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Estudios sociales (Hermosillo, Son.)

versión impresa ISSN 0188-4557

Estud. soc vol.24-25 no.47 Hermosillo ene./jun. 2016

 

Artículos

Actitudes hacia el libre comercio y compatibilidad regional yucateca: un enfoque cultural

Citizen attitudes towards free trade and Yucatecan regional compatibility: A cultural approach

Jorge Enrique Figueroa Magaña* 

* Universidad de Quintana Roo, México.


Resumen:

Mediante los datos de una encuesta, este artículo introduce una explicación cultural y alterna a la de corte utilitarista que domina la literatura sobre actitudes ciudadanas hacia el libre comercio. En específico, se argumenta que los habitantes del estado de Yucatán, por haber vivido experiencias históricas únicas, desarrollaron una identidad local singular que los hace ser compatibles con la apertura comercial. El análisis estadístico revela que los yucatecos son tan afines al libre comercio como la región del norte de México y que dos componentes de la identidad yucateca (internacionalista y regionalista), además de edad, son los que forjan tales actitudes. Finalmente, no hay evidencia empírica que sustente una explicación utilitarista en las actitudes de los yucatecos hacia la apertura comercial.

Palabras clave: libre comercio; identidad yucateca; explicación utilitarista; explicación cultural; nacionalismo mexicano

Abstract:

Using data obtained from a public opinion poll, this article introduces a cultural based and alternative explanation to dominant utilitarian literature that focuses on citizen attitudes towards free trade. More specifically, it argues that the inhabitants of the state of Yucatan, out of their unique historical experiences, developed a singular, local identity compatible with free trade. The statistical analysis reveals that indeed, Yucatecans favor free trade as much as those who populate Mexico ́s North region, and that two components of the Yucatecan identity (internationalism, regionalism), in addition to age, do shape those attitudes. Finally, there is no empirical evidence that sustains an utilitarian explanation in Yucatecan attitudes towards free trade.

Key words: free trade; Yucatecan identity; utilitarian explanation; cultural explanation; Mexican nationalism

Introducción

Una gran parte de la literatura sobre la globalización afirma que el resurgimiento de identidades regionales socava no solo la lealtad hacia el Estado-nación, sino que termina evolucionando en oposición a las políticas económicas de corte neoliberal. El supuesto subyacente que explica tal conducta es la amenaza que representa el nuevo orden global a la cultura e intereses económicos de las unidades subnacionales. Por tanto, la región se convierte en la fuente de manifestaciones hacia la globalización económica y hacia el Estado neoliberal, como Chiapas ilustra. Sin embargo, es pertinente señalar que no todas las respuestas al fenómeno globalizador y al neoliberalismo son negativas. Hay voces que están a favor de la liberalización del comercio, la expresión más visible del programa económico neoliberal. Uno de estos casos es el estado de Yucatán. Este artículo pretende explicar las causas de tal conducta.

En general, las investigaciones se concentran en explicaciones utilitaristas o racionales para analizar por qué algunas regiones e individuos apoyan o rechazan el libre comercio. Este enfoque no es aplicable al caso yucateco. Bajo el enfoque teórico utilitarista se podría esperar que aquellos ciudadanos o regiones menos prósperas tenderían a rechazar la apertura de la economía mexicana. ¿Cómo se explica, entonces, que los habitantes del, relativamente, empobrecido estado de Yucatán favorezcan las políticas de apertura comercial, incluso a niveles mayores que la región mexicana más pro neoliberal y próspera, la norte? A veinte años de la implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), esta cuestión amerita ser abordada.

Abogo por una explicación de corte cultural. Argumento que los habitantes del estado del sureste mexicano desarrollaron una identidad regional propia, contrapuesta a la mexicana, forjada por experiencias históricas únicas que la hacen compatible con las reformas neoliberales implementadas en México, en específico la política de libre comercio. Esta identidad está parcialmente constituida por cuatro orientaciones culturales: un férreo regionalismo, tendencias internacionalistas (en especial a Estados Unidos), un elevado etnocentrismo y un conservadurismo económico y social. Por tanto, tomando como fundamento el concepto identitario yucateco, el artículo examinará tres cuestiones fundamentales: uno, si las actitudes yucatecas hacia el libre comercio difieren con la encontrada en la región mexicana más beneficiada del TLCAN, la que componen los estados del norte. Dos, evaluar cuál es el impacto de la cultura regional yucateca en diferencias actitudinales (a nivel individual) en apoyo al libre comercio. Finalmente, comparar la importancia de las orientaciones culturales yucatecas vis-a-vis otras consideraciones de tipo utilitaristas para explicar el apoyo ciudadano yucateco hacia la política de corte neoliberal mencionada antes. Para tal fin, el artículo se dividirá así. La primera sección describe los componentes teóricos de la identidad yucateca, e inmediatamente después la sección siguiente analiza, de manera somera, los efectos del programa neoliberal en la economía del estado de Yucatán. La tercera sección se encarga de revisar la literatura sobre actitudes mexicanas hacia el neoliberalismo, para, finalmente, dar paso al análisis empírico de las cuestiones centrales del artículo.

Por ahora es necesario retomar la discusión sobre identidad yucateca, sus componentes, sus fundaciones históricas y su compatibilidad hacia el modelo económico neoliberal, no sin antes advertir que alguna vez el territorio de Yucatán se extendió hasta Centroamérica (colonia), para ser desmembrado después en tres entidades federativas que actualmente conforman la península del mismo nombre. Por tanto, hasta la discusión sobre el nacionalismo mexicano (página 6), el sustantivo "Yucatán" hace alusión al estado antes de ser escindido en tres (Campeche fue creado en 1863; Quintana Roo en 1902) y no al actual. Lo mismo ocurre con el patronímico "yucateco", que tras el tema mencionado se referirá a los habitantes del estado de Yucatán como se le conoce en el presente.

