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Tzintzun

versão impressa ISSN 0188-2872

Tzintzun  no.52 Morelia Jul./Dez. 2010

 

Artículos

 

Cuba en el umbral de la Primera República. Notas desde la historiografía cubana

 

Cuba in the early years as a republic. Notes from the cuban historiography

 

Le Cuba, sur le seuil de la première république. Des notes depuis l' historiographie cubaine

 

María del Rosario Rodríguez Díaz

 

Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Correo electrónico: rdiaz@zeus.umich.mx

 

Recibido: 23 de julio de 2010
Aceptado: 9 de septiembre 2010

 

Resumen

El artículo analiza las tendencias generales de la historiografía cubana de fines del siglo XX, referentes a las diferentes discusiones que la primera elección presidencial provocó en la literatura histórica reciente. Consideramos que son dos los principales elementos que intervienen en la explicación del significado y las implicaciones de la mencionada elección presidencial y el establecimiento de la República en mayo de 1902, en torno a los cuales giran las obras que la historiografía cubana dedica al tema. Uno se refiere a la condición hegemónica, al impulso expansionista y al interés estadounidense sobre la Isla. El otro aspecto abona en el ámbito de los esfuerzos de actores sociales y políticos cubanos por obtener la independencia y dar los primeros pasos en la conformación de su personalidad nacional. El recorrido historiográfico no intenta brindar una exhaustiva lista bibliográfica, sino proporcionar un balance sobre las principales directrices político-ideológicas de la historiografía cubana de fines del siglo XX.

Palabras clave: Cuba, Primera República, Historiografía, Estados Unidos.

 

Abstract

The article analyzes the general tendencies of Cuban historiography referent to the different discussions that the first Cuban presidential election provoked in the historical memory at the end of the twentieth century. We consider that there are two main elements that are involved in the explanation of the meaning and the implications of the mentioned presidential election and the establishment of the republic. In may 1902, from which the Cuban historiography dedicates the topic. One refers to the hegemonic condition, the expansionist impulse and the American interest in the island. The other aspect focuses on the efforts of the social and Cuban politicians' factors to obtain the independence and take the first steps in building their national identity. The historiography journey does not attempt to give an exhaustive bibliographic list, but in supplying a balance about the main ideological and political influences of the press notes carried out in Cuba around the Republic coming.

Key words: Cuba, First Republic, historiography, United States.

 

Resùmé

Cet article analyse les tendances générales de l'historiographie cubaine, en ce qui concerne aux différentes discussions que la première élection présidentielle à Cuba a provoqué dans la mémoire historique à la fin du XXe siècle. Nous envisageons deux éléments principaux qui interviennent dans l'explication de la signification, dans les implications de l'élection présidentielle et dans l'établicement de la République en mai 1902, par rapport auxquels se déroulent les œuvres que l'historiographie cubaine a dédié à ce sujet-là. Un élément rapporte la condition hégémonique, à l'élan de l'expansion et à l'intérêt des États-Unis sur l'île. L'autre élément analyse les efforts des actants sociaux et politiques cubains pour obtenir l'indépendance et pouvoir commencer à travailler la conformation de la personnalité nationale. Le parcours historiographique n'essaie pas de montrer une exhaustive liste bibliographique, mais de fournir un bilan sur les principales directrices politique-idéologiques des publications faites à Cuba au moment de l'arrivée de la République.

Mots clés: Cuba, Première République, Historiographie, les États-Unis.

 

Cuba ha sido objeto y sujeto de la historia; en particular ha habido una abundante producción historiográfica alrededor de la Revolución de 1959. No obstante la existencia de importantes estudios sobre el devenir cubano, existen vacíos historiográficos, temas y periodos que durante mucho tiempo permanecieron en el olvido. De tal forma, la historia cubana se ha ido reescribiendo en consonancia directa con los requerimientos de legitimación del Estado; en consecuencia, la historiografía posrevolucionaria, sobre todo la publicada durante las décadas de 1970 y 1980, en general, ha visualizado el trienio 1898-1902 como un periodo de deformación sobre el que se erigió la República. Dicho enfoque ha sido superado por la historia académica de reciente manufactura, cuyas obras dejan de lado las posturas reduccionistas sobre el acontecer cubano de entre siglos. Sin embargo, coexisten las narrativas positivistas de tinte marxista-leninista con los discursos históricos impregnados de un fuerte nacionalismo revolucionario. Cabe señalar que en términos metodológicos, el estudio de este periodo ha resultado complicado para los estudiosos cubanos, ya que el grueso de los repositorios documentales que dan cuenta del proceso de toma de decisiones que afectaron a Cuba, incluyendo el establecimiento de la República, provenía directamente de Washington. Esta situación, aunada a las dificultades de tránsito y de otra índole, como las trabas impuestas por el bloqueo estadounidense a Cuba han obstaculizado, en su conjunto, los estudios de los isleños sobre esta coyuntura política. Además, hay que tomar en cuenta que la Revolución de 1959 y la adopción del socialismo han conformado el contexto sociopolítico en el que los historiadores han desarrollado su trabajo. Esa circunstancia también influyó tanto en los temas a estudiar, como en los métodos y las fuentes disponibles en la reconstrucción del pasado. Es por ello que nos interesa realizar un análisis historiográfico de las publicaciones cubanas sobre el fin del gobierno militar estadounidense en la Isla. Debido a la vastedad de trabajos escritos, principalmente por investigadores de habla inglesa y publicados fuera de Cuba, nos centraremos en las obras de reciente manufactura, de historiadores cubanos, que aportan nuevas luces sobre Cuba en la coyuntura del establecimiento de la República, 1901-1902.1

