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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.45 Ciudad de México ago. 2001

 

La microindustria del vestido en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México

 

The clothing micro-enterprises at the Mexico City Metropolitan Area

 

Concepción Alvarado Rosas*

 

*Instituto de Geografía. UNAM, Cd. Universitaria, 04510, Coyoacán, México, D. F.

 

Recibido: 25 de enero de 2000
Aceptado en versión final: 15 de octubre de 2000

 

Resumen

La industria del vestido en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM) se concentra por el número de establecimientos y personal ocupado en la Ciudad Central y, particularmente, en la delegación Cuauhtémoc; dicha concentración se debe fundamentalmente porque en sus inicios se estableció en el centro histórico de la ciudad. Sin embargo, en años recientes algunos microempresarios han decidido dejar la centralidad y escoger áreas Intermedias y periféricas. Una característica inherente del vestido es la maquila, que constituye uno de los mecanismos de descentralización productiva que se lleva a cabo en forma esencial por las grandes empresas hacia otras de menores dimensiones. Dentro de la escala productiva, la microindustria se encuentra sujeta, en forma constante, a ser subcontratada para realizar trabajos de maquila, esto representa 50% de las unidades fabriles. Alrededor del 93% de la producción de las microindustrias está destinada a satisfacer el mercado nacional y 10% a la exportación. Asimismo, se Identificó que aproximadamente 75% de las empresas se encuentran especializadas, lo que representa una mayor vulnerabilidad dentro del proceso productivo y sólo 25% está diversificada, es decir, son empresas que resisten más los vaivenes que existen dentro del mercado de la producción de ropa.

Palabras clave: Industria del vestido, delegación Cuauhtémoc, subcontratación (maquila), especialización y diversificación.

 

Abstract

In the Mexico City Metropolitan Zone the clothing industry is concentrated at the Central Area, according to the number of businesses and personnel working in them, particularly in the Cuauhtémoc delegation, because historically the first businesses established to the center of the city. However, recently some micro-industries have been established in other areas of the city, choosing intermediate and peripheral zones. One characteristic of the clothing industry is the subcontracting process -maquila-, a mechanism of productive decentralization that essentially is carried out by large enterprises towards smalier ones. Within the production scale, microindustry is constantly subjected to being subcontracted by others, this being the case of about 50% of manufacturing units. Approximately 98% of the production of microindustries is derived for the national market, and 10% to exports. Furthermore, it was found that approximately 75% of enterprises are specialized, which represents a higher vulnerability within the production process, and only 25% of them are diversified that is, they are enterprises that better withstand the variations that occur within the cloth-manufacturing market.

Key words: Clothing industry, Cuauhtémoc delegation, subcontracting (maquila), specialization.

 

INTRODUCCIÓN

En este trabajo se analiza la distribución de la industria de la confección en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM) y las relaciones que establece con otras industrias por medio de la maquila. Además, se examina la contribución que hacen las microempresas al número total de establecimientos y a la dinámica que poseen dentro de esta industria. El trabajo se divide en tres partes: la primera está dirigida a conocer el contexto histórico de la industria de la confección, puesto que fueron importantes los acontecimientos que marcaron la distribución espacial de esta industria dentro de la configuración urbana de las ciudades de nuestro país.

En la segunda parte se valora la actividad productiva de la industria de la confección en la ZMCM, Para realizar el análisis espacial y organizar la información se tomó como base la clasificación de contornos metropolitanos propuesta por Javier Delgado (1988:103-141).

Esta clasificación sirvió, en forma general, para localizar los puntos de concentración de la industria del vestido y, se destaca, particularmente, la importancia que tienen las microempresas dentro del aparato industrial de la ZMCM. En la tercera sección se elaboró una tipología de las microempresas de la industria de la confección.

 

MARCO HISTÓRICO DE LA INDUSTRIA DE LA CONFECCIÓN EN MÉXICO

El desarrollo urbano e industrial fueron dos procesos que se presentaron en las principales ciudades de México. Por un lado, la industrialización1 fomentó la concentración de la actividad industrial en los tres centros urbanos más importantes de México: el Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey, Estos centros industriales se privilegiaron de innumerables ventajas, como fueron la construcción de vías de comunicación, la concentración de materias primas, nichos de mercados, de recursos financieros, de información, así como de relaciones económicas, sociales y políticas.

