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Estudios sociales (Hermosillo, Son.)

versión impresa ISSN 0188-4557

Estud. soc vol.18 no.35 Hermosillo ene./jun. 2010

 

Artículos

 

Pesquerías globalizadas: revisitando a la comunidad marítima en el Alto Golfo de California*

 

Gloria Ciria Valdéz–Gardea**

 

** El Colegio de Sonora.

 

** Dirección para correspondencia:
gvaldez@colson.edu.mx

 

Fecha de recepción: noviembre 2008.
Fecha de aceptación: junio 2009.

 

Resumen

Puerto Peñasco, ubicado en el Alto Golfo de California, protagoniza las consecuencias de las transformaciones estructurales de las pesquerías en México. Esta área muestra las desarticulaciones provocadas por el crecimiento urbano y turístico que ha dejado marginada a la producción pesquera como actividad económica identitaria. El desarrollo turístico ha impactado diferencialmente a los pobladores más aún; las percepciones de estos impactos en la vida social, cultural y económica de los residentes son diversas. La antropología marítima presenta desafíos en el estudio de lo que llamo pesquerías globalizadas: espacios en transición, híbridos en donde se gestan entornos nuevos los cuales se circunscriben, se apropian y compiten por los espacios, paisajes y recursos naturales, vividos, sentidos y practicados tradicionalmente por los usuarios de los recursos: los pescadores.

Palabras clave: Puerto Peñasco, discursos, pesquerías globalizadas, turismo, pescadores, antropología marítima.

 

Abstract

Rocky Point, a community located in the Upper Gulf of California, leads the consequences of the structural transformation in the Mexican fishery. This area now shows disarticulations caused by urban growth and tourism that has left the fish production and economic activity identity marginalized. Tourism development has impacted residents differentially, the perceptions of these impacts on social, cultural and economic life are diverse among locals. Maritime anthropology presents challenges in the study of what I call Globalized Fisheries: spaces in transition, hybrids where new environments are created, which circumscribe, appropriate and compete for spaces, landscapes and natural resources, which have been experienced, sensed and traditionally practiced by the natural resource users: fishermen.

Key words: Rocky Point, discourses, globalized fisheries, tourism, fishermen, Maritime anthropology

 

La globalización económica y las reformas institucionales neoliberales han influido en los cambios que las pesquerías y costas mexicanas han experimentado en los últimos quince años. Por ejemplo, el turismo, una industria que crece, compite por el espacio y los recursos marinos con los pescadores locales de las comunidades del Alto Golfo de California: El Golfo de Santa Clara, San Felipe y Puerto Peñasco, quienes hasta hace algunos años dependían de la explotación de la actividad pesquera.

El contexto anterior desafía las categorías analíticas utilizadas por la antropología marítima en el estudio de las comunidades pesqueras. Las comunidades pesqueras han sido percibidas por los estudiosos como espacios donde se da una gran homogeneidad ocupacional y cultural, en donde sus habitantes son considerados interlocutores significativos dentro de un proceso de consulta para el manejo de las mismas.

La observación participante tradicional estaba justificada por el hecho de que las comunidades estudiadas eran relativamente "estables" en muchos casos los pobladores de esas comunidades habían pasado toda su vida en ellas (Valdéz–Gardea, 2008).

Lo anterior perpetúa una imagen romántica de la comunidad pesquera, mantiene una estabilidad y definición de la identidades de los usuarios de los recursos (pescadores) no permitiendo la irrupción de la heterogeneidad del mismo (Hale, 1997: 250) y minimiza lo complejo de la comunidad pesquera actual.

El análisis invita a revisitar teórica y etnográficamente el lugar que ocupa en la actualidad la llamada comunidad pesquera tradicional a la luz de las transformaciones económicas que visualizan el carácter híbrido de las pesquerías, con una variedad de actores sociales que interactúan en el marco del desarrollo turístico, el crecimiento urbano y el carácter fronterizo del área.

Lo que conocíamos como "comunidad pesquera" ya no ocupa un territorio estrictamente bien definido sino que se encuentra desparramada por todos lados y constantemente cambiando de formas.

Podemos avanzar que el concepto de comunidad pesquera resulta insuficiente para analizar lo que acontece en las áreas pesqueras del Alto Golfo de California, en particular en la comunidad de Puerto Peñasco,1 ubicada al noroeste del estado de Sonora.

Por lo anterior, Breton (2001: 385) prefiere hablar de comunidad pesquera "virtual" o "funcional" más que de una comunidad "real" o "territorial"; Alcalá (1999: 132) propone la noción de "región litoral" para identificar el espacio de referencia propio de los habitantes de las comunidades, y McGoodwin (2001: 35) nos recuerda que las pesquerías no son regiones acuáticas con recursos vivos, ni regiones donde ciertos métodos de pesca son utilizados, sino que son la articulación de ecosistemas naturales marinos con actividades humanas.

En el caso de Puerto Peñasco, se presume que estas articulaciones han sido agresivas desplazando espacial y simbólicamente a la actividad pesquera y sus actores. Ante ello es necesario conocer ¿cómo percibe el pescador estas articulaciones? ¿cómo percibe su identidad antes estos cambios, y cómo se sienten los pescadores? ¿se perciben integrantes de una comunidad pesquera? ¿cuál es el valor que le dan a su espacio? ¿cómo lo diferencian de los otros?

De esta manera, el trabajo basa su estructura en las narraciones a través del tiempo de los pescadores para explicar y definir el pasado y presente de Puerto Peñasco, los distintos significados que le dan al lugar y al rol que ocupa el desarrollo turístico en la comunidad.

Las narraciones sobre estos impactos dependen del posicionamiento histórico y contextual de cada actor en el área; las narraciones son poderosas fuentes para rescatar el imaginario colectivo, el cual puede proveer elementos históricos através de la anécdota o la toponimia. De allí que en este trabajo se citen además de las entrevistas, fragmentos de textos periodísticos y notas de campo.

La idea es tratar de ver a Puerto Peñasco no como una organziación formal o cerrada, sino procurar entenderla como multi–organizacional (Czarniawska, 2002: 4); un espacio resultante de la pugna discursiva y de la interpretación y materialización física del pasado y del presente, en donde se realizan actividades e interacciones sociales por actores, individuos y grupos que provienen de diversas trayectorias e historiales, reunidos en un sólo punto geográfico temporal (Gaggiotti, 2006: 33).