Raíces históricas de la identidad yucateca

El argumento central de este artículo es que los yucatecos contemporáneos poseen una identidad regional única que les hace ser más compatible con la globalización y el neoliberalismo que con el tradicional discurso del nacionalismo mexicano. Para entender por qué este es el caso, uno tendría que revisar la turbulenta historia de la península de Yucatán y así revisar cómo este pudo haber contribuido a una tendencia internacionalista favorable a Estados Unidos y a una oposición constante al Estado central mexicano. De manera sucinta: Yucatán se independizó dos veces de México (1840-1843, 1846-1848); sufrió una revuelta indígena que costó la mitad de su población (1847-1901), pero que años después proveería lo maya como legado histórico; experimentó un crecimiento económico sin precedente que impulsó a Yucatán a convertirse, de los estados más pobres de México, a uno de las más desarrollados (1876-1937); y vio nacer a una poderosa élite bautizada la Casta Divina que jugó un papel crucial en la construcción de esta identidad local, quizá para favorecer sus propios intereses. En efecto, durante la mayor parte de la época colonial la economía yucateca dependió más de sus exportaciones que del comercio interior con la Nueva España. Y a diferencias de otras colonias españolas la península de Yucatán podía intercambiar libremente bienes con otras naciones, además de gozar aranceles más bajos. Dada la dificultad que representaba la comunicación terrestre con el resto de México, si el Yucatán previo a 1820 no era un territorio autónomo y autárquico, la intervención del Virreinato de la Nueva España en los asuntos internos de la Península era tanto muy limitada como indirecta (Dumond, 1997:18).

Estas tendencias separatistas e internacionalistas post-coloniales han sido bien documentadas. Se manifestó, por ejemplo, durante los periodos en donde actuó como una república independiente, en el apoyo brindado a Texas en su movimiento de secesión, por su respaldo a la intervención francesa de mediados del siglo XIX (Sánchez, 1983), en su solicitudes para ser anexada a los Estados Unidos durante la Guerra de Castas (Careaga, 2000) y por su estrecha relación comercial con los Estados Unidos en la época henequenera de los siglos XIX y XX.

En la era del partido hegemónico, el instrumento más poderoso para absorber los viejos regionalismos mexicanos fue el discurso nacionalista tradicional. La ideología propagada por el régimen postrevolucionario se articuló convirtiendo a lo azteca como etnia oficial nacional mientras que exaltaba la figura de Mestizo como mito fundacional, y encontraba en Estados Unidos la figura ideal para descargar su alto contenido xenofóbico (Bartra, 2002). De esta manera se justificaba un Estado fuerte e intervencionista y con un modelo de desarrollo económico hacia adentro.

Pero no todas las identidades regionales fueron absorbidas. La yucateca, parcialmente construida por una primordial lealtad con la región, por un conservadurismo político y social; un etnocentrismo cultural basado en la civilización Maya; y por actitudes favorables a los Estados Unidos sobrevivió al afán integrador, como ha demostrado Figueroa (2013). Por tanto, el apego sentimental yucateco a lo subnacional versus el Estado-nación, el reemplazo de lo azteca por lo maya y la afinidad histórica con Estados Unidos en el estado del sureste mexicano suponen un rechazo a los cánones del nacionalismo revolucionario descritos, incluyendo su componente económico de Sustitución de Importaciones (ISI) y la primacía del Estado central. Además, si la presente era neoliberal es una repetición del intenso comercio mundial previo a la Primera Guerra Mundial, como afirman algunos investigadores (Mearsheimer, 2001), Yucatán figura como uno de los estados mexicanos más favorecidos de la primera ola neoliberal, dadas sus exportaciones del agave (oro verde) al país estadounidense. Y, por supuesto, la familiaridad comercial y comercial con los Estados Unidos significa que el coloso del norte, a diferencia de otras regiones mexicanas, más que una amenaza, es un viejo socio cuyas relaciones fructíferas datan de décadas atrás. Si estas conjeturas teóricas son correctas y se relacionan con las actitudes ciudadanas al neoliberalismo, se apreciará en el análisis estadístico. Por ahora se procede a la siguiente sección que versa sobre el impacto del neoliberalismo en Yucatán.

El neoliberalismo en Yucatán: efectos y consecuencias

Si se tuviese que sintetizar en pocas líneas el efecto de las políticas neoliberales en México, podríamos decir que el país ha experimentado un patrón de crecimiento económico volátil e inequitativo a nivel regional y donde las crisis periódicas, recurrentes, como las de 1995, 2001 y 2009, tienden a borrar las ganancias logradas; y que en lugar de experimentar un efecto trickle-down, donde el crecimiento económico se expande a todas las clases sociales, la evidencia sugiere que se tiene un "síndrome de la caja vacía", término acuñado por Korzeniewicz y Smith (2000:7-8) para resaltar el hecho que el crecimiento económico no ha sido acompañado con reducciones en niveles de pobreza o inequidad (Huber y Solt, 2004:156; Pánuco-Laguette y Székely, 1996), aunque sí mayor integración comercial con Estados Unidos (The Economist, 2014:23-25; Pastor, 2012).

Para el caso de Yucatán, el neoliberalismo cambió la economía estatal en tres aspectos importantes. Primero, el Estado paternalista, mismo que había financiado por décadas la no redituable, pero emblemática industria henequenera, se replegó mediante la liquidación de Cordemex (Baklanoff, 2008a:105-108; 2008b:7) y el consiguiente despido de miles de campesinos (Quezada, 2001:245). Cordemex, debe recordarse, fue una empresa paraestatal que heredó los remanentes de la otrora lucrativa industria henequenera yucateca de finales de siglo XIX y mediados del siglo XX. Segundo, Yucatán trató de reinsertarse en la economía global mediante la mano de obra barata destinada a manufacturas (Wilson y Kayne, 2000:92), además de su posición geográfica (Conroy y West, 2000:5) para emplear a los más de 40,00 trabajadores ex henequeneros desplazados (Canto, 2001:75). Finalmente, el cambio del modelo de sustitución de importaciones a uno de economía más abierta afectó a la clase empresarial local. Los conglomerados yucatecos perdieron el control total del mercado meridano y del interior del estado. En consecuencia, su influencia política y económica también disminuyó ante la dura competencia de empresas nacionales y transnacionales (Sabido, Reyes y Sobrino, 1990). Para el 2006, solo quince de las cien empresas más importantes en Yucatán eran de capital mayoritario local, cuando en 1982 ochenta de ellas estaban en manos yucatecas (Ramírez, 2008:86-87).

