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Estudios sociales (Hermosillo, Son.)

versão impressa ISSN 0188-4557

Estud. soc vol.23 no.46 Hermosillo Jul./Dez. 2015

 

Artículos

 

Programas sociales como alternativa para generar la redistribución del ingreso: un estudio de caso

 

Social programs as an alternative to generate the income redistribution: A study case

 

Marco Antonio Espinosa Trujillo*, Virginia Guadalupe Reyes de la Cruz*, Jesús Torres Sombra** y Flor del Carmen Pérez Vera***

 

* Universidad Autónoma Benito Juárez. Dirección para correspondencia: rvicky52@hotmail.com

** Universidad Autónoma de Sinaloa.

*** Colegio de Posgraduados.

 

Fecha de recepción: febrero de 2014
Fecha de aceptación: julio de 2014

 

Resumen

Para cuantificar el efecto de las principales transferencias de gobierno sobre la desigualdad y pobreza en una comunidad rural, se calcularon el Coeficiente de Gini e indicadores de Foster, Greer y Thorbecke por fuentes de ingreso utilizando las líneas de bienestar y bienestar mínimo. Los resultados muestran que las transferencias significaron 22.6% del ingreso total de los hogares, un coeficiente de Gini de 0.363, la incidencia en la línea de bienestar mínimo y de bienestar de 54.7 y 87.2%, respectivamente. La falta de transferencias hace que el coeficiente de Gini, la incidencia de línea de bienestar mínimo y el porcentaje de hogares que viven por debajo de la línea de bienestar se eleven a 0.439, 65.5% y 91.5%, respectivamente. Un aumento del 10% en las transferencias permite una disminución de -1.27% en la desigualdad.

Palabras clave: comunidad rural, política social, transferencias, pobreza, índice de FGT, Coeficiente de Gini.

 

Abstract

To quantify the effect of the main government transfers on inequality and poverty in a rural community, we calculated the coefficient of Gini and indicators of Foster, Greer and Thorbecke by income source using welfare lines and minimum welfare. The results show that income from transfers meant 22.6% of total household income, a Gini coefficient of 0.363, the incidence on the minimum wellbeing and welfare of 54.7 and 87.2%, respectively. The lack of transfers causes that the Gini coefficient, the incidence on minimum wellbeing line and the percentage of households living under the welfare line rise to 0.439, 65.5% and 91.5%, respectively. An increase of 10% in transfers allows a decrease of -1.27% in the inequality.

Key words: rural community, social policy, transfers, poverty, FGT index, Gini coefficient.

 

Introducción

El presente trabajo tiene por objetivo determinar el efecto que las transferencias monetarias y no monetarias, provenientes de los programas de gobierno, tienen sobre la desigualdad y pobreza en una comunidad rural del estado de Oaxaca, México.

Las desigualdades que se enfrentan en México, como en América latina, se han formado de un proceso histórico que vincula las maneras en cómo se han desarrollado la diferentes sociedades y que remiten al pasado colonial de la región, en particular, a la interacción de los colonos europeos y la población subordinada. Al respecto, de Ferranti et al. (2003) destacan que la colonización europea se concentró en las zonas donde se podían explotar los recursos naturales. Crearon instituciones relacionadas con la administración del trabajo (esclavitud), el uso de tierra y control político que consolidaron y perpetuaron su riqueza. El autor también señala que en el periodo posterior a la Independencia, las élites locales siguieron creando instituciones y formulando políticas que les permitieran mantener su posición privilegiada. La restricción del sufragio, el acceso a la educación y a la tierra, fueron condicionantes que favorecieron la desigualdad en la distribución del ingreso e incremento de la pobreza, conformando así diferencias en las clases sociales.

