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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.57 Ciudad de México ago. 2005

 

Reseñas

 

Carreras i Verdaguer, C. (dir.; 2004), Atlas de la Diversidad

 

Aurora García Ballesteros* y Felipe Hernando Sanz*

 

Enciclopedia Catalana, Barcelona, 382 pp. ISBN 84-412-1377-1

 

* Universidad Complutense de Madrid.

 

Tradicionalmente la cartografía ha sido una de las formas más eficaces de comunicación entre los seres humanos, pues consigue con la representación en mapas la comprensión de muchos de los hechos que acontecen en la superficie terrestre. Sin embargo, los hechos más comúnmente representados, aunque diversos, apenas han desbordado los directamente visibles y/o medibles y, además, generalmente, se ha tendido en los Atlas a agrupar mapas que responden a hechos con una unidad temática más o menos común. A ello responden los atlas geográficos, históricos y de las religiones, entre otros.

En el caso del Atlas que comentamos aquí, se pretende como objetivo reunir un conjunto de mapas y otras representaciones que recogen la diversidad del mundo actual. Objetivo sin duda ambicioso, pero que la maestría de su director, profesor Carreras, catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona, ha alcanzado de forma muy satisfactoria, según vemos a continuación.

Esta obra suscita preguntas desde su mismo título, pues el concepto de diversidad, aunque plenamente de actualidad, es un tanto complejo y puede ser entendido también de formas muy diversas. Procedente de la ecología, donde se utiliza en relación con la variedad de especies dentro de un ecosistema, ha pasado a otras disciplinas siempre con la idea de utilizarlo en el mismo sentido en relación con algunos de los hechos estudiados por ellas, por lo que, en principio, tal vez este Atlas debiera de llevar un título más amplio para precisar su contenido. Sin embargo, director y editor han preferido "el principio de economía" y no han añadido adjetivos como cultural y humana o de las personas.

En los capítulos introductorios tanto el profesor Mayor Zaragoza, como el director de la obra han tratado de precisar cuál es el concepto de diversidad con el que se ha trabajado. En ambos casos parten de una valoración positiva de la diversidad, entendida en buena medida según las corrientes de pensamiento que están de moda, que bajo este concepto oponen una cierta idea de pluralidad, de cualquier tipo de diversidad, ya sea natural (la biodiversidad) o cultural (la multiculturalidad, la pluriculturalidad o la interculturalidad), a la fuerza internacional homogeneizante que parece ir asociada a la tan citada globalización contemporánea y a sus consecuencias. Esta primera concepción de diversidad, contiene, por tanto, elevadas dosis de defensa de todo lo local, de valoración positiva, con frecuencia acrítica, de aquello que es característico de cada uno de los infinitos lugares que se pueden identificar en el mundo.

Para los objetivos del atlas esta concepción de la diversidad se complementa al tener en cuenta que los conceptos de local y de global no pueden existir de forma separada sino que por el contrario, local y global son conceptos que coexisten al mismo tiempo, imbricados, pero analíticamente separados pues todo lo que es local es siempre manifestación de alguna forma de generalidad o globalidad y es, por tanto, global en mayor o menor proporción. Igualmente, todo lo que aparece como global es siempre local en uno o en varios lugares. No en vano el profesor Carreras es un buen conocedor de la obra del geógrafo brasileño Milton Santos y nos recuerda su idea de que a causa de la revolución técnico-científica actual, el Mundo se encuentra en todos los lugares y desde cada lugar se puede alcanzar el Mundo.

Este Atlas ha sido pensado y realizado desde una perspectiva geográfica que siempre ha estado muy interesada en la búsqueda de la diversidad, de todo tipo de diversidades. Por tanto, es también en este sentido que se quiere conocer las características de cada lugar, para llegar a saber cómo se parecen o difieren unos lugares de otros, tanto en lo que respecta a los elementos y a las características espaciales, como al ritmo y a los tiempos de sus dinámicas.

Con estos planteamientos era preciso descomponer los hechos en variables, en innumerables variables, sobre las que se pudiese encontrar información regular y más o menos contemporánea. A ellas se han añadido otras que el director ha considerado que no podían dejar de ser abordadas aunque fuera tan solo a nivel programático e inicial por carecer de esa información.