Lo anterior rebasa la noción de "homogeneidad ocupacional y cultural" en una comunidad pesquera y acentúa la complejidad de ésta, especialmente en comunidades como Puerto Peñasco en donde el turismo genera una gran diversidad económica en un contexto fronterizo complejo y polisémico.

Puerto Peñasco es una zona de contacto, en donde convergen relaciones asimétricas: culturas disparejas se encuentran, chocan, forcejean una con la otra, y es en esos espacios en donde se articulan las narraciones. El trabajo navega el espacio entre las poderosas narrativas culturales en la vida de los pescadores fronterizos y el peso de una economía globalizada que brinda un desarrollo desigual a los pobladores.

Las principales técnicas de trabajo de campo utilizadas son la observación y la entrevista, complementadas ambas con el análisis narrativo documental. La elección de estas técnicas obedece a la intención de mantener las voces locales y mostrar esa "yuxtaposición, ese mosaico de sentido que se crea en la práctica y en la acción" (Giaggotti, 2006: 56) en Puerto Peñasco entre lo escrito, lo hablado y lo que se dice recordar que se decía en el pasado a partir de testimonios en el presente, con perspectivas hacia el futuro.

El enfoque narrativo nos permite conocer que los discursos no se construyen de forma aislada, sino que forman parte de varios otros y de significados existentes en el campo social. Como Bakhtin (1981: 89) ha señalado respecto a la palabra: "La experiencia discursiva de cada individuo es modelada y desarrollada a partir de su continua y constante interacción con las expresiones personales de los otros.

Esta experiencia puede caracterizarse en cierto grado como el proceso más o menos creativo de apropiación de la palabra ajena. Nuestro discurso, es decir, todas las expresiones (incluyendo la palabra escrita), está lleno de las palabras de los otros y lo que varía es sólo el grado de conciencia y desapego. Esta palabra ajena conlleva su propia expresión, su propio tono evaluativo, el cual asimilamos, reelaboramos y reacentuamos".

Sin negar la importancia de otras voces en el contexto heterógeneo del área, este trabajo basa su información exclusivamente en las narraciones de los principales actores en la actividad pesquera bajo el supuesto de que son estas voces las que no se escuchan en el marco de las transformaciones económicas y el discurso turístico.

 

Estructura del trabajo

En el elenco narrativo se incorpora un breve repaso de la importancia histórica de la industria pesquera en Puerto Peñasco. Los dilemas políticos y económicos que ha representado para el gobierno mexicano el desarrollo de las pesquerías; las políticas implementadas por éste en los años noventa, con momentos importantes como los cambios en el artículo 27 de la Constitución, la declaración de la Reserva de la Biósfera y Delta del Río Colorado.

Todo lo anterior nos refiere al cambio de enfoque hacia el sector pesquero de un enfoque productivista a uno conservacionista (McGuire y Valdéz–Gardea, 1997; Breton, 2001; Valdéz–Gardea, 2007, Doode y Wong–González, 2001). Implícito en este enfoque iba un discurso sobre la explotación irracional de los recursos de parte del pescador por lo que era necesario revitalizar el área através del desarrollo turístico ante una industria pesquera que ya no daba para más.

Además, factores asociados a problemas ecológicos2 como "red ties", o fenómenos como "el niño", y el aumento del esfuerzo pesquero (pangas y barcos camaroneros) trajo en conjunto las bajas en la producción pesquera, el desmantelamiento del cooperativismo y, por consiguiente, la crisis en el sector pesquero (Cisneros, 2001, McGuire y Greenberg, 1993).

Las respuestas a la situación no se hicieron esperar, en los últimos años el gobierno mexicano ha alimentado el desarrollo turístico en la comunidad através de la inversión de megaproyectos3 que han desplazado a los pescadores de espacios que habían sido ocupados tradicionalmente para realizar su actividad y a los residentes de espacios de recreación y esparcimiento, la playa, ahora cerrados al acceso público.

Adicionalmente, en su último intento de desmantelar el sector pesquero y transformar a la comunidad en una zona turística en donde la pesca sea parte del escenario "folk", el gobierno mexicano está comprando los permisos de camarón y promoviendo actividades turísticas con lotes de motocross o barcos de pesca deportiva con el acuerdo de que el pescador deje de pescar.4 Lo anterior crea un escenario en donde Puerto Peñasco representa la complejidad y el carácter híbrido del final de la transición sociocultural y económica de una comunidad pesquera.

Los principales cambios que los pescadores consideran que han influido en su situación actual están relacionados con la pérdida de territorio pesquero, crisis ecológica de los recursos, aumento del esfuerzo pesquero, descapitalización de la industria y el encrudecimiento en la orientación de las políticas de desarrollo económico para la localidad encaminadas al desarrollo turístico.

 

La pesquería de Puerto Peñasco

La participación del gobierno mexicano en el desarrollo de la industria camaronera ha sido un factor constante en la historia de la pesca nacional; organizó la fuerza laboral en cooperativas y les otorgó los derechos exclusivos de la explotación directa del camarón. Además, estructuró el sistema del mercado de exportación, a través de la compañía paraestatal Ocean Garden. La dificultad fundamental enfrentada por el Estado fue el de fomentar un compromiso de equidad con la estructura cooperativa, versus el compromiso del fomento económico con el sistema de inversión privada.

El gobierno mexicano en los años de 1930 a 1950 fomentó y enfatizó el uso colectivo de los recursos camaroneros, así como su compromiso de equidad al establecer cooperativas con derechos exclusivos para explotar éstos. En Puerto Peñasco, por ejemplo, se funda la primera cooperativa en 1936. Las cooperativas contaban con barcos de madera con capacidad de once toneladas.

A mediados de 1970 incursionaron los barcos hechos de acero con capacidad de 60 a 70 toneladas. Ello produjo un crecimiento en la comunidad y diversificó las técnicas de pesca en Puerto Peñasco. Por ejemplo, la totoaba (Totoaba macdonaldi),5 la cual era inicialmente pescada con dinamita, pasó a ser capturada con redes.6

De 1960 hasta mediados de 1980, conforme el camarón7 se convertía en una mercancía económicamente importante, el Estado refrendó su compromiso de promover el crecimiento económico de la nación al permitir que los inversionistas privados se beneficiaran de la pesca con la renta de botes, equipos y a las cooperativas8 les otorgaba plantas de procesamiento.