El proceso de industrialización-urbanización en México se inició particularmente en la década de 1940, como resultado de la industrialización sustitutiva de importaciones. Este modelo de industrialización desembocó en una etapa de urbanización acelerada que se caracterizó por una marcada concentración de población y actividades económicas en la Ciudad de México.

Desde la década de los cuarenta la capital del país se constituyó en el núcleo principal de la economía nacional y su dinámica económica ha sido el principal determinante de su desarrollo demográfico y expansión urbana. Según Aguilar (1988:25), en 1940 el Área Metropolitana de la Ciudad de México (AMCM) absorbía 7.9% de la población nacional, su aportación al producto interno bruto (PIB) nacional era de 33.5% y concentraba 36.2% del sector industrial y 46.2% del sector servicios. Para 1995 la ZMCM contaba con una población total de 16 349 782 y en 1993 la Ciudad de México concentraba 33.4% del PIB industrial del país (Sobrino, 1999:79).

La dinámica de la industria manufacturera en 1980 generó 51.5% del empleo en la ZMCM con 11% de los establecimientos totales, el cual disminuyó a 34.0% en 1993 con 9.4% de los establecimientos, en tanto que los servicios pasaron de 24.0% de los establecimientos totales y 29.9% del empleo en 1980, a 33.7% de los establecimientos y 34.0% del empleo en 1993 (Olivera, 1999:268). Dichos datos evidencian el peso que ya tenían los servicios en la década de los ochenta y principios de los noventa.

A pesar de las políticas de descentralización que se han llevado a cabo en la Ciudad de México, actualmente la economía de la metrópoli se ha concentrado en tres grandes sectores: las actividades del gobierno, la industria manufacturera y los servicios de educación, salud, finanzas y comercio.

El comportamiento de los sectores económicos en la ZMCM, tanto el terciario como el secundario, han ocasionado que en el ámbito nacional esta área siga siendo el principal centro de concentración de población y de actividades económicas que le proporcionan la particularidad a la Ciudad de México de tener una proyección a escala internacional.

A pesar de la importancia que han adquirido los servicios en relación con la industria, cabe destacar la relevancia que tienen algunas ramas manufactureras; por ejemplo, la tasa de crecimiento del número de establecimientos y de personal ocupado en la elaboración de prendas de vestir ocuparon el tercer lugar, después de la rama del tabaco y la petroquímica (Figuras 5 y 6, en Alvarado, 1998:99).

En este apartado se hará énfasis en la industria de la confección de ropa como una rama importante para el país a principios de siglo y posteriormente en la relevancia que tiene en el ámbito nacional y para la ZMCM.

La localización de la industria de la confección de ropa en el país tuvo sus antecedentes históricos en la primera década del siglo XX, cuando algunos comerciantes de origen libanés, al llegar a México, decidieron continuar con esta actividad, Como lo menciona Laison M 985:194), algunos libaneses se establecieron inicialmente en Guanajuato y Michoacán, y otros en Guadalajara, compraron máquinas y empezaron a confeccionar ropa (Arias, 1997).

La producción de ropa que se desarrolló hasta la década de los años veinte, fue aquélla que se llevó a cabo en el hogar, donde las mujeres realizaban el diseño de las prendas de vestir que iban a utilizar los miembros de la familia, Sin embargo, la urbanización repentina que trajo consigo la Revolución Mexicana (1911-1917) coadyuvó a que por primera vez fuera factible la producción de ropa en el ámbito industrial (Hanson, 1992:312).

Las personas que se dedicaron predominantemente a la producción industrial de ropa fueron inmigrantes libaneses y judíos. Estos fabricantes-comerciantes agruparon sus negocios alrededor del centro de la Ciudad de México, el cual se convirtió en el principal distrito del vestido en el país. Este distrito fue utilizado como la base desde dónde llevar a cabo las negociaciones con los proveedores de textiles y los revendedores de ropa.

El otro aspecto que provocó, en forma indirecta, el desarrollo de la industria de la confección fue la Segunda Guerra Mundial.2 Este conflicto bélico estimuló el crecimiento de ciertos lugares del país a través de la expansión y creación de nuevos pequeños talleres. La formación de ellos representó la posibilidad de exportar la producción hacia otros lugares.

