Reseñas

 

Tamer, N. (1995), El envejecimiento humano: sus derivaciones pedagógicas

 

Eurosia Carrascal

 

OEA/OAS, Colección Interamer, Washington, Estados Unidos, 154 p.

 

Por estar todos en el camino del ser-siendo persona no hay
maestros ni alumnos en el sentido tradicional, sino una relación
personal intercambiable, permanente donde el punto
de encuentro son los valores a actualizar por unos y otros
en el proceso de planificación humana La apelación y el
diálogo se constituyen así en los elementos indispensables
de la relación pedagógica.

 

Norma Tamer, doctora en Ciencias de la Educación de Adultos, trabaja en el área de investigación relacionada con la problemática de las acciones socioeducativas y culturales para la Tercera edad en el Departamento de Ciencias de la Educación en la Universidad Nacional de Santiago del Estero (Argentina). La publicación de esta obra se realizó en el marco de las actividades del Proyecto Multinacional de Educación Media y Superior (PROMESUP) realizadas por los Estados Miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) con el apoyo del Programa Regional de Desarrollo Educativo (PREDE/OEA).

La autora inicia el planteamiento de El envejecimiento humano: sus derivaciones pedagógicas al señalar que en el momento actual, se presenta, en los países de América Latina, un proceso de transición demográfica mediante un lento proceso de envejecimiento de la población reflejado..,

... en un aumento de la proporción de personas de edad avanzada a medida que desciende la fecundidad y la mortalidad continua su tendencia decreciente... para el año 2025 (la proporción de personas de edad avanzada) alcanzará un porcentaje algo mayor del 12%, Entre 1950 (momento en que las estructuras etárias de América Latina empiezan a experimentar cambios significativos) y el año 2025 el grupo de las personas de 60 años y más aumentará a casi 11 veces su tamaño inicial. Por su parte, la población total de la región no sólo será de 4.7 veces mayor (P- 5)

Desde la perspectiva demográfica se aprecia el aumento registrado en el renglón del envejecimiento tanto en el mundo, como en Latinoamérica y, de manera concreta, en ciertos países de este continente como en Argentina. Es preciso considerar, además, que este fenómeno demográfico tiene repercusiones políticas, económicas y socioculturales no sólo para el grupo etario integrado por las personas de 60 años y más, sino también para la sociedad en su conjunto y cada persona en particular.

En forma simultánea, la autora señala otro problema: el hecho de que la vejez es una realidad disfrazada de mitos y prejuicios; enfatiza que el término "ageism", "viejismo", fue acuñado para describir el proceso de estereotipar y discriminar sistemáticamente a las personas por ser mayores o viejas, de tal manera que la vejez se conceptual iza como sinónimo de enfermedad, de decadencia o deterioro inevitable, de senilidad o deterioro mental.

En relación con lo anterior, Tamer afirma en forma categórica que "ante la complejidad y urgencia de la problemática del envejecimiento personal y social... la Pedagogía no ha dado una respuesta acabada desde su perspectiva particular", por lo que, a partir de este planteamiento, la autora sostiene la necesidad de arbitrar, entre otras acciones, las educativas, ya que "en toda teoría pedagógica, fundamento y praxis deben, necesariamente, corresponderse de manera tal que el hacer sea reflejo del ser". Por ejemplo, en el discurso se aspira a una educación integral que considere a la persona en sus dimensiones biológica, síquica, espiritual, social y apunte a su planificación. Pero en la práctica se adoptan metodologías en las que subyacen concepciones sicológicas, biológicas y sociales que son contradictorias con la noción de persona y su proceso de desarrollo armónico y totalizador. En esta forma, este libro tiene por objetivo identificar desde la perspectiva educativa, la problemática resultante del progresivo envejecimiento de la población.

La autora presenta su propuesta educativa para las personas mayores, no sin antes advertir, bajo el rubro, "La praxis educativa y su responsabilidad ante la formación de la persona a lo largo de la vida", que "la vejez no es simple resultado acumulativo por los años de manera automática, irreflexiva, mecánica y determinista, ya que no existe relación de causa-efecto en la existencia humana sino que depende de los modos o estilos de vida, de cómo se vivió. Desde lo orgánico, simplemente es un proceso de envejecimiento que comienza al nacer, es connatural con el ser humano, universal y permanente aunque individualmente diferenciado de manera intra e interpersonal".

En consecuencia, la autora cuestiona ¿qué función tiene la educación? Su respuesta mira hacia el rol de la educación que debiera consistir en acompañar dicho proceso a lo largo de la vida "para apoyar y asegurar la concreción, en cada persona, de una existencia vivida con sentido e imbuida de valores que conlleven a bienes personales y sociales".

