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Estudios sociales (Hermosillo, Son.)

versión impresa ISSN 0188-4557

Estud. soc vol.22 no.43 Hermosillo ene./jun. 2014

 

Reseña

 

La historia oral y la interdisciplinariedad. Retos y perspectivas

 

Oral history and interdisciplinarity. Challenges and perspectives

 

Rosario Román Pérez*

 

Karla Y. Covarrubias Cuéllar y Mario Camarena Ocampo (coordinadores) (2013) La historia oral y la interdisciplinariedad. Retos y perspectivas. México, Universidad de Colima, Colección Culturas Contemporáneas.

 

*Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo. Dirección para correspondencia: rroman@ciad.mx

 

Fecha de recepción: julio de 2013
Fecha de aceptación: agosto de 2013

 

Introducción

Desde tiempos inmemoriales la historia había sido oral. La transmisión de saberes, ideas, conocimientos había tenido como vía la oralidad permitiendo con ello la producción y reproducción de las diferentes culturas. Con el surgimiento de la escritura, los avances de la modernidad y el predominio de visiones cientificista sobre la producción del conocimiento, las fuentes orales fueron vistas con reticencia y sometidas a fuertes críticas. Se les acusó, particularmente, de ser fuentes secundarias impregnadas de subjetividad por un supuesto involucramiento emotivo de quien recaba la información. Pese a ello, los testimonios orales han sido, durante mucho tiempo, la materia prima de disciplinas como la historia, la antropología o la filología, por mencionar algunas.

Pero la historia oral ha trascendido a sus propios críticos y en pleno siglo XXI se posiciona, no como una estrategia o técnica para la construcción de datos, sino como un espacio de confluencia interdisciplinaria que ha impactado los estudios de las culturas contemporáneas y de la comunicación, entre otros. De ello da cuenta la compilación de diez trabajos coordinados por Karla Yolanda Covarrubias Cuéllar y Mario Camarena Ocampo, publicada por la Universidad de Colima. La obra va más allá de la típica presentación de casos en los que la oralidad es utilizada como dato para el análisis de procesos sociales a través del tiempo. Es un esfuerzo colectivo que no va dirigido a confrontar a sus denostadores, sino más bien a ofrecer una rica reflexión teórico-metodológica que incluye sus propios avatares, potencialidades, limitaciones y retos epistemológicos.

La interdisciplina, como eje del libro, no se halla representada solo por la diversidad de especialidades y experiencias de sus autores(as), sino por su enfoque de complejidad, como bien analiza Jesús Galindo en el primer capítulo "La historia oral y la ingeniería social", dedicado, precisamente, a la historia oral y la interdisciplinariedad. Para el autor, la discusión sobre si la historia oral es positivista o hermenéutica no pasa de ser un lugar común. El punto crítico, nos dice, es el análisis de la alteración que quien hace historia oral provoca cuando dice a la gente "cuéntame...".

La propuesta de ejercicio reflexivo coincide con la de Ana Amuchástegui en su libro Virginidad e iniciación sexual en México. Experiencias y significados (2002), editado en México por Edamex/Population Council, en el que muestra, transparentemente, sus mapas cognoscitivos, así como sus propios dilemas teóricos y éticos. Al ponerlos al descubierto con esa absoluta transparencia, se coloca ella misma como investigadora en una posición de autoexamen cuando aborda temas sobre la sexualidad con los varones que entrevista. La propuesta de Galindo, por lo mismo, refuerza la importancia de que quien investiga, no solo aclare la posición desde la cual sitúa su discurso, sino, además, describa críticamente cómo construyó sus datos y todo el proceso cognitivo de análisis de los mismos.

Tal reflexividad metodológica aparece nuevamente al final del libro que aquí se reseña, en dos trabajos que difieren en su abordaje teórico, pero que, finalmente, coinciden en la propuesta sobre la urgencia de considerar la propia subjetividad del(a) investigador(a), como sujeto cognoscente. En el primer caso, Rocío Enríquez Rosas con su trabajo "La subjetividad interrogada: método biográfico y análisis social contemporáneo" muestra las múltiples posibilidades de vincular los relatos orales con la dimensión estructural, tarea en la que no siempre salen bien librados los estudios cualitativos. De ahí la recomendación de la autora de objetivar la complejidad del sujeto que investiga diferenciándolo, sin excluirlo, de lo que es su objeto de estudio. En el mismo sentido, Karla Covarrubias plantea sus "Reflexiones metodológicas sobre mi experiencia de conversión religiosa en una investigación de historia oral". La autora devela, paso a paso, cómo en la investigación social quien investiga suele olvidar que también es un sujeto observado y que esa mirada del otro o la otra le acecha y establece más que una relación investigador(a)-investigado(a), un juego de poder y una lucha por la definición de los roles sociales.