¿Pero ha beneficiado o no a Yucatán el neoliberalismo? Es verdad que la industria maquiladora ha tenido algunos resultados positivos (Baklanoff, 2008a:108-109) y Mérida sigue siendo el centro económico, político y cultural de la península. Pero al mismo tiempo, como Yoder (2008:64) nota, aún queda por ver si este neoliberalismo y su énfasis en la inversión extranjera directa (maquiladoras) producirá crecimiento económico de largo plazo en Yucatán.1 Especulando en este tema, un gran número de investigadores, incluyendo Yoder (2008:64), afirman que los salarios de los trabajadores empleados en la industria mencionada permanecen en un nivel demasiado bajo como para crear un efecto multiplicador.

A nivel individual, el caso yucateco refleja lo ocurrido a nivel nacional: un reducido segmento demográfico ha sido favorecido, mientras que otro mucho mayor todavía no disfruta de los beneficios de una economía neoliberal. Y Yucatán sigue siendo un estado relativamente pobre. Si uno revisa algunos datos económicos del periodo 2003-2012, encontrará que el ingreso per cápita yucateco se ubicará, de manera consistente, por debajo de la media nacional (INEGI, 2008a; 2008b; Banamex, 2012), al igual que bajo la media nacional se encuentra su Índice de Desarrollo Humano en el 2010 (PNUD, 2012:9) y años anteriores (López et al., 2004:15). Al comparar el porcentaje de pobreza extrema en el 2012, Yucatán posee el décimo segundo más alto del país según el Coneval (2013), con 9.7%, en tanto que el porcentaje de población en condiciones de pobreza igualmente lo coloca entre los trece primeros (Coneval, 2013). Esta pequeña radiografía de la economía yucateca refleja las condiciones particulares del estado peninsular y sustenta la búsqueda de una explicación cultural y no utilitarista hacia sus actitudes pro neoliberales.

Explicaciones teóricas del apoyo ciudadano a las reformas neoliberales

A pesar del gran número de estudios empíricos sobre el tema, en general se ha prestado muy poca atención al rol que pudiese tener una cultura local respecto a actitudes ciudadanas y la liberalización de la economía mexicana. De igual manera, el grueso de esta producción académica ocurrió durante la última década del siglo XX y los primeros años del siglo XXI, y se basa, primordialmente, en consideraciones de corte utilitarista/económica/racional, como se verá en las siguientes líneas. Más aún, el enfoque teórico hacia explicaciones de corte cultural se ha limitado, en su mayor parte, a estudiar los efectos de actitudes hacia los Estados Unidos y el TLCAN a nivel agregado (Morris, 1999; Morris y Passé-Smith, 2001; Davis 1998). Por supuesto, los estudios citados apenas vinculan de forma superficial tales actitudes con otras vertientes teóricas como estructuras cognitivas de sistemas de creencia (Belief Systems) y claro, orientaciones culturales.

Para abundar en la dimensión psicológica, algunos académicos han analizado la relación entre creencias previas o formadas y la respuesta popular hacia las reformas neoliberales. Por ejemplo, Davis (1998) encuentra que el apoyo mexicano al TLCAN es impactado en forma significativa por actitudes ya formadas con antelación hacia los Estados Unidos y también por evaluaciones de desempeño presidencial, sin importar tendencias partisanas o ideológicas o entornos sociales (Davis, 1998:121). Es decir, los mexicanos reflejan su simpatía o antipatía hacia Estados Unidos y evaluaciones subjetivas del presidente en turno con apoyo o rechazo individual al TLCAN. Davis y Bartilow (2007) también demuestran que las orientaciones de tipo cognitivas y afectivas hacia los Estados Unidos moldean las preferencias mexicanas sobre el tratado comercial con ese país. Sin embargo, ambos estudios no establecen cómo los valores y creencias culturales individuales de los mexicanos forjan una actitud pro neoliberal, ni consideran cómo ciertas orientaciones culturales (más allá de actitudes y creencias) sobre los Estados Unidos impactan a la opinión pública. En este tenor, apenas unos cuantos estudios efectuados en la frontera del norte mexicano profundizan en los factores culturales para explicar posturas favorables o desfavorables hacia el neoliberalismo.

Por ejemplo, dos investigaciones que toman como objeto de estudio la región mencionada y que son citados por Venegas (1995:99) concluyen que las actitudes favorables al neoliberalismo son parte integral de la cultura política norteña. Según Palma (1988),2 las peculiaridades de esta cultura norteña más visibles son una tradición anticentralista y liberal, una incongruencia entre la modernización socioeconómica y la practicas políticas tradicionales y la influencia de la cultura norteamericana. Esta línea de pensamiento es secundada por Baca y Cisneros (1988), quienes afirman que la cultura fronteriza también contiene elementos democráticos, antiestatistas y pro neoliberales que han sido históricamente creados y propagados por oponentes de corte derechista del antaño dominante PRI. La presencia de tales factores podría explicar por qué el apoyo hacia el TLC es mayor en el norte de México que en cualquier otra región mexicana (Klesner, 2001).

Una explicación alterna, pero dominante, de apoyo popular al tema central de este artículo versa sobre el rol que juegan ciertas consideraciones utilitaristas o racionales. De manera sucinta, esta razonamiento asume que las preferencias sobre políticas se basan en cálculos de costos y beneficios relativos para obtener objetivos propios o colectivos3 (Davis 1998:107). En su versión más simple, postula que los individuos hacen juicios o evaluaciones acordes a un criterio: si ellos o las comunidades donde pertenecen se benefician o perjudican por las reformas de libre mercado. Examinando el caso de Perú, Stokes (1996) ha mostrado empíricamente que estos juicios pueden ser complejos, y que pueden involucrar consideraciones de corto y mediano plazo cuando se evalúan las consecuencias de tales políticas.

