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Estudios sociales (Hermosillo, Son.)

versión impresa ISSN 0188-4557

Estud. soc vol.17 no.33 Hermosillo ene./jun. 2009

 

Artículos

 

El carguero transnacional: continuidad cultural de una comunidad michoacana

 

Sergio M. Martínez*, Luis Urrieta Jr.**

 

* Universidad Estatal de Texas en San Marcos. Correo electrónico: sm55@txstate.edu

** Universidad de Texas en Austin. Correo electrónico: urrieta@mail.utexas.edu

 

Fecha de recepción: abril 2008.
Fecha de aceptación: julio 2008.

 

Resumen

En los últimos años la emigración transnacional entre México y Estados Unidos se ha convertido en un importante tema de investigación. Este artículo explora las prácticas religiosas transnacionales en San Miguel, una comunidad en la rivera del Lago de Pátzcuaro en el estado de Michoacán, México. Concretamente, esta etnografía enfocada examina el sistema de cargos desde una óptica transnacional. Se subraya la experiencia de una familia que, aún cuando viven en Estados Unidos, desempeña la labor que llamamos de Cargueros transnacionales. Llamamos carguero transnacional a aquel que llena la función de carguero en su comunidad de origen mientras vive en Estados Unidos. Creemos que el carguero transnacional juega un papel clave al desempañar el rol de educador inculcando a sus hijos y nietos la aspiración a participar en la vida social y la organización de eventos que estrechan los lazos sociales con la comunidad de San Miguel, en este caso las fiestas patronales. La intención del estudio es analizar etnográficamente la situación de una familia transnacional de primera, segunda y tercera generación en la que se observa la continuidad de prácticas de religiosidad y sociales durante las fiestas del santo patrono en San Miguel, Michoacán.

Palabras: carguero, transnacionalismo, santo patrón, segunda generación.

 

Abstract

Transnational migration between the US and Mexico has become an important area of research in recent years. This article explores the transnational religious practices of San Miguel, a community in the Lake Pátzcuaro area in the state of Michoacán, México. Specifically, this focused ethnography examines the cargo system from a transnational lens. In it we highlight one family's experience in having a cargo while living in the United States, or what we call a carguero transnacional. We call carguero transnational to the person who fulfills the function of carguero in his origin community while living in the United States. We believe the transnational carguero plays an important role as educator when he/she instills his/her children and grandchildren the aspiration to participate in San Miguel's social life and in the organization of events, the patron's saint celebration in this case. This study's intention is to ethnographically analyze a transnational families situation in which we observe that the first, second, and third generation continue religious and social practices during the patron saint's celebration in san Miguel, Michoacán.

Key words: carguero, transnacionalism, patron saint, second generation.

 

Introducción1

A pesar de la relevancia y diversidad de las prácticas religiosas entre los individuos transnacionales de origen mexicano en los Estados Unidos, la gran mayoría se mantiene fielmente apegada a las prácticas de religiosidad dentro la iglesia católica. Ello les ha servido para mantener lazos estrechos con sus poblaciones de origen; lazos que en muchas ocasiones se fortalecen simbólicamente por razón de la imagen del santo patrón de las comunidades con un alto número de emigrantes. El rol de la religión transnacional es uno de los aspectos que no se había estudiado, sino hasta en esta primera década del 2000, así lo muestran los estudios de D'Aubeterre Buznego (2005), Odgers Ortiz (2006) y Rivera Sánchez (2006). Para lograr la continuidad de las prácticas de religiosidad en las comunidades transnacionales de origen mexicano en Estados Unidos existen las instituciones religiosas y las organizaciones cívico–sociales conocidas como clubes de paisanos o Hometown Associations1 (HTA) las cuales han jugado un papel sumamente importante.

En este trabajo exploramos la cuestión del carguero transnacional en una comunidad ribereña del Lago de Pátzcuaro en el estado de Michoacán, a la que nos referimos como San Miguel en honor a su santo patrón. San Miguel es una comunidad pequeña con un alto índice de migración tanto hacia la cuidad de México como a los Estados Unidos. San Miguel se puede caracterizar como un pueblo mestizo de habla hispana, sin embargo, es común el uso de palabras de origen purhépecha mezcladas con el español en el habla cotidiano de su gente. También se sabe que en este pueblo, como en algunos otros de la región, se hablaba el tarasco durante la Colonia. En este estudio nos referimos al carguero transnacional como aquel que cumple con la función de carguero en su comunidad de origen mientras que vive en Estados Unidos. Es de nuestra opinión que el carguero transnacional juega un papel significativo al desempañar el rol de educador al inculcar a sus hijos el anhelo de participar tanto en la vida social como en la organización de los eventos en sus pueblos de origen. Las fiestas patronales se encuentran entre los eventos que han mantenido unidas a las familias e individuos que residen en el extranjero con sus comunidades en el pueblo de origen. De esta manera, el aprendizaje rebasa los límites del aula escolar a la cual asisten los niños en el país destino. La participación de los niños en este tipo de experiencia cultural es bastante educativa. A la par que garantiza el fortalecimiento de vínculos y relaciones promueve la continuidad y conservación de eventos sociales que mantendrán la vida transnacional.