Dado que la memoria histórica es selectiva, aquí se ha escogido la elección presidencial de Tomás Estrada Palma,2 primer presidente de la República de Cuba, como eje cohesionador para analizar los conceptos de nación y nacionalismo. Paralelamente, se abordará el ideal de República como elemento central en los debates político ideológicos que se desarrollaron en Cuba a partir de la publicación de la Orden Militar que convocaba a la realización de elecciones presidenciales a finales de 1901 y principios de 1902. Dichas elecciones significaron el fin del gobierno de ocupación y el inicio de Cuba a la vida "independiente", bajo la tutela de la enmienda Platt. Estos procesos políticos han dado lugar a estudios de diferente calado, tanto de contemporáneos de los acontecimientos, como de manufactura posterior.3 Por ello, adquiere relevancia centrarse en los elementos que intervienen en la explicación del significado y las implicaciones de la primera elección presidencial en la isla y del posterior establecimiento del gobierno republicano, acontecimientos en torno a los cuales se construyeron reflexiones historiográficas y se replanteó el papel de excombatientes de las fuerzas insurgentes de la talla de Máximo Gómez, durante la ocupación militar. Evidentemente, dentro de la literatura histórica cubana referente a esta coyuntura, sobresalen la condición hegemónica, el impulso expansionista y el interés económico estadounidense sobre Cuba, y sus vínculos con sectores insulares proclives a emular el paradigma de modernidad que el vecino del norte representaba. En contraposición a la presencia del poder avasallador estadounidense en las letras cubanas, se encuentra la reconstrucción de los discursos de actores sociales y políticos cubanos por obtener la independencia y dar los primeros pasos en la conformación de su personalidad nacional. Sin embargo, esta dualidad dependencia/independencia no estuvo exenta de tensiones, resistencias y confrontaciones aún entre los propios grupos anexionistas pro estadounidenses.4 De acuerdo con estos ejes interpretativos, se sabe por testimonios periodísticos habaneros, que la prolongación de la presencia del gobierno militar estadounidense en Cuba, aun después de haberse firmado el Tratado de París en febrero de 1899, dio lugar a la reafirmación nacional, a través de elementos de su cultura popular; y es que el arribo del segundo gobernador militar, Leonard Wood a finales de ese año, significó el retraso de los planes de una Cuba "libre e independiente". Fue por ello que la convocatoria a la realización de elecciones se proyectó en el imaginario colectivo cubano como un acto promisorio, por la salida de las tropas estadounidenses, y a la vez de desencanto ante la endeble situación en la que tenía lugar el surgimiento de la República cubana, bajo la atadura de la enmienda Platt. Esta situación de dependencia tuvo implicaciones en Estados Unidos y en Cuba y afectó tanto su política interna y externa, como su desarrollo histórico.

 

El enfoque binario: tradición/modernidad – independencia/anexión

Como punto de partida, conviene señalar que los informes de los gobernadores militares al reportar detalladamente las difíciles condiciones que sufrió Cuba entre 1898 y 1902 se convierten en fuentes de consulta obligada para la reconstrucción de la "Primera intervención" como es conocida esta etapa de la historia cubana. Por su parte, los espacios periodísticos de la época muestran a sectores letrados de la sociedad cubana debatiendo en torno a su futura patria, a la necesidad de construir un Estado-nación moderno e independiente;5 querían una patria desligada del pasado hispano, ya que en general, se consideraba caduco y atrasado al régimen español y veían el ascenso a la modernidad de la mano de la Casa Blanca. En esta línea, conforme se ha ido ampliando y diversificando el uso de fuentes hemerográficas y de testimonios escritos, se ha podido establecer que actores políticos pro-independentistas, e incluso de corte anexionista, no se ponían de acuerdo al momento de definir el tipo de las relaciones que se deberían establecer con los Estados Unidos. El estudioso Pablo Riaño habla de las formas variadas que asume la noción misma de independencia en el periodo: "Independencia absoluta", "Independencia real" e "Independencia relativa" para explicar la complejidad política de la coyuntura posnoventayochista para Cuba. Este divisionismo, aunado a la indefinición política cubana, fueron aprovechados por los operadores políticos estadounidenses para delinear, desde sus oficinas en Washington, estrategias geopolíticas y de dominación económica muy precisas; mecanismos expresados en el clausulado de la enmienda Platt de 1901, cuyo nombre se debe al senador Orville Platt y su diseño al Secretario de Guerra, Elihu Root y que ligó el destino de la isla a los designios estadounidenses hasta la década de 1930.6

Retomando la coyuntura histórica que nos ocupa: el tránsito de la soberanía española a la estadounidense o el "entre imperios" de Louis A. Pérez,7 ha sido visualizada por la historiografía cubana como una página obscura que dio vida a la República; una etapa de ruptura y cambio en la que gravitan fuerzas políticas polarizadas: la opresión estadounidense, por un lado y las luchas libertarias de los cubanos, por el otro. Es decir el país del norte, al asumirse como el poder dominante, estableció un protectorado en la isla. Este enfoque binario resulta por demás reduccionista; por ello, coincido con Pablo Riaño en su propuesta de estudiar la "contrarictoriedad epocal" de los procesos históricos cubanos de entre siglos. También hay que resaltar que el gobierno militar contó con la participación de diferentes actores hispano-cubanos. Esta colaboración gubernamental o el "gabinete de los norte cubanos" como era conocido por Leonard Wood, devela que la realidad isleña distaba mucho de esa dualidad entre modernidad/ tradición, independencia/dependencia y nación/anexión en la que historiadores nacionalistas habían enmarcado la historia de Cuba de entre siglos. Recientemente Mildred de la Torre y Jorge Ibarra han revelado la honda raigambre del movimiento autonomista en Cuba y el esfuerzo de la Casa Blanca por llevar a cabo "el experimento cubano".8 De esta manera, no se trata de una historia de héroes y villanos sino de actores sociales, figuras militares, líderes políticos hispanos, cubanos y estadounidenses que conviven en un enmarañado contexto donde el interés nacional y los intereses particulares son influidos por las circunstancias económicas, la situación de sujeción militar y la inestabilidad social,9 entre otros elementos que constituyen el reflejo de una sociedad lesionada en lo económico, polarizada en lo político y sujeta a un poder militar foráneo.