Al concluir la Segunda Guerra Mundial, el mercado nacional se contrajo, pero para este momento (posterior a 1945) se presentó otro hecho que impulsó enormemente el progreso de la industria de la confección en el país: el crecimiento del mercado urbano. Este crecimiento se dio como resultado de la fuerte inmigración que se llevó a cabo en las ciudades que iniciaban su crecimiento en el territorio nacional. Por un lado, esto estimuló la fabricación de ropa en grandes volúmenes, para las personas que se encontraban trabajando en las fábricas y. por el otro, para aquéllas que laboraban en las oficinas.

En la década de los años cincuenta, Los antiguos empresarios que iniciaron esta actividad dieron paso a las nuevas generaciones, lo que representó un nuevo giro en la industria de la confección, porque los nuevos industriales se preocuparon por introducir modernas tecnologías y formas de organización, lo que permitió el incremento de la productividad y de las utilidades. En esta década fue muy importante también el uso de las fibras sintéticas, que se empezaban a utilizar en el mundo. El uso de estas fibras representaba para los empresarios costos de producción menores a lo que estaban acostumbrados.

A partir de 1960, los pequeños productores se transformaron en medianos empresarios, lo que implicó, por un lado, la adquisición de equipos modernos y, por el otro, la articulación de las grandes o medianas empresas con las de menor tamaño. A finales de los años sesenta y mediados de los setenta, otro factor que impulsó a (a industria fue el uso intensivo de la mezclilla. lo que provocó que las grandes y medianas empresas lograran exportar su extensa producción, sobre todo a los Estados Unidos, y en menor grado a Europa (Laison, 1985:199).

En nuestro país existen casos muy específicos de cómo funciona la producción de ropa. Por ejemplo, la ciudad de Guadalajara reorientó su producción de ropa, es decir, dejó de elaborar camisas para varón y se enfocó a la confección de ropa infantil y para dama, esta última muy relacionada con la especialización de calzado para mujer que también se empezaba a generar. De igual manera, Monterrey se concentró en la fabricación de pantalones y camisas de buena calidad. Esta especialización productiva de la industria de la confección predominó durante las tres primeras décadas del modelo de sustitución de importaciones que siguió la política económica de nuestro país.

Los casos citados anteriormente corresponden a las ciudades más importantes de México, pero existen otros centros urbanos de menores dimensiones que también juegan un papel destacado en la configuración de la industria de la ropa en nuestro país. Irapuato, por ejemplo, concentró su producción en pantalones para caballero y Aguascalientes se enfocó a la elaboración de ropa infantil y a los tan conocidos bordados. Ambas ciudades, en el período de industrialización del modelo sustitutivo de importaciones, se caracterizaron por combinar la actividad agropecuaria y comercial con la elaboración de prendas de vestir. Dicha particularidad cultural permitió a estas ciudades mantenerse en la industria de la confección en forma muy exitosa.

Cada una de estas localidades juega un papel importante en el sistema industrial emergente que se ha desarrollado en nuestro país, cuya configuración fomenta la creación de recientes escenarios y estimula la aparición de nuevos actores sociales. La formación de estos escenarios implica la difusión de un esquema de manufactura descentralizada, rural y feminizada o, lo que es lo mismo, abundante mano de obra femenina y costos de producción muy bajos.

El desarrollo de la industria de la ropa en la Ciudad de México no escapó a la lógica nacional; es importante resaltar que en ella se concentró la mayor parte de la producción, distribución y comercialización de ropa en el ámbito nacional. Por ejemplo, en 1960, 59.8% de los empleos generados por la manufactura de ropa se localizaba en el Distrito Federal, la entidad federativa donde se encuentra la Ciudad de México (Hanson, 1992:312-313). Sin embargo, en la década de los años setenta a producción de ropa empezó a descentralizarse de la ciudad hacia nuevas aglomeraciones especializadas en ropa exclusiva, es decir, de 1970 a 1980 el D. F. disminuyó el número de empleos de 55.4% a 44.7% y a 12.7% para 1997.3 A pesar de que la participación del Distrito Federal ha disminuido conforme pasa el tiempo, es importante mencionar que todavía esta entidad mantiene el primer lugar en la concentración de mano de obra y número de establecimientos de la industria de la confección en todo el país.