 

Transnacionalismo

Aun cuando en la historia de la humanidad el fenómeno migratorio ha existido siempre, el concepto de emigración que últimamente se ha manejado es aquel en el que los individuos que emigran crean y mantienen vínculos entre las comunidades impulsoras y las receptoras. Al fenómeno se le ha llamado transnacionalismo. Entre los elementos que se podrían considerar para un análisis transnacional se encuentran, mas no se limita a ellos, la economía, la política, la cultura, la educación, el civismo y la religiosidad. Partiendo de la globalización, esos elementos se han analizado y demuestran ser un fenómeno en el que se crean redes sociales entre individuos y comunidades, llegando a superar las fronteras geográficas (Parra, 2006). De esta manera, el individuos que desarrolla y mantiene relaciones múltiples, ya sean familiares, económicas, sociales, organizacionales, religiosas o políticas entre el país de origen y el de destino, sin importar las fronteras geográfica, es transmigrante (Glick–Schiller et al., 1992: ix) o transnacional.

Los colaboradores de este estudio concordamos con la propuesta que afirma que para que un estilo de vida se pueda considerar transnacional se deben mantener las siguientes tres condiciones fundamentales i) el proceso debe envolver a una proporción importante de personas de un universo relevante, tanto a los emigrantes y a los no emigrantes; ii) las actividades deben ser permanentes y estables a través del tiempo, no aquellas eventuales o esporádicas; y iii) el contenido de esas actividades no deben ser acogidas por algún otro concepto preexistente que haga del transnacionalismo un concepto teórico y metodológico redundante (Portes et al., 1999: 218–219). Al concepto del transnacionalismo en el campo educativo se le ha agregado la cuestión de la formación de los niños que viven una vida transnacional con lazos culturales y lingüísticos en ambos países (Sánchez, 2007: 492).

 

Los comités cívico–sociales y el sistema de cargueros

Los comités cívico–sociales que se ocupan de organizar eventos de índole político, cívico, social o religioso, no sólo se forman y organizan en las comunidades en el extranjero, sino que también se pueden fundar en las comunidades de origen extendiéndose a los lugares destino. Es un hecho que el sistema de cargos se ha utilizado en la región purhépecha desde antes de la Colonia, época en la que servía para rotar el poder y las responsabilidades entre los miembros de la comunidad (Topete, 2005: 113). En la actualidad esta forma de organización ha llegado a cruzar fronteras y a adquirir un carácter transnacional. El sistema de cargos en el ámbito transnacional ha dando buenos resultados ya que las comunidades de origen han mejorado su infraestructura y la organización de eventos sociales y religiosos, especialmente las fiestas anuales del santo patrón. Aunque las formas y estrategias de organización de las prácticas de religiosidad varían de una comunidad a otro la gran mayoría de los comités se inclinan hacia un mismo fin: la representación y acciones transnacionales que desembocan en el beneficio tanto de la comunidad como de los individuos en ambos países. De esta manera se fortalecen los vínculos entre los emigrantes y los no migrantes así como entre los individuos y las instituciones en sus lugares de procedencia a tal grado que se llegan a reinventar las tradiciones (D'Aubeterre, 2005: 27).

En muchos de los casos, es desde el seno de estas formas de organización transnacional que surgen los mayordomos, cargueros, encargados, encabezados y/o principales. Los puestos implican una sensación de inclusión y pertenencia neta a la comunidad, lo cual es motivo de orgullo para el individuo involucrado. Al aceptar un individuo el puesto de carguero implica mucho más que la responsabilidad de organización del evento, implica ser aceptado como miembro de la comunidad en todo sentido aun cuando éste no resida en el pueblo o el país. Las responsabilidades que implica ser carguero pueden variar de acuerdo a cada comunidad, por ejemplo, en San Miguel Acuexcomac ser mayordomo es sinónimo de trabajo ya que los gastos de las fiestas se recaudan mediante donativos de personas emigrantes de la región que viven en el extranjero. Entre las diferentes formas de recaudación de fondos, como afirma D'Abuterre, se practica la "tradicional circulación de las alcancías dedicadas a los santos que van trenzando vínculos entre estos pueblos campesinos de la Sierra de Tentzo [...] en las localidades receptoras" (2005: 26). En cambio, el mayordomo de la fiesta de Santiago Apóstol en la poblana comunidad de Chila de la Sal implica mucho más que trabajar por todo un año. El mayordomo, principalmente un emigrante en Estados Unidos, tiene la obligación de costear los gastos de la fiesta, los cuales pueden ascender a la cantidad de 15,000 dólares (Rivera 2006: 47).

