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Tzintzun

versión impresa ISSN 0188-2872

Tzintzun  no.52 Morelia jul./dic. 2010

 

Artículos

 

Estrategias de legitimación del poder: San Luis Potosí recibe al mensajero del progreso en 1888

 

Legitimacy strategies of the power: San Luis Potosí welcomed the progress mesangger in 1888

 

Des strategies de légitimation du pouvoir: San Luis Potosí reçoit le messager du progrés en 1888

 

Luis Edgardo Coronado Guel

 

Universidad de Arizona. Correo electrónico: luisguel@gmail.arizona.edu

 

Recibido: 18 de enero de 2009
Aceptado: 20 de diciembre de 2009

 

Resumen


Dentro del presente trabajo se intentará establecer un marco interpretativo del discurso y el ceremonial en torno a la llegada del ferrocarril a la ciudad de San Luis Potosí en 1888, analizando las estrategias de legitimación que el grupo en el poder llevaba a cabo basándose en ideas de modernidad decimonónica principalmente positivistas. Primero se ubica historiográficamente este estudio y se establecen sus alcances metodológicos. Despues se explica brevemente el contexto de la ciudad de San Luis Potosí al tiempo del la inauguración de la línea México – Laredo del ferrocarril. Posteriormente se abordan los conceptos clave para interpretar el discurso y el ceremonial en torno a la llegada del ferrocarril a la ciudad. Finalmente, mediante una aproximación político-intelectual se interpretará una manifestación patriótica en forma de procesión organizada por la elite potosina en el marco de los festejos de inauguración del Ferrocarril Nacional Mexicano el 2 de noviembre de 1888, en la cual, según mi interpretación, se proyectaba y legitimaba un orden social acorde a las ideas abstractas de la modernidad aceptadas por grupo en el poder.

Palabras clave: Ferrocarril, legitimación, poder, modernidad, progreso.

 

Abstract

In this article, it will be attempt to set up an analytical framework about the reactions to the development of the rail road system in San Luis Potosi in 1888, taking into count the legitimacy strategies used by the governing regime. The strategies were based on modernity and positivism. Firstly, we will tackle the key concepts in order to understand the events involved in the development of the rail road system in San Luis Potosi in 1888. Secondly, it will be attempt to put into practice those key concepts in order to explain the specific situation like the patriotic demonstration which took part during the grand opening of the Mexican rail road system on November 2nd, 1888, according to our research , it projected and legitimated the philosophy of the governing regime.

Key words: order and progress, positivist ideals, modernity, celebrations.

 

Résùme

Dans ce travail on essaie d'établir un cadre interprétatif du discours par rapport à l'arrivée du chemin de fer à la ville de San Luis Potosí en 1888, en analisant les stratégies de légitimation que le groupe au pouvoir menait à bonne fin, lequel reposait sur des idées modernes et positivistes. D'abord, on étudiera les concepts clés pour interpréter les événements par rapport à l'arrivée du train à la ville de San Luis Potosí en 1888. Deuxièmement, on essaiera de faire l'application de ces concepts à l'interprétation d'une situation spécifique, c'est à dire, <<une manifestation patriotique>> sous forme d'une procession qui a eu lieu pendant les festivités de l'inauguration du Ferrocarril Nacional Mexicano le 3 novembre 1888, dans laquelle, selon notre interprétation personnel, un nouvel ordre social s'envisageait et légitimait d'après les idées du groupe qui exer?ait le pouvoir.

Mots clés : ordre et progrès, idéal positiviste, modernité, fêtes.

 

"Y la ciudad durmió un sueño de cien años: [...] ella se abatió
como si nada ni nadie pudiese sacarla de su profundo letargo.[...]
pero una gota de luz cayó en el antro,[...] era el silbar de la locomotora
que pregonaba el momento de la vuelta a la vida y San Luis Potosí,
se levantó cual Lázaro, para saludar su propia resurrección.[...]"
1

 