El proceso de descentralización que llevaron a cabo los empresarios de la industria de la confección fue resultado de las diferencias regionales en los costos de producción entre la capital del país y las áreas rurales. Estos empresarios reubicaron por completo el aparato de producción, de manera que las operaciones de diseño y ensamblado se localizaron en el interior del país. Sin embargo, la actividad de comercialización de la Ciudad de México permaneció intacta, lo que provocó que los productores en las nuevas aglomeraciones rurales siguieran dependiendo de los comerciantes ubicados en el D. F. para la venta y distribución de sus mercancías.

La estructuración de los centros urbanos más importantes del país representó la conformación y consolidación de ciertas actividades productivas, como lo fue la distribución espacial de la industria de la ropa. La Ciudad de México se convirtió en el principal centro productor de prendas de vestir, y a su vez, en el mercado más importante del país, puesto que concentraba y distribuía una gran variedad de productos que satisfacían, en una primera etapa, la demanda local o regional y, posteriormente, la de nivel nacional.

 

ACTIVIDAD PRODUCTIVA DE LA INDUSTRIA DE LA CONFECCIÓN EN LA ZONA METROPOLITANA DE LA CIUDAD DE MÉXICO

Las estadísticas utilizadas para realizar el análisis de la actividad productiva de la industria de la confección en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM) fueron proporcionadas por la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (CNIV) en 1996. Esta base de datos contenía información relacionada con el número total de trabajadores por empresa y por establecimiento, así como información relacionada con el carácter maquilador y exportador que poseen las micro, pequeñas, medianas y grandes industrias.

Con base en los resultados, se detectó la existencia de una distribución espacial diferencial por tamaño. Por ejemplo, las microindustrias. que son las más numerosas del aparato productivo de la ZMCM, se focalizaron en un mayor número de municipios o delegaciones.

Para interpretar la base de datos proporcionada por la CNIV, se siguió la clasificación de Javier Delgado (1988:106-135) referente a los anillos metropolitanos, en donde se divide a la ZMCM en tres anillos alrededor de la Ciudad Central, las Áreas Intermedias, la 2ª Conurbación y la Metropolización.

La Ciudad Central, que abarca las delegaciones Cuauhtémoc, Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza, se formó y consolidó entre 1900 y 1930, y ahí se localizaron predominantemente las actividades administrativas, comerciales y recreativas de la ciudad. El crecimiento urbano que había experimentado la Ciudad Central no se detuvo, sino que se presentó una expansión sobre la periferia inmediata, lo que ocasionó la primera conurbación con relación al resto del Distrito Federal.

El crecimiento urbano de la Ciudad de México continuó de 1930 a 1950 y se formó el primer anillo o contorno de las Áreas Intermedias; esta expansión se presentó como efecto del establecimiento de la industria en el norte del D. F. y de la consolidación de la especialización funcional del área central. Aunado a ello, también se manifestó el crecimiento demográfico que experimentó el entorno inmediato, el cual se propagó hasta llegar a los límites con el Estado de México, De acuerdo con el autor, el segundo anillo o contorno de la 2ª Conurbación abarcó los municipios del Estado de México: Naucalpan, Nezahualcóyotl, Tlalnepantla y Ecatepec: y las delegaciones del Distrito Federal: Magdalena Contreras, Tlalpan y Xochimilco. Esto fue resultado del mismo crecimiento industrial que se presentó en el área inmediata y se extendió hasta el norte, es decir, hacía Tlalnepantla y Ecatepec. La forma más evidente de este crecimiento, además del crecimiento industrial, fue la proliferación de los fraccionamientos habitacionales.

El crecimiento del segundo anillo (1950-1970) atendió a dos factores coyunturales dentro de la política del gobierno del Distrito Federal; es decir, mientras que en éste se restringía el crecimiento industrial y el de los fraccionamientos con fines habitacionales, el gobierno del Estado de México fomentaba ambos.

El tercer anillo o contorno de la metropolización (1970-1989), que abarcó Cuajimalpa, Tláhuac, Chalco, Ixtapaluca, La Paz, Chimalhuacán, Chicoloapan, Tecámac, Coacalco, Tultitlán, Cuautitlán, Cuautitlán Izcalli, Nicolás Romero, Atizapán y Huixquilucan, se formó como efecto del crecimiento urbano expansivo e indiscriminado del D. F. hacia el Estado de México, por el establecimiento de la zona industrial de Izcalli-Tultitlán, aunado también a la prohibición de la construcción de fraccionamientos en el D. F., que se venía practicando desde años atrás.