Por otro lado, el mayordomo tiene la función de corresponsal del pueblo, es decir, el carguero tiene el compromiso de corresponder a otros pueblos de la región con visitas que se hacen durante las fiestas. El mayordomo debe corresponder a todas aquellas comunidades que han visitado su pueblo durante sus fiestas patronales. Lo que parecería poco viable es que una persona que vive a más de dos mil kilómetros de distancia corresponda a todas las visitas que se le hacen a su pueblo. Sin embargo, dado el caso, el mayordomo responsable asigna a una persona en la comunidad, típicamente el padre u otro familiar, para que se haga cargo de la organización, coordinación y cumplimiento de sus responsabilidades. El suplente mantendrá al emigrante al tanto del progreso por medio de los modernos medios de comunicación. Finalmente, al llegarse los días de las fiestas el mayordomo se presenta y preside el evento (Rivera et al., 2005: 46). Sin importar los gastos y el tiempo que implica ser mayordomo, Rivera registra que en Chila de la Sal existía una lista de espera de siete años para el puesto de mayordomo.

Los motivos que impulsan a los mayordomos a aceptar este tipo de compromiso varían de acuerdo a los individuos y a las diferentes comunidades. En este caso, en San Miguel el ser encabezado es determinado por un sistema de rotación o por medio de petición individual en el caso de querer cumplir alguna manda. En general, los estudios sobre los sistemas de cargos señalan que los motivos más populares para asumir un cargo incluyen el cumplir una manda, agradecer algún milagro al santo o dar un servicio a la comunidad. En resumen, las responsabilidades que implica aceptar el puesto de mayordomo, ya sea individualmente o en grupo, oscilan entre la aportación de tiempo necesario para la organización, la coordinación del evento y el solventar parcial o totalmente los gastos implicados. Esto depende de las reglas estipuladas en cada comunidad.

Las fiestas patronales entre otras celebraciones de carácter religioso o laico como la celebración del carnaval y las fiestas patrias unen a los paisanos que residen en el extranjero, los unen como individuos y como comunidad que comparten el factor de ser oriundos de un mismo pueblo, fortaleciendo así las redes sociales que caracterizan y otorgan personalidad propia a cada comunidad. Este sistema de creencias permite que los individuos confieran adaptándose a su nueva condición de vida reconstruyendo sus orígenes y su futuro (Odgers, 2006: 410). También parece ser importante para los miembros transnacionales de procedencia y de destino hacer alarde de opulencia cuando la cuestión en juego es la fiesta del santo patrón. Además de la fe que conlleva, el hecho de ser un buen coordinador y mostrarlo al público les llena de orgullo. Igualmente provoca competitividad ya que los mayordomos de años subsiguientes ambicionarán lograr una fiesta más pomposa que la de sus antecesores (Rivera, 2006: 45). Consecuentemente, es una realidad que los individuos transnacionales residiendo en el extranjero ambicionan el puesto de carguero en las fiestas patronales de sus pueblos. Dicha participación le brinda al individuo transnacional garantías de pertenencia en la comunidad de origen. Algo innegable es que, como afirma Luin Goldring, "la emigración de retorno y los proyectos transnacionales llevados a cabo por los comités cívico–sociales que se dedican a patrocinar las fiestas patronales en comunidades de origen se han vuelto altamente dolarizadas" (2002: 57).

El rol de las asociaciones o "clubes cívico–sociales"2 (Escala, 2005: 87) transnacionales en el país receptor juega un papel destacado en el desarrollo de lazos y en el apoyo a las comunidades de origen. El primer club de mexicanos de apoyo a los paisanos en Estados Unidos, el Comité de Beneficencia Mexicana, data de la década de 1930 en la ciudad de Los Ángeles (Goldring, 2002: 62). Sin embargo, algunos datos indican que en la segunda mitad del siglo XIX la gente de razón ya se organizaba para celebrar las fiestas patrias mexicanas en el área de Los Ángeles (González, 2005: 103). Con la intención de fortalecer las redes sociales entre las comunidades transnacionales, en la década de 1990 se promovió la creación de diversas formas organizativas que se reunían en espacios sociales que los miembros tenían en común, espacios como iglesias, escuelas y edificios sindicales (Escala, 2005). La membresía a clubes cívico–sociales de paisanos basadas en el pueblo o región de origen permite organizar eventos de recaudación de fondos para financiar proyectos en beneficio del lugar de origen. Así se promueve un sentido de comunidad entre paisanos a la vez que se fortalecen los vínculos entre los miembros de "la patria chica" residiendo en el extranjero (Rivera y Escala, 2002: 2).

En este estudio etnográfico consideramos que la familia trasnacional es el núcleo básico que lucha por la conservación de las prácticas de religiosidad de su pueblo de origen. Es en las organizaciones políticas, sociales y cívicas transnacionales que las familias encuentran apoyo en sus coterráneos para llevar a cabo sus prácticas religiosas y sociales. En este estudio de caso se analiza la situación de una familia transnacional que ha mantenido las prácticas religiosas en su lugar de origen por dos generaciones y se encuentra en proceso de inculcar esta tradición a una tercera generación. Las estadísticas demuestran que es la primera generación la que mantiene vínculos estrechos con la comunidad de origen, sin embargo, ¿Cuál es la situación de los miembros de familias transnacionales de segunda y tercera generación en cuanto a las prácticas religiosas en el pueblo de origen de sus padres o abuelos? ¿Existe un patrón que demuestre el interés por la continuidad de dichas prácticas? ¿Se continúan celebrando con la misma intensidad las fiestas del santo patrón en las comunidades mexicanas que recientemente han dejado de impulsar la emigración? ¿O el interés por continuar las prácticas religiosas empieza a disiparse?

