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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.49 Ciudad de México dic. 2002

 

Discurso de Nelson Mandela ante la Unión Geográfica Internacional con motivo de la presentación del Premio Planeta y Humanidad

 

Durban, 4 de agosto del 2002

(Transcripción de discursos)

Profesor Lindisizwe Magi:

"A nombre de la Unión Geográfica Internacional, el Comité Nacional de Sudáfrica, y el Comité Organizador Local, la comunidad geográfica internacional y las comunidades geográficas Africana y Sudafricana -en particular los miembros del Comité nacional, Comisiones, Grupos de Estudios y fuerzas de trabajo de la IGU- es un honor darle la más cordial bienvenida, Madiba, al congreso regional IGU 2002, que constituye la reunión principal y más importante de académicos de la Geografía a nivel internacional. La IGU aprecia extremadamente el hecho de que usted haya encontrado un espacio en su muy ocupada agenda para acompañarnos el día de hoy, y se congratula de esta ocasión especial.

Asimismo, la IGU celebra y se siente honrada por su disposición a aceptar el premio Planeta y Humanidad, que le será otorgado a continuación. Estamos conscientes de su intenso programa de trabajo y comprendemos que no pueda estar con nosotros mucho tiempo. De cualquier manera, aplaudimos su presencia y su interés por acompañarnos el día de hoy.

Madiba, en el idioma africano, decimos ukwanda kwaliwa umthakathi.

Gracias por estar con nosotros. Sea usted cordialmente bienvenido, Madiba, Madiba".

(La Profesora Anne Buttimer, Presidente de ¡a Unión Geográfica Internacional, invita al Sr. Mandela a acercarse para recibir el premio Planeta y Humanidad de la IGU).

Profesora Buttimer:

"La Unión Geográfica Internacional celebra y se honra en otorgar el premio Planeta y Humanidad al Sr. Nelson Rolihlahla Mándela, Madiba. Por ser un humanista y estadista líder, por su lucha por los derechos humanos y la libertad de los oprimidos, la contribución desinteresada e inmensa del Sr. Mandela al bienestar de la humanidad es reconocida a nivel mundial. Las distinciones que ha recibido son múltiples, incluyendo el premio Nobel de la Paz. Su curriculum vitae constituye un acervo de lecciones para los científicos y políticos acerca de nuestra responsabilidad hacia la sociedad y el ambiente natural de nuestro planeta, la Tierra. Resaltaré solamente algunos de los logros del Sr. Mandela en las áreas política y humanitaria:

Su disposición para sobrellevar el sufrimiento personal a fin de disminuir la opresión humana; su compromiso visionario y permanente en actividades socio-políticas que eventualmente dieron por resultado la democratización de Sudáfrica; su compromiso para combatir la pobreza; elevar la dignidad humana, y su firme creencia en la juventud como piedra angular para la construcción de la nación.

Señor Nelson Rolihlahla Mandela, Madiba, su profundo sentido de la justicia, humildad y calidez, y sus cualidades excepcionales de liderazgo, verdaderamente hacen de usted un ideal y un digno acreedor de la medalla Planeta y Humanidad 2002 de la IGU. A nombre de la comunidad internacional de geógrafos, me permito agradecerle personalmente por la inspiración, coraje y motivación de las que usted es fuente para todos nosotros. Siyabonga."

[El Sr. Mandela acepta el premio]

Sr. Mandela:

"Señor Presidente de la Unión Geográfica Internacional, estimados miembros de la Unión, visitantes internacionales, distinguidos asistentes, damas y caballeros: mis nietos, incluyendo al Dr. Ben Ngubane, Ministro de Artes, Cultura, Ciencia y Tecnología, y Mike Sutcliffe, me recuerdan constantemente que hoy en día he perdido poder e influencia. Piensan que debo quedarme al lado de mis nietos. Espero que reconsideren su opinión después de este evento -¡porque no sería posible que un hombre que ha perdido poder e influencia reciba los honores de una organización como ésta!

