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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.56 Ciudad de México abr. 2005

 

Reseñas

 

Shinai (2004), Aquí vivimos bien. Kamyeti notimaigzi aka. Territorio y uso de recursos de los pueblos indígenas de la reserva Kugapakori Nahua

 

Federico Fernández Christlieb*

 

Garfield Foundation/UICN-NC/ Nouvelle Planète/Oxfam America/Rainforest Foundation US, Lima, Perú, 111 p. [Depósito legal 1501222005-0588 BNP]

 

* Instituto de Geografía, UNAM

 

Shinai es una organización no gubernamental que trabaja en la cuenca amazónica dentro de territorio peruano. Más precisamente, su labor se desarrolla en los afluentes orientales del bajo Urubamba que conforman un área de más de 450 000 hectáreas, decretada en 1990 como Reserva Territorial del Estado y que beneficiaría a los grupos étnicos Nahua,1 Machiguenga, Nanti y otros aún no bien identificados.

El trabajo realizado por Shinai2 y por otras organizaciones en la Reserva Kugapakori3 Nahua, tiene una importancia significativa dado que se trata de una de las pocas áreas del planeta en donde existen comunidades que se han mantenido en aislamiento voluntario. Esto quiere decir que han rechazado concientemente relacionarse con las sociedades nacionales de los países en donde se encuentran. Algunas otras comunidades, si bien han tenido contactos iniciales con gente ajena a su cultura, los han limitado por decisión propia. Los testimonios recogidos en el libro hacen pensar en las descripciones que para Mesoamérica realizaron los cronistas de indias en el siglo XVI y para el Septentrión novohispano en el siglo XVII.4 Por un lado nos recuerdan la voracidad de los conquistadores españoles por obtener, de los pueblos extraños con los que entraban en contacto, riquezas infinitas: oro, tierras, esclavos y títulos nobiliarios; en la zona analizada por Shinai, la explotación de los indígenas, el engaño para apropiarse de sus tierras, la devastación de sus paisajes y la extracción inmoderada de sus recursos naturales, constituyen parte de la problemática actual. Por otro lado, nos recuerdan el terror infundido entre las comunidades locales por la posibilidad del contagio de una enfermedad ante la cual sus cuerpos no han generado defensas. En 1984, es decir, cuatro siglos y medio después de que Cortés entrara en Tenochtitlan y Pizarro en Cuzco, los nahuas de Sepahua fueron arrasados por una terrible enfermedad que redujo a su población a casi la mitad, evocando la reducción demográfica que en Mesoamérica tuvo proporciones aún mayores. Del trabajo de Shinai se podría desprender con terror, que el proceso de conquista y sumisión del Nuevo Mundo a manos de la cultura occidental aún no ha terminado.

El libro presenta una estructura clara y sólida en donde se explica, con un lenguaje sencillo y a la vez riguroso, qué es la Reserva, cuál es su problemática, cuáles fueron los objetivos del proyecto realizado, quiénes son los grupos étnicos que la habitan, qué métodos se emplearon para obtener sus conclusiones y termina, adecuadamente, con una serie de propuestas puntuales para fortalecer el régimen jurídico de la Reserva y contribuir a respetar los derechos de sus moradores. La información está organizada en 14 apartados provistos de cuadros y de fotografías que refuerzan el texto.

Mención especial merecen seis aspectos que hacen del libro un referente para estudios futuros en el marco de la geografía cultural enfocada a zonas rurales de tradición indígena.

1. Enfoque interdisciplinario: para aproximarse a temas como los que han abordado, se requiere una mirada que atraviese diversos campos epistemológicos. El libro ha tenido el cuidado de no dar mayor peso a las consideraciones de una especialidad sobre las otras, ha tomado prudentemente las observaciones de estudios anteriores (de geografía y antropología –entre otros–) y ha confrontado estos antecedentes con sus experiencias en trabajo de campo.

