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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.56 Ciudad de México abr. 2005

 

Reseñas

 

Aguilar, a. G. (coord.; 2004), Procesos metropolitanos y grandes ciudades; dinámicas recientes en México y otros países

 

Francisco Rodríguez Hernández*

 

H. Cámara de Diputados, LIX Legislatura, Instituto de Geografía/Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias/ Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad-UNAM, CONACYT, Miguel Ángel Porrúa, México, 530 p., ISBN 970-701-545-4

 

* Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias-UNAM

 

El fenómeno metropolitano es uno de los grandes temas de la investigación urbano-regional. Representa la expresión territorial extrema de los procesos de urbanización y la relevancia de su estudio es evidente en los volúmenes de población y de actividad económica que concentran las zonas metropolitanas, en la dinámica de sus procesos demográficos, en los desafíos que conlleva su gobierno y administración, y en los esfuerzos y recursos que se requieren para dotarlas de la infraestructura y de los servicios públicos necesarios para su funcionamiento cotidiano y su desarrollo adecuado.

Los efectos territoriales de la evolución económica en las etapas de crisis, de reestructuración y apertura comercial, que hemos vivido en el último cuarto de siglo, se plasman en una serie de cambios en la dinámica de los procesos de urbanización que, por un lado, en la escala nacional-regional, determina primero un declive y, luego, la posterior reactivación de las zonas metropolitanas como núcleos de concentración de la actividad económica y, por el otro, en la escala local-regional, la difusión de los procesos de urbanización con base en las grandes ciudades, a las periferias metropolitanas, en la forma en que se ha llamado la "urbanización difusa" o la formación de "metrópolis dispersas", así como el desarrollo de las ciudades intermedias contiguas a las grandes ciudades.

Procesos Metropolitanos y Grandes Ciudades atiende esta temática.1 Es una compilación de trabajos de diversos especialistas, coordinada por Adrián Guillermo Aguilar, y representa los resultados del Seminario Internacional que, con el mismo título, se llevó a cabo en la UNAM en marzo de 2003. Su objetivo es contribuir al análisis de los cambios sociales, económicos y territoriales que se están dando en forma gradual en los territorios de influencia de las grandes ciudades.

En mi opinión, esta obra cumple con su objetivo. Representa una valiosa aportación para actualizar el acervo de estudios sobre el tema y para enriquecer el conocimiento sobre las tendencias emergentes en los procesos metropolitanos en México y en otras partes del mundo.

En primer lugar, es un escaparate, quizá incompleto pero muy estimulante, de las tendencias actuales, estilos, enfoques y grado de complejidad de los estudios sobre los procesos territoriales y metropolitanos, asociados a los procesos de urbanización, de dinámica demográfica y de desarrollo económico regional.

En segundo lugar, es una obra muy sugestiva en relación con las vertientes que puede y debe tomar la investigación en el campo de lo urbano-regional, específicamente en lo referente a los procesos metropolitanos, y esto se logra, entre otras cosas, con la inclusión de trabajos referentes a grandes ciudades de América Latina y Europa, que otorgan un marco comparativo de la dinámica y orientación de estos procesos. En tercer lugar, siendo una lección amplia sobre investigación urbano-regional, es de gran utilidad en la docencia en el tema y en la formación de estudiosos de la disciplina.

La obra se estructura en cuatro partes y agrupa 16 capítulos, debidos a un total de 27 autores. Esta organización respeta el orden de presentación de los distintos textos en el seminario que dio origen a la obra; sin embargo, con la finalidad de mencionar el contenido de estos capítulos e intentar relacionarlos, me parece más adecuado seguir un orden diferente.

En la primera parte del libro se aborda el tema de los "Procesos metropolitanos en América Latina y Europa" y es la sección más concisa y homogénea. Tres de los textos que integra se refieren a las tendencias de la evolución metropolitana reciente de Santiago de Chile, Buenos Aires y Madrid, y corresponden en autoría a Carlos de Mattos, Pablo Ciccolella y Ricardo Méndez, respectivamente. El cuarto, debido a Marcelo Lopes de Souza, aborda la fragmentación social que se observa en el tejido urbano de Río de Janeiro, y el quinto describe la metodología utilizada para la delimitación de las grandes aglomeraciones metropolitanas en el continente europeo, y está firmado por Joseph Serra, Monserrat Otero y Ernest Ruiz.