Por ello, esta obra se ha concebido en parte como un primer documento de trabajo para cuya realización se ha contado con la colaboración de numerosos especialistas de diversas nacionalidades y disciplinas. Desde geógrafos con formación y puntos de vista distintos, a arquitectos, politólogos, economistas, sociólogos, demógrafos, documentalistas, periodistas, naturalistas, historiadores, filólogos y una gran diversidad de estudiosos de distintas áreas del conocimiento que han producido 150 apartados con sus correspondientes mapas temáticos, gráficos y comentarios de indudable interés para abordar la diversidad del mundo actual desde diferentes perspectivas.

Los contenidos del Atlas se han organizado en tres grandes y complejos apartados que a su vez se relacionan entre sí: el medio, en su sentido más amplio y genérico, la sociedad humana y las formas culturales. Esta organización se basa en la hipótesis sustentada por el director de la obra:

las formas culturales... son el resultado de la interacción compleja, positiva y negativa, activa y pasiva, entre la sociedad humana y su medio natural y transformado, incluso sobrenatural. En este sentido, las formas culturales son consideradas como plenamente históricas y han ido cambiando con la evolución social, política, científica y tecnológica de la humanidad.

Por ello aunque el Atlas pretende ser eminentemente actual, muchas veces debe recurrir al pasado, para que el presente pueda ser entendido y pueda imaginarse su evolución hacia el futuro.

Estas formas de la diversidad cultural han sido organizadas como una especie de árbol, con muchas ramas, ramificaciones y hojas, que se forma sobre el medio ambiente, entendido en el sentido más amplio posible, y a partir de las actividades reiteradas y no siempre coherentes de la sociedad humana.

La primera parte del Atlas, llamada "El medio, la historia y lo sobrenatural: las bases de la diversidad cultural" incluye junto a temas propios del medio natural que presentan una gran diversidad interna y muchos problemas actuales, algunos tan sugerentes como la biodiversidad o el conservacionismo, otros que tradicionalmente se han relacionado con él como ecúmene y anecúmene o los asentamientos humanos. Pero en esta primera parte se incluyen también otros apartados de indudable interés e incluso en algún caso novedad, pues junto con las comidas entendidas como respuesta cultural a las facilidades alimenticias del medio, están los tiempos y las consecuencias de su paso, así como las religiones, como encarnación de lo que trasciende la propia naturaleza: lo sobrenatural, apartado este en el que hay epígrafes tan sugerentes como "los valores" o "el diálogo interreligioso" y análisis de las ciudades santas de las más importantes, al menos numéricamente, religiones practicadas en la actualidad. Esta primera parte contiene un total de 49 mapas que recogen, e incluso intentan relacionar, hechos que habitualmente se abordan más aisladamente.

La segunda parte responde al título genérico de "Las formas sociales que hemos organizado: diversidad y homogeneización" e incluye diversos temas relacionados con la localización, estructura y dinámica de la población mundial, así como las actividades económicas y sus principales impactos, con un total de 44 mapas. En sus apartados se unen temas clásicos, al menos en su denominación, con otros más novedosos, que en algunos casos se representan gráficamente por vez primera. Así, en el análisis de la población junto a la distribución, crecimiento, estructuras, esperanza de vida, se incluyen mapas sobre mujer y poder, la homosexualidad y las discapacidades. Muy interesante es el conjunto de mapas agrupados en el apartado sobre la calidad de vida y en el que se incluyen temas como la violencia, los derechos humanos, la seguridad o el espacio interno de las ciudades.

Finalmente, la tercera parte, relacionada directamente con la cultura en sus formas más diversas surge de la ya mencionada interrelación entre la sociedad humana y su medio ambiente, responde al título genérico de "Las diversas formas culturales que hemos elaborado y difundido". Es la parte más extensa del Atlas e incluye desde las lenguas a la enseñanza, la comunicación, el ocio y las artes, así como la organización política y sus dinámicas y la multiculturalidad, con un total de 57 mapas. De nuevo aparecen representaciones de hechos actuales y hasta ahora no incluidos en los atlas al uso. Así, a la música pop se une un sugerente apartado sobre las diversas concepciones de la belleza en el mundo. O a los clásicos temas políticos de los estados, los pueblos, las naciones, se añaden las políticas migratorias, las formas de justicia y la lucha por la paz. Mención expresa merece el tema tan actual de la multiculturalidad en el que junto a la representación de la diversidad cultural de algunas zonas del mundo, Unión Europea, Unión Soviética, Estados Unidos, se presentan algunas de las grandes metrópolis multiculturales del mundo: Nueva York, Londres, Tokio, Los Ángeles y Sao Paulo. Apartado que podría, y tal vez debería, ser más amplio pues se hecha en falta representaciones sobre la diversidad cultural en otras zonas y grandes ciudades del mundo (los casos de México, India o China, por ejemplo) para las que tal vez no haya tanta información o la existente sea la ya utilizada en otros apartados como las lenguas y las religiones.