En esos años se afinó la estructura legislativa y se establecieron las cooperativas como el motor principal para el desarrollo de la industria pesquera. Así lo recuerda Don Jesús de 75 años ex–pescador de alta mar en Puerto Peñasco:

Los personajes que han dejado huella en Puerto Peñasco son los señores armadores primeramente, los que iniciaron los trabajos en Puerto Peñasco. Lo más grande que había, era cuando era la época de la pesca del tiburón, pues la pesca del tiburón se aprovechaba para la aleta, la vendíamos a los restaurantes chinos de Mexicali, Los Ángeles y San Francisco, se usaba para hacer sopa. Pero lo más sobresaliente en ese caso era que se iban, salían de puerto en unos barcos muy chicos, el hígado del tiburón se guardaba en unas latas como en las que vienen el alcohol, en eso se guardaba, se hacía pedazos el hígado y se echaba en esa lata con sal, pero para salir del puerto, tenían que llevar el agua ahí en esas latas, se terminaba el agua y se guardaban las lata para el segundo día. Y pues lo más importante era que duraban un mes y medio, dos meses allá y no sabían de la familia, no sabían nada. El caso que, que cuando venía un barco a Peñasco, que andaban pescando a Peñasco, pues llevaban en una bolsa de esa de papel del que había en aquel entonces, hacían una cartita y también mandaban unos centavos para acá a la gente de nosotros, era una de las hazañas, porque andar un mes y medio dos arriba de un barco viendo la cara a la misma gente, ya era para volverse loco.

En la década de los ochenta, la infraestructura pesquera en Puerto Peñasco aumentó, el boom del "oro rosado" como se le llamó al camarón, propició el crecimiento del sector panguero en Puerto Peñasco. Para ese entonces se contaba con 120 pangas registradas, ocho plantas congeladoras y empacadoras, dos plantas de procesamientos de pescado y diez astilleros, además que se presentó un crecimiento urbano importante en la comunidad. Para 1989 Puerto Peñasco tenía una flota camaronera de altamar de 226 barcos (McGuire y Greenberg, 1993).

Además de que se reorganizó la autoridad administrativa, se crearon nuevas entidades para la industria privada y del gobierno, así como la aplicación de pautas políticas específicas. El sector cooperativo permaneció subordinado a la industria privada del camarón, ya que carecía de los recursos financieros otorgados por las instituciones controladas por el gobierno (Valdéz–Gardea, 2007).

El cambio de políticas más importante en la historia de la industria camaronera ocurrió durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. A principios de 1990, los derechos sobre la recolección, el control de todas las facetas de la producción y la distribución se habían transferido gradualmente a los inversionistas privados. Salinas propuso un nuevo enfoque para el manejo de la industria pesquera: la modernización, llegar a los mercados extranjeros y mejorar la eficiencia de su funcionamiento.

Ello redujo drásticamente la intervención directa del gobierno en la producción y financiamiento de la pesca y la transferencia de las concesiones otorgadas previamente a las cooperativas, cuyo sistema de organización fue desmantelado de forma legal.

De esta manera, para finales de los ochenta e inicio de los noventa, la producción del camarón declina en 91% en Puerto Peñasco; para 1992 sólo mil miembros9 de cooperativas fueron empleados de un total de 2,050 y únicamente la mitad de las plantas empacadoras estaban funcionando y empleaban a 120 trabajadores del total de 580.

Las pérdidas económicas dejaron visibles huellas en la comunidad, los barcos de pesca de altamar yacían oxidados en el puerto, las plantas procesadoras fueron cerradas, el centro del pueblo estaba vacío.

ya no hay cooperativas como las que habían antes, ya las cancelaron, nada más tiene la facultad de hacerles permisos a los pescadores los concesionarios de los permisos de pesca, los pescadores les solicitan esos permisos directamente a ellos mismos, y como es una explotación ya no reserva en las cooperativas, entonces, entonces ya puede explotar cualquiera que se dedique como armador.

En 1990 México firmó el Plan Brady en el cual Estados Unidos prometía reducir la deuda externa a cambio de que los países adoptaran una serie de reformas económicas orientadas hacia el mercado para promover su crecimiento.

La firma de dicho plan fue lo que alentó la privatización de las industrias mexicanas y también es responsable de los cambios en el artículo 27, lo cual hizo posible por primera vez la venta y arrendamiento de los ejidos repartidos a los campesinos después de la Revolución Mexicana (Valdéz–Gardea, 2007).

Uno de los cambios importantes en el mandato de Salinas que afectó directamente a la actividad pesquera de las comunidades del Alto Golfo de California fue el decreto de una Reserva de la Biósfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado en junio de 1993.10

El decreto se realizó en Puerto Peñasco, ahí el presidente Salinas hizo un llamado a promover actividades alternativas de inversión para la región específicamente en el desarrollo turístico, la pesca deportiva y acuicultura.

Tal tarea sería respaldada por el apoyo de un billón de dólares que recibiría la región a través del programa PRONASOL.11 De esta manera se asumía acríticamente que el turismo era la alternativa al desarrollo de las "áreas deprimidas" (Fernández, 2004) y que el patrimonio cultural/recursos naturales de Puerto Peñasco era el recurso más valioso, lo que lleva a proponer como fórmula o receta de aplicabilidad universal, lo que Navarro Floria y Laila Vejsberg llaman turistificación del área como estrategia de desarrollo (García Marchante, et al. 2002).

La reserva12 inició como un esfuerzo para detener el deterioro del ecosistema y para proteger a varias especies marinas en peligro de extinción como la vaquita13 y la totoaba y también fue símbolo de la buena voluntad de México para responder a los llamados internacionales para fomentar una mayor conciencia ecológica.

Al mismo tiempo, México respondía a otra agenda internacional; el neoliberalismo del norte apremió, o más bien, exigió a México que emprendiera una serie de programas de ajuste estructural, incluyendo en este caso la privatización de la pesca en la región antes de la firma del TLCAN (McGuire y Valdéz–Gardea, 1997).

En enero de 1994 se firma el TLCAN con Canadá y Estados Unidos, el gobierno mexicano promovió la apertura del país a los comercios internacionales. En ese mismo año el Grupo Situr inició la construcción del hotel Plaza Las Glorias y Las Villas y condominio Pinacate; después le siguieron condominios Princesa, Sonoran Spa Resort, Las Palmas, Bella Sirena, Casa Blanca, Sonoran Sea y Sonoran Sun, Sandy Beach Resorts y otros proyectos más.