En cuanto a la emigración mexicana a Estados Unidos se dice que desde los inicios del siglo XX se promulgó la primera gran ola de emigración debido a la Revolución Mexicana y la demanda de mano de obra causada por la primera Guerra Mundial (Martínez, 2006). Por otro lado, Jorge Durand, Douglas Massey y Rene Zenteno (2001) afirman que los estados de Michoacán, Jalisco, Guanajuato y Zacatecas han sido fuentes impulsoras de emigrantes ya que para 1925 aportaban 54% de la población emigrante mexicana mientras que el censo estadounidense de 1920 indica que 88% de la población mexicana provenía de estos cuatro estados y se centraban en los estados de Arizona, California, Illinois y Texas (2001). No cabe duda que la historia demuestra que el caso Michoacán y sus comunidades representan un importante elemento en cuanto a la emigración mexicana debido a que en la actualidad residen más michoacanos en Estados Unidos que en el propio estado. Se estima que la población michoacana en Estados Unidos rebasa los cuatro millones de personas (Aguilera, 2007). Igualmente se calcula que en la actualidad de los 35 millones de hispanos residiendo temporal o permanentemente en los Estados Unidos, 60% es de ascendencia mexicana, representando 7.3% de la población total estadounidense (Vega y Urrieta, 2006).

 

Metodología

La información para este estudio se recopiló mediante un método etnográfico en colaboración de un equipo de tres investigadores.3 En este método de colaboración etnográfica (Gerstl–Pepin y Gunzenhauer, 2002), los investigadores participaron y cumplieron con la labor conjuntamente. Puede ser que en este método los tres se encuentren en un mismo lugar o en varios lugares simultáneamente. Para este estudio los tres investigadores visitaron el área de interés y reunieron la información necesaria durante las fiestas patronales del pueblo en el año 2007. Debido a que los investigadores permanecieron en el lugar una semana haciendo observación participativa, una "etnografía enfocada" (LeCompte y Schensul, 1999) se utilizó durante la estadía en San Miguel y se usó una múltiple interpretación analítica trabajada desde adentro del área de estudio (Miles y Huberman 1984). Al igual que la fiesta patronal, nuestra visita tuvo una duración de cinco días. En una etnografía en colaboración, una de las metas es el triangular la información de los investigadores participantes (Gerstl–Pepin y Gunsenhauser, 2002) de tal manera que cada uno de ellos tome apuntes sobre sus observaciones y después las intercambie con sus colegas para analizarlas.

Cómo lo afirmamos en otro estudio sobre las fiestas de San Miguel, la meta principal era investigar las motivaciones y razones culturales, sociales, religiosas y lingüísticas por la cuales los padres sacan a sus hijos de las escuelas en Estados Unidos para llevarlos consigo para que participen en la celebración de las fiestas patronales de este pueblo michoacano (Martínez y Urrieta, 2008). De gran relevancia para los investigadores son temas como la producción de identidad cultural, social, familiar, religiosa y lingüística. Los investigadores viven en los Estados Unidos, sin embargo, son totalmente bilingües y de ascendencia mexicana. Los investigadores tomaron apuntes sobre sus observaciones diariamente durante los eventos de la fiesta y anotaron sus reflexiones personales sobre el lugar y los hechos.

Se llevaron a cabo entrevistas a individuos, quienes son padres, abuelos u otros parientes de emigrantes para determinar las razones por las que trajeron a sus hijos para que presenciaran las fiestas patronales. Las entrevistas se grabaron digitalmente y después se transcribieron. Mediante una aproximación en que se llevó a cabo una "descripción densa" se recolectaron meticulosamente los apuntes etnográficos y las dinámicas de grupos de individuos pertenecientes a la comunidad y de individuos que viajaron de los Estados Unidos con el propósito de identificar los lazos significativos (Geertz, 1973). En las observaciones se incluyeron eventos sociales y religiosos como las mañanitas, danzas de locales y de peregrinos, preparación de alimentos en el "hospital" de la comunidad, procesiones, misas, bailes, corridas de toros, quema del castillo y la despedida del santo patrón por parte de los visitantes transnacionales y de los nativos. Para documentar con imágenes se tomaron fotografías y se filmaron en video casi todos los eventos de la fiesta.

La información obtenida se compartió entre los investigadores para que fuera interpretada y se pudiera llegar a las conclusiones (Coffey y Atkinson, 1996). Los miembros del equipo de investigación se reunían de forma regular desde que se iniciara el proyecto. Aunque antes de iniciar la investigación en la comunidad ya se habían convenido los elementos que se investigarían: el aspecto religioso, los comités comunitarios y los lazos sociales y familiares, a esta lista se le fueron agregando elementos en tanto la investigación avanzaba (Miles y Huberman, 1994). Debido a la frecuente interacción del grupo con la información se logró que se continuara generando un análisis interpretativo desde adentro del espacio analizado al igual que de los conceptos y temas estudiados.