La elección presidencial de Tomás Estrada Palma como primer presidente de la República de Cuba en aquella fecha, ha dado lugar a una batalla historiográfica sobre las nociones del Estado-nación, que se convierten en el punto de partida, el "antecedente" obligado, cuya culminación es el proceso revolucionario de 1959. A partir de este año, los estudiosos cubanos centraron sus esfuerzos investigativos en el análisis de los procesos que condujeron al estallido revolucionario y, por ende, mostraron un cariz negativo de la historia de Cuba antes de ese periodo. A pesar de que se han privilegiado de esta manera los temas y periodos que refuerzan y legitiman el proceso revolucionario y lo han vinculado directamente con el ideario martiano como su basamento ideológico, algunos autores de la talla de Oscar Loyola y Francisca López Civeira han mostrado que el establecimiento de la primera República -"el experimento cubano"- constituyó un eslabón dentro del encadenamiento de la economía insular a los intereses estadounidenses.10 Por ende, podría decirse que la intervención militar y la primera república fueron páginas oscuras a las que la literatura histórica, en las postrimerías de 1959, no prestó mayor atención.11 Sin embargo, desde el Estado se visualizan los años de 1898-1902 bajo una óptica antiimperialista y anti estadounidense, en cuya historia existían dos vertientes: la anexión o la independencia.

La historia de Cuba en el siglo XX se dividió en dos grandes periodos: el de la república burguesa o neocolonial y la república socialista. Algunos estudiosos enfocados en la búsqueda de los orígenes y antecedentes de la Revolución, afirman que la historia de Cuba durante el siglo XX transcurrió por tres fechas significativas: 1902, el inicio de la vida republicana; 1933, un proceso revolucionario frustrado; y, finalmente, 1959, la cristalización de los ideales democráticos martianos. Estas etapas no fueron lineales ni han estado exentas de rupturas y continuidades, tal como lo muestra la formulación de nuevas interrogantes alrededor del sui generis nacimiento de Cuba a la vida republicana. Se trata de planteamientos que actores políticos y sociales de Cuba de inicios del siglo XX elaboraron sobre la independencia, la libertad, la nación y el nacionalismo. Tales cuestiones se encuentran en los esfuerzos investigativos de una nueva generación de historiadores cubanos que utilizan una diversidad de fuentes, de métodos y un andamiaje conceptual riguroso, entre los que destacan Ana Cairo, Yoel Cordoví12 , Oilda Hevia, Imilcy Balboa, Ricardo Quiza y Pablo Riaño.13 Si bien los autores arriba señalados enriquecen la historia social y cultural de Cuba de entre siglos, durante un largo periodo existió un silencio historiográfico, aunque es cierto que existen diversos estudios generales sobre la historia de Cuba que abordan el periodo de 1898 al establecimiento de la República en mayo de 1902.14

La "contrarictoriedad epocal" de Cuba y el olvido historiográfico son cuestiones que justifican centrarse en la literatura histórica construida alrededor de la elección presidencial de Tomás Estrada Palma, primer presidente de la República. Nos centraremos en las obras de dos estudiosos cubanos que aportan y brindan nuevas luces sobre Cuba en la coyuntura del establecimiento de la República. El estudio de las obras de Ana Cairo y Yoel Cordoví nos permitirá brindar un balance sobre los principales debates político-ideológicos construidos alrededor del advenimiento de la República, en mayo de 1902.

 

El calendario patrio y la tesis del "evolucionismo posibilista" en la fundación de la República de Cuba

El libro de Ana Cairo 20 de mayo ¿fecha gloriosa?15 devela la existencia de un debate generado en torno a la celebración del surgimiento de la República de Cuba, acontecimiento al que después de 1959, la historiografía cubana alude con diferentes denominaciones, que señalaban el peso de la presencia estadounidense, entre ellas república mediatizada, protectorado y neocolonia. Ana Cairo inclusive presenta un testimonio de la época llamándola "república lisiada". La también profesora de la Universidad de La Habana se plantea las siguientes interrogantes al abordar el proceso en el que Cuba transitó del dominio español al estadounidense: ¿es ésta una fecha gloriosa?, ¿se trata de un acontecimiento singular que debería incluirse en el calendario cívico? ¿o es una conmemoración eminentemente política? De acuerdo con la estudiosa cubana, el final del gobierno militar y el advenimiento de la República de Cuba se presentaron como hechos alentadores para diferentes sectores que anhelaban la salida del gobierno interventor, en particular de las tropas estadounidenses. Un ejemplo de este deseo es la célebre frase de Máximo Gómez: "Creo que hemos llegado", la cual sintetiza el tortuoso camino seguido por Cuba en pro de su independencia. Sin embargo, la interrogante que da título al libro abona al debate del mito fundacional cubano en el que la primera República y el jefe del Ejecutivo se consideran elementos externos impuestos desde el Norte. Cairo, quien es coordinadora de la colección Letras. Cultura en Cuba, estructura su obra en dos partes: el sueño republicano y vicisitudes de una fecha; la autora considera que no "debería olvidarse que el estado fundado el 20 de mayo de 1902 mantiene inalterable su nombre y los símbolos patrióticos que lo identifican. Las constituciones de 1901, 1940 y 1976, así lo han refrendado".16 Para ella, esta premisa justifica la necesidad de estudiar los procesos políticos y los personajes de la coyuntura en la que se inauguraba la vida republicana. Su texto no se detiene en el análisis de los actores políticos y considera, igual que Carmen Almodóvar, que tiene la responsabilidad de estudiar las "posiciones adoptadas por nuestros "hombres públicos" durante el gobierno militar.17 El texto de Cairo se inscribe así en la tendencia de considerar que los colaboracionistas o el "gabinete de los norte cubanos", como se conocía a quienes trabajaban con el gobierno de ocupación, formaban parte de "las fuerzas conservadoras subyacentes",18 cuya participación ponía en evidencia "el divorcio entre el ideal democrático efectivo y la plasmación histórica de éste en 1902; la anulación y desaparición del proyecto de cambio social de las masas populares y su sustitución por mecanismos de penetración neocoloniales".19 Es decir, para Cairo, Cuba se presenta como una víctima del imperialismo estadounidense, y Estrada Palma es el antihéroe, el político entreguista y el actor de la revolución frustrada, antítesis del ideal revolucionario de José Martí.