La privatización del sector pesquero iniciada a principios de los noventa (McGuire y Greenberg, 1993) llegó a su climax en febrero del 2007 con la venta de la compañía Ocean Garden, empresa exportadora de productos marinos más importantes del país, a un grupo privado encabezado por el gobernador del estado de Sonora (Proceso, 2007).

La empresa fue constituida inicialmente como una instancia de rentabilidad social, daba empleo a cerca de 900 proveedores, la gran mayoría cooperativistas de Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Oaxaca y Campeche. Financiaba a una flota de 982 barcos y compraba a sus propietarios el producto de la pesca; además, ofrecía a las cooperativas pesqueras la posibilidad de hipotecar 80% del valor de sus redes, cubriendo así la factura total una vez realizada la venta del producto.

Según el Censo del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) para 1990 la población económicamente activa ubicada en el sector primario (PSP) era de 22%, en 1995 de 15%, y en 2000 de 15% (Rodríguez y Bracamontes, 2008:156). Los datos del INEGI del 2000 son los más recientes, no sabemos con certeza cuánta gente trabaja en la actualidad en la actividad pesquera en Puerto Peñasco.

Sin embargo, los datos del 2007, proporcionados por la oficina de pesca de Puerto Peñasco, indican el registro de 210 embarcaciones de alta mar, además de 350 a 450 pangas y un extra de 40% de pangas que pesca sin registro, lo que da un total aproximadamente de 2,670 individuos que dependen directamente de la actividad pesquera tomando en cuenta que se requieren siete tripulantes para las embarcaciones grandes y dos por panga; a lo anterior hay que sumar a los individuos que dependen indirectamente de esta actividad.

Yo creo que la pesca no es lo más importante en Puerto Peñasco, pero sigue siendo importante irremediablemente al estar diciendo que son 900, 1000 gentes que están trabajando de ello, y aparte de las 1000 gentes que están trabajando y la gente que está a tras de esa gente, cuántas familias están a tras de esas 1000 gentes? una cantidad que si la cuenta son muchos y aparte lo que se genere, el alimento que se genera para toda esa gente, irremediablemente es importante. Sí es cierto, los desarrollos son importantes, pero el dinero se lo llevan a otro lado, sí hay trabajo, irremediablemente que sí para la gente que trabaja en Peñasco, pero la gente que a mí me importa y la que yo admiro es la gente que ha permanecido aquí toda la vida y que sigue todavía permaneciendo y que no depende del turismo directamente, depende de su trabajo de la pesca y que no es mucho, y que su dinero poquito o mucho pero aquí se queda, no se lo lleva nadie para otro lado.

 

Procesos de cambio en la pesquería e impactos del turismo

Uno de los impactos más notorios en la población de Puerto Peñasco ha sido su crecimiento demográfico, tanto de población flotante como estable. El turismo y la construcción, elementos indisociables en muchos contextos, han constituido el motor de estos procesos de cambio, que han incidido en múltiples niveles.

Por ejemplo, ello ha conducido a una creciente presión sobre los recursos naturales, especialmente el agua, pero también la costa y los recursos marinos. La mano de obra, previamente vinculada al sector de la pesca, es atraída por estas nuevas actividades contribuyendo al decaimiento de la actividad pesquera (Fernández, 2004).

El medio ambiente de los espacios litorales se han ido alterando progresivamente. Las construcciones en la costa transforman con rapidez algunos ecosistemas importantes para la reproducción de las especies de interés para los pescadores, cito:

el ruido de los yates, del equipo acuático motorizado y la contaminación afecta las manchas, ya no atracan en los lugares de antes, el producto ya no desova, se aleja por tanto ruidajo que hay y nosotros tenemos que irnos más lejos, nosotros hemos sido afectados no tenemos lugar para entrar porque es para el turismo, desde nuestras playas que eran nuestras nos corren, ni parkear podemos en la "bajada", el turismo se está posesionando de los muelles. Lo que se conserva es porque ya no se puede mover como el cerro de la ballena, cerro la choya, otro es el cerro prieto y esos hasta hoy, no los han podido mover.

Anteriormente no había ese problema, porque era una pesca completamente mucho muy racional y e invariablemente se hizo muy irracional las pesca, entonces ese el problema que se está viendo con el desarrollo... por ejemplo ahorita están cometiendo un crimen en contra de la ecología, porque invariablemente ese medio ambiente que está ahí miles, miles de diferentes especies que están matando que están enterrando, que están desapareciendo... y no sé cuantas más vivirían dentro del habita de esas especies... hay una parte donde construyeron un desarrollo, ahí hicieron un camino y ahí hay millones de almeja, de jaiba, de camarón, inclusive pusieron una bomba para succionar el agua y esa bomba, le dicen "pinchancha" entonces succiona el agua y ahí se tapaba de tanto camarón que mataba, porque no dejaba pasar, entonces se tenía que tirar todo eso, limpiar y no sé cuantos se irían en el agua... hemos denunciado, demandado es una situación que está haciendo daño completamente a nivel nacional...uno no valora que tanto daño está haciendo hasta que después no haya esto o no haya lo otro, es un daño irremediable.

 

Pesca e identidad

El nacimiento de la comunidad tiene su origen en la pesca, por lo que no es difícil entender la importancia de la identidad pesquera en la narrativas de los residentes como resultado del uso y ocupación de una región durante generaciones.

Para algunos pescadores el desarrollo turístico "borra" la identidad pesquera al desaparecer o no tener acceso a espacios tradicionales a los cuales se les ha impreso significados a lo largo de la fundación de la comunidad.