En la últimas dos décadas del siglo XIX se hicieron en la ciudad de San Luis Potosí grandes obras públicas que reflejaban la profunda transformación ocurrida en todo el país en la época porfiriana. La sociedad potosina cambió gradualmente y las élites locales mutaron su discurso político insertándose en un contexto ideológico y económico de grandes dimensiones que provenía del exterior. Esta influencia intelectual externa se combinó con el pragmatismo político de las élites locales y dio lugar a complejas articulaciones discursivas que aludían a conceptos abstractos como el progreso y la modernidad pero que eran vinculados con obras y sucesos concretos en las localidades. En San Luis Potosí este cambio se hizo más evidente a partir de la llegada del ferrocarril debido a lo que este medio de transporte representaba. Este artículo intenta demostrar, mediante un ejemplo concreto, el modo en que las élites locales utilizaron al ferrocarril como representación de la modernidad y el progreso occidentales para legitimar un orden social jerárquico. En San Luis, como en otras ciudades del mundo, la llegada de la modernidad fue asociada con el arribo del ferrocarril y en este sentido es pertinente aclarar que aquí se analiza no la llegada de un tren si no el uso político e ideológico de una idea especifíca, materializada en ese medio de transporte, entendida en un contexto espacial y temporal concreto. Mediante una metodología de análisis retórico del discurso y de su contenido intelectual, este estudio se enfoca en los lenguajes políticos utilizados en las fiestas e intenta una interpretación de las ceremonias públicas que enmarcaron la llegada material del ferrocarril a San Luis Potosí en 1888. Las características de las ceremonias de inauguración del ferrocarril así como el discurso utilizado por las élites potosinas son una muestra del intento por legitimar la jerarquía social existente en la localidad, ello mediante la aplicación de postulados ideológicos abstractos sobre una realidad local concreta. Cabe resaltar que si bien las festividades inaugurales duraron varios días y durante ellas se realizaron múltiples eventos, probablemente ninguna ejemplifique mejor la concepción jerárquica de la sociedad que tenía la élite potosina, que la manifestación patriótica en forma de procesión cívica llevada a cabo el día 2 de noviembre de 1888 ante la presencia del presidente Díaz y de los intelectuales que apuntalaban ideológicamente su régimen.

Este análisis intenta arrojar luz sobre el proceso de difusión, recepción y uso político de ideas abstractas y pretendidamente universales como la modernidad en espacios locales. Mediante esta perspectiva y metodología, este estudio intenta contribuir a la historiografía del fenómeno ideológico e intelectual de la modernidad en México durante la época porfiriana en espacios poco estudiados, por ello se inserta en los debates de la nueva historia intelectual y la historia regional. Al utilizar indirectamente al ferrocarril como ejemplo discursivo concreto del uso político de las ideas, éste estudio también intenta insertarse de modo inovador en la historiografía de los ferrocarriles en México, cuyo corpus se enfoca mayoritariamente en el análisis de sus aspectos económicos2 y soslaya en muchos sentidos su trascendencia en los ámbitos culturales,3 políticos e intelectuales. Finalmente cabe resaltar que por las características de la propuesta de análisis que se presenta se ha privilegiado el uso de las fuentes hemerográficas para este artículo.

La historiografía potosina sobre el tema puede esquematizarse de la siguiente manera: En un primer grupo encontramos aquellos trabajos que explican la llegada del ferrocarril a San Luis de una forma fáctica, descriptiva y narrativa de los hechos así como del contexto en el que suceden. Un segundo grupo lo integran los estudios que tratan el impacto físico y tangible del arribo del ferrocarril en el espacio urbano de la ciudad. Sin embargo es muy limitada la historiografía que busca investigar el ferrocarril en términos discursivos usándolo como categoría de análisis de procesos sociales y su difusión de ideas o sustento y legitimación de intereses y proyectos políticos específicos.4

Dentro del primer grupo es posible incluir las historias generales de autores que pudiéramos considerar clásicos y de obligada consulta dentro de la historiografía potosina, algunos de ellos incluso pueden usarse como fuentes contemporáneas. Entre estos autores podemos identificar a Primo Feliciano Velázquez5 y Manuel Muro6 quienes junto con Julio Betancourt pueden considerarse parte de la escuela positivista de la historiografía potosina.7 Ahora bien, de los estudios monográficos sobre la inauguración del ferrocarril es interesante mencionar los de Rafael Montejano y Aguiñaga quien se distinguió por tratar los más diversos temas de la historia de San Luis Potosí.8 Dentro este segundo grupo destacan los textos de José Francisco Pedraza Compendio de Historia de la Ciudad de San Luis Potosí9 y el de Horacio Caballero Palacios, Historia de la Alameda de la ciudad de San Luis Potosí10 , ya que contienen referencias específicas sobre la ciudad y su modificación cuando llegó el ferrocarril. Para las últimas décadas del siglo XX destaca una obra conjunta que describe el contexto general de la llegada del ferrocarril a la ciudad titulada Centenario del Ferrocarril en San Luis Potosí, 1888-198811 , en la cual sus autores12 desarrollan cada uno un apartado con objetivos propios pero que sin embargo se articulan en torno al tema principal del libro. En todo caso este grupo de obras utiliza el discurso periodístico como fuente, más no la principal, y se aborda la modificación urbana como sustento fáctico de la narración, sin embargo en esta obra no se pretende hacer una interpretación detallada de los eventos ni del discurso, ni se utilizan concretamente como una categoría de análisis.13