Para quienes recién se adentran en los laberintos de la historia oral, Jorge Aceves ofrece un recuento histórico sobre la misma y una reseña, narrada de manera muy didáctica, sobre el proceso de investigación desde una perspectiva interdisciplinaria. El capítulo "La historia oral, plataforma para perspectiva interdisciplinar: una conversación de frente al espejo", aporta, además, una síntesis de la parte analítica que, generalmente, no aparece en los trabajos cuya fuente de datos proviene de la oralidad. Desde el análisis ilustrativo, la construcción de tipologías, el análisis de contenidos, el método constructivo con sus vertientes biográficas, simbólicas y socio-estructurales, hasta la posibilidad de un análisis cuantitativo de tipo estadístico, son revisados por el autor en un estilo ameno y comprensible, si bien hubiera sido más enriquecedor ilustrar cada elemento con un ejercicio de cómo trabajar las distintas propuestas de análisis.

Martha Vergara, Eunice Larios y Sebastián Juárez en su capítulo "La historia oral a través de métodos etnobotánicos: compartiendo conocimiento tradicional sobre plantas medicinales", aportan un ejemplo del uso de la estadística para el análisis de testimonios orales y proponen la construcción de un "índice de consenso de informantes". Para ello, diferencian entre historia oral y tradición oral al referir esta última a aquella que se transmite a través de, al menos, una generación con información cultural sobre el pasado. Cómo construyen sus datos y los sistematizan es parte de sus aportaciones, que resultan útiles para quienes trabajan esta aproximación interdisciplinaria.

El recurso de ambos tipos de testimonios, historia oral y tradición oral, son ejemplificados también en el trabajo de Mario Camarena quien hace un recuento de "Los recuerdos de la huelga de 1939 en la fábrica de Fama Montañesa". El conflicto de una fábrica de hilados y tejidos en el sur del Distrito Federal es reconstruido por el autor a través de los relatos de los trabajadores supervivientes y de sus descendientes, así como de los habitantes del barrio. No solamente analiza la típica confrontación entre patrones y sindicatos y la intervención gubernamental, sino que, también es un ejercicio de construcción y deconstrucción de la identidad de un grupo de obreros y sus familias.

En esa misma línea de indagación, Ada Marina Lara nos introduce en el tema de los mitos al analizar "La función del mito en la memoria y la historia" y explicar la sobrevivencia de una empresa minera de Santa Fe de Guanajuato. Al igual que en el trabajo de Camarena, la autora estudia la huelga prolongada que trae como consecuencia la fundación de una cooperativa minera que logra sobrevivir durante sesenta y seis años. El tema incluye una breve discusión sobre las nociones de mito, memoria y representación cuyas diferencias o complementariedades no quedan del todo claras, lo que invita a indagar más al respecto.

Alicia Cuevas y Juan Carlos Gavilanes aportan un ejemplo típico de presentación de un estudio que utiliza la historia oral y el método etnográfico como metodología central. El capítulo "La historia oral de una comunidad reubicada: estrategias adaptativas en los procesos de riesgo-desastre" da cuenta de la interpretación que hacen la autora y el autor de la información obtenida a través de sus técnicas y su sustento teórico, pero a diferencia de los demás trabajos que integran la obra, quedan debiendo el análisis de sus datos.

En la última parte del libro titulada Estrategias metodológicas y técnicas de la historia oral, Gisela Josefina Ignacio Díaz, en coautoría con Karla Covarrubias, plantean "La estrategia metodológica para la construcción y análisis de las historias de familia: entre la etnografía y la historia oral con familias de Oaxaca y su relación con el campo educativo". El trabajo es muy bien aprovechado por las autoras para mostrar su caja de herramientas teórico-metodológicas con la que construyeron su protocolo de investigación sobre las transformaciones de las disposiciones cognitivas de los sujetos. El lector o lectora interesada en desarrollar un proyecto de investigación con enfoque cualitativo encontrará aquí un itinerario claro y preciso para construirlo, sin que sea un tratado sobre la historia oral o la etnografía.

En síntesis, la fortaleza principal de la obra aquí reseñada reside en que, sin grandes pretensiones y como resultado de un evento colectivo, un grupo de especialistas en historia oral mezcla inteligentemente la incitación a la reflexión al mismo tiempo que ejercen su maestría para enseñarnos a trabajar las subjetividades. De suyo complejo, en muchos reportes de investigación suele declararse que se ocupan de ellas, pero poco se explica cómo se hizo. Los(as) autores de esta compilación nos abren esa caja de Pandora y nos dejan hurgar en sus entrañas. Es, igualmente, un texto que de principio a fin guarda coherencia con su título y con el objetivo declarado de discutir el entrecruzamiento de las distintas disciplinas sociales utilizando como puente el campo de la historia oral. Como lectura básica en cursos sobre metodología de la investigación científica, es un libro del que se aprende mucho y se disfruta más con las narrativas de otros y otras cuyos testimonios orales podrían ser los míos o los del(a) lector(a).

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