujillo hace un análisis pormenorizado de cada uno de los puertos escogidos y explica los motivos que llevaron a su fundación, así como el desarrollo o rezago que tuvieron a lo largo de la centuria decimonónica.

El autor recurre a propuestas metodológicas tanto de la Geografía Histórica como de la Historia Regional. Para la primera, hace énfasis en la necesidad de analizar el contexto geográfico de los establecimientos portuarios del Golfo de México para comprender tanto su desarrollo como las relaciones que llegaron a establecerse entre los puertos de México y de éstos con Europa, el Caribe, Estados Unidos y el resto de América.5 Para la segunda, Trujillo delimita la región a estudiar en función de las semejanzas e interacciones que existieron entre los puertos ahí establecidos y que la hicieron diferente de otras zonas costeras.6

La obra se divide en cinco capítulos que tienen un orden temático y van del conocimiento geográfico de la región costera del Golfo hasta sus vínculos con puertos de otras partes del mundo. Por otro lado, sus explicaciones se apoyan en acervos, tanto documentales como hemerográficos, del Archivo General de la Nación, del Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores de España y de diarios mexicanos y españoles del siglo XIX.

Trujillo reafirma la importancia geoestratégica que ha tenido la llanura costera del Atlántico mexicano y la explica en función de las rutas terrestres y náuticas que llegaron a establecerse local, nacional e internacionalmente. Es decir, que el autor insiste en que hay que entender a los puertos como los lugares desde donde se tejieron lazos entre México y Europa, Estados Unidos, el Caribe, entre otros. Esas relaciones se extendieron hasta el interior del territorio, lo cual se manifestó a través de los múltiples caminos y vías férreas que se crearon.

Hay que mencionar que para Trujillo el desarrollo de los puertos del Golfo de México está íntimamente ligado a las actividades comerciales; ellas determinaron en gran medida el origen, evolución o rezago de muchos establecimientos costeros. El papel de la zona dependió del tráfico mercantil que en ella se practicó. Sin embargo, para el autor es importante señalar que no se puede generalizar al respecto. Por ello explica con detalle las diferencias que existieron en esos litorales ya que los puertos no evolucionaron de la misma forma debido a varios factores entre los que destacaron sus condiciones físicas, su ubicación geográfica, sus vínculos con poblaciones del interior del territorio, los conflictos internacionales que frenaron su desarrollo o lo impulsaron, las políticas navales tomadas por los gobiernos mexicanos, los desastres naturales, sanitarios o materiales que llegaron a padecerse en ellos, entre otros aspectos. Además, se hace énfasis en la necesidad de conocer las condiciones marítimas existentes en las costas del Golfo de México para entender el nacimiento de la marina mercante mexicana.

Un aspecto importante de la obra es el uso que Trujillo hizo de mapas y de imágenes como un recurso explicativo necesario de la información presentada a lo largo del texto. Los mapas son de dos tipos; los primeros, o sea históricos, permiten al lector ubicar los puertos a los que se hace referencia a lo largo de la obra, así como las rutas náuticas que se crearon entre ellos; los segundos, o antiguos, fueron hechos a lo largo de la centuria decimonónica y atestiguan el conocimiento geográfico que se fue teniendo de los litorales. Las imágenes son fotografías, pinturas, carteles y anuncios hechos a lo largo del siglo XIX que dejan ver las estructuras portuarias, navales, comerciales y poblacionales que hubo en las costas del Atlántico mexicano y que se fueron modificando a lo largo de ese periodo; muestran además las concepciones que se tenían de los puertos, de las navegaciones y del uso que se hizo de ellos respecto al transporte de mercancías, correo y personas.

En el primer capítulo se destaca la importancia geográfica y estratégica de los puertos del Golfo de México. Ese conocimiento permite comprender su desarrollo; es decir, que las características físicas de los litorales influyeron en su establecimiento y conservación, ya sea en la costa, en islas o en ríos. Además, los distintos fondos y profundidades obligaron a hacer adaptaciones a lo largo del siglo XIX (como muelles, rompeolas o diques) para que se pudiera dar cabida a las embarcaciones y realizar así las transacciones comerciales de la mejor forma posible.