Otro elemento a considerar es el señalado por Reardon (2003), quien destaca que las fuerzas impulsoras o factores condicionantes de la pobreza son las carencias en términos de activos de los individuos, los hogares y comunidades. Entre los tipos de activos se incluyen: 1) recursos naturales (suelo, tierra, agua, flora y fauna); 2) capacidades de los recursos humanos (educación, salud, estado nutricional, habilidades y número de personas); 3) recursos en la explotación agrícola (ganado, tierras de labranza, pastizales, represas, edificios, equipos); 4) recursos no agrícolas (capital de empresas locales no agrícolas y capital proveniente de actividades migratorias); y 5) recursos de la comunidad (caminos, represas e instituciones sociales). Estos activos (existencias) se utilizan para generar flujos en relación con los productos y/o ingresos monetarios. El nivel y la composición de los ingresos determinan si los hogares son pobres y cuán pobres son.

Ante la problemática de la desigualdad y pobreza, el Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (RIMISP, 2012) señala que la discusión de políticas públicas para superar la pobreza y mejorar la distribución de los ingresos, usualmente incluye un debate respecto al énfasis relativo que se debe poner en el crecimiento económico y en las políticas sociales. La evidencia muestra que ambos son necesarios. La capacidad de un país para generar mayores ingresos ayuda a mejorar los estándares de vida de la población, pero por si sola no asegura que los frutos del progreso lleguen a todos y se distribuyan de manera equitativa. Las políticas sociales juegan un rol relevante en esto último, el grado de significancia de las mismas se basa en su nivel de eficiencia y sustentabilidad. Estas políticas deben abarcar tanto el apoyo para la satisfacción de las necesidades básicas de la población más carente, como la creación de mayores oportunidades de empleo para la generación de ingresos propios, debe buscar así la creación de un ciclo virtuoso.

Lo anterior indica que la pobreza obedece a múltiples factores donde el gobierno juega un papel fundamental, pues el control de variables económicas y sociales determina en gran medida el grado de efectividad de las políticas públicas. Lustig y Székely (2005) refieren que, en México, uno de los factores determinantes de la evolución de la pobreza ha sido el comportamiento macroeconómico ya que desde la primera mitad de los setentas, el país perdió la estabilidad que le caracterizaba y ha enfrentado crisis económicas recurrentes como las registradas en 1976, 1982, 1986 y 1994, las cuales se explican como consecuencia de la adopción de decisiones equivocadas de política y vulnerabilidad del país ante el comportamiento de variables externas como los precios internacionales del petróleo y las tasas externas de interés. En adición a lo interior, existieron factores internos que afectaron la situación económica del país, la presencia de actos violentos y el proceso de transición política se encuentran entre estos.

Para dar frente al problema de la pobreza y desigualdad en los países, los gobiernos locales han diseñado políticas públicas para abatirlos, como las transferencias monetarias orientadas hacia los pobres. Fiszbein y Schady (2009) explican que estas transferencias se justifican porque, en primer lugar, es común observar que en los países en desarrollo el gasto público en infraestructura y servicios públicos no llega a los más pobres. En segundo porque no hay mercados imperfectos e impiden a los pobres ser más productivos y, finalmente, porque las desigualdades son heredados de padres a hijos.

Para que una política pública orientada al abatimiento de la pobreza cumpla con su objetivo principal, se ha recurrido a la focalización, esto con la finalidad de maximizar la reducción de la pobreza, limitar eficientemente los recursos y aprovechar el costo de oportunidad entre el número de beneficios y el monto de las transferencias (Hernández et al., 2008).

Soares et al. (2009) concluyen que las transferencias reducen la desigualdad en México, sin embargo, se trata de un estudio general que no capta las particularidades de las comunidades (rural y urbana).

Después de analizar los orígenes de la desigualdad y pobreza en América Latina, en esta sección se presentan datos estadísticos sobre desigualdad y pobreza a nivel nacional para evidenciar la importancia del tema, se analizan mismos conceptos para una comunidad rural en el estado de Oaxaca. En el apartado siguiente se explica la metodología, se hace uso del índice de Gini y Coeficiente de Foster, Greer y Thorbecke para analizar el efecto de las trasferencias sobre la desigualdad y pobreza en la comunidad de Santa Inés Yatzeche, respectivamente. Los resultados son abordados en la penúltima sección. Finalmente se presentan las conclusiones sobre la importancia que pueden tener las transferencias, de los programas sociales, en la reducción de la pobreza y desigualdad.