 

Descripción

Muchas veces nos preguntamos por qué los individuos de la segunda generación, y de la primera en algunos casos, pierden el interés por mantener relaciones estrechas con sus comunidades de origen. Una respuesta difícil de encontrar ya que cada caso es único e independiente de los demás, sin embargo, se podrían agrupar casos por regiones o comunidades impulsoras o receptoras sin la necesidad de llegar a generalizaciones. Precisamente, la intención de esta investigación es analizar etnográficamente la situación de una familia transnacional de primera, segunda y tercera generaciones en que se observa la continuidad de prácticas de religiosidad y sociales durantes las fiestas del santo patrono en San Miguel, Michoacán.

Obedeciendo un patrón migratorio establecido desde la época del enganche, en Michoacán se estima que la mayoría de las personas originarias de San Miguel viven en los estados de California, Washington, Nevada y Carolina del Norte. Otro objetivo del análisis es examinar la perspectiva de los participantes para saber si la participación de los individuos miembros de una familia transnacional que ha pasado a la segunda generación cambia en intensidad sus prácticas transnacionales. Igualmente se podría considerar la situación de la tercera generación y cómo se podría educar ésta para que continúe participando. De entrada, el hecho de que un individuo de segunda generación funja como encabezado en las fiestas del santo patrón y traiga a sus hijos a participar en los eventos sociales y religiosos ya implica, por lo menos, un deseo de continuidad.

En el caso de Juan Jr.,4 miembro de la segunda generación, quien nació en Estados Unidos, tanto sus padres como su esposa son de la región. Las experiencias de Juan Jr. incluyen el haber participado dos veces como encabezado al reemplazar a su padre enfermo en las responsabilidades que le correspondían. La primera vez le tocó a su padre el cargo por medio de la rotación tradicional y la segunda por petición propia para cumplir con una manda por haber mejorado su salud. El Sr. Juan es de primera generación. Él emigró a los Estados Unidos a mediados de la década de 1960. En el 2007, para las fechas en que se hizo esta etnografía él había llegado a San Miguel dos semanas antes de que iniciará la fiesta y cumplía dentro de lo que cabe con sus responsabilidades de encabezado en las fiestas. Para cuando Juan Jr. y nietos (Juan III y su hermanita Eréndira) llegaron a San Miguel para reunirse con sus abuelos ya las fiestas estaba a punto de dar inicio. De esta manera, tres generaciones de una familia transnacional se reunirían en el pueblo de origen para presenciar y participar en las fiestas en honor de San Miguel Arcángel.

Debido al gran número de nacimientos de mexicanos en los Estados Unidos, la segunda generación está surtiendo un gran efecto en la formación étnica y cultural de Estados Unidos orillando a los estadounidenses de origen mexicano a reflexionar y redefinir su identidad cultural. Igualmente, la segunda generación llega a acuerdos culturales con sus padres al comprometerse a mantener relaciones transnacionales con las comunidades de origen, contribuyéndose así al carácter formativo de la segunda generación (Perlmann, 2002). En el caso familiar de enfoque observamos que se vencen conflictos personales de trabajo, familiares o escolares para continuar promoviendo la participación de hijos y nietos en las prácticas religiosas y sociales transnacionales llevadas a cabo en el pueblo de origen. En esta ocasión el Sr. Juan no pudo ejecutar su responsabilidad al máximo debido a complicaciones de salud. Tuvo que pedir a su hijo Juan Jr. que lo sustituyera como encabezado. Juan Jr. aceptó la responsabilidad de su padre con gusto.

Aun cuando se ha dicho que el nivel de prácticas transnacionales en individuos de la segunda generación puede variar considerablemente (Jones–Correa, 2002) dependiendo del lugar de origen de sus padres, al estudiar este caso michoacano nos damos cuenta que involucrarse en dichas prácticas fortalece ampliamente las relaciones entre la segunda generación y la comunidad de origen. Sin embargo, como indica Jones–Correa, existen varios estudios que muestran que las relaciones transnacionales se debilitan en la segunda generación debido a: a) la responsabilidad cívica en la sociedad receptora, b) la disminución en la responsabilidad de envío de remesas, c) la adquisición de bienes raíces en el país receptor, d) el aprendizaje del idioma del país receptor y, e) los matrimonios interétnicos. A estos elementos se les podría agregar que la segunda generación obtiene empleos que no son temporales y que muchos miembros de esta generación se ocupan en la educación superior, aspectos que les impiden abandonar sus sitios por periodos prolongados. Esto los orilla a dejar de participar activamente en los eventos sociales y religiosos en los lugares de origen de sus padres. En nuestro caso, esta familia transnacional ha logrado prolongar la involucración de hijos y nietos en las prácticas sociales y religiosas en San Miguel, surtiendo un gran impacto en la transformación y funcionamiento tradicionales del sistema de cargos.