Estos trabajos aportan un marco comparativo en el estudio de las transformaciones territoriales y económicas de las zonas metropolitanas. Se trata, en palabras de Ciccolella, de una "Transición del Proceso de Urbanización que está generando nuevas formaciones territoriales –particularmente en las regiones metropolitanas– como producto de la alteración de las condiciones espaciales y temporales de producción, circulación y consumo, derivadas del cambio tecnológico que caracteriza al nuevo régimen de acumulación y a su modelo productivo dominante" y que derivan en la urbanización dispersa de la periferia metropolitana, en la conformación de subcentros, y en la redefinición de las redes que organizan la estructura metropolitana, entre otros aspectos.

Otro tema que destaca de estos trabajos es la contradicción entre el relativo auge económico que contribuye a moldear los procesos de crecimiento y expansión metropolitana y la cuestión de la polarización social, fenómeno que se aborda en menor o mayor medida en los trabajos referidos a Santiago de Chile, Buenos Aires, Río de Janeiro y Madrid. Dicha polarización es también resultado de la propia dinámica económica que moldean los territorios metropolitanos, y se plasma en procesos de dualización o segmentación espacial. En particular, resulta dramático el caso de Río de Janeiro, donde Lopes de Souza enfatiza el efecto de la inseguridad pública en la segmentación socio-espacial que ocurre entre las favelas y los condominios exclusivos, así como en la decadencia de los espacios públicos por la conformación de una cultura del miedo.

Por otro lado, tres capítulos se refieren a los cambios en la estructura interna de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. Dos de ellos, debidos a Adrián Guillermo Aguilar y Concepción Alvarado, el primero, y a Boris Graizbord y Beatriz Acuña, el segundo; abordan este tema desde metodologías y fuentes de información diferentes y coinciden en dos conclusiones básicas: la primera es la transición de la principal metrópoli mexicana de una estructura monocéntrica a una de tipo policéntrico o polinuclear y, la segunda, que los subcentros o núcleos que conforman esta nueva estructura, se ubican en un perímetro restringido a lo que fuera la extensión de la zona metropolitana hacia los años setenta, dentro de un radio de 15 kilómetros a partir del centro de la ciudad, lo cual puede interpretarse como un proceso de acomodo tanto de la población como de la actividad económica, a la enorme escala de esta aglomeración metropolitana.

Estas conclusiones se relacionan con las que nos presentan Priscilla Connolly y María Soledad Cruz, quienes construyen su trabajo a partir de cuestionar la conceptualización generalmente aceptada de la transición reciente de los procesos metropolitanos. Así, en el caso de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, estas autoras no encuentran evidencias contundentes de ruptura con el modelo monocéntrico de expansión metropolitana y, por tanto, consideran que la integración de esta zona sigue siendo esencialmente la misma que se viene manejando desde hace dos décadas. Asimismo, consideran que la gran ciudad no es la única ni principal determinante de los procesos sociales que ocurren a su alrededor, ya que las localidades periféricas continúan con su dinámica propia, donde se combinan las actividades agrícolas con otro tipo de actividades económicas.

El tema de la expansión metropolitana es abordado con distintos intereses y orientaciones en cuatro capítulos, debidos a Virgilio Partida y Carlos Anzaldo; Ismael Aguilar; a Clemencia Santos y Lizbeth Guarneros; y a Edith Jiménez Huerta y Heriberto Cruz Solís.

En el primero de ellos, los autores elaboran y analizan distintos escenarios de crecimiento poblacional para la Zona Metropolitana del Valle de México, y concluyen que difícilmente habrá cambios notables en las próximas tres décadas en las tendencias de crecimiento, de manera que el escenario más probable variará entre la continuidad de la dinámica actual y una densificación del centro metropolitano, en una metrópoli de 23 millones de habitantes que plantea diversos retos para dotar a esta población de los servicios y empleos necesarios.

Ismael Aguilar analiza la evolución, situación y problemática del Área Metropolitana de Monterrey, orientando sus conclusiones a la necesidad de alimentar la planeación y las políticas públicas desde la investigación, así como afinar la acertividad de la administración pública para el manejo del desarrollo metropolitano.

Por su parte, Santos y Guarneros muestran resultados del monitoreo por imágenes de satélite de la expansión metropolitana de la Ciudad de México, en los cuales se destaca la irregularidad y diversidad de los procesos de ocupación del suelo urbano y de integración de suelo rural a la urbanización, que derivan en diferencias en la densidad de las distintas partes de la metrópoli, así como el desarrollo y crecimiento de asentamientos pequeños sobre las principales vías de comunicación. Esto último relaciona este trabajo con el tema de la metropolización de la periferia, que mencionaremos más adelante.