2. Largo trabajo de campo con métodos participativos: precisamente ha sido necesario acudir de manera sistemática a los sitios hacia los que muy contados observadores han ido y la permanencia en ellos por largos periodos que en total suman hasta 16 meses. En esa selva que favorece el aislamiento y cuyos accesos naturales son acaso los cauces de los ríos, la comprensión de los problemas adquiere, seguramente, dimensiones distintas, más aún cuando se aplican técnicas de evaluación participativa en donde los propios habitantes inician la traducción de su visión del mundo a través de medios como el GPS y el dibujo cartográfico informal. El hecho de que las autoridades que deciden los programas de desarrollo y explotación de los recursos no hayan sistematizado sus visitas a la Reserva, explica por qué en ocasiones no se comprende la percepción que de su territorio tienen las distintas etnias.

3. Cartografía participativa: uno de los resultados obtenidos ha sido la construcción de cinco mapas a escala local (entre 1:80 000 y 1:225 000) en donde se muestran los usos del territorio por parte de las comunidades nahuas, nantis y machiguengas precedidos de un mapa a escala 1:450 000 de la Reserva y sus inmediaciones. Los constructores y propietarios de esta cartografía son las comunidades mismas que trabajaron con asistencia técnica de las ONG; en tales mapas se ponen a la luz conocimientos estratégicos que revelan una inédita concepción de sus territorios.

4. Definiciones alternativas de Territorio: a partir de esa cartografía y de los testimonios reseñados en los capítulos sobre Historia y sobre Territorios, se transparenta una manera no occidental de entender el espacio. En ella se ve que no se trata, como lo sugiere la cartografía oficial, de una virgen mancha verde sin población, sino de todo un paisaje cultural organizado con igual complejidad y significación que cualquier otra zona habitada del Perú.

5. Manejo escalar: el material publicado permite ligar la escala local en la que se mueven las comunidades visitadas con las escalas regional y global. Paul Claval5 ha señalado la importancia de nombrar el espacio como una forma de producirlo; pues bien, en la medida que Shinai ha escrito en este libro los nombres que los indígenas dan a cada arroyo, a cada cueva, a cada cerro, esos parajes comienzan a existir en el espacio nacional peruano y en un mundo necesitado de noticias. Así, por un lado, los mapas muestran a detalle los senderos y sitios de caza y pesca en dimensión humana mientras que por el otro la obra promueve una reflexión sobre la importancia de conservar esta riqueza cultural en dimensión planetaria.

6.Decidido compromiso: entre las mejores tradiciones de la geografía cultural está la de involucrarse en los problemas sociales y participar activamente en su análisis para la propuesta de soluciones.6 En este libro y en los informes a los que hace referencia, Shinai emite opiniones responsables sobre la tala ilegal de bosques o sobre la extracción de hidrocarburos en terrenos de la Reserva, actos que necesariamente le han acarreado problemas políticos.

El equipo base de Shinai está compuesto por los antropólogos Conrad Feather y Aliya Ryan (Cambridge, R.U.), por la maestra en salud pública Dora Napolitano (London School of Hygiene and Tropical Medicine, R.U.) y por el maestro en desarrollo sustentable Gregor MacLennan (Forum for the Future, R.U.).

El lector quedará satisfecho de su lectura porque, además de reunir los aspectos reseñados, el trabajo de Shinai exuda un raro talento, un profundo respeto por los actores de su historia y una dedicación en cuerpo y espíritu sin la cual estos proyectos simplemente no pueden realizarse.

 

Notas

1 Sin ningún parentesco conocido con los pueblos nahuas del altiplano mexicano.

2 Para mayor información sobre este grupo véase la página web: http://www.shinai.org.pe

3 Kugapakori es un vocablo machiguenga que forma parte del nombre oficial de la Reserva, pero que los autores prefieren no utilizar en su análisis debido a que se trata de un término de connotaciones peyorativas.

4 Véase por ejemplo: Las Casas, B. (1986), Historia de las Indias, Biblioteca Ayacucho, Caracas;         [ Links ] De la Mota y Escobar, A. (1966), Descripción Geográfica de los Reinos de Nueva Galicia, Nueva Vizcaya y Nuevo León, INAH, Guadalajara.

5 Claval, P. (1995), La géographie culturelle, Nathan, Paris, pp. 164-166.         [ Links ]

6 Anderson K. Domosh M., S. Pile and N. Thrift (2003), Handbook of Cultural Geography, Sage Publications, Londres.         [ Links ]

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