Distribución espacial de la industria de la confección. La distribución de las empresas de la industria de la confección en la ZMCM coincidió con la importancia económica que adquirieron los anillos metropolitanos: por ejemplo, la Ciudad Central absorbió en 1996 el mayor número de empresas y del personal de la industria de la confección de toda la metrópoli: con 60.8% y 41.6%, respectivamente (Figuras 1 y 2); y dentro de ella, la delegación Cuauhtémoc registró 255 industrias con un total de 6 701 trabajadores y le siguió Benito Juárez, con 55 y 2 032, respectivamente.

Esta explicación se debe a que, históricamente, el centro de la Ciudad de México constituye el corazón de la Ciudad Central y, por excelencia, es el lugar que concentra, distribuye y comercializa gran parte de la producción de prendas de vestir de todo el país, además de otras actividades industriales y servicios especializadas que se desarrollan dentro de este anillo. El Área Intermedia fue la segunda sección donde se concentró el mayor número de trabajadores de toda la ZMCM. Dicha distribución se debe a su localización estratégica, es decir, el Área intermedia se encuentra entre la Ciudad Central y la 2ª Conurbación. El anillo intermedio absorbió 38.1% de los trabajadores, y la 2ª Conurbación 21.0% (Figura 1).

En la Figura 2 se observa que la Ciudad Central tuvo el mayor número de empresas y que éstas disminuyen conforme se alejan de la Ciudad de México. Otro aspecto importante, de esta distribución es lo relativo a las empresas que maquilan y exportan. Este caso es un proceso inherente a la industria de la confección, ya que alrededor de 51.9% de las empresas se dedicaron a maquilar y, conforme se reduce el tamaño de las unidades fabriles, dicho mecanismo de subsistencia fue más evidente. Tanto la Ciudad Central como las Áreas Intermedias absorbieron el mayor número de empresas dedicadas a la maquila y, por ende, concentraron la mano de obra.

La maquila o subcontratación representa, para los dueños de los medios de producción, la explotación de la mano de obra, sobre todo femenina, bajos costos de producción y garantías laborales casi inexistentes. Todo ello se conjuga para beneficiar enormemente a los que controlan la esfera de la producción, ya que estas prácticas son una de las "bondades" de la "flexibilidad" del trabajo. Sin embargo, existen otros empresarios que son subcontratados por aquellas empresas que han descentralizado su producción. Las razones que orillan a los empresarios a maquilar son variadas, pero se pueden mencionar principalmente dos: a) los empresarios no poseen el capital y los medios de producción para tener un control, de principio a final, del proceso productivo de la confección de la ropa; y b) a los microempresarios económicamente les conviene estar bajo el esquema de la maquila, porque por medio de ella tienen la oportunidad de mantenerse en el proceso productivo.

Cualesquiera que sean las razones por las cuales los empresarios deciden o no maquilar, está claro que dicha actividad es una manera de encadenamiento productivo, puesto que las empresas, pequeñas, medianas y grandes, tienen alguna relación al momento en que fraccionan el proceso productivo. La maquila es un proceso inherente a la industria de la confección e implica un alargamiento de las relaciones entre empresas localizadas en áreas urbanas, como sucede en este caso en la zona metropolitana, pero existen ejemplos donde las relaciones de maquila trascienden el ámbito urbano y se ubican en un ambiente rural (Sabaté, 1992 y 1995; Wilson, 1990 y 1992; Arias, 1997).

En la Figura 2 se observa que la actividad exportadora de la industria de la confección en la ZMCM fue muy pequeña, porque sólo 67 empresas (10.7%) se dedicaron a exportar. Por anillos metropolitanos, fue la Ciudad Central donde se concentró el mayor número de ellas, 47 (7.5%) y estas empresas disminuyen conforme se alejan del centro de la Ciudad de México. Estos resultados evidencian que la producción de ropa en la ZMCM se encuentra enfocada, básicamente, a satisfacer el mercado nacional más que el internacional.