En el cuarto de estos trabajos, los autores describen una investigación sobre promociones inmobiliarias en la zona metropolitana de Guadalajara, cuyo principal producto es un sistema de información geográfica que permite registrar la paulatina integración de suelo "rústico" a los usos urbanos. Encuentran, entre otras cosas, que en la metrópolis de Guadalajara más de la mitad de las promociones inmobiliarias fueron de carácter informal durante los años ochenta, proporción que aumentó en la década siguiente. Destaca en este trabajo la dificultad que encuentran los autores para integrar la información dispersa en distintos archivos y dependencias gubernamentales, así como la casi ausencia de interés de las autoridades de los gobiernos locales en este valioso instrumento de planeación y administración del desarrollo urbano.

Sobre la evolución de la urbanización en el México central y la cuestión de la periferia metropolitana expandida, la obra incorpora los textos de Ana María Chávez y Julio Guadarrama, y de Antonio Vieyra e Irma Escamilla.

En el primero de éstos, los autores analizan la relación entre la evolución de las economías locales y la transformación de la dinámica migratoria de las ciudades y entidades federativas de la región central. Encuentran que, si bien es difícil esperar cambios notables en la posición jerárquica de las grandes ciudades de la región, la suerte de las ciudades intermedias, en cambio, resulta más sensible a las posibilidades de desarrollo económico.

El capítulo de Vieyra y Escamilla, por su parte, atiende el tema de las transformaciones de la periferia metropolitana, mediante el análisis de los cambios en la distribución de la actividad manufacturera en lo que llaman la "periferia expandida" de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. Demuestran que, en las últimas dos décadas, el declive de la participación de la metrópolis central en la manufactura, se corresponde con una expansión de dicha actividad en la periferia metropolitana, cuyo crecimiento se está dando en municipios cada vez más alejados del núcleo central, siguiendo la traza de las vías primarias de comunicación, de manera que conforman núcleos y corredores manufactureros hacia las ciudades de Querétaro, Puebla, Tlaxcala, Pachuca y Toluca, que se caracterizan por la difusión de subsectores intensivos en mano de obra, con industrias de bajos salarios, escasas prestaciones y bajo nivel de calificación de los obreros.

Falta hacer referencia a dos trabajos que complementan la obra. Uno de ellos, de la autoría de Clemente Ruiz Durán, trata sobre los problemas que tiene la población de bajos ingresos en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México para acceder a los créditos de las instituciones bancarias, así como el desarrollo de los mecanismos informales de ahorro como respuesta a la marginación financiera, contribuyendo de esta manera a ilustrar uno de los aspectos de la polarización social metropolitana.

En el otro texto, Daniel Hiernaux y Alicia Lindón, apuntan que una de las dimensiones escasamente abordadas en los estudios territoriales son los imaginarios, la subjetividad colectiva y la construcción social del territorio periférico, y abordan el análisis de las visiones con las que se ha estudiado y explicado la periferia, clasificándolas en dos clases: las de tipo exocéntrico, que son las que construye el investigador, como una interpretación de la realidad, y que predominan en los estudios territoriales; y las de tipo egocéntrico, que ofrecen una "interpretación de la interpretación" del habitante de la periferia. Además de plantear las ventajas y desventajas de ambas visiones, señalan la necesidad de considerar las visiones egocéntricas, no como sustituto del tipo de visiones predominante, sino como una forma de promover en este campo una reflexión sobre la forma de integrar la percepción de los actores en la búsqueda de una explicación más completa de los fenómenos. Así, por ejemplo, lo que llaman el "mito de la casa propia", es decir, la percepción de alta valoración de la gente a la posesión de una vivienda individual, funciona como motor al crecimiento urbano de la periferia tanto como el mercado inmobiliario, de la misma manera que "la quimera del progreso" alienta los movimientos migratorios junto con la evolución del mercado de trabajo y los servicios disponibles en las zonas urbanas.

Resta solamente mencionar que la principal riqueza de la obra está no en la aportación individual, valiosa en sí misma, de cada uno de los diversos capítulos, sino en la forma en que se relacionan y complementan, lo cual, considero, es la mejor invitación para emprender su lectura.

 

Nota

1 Una primera versión de este texto fue leída por el autor en el acto de presentación de la obra, realizado el 17 de marzo de 2005 en la Casa Universitaria del Libro.

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