Las narrativas de los actores articulan un discurso que lleva el mensaje de: el pescador ya fue, la costa y el litoral se han transformado en el escenario de y para el turista, el verdadero hacedor de la ciudad actual. Al respecto don Jesús, expescador de 73 años de edad originario de Sonoyta, Sonora comentó:

para nosotros no hay futuro porque a nosotros nos queda muy poquito de vida, la gente que tenemos entre 60 y 70 años aquí en Peñasco ya nos queda muy poco y pensar en el futuro ya eso sería más porque nosotros siempre hemos sido pescadores, y nos sentimos y queremos al mar y a los pescados como familia de nosotros... lo que pasa en este caso ya están queriendo desaparecer la pesca y para nosotros "cuál futuro?" no podemos aprender inglés, no podemos aprender a cocinar y trabajar en un restaurante que es de lo que se trata, no podemos ser un guía de turista por lo mismo porque no sabemos el inglés, entonces para nosotros el futuro es incierto... antes era muy fácil, éramos amigos todos, porque nos conocíamos íbamos al muelle y alguien nos regalaba un pescado y ahora vas al muelle y no conoces a nadie, entonces para los que tenemos edades de 60 y 70 años ya esas cosas como que se acabaron.

no hay pescadores... ya Puerto Peñasco ya no va ser puerto para pescar, en pesca deportiva sí es el caso, ya a Peñasco lo están convirtiendo en un puerto turístico...de Peñasco ya se borró lo histórico, ahora como estamos en una era nueva, lo que había ya se borró desapareció, entonces queda en la historia... hay muchas cosas nuevas que no hay en la historia pasada. Se borraron los desembarcos que habían en aquel tiempo y llenaron de tierra, ahí vivía una parte del pueblo, en esa área de los mariscos, había una bajada, había un esterito ahí estaba un muelle donde se desembarcaba, entraba el tren a ese muelle entonces con el tiempo se quemó con todo y las embarcaciones que estaban ahí. Como le digo, en esa parte estaba un pueblito ahorita en la actualidad con los desarrollos están desapareciendo esteros, canales, todas esas cosas... lo realmente histórico de Puerto Peñasco se está borrando completamente.

Estos nuevos usos del espacio no sólo afectan al medioambiente sino que han impuesto nuevos usos del territorio marginando progresivamente a la pesca. La playa, por ejemplo, se convierte en paseo marítimo y la avenida sobre la playa se transforma en sucesión de restaurantes–bares y changarros de venta de mariscos y souvenirs.

Las calles que bajaban directamente a la playa donde circulaban a temprana hora los pick ups arrastrando a las pangas, ahora están cerradas. El área conocida como La bajada, el muelle originalmente utilizado para la actividad pesquera, es ahora ocupado por embarcaciones para pesca turística y deportiva y, por el muelle de la Escalera Náutica Singlar.

En la playa o el muelle se comentan los incidentes de la pesca si hubo algún problema cuánto se pescó, cuánto se esperaba, dónde encontraron las manchas del producto, cómo estuvo el tiempo, si algún tripulante se enfermó, qué embarcaciones llegaron primero, en dónde andan las otras, etc.

En el muelle durante el día los pescadores van a limpiar las embarcaciones o a arreglar alguna pieza de los barcos. Algunos llevan sus pick ups y en la parte trasera se ponen a filetear producto para la venta a consumidores locales o turistas.

La playa y el muelle son los espacios en donde se desarrollan las interacciones de los pescadores. Fernández (2004) comenta que la playa es el enlace entre el espacio en tierra y el mundo en el barco o la panga yo agregaría en el caso de Puerto Peñasco, que es el espacio que materializa una actividad que se resiste a desaparecer, esa que conecta al lugar con su historia y cultura.

Eran como las 10:15 de la noche del 26 de septiembre del 2007, el cielo estaba semi–estrellado, poco viento y luna llena. Era una noche calurosa y húmeda. Esa noche zarparían las embarcaciones de alta mar a la pesca del camarón, la veda se levantaba. El evento, hace un par de décadas, una tradición cultural, se convertía para las autoridades de pesca un acto administrativo más, "ya no tenemos acto protocolario" comentó el jefe de la oficina de pesca. La importancia del evento se diluía en comparación con la organización espectacular para la reunión de gobernadores que tendría lugar en Puerto Peñasco.

En el muelle los tripulantes llegaban poco a poco unos en taxis y otros acompañados por sus familias, llevaban bolsas de ropa y comida en sus manos que presumo sería la cena de la noche. Había carros con familias enteras en espera, niños correteando por el área. Pescadores con sus familias tomando cerveza, sentados en la parte trasera de los pick ups mientras esperaban la orden de zarpar, otros bostezando. Algunos llegando a última hora con herramienta en mano para arreglar algún problema en el barco. Los olores se confundían, diesel, humo de cigarro, sopa "maruchan", y un olor especial que iba entre el incienso y el humo de la quema de zacate. Los ruidos ponían el ambiente: música a todo volumen, el sonido de la planta de refrigeración del barco para congelar el camarón, carros llegando, voces, y gritos, "ya llegó aquel, falta esto, necesitamos esto, hay que traer más de esto", etc., etc. Todo empezaba a acomodarse. El evento agarraba fuerza.

Algunos barcos traían en la punta de la "pluma" la bandera de México, pelicanos blancos y grises esperaban quietos la salida y eran testigos de la habilitación de los barcos los tripulantes metían a la bodega de las embarcaciones: sacos de harina, frijol, cajas de jugos, sodas. Estarían un mes en altamar.

Alrededor de las 11:20 de la noche el delegado de la oficina de pesca del puerto empezó a entregar los "despachos" (permisos de salida) para zarpar. El delegado recorría el área gritando el nombre del armador y de la embarcación. Los armadores firmaban de recibido; de esta manera estaban listos para zarpar. Ahí platicamos con el señor Abelardo, armador de tres barcos.

–Yo me despido en casa–comentó–, prefiero que mi familia se quede allá. Al preguntarle su opinión sobre el desarrollo turístico en la comunidad dijo: el muelle flotante turístico impide y trastorna la salida de los barcos. Llegó el turismo y acapararon todo y el gobierno lo permitió. En un inicio la Federación de Cooperativas del puerto colaboramos para sacar la tierra del área y que hubiese suficiente espacio para los barcos pero lo que pasó es que nos pusieron ese muelle turístico, que no nos dejan movernos, les estorbamos a ellos. Todos esos yates vienen de Estados Unidos. Una embarcación camaronera le de comer a siete familias, estos son puros gabachos. Ya nos hemos quejado. Siempre es la misma en la salida, andamos preocupados para no pegarle a uno de estos yates. Pero eso si tenemos que pagar los daños si los golpeamos, pero quien paga los daños que nos causa a nosotros este congestionamiento que tenemos a la hora de zarpar?

En eso se escuchó el grito del delegado de pesca que decía: –mucho cuidado a la salida no se hagan bola– Me tengo que ir comentó Abelardo.

Poco a poco salían los barcos, las familias diciendo adiós con sus manos, había un par de mujeres embarazadas que lloraban.

Otros gritaban riéndose "no vayan a dormir de dos en dos", "pórtense bien cabrones". Los carros empezaron a retirarse.