Ahora veamos cuál podría ser la motivación para que la primera generación de una familia transnacional inculque, consciente o inconscientemente, a sus hijos y nietos el deseo y la responsabilidad de participar en la organización y coordinación de los eventos sociales y religiosos en su población de origen. Como apuntamos antes, el Sr. Juan salió de su pueblo con destino a Estados Unidos por primera vez en el año de 1965. Después de dos años regresó al pueblo, visita que repitió por varios años hasta que en una de ellas se "robó" a su esposa oriunda de una población vecina. De esta manera se casaron y ambos emigraron a California dónde tuvieron a sus tres hijos.

Mediante una detenida observación a extractos de las entrevistas analizaremos las opiniones de los miembros de la familia tomando en cuenta las afirmaciones hechas por la primera y segunda generación. En primer lugar analizaremos lo que opina la primera generación de emigrantes sobre la importancia de participar en las fiestas. De esta manera intentaremos proyectar si de alguna manera la tercera generación desempeñará el puesto de encabezado en el futuro. Cuando se le pregunta a la esposa del Sr. Juan, la Sra. Jovita, cuál era la significación del participar en las fiestas en la formación cultural de sus hijos y nietos contestó:

Pues sí, porque, será porque tiene uno que, que venir a visitar y agradecer a San Miguel (a la nieta "mande mi ja, ¿quiere jugo?... ¿Soda?... Dile a Jackie que te de soda") O porque nosotros prometimos una manda que teníamos que venir a... o sea que mi esposo fue encabezado este año de, de, pues de todo verdad, de todo el año. Nada más que el [mes] que nos toca a nosotros es en diciembre todo el mes nosotros lo vamos a planear (Entrevista a la Sra. Jovita el 30 de septiembre del 2007 en San Miguel, Michoacán).

Al analizar esta cita nos damos cuenta que es de gran significación el aspecto religioso ya que ellos regresan año tras año a "visitar y agradecer" a San Miguel. Los miembros de la comunidad tienen la responsabilidad de participar como cargueros ya que el pueblo se divide en cuatro barrios y cada año se van rotando el puesto a tres personas de cada barrio. De esta manera, como afirma la Sra. Jovita, "bueno es porque les toca, les toca así aquí, como son cuatro, cuatro barrios, ¿son cuatro barrios? (pregunta a un vecino). Son cuatro partes aquí en el pueblo, como aquí es una parte cuando les toca aquí, aquí empieza..." (Entrevista a la Sra. Jovita el 30 de septiembre de 2007, en San Miguel, Michoacán). Esto explica que la costumbre consiste en que en la rotación anual quedan doce personas encargadas ya que se eligen tres personas de cada uno de los cuatro barrios. Cada una de las doce personas representa un mes del año. Durante cada mes el encabezado correspondiente asume la responsabilidad de las faenas ordinarias como mantener la iglesia limpia, decorarla y preceder las celebraciones religiosas. Igualmente, el encabezado de cada mes es responsable de coordinar las celebraciones religiosas del mes que se le ha asignado.

La familia en la que enfocamos nuestro estudio ha aumentado su participación desde que se enteraron que la salud del señor Juan había decaído. Desde entonces, aparte de haber participado porque le tocaba ser carguero por la rotación de costumbre, el señor Juan también se ha ofrecido de voluntario en una ocasión. En ella lo hizo para pagar una manda por haber mejorado su estado de salud. El señor Juan y su esposa han sido muy responsables y han mantenido sus prácticas de religiosidad transnacionales de acuerdo a la costumbre de su pueblo, sin embargo, el último año se vio en la necesidad de pedir a su hijo mayor, Juan Jr., que lo sustituyera en sus responsabilidades de carguero durante las fiestas debido a una complicación.

Se podría afirmar que por cuarenta años las relaciones que esta familia conserva con su comunidad les han permitido sembrar una semilla en sus hijos que ha surtido sus efectos. Es decir, Juan Jr. ya ha tenido la oportunidad de participar como carguero en las fiestas patronales del pueblo de origen de sus padres. Desde que sus padres empezaron a traer a su familia para las fiestas sus hijos empezaron a apreciar y a disfrutar de las costumbres y tradiciones de sus antepasados. La señora Jovita piensa que sus hijos

desde chiquitos les gustaba mucho venir para acá. Y saben que el patrón del pueblo es San Miguel [..] Juan Jr., él le tiene mucha fe. Y los niños de él, pues yo pienso que también, como ya los ha traído dos años pienso que ellos también... pues cuando ellos estén más grandes ellos lo van a recordar. [Después dice] a mí sí me gusta como Juan Jr. se trajo a los niños [Juan III y Eréndira] ¿verdad? Porque yo si quiero que los niños aprendan, y que vean y que les guste lo que le gusta a su papá porque a él le gusta mucho la cultura de acá, de nosotros. Y hasta esta niña [su nieta por parte de su hija] viene mirando y a ella le va a gustar aquí (Entrevista a la Sra. Jovita el 30 de septiembre de 2007, en San Miguel, Michoacán).