Cabe señalar que durante la intervención militar y la república fundada en 1902, ya se veía a Martí como un héroe caído en combate, un mártir, un apóstol cuyos textos encarnan el ideal nacional. En contraparte, en la actualidad, Estrada Palma es el villano anexionista, "una ausencia sobre un pedestal" vacío, que simboliza el rincón del olvido que ocupa el primer presidente de la República en la historiografía cubana.20 Con este discurso se contribuye a la reafirmación de los símbolos y valores de la identidad nacional cubana.

Retomando el texto de Ana Cairo, la primera parte señala que el inicio de la República: "no era el que se había soñado desde Varela y Heredia hasta Martí. Sin embargo, era el posible y la opción mejor ante el peligro de una ocupación indefinida". Según la autora, esta circunstancia se circunscribió al evolucionismo posibilista: "lo primero y posible era constituir ese Estado. Después, cuando y como se pudiera, ir maniobrando con inteligencia hasta derogar la enmienda Platt".21 Al respecto, autoras como Miriam Fernández enfatizan la existencia en Cuba de una vertiente del pensamiento conservador denominada "virtud doméstica" que:

Si bien mostró preocupación por la intervención en 1898, por la posterior ocupación militar y las continuas intromisiones a partir del establecimiento de la republica cubana, amparados en la Enmienda Platt [...] pensaban que esa virtud ciudadana se lograría a través del perfeccionamiento de las organizaciones políticas y las alternativas de los grupos políticos en el poder. Un aspecto importante que debía tenerse presente era el no fomentar huelgas, desórdenes, manifestaciones o movimientos armados que dieran pie a la intervención de Estados Unidos.22

El texto de Ana Cairo señala que si bien la entrada de Cuba a la vida republicana constituía un paso importante en la consecución de su "independencia", el destino político de la isla estaba marcado por los dictados de la enmienda Platt. A pesar de esto, como sostiene Cairo, "entre febrero y junio de 1902, se generalizó una tregua ideológica para festejar el advenimiento de la República"23 y el ascenso de Tomás Estrada Palma. Pero esta tregua no se vio libre de tensiones y contradicciones sociales, ni necesariamente se tradujo en la solución de los graves problemas económicos traídos por los años de movimientos revolucionarios. De entrada, el recién electo presidente de la isla era casi un desconocido para los pobladores de la isla,24 y por ende, el gobierno de Leonard Wood y sus adeptos se abocaron a promocionar y exaltar la vida del nuevo mandatario. En principio destacaron el pasado revolucionario de Estrada Palma y su linaje como sucesor de José Martí en el Partido Revolucionario Cubano (PRC), así como su afición a las costumbres y al modelo político anglosajón, lo que sin embargo le impidió cuestionar la imposición de la enmienda Platt en Cuba.25 La plataforma electoral de Tomás Estrada y su programa de gobierno contemplaban estrechar las relaciones con Estados Unidos, apoyando la puesta en práctica de la enmienda Platt y en "cuidar que se interprete en todos los casos de manera más favorable a los intereses de Cuba, a su soberanía e independencia", y la necesidad de signar un convenio de reciprocidad comercial con Washington: "un Tratado de Reciprocidad Comercial con los Estados Unidos en términos favorables a todos nuestros productos de exportación, principalmente el azúcar, cuya industria, que forma nuestra principal fuente de riqueza [...] y el tabaco".

Para Cairo y para otros autores, esta afinidad y esta admiración a Estados Unidos constituyen el factor clave para que lo apoyaran Elihu Root y Leonard Wood, respectivamente secretario de Guerra y gobernador militar estadounidenses, así como sectores de propietarios pro anexionistas que postularon su candidatura a la presidencia de la República;26 mientras que, en contraparte, Bartolomé Masó fue postulado por los partidos Unión Democrática, el Nacionalista y el Republicano Independiente. De esta manera, los campos políticos se encontraban divididos entre los pros anexionistas, afines a la enmienda Platt y simpatizantes de Estrada Palma, y el pro independentista del lado de Masó.27 La beligerancia y la postura antiestadounidense y su compromiso con la defensa de una Cuba libre y soberana,28 agrandaron el divisionismo entre amplios sectores cubanos. Masó se retiró de la contienda no sin antes denunciar que se trataba de un proceso electoral artificial y a modo de los estadounidenses. Sin embargo, otro autor, Alejandro de la Fuente, habla del peso del voto negro en el proceso electoral de 1901-1902, que llegó a 43% del electorado, y concluye que la lucha por obtener el voto negro se manifestó en esta primera contienda electoral por la presidencia de la República. Apoyaron a Masó personajes mulatos y negros: Quintín Bandera, Juan Gualberto Gómez y Generoso Campos Marquetti, por lo que no resulta extraño que los seguidores de Estrada Palma también apelaran al electorado negro e incluyeran a algunos políticos como Martín Morúa Delgado y Rafael Serra y Ponce.29

El divisionismo político, el colaboracionismo de figuras de la independencia y el debilitamiento del ideal revolucionario confluyeron con el intervencionismo estadounidense y permitieron que Estrada Palma se ungiese como primer presidente de los cubanos;30 es decir, el triunfo de Estrada Palma no puede explicarse únicamente por la intervención de Estados Unidos, sino que debe considerarse la dinámica insular interna. Se trató de una elección desairada por Masó y por un alto grado de abstencionismo, reflejo de las tensiones y resistencias a la influencia estadounidense.