En suma así es cómo la historiografía potosina ha tratado el tema que nos atañe en esta investigación. Por lo tanto se considera pertinente nuestra propuesta, ya que sugiere una perspectiva de análisis distinta a las aquí expuestas lo que además afirma su relevancia debido al enfoque planteado dentro de los debates de la nueva historia intelectual, misma que podemos entender como una rama interdisciplinaria de análisis histórico que pone particular énfasis en el estudio del contexto pragmático de producción y el contexto simbólico y significativo de prácticas y representaciones. No se restringe a una historia de los intelectuales o de los conceptos pues se enfoca al estudio de las propuestas y prácticas de pensadores, científicos e intelectuales, así como de las comunidades que integran y la tradición de pensamiento, las prácticas interpretativas y la esfera de acción en que se insertan, a la luz de la historia social y cultural de su época. A diferencia de la vieja historia de las ideas, la nueva historia intelectual pone mayor énfasis en el estudio de los discursos y las prácticas; los actos sociales de sentido y los ámbitos conceptuales, simbólicos y evaluativos en que éstos se inscriben en cuanto a formas enunciativas características. Como señala Oscar Terán, la historia intelectual no es estrictamente una disciplina específica, sino que se trata de una forma de abordaje de los textos y discursos que se nutre tanto de la historia conceptual de Kosellek, la antropología cultural de Cliffort Geertz, la historia de las mentalidades de Darnton y el estudio del discurso de Foucault y el campo simbólico de Bourdieu entre otras corrientes.14

Acorde a las características del trabajo que se ha planteado se considera que los conceptos claves para interpretar el discurso en el que se envuelve el objeto la investigación son el poder y la legitimación de su ejercicio por lo cual el presente artículo se divide en tres secciones: la primera establece un breve contexto sobre la ciudad de San Luis Potosí al tiempo de la llegada del ferrocarril. La segunda abunda sobre la metodología y los conceptos que se utilizan para interpretar la manifestación patriótica del 2 de noviembre de 1888 y finalmente la tercera describe éste evento intentando una aproximación intelectual y política cuyo objetivo es entender la manera en que un fenómeno discursivo e ideológico abstracto baja al nivel de las localidades en los discursos y las prácticas.

 

San Luis Potosí en la era redentora del ferrocarril

Hacia mediados del siglo XIX, al concluir la intervención francesa, la ciudad de San Luis Potosí estuvo conformada por el núcleo que hoy conocemos como centro histórico compuesto por ciento treinta y tres manzanas15 cuyos límites espaciales eran muy reducidos y se conformaban por tierras todavía en su mayoría utilizadas como huertas, hortalizas o de producción agrícola diversa que se destinaba al consumo local. La ciudad tenía en 1869 aproximadamente 57, 455 habitantes16 y en 1879 el estado en general tenía un poco más de medio millón de personas.17 Para 1889, después de la llegada del ferrocarril, la ciudad llegó a tener 68,401 habitantes.18 En esa época, tanto en la ciudad de San Luis Potosí como en el resto del país,19 se percibió la existencia de una minoría que dominó en los diferentes ramos prioritarios de la economía, la política y la intelectualidad. Esta minoría es a la que nos referiremos utilizando el concepto clásico de élite cuya definición moderna data del siglo XX y cuya teoría clásica se debe a Gaetano Mosca, Wilfredo Pareto y Roberto Michels debido a que ellos hacen una distinción que constituye un parte aguas en la teoría de las formas de gobierno. Sin mayor complicación dicha teoría establece, que con independencia del sistema político prevaleciente en cada sociedad, el poder estaría siempre controlado por una pequeña minoría20 a la cual denominan élite.