La evidencia empírica apuntala este enfoque teórico. Davis y Coleman (1994) demostraron que los mexicanos de mayor ingreso son más propensos a favorecer al neoliberalismo que aquellos pertenecientes a clases sociales más bajas. Kaufman y Zuckerman (1998:369) encuentran que mientras que aprobación presidencial y del partido en poder ofrecen una guía para determinar las preferencias sobre políticas económicas, también estas se encuentran fuertemente influencias por consideraciones personales de bienestar económico.4 Según estos académicos, ciertas evaluaciones sociotrópicas de desempeño de la economía también juegan un papel primordial en la definición de preferencias individuales. Y claro, cálculos de utilidad económica influyen en la percepción de las evaluaciones que hacen los individuos al proceso de privatizaciones de las empresas paraestatales (Davis y Coleman, 2001). El deterioro de los estándares de vida crea reacciones negativas hacia las reformas neoliberales; en cambio, a mejoras en sus condiciones económicas personales le suceden mayores niveles de apoyo a la disminución del Estado en la economía, y esta tendencia es exhibida por todas las clases sociales, incluyendo los menos privilegiados (Davis y Coleman, 2001:576-577). También se sabe, a través de investigaciones empíricas realizadas en una variedad de países, que los individuos colocados en lo más alto de la pirámide socioeconómica (y por tanto de mayor ingreso) son más dados a favorecer las reformas neoliberales que aquellos localizados en el fondo de los estratos socioeconómicos (Davis, 1998; Gabel, 1998).

Otras investigaciones como la de Buendía (1996) establecen nexos entre aprobación presidencial y reformas económicas. En otras palabras, los mexicanos de manera típica siguen un patrón económico de voto. Cuando la economía crece, tienden a apoyar al presidente en turno; cuando la economía se desacelera o entra en recesión, se vuelven en contra del titular del Ejecutivo en turno. Debe recordarse que durante la era del partido único, el presidente mexicano ejerció un gran poder e influencia en el sistema político y, por tanto, la variable "aprobación presidencial" puede ser vista como un indicador de la opinión pública del estado general que guarda el país así como de sus políticas económicas (Villareal, 1999:132-133). Buendía (1996:588) también añade lo siguiente: los pobres son menos pacientes en una economía en deterioro que las clases más altas y, por tanto, el apoyo más consistente a las reformas estructurales se encuentra entre las clases sociales de mayor ingreso. El postulado del votante económico normal sigue vigente, como ilustran Estados Unidos y Europa, por citar algunos países y regiones. En México este enfoque está atado a posiciones neoliberales.

Una vez discutido los diferentes enfoques teóricos, el siguiente paso es examinar las hipótesis y determinar si las actitudes hacia la apertura comercial de los yucatecos se basa en consideraciones de corte económico/racional o tiene como bases raíces culturales. El análisis estadístico se encarga de ello, aunque primero se describa la recolección de los datos usados en esta investigación.

Metodología

Los datos usados para examinar las hipótesis provienen de diversas fuentes. En primer término se recurrió a una encuesta llevada a cabo en el estado de Yucatán (de aquí en adelante denominada la "encuesta Yucatán"), donde 400 individuos de dieciocho años o más fueron entrevistados cara a cara en Mérida (303), Hunucmá (47) y Tixkokob (50), bajo el auspicio de la Universidad de Kentucky. Mérida es la capital del estado de Yucatán, en tanto que Hunucmá y Tixkokob son poblaciones aledañas a ella. El cuestionario fue elaborado y revisado por el autor de este artículo y una firma encuestadora local (Servicios Peninsulares de Mercadotecnia) diseñó la muestra y realizó el levantamiento mediante entrevistas cara a cara (2005).5 La encuesta Yucatán es la que sustenta el análisis estadístico de este artículo; sin embargo, a fin de comparar diferencias actitudinales entre yucatecos y mexicanos que habitan otras regiones del país, se usaron varias encuestas nacionales efectuadas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas CIDE (2006, 2010 y 2012) aunque en mucho menor grado y bajo las limitaciones que se subrayan más adelante. No sobra decir que todos estos estudios de opinión pública son representativos.

Análisis estadístico

La primera tarea del análisis estadístico consiste en determinar el apoyo yucateco al libre comercio y después compararlo con otras regiones de México. Para tal fin se usan reactivos que examinan las preferencias ciudadanas sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte que se signó con Estados Unidos y Canadá en 1993. Hay varias razones de peso que justifican el uso de "actitudes hacia el TLCAN" como variable proxy o sucedánea a "actitudes hacia el libre comercio". Es verdad que México ha firmado acuerdos comerciales posteriores, pero el TLCAN es el más conocido por los mexicanos, en parte por su antigüedad, en parte por la relación ambivalente con Estados Unidos y en parte por el gran volumen de importaciones y exportaciones mexicanas que ocurre dentro de este bloque. Entonces, el atajo heurístico del mexicano promedio referente al libre comercio es el TLCAN. Además la encuesta CIDE 2006 incluye reactivos específicos sobre el TLCAN como parte de la batería de preguntas sobre México y el mundo.6 Por tanto, en concordancia con los ítems del CIDE, la encuesta Yucatán utiliza tres reactivos para analizar el tema en cuestión. Los reactivos son 1) opinión del TLCAN, 2) evaluación del impacto del TLCAN en México, 3) preferencia sobre bienes o mercancías que no estaban disponibles antes del TLCAN. El Cuadro 1 muestra las distribuciones de frecuencia de estos indicadores.

Fuente: elaboración propia.

