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Investigaciones geográficas

versão On-line ISSN 2448-7279versão impressa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.52 Ciudad de México Dez. 2003

 

Nota

 

Recuerdos de medio siglo de labor en el Instituto de Geografía

 

María Teresa Gutiérrez de MacGregor

 

Instituto de Geografía-UNAM

 

El Instituto de Geografía es parte integrante de nuestra Universidad, de la que nos sentimos sumamente orgullosos, ya que procede de la Universidad Real y Pontificia de México, la primera que funcionó en toda América en el año de 1553, por lo que en este momento tiene más de 450 años de producir cultura.

Como dato interesante, cabe señalar que mucho antes, en 1536, se había fundado el colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, donde se impartía educación superior a un grupo de indígenas que tuvieron que aprender desde el idioma español, posteriormente, los más dotados pudieron ingresa a la Universidad Real y Pontificia.

La primera Universidad se instaló en el Centro Histórico, frente al costado oriente de la Catedral. A su alrededor, desde un principio se empezaron a desarrollar las principales escuelas. El Instituto de Geografía, en sus inicios, fue instalado en esa misma zona.

El reconocimiento del Instituto de Geografía se formalizó en 1943, en una sesión del Consejo Universitario, presidida por el rector Dr. Alfonso Caso, en la que se designó como directora a la Mtra. en Ciencias Rita López de Llergo y Seoane.

El Instituto empezó en precarias condiciones económicas y, en consecuencia, con personal académico muy reducido, que constaba de la directora y tres investigadores. Mientras se fortalecía, dentro de la Universidad se inició un proyecto muy ambicioso, en el que muchos universitarios no podían llegar a creer, por considerarlo un sueño inalcanzable.

Al sur de la ciudad, en donde prácticamente terminaba la urbanización, existía un enorme terreno inhóspito, al que se llamaba "el pedregal", formado por la lava procedente de una histórica erupción del Xitle, volcán adventicio del Ajusco. Hasta entonces nadie se había atrevido a pensar siquiera en utilizar una pequeña parte del pedregal por las dificultades y el costo que representaba su aprovechamiento. Sin embargo, a mediados del siglo XX, una pléyade de ingenieros y arquitectos, apoyados por científicos y artistas, decidieron urbanizarlo y crear ahí la Ciudad Universitaria.

Para proteger y dar a conocer a las futuras generaciones la ecología de la zona, se limitó una reserva que ha permitido conservar plantas y animales existentes en el pedregal, también se conservó un espacio en el que se puede ver la lava en su estado original; en este lugar se logró armonizar artísticamente la imaginación y la lava, dando como resultado lo que se puede calificar como una escultura monumental a la que se ha denominado Espacio Escultórico. En este pedregal, un grupo de universitarios con gran visión, convencidos de la necesidad de reunir en un solo espacio todas las escuelas, facultades e institutos, lucharon denodadamente por convencer al gobierno y a la población en general de la posibilidad de realizar el proyecto, el cual tenía como fin principal la construcción de edificios modernos y apropiados para la enseñanza y la investigación, y facilitar el intercambio de conocimientos al más alto nivel. Fueron tan convincentes sus argumentos, que el entonces presidente de la República acordó un presupuesto que permitió la realización de dicho sueño.

La Ciudad Universitaria se realizó en muy poco tiempo; en 1954 ya pudo instalarse en ella el Instituto de Geografía, obteniéndose un local con mayor espacio y nuevo equipo técnico para apoyar la investigación. Al mimo tiempo aumentó el personal, en su mayoría procedente de la carrera de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras.

A partir de entonces, el Instituto de Geografía ha continuado su desarrollo de acuerdo con su época. Todos los directores posteriores han aprovechado las circunstancias para mejorar las condiciones de trabajo, aumentar el personal, elevar los niveles académicos y acrecentar la producción científica.

El crecimiento espacial del Instituto ha sido notable, empezó con 50 m2 de superficie en el centro de la ciudad, y al llegar a Ciudad Universitaria ocupó 1 325 m2; al trasladarse a su actual edificio, en el área de la Investigación Científica, aumentó el espacio disponible a 3 310 m2. En este último edificio, en 1999, se hicieron diversas adaptaciones: se agregó un tercer piso, se amplió notablemente el espacio de la Biblioteca/Mapoteca y de los laboratorios; por último, se debe anexar la superficie que corresponde a la sede foránea, establecida en la ciudad de Morelia, Michoacán. Al mismo tiempo, actualmente, ha aumentado de manera notable el personal académico (91), entre investigadores y técnicos académicos; también ha crecido significativamente el equipo de trabajo, destacando el incremento en el número de equipos de cómputo y la adquisición de una estación receptora de imágenes de satélite.