En San Luis Potosí, el proyecto de comunicar la ciudad con el golfo había sido una preocupación constante para la élite local conformada por acaudaladas familias, comerciantes, hacendados y mineros que más tarde serían los inversionistas potosinos que intervinieron en el establecimiento del ferrocarril. Gradualmente el interés sobre éste proyecto se incrementó después de que se abrió la línea de México a Veracruz, pues en la percepción de la élite potosina ésta situación había provocado que San Luis quedara fuera de la ruta comercial más importante del país, ocasionando que poco a poco su vocación mercantil se viniera abajo.21 Así entonces el interés económico fue esencial para concretar ese proyecto que llevó más de una década en completarse ya que la primera concesión se otorgó en 1878 y la línea México –Laredo se completo hasta 1888 y la que comunicó San Luis con Tampico se inauguró hasta 1890.22 Acorde con esos intereses económicos sobre el ferrocarril, las élites potosinas articularon un complejo discurso ideológico para legitimarlos, y tal discurso participaba de la ideología occidental imperante durante la época que había sido el positivismo francés entre otras corrientes filosófico – políticas.

Según William H. Beezley a finales del siglo XIX las élites mexicanas adoptaron un conjunto combinado de nuevas actitudes o ideas ante la modernización del país. Estas nociones no representaron una ideología política ni una doctrina económica o filosófica pura, más bien pueden identificarse como un muy amplio sentido del progreso [loose sense of progress].23 Este conjunto de nociones o actitudes pueden ser mejor entendidas como una persuasión para imponer una visión de lo que la élite porfiriana entendía como modernidad. A través de este análisis se intentara identificar esta persuasión en el discurso y las ceremonias que la élite de San Luis Potosí llevó a cabo en 1888 intentando establecer sus raíces intelectuales. Según las notas que hemos analizado en los periódicos, la llegada de la modernidad a San Luis se veía simbolizada por la transformación de la vieja ciudad colonial en una nueva y moderna urbe comunicada con el mundo civilizado a través del "más grande adelanto del siglo XIX": el ferrocarril. También la idea de modernidad en la élite se veía en el deseo de esconder la cara de la pobreza y el atraso que representaban las clases bajas.

Durante la época porfiriana se llevaron a cabo muchas obras públicas que cambiaron el rostro de la ciudad: Un higiénico cementerio en las afueras de la ciudad, una nueva penitenciaria panóptica, un gran teatro de estilo europeo y una presa que abastecería de agua a la urbe. Todas estas obras públicas asegurarían el bienestar y la "higiene" física y moral de la sociedad potosina. En la visión de la élite esta transformación urbana fue evidente y real, innegable tal vez, sobre todo después de que se concreto la primera concesión del Ferrocarril en 1878, aunque su construcción haya concluido diez años después en 1888. La modernidad no era para todos del mismo modo, aunque según la élite todos debían de contribuir a hacer de San Luis una ciudad moderna: los pobres y los ricos. Todos deberían de encajar en el ideal de la modernidad y tendrían que contribuir, o por lo menos no estorbar a la marcha del progreso. El ideal de la ciudad moderna que para la élite debería ser motivo de orgullo, no correspondía con la pobreza y aspecto de las clases bajas, con sus costumbres y tradiciones. A esta persuasión porfiriana, que Beezley identifica como el sentido de compartir las mismas actitudes y actividades del género internacional y que se revela en la cualidad imitativa de las élites mexicanas,24 también puede interpretarse como un cambio de mentalidad que se alineó con un modelo de modernidad proveniente de los países industrializados. Dentro de este modelo la difícil realidad de la mayoría en México sólo representaba una negación o antítesis tal y como queda manifiesto en el ejemplo concreto que analizaremos en la segunda y tercera sección de este artículo. Ahí veremos a detalle como el orden y significado de las alegorías y los grupos participantes en el evento refleja una proyección ideal de una sociedad jerarquizada que reflejaba un evidente apego a las concepciones ideológicas de los intelectuales que daban soporte al régimen porfirista.

 

El poder y su legitimación

En primer lugar, con referencia al poder, me parece pertinente hacer hincapié en la distinción de Richard Newbold Adams entre el control y el poder. Para este autor el control atañe más bien a la capacidad física y energética del hombre para reordenar los elementos de su medio ambiente y el poder presupone que el objeto que se pretende controlar posee la capacidad de razonamiento y las dotes de conocer y percibir, señala al respecto que "sólo puede ejercerse poder cuando el objeto es capaz de decidir por sí mismo que es lo que más le conviene".25 Evidentemente Adams se refiere al hombre cuando habla de objeto, pues para él, el poder es la forma en que se "controla" racionalmente a los seres humanos.26 En nuestro caso el poder se analizará como fenómeno de control racional ejercido a través de mecanismos simbólicos cargados de ideología legitimadora.