Cuadro 1 Niveles de apoyo al Tratado de Libre Comercio de Amèrica del Norte 

Es evidente que dentro de la muestra existe gran apoyo hacia el TLCAN. Casi 60% de los encuestados tienen una opinión favorable del TLCAN; cree que ha tenido un impacto bueno en México y les gustan los beneficios del tratado (ver filas 4 y 5, Cuadro 1). La oposición al acuerdo comercial se limita a un relativo pequeño porcentaje que varía entre 24.5% ("opinión del TLCAN") y 19.7% ("bienes disponibles TLCAN"). Aún más, las opiniones negativas extremas son casi inexistentes (ver fila 1, Cuadro 1). Por tanto, es posible afirmar que en términos absolutos, los yucatecos demuestran una gran propensión al TLCAN.

Veamos ahora si esta tendencia persiste cuando se contrasta al estado del sureste mexicano con el resto del país. Para investigar esta cuestión, los resultados de la encuesta Yucatán 2005 (ver Cuadro 1) son comparados con otras encuestas nacionales como la hecha por el CIDE en el 2006 (ver Cuadros 2 y 3) . Como se puede apreciar en las siguientes páginas, la encuesta CIDE pregunta a 745 encuestados distribuidos al azar en otros estados de la república, si el TLCAN ha sido bueno o malo para su nivel de vida (Cuadro 2) y si el TLCAN ha sido bueno o malo para la economía mexicana (Cuadro 3). Los participantes en la encuesta nacional fueron agrupados según la región donde habitan mediante dos categorías: el norte y el resto de México,7 dadas las expectativas teóricas arrojadas por investigaciones previas (ver Davis, 1998; Davis y Figueroa, 2003) que muestran que los niveles de apoyo al TLCAN son más altos en el norte de México que en cualquier otra región del país. Entonces, tomando en cuenta los resultados a nivel nacional, la cuestión a discernir es esta: ¿Es el nivel de apoyo yucateco al TLCAN comparable al encontrado entre los mexicanos que habitan en el norte del país, o es similar al hallado en otras regiones de México?

Fuente: elaboración propia.

Cuadro 2 Encuesta CIDE: México y el mundo 2006. Apoyo al TLCAN 

Fuente: elaboración propia.

Cuadro 3 Encuesta CIDE: México y el mundo 2006. Impacto del TLCAN en México 

En este Cuadro 2, 60.1% de los norteños cree que el TLCAN ha sido bueno para su estándar de vida, mientras que solo 48.3% de los mexicanos está de acuerdo con ese enunciado. En la encuesta Yucatán, 59.5% de la muestra tiene una opinión favorable del Tratado de Libre Comercio (ver indicador 1 en el Cuadro 1, filas 4 y 5), una respuesta casi similar a la del norte. De estos datos se deduce que los yucatecos tienen opiniones marcadas a favor del TLCAN, y en correspondencia con aquellas encontradas en los estados vecinos del Coloso del Norte, cuyo desarrollo económico ha dependido en gran medida del comercio con Estados Unidos.

Las encuestas CIDE y Yucatán también pueden ser comparadas mediante la exanimación del reactivo "En general, ¿cree usted que el Tratado de Libre Comercio es bueno o mala para...? La economía mexicana", el cual aparece en la encuesta CIDE (ver Cuadro 3). El norte contiene un porcentaje notable de individuos que favorecen al TLCAN: 68.1%, mientras que en el resto de México el porcentaje asciende a 51.7%. Sin embargo, en la muestra Yucatán, 60.2% de los que contestaron (ver indicador 2 en el Cuadro 1, filas 4 y 5) están de acuerdo en que el TLCAN ha sido benéfico para México. En tanto que este porcentaje no es tan alto como el exhibido en la región norte, si se puede de nuevo apreciar que los yucatecos son más pro TLCAN que otros mexicanos y, totalmente consistente con la expectativa teórica que suponía un apoyo alto en las orientaciones hacia el TLCAN entre los yucatecos.

Semejante tendencia se refleja en otros estudios CIDE posteriores. Por ejemplo, en la Encuesta Nacional México y el Mundo versiones 2010 y 2012, los dos reactivos señalados ("El libre comercio es bueno o malo para A. Gente como usted, B. Economía mexicana") indican que los niveles yucatecos de apoyo al libre comercio son más altos que cualquier otra región mexicana, incluyendo la norteña. En específico, el 71.8% de los yucatecos cree que el libre comercio ha sido bueno para su nivel de vida, cuando el 65.8% de los norteños y el 56.8% de los habitantes de otras regiones opinan lo mismo (CIDE, 2010). Los resultados difieren poco en la encuesta 2012 (70% yucatecos, 53% otros y 62% norteños).

Con respecto al otro reactivo en cuestión del sondeo 2010, 74.4% de los yucatecos calificó al TLC como "bueno" para la economía mexicana, comparado con el 71.2% de los norteños y 60.9% de otros mexicanos. A la misma pregunta, pero para la encuesta 2012, el 62.8% de los norteños respondió de similar manera, al igual que el 66.7% de los yucatecos, en tanto que el 59.5% de los habitantes de otras regiones evaluó como bueno el efecto del TLC sobre la economía del país.

Es desafortunado que por cuestiones de espacio8 no se pueda incluir un cuadro para ilustrar mejor estas tendencias, pero debe señalarse que en general, el apoyo de los mexicanos al libre comercio ha ido en aumento en los últimos años, aunque marcado por una pequeña disminución cuando se comparan los resultados del CIDE 2012 con los del 2010. Este descubrimiento es significativo, porque a veinte años de la incursión de México en un acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, y a pesar de lo que la izquierda mexicana manifiesta, el mexicano promedio no ve con malos ojos esta política económica. Por otro lado, también es cierto que a nivel individual el apoyo al libre comercio disminuye ligeramente cuando se compara con los beneficios a la economía mexicana. En otras palabras, el mexicano piensa que el libre comercio es mejor para el país que para su economía individual, pero por un margen reducido, a juzgar por los estudios CIDE. Finalmente, debe recalcarse que a pesar de la baja n (2010 n=39; 2012 n= 30), es elocuente y clara la postura pro libre comercio de los yucatecos y en total congruencia con las hipótesis manifestadas en esta investigación.