Distribución de las empresas por tamaño. La distribución territorial de las empresas de la industria del vestido es diferencial de acuerdo con el tamaño, puesto que existen 340 microindustrias distribuidas en once delegaciones y cuatro municipios de la ZMCM; se encontraron 226 pequeñas empresas localizadas en once delegaciones y tres municipios; 43 medianas empresas distribuidas en diez delegaciones y dos municipios conurbados y la gran Industria con 19 empresas en únicamente seis delegaciones y un municipio.4

Del total de las empresas de la industria del vestido en la ZMCM, 54.1% son micro-industrias, 36.0% son pequeñas, 6.9% medianas y sólo 3.0% son grandes empresas, es decir, el 90% de, los establecimientos corresponde a las empresas más pequeñas del aparato productivo. Con base en estos datos se deriva el potencial de empleo que pudieran tener las microempresas, puesto que si absorbieran a más trabajadores por unidad instalada, sin rebasar su límite, ofrecerían empleos a la población local, claro está, si estas pequeñas unidades fabriles contaran con expresos apoyos fiscales, capacitación de la mano de obra, tecnología y financiamiento, entre otros

Las micro y pequeñas empresas optaron más por la periferia de la Ciudad de México que por las áreas centrales, lo que implica tener un costo menor en ciertos servicios urbanos, como son: agua, luz, teléfono, rentas más económicas y abundante mano de obra barata. Sin embargo, las empresas que se localizaron en la parte central fueron las que desde sus inicios han permanecido en esta área y, a pesar de los costos que representa su ubicación, continúan en ella por las relaciones sociales y económicas que guardan con otras empresas.

Las delegaciones o municipios donde existe una mayor concentración de empresas y mano de obra ocupada en la industria del vestido fueron: Cuauhtémoc, Benito Juárez e Iztacalco, principalmente. Este comportamiento no es de extrañar; por ejemplo, en la delegación Cuauhtémoc la industria del vestido se ha ubicado por tradición en las calles de Izazaga, 20 de Noviembre, Pino Suárez, Venustiano Carranza, República de Brasil y República de Uruguay, entre otras. Sin embargo, a pesar del sismo del 19 de septiembre de 1985, esta delegación continúa siendo la más importante dentro de la ZMCM y de todo el país, por la gran concentración de industria del vestido (formal e informal) que presenta. También las delegaciones de Benito Juárez e Iztacalco son áreas con una concentración importante en esta actividad.

La distribución de la microempresa en la Figura 3 muestra que la Ciudad Central absorbió el mayor porcentaje del número de empresas (60.8%), así como en el número de trabajadores (41.1%); de industrias exportadoras (70.1%) y de empresas maquiladoras (59.8%).

Como se percibe en esta figura, el único municipio que no tuvo microempresas dedicadas a exportar y a maquilar fue el municipio de Tlalnepantla, el resto se concentró en los procesos de subcontratación, En las delegaciones y municipios de la 2ª Conurbación, ninguna empresa era exportadora, pero sí maquilaron algunas prendas de vestir. Algunas empresas de la Ciudad Central y de las Áreas intermedias elaboraron prendas para exportar y maquilar.

En la Figura 4, se observa que no existen pequeñas unidades fabriles en el municipio de Nezahualcóyotl; además, cuantitativamente son menos, en comparación con la micro-industria.

La dinámica de distribución por anillos metropolitanos es muy similar a la micro, a excepción del municipio que se mencionó líneas arriba. La pequeña industria proporcionó alrededor de 8 834 empleos correspondientes a un total de 226 empresas.

En las Figuras 5 y 6, se aprecia que tanto las medianas como las grandes empresas presentaron una cobertura territorial inferior que las micro y pequeñas industrias, pero absorbieron el mayor número de mano de obra en la rama de la confección.

En ambos tamaños, los procesos de subcontratación y exportación se presentaron, pero se detectó que treinta y seis empresas maquilaron y sólo ocho exportaron; es decir, los tamaños más pequeños del aparato industrial del ramo de la confección concentraron el mayor número de empresas que maquilaron (289) y exportaron (60). Resultado muy interesante, puesto que se hubiera esperado que entre más grande fuese la empresa, ésta tendría más posibilidades de exportar parte de su producción.

Importancia económica de las microempresas. La microindustria de la confección de ropa es muy importante en el ámbito nacional y, particularmente, en la ZMCM, por la gran cantidad de unidades fabriles que aporta a la estructura productiva.

En la ZMCM la microindustria juega un papel social y económico muy importante, puesto que incluye 54.1% de los establecimientos y 8.5% de las fuentes de empleo generados en este sector; sin embargo, absorbió 53.7% de las empresas que exportan y 51.2% de las que maquilan.5

Resultados importantes si se considera, por un lado, que en 223 empresas se emplearon hasta ocho trabajadores y en el resto se contrataron entre nueve y quince (117) empleados; si la microempresa absorbiera más trabajadores por unidad instalada, sin rebasar los 15 empleados, esta unidad fabril sería un potencial para ofrecer empleo en el ámbito local, regional y nacional.