En el segundo capítulo Trujillo analiza la importancia del Golfo de México como región integradora. Basado en la propuesta de Eric Van Young respecto al análisis regional,7 el autor explica que el litoral del Atlántico mexicano es una zona central que integra diversas actividades económicas de los espacios que están a su alrededor. Esto es, que la llanura costera del golfo se convirtió en una región funcional a partir de los intercambios que se realizaban por él. Su importancia llevó a que no sólo los puertos comerciaran entre sí, sino que en ocasiones las actividades realizadas en ellos influyeran en el desarrollo de las poblaciones del interior del territorio mexicano.

En el tercer capítulo, Trujillo hace un análisis pormenorizado de algunos puertos que se fundaron a lo largo de la llanura costera estudiada. De cada uno de ellos hace una breve descripción geográfica con el fin de que se entiendan los motivos de las fundaciones, sus características y las razones por las que funcionaron como puertos mayores o menores, los vínculos comerciales que tuvieron, las modificaciones que éstos sufrieron y que en gran medida dependieron de cuestiones económicas o conflictos internacionales.

En el cuarto capítulo se explica el desarrollo físico, comercial, estructural, tecnológico, sanitario, poblacional, entre otros, de cada uno de los puertos abordados en el apartado anterior. Se enfatiza que la evolución que éstos tuvieron debe ser explicada con el mayor detalle posible para evitar generalizar al respecto, pues aunque en algunos casos hay coincidencias, en otros no existen. Además los vínculos que llegaron a tener con el interior y con otros puertos fue determinante en los diferentes niveles de desarrollo. Las épocas en las que se fundaron los establecimientos portuarios también respondieron a su funcionalidad, a las necesidades tanto de México como de los intereses extranjeros y al contexto nacional e internacional.

En el quinto y último capítulo se explican los vínculos comerciales que llegaron a establecerse entre los puertos mexicanos así como con los del Caribe, Estados Unidos y Europa. También se analizan las transformaciones que aquellos tuvieron dependiendo de conflictos internacionales, así como de los cambios tecnológicos (relacionados con naves, muelles, transportes, entre otros) que surgieron a lo largo del siglo XIX. Por un lado, la presencia extranjera en los litorales mexicanos afectaba a las labores náuticas de ellos; los bloqueos, las invasiones y las intervenciones tuvieron repercusiones en esas actividades en diversos puntos de los litorales. Por otro lado, la tecnología hizo que las embarcaciones fueran cada vez de mayor calado y por lo tanto que su capacidad de carga aumentara, lo que acrecentó las actividades comerciales, multiplicó las rutas marítimas e influyó considerablemente en el desarrollo de transportes al interior del territorio, entre los que destacó el ferrocarril. Además, las condiciones en las que se encontraba México también repercutieron en el desarrollo de las actividades marítimas, ya que hubo periodos en los que se dio gran impulso a ellas y que fueron dando paso a la formación de una marina nacional, ya fuera por la necesidad de proteger los litorales mexicanos o de participar en las transacciones comerciales que se hacían por ellos.

Por último, la obra contiene un anexo en el que se hace referencia a las embarcaciones que fueron parte de las líneas navieras que tuvieron contacto con las costas mexicanas. También contiene un glosario con los términos náuticos más usados en la obra.

Este trabajo no cuenta con conclusiones y es una carencia importante ya que, aunque los capítulos están bien explicados, una visión global de las transformaciones que sufrió la región litoral del Atlántico es necesaria.