 

La desigualdad y pobreza en México

En atención al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social de México (Coneval, 2013a), los individuos se encuentran en situación de pobreza cuando tienen, al menos, una carencia social en los seis indicadores de rezago (educativo, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la vivienda y accesos a la alimentación) y su ingreso es inferior a la línea de bienestar. Por otra parte, una persona se encuentra en pobreza extrema cuando tiene tres o más carencias y que además se encuentra por debajo de una segunda línea de ingreso llamada línea de bienestar mínimo.

El problema de la pobreza en México es evidente. Resultados de la medición de la pobreza multidimensional realizada por el Coneval (2012b) muestran que en 2010, 52.1 millones de personas se encontraban en situación de pobreza (46.3%), de las cuales 12.8 millones se encontraban en pobreza extrema (11.4%).

Considerando solo las líneas de ingreso en la medición de la pobreza en México, 52 y 19.4% de la población tuvo un ingreso inferior a la línea de bienestar y bienestar mínimo, respectivamente. La importancia de utilizar las líneas de ingreso en la medición de la pobreza radica en que estas representan el valor de dos canastas y, por lo tanto, refleja la capacidad de los individuos para adquirirlas. La línea de bienestar mínimo permite determinar a la población que, aun al hacer uso de todo su ingreso en la compra de una canasta de alimentos, no la puede adquirir. Por otra parte, la línea de bienestar hace posible identificar a la población que no cuenta con los recursos suficientes para adquirir, además de la canasta de alimentos, una canasta no alimentaria que incluye bienes y servicios básicos (Coneval, 2010).

Es importante señalar que 41.7% de las personas que se encontraban por debajo de la línea de bienestar mínimo y 29.5% de la línea de bienestar, eran originarias de comunidades rurales (Coneval, 2012a). Lo anterior significó que 9.1 millones de personas que se encontraban en comunidades inferiores a 2,500 habitantes no tuvieron el ingreso suficiente para adquirir alimentos que le aseguraran una nutrición adecuada y que 17.3 millones de individuos no pudieron adquirir la canasta alimentaria y no alimentaria.

Para disminuir los efectos negativos de la pobreza en el medio rural, en 2011 el gobierno federal contó con 273 programas relacionados con el desarrollo social. De estos, 19 se relacionaron directamente con la superación de la pobreza, entre los que destaca el Programa de Desarrollo Humano Oportunidades y el programa para adultos mayores y más representando 60.5 y 13.4%, respectivamente, de un total de 97,057.79 millones de pesos ejercido por los 19 programas en 2011 (Coneval, 2013b). Lo anterior sugiere una revisión exhaustiva sobre el efecto que pueden generar los programas públicos, en conjunto, sobre la desigualdad y pobreza, especialmente en áreas rurales de México.

Cabe señalar que son precisamente los hogares, cuyos ingresos no exceden la línea de bienestar, la población objetivo del Programa Oportunidades, además aquellos que sin exceder la condición de pobreza presentan características socioeconómicas y de ingreso insuficientes para invertir en el desarrollo adecuado de las capacidades de sus integrantes en materia de nutrición, salud y/o educación (DOF, 2011).

Las transferencias monetarias son unas de las principales vías que las políticas públicas utilizan para intervenir en el desarrollo. El Coneval (2013b) obtuvo información de 231 de los 273 programas inventariados en 2011 que estaban enfocados al Desarrollo Rural y encontró que 88 programas(38.1%o) realizaban transferencias monetaria, 85 (36.8%) entregaban apoyo no monetario y el restante 25.1% otorgaban ambos tipos de apoyo.

En relación a la localización geográfica de la pobreza en México, los resultados de la medición de la pobreza indican que Chiapas, Guerrero y Oaxaca fueron los estados con mayores niveles de pobreza en el país con 78.5, 67.6 y 67.4% de su población en esa situación, respectivamente. Específicamente, en Oaxaca, cerca de un millón de personas se encontraban en pobreza extrema (29.8% de la población) (Coneval, 2012b). Datos también muestran que, considerando solo datos sobre el ingreso de los oaxaqueños, 36.2 y 68.3% de la población se encontraban por debajo de la línea de bienestar mínimo y la línea de bienestar, respectivamente.