Y es con un sentimiento especial de humildad que nos encontramos presentes para recibir el premio Planeta y Humanidad. Estamos conscientes del arduo trabajo, comunicación y colaboración que fueron necesarios para asegurar finalmente nuestra presencia aquí esta tarde. Debemos precisar que los esfuerzos que se realizaron para finalizar las discusiones acerca de nuestra participación no tuvieron nada que ver con una renuencia a aceptar esta prestigiosa distinción, ni con una actitud de aparentar una "ardua resistencia", como se dice popularmente. Nosotros, así como nuestra oficina, le indicamos hace tiempo a nuestro Ministro de Artes, Cultura, Ciencia y Tecnología que nos sentíamos extremadamente honrados de recibir este premio. Las vicisitudes de dejar el trabajo oficial y establecerme como una persona jubilada y sin empleo contribuyeron a la in-certidumbre de no saber dónde y en qué condiciones me encontraría cuando el evento se llevara a cabo. Quienes tienen un empleo y una oficina no se imaginan lo caóticamente desorganizada que es la vida de aquéllos que, como yo, se encuentran viviendo jubilados y retirados. Nos da mucho gusto que, dentro del caos, nuestra oficina pudiera hacer los arreglos necesarios para poder estar presentes aquí, en este evento y ocasión tan prestigiosos.

Soy una persona simple del campo, y todavía me sigo admirando y emocionando por los premios y honores que la gente, por alguna razón incomprensible, deciden otorgarnos. Un colega mío a menudo me pregunta cómo es que hago para recordar tan bien a personas que he conocido, los días en que se han llevado a cabo eventos específicos, y los detalles de éstos. Consistentemente, mi respuesta honesta es la siguiente: soy una persona sencilla del campo, ignorante de las cosas extrañas y maravillosas del mundo. Cada vez que me encuentro con personas, cosas y eventos, permanecen imborrables en mi admirada mente.

Yo dejé el campo en abril de 1941, y muchas personas se preguntarán cómo es que me sigo llamando a mí mismo una persona del campo. Sin embargo, si bien dejé el campo en 1941, el campo no me ha dejado. Esta visita será una ocasión que nunca podré olvidar, y además es una ocasión que me transporta a mis recuerdos concretos y a mi conocimiento actual sobre mis orígenes como una persona del campo.

Cuando visito el lugar donde nací tan a menudo como lo hago, los cambios en la geografía del lugar me impactan con una fuerza que no puedo evitar. Y cuando me refiero a geografía no incluyo solamente el paisaje y la topografía, sino también la geografía de la gente. Donde alguna vez hubo árboles y bosques, ahora vemos desolación. Ya no puedo caminar más largas distancias, pero hasta hace unos pocos años, recorría las millas de tierra que conocí en mi niñez y juventud, y me entristecía la pobreza de la gente -pobreza que se hace evidente en la geografía del lugar. Es la geografía de mujeres y gente joven, que caminan millas y millas para encontrar algún trozo de leña para encender una hoguera, cocinar el maíz y calentar su hogar.

Los árboles y bosques fueron destruidos precisamente porque nuestra gente había dependido tanto de ellos como fuentes de energía. Como consecuencia, actualmente la gente padece frío y requiere energía para cocinar, realizar la limpieza y para satisfacer sus necesidades básicas porque han destruido los árboles y bosques. Caminé y vi en las tierras de mi juventud a mujeres caminando, pero caminando en la pobreza e indigencia. Los ríos que en mi juventud eran lugares de belleza e inspiración ahora estaban sucios y llenos de residuos. He visto a los descendientes de las madres de nuestra gente inclinarse para recoger con sus propias manos un poco del agua menos sucia y peligrosa en esas corrientes y pozas.

Frecuentemente les pregunto: ¿De qué manera pueden conseguir agua suficientemente limpia para utilizarla en sus hogares? Y me responden que la hervirían, si tuvieran leña u otra fuente de energía para hacerlo.

Hace poco me encontré caminando en mi pueblo en el campo, y encontré una corriente contaminada y en la que el agua se movía muy lentamente. Y encontré también a tres mujeres recogiendo agua. Les pregunté: "¿Qué van a hacer con el agua?"

Respondieron, "La vamos a usar en nuestras casas. Vamos a cocinar con ella, a bebería, a asearnos".

Y les dije: "Pero el agua tiene renacuajos, algas, y esta lama verde que crece en el agua estancada". Y agregué, "Allá arriba hay gente bañándose y lavando su ropa en el agua que después llega aquí."

Y dijeron: "Así es nuestra vida".

Y entonces les pregunté: "¿Qué hacen con esta agua antes de usarla?"

Respondieron: "Nada, la usamos como está".

Y después les hice una pregunta tonta. Yo nací en esa área y se supone que conozco en qué condiciones se encuentra, pero los veintisiete años que pasé en prisión fueron suficientes para olvidar las condiciones en las que vive mi gente. Entonces les pregunté: "¿No hierven el agua antes de usarla?"

