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Tzintzun

versão impressa ISSN 0188-2872

Tzintzun  no.57 Morelia Jan./Jun. 2013

 

Presentación

 

Cuando nos preguntamos por la Historia y sus retos actuales es posible encontrar una amplia variedad de respuestas, sobre todo si se toma en cuenta el cúmulo de situaciones y temáticas que brinda el contexto de la posmodernidad, así como la diversidad de corrientes historiográficas que pugnan por modos de aproximación transdisciplinarios, en donde surgen cuestionamientos sobre el rol de la misma disciplina, de sus bases teóricas, así como del papel y la importancia social del historiador.

Frente a esto, las palabras de Henri-Irénée Marroy permiten resituar la relevancia de nuestro quehacer, principalmente, al recordarnos que si bien el conocimiento de la historia se realiza con el apoyo de documentos, éstos no son la piedra angular de la ciencia histórica, pues interviene de forma por demás sustancial la habilidad del historiador, no sólo en cuanto al planteamiento de preguntas pertinentes, sino también en lo que corresponde a su interpretación de toda la información de que dispone para conocer y comprender de mejor manera el pasado.

En consonancia con lo señalado, en esta ocasión Tzintzun. Revista de Estudios Históricos reúne cinco colaboraciones que muestran una variedad de temas y las diversas posibilidades de abordarlos.

El artículo que abre la presente edición es "El episodio de la guerra entre incas y chancas: una propuesta sobre su construcción e interpretación", de Clementina Battcock, quien nos da su lectura de la Crónica del Perú, un texto escrito por Pedro de Cieza, en 1553, en el cual relata la guerra entre dos importantes pueblos, cuyo resultado dio origen al imperio inca. Como lo advierte la autora, estos hechos han sido retomados no sólo por de Cieza sino por otros cronistas contemporáneos, quienes también han sido estudiados en varias ocasiones desde diversos enfoques teórico-metodológicos.

La novedad del texto de Battcock es su empleo del análisis del discurso como recurso metodológico para aproximarse al escrito ciezano. Esto le permite derivar algunos cuestionamientos en torno a las bases teóricas en las que se sustenta la significación. Al mismo tiempo, hace un breve comparativo con otros documentos que hablan del mismo tema, y sobre la discusión contemporánea que se generó acerca del contenido. Además, se cuestiona sobre los informantes y las fuentes utilizadas para elaborar el documento. Finalmente se ocupa del autor y las condiciones específicas que lo llevaron a abordar el asunto.

Uno de los puntos más interesantes y sobresalientes de este artículo es la lectura que realiza la autora, quien parte desde el presente para profundizar en el significado de las crónicas. De esta revisión salta a la vista el empleo de la escritura como elemento legitimador. Es decir, la manera en que los incas hicieron uso de un interlocutor, en este caso Pedro de Cieza que, consciente o inconscientemente, logró cumplir el propósito de los incas: validar la superioridad de un pueblo que somete a su enemigo.

El siguiente artículo es de David Carbajal López, quien se ocupa de la transición hacia nuevos conceptos políticos y sociales que llevó a cabo la sociedad mexicana como consecuencia del movimiento de Independencia. "De devoto a fanático: el pueblo de Orizaba, 1762-1834" es un estudio de caso, cuyo tema central es la separación de la esfera religiosa de la política, como uno de los primeros pasos hacia la secularización de la sociedad recién independizada.

Lo que encontramos en este estudio es una revisión de los cambios en el lenguaje, las tradiciones y las costumbres de una sociedad sumamente católica, como consecuencia de una coyuntura histórica. Esta aportación da cuenta de testimonios que buscan demostrar que, en un principio, los indígenas orizabeños eran un pueblo sumamente religioso, hecho que se rescata a través de la imagen generada por los frailes encargados de la evangelización.

Más tarde, derivado del movimiento de independencia, se desarrolló el rompimiento de ciertas tradiciones, dando paso al fenómeno de la civilidad, término que utilizaron con bastante frecuencia los diarios de la época. De hecho, fueron los periodistas quienes se encargaron de adjetivar las actitudes y costumbres del pueblo orizabeño.

El artículo de Carbajal también permite observar que en el nuevo contexto sociocultural, los miembros del clero no quisieron perder el espacio que habían construido a lo largo de la colonia, por lo que se esmeraron para convertirse en interlocutores de la sociedad, defendiendo los intereses de la religión católica ante la opinión pública.

Lo que nos muestra Carbajal es que los documentos y los medios de información crean un imaginario colectivo sobre un aspecto o situación específica, que si bien es atribuido a la misma sociedad, en realidad es construido por un proceso de intermediación.

El tercer artículo se ocupa del proceso de fabricación de héroes a cargo de la historia oficial. En "Los orígenes del panteón cívico michoacano, 1823-1834", Ramón Alonso Pérez Escutia nos cuenta cómo después de consumada la Independencia se dio la discusión entre personajes vinculados a la política, individuos ilustrados y ex participantes de la guerra para construir una imagen heroica de los personajes destacados que participaron en la lucha, a los que en su momento se les consideró dignos de recibir homenajes.

Pero, ¿qué es lo que los hace ser considerados como personajes "destacados"?, en realidad sólo basta con que los poderes en turno generen una discusión y un discurso legitimador de los actos que realizaron para que se construya una imagen que llega a ser reconocida como ejemplo para la sociedad. En el caso de Michoacán, los primeros personajes en la lista fueron José María García de Obeso y Manuel Villalongín, Mariano Matamoros, José María Rayón y, por supuesto, José María Morelos.