Con respecto a la desigualdad en el ingreso, el Coeficiente de Gini en México fue de 0.509. Es importante resaltar que siete estados se ubicaron por encima del coeficiente de Gini registrado a nivel nacional; es Chiapas la entidad con mayor desigualdad (0.541). Oaxaca se ubicó en el séptimo lugar con un indicador de 0.511 (Coneval, 2012b).

Lo anterior exhibe que el estado de Oaxaca no solo es caracterizado por sus altos niveles de pobreza a nivel nacional, sino que también es distinguido por la imperante desigualdad entre sus habitantes. Se hace indispensable estudiar el fenómeno de manera interdisciplinaria que analice los orígenes de la pobreza y proponga soluciones para su superación.

 

La comunidad de estudio

Santa Inés Yatzeche es una comunidad rural del estado de Oaxaca, pertenece al distrito de Zimatlán, en la región de los Valles Centrales. El Censo de Población y Vivienda (INEGI, 2010) determinó que de los 213 hogares en el municipio, el 62.44% tenía jefatura masculina y que se trata de una comunidad indígena, ya que de las 881 personas de 5 años y más, 824 habla lengua zapoteca (95.57%). Datos del Consejo Nacional de Población (Conapo, 2010) muestran que a nivel municipal, Santa Inés se identifica por un grado de marginación de muy alto; ocupa el lugar 146 de 570 y 277 de 2,456, en el contexto estatal y nacional, respectivamente.

La presente investigación pretende analizar la estructura del ingreso a nivel de hogar, lo que permitirá conocer el nivel de pobreza y desigualdad de la comunidad en mención. El uso del ingreso total del hogar se justifica porque, de acuerdo con Medina (2001), es el hogar la unidad de consumo en el cual se concentran las percepciones de ingresos de sus miembros y se decide sobre el destino de los recursos. Asimismo, el hogar es donde se comparten todos los bienes y servicios colectivos que son adquiridos con el presupuesto familiar y es el contexto que sirve para que sus miembros se formen y desarrollen para el proceso productivo.

La hipótesis planteada es que la magnitud de las transferencias de los programas sociales y su distribución entre los hogares son variables determinantes en el nivel de descenso de la desigualdad y pobreza en la comunidad de estudio. Si las transferencias son significativas y se orientan a los hogares de más bajos ingresos, la desigualdad y pobreza disminuirá en la comunidad.

 

El método

El municipio de Santa Inés reúne dos características que determinaron su elegibilidad como comunidad de estudio. Primero por sus altos niveles de pobreza, dado que el porcentaje de población en situación de pobreza en la comunidad fue de 85.2% en 2010, cifra superiora la registrada a nivel estatal en el mismo año (67%) y segundo lugar porque, siendo una comunidad rural no dispersa, representó una ventaja en la ejecución del trabajo de campo. Al tratarse de una comunidad rural, con altos niveles de pobreza, marginada e indígena, lo favorece un escenario donde sus habitantes sean beneficiarios de programas públicos, especialmente los relacionados con la diminución de la pobreza.

Para cuantificar el efecto de las transferencias sobre la desigualdad y pobreza en Santa Inés Yatzeche, se calculó el Coeficiente de Gini y Coeficiente de Foster, Greer y Thorbecke (FGT) por fuentes de ingreso, respectivamente. Esta metodología permite construir escenarios con los que se puede cuantificar el efecto de las transferencias en la desigualdad y pobreza de la comunidad.