Los ingresos del Instituto no sólo se han incrementado por el presupuesto que le otorga la Universidad, sino que también el patrimonio ha crecido gracias al prestigio de sus investigadores que, al contribuir en la solución de algunos problemas nacionales, ha permitido celebrar convenios remunerados con el sector público y privado.

El Instituto se propuso realizar diversos objetivos, uno fue elevar el nivel académico del personal, por lo que se dio a la tarea de obtener becas para formar estudiantes en el extranjero, lo que además favoreció a su regreso la transmisión, a través de la enseñanza, de los conocimientos adquiridos, y al mismo tiempo se logró elevar la producción académica de la institución.

Otro objetivo ha sido fomentar el intercambio con instituciones extranjeras afines, propiciando la participación de investigadores de otras instituciones del país y de profesores extranjeros destacados.

Un objetivo más ha sido facilitar la relación de los investigadores del Instituto con investigadores extranjeros que estén realizando estudios similares, con el propósito de obtener diferentes puntos de vista y abrirse mayores horizontes. Además, se ha propiciado el ingreso de estudiantes como becarios, seleccionando a los mejores alumnos, con la finalidad de preparar futuros investigadores, lo que ha dado muy buen resultado. Asimismo, se ha dado importancia a la formación de recursos humanos a través de la dirección y elaboración de múltiples tesis.

Con la finalidad de conocer la geografía del país, desde diferentes puntos de vista, se ha realizado, y se continúa haciéndolo, investigación en los departamentos de geografía física, geografía económica y geografía social, y en los laboratorios de Análisis Físicos y Químicos del Ambiente y de Sistemas de Información Geográfica y Percepción Remota.

La Biblioteca colaboró con otras dependencias de la UNAM para desarrollar el programa MAPAMEX, que consiste en una base de datos de material cartográfico.

Especial mención debe hacerse de la publicación del Atlas Nacional de México, obra colectiva de gran envergadura, que ha sido considerada como la obra geográfica más importante del país en el siglo XX, en la que participó más del 80% del personal académico del Instituto. Entre otros trabajos en equipo, se pueden mencionar también: el Inventario Nacional Forestal, el Atlas de la Salud, el Atlas de Migración Interna y la colección de libros: Temas Selectos de Geografía de México, complemento de la gran obra del Atlas Nacional.

Sin embargo, para poder desarrollar la investigación, no sólo hacen falta laboratorios, equipo sofisticado, etc., sino algo que es definitivo, un personal con valiosa preparación académica y que posea mucho amor a la ciencia y un gran espíritu de colaboración; requerimientos que caracterizan al personal de este Instituto.

Por último, viene a mi recuerdo, la relación entre la Unión Geográfica Internacional (UGI) y el Instituto de Geografía, ya que ésta ha sido estrecha; varios de los investigadores han participado como miembros correspondientes en diferentes Comisiones y Grupos de Estudio de la UGI; es imperativo hacer notar que dos investigadores del Instituto de Geografía han alcanzado el honor de ser electos vicepresidentes de la Unión Geográfica Internacional por Latinoamérica.

Un aspecto interesante a destacar ha sido la continua participación de los geógrafos mexicanos en los congresos organizados por la UGI. En este aspecto se debe señalar la obra del doctor Jorge A. Vivó, quien impulsó a cientos de geógrafos para que presentaran sus investigaciones en congresos nacionales e internacionales.

No puedo pasar por alto el congreso geográfico más importante realizado en nuestro país, la Conferencia Regional Latinoamericana de la UGI, efectuada en la Ciudad de México en 1966, en la que se registraron 833 personas. En ella participaron geógrafos de 36 países, quedando representados todos los continentes. El geógrafo Dr. M. Shafi, procedente de la India, refiriéndose a esta conferencia, señaló:

Quizá fue la primera vez en la historia de la UGI que los delegados obtuvieron los textos completos de todos los trabajos presentados en la Conferencia en seis volúmenes; esto indica la tremenda preparación que antecedió a la Conferencia.

Esta relación ha traído como consecuencia que el personal académico del Instituto de Geografía se sienta muy identificado con la UGI, cuya labor calificamos como la más importante a favor de la Geografía, lo que hace que en este momento, nos sintamos sumamente honrados con su presencia.

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