Desde la terraza del hotel se observó una línea de luz espectacular de alrededor de 80 barcos que habían zarpado".

Estos espacios utilizados tradicionalmente por los pescadores y la población local son ahora ocupados por foráneos, lo que genera un proceso de desplazamiento que poco a poco los distancia del mar, cuya observación siempre había sido uno de los rasgos básicos de su estilo de vida (Fernández, 2004).

En este contexto las viviendas pegadas al malecón adquirieron un valor muy elevado, algunos habitantes han vendido sus casas, otros, como don Agustín de 80 años, originario de Hermosillo, Sonora, quien llegó a Puerto Peñasco en 1952, se resiste a vender su propiedad de 140 metros cuadrados situada entre condominios en la avenida del malecón.

La narrativa de don Agustín trae a la luz algunas de las contradicciones del crecimiento urbano en Puerto Peñasco esto es: la identidad hacia el espacio vivido versus las transformaciones del tejido urbano por la llegada de los otros:

En una mecedora blanca con visibles señas de oxidación se meneaba lentamente don Agustín, eran como las 6 de la tarde. Alto, de complexión delgada, pelo canoso y manos largas, don Agustín dormitaba la siesta en el porche de su casa con vista al malecón mientras escuchaba "Sombras" de Javier Solis. Lo puso alerta el ruido de la madera que se constreñía mientras subía los tres escalones. Apenas pudo incorporarse. En una de sus mejillas y parte de su bigote había señas de que acababa de comer. Su hija tenía unos minutos de haberse marchado, en esa ocasión le había tocado la tarea a la menor de ellas de irlo a checar y llevarle comida. "Mírame a mí–dijo– ya formé a mi familia y me he quedado solo.

Mi hija de 30 años me dice: no venda la casa papá, aquí está el cuarto de mi mami, y yo pues para no lastimarla no quiero vender. Por eso no vendo por los recuerdos que me trae mi casa. Me detengo digo yo, bueno y para qué voy a vender digo yo. A veces sí me gustaría, me gustaría vender y hacerme de otra casita allá abajo, donde no haya tanto relajo porque aquí en fin de semana hay mucho relajo, mucha música, mucha música alta, muchos gritos. La última oferta que recibí fue de doscientos mil dólares, es mucho dinero! Fíjese que cuando estaban construyendo el malecón querían quitarla, [la casa] querían demolerla, les tumbaron como la mitad a todas las casas que están aquí... está casa llegaba hasta la banqueta que hay ahí.

No me lo va a creer, pero mis hijos tenían unas literas, las literas estaban al ras de la ventana y todo el día hasta en la noche estaban viendo los lobitos, las toninas pasar y todo una cosa preciosa. Yo y mis muchachos bajábamos pa'bajo a las piedras y sacábamos mucho camarón de entre las piedras de tanto que había. Y ahora como ya creció, crecieron las embarcaciones creció todo y ya escasea, ya no todos alcanzamos, ya, ya todo ya cambió todo, pues ya son ciudades ahora en la actualidad ya no es como antes, todo esto ha cambiado. Puerto Peñasco me gustó por pacífico, pero ahorita está la cosa que arde, ahorita está, en ese aspecto está muy mal... hay que cuidar las pertenencias cuando uno sale y todo eso, porque ya hay mucha gente de afuera, que no sabe uno qué mañas traen. Vienen y ahí andan que lavando carros, acomidiéndose a hacer mandados pero es pura gente de afuera. Si, fuera la gente de aquí, no, hasta con las puertas abiertas dormíamos nosotros con el abanico por un lado."

En sus narrativas los pescadores hacen referencia a su relación con los espacios en donde tradicionalmente efectuaban su trabajo, vivían sus momentos de ocio, descanso y juego y los contrastan con la relación que tienen en la actualidad.

Don Miguel, capitán de un barco camaronero de 44 años comenta: "el desarrollo turístico ha beneficiado sólo a gente de dinero, se han adueñado de las playas, todos los territorios eran pesqueros, las tierras se vendieron sin tomar en cuenta al pueblo. En días festivos los taxistas no nos levantan, en los restaurantes el servicio es pésimo para nosotros, puro malinchismo no nos atienden bien, el mirador está cerrado, se adueñaron no hay entrada antes eran nuestras playas, no había ni una casa, ni nada, te podías parkear y ahora Dios guarde! A palazos te sacan, En la Choya se mete uno a la playa y no te dejan los policías tienen sus medidas, todo está privatizado, todo está mal ¡ah! pero hábleles en inglés y verá que rápido la atienden. El puerto se levantó por el sector pesquero, el turismo se alimenta del sector pesquero. Porque uno no puede parkearse?, vaya usted a ver que no hay accesos a la playa, está pasando lo mismo que en Kino Viejo, el progreso sigue a las orillas y el pueblo sin progreso. El desarrollo para las orillas el pueblo, solo y viejo."

En comparación de antes no tiene, no tenemos ni remotamente el 5%, de acceso a la playa es más yo creo que ni el 1% hoy están todas la calles que daban a la playas ya obstruidas, unas las vendieron, otras se apoderaron por ahí, otras la agarraron, el caso es que volvemos otra vez con lo mismo, no tenemos acceso a la playa creo yo, que hay un acceso, un lugar que le dicen el "Balneario del Puerto Peñasco" pero ni siquiera yo lo conozco.

Los comentarios anteriores muestran que la experiencia turística se prolonga más allá del viaje, pues trastoca las vidas de las comunidades receptoras, ya que impregna la cotidianidad, invadiendo el espacio reservado al tiempo del trabajo, de la producción y el esparcimiento. En palabras de Jean–Didier Urbain en Puerto Peñasco se está produciendo: "una importación de gestos, de usos, de productos y de modos de vida que son el efecto rebote del desarrollo del turismo y de sus prácticas en nuestra propia vida social" (1993: 291).

Através de las narrativas de los pescadores podemos conocer el crecimiento y transformación de la industria del turismo en la comunidad. Sin duda, en los últimos años las opciones de diversificación de actividades han ido apuntando cada vez con mayor intensidad al binomio servicios–construcción, muchos pescadores han transitado de la pesca hacia otras actividades vinculadas al turismo y la construcción.

La mayoría de las empresas provee salarios reducidos y los empleos son temporales, sin embargo, estos negocios brindan a los residentes la posibilidad de permanecer en el Puerto y la oportunidad para mantener sus redes sociales, su sentido de lugar y la conección con su historia.