Si la cultura regional es un factor que importa para explicar el apoyo ciudadano a las reformas neoliberales, o si este se basa en posturas racionales o utilitaristas, la cuestión se aborda ahora, usando la encuesta Yucatán. Para medir la variable dependiente ("actitudes hacia el libre comercio"), se construyó una escala factorial usando los tres indicadores listados al comienzo de esta sección (Eigenvalues (>1.0). En lo que se refiere a las independientes, hay tres juegos de variables: uno, de corte demográfico (edad, sexo); dos, de corte cultural (regionalismo, etnocentrismo e internacionalismo) y tres, de corte utilitarista/económico (ingreso, tipo de empleo). Aunque en el Anexo 1 se ofrece más información sobre estos indicadores es pertinente señalar que, para medir los componentes "regionalismo", "etnocentrismo" e "internacionalismo", a los entrevistados se les preguntó si prefieren ser llamados "yucateco o "mexicano", si en Yucatán se vive mejor que en resto de México, si les agrada o no Estados Unidos, si Yucatán sería mejor como un país independiente y si la civilización azteca es mejor que la maya. Como en el caso de "actitudes hacia el libre comercio", se utilizó un análisis factorial donde los reactivos cargaron en la dimensión cultural esperada de la identidad yucateca y al igual que la escala factorial de libre comercio, produjeron valores Eigenvalues aceptables (>1.0). Debe señalarse que la muestra no incluyó ítems para el cuarto componente de la identidad yucateca ("conservadurismo"). Para ser reiterativo, los componentes culturales regionalista y etnocentrista suponen un rechazo al gobierno central y al modelo de desarrollo económico para adentro. El componente internacionalista supone una afinidad histórica hacia Estados Unidos. Los tres atributos identitarios yucatecos son un rechazo a la ideología nacionalista mexicana postrevolucionaria.

Retomando el análisis estadístico, las relaciones bivariadas entre estos juegos de variables se muestran en el Cuadro 4. En general, las actitudes hacia el neoliberalismo están muy correlacionadas con la identidad yucateca. De las dimensiones regionalista, etnocentrista e internacionalista, las actitudes hacia los Estados Unidos son las que se vinculan de manera más consistente en las actitudes hacia el TLCAN. Asimismo, el componente regionalista se correlaciona en forma superlativa con apoyo al libre comercio. Aún más, hasta la relación que no es estadísticamente significativa, como la encontrada entre etnocentrismo con TLCAN (ver Cuadro 4, columna 1), es relativamente robusta y consistente con las expectativas teóricas.

Fuente: elaboración propia.

Cuadro 4 Asociación entre actitudes hacia el TLCAN y componentes de la identidad yucateca 

El siguiente paso en el análisis consiste en determinar la importancia de estas orientaciones culturales y compararlas con consideraciones racionales/ utilitaristas para explicar las actitudes yucatecas sobre el libre comercio. En otras palabras, se pretende discernir qué determina de manera primaria las actitudes hacia las reformas neoliberales, si las orientaciones culturales propias del individuo o su posición económica. Esta cuestión se examina a través de una regresión de etapas múltiples en la cual un nuevo juego de variables culturales, utilitaristas y demográficas se introducen en cada etapa para cada dimensión de actitudes hacia el TLCAN. Tales bloques se introducen en el siguiente orden: 1. Variables demográficas (edad, etnicidad y género); 2. Variables culturales (regionalismo, etnocentrismo, internacionalismo); 3. Variables utilitaristas/económicas (ingreso, empleado del sector público, empleado del sector privado y auto-empleado). Debe reconocerse que las limitaciones de los datos estadísticos impiden un análisis más profundo de otras variables utilitaristas (por ejemplo, evaluaciones personales sobre la economía propia o colectiva, condición social), pero también que las usadas en este estudio sí representan indicadores de orden económico.

Por supuesto, cada uno de estos modelos tiene una serie de fundamentos teóricos o hipotéticos. Si las orientaciones culturales influyen sobre el apoyo popular al libre comercio, entonces las variables "regionalismo", "etnocentrismo" e "internacionalismo" serán fuertes predictores de tales actitudes. Si las actitudes hacia el neoliberalismo están forjadas por consideraciones económicas, entonces las variables ocupacionales e "ingreso" deberán exhibir altos coeficientes beta, consistentes con las expectativas teóricas. En este sentido, quizá valga la pena explicarlas el juego de variables utilitaristas con mayor detalle, considerando la relación entre ingreso, ocupación y apoyo al libre comercio. Por las razones enumeradas en el marco teórico, los individuos de mayor ingreso deberán apoyar al neoliberalismo, mientras que los menos privilegiados deberán oponerse a él. En adición, los empleados del sector público tenderán a oponerse a las privaciones en mayor medida que los empleados del sector privado y autoempleados porque, como dicen Kaufman y Zuckerman (1998:362), los primeros están más amenazados por el fenómeno privatizador y la disminución del tamaño del Estado.9 La misma actitud hacia el TLCAN se compartiría entre los trabajadores gubernamentales, ya que podrían ver al TLCAN como una continuación más profunda del programa neoliberal que debilita al Estado, y que podría contribuir a la reducción de este sector10 (Davis, 1998:111), eliminando aún más fuentes de empleo. En cambio, las actitudes más favorables hacia el libre comercio pueden ser encontradas entre los autoempleados y aquellos que laboran en el sector privado, debido a una predisposición a identificarse con una cultura empresarial y de abierta competencia en el mercado laboral.

Finalmente, al introducir las variables demográficas "edad", "etnicidad" y "género", junto con nivel de ingreso, permite evaluar si los grupos más privilegiados (aquellos de mayor ingreso, masculinos y que no son mayas) son más propensos a apoyar las reformas neoliberales, como las teorías racionales/ económicas predicen. Si alguno de los tres juegos de variables explican directamente el apoyo popular a la variable dependiente, entonces ese modelo será el más fuerte predictor del apoyo a las reformas neoliberales, incluso cuando se agreguen variables de otro tipo a la ecuación que a su vez podrían generar cambios significativos en la varianza en actitudes hacia el libre comercio.