Según Jaime Valenzuela Márquez el poder puede comprenderse como un sistema de dominación y de control social, provisto muchas veces de un marco administrativo adecuado y que alcanza sus objetivos a través de mecanismos coercitivos, disuasivos y persuasivos, cuyo fin es obtener obediencia de sus mandatos y su propia estabilidad en el tiempo.27 En este sentido el autor se inclina a ponderar mayor importancia a los mecanismos persuasivos mediante los cuales el poder hace prevalecer su ideología, entendida como una visión del mundo legítima.

En el caso sujeto a estudio se tiene que considerar primeramente que los grupos de poder político y económico en la ciudad de San Luis Potosí a finales del siglo XIX, se articulaban en torno al discurso modernizador con visos positivistas, siendo éste emanado de un sistema filosófico de pensamiento cuyas premisas fundamentales estaban basadas en un concepto de orden y progreso.28 Por tanto se entiende que las acciones de gobierno en materia de planeación urbana, como muchas de otra índole, estuvieron influidas por tales concepciones filosóficas que redundaban en un orden, un deber ser, una concepción del mundo de una clase en particular y no sólo eso, esas ideas con visos de verdades universales servían para legitimar el ejercicio del poder sobre la sociedad.

Es importante hacer hincapié en estas bases filosóficas, pues ellas se reflejaron en la transformación urbana de San Luis Potosí, en su planeación y en el discurso político que daba sustento a tales acciones gubernamentales. Señala Michel Foucault que es a través de la construcción de las prácticas sociales y de los discursos sobre la "verdad", -en este caso las verdades universales del positivismo-de las representaciones históricas provisorias y discontinuas de la "realidad", que se construye lo que él llama dispositivos de dominación.29 A partir de esas verdades positivas puede verse una alianza política entre el "saber" y el "poder". Sobre esta alianza se establecerían los dispositivos de dominación mencionados, que se pueden materializar en creaciones técnicas, en postulados jurídicos, en instancias coercitivas, o en este caso, en determinaciones urbanísticas que justifican "científicamente" la relegación de sectores sociales específicos en pos del mayor concepto legitimador de la época: el progreso. Así puede verse cómo el poder establece una dualidad legitimadora: el ser y el deber ser, en este caso el deber ser era lo moderno, o la representación de lo moderno y civilizado de la época en que nos situamos.

Según Adams existe una serie de manipulaciones potenciales, fundadas en el control de conocimientos y cosas en el medio ambiente, que constituye la base de la estructura de poder que el hombre construye a su alrededor.30 Es decir, el conocimiento es el puntal que articula lógicamente un sistema de dominación. De esta forma el poder tiende a cultivar así lo que se podría conceptualizar como "la creencia en su legitimidad".31

A propósito de lo anterior Pierre Bourdieu establece que a través de las diferentes percepciones del mundo surgen lo que denomina "luchas simbólicas"32 que pueden estar influidas por dos aspectos diferentes: uno objetivo y otro subjetivo. El primero actúa por medio de acciones destinadas a hacer ver y hacer valer ciertas realidades y el segundo actúa tratando de cambiar las categorías de percepción y de apreciación del mundo social, las estructuras cognitivas y evaluativas.33 El positivismo en efecto pretendió actuar dentro de ambos aspectos, en lo que concierne al subjetivo que se refiere Bourdieu, en su discurso puede percibirse un intento por cambiar las categorías de percepción y apreciación del mundo y estos cambios denotan claramente una lucha por la imposición del principio de visión y de división social legítimo, una lucha por el ejercicio legítimo del efecto de la teoría.34 En términos de Bourdieu, las ideas de modernidad del discurso positivista, constituían una especie de "capital simbólico".35 entendido como un conjunto de elementos lógicos que dan sustento a una visión del mundo y que le permiten imponerse como legítima.

Ahora bien ¿qué lugar ocupa la ciudad en este discurso?, Era vista como la cúspide de la civilización y de la modernidad. El discurso político establecía las bases indispensables para considerar que un centro urbano estuviera o no, a la altura de las expectativas del progreso humano, siendo la reglamentación y la planificación urbana la que debía procurar satisfacer las necesidades y demandas que encajaban en el ideal. Salubridad, higiene, servicios,36 diversiones, seguridad, y sobre todo, adelantos necesarios para el fomento a la industria, tales como las comunicaciones y el transporte, fueron necesidades prioritarias para ser atendidas por las políticas y acciones gubernamentales que se ponían en marcha.