Las narrativas de los pescadores pueden mostrar cierta armonía y tensión entre el desarrollo turístico y la identidad pesquera. Ello nos dice que los momentos críticos no tienen que marcar ni definir toda la experiencia del actor. La frustración ante la falta de poder para incidir en los cambios en su entorno tampoco tiene que ser permanente pues los sujetos gozan de identidades múltiples que cambian a lo largo del curso de la vida conformado por diferentes etapas, necesidades y proyectos:

pues hará unos diez años yo creo para acá, nomás estaba el hotelito ese, no era hotel como es ahora (señalando al hotel Villa del Mar). Tiene muchos beneficios el desarrollo porque trae trabajo, trae servicios, por ejemplo nosotros no teníamos luz, no teníamos agua, los puros ricos tenían su plantita de luz y nosotros no, no éramos ricos, no teníamos planta de luz y ahora con este avance que está habiendo tenemos luz, ahora somos ricos (el ambiente se animó con una sonora carcajada) ja, ja, ja, ja. Tenemos todo en esta vida.

Las narrativas acerca del impacto del tursimo en la comunidad nos invita a desafiar la noción del análisis del turismo a partir del impacto que los desarrollos de megaproyectos trae a la comunidad análisis que limita su estudio colocándolo sólo como un "producto" de/en un momento histórico dado (llámese éste globalización).

Lo anterior encartona al turismo como categoría de análisis y nubla la presencia histórica de éste en la comunidad, así como las transformaciones que ha tenido, las cuales contribuyen a la construcción de percepciones diferenciadas sobre el turismo y los turistas por parte de los residentes y el percibido impacto.

Las interacciones de los pobladores de Puerto Peñasco con el turismo no son exclusivas al boom de megaproyectos, sino que se han transitado en la comunidad através del tiempo provocando la creación de diferentes imágenes en su relación con la comunidad, el espacio y los recursos naturales.

Por ejemplo, pescadores narraron sus experiencias de cuando de niños trabajaron en actividades relacionadas con el tursimo. Lo anterior es interesante ya que, aún cuando existe cierto consenso de que el "boom" turístico inició a mediados de los noventas, el turismo siempre ha estado presente en Puerto Peñasco. Historias de turistas llegando a la comundiad por tren con sus pequeños botes de pesca deportiva y su equipo pesquero son comunes.

En La bajada conversamos con Don Jesús, pescador de 55 años de edad originario de Caborca. Don Jesús se encontraba sentado en una silla recargada en un pequeño barco para pesca deportiva.

...cuando yo llegué a Puerto Peñasco tenía como once años de edad, era una época bastante sufrida, casi no había nada, no había agua, luz, todo tenían que traer de afuera de cómo 50 kilómetros de aquí traían el agua en las pipas, nosotros le echábamos a los tambos para tener agua porque no había nada. Yo recuerdo que ibamos a la escuela y como nosotros éramos de escasos recursos teníamos que trabajar para el sostenimiento de la familia. Yo me dedicaba al turismo cuando estaba chamaco y todo el tiempo me he dedicado a esto. Recuerdo que el turista llegaba a pescar ahí a la punta del muelle, algunos traían sus lanchitas y nosotros nos acercábamos y les limpiábamos el pescado y nos daban dos dólares...nosotros le deciamos en aquel entonces que había "mucho piojo" en el pueblo, era cuando todo escaseaba aquí, le llamabamos "muerto peñasco" cuando paraban los barcos de pescar camarón y totoaba, se ponía muy feo por eso le pusimos el "piojo" porque no había movimiento de nada...nosotros de chamacos nos dedicábamos al turismo.

 

Reflexiones finales

La antropología marítima presenta desafíos en el estudio de lo que llamo pesquerías globalizadas: espacios en transición, híbridos en donde se gestan entornos nuevos los cuales se circunscriben, se apropian y compiten por los espacios, paisajes y recursos naturales, vividos, sentidos y practicados tradicionalmente por los usuarios de los recursos: los pescadores.

El concepto de pesquerías globalizadas contradice al de comunidad pesquera tradicional y pretende aportar insumos para reflexionar en relación al declive de algunos paradigmas teóricos en las ciencias pesqueras. Comunidades como Puerto Peñasco, protagonizan las consecuencias de las transformaciones estructurales de las pesquerías en México. Esta área muestra la hibridez que actualmente la conforma y las desarticulaciones provocadas por el crecimiento urbano y turístico que ha dejado marginada a la producción pesquera como actividad económica identitaria.

El desarrollo turístico ha impactado diferencialmente a los pobladores de Puerto Peñasco más aún, las percepciones de estos impactos en la vida social, cultural y económica de los residentes son diversas; sin embargo, ubicar el análisis de la crisis en las pesquerías como resultado del desarrollo turístico de los últimos años es negar el contexto socio–político que ha contribuido históricamente para su desmantelamiento.

Resulta importante, por una parte, posicionar el análisis de la crisis pesquera en Puerto Peñasco como multifasética, producto de la transición hacia un nuevo modelo económico (estado benefactor–modernización–globalización) y por la otra, analizar al turismo con base a su relación histórica, dinámica y diferenciada con la ciudad, la región y las fuerzas globales que impulsan su desarrollo además de conocer la opinión de los actores, en este caso la de los usuarios de los recursos (pescadores) y cómo sus voces articulan una crítica social y política ante estos procesos.

En este trabajo tratamos de mostrar como los diferentes discursos contienen diferentes perspectivas del mundo. Los discursos de los pescadores son asociados con su relación y posición en el contexto que les rodea así como su identidad personal y relación social que ellos presentan en relación a otra gente.

Los discursos no sólo representan cómo se percibe el mundo, sino también proyectan imaginarios, representando posibles alternativas las cuales son diferentes a las actuales; más aún, los discursos vinculan proyectos para cambiar el escenario en una dirección en particular (Fairclough, 2003:123).

 

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Sitios de internet

Página oficial del gobierno municipal de Puerto Peñasco http://www.puertopenasco.gob.mx/index.php?option=com_content & task=view & id=9 & Itemid=27        [ Links ]

 

Notas

* Las fotografías forman parte del archivo fotográfico de Gloria Ciria Valdéz–Gardea, excepto la fotografía 1.

1 El municipio de Puerto Peñasco se encuentra ubicado en la porción noroeste del estado de Sonora. Colinda al norte con el estado de Arizona y el municipio General Plutarco Elías Calles, al sur con la zona federal marítima del Golfo de California, al este con el municipio de Caborca, al oeste con el municipio de San Luis Río Colorado (Página oficial del gobierno de Puerto Peñasco).