El Cuadro 5 muestra los resultados de una regresión multivariada de mínimos cuadrados ordinarios MCO en la cual los tres juegos de variables independientes se analizan en actitudes hacia el TLCAN. El análisis estadístico muestra considerable apoyo o evidencia hacia el modelo cultural y distingue otros importantes predictores de apoyo ciudadano al neoliberalismo.

Fuente: elaboración propia.

Cuadro 5 Regresión MCO * Actitudes hacia el TLCAN 

En referencia al componente "libre comercio", en la etapa uno la variable "edad" ejerce la influencia más fuerte entre los indicadores demográficos y persiste aun cuando los otros juegos de variables entran en etapas subsecuentes (ver etapa 3, Cuadro 5). Los resultados sugieren que el apoyo a las reformas neoliberales ocurre entre los yucatecos más jóvenes. En lo que respecta al juego de variables culturales, es muy claro que la identidad regional y actitudes hacia los Estados Unidos son los predictores más fuertes de apoyo hacia el TLCAN, en tanto que "etnocentrismo", a pesar de no ser estadísticamente significativo, aún ejerce una influencia relativamente robusta (beta =.08). De hecho, los primeros dos indicadores culturales contribuyen de la mayor manera en la regresión TLCAN y, como la variable "edad", sus efectos persisten a pesar de que otras variables alternas se introducen en la ecuación final. Otro punto a notar es el incremento de los valores de r-cuadrada por casi 12% cuando tal juego de variables se agrega al modelo (.013 en la etapa 1, .130 en la etapa 2).

En contraste total con los juegos de variables culturales, los datos estadísticos muestran casi nulo respaldo a la explicación utilitarista. "Ingreso" y "fuente de empleo", ya sea pública, privada o autoempleo, impactan de manera muy modesta las actitudes ciudadanas hacia el TLCAN, y ninguna de estas relaciones tiene significancia estadística. Tampoco son las variables "etnicidad" y "género" importantes predictores. Las variables culturales por mucho superan en importancia a las demás variables. Además, la capacidad explicativa del modelo disminuye 1% cuando las variables utilitaristas se añaden a la ecuación, como se puede ver en la etapa 3 del Cuadro 5.

Resumiendo los párrafos anteriores, la edad y las orientaciones culturales de un encuestado son los mejores predictores de apoyo general hacia el TLCAN. Para las variables de corte utilitarista/económicas, no existe evidencia empírica de efecto alguno. Los resultados también muestran que, para el caso de Yucatán, el enfoque utilitarista tiene muy poco poder explicativo para entender el apoyo ciudadano hacia el TLCAN. En otras palabras, la postura pro neoliberal yucateca puede estar sustentada, como se hipotetizó, en orientaciones culturales regionales forjadas a lo largo de la historia yucateca que en evaluaciones instrumentales e individuales a corto plazo de bienestar personal.

Conclusión

El vigésimo aniversario de la implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte presumiblemente traerá consigo una nueva ola de investigaciones enfocadas a evaluar las consecuencias positivas o negativas del TLCAN y las actitudes de los mexicanos hacia el acuerdo comercial. Como sabemos, el enfoque teórico dominante sostiene que las regiones mexicanas reaccionan a la apertura comercial basadas en cálculos de corte utilitaristas o económicos. Este artículo se desvía de tal enfoque teórico y demuestra que los individuos pueden abrazan la apertura comercial basados en sus orientaciones culturales únicas.

En efecto, los habitantes del estado de Yucatán poseen disposiciones favorables hacia el libre comercio. Tal es la profundidad de estos atributos que es similar a la encontrada entre los habitantes del norte, la región mexicana más pro neoliberal y una de las ganadoras de la reorientación económica mexicana post ISI. El análisis revela también que las disposiciones yucatecas son forjadas en su mayor parte por factores culturales y edad, y no por cuestiones utilitaristas. De igual manera, los resultados de esta investigación sugieren que las generaciones más jóvenes tenderán a apoyar más a una economía de libre mercado basados en sus componentes culturales regionalistas, internacionalista y etnocentrista que a una donde se privilegie un rol de Estado interventor, como sugeriría la literatura existente.

Por tanto, esta investigación sobre Yucatán arroja luz sobre una de las grandes paradojas que marca la literatura sobre actitudes ciudadanas y libre comercio: ¿Por qué algunas naciones, regiones, estados o individuos que no se han beneficiado -o incluso han sido victimizados- por las políticas económicas neoliberales continúan apoyándolas? La respuesta, como se ha visto, tiene que ver más con la cultura e historia de la unidad de análisis que con cálculos de intereses.

Aún más, el perfil yucateco que sugiere diferencias en sus orientaciones económicas, políticas y culturales con el resto del país, también insinúa que Yucatán debe ser tratado como una unidad de análisis independiente, esto, cuando se trate de estudios que versen sobre el regionalismo mexicano, y evitar la tentación de agruparla en la región sur tomando como parámetro solamente su posición geográfica. Uno de los argumentos centrales del artículo es que las disposiciones yucatecas -en este caso, hacia la apertura comercial- están arraigadas en la historia de la región, y que estas disposiciones se han ido heredando generación tras generación. A pesar de la carencia de estudios longitudinales que puedan medir las disposiciones yucatecas, al parecer en la tierra del faisán y el venado, por razones distintas al resto de México, las cosas mientras más cambian más permanecen iguales.

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1Traducción del autor.

2Citado por Venegas, 1998:99.

3Traducción del autor.

4Traducción del autor.

5Más información sobre la encuesta Yucatán está disponible a solicitud.

6Es importante señalar, como se verá más adelante, que en encuestas CIDE posteriores (2010, 2012), la pregunta "cree usted que el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá es bueno o malo para...?" cambia a "cree usted que el libre comercio es bueno o malo para..." El uso del TLCAN para la encuesta CIDE 2006 y el uso de TLC para las encuestas CIDE 2010 y 2012 reflejan tal distinción. También debe señalarse que si se pudiese hacer una correlación entre los reactivos 2006 y 2012, la correlación sería muy elevada. En otras palabras, a pesar de la terminología, es probable que ambas preguntas estén midiendo lo mismo, por razones heurísticas, como se explicó anteriormente.