El ideal positivista, nacido en Francia, pugnaba por la transformación de un antiguo orden en uno nuevo, pero no caótico, sino más bien acorde con la razón y con los postulados jerárquicos apoyados en verdades filosóficas que se planteaban como irrefutables y universales. Por tanto, la ciudad debía cambiarse también en lo que proyectaba y en la significación que tradicionalmente se le habían dado a sus espacios sacralizados; hubo pues necesidad de sacralizar nuevos espacios, espacios que proyectaran las nuevas ideas, espacios que transformaran la experiencia social37 de quienes cotidianamente convivían en ellos.

Aunado a lo anterior cabe recordar que a finales del siglo XIX los países civilizados imponían formas de trabajo nuevas, la tecnología más avanzada, gustos estéticos y normas de urbanidad, valga la redundancia. Así entonces la ciudad tenía que ser moldeada acorde a estas reglas, y no sólo esto, debía responder a los intereses de una élite que había mutado también sus formas de producir riqueza, su exigencia de distribución y de consumo. Por tanto aunado a los fines meramente ideológicos, un espacio urbano debía reflejar la organización de la ciudad en torno a los intereses económicos que estaban en juego.

Desde estos puntos de vista, la ciudad para efectos de nuestro estudio puede verse como una "unidad geoideológica de construcción y reconstrucción de sentidos históricamente construidos entre las clases sociales delimitantes en la escala de la urbe".38 Es decir, que la ciudad es reflejo de la acción de un grupo que mediante bases ideológicas (históricas, filosóficas o científicas) ejercía el poder sobre ella, estableciendo un orden específico sustentado en divisiones que dotaban de distintos sentidos los espacios urbanos. Este grupo, que en palabras de Angel Rama podríamos denominar "la ciudad letrada",39 imponía su conocimiento o visión del mundo, a través de mecanismos persuasivos tales como fiestas, ceremonias o procesiones, que reproducían el orden legítimamente aceptado y mediante ello alteraban la vivencia cotidiana del espacio urbano de los diferentes grupos sociales.

Los mecanismos de persuasión llevan una carga simbólica muy fuerte pues su objetivo es velar o disimular la cara real del poder que, como señala Carmelo Lisón, casi siempre es sutil, arraigado en analogías y metáforas, actúa detrás de signos, se disfraza de ceremonial y de protocolo, "su cara es el ritual, polivalente y ecléctico, aunque formal y estructurado. El ritual organiza y dramatiza el conjunto simbólico -emotivo legitimante".40 Así entonces la función ritual del espacio urbano se hace vigente en cada ceremonia o festejo, toda vez que al acudir los diferentes sectores sociales y convivir en un evento, el status quo se renueva y se repite, creando así la idea de la existencia de orden natural y lógico de la sociedad, un orden jerárquico en el que existen superiores e inferiores.41

Con base en los mencionados mecanismos persuasivos, las fiestas y ceremonias cumplían una función política muy importante: eran el vehículo idóneo para dar a conocer y reiterar los proyectos de los grupos en el poder así como su visión del mundo, hasta hacerlos ver lógicos y legítimos. Respecto de la función política de las fiestas Roger Chartier señala lo siguiente:

Con sus rituales, sus gestos, sus objetos, la fiesta es una gramática simbólica que permite enunciar, dándolo a entender o haciéndolo ver, un proyecto político (en la aceptación más amplia de este último término).[...] la fiesta, a condición de ser modelada y canalizada mediante un dispositivo que la volvería demostrativa, es pensada como aquello que puede manifestar y por tanto socializar un proyecto, sea de orden religioso o de orden político. De ahí su papel como arma pastoral y como institución cívica.42