Las voces y los discursos disonantes de Juan Gualberto Gómez, Miguel Sanguily y Salvador Betancourt Cisneros enfrentados con los grupos de "españoles integristas y de los cubanos autonomistas en abierta colaboración con el gobierno de ocupación" constituyen otra muestra del ambiente de confrontación que empañaron las Fiestas de la República.31 Un ejemplo más de este ambiente de tensión e incertidumbre lo manifestó José Enrique Varona al señalar: "creí comprender cuán vana quimera es pensar que basta sustituir un símbolo a otro, para que muera una edad y surja la nueva tan completamente diversa, tan limpia y pura de toda sombra de la anterior".32

En suma, la obra de Ana Cairo aporta nuevos elementos de reflexión en torno al ambiente de las confrontaciones y contradicciones que se produjeron con el advenimiento de la República, en un contexto ideológico dominado por el liberalismo y envuelto en un ropaje conservador como se verá enseguida.

 

Liberalismo y conservadurismo en la fundación de la República

El libro intitulado: Liberalismo, crisis e independencia en Cuba, 18801904 del historiador cubano Yoel Cordoví,33 se divide en dos partes: La primera, "Pensamiento liberal en Cuba y sus tendencias", aborda el periodo de tránsito de la soberanía española a la estadounidense y las ideas liberales en Cuba, y permite adentrarse en el contrapunteo entre las ideas radicales independentistas y el pensamiento conservador, en el marco del pensamiento liberal y del ascenso estadounidense a potencia continental. En la segunda parte, "Liberalismo e independencia: espacios del conservadurismo", el autor analiza los debates ideológicos generados por la intervención militar de Estados Unidos y el establecimiento de la República, discursos en que, según Cordoví, predominaron las tendencias conservadoras, lo que haría posible el establecimiento del orden y propiciaría el progreso y la modernidad en la isla. Por ello, la revolución como acto bélico no tenía cabida en los sectores pro estadounidenses que se esforzaban por agradar a su vecino y "protector" y facilitar el proceso de "americanización" de Cuba. En sintonía con Cordoví, Áurea Matilde Fernández proporciona un ejemplo de ello, pues dice que los españoles radicados en Cuba tenían "temor a 1902" y favorecían la tendencia anexionista y protectorista,34 ya que los Estados Unidos le garantizaban su seguridad frente a los sectores cubanos que anteriormente los veían como representantes del dominio español.35 Asimismo, los trabajos de Alejandro García, Antonio Santamaría y Oscar Zanetti dan constancia del desarrollo de sectores de la economía cubana dependientes de Estados Unidos.36

Cordoví, por su parte, destaca la actuación de Máximo Gómez, quien pretendía crear las condiciones entre "los barrios, municipios y de entre las filas del ejército disuelto, a los candidatos a las alcaldías,"37 para incidir de alguna manera en la toma de decisiones, dentro los estrechos límites concedidos por la presencia de Estados Unidos. En la opinión de este investigador del Instituto de Historia de Cuba, el Generalísimo se afanó, infructuosamente, en superar el divisionismo político existente y en tratar de ganarle espacios a los sectores conservadores que impulsaban el establecimiento de un protectorado. Así que mientras para Manuel Sanguily tal idea "era una quimera que nos llevaría forzosamente a la anexión en cuanto dejemos desarrollar la acción protectora, o la rebelión en busca de la independencia sí creyéramos nuestro deber estorbar aquel desarrollo",38 en contraparte, para Estrada Palma y las otras figuras que apoyaban esta tesis "protectorista", "de no haber estabilidad para los negocios, tampoco iba a existir el suficiente incentivo para estimular las inversiones en suelo cubano".39 Es menester señalar el silencio historiográfico en torno a la vida y la obra de Estrada Palma; en cambio sobre el Generalísimo, a pesar, de haber fungido como intermediario entre las fuerzas revolucionarias cubanas y el gobierno militar, las biografías, su epistolario y estudios acerca de su ideología se han revalorado a lo largo del siglo XX.40

El texto de Cordoví señala que la República era "una nueva criatura" que trajo consigo la apertura de un amplio campo de definiciones e indefiniciones a la hora de calificar el sistema político instaurado en 1902. El horizonte de términos se extiende desde la "seudo república", pasando por la más acentuada "república neocolonial", hasta la república mediatizada, el protectorado y, en algunos casos, un "periodo de prueba"41 o la primera República.42 El conservadurismo, como corriente en general, y el protectorismo en particular, como corrientes del pensamiento impregnaron a sectores de ex miembros del ejército libertador, quienes pusieron en duda la capacidad de autogobierno y favorecían la negociación y la alianza con Estados Unidos, de la cual dependía la sobre vivencia y la prosperidad económica insular.43 Los debates en torno al Tratado de Reciprocidad Comercial confirman para el autor "la ausencia de una burguesía con una conciencia económico-corporativa de sus intereses".44

De acuerdo con Cordoví, la adopción de costumbres del american way of life no tuvo eco en los amplios sectores cubanos, y concuerda con lo expresado por Mildred de la Torre45 y Marial Iglesias, en cuanto a que la cuestión prioritaria para la naciente República era afianzar las relaciones comerciales y suscribir un tratado de reducción tarifaria y conseguir un mercado seguro.46 Para los grupos de liberales cubanos, según este autor, constituyó una victoria la inclusión del sufragio universal en la Constitución de 1901, para la que todos los cubanos, independientemente de su origen racial, eran iguales ante la ley. Además, los conceptos de pueblo y nación estuvieron presentes en los debates ideológicos, y se antepusieron las necesidades económicas del pueblo. Al imperativo independentista, asevera Cordoví, se impusieron los intereses de los plantadores: todos los caminos "conducen al azúcar", y se dejó entonces a la evolución lo que la revolución de 1895 había iniciado.47 El autor afirma que los diversos sectores cubanos adoptaban matices en sus expresiones que oscilaban entre un discurso abiertamente opositor al estatus impuesto, y el que establecía "la necesidad de las transacciones".48 A una conclusión similar llega Miriam Fernández Sosa cuando expresa: "la tendencia anexionista y protectorista, que representaron las aspiraciones de los sectores antinacionales de la isla, fueron sustentadores de fórmulas de dependencia a Estados Unidos y vetaron toda posibilidad de existencia de un Estado independiente y soberano".49 La misma tendencia que Michael Zeuske denomina "transición pactada, el pactismo o realismo político" de los actores políticos cubanos, incluido Máximo Gómez.50