De acuerdo con Lerman y Yitzhaki (1985), el Coeficiente de Gini por fuentes de ingreso se puede presentar de la siguiente manera:

Donde:

G es el Coeficiente de Gini del ingreso total; cov(yk,F) es la covarianza del ingreso de la fuente k, yk, con la distribución acumulativa del ingreso total, F; (yk,F) es la covarianza del ingreso de la fuente k con la distribución acumulativa del ingreso de la fuente k;m es el promedio del ingreso total y; m es el promedio el ingreso de la fuente k. Rk es el coeficiente de correlación de Gini entre yk y el ingreso total; Gk es el Coeficiente de Gini de la fuente de ingreso ky; Sk es la proporción de ingreso k en el ingreso total.

Debido a que los valores de Rk se ubican en el intervalo [-1,1], Rk será igual a 1 cuando la fuente k sea función creciente del ingreso, si es -1 significa que la importancia de la fuente analizada decrece con el ingreso total. Cuando Rk sea 0, se tiene que yk y el ingreso total son independientes, lo cual indica que las fuentes de ingresos k no contribuye de manera significativa en la determinación del Coeficiente de Gini (Medina y Galván, 2008).

Si se toman las decisiones de producción y trabajo de los hogares como dados y se considera un cambio exógeno en el componente k-ésimo del ingreso del hogar por un factor π, tal que yk(π) = (1+π)yk, entonces:

Otra forma de interpretar la expresión anterior es la siguiente, supóngase un cambio marginal en el ingreso debido a que se modificó la participación de la fuente k en una proporción πyk. De esta forma se obtiene la variación en el Coeficiente de Gini, donde π representa el porcentaje se cambio en el ingreso de la k-ésima fuente de ingreso. La ecuación 2 también se puede expresar de la siguiente manera:

Lo anterior indica que el cambio porcentual en el Coeficiente de Gini a partir de una modificación en el valor de % en la fuente de ingresos k, es igual a la contribución de esa corriente a la desigualdad menos su participación en el ingreso total (Medina y Galván, 2008).

Utilizando la metodología anterior es posible estimar el efecto que los cambios porcentuales, en las transferencias, tienen en la desigualdad del ingreso de los hogares, dejando constantes las demás fuentes.

Por otra parte, para determinar el efecto de las transferencias sobre la pobreza, se utilizaron los indicadores de Foster et al. (1984) (incidencia, brecha y severidad). Considerando que q = q(y,z) es el número de hogares en pobreza (ingreso no mayor a z) y n es el número total de hogares, el índice de FGT es:

Donde:

P es la medida de pobreza, y = (y1,y2,...yn) es un vector de ingreso de los hogares en orden creciente, z > 0 es la línea predeterminada de pobreza, gi = z - yi es el déficit del ingreso del i-ésimo hogar en relación a la línea de pobreza. El parámetro ∝ indica la importancia que se le da al ingreso de los pobres (cuando ∝ = 0, la ecuación se colapsa y muestra la incidencia de la pobreza; si ∝ = 1, se obtiene la brecha de la pobreza y; cuando ∝ = 2, el resultado de la ecuación refleja la severidad de la pobreza).

Basados en Reardon y Taylor (1994), Taylor et al. (2005) y en Mora y López (2010), descomponiendo P(y;z) por fuentes de ingreso y sustituyendo por la suma de ingresos de cada fuente se tiene:

El impacto en el nivel de pobreza originado por un cambio porcentual en una fuente de ingresos, e, sobre la pobreza, dP(y;z)/de, está dado por:

Donde:

q - (q+) representa el número de hogares que dejan (entran) la pobreza como resultado de un cambio en la fuente de ingreso.

El método anterior permite determinan los efectos de las transferencias sobre la incidencia, brecha y severidad de la pobreza utilizando las líneas de bienestar y bienestar mínimo, empleadas en la medición multidimensional de la pobreza en México.

Se considera que el nivel de incidencia es el porcentaje de hogares, con respecto al total de hogares, que se encuentran por debajo de una línea de pobreza; adicionalmente la brecha de la pobreza es la distancia promedio que separa a la población de la línea de pobreza, es decir, si la brecha de pobreza es de 10%, implica que las transferencias necesarias para sacar a cada hogar de la pobreza representa el 10% de la línea de pobreza, en promedio; y la gravedad o severidad de la pobreza, la cual asume valores entre 0 y 1, donde 0 muestra la pobreza no severa y 1 la pobreza sumamente severa.