En los eventos por la inauguración del Ferrocarril Central Mexicano en San Luis Potosí, llevados a cabo en noviembre de 1888, en efecto podemos notar materializadas estas funciones de las fiestas y ceremonias. Se considera trascendente tal evento festivo pues en él se puede ver reflejado el discurso legitimador del orden y el progreso, ya que en muchos sentidos para el régimen porfirista, el ferrocarril era símbolo innegable de la era moderna y se le asociaba con muchos de los principios ideológicos que sostenían y legitimaban el ejercicio del poder de la clase privilegiada. Dentro del discurso alegórico de la época al ferrocarril se le llamaba "el mensajero del progreso", "el monstruo que representa la civilización" o "el coloso de hierro que devora distancias".43 En este sentido el ferrocarril en efecto era un símbolo, entendido esto en los términos de Clifford Geertz como "cualquier objeto, acción, hecho, calidad o relación que sirva como vehículo de una concepción".44

El ferrocarril representaba toda la marcha de la humanidad hacia el progreso, de ahí la razón de las alegorías y analogías discursivas en que se le empleaba. El ferrocarril al vencer distancias, adversidades naturales y tiempo era visto incluso como una redención para los pueblos, pues activaba el comercio y la industria, generando riqueza que es la base sobre la que, según los grupos en el poder, descansaba el progreso.

Acorde a lo anterior, era lógico que en la ciudad de San Luis existiera preocupación por parte de la élite para organizar la recepción para este importante adelanto, pues como se desprende del discurso periodístico el ferrocarril redimiría a la ciudad de su atraso por lo cual se le había esperado mucho tiempo para recuperar la relevancia perdida de la localidad, es decir, para colocarse en un lugar "digno entre los pueblos civilizados". Bajo éste esquema el ferrocarril representaba ese vínculo que colocaría al estado en contacto con toda la nación y con los países del exterior.

Por todas las razones expuestas en San Luis Potosí se prepararon fastuosas fiestas y ceremonias para recibir este "notable adelanto" que estaban cargadas de asociaciones simbólicas en las que iban implícitas las ideas legitimadoras del status quo. Considero que las fiestas constituyen un momento idóneo para el análisis del discurso de legitimación del poder, para ver cómo éste establece un orden legítimo en que sólo tienen cabida aquellos dignos de representar esta jerarquía. A continuación examinaré la manifestación en forma de procesión que se llevó a cabo durante los festejos de inauguración del ferrocarril en San Luis Potosí en noviembre de 1888.

 

Abnegación de los superiores para con los inferiores, respeto y veneración de los inferiores hacia los superiores:45La manifestación patriótica al mensajero del progreso

"Enumerar prolijamente los beneficios que las vías férreas producen,
sería tarea inútil, supuesto que ellos son perceptibles aun
para el criterio menos ilustrado".46

 

Los festejos y ceremonias son formas elaboradas de ritual, en palabras de Jaime Valenzuela Márquez, constituyen "liturgias"47 revestidas de solemnidad desarrolladas en diversos espacios urbanos cargados de simbolismo por donde lo mismo pasan procesiones que se llevan a cabo quemas de fuegos artificiales, iluminaciones y serenatas nocturnas.48 En los eventos por la inauguración del Ferrocarril Nacional Mexicano en San Luis Potosí, llevados a cabo en noviembre de 1888, en efecto se puede ver materializadas estas diversas formas de las fiestas y ceremonias.

A mediados de 1888 se formó una junta que se encargaría de organizar los festejos de la inauguración del Ferrocarril Nacional, a los cuales estaba previsto que asistiría el general Porfirio Díaz. Dicha comisión era presidida por el gral. Carlos Diez Gutiérrez, gobernador del Estado en aquella época. El 4 de agosto de 1888 el gobernador envió una circular49 a todas las jefaturas políticas de la entidad para que recaudaran en sus respectivos partidos el mayor dinero posible entre "todas las clases sociales", ante los grandes gastos que se avecinaban por la inauguración que se celebraría en noviembre de ese año. A finales de ese mes se invitaba a todos los habitantes de la ciudad para que adornaran e iluminaran las fachadas de sus casas y establecimientos con "el mayor esmero"50 durante las fiestas mencionadas.