A la realpolitik se suma la tesis del agradecimiento eterno a Estados Unidos sustentada por Rafael Ortiz Martínez y Raymundo Cabrera,51 de corrientes anexionistas,52 según la cual "no se concebía un proyecto alternativo coherente dirigido a solucionar la situación de posguerra fuera del radio de acción del mercado norteamericano".53 De igual manera, "lo patriótico, en tal sentido, aparecía cifrado en las posibilidades de respuestas prioritarias a la problemática económica", aunque, desde luego, no se dejaban de lado el poder o las relaciones con el poder político, y por tanto en la habilidad y la capacidad de negociaciones con los Estados Unidos, sin ofrecer cabida a intempestivas manifestaciones "jacobinas" que pusieran en peligro el statu quo. A decir de Cordoví:

Entre 1898 y 1904 [...] se asiste a un proceso de desplazamiento hacia las posiciones más conservadoras de la ideología liberal en Cuba. La República que nace en 1902 es fruto de estas contradicciones entre las distintas tendencias de pensamiento, en una época marcada por el expansionismo imperialista a escala mundial. Sin embargo prevalecería también en el seno de la nueva República un legado, un cuerpo de ideas sin materializar en esta primera fase del ciclo de liberación, y quedaba, sobre todo, una conciencia nacionalista presta a madurar en los años siguientes al calor de nuevas realidades y nuevas corrientes del pensamiento."54

En síntesis, el periodo 1898-1902 es el trienio en el que Cuba es ocupada y gobernada militarmente por Estados Unidos; hecho histórico, alrededor del cual existe un debate historiográfico entre las posturas independencia/dependencia con sus componentes ideológicos modernidad Versus tradición. Entre los estudiosos cubanos prevalece la idea de que hubo una identificación entre los intereses de las elites hispano cubanas y el deseo de emular el paradigma de la modernidad encarnada por Estados Unidos; concordancia no exenta de tensiones entre los sectores letrados que veían la intervención estadounidense como un peligro a las tradiciones y costumbres hispanas como han mostrado los trabajos de Riaño.

A través del artículo, se han puesto de manifiesto los esfuerzos de los historiadores cubanos por elaborar, a la luz de nuevas fuentes y enfoques, cuestionamientos novedosos que amplían el espectro histórico sobre el fin de la administración militar estadounidense en Cuba. Sin embargo, una tendencia muy distintiva de la historiografía cubana reciente es ponderar el peso de los factores externos en el establecimiento de la primera República y abordar la actuación de los grupos políticos internos y sus confrontaciones ideológicas, proporcionando un cuadro que, lejos de estar completo, devela la necesidad de seguir profundizando en esa coyuntura histórica. Los textos aquí aludidos, también muestran la oportunidad de replantearse algunas preguntas que respondan a la naturaleza del Estado, los partidos políticos y su base electoral y programática, las posturas de grupos y actores políticos ante la problemática existente durante el periodo de transición y el inicio de la era republicana en Cuba,55 así como el estudio de las fracturas políticas y los intereses regionales frente a la cuestión de la dependencia neocolonial en Cuba en los albores del siglo XX.

 

Notas

1 Almodóvar, Carmen, Antología crítica de la historiografía cubana (Periodo neocolonial) Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1989.         [ Links ]

2 Tomás Estrada Palma nació el 9 de julio de 1835, participó en la Guerra de los Diez años (1868-1878) junto con Carlos Manuel de Céspedes. Fue electo presidente de la República en Armas en marzo de 1876. Las autoridades españolas lo capturaron y lo deportaron a la península ibérica. Después de la firma del Pacto de Zanjón fue liberado. De Barcelona se trasladó a Honduras, donde contrajo matrimonio, y de ahí se dirigió a Nueva York; en Central Valley, Condado de Orange, fundó una escuela para latinoamericanos. José Martí lo contactó en este lugar para el establecimiento del Partido Revolucionario Cubano (PRC). Después de la muerte de Martí, Estrada Palma quedó al frente del PRC y del periódico Patria. En el movimiento Cuba Libre, Estrada Palma favorecía la participación de Estados Unidos en la independencia de Cuba, de tal forma que de 1895 a 1898 se dedicó a cabildear con grupos de poder económico y político en la Unión Americana en pro de la independencia cubana. Ver: Carlos de Velasco, Estrada Palma. Contribución histórica, La Habana, 1911;         [ Links ] Pánfilo D. Camacho, Estrada Palma, el gobernante honrado, La Habana, 1938;         [ Links ] Raúl de Cárdenas, "Don Tomás Estrada Palma", Revista de La Habana, año I, T.II, abril de 1943, No. 8 y Carlos Má         [ Links ]rquez Sterling, Don Tomás: biografía de una época, Editorial Lex, La Habana, 1953.         [ Links ]

3 La enmienda Platt, su imposición, aplicación y derogación ha ocupado en mucho las páginas de los estudiosos de las relaciones cubano-estadounidenses durante la primera mitad del siglo XX tanto en la isla como fuera de ella.