Se realizaron dos escenario para cada caso, uno considerando un incremento de 10% en las transferencias y otro sin considerar ese ingreso de la fuente, tanto para determinar el efecto de la fuente sobre la pobreza como para cuantificar el efecto sobre la desigualdad. Se emplearon los comandos descogini y poverty en el programa Data Analysis and Statistical Software (Stata). La metodología propuesta ha sido empleada por Taylor et al. (2005) para cuantificar el efecto de las remesas sobre la desigualdad y pobreza rural en México, también ha sido utilizado por Espinosa y Santiago (2012) para determinar el efecto de los ingresos por autoconsumo sobre la desigualdad y pobreza a nivel de comunidad, en el estado de Oaxaca.

 

Resultados

Se obtuvo información del ingreso monetario y no monetario de117 hogares, equivalente a 54.9% del total de hogares en Santa Inés Yatzeche. Los ingresos provenientes de programas públicos de los hogares fueron los siguientes: 1) Los procedentes del programa Oportunidades (sin incluir becas de los estudiantes), se refiere al componente alimentario del programa, el cual consiste en apoyos monetarios directos a las familias beneficiarías para contribuir a que mejore la calidad, cantidad y diversidad de su alimentación.

Así mismo, se entregan suplementos alimenticios para reforzar la alimentación infantil, mujeres embarazadas y en periodo de lactancia. Adicionalmente, el programa entrega apoyos monetarios mensuales que tiene como propósito compensar el efecto del alza internacional de los precios de los alimentos, también otorga, a las familias con hijos de 0 a 9 años de edad, apoyo monetario por cada menor para fortalecer su desarrollo.

El programa también entrega apoyo monetario para compensar los gastos realizados en consumo de energía en el hogar como luz, carbón, leña, velas, etc. (DOF, 2010). 2) Las educativas, por concepto de becas, uniformes y útiles escolares del programa Oportunidades, de la Comisión Nacional de Fomento Educativo (Conafe) y del programa estatal Bienestar; 3) ingresos del Programa de Apoyos Directos al Campo (Procampo), el programa se instrumenta a finales del año 1993 y surge como un mecanismo de transferencia de recursos para compensar a los productores nacionales por los subsidios que reciben sus competidores extranjeros, en sustitución del esquema de precios de garantía de granos y oleaginosas (DOF, 2002); y 4) adultos mayores, el programa tiene por objetivo incrementar, mediante transferencias, el ingreso de los adultos mayores, así como aminorar el deterioro de su salud física y mental (DOF, 2010).

También el programa Oportunidades otorga de manera bimestral apoyo monetario a los adultos mayores, pero que sean integrantes de las familias beneficiarias. Los porcentajes de participación, de cada uno de los rubros antes descritos, se muestran en la gráfica 1, se destaca que los ingresos de los hogares provenientes del programa Oportunidades representan 53% del total de las transferencias.

Se encontró que el Coeficiente de Gini en la comunidad fue de 0.363, un incremento de10% en los ingresos provenientes de las transferencias reduciría la desigualdad en -1.27%. (cuadro 1). El resultado anterior es congruente ya que los programas representan el 22.6% de los ingresos totales de los hogares (= 0.226), pero además, están orientados a los hogares de bajos ingresos ( = 0.377).

Si los hogares no contaran con la fuente, es decir, que no fueran beneficiados con los recursos otorgados por los programas públicos, la desigualdad aumentaría. El Coeficiente de Gini pasaría a 0.439.

Para conocer el efecto de las transferencias sobre incidencia, brecha y severidad de la pobreza, se realizaron escenarios, los resultados se muestra en el cuadro 2.