2 El declive de la pesca de camarón en el Alto Golfo también tuvo causas y efectos ecológicos. Por ejemplo, científicos y pescadores señalaron la interrupción del cauce natural del río como origen del problema. Una serie de oscilaciones cálidas durante la década de 1980 (El Niño), asociadas al fenómeno de "la marea roja", pudieron haber originado la sacudida de las olas a lo largo de todo el ecosistema (McGuire, 1993:3 en Valdéz–Gardea, 2007: 77).

3 A partir de las década de los noventa las comunidades del Alto Golfo de California fueron puntos de inversión de proyectos como aquellos encabezados por el sector turístico ante el llamado presidencial por "una búsqueda activa de alternativas económicas para la región, específicamente para continuar con el desarrollo del turismo, pesca deportiva y acuacultura" (McGuire y Valdéz–Gardea, 1997).

4 Durante la última década, Puerto Peñasco se ha proyectado como el destino más importante del estado de Sonora, ello ha ocasionado transformaciones importantes en la vida de la comunidad. Por ejemplo, desde mediados de la década de los años noventa se observa un incremento en la actividad turística con proyectos de hoteles y condominios que ocuparán miles de hectáreas en el área. Lo que ha traído la migración de miles de personas para trabajar en la construcción.

5 La pesca comenzó en la década de 1920 con la demanda creciente de la totoaba (Totoaba macdonaldi) –un pez muy comercial– por parte del marcado chino. La totoaba es un gruñidor que llega a medir 1.80 metros de largo y pesar 136 kilos, por lo cual se fundaron las comunidades de San Felipe, Puerto Peñasco y El Golfo de Santa Clara. Originalmente, la totoaba fue explotada por su branquia, la cual se exportaba a Oriente para el consumo en sopas; el cadáver se dejaba en la playa hasta su descomposición. Sin embargo, después de 1920 se convirtió en un pez altamente comercial y deportivo, en el recurso más valioso, hasta que la pesca comercial del camarón alcanzó su importancia significativa en 1950 y 1960 (Valdéz–Gardea, 2007: 89).

6 Saúl, un pescador que llegó a El Golfo en 1940, recuerda cómo las mujeres mataban a la totoaba "a palazos" a la orilla de la playa y con una sola lanza podían capturar de 18 a 20 (Valdéz–Gardea, 2007: 90).

7 La comercialización del camarón en Sonora comenzó en la década de 1930 y en sus primeros años estuvo dominada por extranjeros: japoneses, franceses y estadounidenses. Los japoneses fueron los primeros en usar barcos camaroneros y operaban en Guaymas desde 1939 y pescaban con una sola red (chinchorro de arrastre) y como un pescador dice en "botes horribles pandeados por los lados" (Wood, 1995: 5 en Valdéz–Gardea, 2007: 91).

8 Las primeras cooperativas pesqueras, tanto cercanas a la orilla como en la costa, fueron establecidas en 1938 por el presidente populista Lázaro Cárdenas (1934–1940). Modeladas con base en el corporativo del ejido agrario, se crearon para mejorar las condiciones de vida, aumentar la participación de los pescadores, producir víveres para la nación y generar ingresos con base en la exportación (McGoodwin, 1980 en Valdéz–Gardea, 2007: 93).

9 Los pescadores no fueron los únicos que experimentaron la crisis económica del sector, también todos aquellos que estaban directamente ligados a la producción camaronera como compradores, las plantas de hielo y empacadoras, los negocios de implementos marinos, etc. Los ingresos de los pescadores del Alto Golfo de California disminuyeron 80% en la década de los noventa (McGuire y Valdéz–Gardea, 1997).

10 Ante la crisis ecológica y económica del área, aunada a las presiones de grupos medioambientalistas del vecino país por cuidar especies en peligro de extinción –como la vaquita y la totoaba, endémicas en las aguas del Alto Golfo el gobierno mexicano decretó en 1993 la Reserva de la Biósfera del Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado. El objetivo era restringir las zonas de pesca camaronera para restaurar el ecosistema y relajar la presión sobre especies en peligro de extinción. Sin embargo, simultáneamente México estaba también respondiendo a la agenda internacional que le reclamaba llevar a cabo ajustes estructurales, en concreto, la privatización del sector pesquero (McGuire y Valdéz–Gardea, 1997).

11 Programa Nacional de Solidaridad: administrado por el supuesto sucesor de Salinas, Luis Donaldo Colosio. En el discurso gubernamental el Pronasol es presentado como una política social activa y participativa que hace su liberalismo económico merecedor del apellido «social». Sostiene que sus objetivos son garantizar un piso social básico y promover el empleo productivo. En el Informe de Gobierno de Salinas de Gortari, sintetizó la visión oficial de Pronasol al afirmar: "El programa nació para construir un piso social básico para todo mexicano. Ahora construye además, un segundo piso, el de la producción y el empleo, para generar opciones de desarrollo económico (McGuire y Valdéz–Gardea, 1997 en Valdéz–Gardea, 2007: 112).

12 La responsabilidad de diseñar el plan de manejo de la reserva de la biósfera se adjudicó al Centro de Investigaciones Científicas de la Universidad de Sonora, en Hermosillo. El primer borrador se entregó a la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) en noviembre de 1994. El Instituto Nacional de Ecología de la Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP) lo completó en 1996. La SEDESOL desapareció durante el mandato de Ernesto Zedillo (McGuire y Valdéz–Gardea, 1997 en Valdéz–Gardea, 2007: 113).

13 (Phocoena sinus), pequeña marsopa endémica del Alto Golfo. Hasta antes de esta reserva morían al menos 35 vaquitas incidentalmente cada año durante la pesca de la totoaba, ya que los pescadores colocaban sus redes para la totoaba que capturaban también a la vaquita, porque los dos animales comparten el mismo habitat. La restricción de las redes agalleras propuestas por Salinas se implementó para salvar a la vaquita. La prohibición de los barcos camaroneros ayudaría a su recuperación al detener la degradación ambiental y frenar la mortalidad incidental de los peces, de los cuales, la totaba, también forma parte de la lista de especies en peligro de extinción en Estados Unidos, al igual que la vaquita (McGuire y Valdéz.Gardea 1997 en Valdéz–Gardea, 2007: 85–87).

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