Como se puede apreciar, a la señora le interesa que tanto sus hijos como sus nietos convivan y participen de las fiestas del pueblo, sobre todo del aspecto religioso ya que es la parte más sobresaliente en la formación cultural de esta familia transnacional.

as far as I know all my relatives come from this place y también, as far as I know Maria's [su esposa] side relatives come from the same place. So, like, it's more specific than even saying we're Mexican, we have Mexican culture, I mean, what is that? You know what I mean? Pero así you can actually pinpoint to the one place right where like all of your ancestors are buried. And to me that's like a really powerful cultural, you know, identification (Entrevista hecha a Juan Jr. el 3 de octubre de 2007).

Según lo que sé, todos mis parientes vienen de este lugar y también, según lo que sé, los parientes de María [su esposa] también vienen de este lugar. Entonces, es, es más específico que el decir que somos mexicanos, tenemos la cultura mexicana, o sea, ¿qué significa eso? ¿Me entiendes? Pero así puedes señalar a este lugar específico donde todos tus antepasados están enterrados. Y para mí, eso es algo grande, la identificación cultural, ¿verdad?

Si Juan Jr. se siente fuertemente identificado con el pueblo de su padre no es porque sea su tierra natal ni mucho menos, sino porque siente que su historia, la de sus padres y la de su esposa se encuentra arraigada en esos lugares, en los cuales están enterradas varias generaciones de sus antepasados. Consecuentemente, la familia intenta que las tradiciones y costumbres familiares se pasen en un círculo interminable de generación en generación. Cuando se le preguntó a Juan Jr. que cuál era la importancia de traer a sus hijos a las fiestas contestó que era porque al igual que sus padres hicieron con él y sus hermanos al traerlos, al traer él a sus hijos les enseña de dónde vienen para que en el futuro no tengan conflictos de identidad, que acepten lo que son y no lo que el sector dominante de la sociedad del país receptor les dicte. Asimismo, en estas visitas sus hijos tienen la oportunidad de conocer miembros de la familia extendida de su madre que no pueden ir a Estados Unidos, según Juan Jr., "si no vinieran mis niños, nunca los conocerían." Los hijos de Juan Jr. son pequeños, y aunque no pueden opinar sobre el asunto, el padre nos dice que aprenden y hacen cosas que no se pueden practicar en Estados Unidos, por ejemplo, la quema del castillo, las procesiones, los toros, ver la imagen de San Miguel en bulto, compartir, y sobre todo, correr y jugar con libertad por las calles de un pueblo tranquilo dónde todos se conocen. "Además", agregó Juan Jr. con entusiasmo, "a mi hija Eréndira ahora le gusta usar el rebozo y Juan III quiere montar a un toro."

Como observadores, a parte del simbolismo religioso y social que representan estos días para la familia transnacional, advertimos que uno de los aspectos más notorios son las convivencias familiares que durante estos días se celebran. Las fiestas del santo patrón son una gran oportunidad para que las tres generaciones de migrantes puedan visitar y convivir con familiares que no podrían ver en otras circunstancias, y posiblemente no los conocieran si no asistieran a las fiestas de San Miguel. Dentro de la ocupada agenda durante los días de fiesta se reservan espacios que se dedican únicamente a la familia. El 2007 este espacio asignado a la familia era entre las seis y ocho de la noche, hora en que se servía la cena. Fue durante esas horas, sagradas para la familia, donde se pudo observar y sentir un gran calor familiar. El simple hecho de tomar un caldo de pollo y unas corundas en compañía de familiares que visitan de pueblos vecinos o de Estados Unidos compensa el que no se hayan visto por largos periodos de tiempo. En la casa ancestral de esta familia, casa que perteneció a los abuelos y padres del Sr. Juan se encontraban tres generaciones cenando: el Sr. Juan y su esposa, Juan Jr., y sus hijos Juan III y Eréndira. Igualmente los acompañaban primos, tíos, tíos abuelos, cuñados, compadres, comadres, concuños y otros miembros de la familia extendida. Las reuniones, debido a que todos viven en diferentes partes de México y Estados Unidos serían imposibles si no fuera por la fe que afirman tenerle a San Miguel Arcángel. A pesar de ello, algunos miembros de la familia inmediata, debido a su situación como indocumentados en Estados Unidos, estuvieron ausentes.

 

Conclusión

Los individuos que emigraron de San Miguel hacia Estados Unidos, ya haga treinta, veinte, diez o menos años, ven la necesidad de mantenerse involucrados en las actividades de su pueblo. Algunos participan como encabezados, otros regresan como visitantes y otros ayudan mediante su participación en el club cívico–social de oriundos de San Miguel que se fundó hace varios años. El club cuenta con miembros en los estados de California, Nevada, Washington, Carolina del Norte y en la Cuidad de México. La meta principal del club es recaudar fondos para mejorar la infraestructura y el aspecto físico del pueblo. El motivo que se esconde detrás del deseo de ser un encabezado en las fiestas de San Miguel puede ser personal, familiar, social o religioso, pero cualquiera que sea la situación siempre se siente la urgencia de mantener lazos estrechos con el pueblo. En el caso estudiado se revela que existe la esperanza de que al igual que la segunda generación transnacional en esta familia, la tercera continúe ayudando en el futuro. En el caso de Juan Jr. a la vez que ayuda a su padre al participar de las responsabilidades también transmite la costumbre a sus hijos. Quizá el compromiso que los miembros de la segunda generación sienten no sea el mismo que siente la primera generación, sin embargo, si Juan Jr. decidiera distanciarse de la costumbre de San Miguel, estas pasarían a ser simples recuerdos, se desvanecerían en la memoria y, como resultado, la identidad de los personajes transnacionales de futuras generaciones perderían todo conocimiento y no sentirían el compromiso con el lugar donde están sus muertos.