El Atlas concluye con un apartado sobre "los mapas del mundo" en el que su redactor, el propio profesor Carreras, quiere recordar la diversidad de representaciones del mundo que existen con base en la variedad de proyecciones utilizadas e introduciendo con ello la idea de percepción subjetiva. Por ello, Carreras reconoce y ello puede explicar algunas omisiones, que este Atlas:

se ha concebido y se ha confeccionado mayoritariamente desde una perspectiva concreta del mundo, euro céntrica, que ello puede sesgar muchos puntos de vista diferentes que aquí se han querido reunir.

En resumen, este Atlas contiene 150 capítulos a doble página y un total de 249 mapas, de los cuales, 106 son mapamundis que utilizan la proyección del cartógrafo estadounidense Arthur H. Robinson, con el centro cambiado según el tema tratado. De ellos, 39 contienen además la ampliación de alguna región que acumula mayor densidad de información de la que la escala permite. La escala, imprescindible en cualquier otro mapa, no se indica dado que los mapamundis reflejan escalas distintas a distintas latitudes. Se presentan también 97 mapas de todo el mundo a una escala pequeña con el fin de reflejar informaciones menores y contrastadas. Se han incluido cuatro mapas anamórficos grandes y tres más pequeños de todo el mundo que representan los diversos estados del mundo de acuerdo con su población hacia el 2000, intentando imitar la forma y situación territorial; un pequeño mapamundi en el ángulo superior izquierdo recuerda al lector la superficie que en ellos no se representa y permite recordar aproximadamente su forma. Se incluyen, además, catorce mapas continentales o de grandes estados en función del tema que se quiere representar, generalmente ligados a la diversidad étnica y cultural. Finalmente, se incluyen 25 planos de ciudades, de escalas y dimensiones distintas, que se analizan como caso de estudio de cada uno de los temas concernidos y tratan de manifestar la necesidad de analizar todos los fenómenos geográficos a distintas escalas para comprender la complejidad, la diversidad, del mundo actual.

Todos los mapas tratan de compaginar el rigor con la calidad y belleza de la representación. Así, por ejemplo, la disposición general de los mapamundis intenta situar, siempre que ha sido posible, el corte central del libro en una superficie oceánica, que generalmente contiene menor información. Del mismo modo, la simbología busca siempre un diseño original y expresivo para facilitar la lectura y la rápida comprensión de los mapas. El aparato cartográfico se completa con 30 gráficos, diagramas y dibujos que tratan de modelizar o al menos de simplificar la realidad.

Es interesante señalar el destacado papel que en este Atlas tienen los casos de estudio urbanos, lo que está en consonancia con el relevante papel del director de la obra como especialista en geografía urbana y sus defensas de la hipótesis de que hoy la ciudad constituye el principal escenario de la vida social, económica, política y cultural; constituyendo un nuevo tipo de microcosmos de los problemas que se dan a escala mundial y el análisis de los unos contribuye a esclarecer el de los otros, y viceversa.

Además de las introducciones, los prólogos y el índice temático y de topónimos, el Atlas cuenta con un 20%, aproximadamente, de textos, cada uno de ellos debidamente firmado por su autor, que explican el mapa, cómo ha sido confeccionado y qué conclusiones permite extraer, expresando a menudo las opiniones cualificadas del autor o autores. Aparecen también algunos cuadros estadísticos, fotografías aéreas y convencionales, y bibliografías y fuentes electrónicas hasta ocupar otro 10% de la superficie de cada doble página cartográfica del Atlas. A ello se añade bajo el título "saber más" una bibliografía seleccionada por el autor de cada apartado.

En síntesis, esta obra es de obligado conocimiento para los geógrafos pero también para todos los científicos sociales interesados en su amplia temática pues cumple ampliamente los objetivos propuestos por su director: ayudar a entender y comprender, al mayor número de sus ciudadanos, el Mundo contemporáneo, presentando para ello una serie de datos e informaciones, de interpretaciones y valoraciones como hasta ahora nunca se había realizado y teniendo como hilo conductor de la diversidad, en contra de la simplicidad temática y conceptual, en gran parte separativa, que suele caracterizar a los Atlas. De esta forma se aportan nuevos conocimientos al lector, ya sea a través de la representación de nuevos datos y de nuevas informaciones, ya sea proporcionando nuevas interpretaciones y nuevos significados a informaciones ya conocidas.

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