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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.58 Ciudad de México dic. 2005

 

Geografía humana

 

Las nuevas zonas de atracción de migrantes indígenas en México

 

The new zones of attraction of indigenous inmigrants in Mexico

 

José Aurelio Granados Alcantar*

 

* Centro de Estudios de Población, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Cedicso XXI, Carretera Pachuca-Actopan, Km. 4.5. E-mail: joseg@uaeh.reduaeh.mx

 

Recibido: 20 de noviembre de 2004
Aceptado en versión final: 20 de junio de 2005

 

Resumen

Esta investigación tiene como propósito conocer las nuevas zonas de atracción de migrantes indígenas que se han conformado en México en los últimos años, además de identificar algunas de las características socio-demográficas de los migrantes indígenas que se dirigen hacia estas nuevas zonas.

Palabras claves: Migración, población, indígena.

 

Abstract

The main purpose of this research is to know the new zones of attraction of indigenous inmigrants that have been conformed in Mexico in the last years. As well as to identify the socio-demographic characteristics of the indigenous inmigrants that are directed towards these new zones.

Key words: Migration, population, indigenous.

 

INTRODUCCIÓN

Actualmente existe en México una presencia de población indígena más allá de sus regiones tradicionales. Esto es el resultado de los cambios en el patrón migratorio de la población indígena acontecidos en el país en las últimas décadas. Históricamente, los destinos de los migrantes indígenas estaban vinculados a la capital del país, aunque a partir de los años setenta los migrantes indígenas comienzan ha asentarse en los municipios conurbados a esta ciudad. Sin embargo, es ineludible que las grandes transformaciones económicas y sociales que se han suscitado en el área rural como la apertura comercial y las modificaciones legales a la tenencia de la tierra, han cambiado los patrones migratorios de la población indígena. No hay que olvidar que una de las principales características de este grupo de población, es que la mayor parte de ella se concentra en áreas rurales (Cuadro 1), que no ofrecen las condiciones adecuadas para una vida digna; y donde la movilidad espacial constituye la única posibilidad de sobrevivencia. En ese sentido, se puede afirmar que la población indígena busca en la migración una forma de aliviar la situación de pobreza extrema y las condiciones de vida sumamente precarias en las que se encuentran sus comunidades (CONAPO, 2001).

La nueva movilidad de población indígena ha pasado desapercibida bajo la preponderancia abrumadora de los movimientos de población rural hacia la ciudad y ha quedado oculta bajo las suposiciones que el movimiento hacia las áreas rurales es casi inexistente en México. En este contexto, este trabajo de investigación tiene como propósito principal identificar las nuevas zonas de atracción de este grupo de población que se ha gestado desde los años ochenta.

 

METODOLOGÍA

Cuantificar los montos de migrantes indígenas es un hecho difícil, principalmente por la forma de obtener el dato de las personas indígenas, ya que éste sólo se basa por el criterio lingüístico, tal como lo señala el Consejo Nacional de Población (CONAPO),

... la condición de hablante de lengua indígena ha servido tradicionalmente como una aproximación para determinar la magnitud de la población indígena. Sin embargo, este concepto queda muy corto para tal fin, ya que no se toman en cuenta otros elementos culturales. Por lo tanto, tal indicador debe tomarse como un límite inferior del número total de indígenas en México (CONAPO, 2001:34).

A esto hay que agregarle las inconsistencias de la información censal respecto a la población indígena, por ejemplo, el censo de 1940 identifica a nivel municipal las lenguas habladas, el de 1950 sólo identifica la lengua en relación con los monolingües. Antes del censo de 1970 había que recurrir al de 1940 para ubicar con precisión a los diversos grupos indígenas por su lengua (Nolasco, 1986). Sin embargo, el censo de 1970 subvalúa de manera exagerada a la población indígena y el de 1980 tuvo problemas de cobertura. Por tanto, antes de los años noventa sólo se analiza un aspecto de la migración, como lo es la inmigración, es decir, se describen las entidades donde llegan los migrantes indígenas, y no el lugar de donde salen. Es por ello que en estos análisis se desconocen las tendencias de la emigración en esos años.