Otro resultado relevante fue que esto tamaño tuvo más de la mitad de todas las empresas que maquilan en la ZMCM.

El tamaño de la microempresa tiene la particularidad de ubicarse por encima de las pequeñas y medianas industrias, por la relativa facilidad que posee para establecerse, por los bajos costos que representa su producción y los montos de capital necesario para iniciar su actividad dentro del aparato productivo nacional.

Los apoyos a las microempresas deben estar enfocados a proporcionar asesorías sobre organización y funcionamiento de la empresa; información acerca de programas de capacitación para la mano de obra; en política fiscal, donde se ofrezca un trato preferencial a las empresas más débiles sin llegar a subsidiarlas; desregulación y simplificación en los trámites fiscales para su apertura; sobre la existencia de una banca de desarrollo con apoyos financieros y técnicos diseñados específicamente para ellas; el desarrollo de mercados; las facilidades para la adquisición de los insumos utilizados en estas unidades fabriles, así como para la obtención de nuevos instrumentos de trabajo; sobre asistencia técnica, administrativa y de información, entre otras (Maza. 1997 y Jurado, 1997).

 

TIPOLOGÍA DE LA MICROINDUSTRIA DEL VESTIDO EN LA ZONA METROPOLITANA DE LA CIUDAD DE MÉXICO

Para determinar la tipología de la gran variedad de prendas de vestir que producen los microempresarios de la industria del vestido en la ZMCM fue necesario agrupar once grupos, puesto que se registraron más de 110 prendas de vestir (Cuadro 1).

Cada uno de los grupos se aglutinó con base en las semejanzas que existen entre las diferentes prendas de vestir. Dicha agrupación se realizó para facilitar metodológicamente el análisis de la elaboración de las prendas por parte de los empresarios de la gran metrópoli. Dicha clasificación queda como se muestra en el Cuadro 1.

Según la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (SECOFI).6 una microempresa es aquélla que posee hasta 15 trabajadores, y para elaborar la tipología de estas empresas, por su diversificación y especialización, se tomó dicho criterio.7

La tipología de las microempresas por diversificación y especialización fue posible realizarla con base en la información proporcionada por la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (CNIV) en 1996 y por la clasificación de los 11 grupos de prendas de vestir. Para la tipología fue necesario elaborar una matriz (Cuadro 2) que sirvió para conocer el grado de especialización y/o diversificación de las empresas.8 Con base en el cruce de variables de la matriz se llegó a agrupar a las empresas en diez categorías y cuatro tipos.

Las empresas diversificadas (semidiversificadas y diversificadas) fueron aquellas que produjeron una, dos o tres prendas de vestir de hasta cinco grupos diferentes; y la especialización (semiespecialización y especialización) se refiere a las empresas que producen una o dos prendas de vestir de uno o dos grupos.

En la tipología de las microempresas de la industria de la confección, se observó que 70.8% (228) de las empresas estaban especializadas y semiespecializadas o 29.2% (94) diversificadas o semidiversificadas (Cuadro 3).

Los resultados revelan que las empresas localizadas en la ZMCM tienden más hacia la especialización que hacia la diversificación. Estas empresas se especializan principalmente en aquellos grupos donde existe una mayor demanda en los productos, como son los casos de la ropa exterior para dama y caballeros

Con base en la tipología de las microempresas, ahora se cruzaron las variables de "exportación" y "maquila", y las empresas quedaron como se muestra en el Cuadro 4.

Estos resultados evidencian que las empresas se dedicaron con mayor frecuencia a maquilar que a exportar: es decir, en el primer caso, 46.2% de las empresas estuvo vinculado a los procesos de subcontratación y 10.3% de las unidades fabriles se dedicó a exportar parte de su producción. El resto (43.5%) fueron empresas que no maquilaron ni exportaron (Cuadro 4). También los resultados revelaron que, entre más especializadas están las empresas son más evidentes los procesos de maquila, ya que 28.8% de las mismas tuvieron estas características,

 

CONCLUSIONES

En cuanto a la distribución del número de microempresas y personal ocupado de la Industria del vestido en la ZMCM, se observó que la delegación Cuauhtémoc es la que concentra el mayor número de ellas, seguida en importancia por las delegaciones Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza; todas ellas conforman lo que se conoce como la Ciudad Central.