Se detectó que el porcentaje de hogares que se encuentran por debajo de la línea de bienestar se reduce de 87.2 a 84.6% cuando las transferenciasse incrementan en 10%. En el escenario, en el cual los hogares no cuentan con el ingreso de la fuente, la incidencia se incrementaría a 91.5%. Eso muestra la importancia de las transferencias en la reducción de la pobreza, aún cuando el objetivo de estos no sea dirigido especíicamente para reducirla, tal como es el caso especíico de Procampo, el cual como se observa, posee una participación mínima a diferencia de los programas Oportunidades y los apoyos a la educación.

También se encontró que el porcentaje de hogares que se localizan por debajo de la línea de bienestar mínimo se reduce en -0.9% cuando las transferencias se incrementan en 10% y aumenta en 11.1% cuando los hogares no cuentan con esos recursos. En relación a la brecha de la pobreza se halló que también disminuye cuando se incrementan las transferencias. Considerando la línea de bienestar, la brecha se reduce mínimamente al pasar de 47.7 a 46.7. Si los hogares de Santa Inés no contaran con este ingreso, la brecha se incrementa a 58.8. La brecha de la pobreza también disminuye al incrementarse la línea de bienestar mínimo, de 23 a 21.9 cuando los recursos de los programas públicos se incrementan 10%. Sin las transferencias, la brecha se incrementa a 36.2.

La severidad de la pobreza en la comunidad se incrementa sin la presencia de los programas públicos, se amplía de 30.7 a 43 y de 11.8 a 25 empleando la línea de bienestar y bienestar mínimo, respectivamente.

En el escenario donde la fuente de ingresos se incrementa en 10%, la severidad de la pobreza disminuye marginalmente, de 11.8 a 11 considerando la línea de bienestar mínimo y de 30.7 a 29.7 con la línea de bienestar.

 

Conclusiones

Para conocer el efecto de las transferencias sobre la desigualdad y pobreza rural, se analizó información de los ingresos de 54.9% de los hogares del municipio de Santa Inés Yatzeche en el estado de Oaxaca. Se encontró que las transferencias significaron 22.6% con respecto al ingreso total de los hogares.

El Coeficiente de Gini en el municipio fue de 0.363. Los ingresos otorgados a los hogares mediante los programas públicos reducen la desigualdad en el municipio. Un incremento de 10% en el nivel de transferencias provoca una disminución de -1.27% en el índice de desigualdad. En contraste, la falta de este recurso en los hogares, incrementa el coeficiente de Gini a 0.439.

Se calcularon los indicadores de Foster, Greer y Thorbecke utilizando las líneas de bienestar y bienestar mínimo. El incremento de 10% en las transferencias hizo que la incidencia de la pobreza de la línea de bienestar mínimo y la línea de bienestar se redujera de 54.7 a 53.8% y de 87.2 a 84.6%, respectivamente.

La falta de transferencias en los hogares provocaría un aumento a 65.8% en la incidencia de la línea de bienestar mínimo y a 91.5% la incidencia de la línea de bienestar. Los programas sociales reducen la desigualdad y pobreza cuando estos se encuentran enfocados en los hogares de más bajos ingresos, como es el caso de Santa Inés. Si no existe una buena focalización, los programas pueden incrementar la desigualdad y no tener efecto positivo en la pobreza.

La investigación realizada en Santa Inés otorga una panorámica general de la importancia de los programas sociales para las comunidades rurales, sin embargo, se deben realizar estudios particulares para obtener resultados precisos. Esta investigación considera únicamente las transferencias que el gobierno hace a la población de una comunidad rural y la importancia que tiene la fuente de ingresos en la reducción de la pobreza y desigualdad, pero se deben considerar otras variables debido a que se trata de transferencias condicionadas para fomentar la educación y salud de sus beneficiarios. También es importante identificar los activos en cada comunidad, como los señalados por Reardon (2003), para ser considerados en el diseño de políticas públicas específicas para cada población.

Es posible que el escenario observado en Santa Inés se replique en otras comunidades, pero en distintas proporciones. El monto de los recursos que los programas destinan a otras comunidades y el comportamiento de su distribución entre la población pueden ser distintos y, por consecuencia, el efecto sobre la pobreza y desigualdad sea diferentes a las encontradas en la comunidad.

 

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