Los dos últimos censos (el del 1990 y el 2000) ofrecen una información más amplia y certera de esta población. Con los datos de estos censos se pueden cuantificar las corrientes inmigratorias y también los lugares de salida de esa corriente, y con ello calcular los saldos netos migratorios para cada entidad del país.1

Por otra parte, las zonas de atracción de migrantes indígenas se seleccionaron de la siguiente manera: de acuerdo con los resultados de los saldos netos migratorios para cada entidad del país se buscó a los de mayor monto de atracción; si bien se puede decir que actualmente se han identificado ocho principales polos de atracción de esta población en el país: Estado de México y el Distrito Federal, Sinaloa-Baja California, Yucatán-Quintana Roo, Durango-Chihuahua, Veracruz-Tamaulipas, Veracruz-Puebla, Oaxaca -Veracruz y Jalisco-Veracruz (Rubio, 2000). Sin embargo, en este trabajo sólo se analizaran los flujos de las tres primeras zonas de atracción por ser éstas donde los flujos migratorios indígenas son mayores, y por representar cada una de ellas mercados laborales diferentes. No obstante, de reconocer como la principal zona de atracción el Estado de México y el Distrito Federal, cabe hacer una aclaración del mismo; son los municipios limítrofes al Distrito Federal del Estado de México los que concentran las actividades de desarrollo industrial y económicas, este hecho ocasiona que importantes volúmenes de población, mestiza e indígena, se desplace hacia los municipios conurbados a la Ciudad de México, municipios que conforman junto al Distrito Federal la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM). Por lo tanto, cuando se señale como zona de atracción el Estado de México y el Distrito Federal, debe entenderse como la ZMCM.

 

Antecedentes

La población indígena de México ha migrado por motivos económicos a partir de la época del México independiente. Pero es hasta los años cincuenta cuando la migración indígena ya sea temporal o permanente, se comienza a trasladar en forma masiva a la Ciudad de México, por las condiciones que en ese momento ofrecía esta ciudad (Arizpe, 1980).

En 1970 la población indígena que migraba se dirigía a cuatro entidades del país: Distrito Federal, Puebla, México y Veracruz, aunque hay que resaltar que más del 40% del flujo inmigratorio se dirigía hacia el Estado de México y el Distrito Federal. Las localidades receptoras eran por lo general las ciudades capitales de estas entidades y los movimientos migratorios estaban estrechamente vinculados a las actividades de construcción. Las zonas de atracción agrícola de mano de obra indígena eran: San Luis Potosí, Chiapas, Michoacán, Tamaulipas, Morelos, Chihuahua y Nayarit (Molinari, 1980).

Para 1980 el Distrito Federal, Veracruz, México y Nuevo León concentraban el 50% del flujo inmigratorio de la población indígena del país. Sin embargo, la movilidad de la población indígena continuó con la tendencia de asentarse en el Distrito Federal y el Estado de México, ya que uno de cada tres emigrantes del país se dirigían hacia esa zona (Cuadro 2). Un hallazgo interesante es que la información censal de 1980 ya refleja asentamientos importantes de población indígena en los municipios conurbanos al Distrito Federal pertenecientes al Estado de México como: Netzahualcóyotl (33 864 hablantes de lengua indígena −HLI−), Naucalpan (21 437 HLI), Ecatepec ( 15 304 HLI) y Tlalnepantla (14 284 HLI); y en menor medida en Atizapán de Zaragoza (3 884 HLI), La Paz (2 308 HLI), Tultitlán (2 032 HLI), Chimalhuacán (1 959 HLI) y Cuatitlán (536 HLI). De igual manera, las capitales de los estados representaron, por lo general, lugares importantes para la migración de los indígenas de su propio estado (Molina, 1986).

 

La migración indígena en 1990

El registro de población y vivienda de 1990 permite, gracias a una mejor accesibilidad de los datos, construir los saldos netos migratorios de la población indígena en México. Las cifras de estos saldos reflejan que además de los asentamientos indígenas del Distrito Federal y el Estado de México, se habían constituido otros 20 polos de atracción en el país.

Resaltando Quintana Roo, Sinaloa y Baja California como los polos de atracción que compiten con los lugares de asentamiento histórico en cuanto al número de migrantes que atraen (Cuadro 3). En este marco, estos resultados sugieren que la población indígena no sólo se ha insertado en la modalidad del desarrollo en la región centro del país, sino que los flujos se han orientado principalmente a las zonas agrícolas del noroeste y la población maya se expande rápidamente hacia el estado de Quintana Roo.

 

La migración indígena reciente

Los resultados obtenidos en el último Censo General de Población y Vivienda aplicado en el país, señalan que 8 657 881 personas declararon hablar alguna lengua indígena; esta cifra representa el 8.9% de la población total del país. Los estados con mayor población hablante de lengua indígena son: Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Puebla, Yucatán, Guerrero, Estado de México, Hidalgo, San Luis Potosí, Distrito Federal y Michoacán. En cambio estados como Aguascalientes, Zacatecas, Colima, Coahuila y Baja California Sur, tienen escasa presencia de HLI.

