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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.43 Ciudad de México dic. 2000

 

Reseña

 

Morales, Josefina (coord.), El eslabón industrial. Cuatro imágenes de la maquila en México

 

The industrial linking. Four images of the in-bond industry in Mexico

 

Atlántida Coll-Hurtado*

 

Editorial Nuestro Tiempo. México, 2000, 241 p.

 

Instituto de Geografía, UNAM, México.

 

La impronta de la maquila hoy día en el país ya no es la de un fenómeno de frontera; se trata de un hecho nacional. La maquila ha rebasado la línea entre México y los Estados Unidos y se expande hacia el interior y llega hasta la península de Yucatán, su última manifestación. Ello provoca una profunda desigualdad social y económica, pero también espacial, regional, ya que el establecimiento de la maquila no responde a un plan de desarrollo concreto, con un equilibrio de actividades, sino que se convierte en una actividad que podríamos llamar de enclave geográfico, Surge la planta maquiladora, se crea un polo maquilador, se atrae a la población trabajadora, pero nada más sucede a su alrededor. El día que la maquiladora se vaya, la ruptura será total.

En el capítulo "Maquila 2000" Josefina Morales presenta un muy interesante análisis de este tipo de manifestación industrial, lo ubica en la nueva economía del siglo XXI, dentro de las nuevas formas de dependencia. La evolución histórica de las maquiladoras es ilustrativa de esos nuevos patrones de dependencia: de las plantas de primera generación, tradicionales, fundamentalmente textiles con abundante mano de obra femenina, a las plantas de tercera generación, con métodos flexibles, utilización de maquinaria semiautomatizada, robótica incluso. Hoy: "La maquila es un eslabón de la cadena industrial transnacional, no de la industria mexicana, por lo que no se ha podido convertir en un motor de la industrialización del país, ni en un eslabón interno de la producción nacional" ( p. 34).

La geografía de la maquila va de la línea fronteriza hacia varias entidades del centro del país a las que se desplazó en 1990 con tan sólo el 10% de los trabajadores. La última oleada, a partir de 1995, incluye como estados maquiladores a Guanajuato, Aguascalientes. Jalisco, Durango, Puebla, y Yucatán, ahora con cerca del 40% de los trabajadores. Este último desplazamiento se da gracias al establecimiento de un gran número de parques industriales, 381 en 1998.

Cirila Quintero presenta el capítulo "Las relaciones laborales en la industria maquiladora". Destaca que las relaciones laborales que se dan dentro de ta maquila son diferentes según el lugar en donde está implantada la maquila. Podríamos hacer una geografía salarial y resaltar el peso de la historia de las luchas sindicales en cada lugar para explicar esas diferencias. Cirila Quintero me provoca, con su texto, el deseo de contar con una geografía de las relaciones laborales, en la cual se contemplase la cultura local o regional, la historia específica de cada zona, de su poblamiento, de sus tradiciones artesanales como base de la formación de reservas de mano de obra. En este orden de cosas, hace una tipología del sindicalismo y su relación con la maquila, desde las zonas en donde el sindicalismo es muy activo, como en el noreste del país, Tamaulipas, Coahuila, hasta los centros en donde es prácticamente inexistente o muy débil con políticas de conciliación que van en contra de los intereses de los trabajadores, como en Tijuana. Otro de los elementos de regionalización laboral deriva de la estabilidad o vulnerabilidad de las maquilas, ya que de ello dependerá la estabilidad del empleo.

En "Ciudad Juárez, la conformación de una ciudad maquiladora", María Eugenia de la O. presenta un análisis de su evolución histórica, desde que era una ciudad dedicada al turismo y al comercio con los Estados Unidos, en particular en la época de la prohibición, hasta las últimas reestructuraciones territoriales mediante la construcción de varios parques industriales en la propia ciudad para dar albergue a las maquilas. Ciudad Juárez tiene maquilas filiales de las matrices líderes en tecnología mundial como son Ford, General Motors, General Electric, entre otras. Por ello, sus plantas son cada vez más grandes y van perdiendo importancia las pequeñas y medianas maquiladoras que prevalecen, por el contrario, en Tijuana. Al mismo tiempo, la ciudad ha cedido importancia a otros municipios del estado, como la propia capital, y hoy sólo tiene 66% de las maquilas de la entidad. Otra nueva disposición espacial de este tipo de industria en un estado fronterizo que se caracterizó hasta hace muy poco por la única presencia de dos polos de atracción: Ciudad Juárez y la capital estatal.

El último capítulo del libro, "La maquila en la península de Yucatán", de Josefina Morales y Ana García de Fuentes, trata del más joven fenómeno maquilador del país, que se implanta en una región con una historia social, económica y política totalmente diferente a los demás centros maquiladores. Es la región peninsular del petróleo, del turismo y hasta hace poco, del henequén. Es la región que se relaciona con los Estados Unidos, pero también es la frontera hacia el Caribe y Centroamérica. Tiene una posición geo-estratégica de importancia, si bien ha sido dejada un poco de lado en los planes gubernamentales.

La maquila yucateca absorbe una mano de obra campesina con tradición artesanal en el henequén, sin antecedentes sindicalistas, y acostumbrados a los subsidios oficiales, es decir, al control gubernamental. Se centra alrededor de la ciudad de Mérida, núcleo regional. Por primera vez en el libro se reseña un elemento cotidiano que no había sido mencionado antes, a pesar de los problemas de droga de la frontera norte: la seguridad. Yucatán la ofrece y en esa entidad se implantan por ejemplo maquilas de joyería. Se trata entonces de un nuevo factor de localización industrial que no había sido contemplado con anterioridad.

Las maquilas yucatecas presentan otra innovación geográfica: se implantan en pequeños poblados rurales, todos bien atendidos por las vías de comunicación, y la población trabaja en el enclave. Todo el poblado depende de la maquila. Y la relación hacia fuera se da hacia la Florida en donde se encuentran las casas matrices.

De acuerdo con las autoras, la maquila tendrá una serie de consecuencias en la vida yuca-teca, a saber, el incremento de la cantidad y calidad de las vías de comunicación, un incremento en la industria de la construcción, un aumento de los movimientos portuarios en Progreso y de sus relaciones con Nueva Orleans y con Florida; y un mayor dinamismo regional por el impacto de la derrama salarial en los poblados. Otro resultado será quizá la revitalización del proceso de urbanización y, en particular, la transformación del modo de vida rural. De modo diferente de lo que sucede en otras partes, aquí la población permanece en sus lugares de origen y no se pierden las relaciones familiares, se mantiene la cohesión social, se frenan los movimientos migratorios. Al mismo tiempo, cuentan con el salario más bajo del país.

El texto de estas cuatro autoras es un magnífico recuento de la problemática de la maquiladora en el país. La riqueza de los análisis, la justeza de los cuadros estadísticos, los ejemplos significativos, permiten tener la imagen de lo que sucede en el espacio industrial de México al inicio del siglo XX), y presuponer ciertos derroteros para el futuro de esos territorios.

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