4 Al respecto, véase José Ignacio Rodríguez, Estudio histórico sobre el origen desenvolvimiento y manifestaciones prácticas de la idea de la anexión en la isla de Cuba a los Estados Unidos de América, La Habana, Imprenta Propaganda Literaria, 1900.         [ Links ]

5 Riaño, Pablo, "Una sociedad en las tablas: identidad, crisis y percepciones sobre los Estados Unidos en Cuba 1895-1902", Caracas, 1998        [ Links ]

6 Roig de Leuchsering, Emilio, La lucha cubana por la República, contra la anexión y la Enmienda Platt (1899-1902), La Habana, 1952        [ Links ]

7 A la pluma de este cubano americano se deben una cantidad de estudios sobre el periodo.

8 Ibarra, Jorge, "El experimento cubano", Casa de las Américas, La Habana n° 41, marzo-abril, 1967.         [ Links ]

9García Freyre, Laura, "Las metáforas del cambio: historiografía cubana sobre el periodo 1899-1902" en Laura Muñoz y Rosario Rodríguez (coordinadoras), El Caribe imaginado. Visiones y representaciones de la región. México, Instituto Mora-UMSNH, 2009.         [ Links ]

10 Loyola Vega, Oscar (coord.), Cuba: la revolución de 1895 y el fin del imperio colonial español, México, UMSNH; (Colección Alborada Latinoamericana, 7), 1995.         [ Links ]

11 Existen escasos trabajos sobre la primera República, entre los que sobresalen los siguientes: Herminio Portell Vilá, Historia de Cuba y sus relaciones con los Estados Unidos, La Habana, Edit. Jesús Montero 1939;         [ Links ] Enrique Barbarrosa, El Proceso de la República. Análisis de la situación política y económica de Cuba bajo el gobierno de Tomás Estrada Palma y José Miguel Gómez, La Habana, Imp. Militar, 1911;         [ Links ] Francisco Figueras, Cuba y su evolución colonial, La Habana, Imprenta Avistador Comercial, 1907.         [ Links ] Francisco de Armas, Los dos protectorados, La Habana, Imprenta Rambla y Bouza, 1906;         [ Links ] Segundo Corvison, En la guerra y en la paz. Episodios históricos de la Revolución por la independencia y consideraciones acerca de la República cordial, La Habana, Cultural, 1939;         [ Links ] Vidal Morales y Morales, Nociones de historia de Cuba, La Habana, Cultural, 1945;         [ Links ] Serapio Páez Zamora, Álbum gráfico y biográfico del cincuentenario de la República, La Habana, 1952;         [ Links ] Enrique Gay Calbo, Las banderas, el escudo y el himno de Cuba, Sociedad colombista Panamericana, La Habana, 1956;         [ Links ] Mario Hernández Riera, Cuba política, 1899-1955, La Habana, Impresora Modelo, 1955;         [ Links ] Emilio Roig De Leuchsenring, Introducción a la Cuba republicana. Los Estados Unidos contra Cuba libre, 4 vols., La Habana, Oficina del Historiador de la Ciudad, 1959;         [ Links ] Teresita Iglesias, Cuba. Primera República, segunda ocupación, La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 1976.         [ Links ]

12 Cabe señalar que Ana Cairo tuvo a su cargo coordinar un colectivo de investigadores alrededor de la figura de Máximo Gómez, materializada en la publicación del libro: Máximo Gómez. 100 años, La Habana, Edit. Ciencias Sociales, 2006. Libro en el que Yoel Cordoví aborda la "candidatura de Estrada Palma-Masó: en torno a una polémica"; y participan autores, a los que en el presente ensayo, estaremos haciendo referencia como Jorge Ibarra Cuesta autor de "Máximo Gómez y el gobierno de Tomás Estrada Palma", Francisca López Civeira "Máximo Gómez entre el símbolo y la polémica" y Oscar Loyola, entre otros, quienes contribuyen, a través del uso de fuentes documentales y de testimonios escritos de la época, a llenar un vacío historiográfico en torno a la figura del general dominicano y por ende brindan luz sobre algunos aspectos del periodo presidencial de Tomás Estrada Palma. Por otra parte, Ana Cairo publicó El movimiento de veteranos y patriotas, La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1976 y el Grupo minorista de su tiempo, La Habana, Edit. Ciencias sociales, 1976. Yoel Cordoví, Máximo Gómez. Utopía y realidad de una república, La Habana, Editora Política, 2003.         [ Links ]

13 Sobre los enfoques y las contribuciones historiográficas de estos autores véase el texto de Laura García Freyre: "Las metáforas", op cit, p. 157-170. Imilcy Balboa Navarro, La protesta rural en Cuba. Resistencia cotidiana, bandolerismo y revolución (1878-1902), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2003.         [ Links ] (Tierra Nueva e Cielo Nuevo). Oilda Hevia Lanier, "1899-1902, La frustración de los negros cubanos después de la independencia" Revista Universidad de La Habana, La Habana, Universidad de La Habana, núm. 249, 1998.         [ Links ] Ricardo Quiza Moreno, "De lo típico a lo exótico; la asistencia 'cubana' a la exposición de Buffalo (1901)" en Mildred de la Torre, et al, La sociedad cubana en los albores de la República, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2002.         [ Links ]

14 Las historias generales de Cuba le conceden atención a este periodo. Sobresalen: Historia de Cuba, La neocolonia, organización y crisis. Desde 1899 a 1940, La Habana, Política, 1998; Ramiro Guerra et al., Historia de la nación cubana, 10 vols., La Habana, 1952;         [ Links ] La república neocolonial, anuario de estudios cubanos, 2 vols., La Habana, Ciencias Sociales, 1979 y Pilar Díaz Castañón (Comp.) Perfiles de la nación. La Habana, Edit. Ciencias sociales, 2004.         [ Links ]

15 Cairo, Ana, 20 de mayo, ¿fecha gloriosa?, La Habana, Edit. Ciencias Sociales, 2002.         [ Links ]

16 Ibíd., p. xx.

17 Cfr. lo que al respecto señala Carmen Almodóvar, "Balance sobre la historiografía cubana referida a los procesos de 1895 a 1898" en Rosario Rodríguez (Coord.) 1898 entre la continuidad y la ruptura. Colección Alborada Latinoamericana Núm. 9, México UMSNH, 1997, p. 65.         [ Links ]

18 Loyola, Oscar, Op. Cit., p. 111.

19 Ibíd., p. 112.

20 Marial Iglesias Utset, Las metáforas del cambio en la vida cotidiana: Cuba 1898-1902, La Habana, Ediciones Unión, 2003.         [ Links ]

21Cairo, Ana , Op, Cit, p. 41.