El 4.1% de la población indígena de cinco años y más residían, en 1995, en un lugar distinto al del 2000. Las principales entidades de expulsión de población indígena son Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Yucatán, San Luis Potosí, Chiapas, Puebla, Hidalgo y Michoacán. Pero, a diferencia de la década de los años setenta, donde el flujo migratorio de este grupo de población se concentraba en pocas entidades federativas, actualmente 22 estados y el Distrito Federal se pueden considerar como receptores de población indígena.

De acuerdo con la información obtenida, se reafirman como polos de atracción de población indígena el Estado de México y el Distrito Federal (la Zona Metropolitana de la Ciudad de México), además; por un lado los estados que comprenden el noroeste de México (Sinaloa, Sonora y Baja California) y, por el otro, en la península de Yucatán con el estado de Quintana Roo (Cuadro 4).

 

Características de los grandes zonas de atracción indígena

El Distrito Federal y el Estado de México son considerados como la principal zona de atracción de población indígena en México, aunque como se aclaró en párrafos anteriores, la mayor parte de los desplazamientos se realizan en el área denominada Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM). Si bien es cierto que en las últimas décadas las oportunidades de empleo para los habitantes de la ZMCM han disminuido, ésta todavía ejerce una fuerte atracción sobre la población indígena, aproximadamente uno de cada tres migrantes indígenas que cambiaron su lugar de residencia del periodo de 1995 al 2000 se establecieron en esta región. Aunque hay que aclarar que una parte de los montos de estas entidades corresponden en realidad a desplazamientos del Distrito Federal hacia el Estado de México o viceversa, es decir, se refieren a cambios de vivienda dentro de la ZMCM. Estos movimientos interurbanos representan el 46.0% del total de los emigrantes indígenas del Distrito Federal y 31.2% de los inmigrantes del Estado de México. Los principales estados de expulsión de población indígena hacia esta zona son Oaxaca, Veracruz, Puebla e Hidalgo.

Por su parte, la demanda de mano de obra indígena de la ZMCM se ha transformado a lo largo del tiempo. De la década de los cincuenta hasta los setenta, la incorporación de estos inmigrantes se dio principalmente en la construcción. A partir de la década de años los ochenta, los nuevos migrantes se incorporan al sector terciario de la economía. Cabe destacar que de acuerdo con los resultados de la muestra censal del Cuestionario Ampliado del Censo del 2000, el 74% de los nuevos migrantes que se establecieron en la ZMCM se insertaron en el sector servicios.2 Un rasgo que aún no ha perdido el flujo migratorio hacia la ZMCM es la preponderancia de población femenina sobre la masculina en el flujo hacia estas zonas, ya que el 60% de migrantes que se asentaron recientemente son mujeres.

La nueva zona de atracción del noroeste de México configura un mercado laboral diferente al tradicional de la ZMCM. En este caso, la demanda de mano de obra de origen indígena proviene del dinamismo de la actividad agrícola, principalmente de la siembra de hortalizas orientada hacia la exportación. De los estados del noroeste, el líder en exportación hortícola es Sinaloa. La siembra de legumbres orientadas a la exportación transformó el circuito migratorio sinaloense. La siembra de hortalizas demanda un nuevo tipo de jornalero agrícola: un jornalero de permanencia más prolongada, no sólo para levantar la cosecha sino también para plantar y cuidar los cultivos de legumbres. Por ello, se pasa de la contratación de trabajadores de manera individual a la contratación de jornaleros en forma masiva, vía enganchadores. La contratación de mano de obra en su lugar de origen ocasiona un incremento de la fuerza de trabajo familiar. El jornalero ya no migra de manera individual, sino que ahora lo hace con toda su familia; este hecho incrementa la participación del trabajo femenino e infantil en las faenas agrícolas. Esto ocasiona que no exista preponderancia de ningún sexo en este flujo.

Además, el moderno complejo de legumbres, orientados a la exportación, favorece a un nuevo modo de integración laboral agrícola, en el que los jornaleros agrícolas de origen indígena realizan las actividades más pesadas, como la preparación de la tierra, la siembra y corte de legumbres, mientras que los mestizos, en su mayoría originarios del estado o de estados vecinos, manejan la maquinaria y se emplean en el empaque (Posadas, 1985).