7La región norte incluye los estados de Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Chihuahua, Durango, Nuevo León, Sinaloa, Sonora y Tamaulipas. Los estados restantes se incluyen el categoría "otra región", incluyendo los yucatecos debido al reducido tamaño de la muestra (n=10).

8Por supuesto, todos los resultados y análisis estadísticos están disponibles a solicitud.

9Traducción del autor.

10Traducción del autor.

Anexo

Variables dependientes e independientes

Componentes de la identidad yucateca: tres escalas factoriales (etnocentrista, regionalista e internacionalista) se crearon usando los siguientes cinco reactivos.

Componente etnocentrista. Dos reactivos

  • (1) Civilización azteca o civilización maya. Basado en lo que usted sabe, la civilización azteca fue más importante que la maya. (1) Totalmente desacuerdo (2) Desacuerdo (3) Ni de acuerdo ni en desacuerdo (4) Acuerdo (5) Totalmente acuerdo

  • [Las respuestas fueron codificadas como 1 = Totalmente de acuerdo; 2 = De acuerdo; 3 = Ni de acuerdo o desacuerdo; 4 = Desacuerdo; 5 = Totalmente desacuerdo]

  • (2) Los mexicanos más honestos que los yucatecos. Los mexicanos (del resto del país) son más sinceros y honestos que los yucatecos. (1) Totalmente desacuerdo (2) Desacuerdo (3) Ni de acuerdo ni en desacuerdo (4) Acuerdo (5) Totalmente acuerdo

  • [Las respuestas fueron codificadas como 1 = Totalmente de acuerdo; 2 = De acuerdo; 3 = Ni de acuerdo o desacuerdo; 4 = Desacuerdo; 5 = Totalmente desacuerdo]

Componente regionalista. Dos reactivos

  • (3) Yucateco o mexicano. Si usted pudiese elegir, ¿Cómo preferiría ser llamado: ¿yucateco o mexicano? (1) Yucateco (2) Mexicano

  • [Las respuestas fueron codificadas como 1= Mexicano; 2 = Yucateco]

  • (4) Yucatán mejor como país. Si Yucatán fuese un país, ¿sería más rico que como es ahora, un estado de la república mexicana? (1) Totalmente desacuerdo (2) Desacuerdo (3) Ni de acuerdo ni en desacuerdo (4) Acuerdo (5) Totalmente acuerdo

Componente internacionalista. Un reactivo

  • (5) Opinión de los Estados Unidos. ¿Cuál es su opinión de los Estados Unidos? (1) Muy mala (2) Mala (3) Ni mala ni buena (4) Buena (5) Muy buena

Componentes de las actitudes hacia el neoliberalismo: dos escalas factoriales se crearon (actitudes hacia el TLCAN y hacia las privatizaciones) usando los siguientes cinco reactivos.

Componente TLCAN. Tres reactivos

  • (1) Opinión del TLCAN. ¿Cuál es su opinión en general sobre el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México? (1) Muy desfavorable (2) Desfavorable (3) Ni favorable ni desfavorable (4) Favorable (5) Muy favorable

  • (2) Impacto del TLCAN. ¿Usted cree que el Tratado de Libre Comercio ha sido (1) Muy malo (2) Malo (3) Ni malo ni bueno (4) Bueno (5) Muy bueno para México?

  • (3) Mercancía disponible después del TLCAN. ¿A usted le gusta o no que en Yucatán uno pueda comprar mercancía extranjera de todo tipo (por ejemplo electrónica, ropa, discos, zapatos, etc.) que antes del Tratado de Libre Comercio no estaba disponible? (1) No le gusta para nada (2) No le gusta (3) Indiferente (4) Le gusta (5) Le gusta mucho

Variables demográficas

Edad. A los encuestados se les preguntó su edad exacta.

[Las respuestas fueron codificadas como (1) Menos de 30 años (2) 30-59 años (3) 60 o más años]

Ingreso. ¿Cuál es su ingreso mensual (en pesos)? (1) Menos de 3,000 (2) 3,000 a 6,000 (3) 6001 a 12,000 (4) 12,001 a 18,000 (5) 18,001 a 24,000 (6) 24,001 a 30,000 (7) Más de 30,001 (8) No dijo

[Las respuestas fueron codificadas como (1) Bajo ingreso (1 Menos de 3,000); (2) Medio bajo (2 3,000 a 6,000); (3) Medio y alto (3 6001 a 12,000 + 4 12,001 a 18,000 + 5 18,001 a 24,000 + 6 24,001 a 30,000 + 7 Más de 30,001]

Etnicidad. Usted es de sangre (1) Maya (2) Mestiza (3) Española (4) Otra

[Las respuestas fueron codificadas como (1) No Maya (2 Mestiza + 3 española + 4 otra); (2) Maya (1)]

Género. [Las respuestas fueron codificadas como (0) Hombre (1) Mujer]

Empleado público, privado o autoempleado. ¿Podría decirme en dónde trabaja o a qué se dedica? (1) Empleado de sector público o gobierno (2) Empleado de empresa privada (3) Profesionista independiente (4) profesor o maestro (5) Tiene negocio propio (6) Trabaja por su cuenta (7) Trabajador del campo (8) Estudiante (9) Ama de casa (10) Desempleado (11) Pensionado o jubilado (12) Otro

[Se crearon tres variables dummy codificadas de la siguiente manera: Empleado sector público (0 = otro, 1=empleado del sector público); Empleado sector privado (0 = otro, 1=empleado del sector privado); Auto-empleado ([0 = otro, 1=auto-empleado)]

Recibido: Octubre de 2014; Aprobado: Junio de 2015

Dirección para correspondencia: jbfigueroa@hotmail.com

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