A través de este trabajo se puede ver la manera en que se va construyendo la figura biográfica de ciertos personajes, específicamente a partir de una lucha argumentativa entablada entre liberales y conservadores para validar a los individuos dignos de ser considerados beneméritos. Lo que se aprecia aquí es un cambio en el objeto legitimador. Recordemos que durante la colonia fue la institución religiosa la que promovió a los personajes dignos de reconocimiento. Mientras que en la etapa independiente fueron instituciones políticas las encargadas de crear la necesidad de que existiera un héroe que se hubiese sacrificado para conseguir el bien de su pueblo, motivo por demás justificado para rendirle culto.

En la siguiente participación, Fabián Herrera León nos habla de la gestión realizada por un diplomático uruguayo en México para promocionar la importancia del ingreso de nuestro país a la Sociedad de Naciones. En este artículo podemos conocer qué interés tenía para los otros países latinoamericanos la participación de México en ese tipo de asociaciones y, por otra parte, las ideas de la diplomacia mexicana en este sentido.

Si bien la estancia de Julián Nogueira como promotor de la Sociedad de Naciones fue muy corta, tan sólo un mes, se enfocó en hacer gestiones diplomáticas entre las autoridades mexicanas para convencerlas de integrarse al organismo internacional. Y a pesar de que no tuvo el éxito esperado, su presencia en los círculos políticos sí fue un antecedente muy importante para que más tarde se diera el ingreso.

Una de las hipótesis propuestas en el artículo "La Sociedad de Naciones y el problema del distanciamiento mexicano: la misión internacional de Julián Nogueira en México, agosto-septiembre de 1923", es que, en ese momento, para el gobierno encabezado por Álvaro Obregón había cuestiones más trascendentales por atender. Debido a ello existió cierto indiferencia hacia la invitación expresada por dicho organismo internacional.

A través de la lectura de este texto es posible percatarse de que algunos miembros del gabinete obregonista como Alberto J. Pani, José Vasconcelos y Genaro Estrada estaban conscientes del significado que tenía para el país la participación en la Sociedad de las Naciones, sin embargo no se pudo concretar nada en esos momentos. No fue sino hasta una década más tarde que se logró materializar la propuesta de Nogueira, siendo Genaro Estrada un elemento clave para ello.

En la última colaboración de este número se presenta un estudio contemporáneo de historia económica, escrito por Verónica Rueda, titulado "El campesinado migrante. Políticas agrarias, colonizaciones internas y movimientos de frontera agrícola en Nicaragua, 1960-2012". En éste, la autora hace una revisión de la situación del campo en el territorio nicaragüense durante los últimos cincuenta años.

Las problemáticas presentadas por Rueda son múltiples, y abarcan desde cuestiones étnicas y conflictos territoriales, hasta sobreexplotación del campo, pobreza, inmigración y emigración, desmonte de las reservas selváticas, desastres naturales, sólo por mencionar algunas. Todo esto da cuenta de que Nicaragua ha vivido situaciones bastante complejas, hasta el grado de que hoy en día tiene ante sí un reto para aplicar estrategias económicas y políticas acertadas.

Luego de revisar las variadas situaciones que presenta el país, Verónica Rueda, con una entusiasta mirada, nos muestra las propuestas planteadas por el actual gobierno de Daniel Ortega, que busca reorientar la realidad del sector campesino en Nicaragua con diversos proyectos de corte económico, entre ellos, el fomento de la derrama de divisas provenientes del gobierno venezolano de Hugo Chávez.

En otro orden de ideas, deseo mencionar que el pasado mes de noviembre estuvo lleno de noticias importantes para el Instituto de Investigaciones Históricas, institución fundamental en la realización de Tzintzun. Revista de Estudios Históricos, ya que ésta ingresó al prestigiado índice de SCOPUS, mediante el cual llegaremos a nuevos lectores ahora a nivel internacional.

Asimismo, el 9 de noviembre el Instituto de Investigaciones Históricas cumplió 25 años de existencia, por lo cual, además de llevarse a cabo un sentido homenaje a los profesores fundadores, se realizó una serie de eventos académicos donde se tuvo la oportunidad de compartir experiencias con distinguidos investigadores como Enrique Florescano, Antonio Aninno, Ariel Rodríguez, Luis Jáuregui, Marta Eugenia García Ugarte, entre otros. Igualmente los cuerpos académicos de Estudios Mexicanos; Estudios Latinoamericanos; Educación, Cultura y Sociedad; Historia Política y Cultural de México; y Tecnología e Historia Militar de México, con que cuenta la dependencia universitaria, organizaron talleres, coloquios y simposios que enriquecieron el festejo, y a través de estas actividades sigue siendo posible estrechar lazos entre colegas y alumnos de los diferentes programas de posgrado de maestría y doctorado que ofrece la institución.

En medio del ambiente conmemorativo recibimos la triste noticia del fallecimiento de nuestro compañero el doctor Salvador Edmundo Morales Pérez. Entre las múltiples actividades académicas que desarrolló queremos recordar su participación en el Consejo Editorial de esta revista, entre 1999 y 2009. Indiscutiblemente extrañaremos su carácter festivo, claro, muy al estilo caribeño.

Me despido por el momento, sabedora que a lo largo del presente año, tanto al Instituto como a nuestra revista, nos esperan nuevos compromisos por cumplir y retos que ojalá podamos lograr.

 

Claudia González Gómez
Directora

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