Mario Trujillo ofreció hacer una historia integral de la región costera del Golfo de México y, sin embargo, fracciona las explicaciones de cada uno de los establecimientos portuarios ya sea por zonas o por puerto. Por ello la falta de conclusiones es relevante, ya que en ellas pudo haber ofrecido las explicaciones generales de la región costera del Golfo y no únicamente de cada establecimiento. A pesar de lo anterior, puede decirse que esta es una obra interesante y útil en el conocimiento de los litorales mexicanos, de su desarrollo marítimo y portuario, así como de los vínculos que los establecimientos costeros llegaron a tener con el interior del territorio. Es importante resaltar que la obra deja ver que los puertos y las faenas en ellos practicadas fueron relevantes en el desarrollo del interior del territorio mexicano. Ofrece además la posibilidad de realizar estudios de otras zonas costeras de México y hacer comparaciones de los resultados obtenidos. Además, el estudio afirma que los litorales juegan un papel destacado como zonas integradoras que no deben ser dejados de lado ni vistos como simples zonas de paso o periféricas. La obra de Mario Trujillo Bolio da un importante paso en el conocimiento de las extensas llanuras costeras mexicanas estudiadas desde una perspectiva del interior del territorio, en función de él y con una útil visión geográfica y regional.

 

NOTAS:

1 En este punto Mario Trujillo coincide con Laura Muñoz, quien explica que existen estudios de puertos específicos, entre los que destacan Veracruz, Tampico y Tuxpan; aunque recientemente también se han realizado trabajos sobre Tabasco y Campeche. Para más información véase a Laura Muñoz, "Los puertos mexicanos del Golfo durante los primeros años del México independiente: fuentes para su estudio" en América Latina en la Historia Económica. Boletín de Fuentes, Instituto Mora, núm. 21, enero-junio, 2004, p. 70.

2 Esas poblaciones también son conocidas como hinterland. Dicho término se refiere a la zona de influencia de los puertos tierra adentro. Más referencias en Ita, L. de (2003), "Los puertos novohispanos, su Hinterland y su Foreland durante el siglo XVI", en Landavazo, M. A. (coord.), Territorio, Frontera y Región en la historia de América. Siglos XVI al XX, México, Porrúa, IIH-UMSNH, p. 4. Respecto al mismo punto, puede verse a Braudel, F. (1997), El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, México, Fondo de Cultura Económica, p. 190, quien explica que las poblaciones cercanas a las costas son indispensables para los puertos ya que los proveen de materiales, alimentos, hombres, entre otros, necesarios para practicar las faenas marítimas.

3 En este punto Trujillo vuelve a coincidir con Laura Muñoz, ya que ella explica que los puertos del Golfo han sido estudiados de forma colateral, como parte de investigaciones más generales y en pocas ocasiones como tema particular. Véase "Los puertos...", p. 69.

4 Los puertos que Trujillo seleccionó en su estudio son Matamoros, Soto la Marina, Tuxpan, Tecolutla, Nautla, Veracruz, Alvarado, Tlacotalpan, Coatzacoalcos, Minatitlán, Frontera, San Juan Bautista, Isla del Carmen, Champotón, Campeche, Sisal y Progreso.

5 Respecto a la necesidad de utilizar un enfoque geográfico, Trujillo coincide con la explicación de Bernardo García Martínez cuando indica que el estudio de la geografía es la percepción del espacio, es decir, la forma en la que se ve o entiende el medio en el que se vive así como las formas en las que se le ha visto en diferentes tiempos y contextos. Para mayores referencias véase Semo, E. (coord.; 1991), El desarrollo regional y la organización del espacio, siglos XVI al XX, Colección Historia Económica de México No. 8, UNAM, Océano, México, p. 35.

6 Trujillo aplica las propuestas metodológicas de Eric Van Young, quien explicó que la región es una hipótesis a comprobar que se construye a lo largo de la investigación; dicha región se determina con base en las semejanzas que permitan su estudio. Véase Pérez Herrero, P. (1991), "Haciendo historia regional, consideraciones metodológicas y teóricas", Región e Historia de México (1700-1850), Instituto Mora, Universidad Autónoma Metropolitana, México, p. 101.

7 Eric Van Young, "Haciendo historia regional... , pp. 101-102.

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