Las fiestas de San Miguel se han celebrado por muchos años, mas se han celebrado en grande desde que en la primera etapa del programa bracero un gran número de michoacanos emigrara a Estados Unidos. Los emigrantes son quienes han sufragado los costosos eventos de las fiestas: corridas de toros, castillos, flores para la iglesia y vestidos para San Miguel. El apoyo se da por medio del compromiso voluntario en forma de donación o por remesas que los emigrantes envían a sus familiares en San Miguel. Como los gastos básicos de la fiesta son divididos por el número de casas que hay en el pueblo, las familias tienen que pagar con el dinero que les envían sus familiares desde Estados Unidos. ¿Qué pasará el momento en el que el apoyo de los miembros transnacionales deje de existir? Quizá solamente sobrevivan los aspectos religiosos de la fiesta como lo son la misa, el rosario, las peregrinaciones compuestas en su mayoría por unas cuantas mujeres y vecinos ancianos. ¿Dónde estarán los hijos y nietos de los emigrantes? Los investigadores creemos que, quizá inconscientemente, los emigrantes que regresan al pueblo para visitar a los familiares y disfrutar de la fiesta hacen un gran beneficio a sus hijos. Las segunda y tercera generaciones que participan en las fiestas aprenden a querer el pueblo de sus padres y abuelos. Igualmente aprenden a apreciar y a no avergonzarse de sus orígenes étnicos y culturales. Aprenden a abrazar la fe religiosa de sus antepasados y se informan sobre otro estilo de vida que no es el suyo. Aprenden sobre la felicidad modesta de sus antepasados y sobre la necesidad de mantener el idioma. Aprenden otros sabores, otra vegetación, otra dieta. Aprenden sobre otro tiempo y otro espacio. Aprenden sobre su otro "yo" oculto en ese otro tiempo y ese otro espacio. Aprenden a vivir.

Tomando en consideración que la labor del carguero transnacional, a diferencia del carguero tradicional, tiene una meta más ambiciosa que cumplir; se trata de transmitir a sus hijos el amor al pueblo y la responsabilidad que ello implica. Implica, por ejemplo, educar a Juan III y a Eréndira en las costumbres del pueblo de San Miguel y prepararlos para que en el futuro cumplan con las responsabilidades que eso constituye al igual que lo hicieron tradicionalmente sus antepasados y ahora los hacen sus abuelos y su padre en su contemporáneo estilo de vida transnacional. Que estos miembros de la tercera generación lo hagan está por verse, pero la esperanza de que "el costumbre" sobreviva en sus nietos es grande para la Sra. Jovita y el Sr. Juan.

 

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Notas

1 Típicamente, la formación de estas organizaciones o comités tienen como propósito representar a sus miembros en lo político, cívico o social, sin embargo, existen organizaciones que se interesan en mantener las prácticas religiosas. Tal tipo de organizaciones se puede dedicar a la recaudación de fondos para la celebración de las fiestas del santo patrón de los pueblos que representan (Sánchez, 2007a; Sánchez 2007b; Holding, 2002; Rivera y Escala, 2002; Escala, 2005; Rivera, Bada y Escala, 2005). Rivera (2006) arguye que existen estudios que se inclinan a aseverar que las prácticas de la religiosidad se llevan a cabo para apoyar en el procesos de "asimilación, incorporación o inserción en las sociedades de destino, particularmente." Sin embargo, continúa Rivero, existe un desvío que propone que la religiosidad fortalece los vínculos de los individuos en el extranjero y las comunidades de origen, creando prácticas de religiosidad transnacionales (2006). Igualmente consideramos que ambas partes de las familias, las que emigran y las que queda en el lugar de origen, desempeñan un rol importante en la supervivencia y continuidad de la religiosidad e, igualmente, fortalecen otros lazos que unen a los individuos en ambos países.

2 Otras denominaciones de estas organizaciones, que en inglés se conocen como Hometown Associations, son "clubes de oriundos" y "comités de paisanos" (Escala; 2005 y Rivera, Bada y Escala, 2005).

3 Se agradece a Jisel Vega por su asistencia al hacer entrevistas y tomar apuntes de sus observaciones durante las fiestas del santo patrón en San Miguel. Jisel Vega es candidata a doctora en el Departamento de Educación de la Universidad de California en Davis.

4 Todos los nombres son pseudónimos para proteger la identidad de los participantes en este trabajo de campo.

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