Las mujeres exclamaron al unísono: "¿Hervirla, con qué?", Mira hacia el horizonte, no hay un solo árbol. No tenemos energía eléctrica. ¿Con qué la hervimos? Usamos abono de vaca, pero produce más humo que calor".

Me sentí humillado porque nunca debí haber hecho esa pregunta, y sin embargo la hice. Las alternativas parecen claras: usan lo que tienen y sufren las consecuencias. Y las consecuencias eran y siguen siendo padecer cólera y otras enfermedades inducidas por el ambiente.

El 9 de mayo estuve en Nueva York y me reuní con uno de los empresarios más poderosos del mundo, que nos ha brindado su apoyo en el pasado construyendo una escuela y una clínica. Y cuando yo formé la Fundación [Nelson Mandela], nos invitó a mi esposa y a mí a su casa en los Estados Unidos de América. En esa ocasión le dio a mi esposa cinco millones de dólares, y a mí me dio diez millones. Y su pareja le dio a mi esposa siete millones y medio, y a mí me dio otros siete millones y medio [para realizar labor social en Sudáfrica],

En esta ocasión le dije, "Quisiera que usted construya cuarenta y cinco escuelas en zonas rurales de Sudáfrica, porque existen áreas extensas en el campo donde no hay escuelas ni clínicas".

Él dijo, "No, prefiero concentrarme en la salud. Propongo que construyamos clínicas en su país".

Y discutimos sobre eso. Dije, "No, las clínicas están bien. Pero en el campo la situación y la percepción de la gente es que los sangomas son más confiables que las clínicas, las clínicas modernas. Por ello, queremos que un grupo educado de personas realice una campaña de educación en el campo y digan, Estas clínicas son mucho mejores que los sangomas. Por eso es que quiero que usted construya cuarenta y cinco escuelas".

No pudimos ponernos de acuerdo. Replicó, "No, yo puedo dar el apoyo, pero solamente en el área de salud".

"Bueno", respondí yo, "déjeme regresar y consultarlo".

Regresé a mi casa y lo consulté con el Ministro de Educación, Profesor Kader Asmal. Él difirió de los dos, y argüyó, "No, en el campo existen muchas escuelas que carecen de agua y drenaje, y los niños tienen que ir al pastizal a defecar y a orinar. No tienen nada para limpiarse, de manera que usan pasto y sus dedos quedan sucios. Con las manos sucias, sin lavar porque no hay agua, toman su comida. Pan, sandwiches, masa de maíz, carne, frutas, y de esa manera el cólera se disemina". Y el Profesor Asmal agregó, "Lo que necesitamos es que se instale agua en las escuelas. Y eso va a costar muchísimo dinero".

Bueno, pues escribí al empresario y le dije: esto es lo que la persona que sabe del área piensa que debemos hacer. Nada de escuelas, ni escuelas nuevas, ni más clínicas, sino agua para las escuelas que ya existen. Esta medida contribuirá enormemente a prevenir el cólera.

He observado que estas condiciones se repiten a través de nuestro país, nuestro continente y en el mundo en desarrollo.

Aceptamos el honor con que nos honran hoy, pero no como un honor en el sentido usual de la palabra. Lo aceptamos como un reconocimiento de nuestra falta común de honor, como género humano, por la manera en la que estamos destruyendo nuestro planeta madre y con ello las oportunidades de que nuestros hijos tengan un futuro sustentable en este planeta. Pero también, el premio que nos otorgan representa una fuente de aliento para continuar luchando por un mundo en el que podamos vivir dignamente, no sólo entre nosotros como seres humanos, sino también como seres humanos en relación con nuestro ambiente natural.

Muy pronto Sudáfrica será la sede de la importante Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable. El día de hoy, mientras la Unión se reúne aquí, es parte del reto que enfrentan nuestro país, sus líderes y su gente, el reflejar la imagen de la lucha de los tiempos modernos para que el ambiente sea un lugar habitable y sustentable para nuestros niños. Yo trato de vivir sobre la base de hacer del mundo un sitio en el que la vida de todos sea mejor, particularmente en el caso de los pobres, los marginados y los vulnerables. Una geografía devastada trae por consecuencia gente en condiciones de devastación. Hace que la gente se vuelva vulnerable, y quienes son tradicionalmente vulnerables -las mujeres, niños, ancianos y discapacitados- siempre estarán soportando la carga del sufrimiento.

Hagamos juntos que nuestro mundo se convierta en una fuente sustentable para nuestro futuro como género humano en este planeta. Muchas gracias."

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