22 Miriam Fernández Sosa, "Construyendo la nación: proyectos e ideologías en Cuba, 1899-1909", en Consuelo Naranjo et al. (editores.), La nación soñada. Cuba, Puerto Rico y Filipinas ante el 98, Madrid, Doce Calles, 1996, p. 129.         [ Links ]

23 Cairo, Ana , Op. Cit., p. 42.

24 Sobre el entorno familiar de Estrada Palma ver J. M. Pérez Cabrera, Una cubana ejemplar: Marta Abreu de Estévez, La Habana, 1945.         [ Links ]

25 Pichardo, Hortensia, Documentos para la historia de Cuba, 6 vols., La Habana Edit. Del Consejo Nacional de Cultura, 1965.         [ Links ]

26 Rufino Pérez Landa, Bartolomé Masó y Márquez. Estudio biográfico documentado, La Habana, 1947.         [ Links ]

27 Sobre los partidos políticos véase Jorge Ibarra, Cuba: 1898-1921. Partidos políticos y clases sociales, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales de la Habana, 1992;         [ Links ] Nación y cultura nacional, La Habana, Letras Cubanas, 1981; Ramón de Armas, Francisco López Segrera y Germán Sánchez Otero, Los partidos políticos burgueses en Cuba neocolonial, 1899-1952, La Habana, Ciencias Sociales, 1985.         [ Links ]

28 Bartolomé Masó había sido compañero de Carlos Manuel de Céspedes en el levantamiento de 1868, último presidente de la República en Armas en 1895. Aglutinó a los opositores de la enmienda Platt. Naturalmente, el manifiesto-programa de Masó en pro de la independencia de Cuba inquietó a los estradistas, en particular al gobernador militar que intensificó sus gestiones entre los gobernadores de las provincias en favor de Estrada Palma. De tal manera que el general Masó se sintió agredido por diferentes actores políticos, tanto en el ámbito doméstico como por la unión americana, por lo que se vio obligado a escribir una carta pública al presidente Roosevelt solicitándole contener al grupo de militares que hacían proselitismo en favor de Estrada Palma.

29 De la Fuente, Alejandro, "Desigualdad y políticas raciales en Cuba, 1900-1930", en Consuelo Naranjo, Op. Cit., p. 175.

30James Figarola, Joel, Cuba 1900-1928: La república dividida contra sí misma, Universidad de Oriente, Premio Ensayo 1974.         [ Links ]

31 Los siguientes textos constituyen un ejemplo del ambiente que privaba en Cuba a inicios del siglo XX: Ramiro Guerra, En el camino de la independencia, La Habana, Ciencias Sociales, 1974;         [ Links ] Jorge Ibarra, Historia de Cuba, La Habana, MINFAR, 1968;         [ Links ] Julio Le Riverand, Historia Económica de Cuba, La Habana, Editorial Universitaria, 1971;         [ Links ] Oscar Pino Santos, El asalto a Cuba por la oligarquía financiera yanqui, La Habana, Casa de las Américas, 1973;         [ Links ] Herminio Portell Vilá, op cit; y Emilio Roig, Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos, La Habana, La Tertulia, 1960.         [ Links ]

32 Cairo, Ana, Op. Cit., p. 67.

33 Cordoví, Yoel, Liberalismo, crisis e independencia en Cuba, 1880-1904, La Habana, Edit. Ciencias Sociales, 2003.         [ Links ]

34 Fernández Áurea, Matilde, "La presencia española en Cuba después de 1898. Su reflejo en El Diario La Marina" en Consuelo Naranjo et al., Op. Cit., p. 515.

35 Ibíd., p. 509.

36 Zanetti, Oscar, y Alejandro García, Caminos para el azúcar, La Habana, Ciencias Sociales, 1987.         [ Links ]

37 Cordoví, Yoel , Op. Cit., p. 104.

38 Ibíd., p. 113.

39 Ibíd., p. 114.

40 Ibarra, Jorge, Máximo Gómez frente al imperio 1898-1905, La Habana, Ciencias Sociales, 2000.         [ Links ]

41 Véase Juan Pérez de la Riva et al., La República neocolonial, 2 vols., La Habana, 1975.         [ Links ]

42 Cordoví, Yoel, Op. Cit., p. 169.

43 Ver Ramiro Guerra, "Ideas de Manuel Sanguily sobre la independencia económica de Cuba y la defensa de la tierra cubana" en Trimestre, Vol. II, No. 2, La Habana, Abril-junio, 1948.         [ Links ]

44 Propietarios y hacendados endeudados, no había créditos y los existentes eran elevados, la situación económica era muy delicada.

45 De la Torre, Mildred, El autonomismo en Cuba, 1878-1898, La Habana, Ciencias Sociales, 1997.         [ Links ]

46 Cordoví, Yoel, Op. Cit., p. 129.

47 Ibíd., p. 167

48 Ibíd., p. 172.

49 Fernández Sosa, Miriam, Op. Cit., p. 126.

50 Zeuske, Michael, "1898: Cuba, entre cambio social, transformaciones y transición. Interpretaciones, comentarios y perspectivas" en Rosario Rodríguez (Coordinadora) 1898 entre la continuidad y la ruptura, México, UMSNH (Colección Alborada Latinoamericana, 9), 1997.         [ Links ]

51 Ortiz Martínez, Rafael, y Raymundo Cabrera, Revista Cuba-América, La Habana, diciembre de 1901. Francisco de Armas, Op. Cit.

52 Francisco Figueras, La intervención y su política, La Habana, Imp. Avisador Comercial, 1906.         [ Links ]

53 Cordoví, Yoel, Op. Cit., p. 173.

54 Ibíd., p. 175.

55 Al respecto los esfuerzos historiográficos más notables se deben a las plumas de Jorge Ibarra, Mildred de la Torre y Carmen Barcia, que han realizado importantes aportaciones sobre las estructuras sociales y los partidos políticos en la Cuba de entre siglos.

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