El anillo metropolitano de las Áreas Intermedias tuvo un papel destacado en esta distribución geográfica por ubicarse en un punto intermedio entre la centralidad y la periferia de la Ciudad de México. Este nuevo patrón de distribución urbana de las micro-empresas implica, precisamente, que las Áreas Intermedias se están colocando como otra buena localización para las nuevas unidades fabriles en la ZMCM y no solamente el centro de la Ciudad de México, Dicha distribución tiene varias repercusiones urbano-regionales: la primera es que las empresas han cambiado la centralidad por áreas intermedias y periféricas, pero todas ellas dentro de un ambiente urbano; la segunda implicación es que las grandes empresas han descentralizado su producción con empresas de menor tamaño. Esta práctica representa, para las empresas que subcontratan, disminuir significativamente costos de producción, lo que conduce a una permanencia de las empresas dentro del proceso productivo de la ZMCM,

La maquila o subcontratación es un proceso Inherente de toda la industria del vestido, porque más de 50% de las empresas de esta rama se dedican a maquilar algunas prendas de vestir, dinámica que se manifiesta como una alternativa de los empresarios para mantenerse en el proceso productivo, sin que esto necesariamente represente una vía de desarrollo y crecimiento del establecimiento empresarial.

La maquila no le permite al empresario controlar el proceso productivo de la ropa desde su Inicio hasta el empaquetado final, porque sólo realiza una fase de la producción de ropa y no tiene el dominio del proceso global.

Se detectó que sólo 10.1% de las empresas de la confección se dedicaron a exportar, lo que evidencia que la producción se encuentra enfocada básicamente a satisfacer al mercado local y nacional.

En relación con la tipología elaborada de las microempresas de la industria de la confección, se concluye que casi tres cuartas partes de la industria está especializada en uno o en dos grupos de ropa y el resto presenta algún grado de diversificación. La microindustria de la ZMCM para mantenerse en el proceso productivo tiende a la especialización y las micro-empresas que presentan cierta solidez son aquellas que han diversificado su producción de ropa.

Una empresa que se encuentra diversificada, y que en muchos casos maquilan alguna prenda de vestir, tiene mayores posibilidades de mantenerse en el proceso productivo, ya que si; por alguna razón se reduce la demanda de una prenda de vestir, esta empresa tiene la posibilidad de elaborar otras. Sin embargo, una empresa que está especializada en una sola prenda es más vulnerable a la demanda del mercado, porque tiene que enfrentar la reducción o desaparición de la prenda de vestir que elabora.

 

AGRADECIMIENTO

A la Cámara Nacional de la Industria del Vestido por haber proporcionado, en forma digital, los datos estadísticos con los cuales se elaboraron los cuadros.

 

NOTAS:

1 El desarrollo industrial de México fomentó el crecimiento de las principales ciudades del país e impulsó y concentró enormemente el progreso de la planta fabril en estas áreas urbanas. Casos específicos fueron, en sus inicios, la Ciudad de México Guadalajara y Monterrey, posteriormente se pueden mencionar las ciudades de Puebla y Querétaro, entre otras

2 Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos buscó quiénes podrían elaborar las prendas de vestir que necesitaban. Una de las prendas que demandaban eran los overoles y pantalones de mezclilla La búsqueda de productores o maquiladores contribuyó al desarrollo de la industria del vestido en nuestro país y, específicamente, en ciertas áreas del territorio nacional.

3 Los porcentajes fueron tomados con base en una serie histórica de datos proporcionados por la SECOFI en 1997.

4 Según datos de la CNIV para 1996.

5 Con base en la Cámara Nacional de la Industria del Vestido. 199S.

6 Según la clasificación anterior de la SECOFI, una microempresa era la que tenía como máximo 15 trabajadores, sin embargo, esta clasificación ha cambiado, ya que en el Diario Oficial de la Federación del 30 de marzo de 1999 una microempresa de la Industria manufacturera, es la que cuenta con uno a treinta trabajadores.

7 Al realizar este artículo se tomó la clasificación de microempresa de uno a quince trabajadores, que fue anterior a la del 30 de marzo de 1999.

8 Véase desglosado el Cuadro 2 por delegaciones y grupos de ropa en Alvarado, 1999:125-131.

 

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