Hoy en día la corriente migratoria de más peso tiene sus orígenes en las zonas indígenas de los estados de Guerrero y Oaxaca. Si bien la mayor parte de los jornaleros agrícolas provenientes de Oaxaca y Guerrero regresa a su lugar de origen, algunos optan por asentarse cerca de los campos agrícolas sinaloenses. Tal como se puede observar en la Figura 1, el asentamiento de población de origen oaxaqueño y guerrerense se incrementa en forma considerable a partir de la década de los ochenta. Sin duda, este asentamiento de población se debe al incremento de las actividades hortícolas, como lo prueba el hecho de que el 83.4% de la población de origen oaxaqueño y el 86.9 de la de origen guerrerence se establecen en el Valle de Culiacán, mismo que comprende los municipios de Culiacán y Navolato, donde se localiza la mayor parte de la actividad hortícola (Granados, 2000).

A su vez en el sureste, Quintana Roo ha creado un mercado laboral en expansión; en principio este dinamismo estuvo ligado a la construcción de infraestructura para la actividad turística; se estima que de 1970 a la fecha se han construido en la entidad más de 2 800 cuartos de hospedaje, principalmente en Cancún; ciudad que actualmente cuenta con toda una infraestructura hotelera de primer nivel (76% son de cuatro estrellas), servicios turísticos como discotecas, restaurantes, plazas comerciales, etc., para atender los requerimientos del turismo nacional e internacional (Valencia, 2000:86).

En la actualidad la gran variedad de servicios turísticos que se ofrecen en las ciudades de la entidad ha provocado que el 63% de los nuevos inmigrantes étnicos laboren en el sector servicios, aunque todavía el 32% de los inmigrantes se encuentran incorporados en el sector industrial, principalmente en la construcción. El flujo migratorio está constituido principalmente por población masculina, ya que el 60% de los migrantes indígenas recientes son hombres. A diferencia de los estados del noroeste o la ZMCM, la gran mayoría de los inmigrantes de origen étnico que arriban a Quintana Roo provienen del vecino estado de Yucatán. Se considera el flujo más cuantioso entre dos entidades federativas, puesto que la población indígena representa el 71.2% de los inmigrantes en Quintana Roo, y 90.9% de la emigración de Yucatán. La elevada expulsión poblacional de este último estado en estos años está fuertemente vinculada con la crisis henequenera.

 

CONCLUSIONES

A pesar del aumento de polos de atracción de migrantes indígenas, la ZMCM continúa siendo la principal región de atracción para el asentamiento de este grupo de población. Esto se debe a que los migrantes indígenas siguen llegando a desempeñar subocupaciones temporales, por lo que sus empleos no dependen de las fluctuaciones de la estructura ocupacional urbana.

Los patrones migratorios analizados nos llevan a concluir que las nuevas zonas de atracción indígena generaron su propio mercado de abastecimiento de mano de obra indígena, y no compitieron con la Ciudad de México. Es decir, estos nuevos migrantes no habían tenido experiencias migratorias anteriores, como se ve claramente con los indígenas mayas que raramente migran más allá de sus estados vecinos. La población indígena migra hacia áreas ya establecidas en el Estado de México, por ejemplo, en los municipios conurbanos al Distrito Federal, mientras que en Sinaloa lo hacen en el valle de Culiacán; en Quintana Roo se asientan en la ciudad de Cancún.

Un punto significativo a resaltar, es que actualmente la migración indígena rural-rural de forma estacional es la más importante de dicha población en el país. Este tipo de migración no se registra en los censos. Según el Programa de Jornaleros Agrícolas de 1996 a 1998 llegaron a los campos agrícolas sinaloenses un promedio anual de 96 mil personas, cuando el censo registra sólo a 11 mil. La mayor parte de los inmigrantes sinaloenses no tiene opciones de asentamiento, sólo a una pequeña porción se le necesita para el cuidado del cultivo. Pero una cosa es segura, que los ingresos por esta vía se han hecho cada vez más indispensables para las familias. Los mestizos generalmente migran para mejorar su posición económica y social, los indígenas migran para sobrevivir de su situación de pobreza.

 

NOTAS:

1 El resultado del Saldo Neto Migratorio permite conocer si un estado atrae o expulsa población; se dice que atrae población cuando el resultado es positivo y, cuando es negativo, se dice que expulsa población.

2 La incorporación de estos migrantes en el sector servicios se orientan cada vez más al sector terciario informal.

 

REFERENCIAS

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