Aparece así, la necesidad ineludible de encarar una "educación en la vejez", sustentada en el concepto de edad funcional, según la cual la persona requiere permanentemente aprender nuevos roles, lo que conlleva a la búsqueda de respuestas propias y específicas, ante las situaciones vitales que debe enfrentar. "Está dirigida a las actitudes personales al consistir en una apelación a actuar con dignidad y asumir esa etapa de vida con todas sus connotaciones". El contenido del aprendizaje "es amplio como la vida misma, abarca todas las dimensiones de la persona en un mundo de relaciones". El tiempo de aprendizaje tampoco tiene límite. Se trata de un aprendizaje permanente que contiene "una exigencia social de ofrecer alternativas u oportunidades diferentes para las personas en las distintas épocas de la vida aún para los mayores que quieran seguir aprendiendo".

Una propuesta educativa enmarcada en los propósitos antes señalados condujo a la autora al establecimiento de tres dimensiones por ella visualizadas: antropológica, teleológica y metodológica en las que la autora asume una teoría educativa centrada en la persona y trata así de contribuir a: a) resignificar la vejez y sus posibilidades educativas; b) descubrir el propio quehacer o tarea que como etapa vital presenta y c) superar mitos y prejuicios personales y sociales arraigados en una concepción funcionalista de la vejez como etapa de vida

La dimensión antropológica de la pedagogía y de la educación procura iluminar el campo reflexivo desde una perspectiva personalista. La dimensión teleológica ayuda a discernir acerca de los objetivos educativos en la vejez y justificar así una propuesta educativa para la problemática del envejecimiento humano. La reflexión metodológica brinda el cómo lograr las respuestas que permitirán delinear una perspectiva integradora y también especificar algunos principios y criterios.

El estudio teórico se realizó a la luz de tres perspectivas: el personalismo, la teoría sicológica del desarrollo humano y el análisis existencial de V. Frankl. Del conjunto de teorías educativas la autora fundamenta que optó por la línea del personalismo por considerar que es la que permite sustentar el proceso educativo siempre inacabado de la persona, justificar el valor y la dignidad de la vejez y de sus posibilidades formativas. La teoría de la sicología del desarrollo "sostiene la posibilidad de un 'enfrentamiento activo con la oportuna situación vital' que equivale al 'desarrollo' en el sentido de una modificación de las vivencias y el comportamiento humano en el curso de un proceso vital que abarca desde el nacimiento hasta la muerte". El análisis existencial en la Logoterapia de V, Frankl "destaca la dimensión noética de la persona (espíritu, logos) por la que puede oponerse a los condicionamientos biológicos, sicológicos y sociales y orientarse hacia el sentido único y singular en la situación concreta de la vida".

Se trata, pues, de una tarea seria y comprometida por parte de todos a lo largo de la vida en todos sus momentos. Al respecto, Norma Tamer es tajante: nadie puede quedar afuera si se quiere la construcción del Hombre Nuevo para un Mundo Nuevo.

Si para la autora el envejecimiento humano implica un compromiso común y una tarea ínterdisciplinaria, ¿cuál es el compromiso de la Geografía? Si bien en este momento México se encuentra en un proceso de envejecimiento paulatino, en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), ya se externa una preocupación relacionada con la problemática de los adultos de la tercera edad. De manera concreta se refiere a "la falta de atención de unos cuatro millones de personas... (ello) representa una presión... sobre el sistema de pensiones que puede producir una importante inestabilidad económica" (Unomásuno, 16 de julio de 2001). Este hecho amerita (a prevención de medidas a aplicarse en un futuro cercano ante la problemática que generará este sector de la población, desde las perspectivas social, económica, política y cultural. Las repercusiones del envejecimiento demográfico no pueden ignorarse; la crisis fiscal obliga, en general, a la reestructuración de los sistemas de seguridad social y, en particular, a los servicios de salud, educación y empleo del tiempo libre.

La carencia de una planificación y de políticas en el tema del envejecimiento se vinculan con valores socioculturales que acentuarían la imagen de una vejez inactiva e improductiva. Por el contrario, la concepción de envejecimiento y de vejez que la autora asume en su trabajo, tiende a lograr óptimos niveles de autorrealización de las personas de edad para que sigan interviniendo en el ambiente en que viven, independientes y útiles a sí mismos y a los demás, ya que no debe interesarnos solamente el que vivamos y sobrevivamos sino para qué y cómo llevar adelante con sentido esta vida.