El día 30 de julio de ese año la comisión dio a conocer un proyecto del programa51 que debía seguirse durante las fiestas de inauguración. En dicho programa se hacía alusión a una cabalgata de jóvenes y una formación de las colonias y gremios de la ciudad que recorrerían las calles principales de la ciudad durante el tercer día de festejos.52 Sin embargo según las crónicas de los festejos, el programa original tuvo algunas variaciones, pues no fue una procesión la que se llevó a cabo si no que fueron tres: la primera que estuvo integrada por los representantes de los barrios, pueblos circunvecinos y algunos partidos del estado; la segunda en donde marcharon niños de las escuelas de la entidad y la tercera, que es de la que me ocuparé en este análisis, integrada por las colonias extranjeras y los gremios de trabajadores de la ciudad.53

Desde nuestro punto de vista, la tercera procesión o "manifestación patriótica" da pie a una interpretación que muestra cómo concebía la élite a la sociedad y cómo desde esa ceremonia se pretendía legitimar un orden social impuesto en la ciudad, un orden que tenía que ver con las ideas mayormente positivistas de quienes organizaron los festejos. Según Michèle Fogel, la "ceremonia es un conjunto articulado de elementos rituales que fijan a través de los objetos, los gestos y las palabras, el lugar que corresponde a cada uno en la jerarquía de poderes".54 En tanto que expresión sublimada de las jerarquías, los ritos y las ceremonias estereotípicas se ligan a la estructura misma de cada sociedad.55 De ahí surge la importancia de formular interrogantes sobre las formas a través de las cuales el status de ciertas personas, grupos o instituciones, se refleja en los papeles rituales que les son asignados en una ceremonia.56

En este punto resulta pertinente hacer un paréntesis referente al lugar que ocupaban en el esquema positivista quienes participaron en la procesión. Conforme a las ideas de los positivistas mexicanos los individuos no tenían más derechos que aquellos que lograran por su propio esfuerzo, es decir, que el hombre debía de valer por lo que era capaz de realizar con su trabajo y no por las doctrinas o ideas que profesara (obviamente se referían a sus adversarios políticos: el clero y los disidentes). En esta lógica quien realizare más riqueza, reflejo de su trabajo, tendría más derechos que aquel que realizare menos, ello daría pié a la tesis positivista del derecho del más fuerte, que encontraba su justificación en las doctrinas biológicas como las de Darwin.57

Pues bien, uno de los más importantes exponentes de tal teoría fue Miguel S. Macedo, quien figuraba dentro de la Asociación Metodofila fundada por Gabino Barreda en 1877, y que más tarde sería uno de los líderes del partido político de los científicos. A través de un ensayo sobre los deberes recíprocos de los superiores y de los inferiores58 establecía que no caben en la humanidad otras relaciones que las del orden, en el que todos los hombres tienen un puesto específico y sus relaciones están determinadas por el lugar que ocupan en la sociedad.59 Los hombres por su lugar en dicho orden pertenecen a dos grandes campos: "el de los superiores y el de los inferiores. La sociedad es un gran campo ordenado en el cual les corresponde a unos hombres dirigir y a otros obedecer".60 A cada uno de estos dos grandes grupos de hombres le es inherente una serie de deberes.61 Miguel S. Macedo define la superioridad en los siguientes términos: "la cualidad de poseer otra cualidad en un más alto grado que otro u otros",62 y la inferioridad es la carencia de la cualidad referida. Establece una categorización de superioridades y entre las más importantes se encuentra a la que denomina "de energía y bondad de carácter",63 quien la posea tiene el deber de ayudar a la humanidad, éste es el elemento fundamental que ostenta el poderoso. En tal entendido el deber de los inferiores será la veneración y la gratitud para con el poseedor de tal cualidad. Por lo tanto los inferiores, según Macedo, no deberían oponer resistencia alguna a la actividad que los superiores realicen en beneficio de la humanidad, pues de lo contrario ellos, los inferiores, serían forzosamente "una rémora para la conquista del bienestar y del progreso".64

Uno de los tipos de superioridad social más importante es el de la riqueza. Según Macedo, los ricos son una parte importante de la maquinaria social, su valor se deriva de los poderosos elementos económicos con que cuenta, y que puede poner al servicio de la humanidad,65 esto se traduce en una capacidad de hacer el bien social y por ello se puede considerar al rico como socialmente superior ya que posee una cualidad que no posee el pobre, cualidad que se deriva de su riqueza. En este sentido aquel que es superior por su riqueza puede serlo también moralmente,66 toda vez que el dinero le permite alcanzar el ocio, necesario para el cultivo de la ciencia, que era el medio más indicado para ejercer el poder político en bien de la humanidad. "[...] Sin este aumento de la riqueza que hace posible el ocio, la humanidad no progresaría".67

En resumen, la tesis de Macedo establecía al trabajo como el único medio para obtener derechos en la sociedad, pues el trabajo genera riqueza, que como vemos era un elemento que otorgaba superioridad ya que permitía ascender en la escala social. Desde esta perspectiva el ferrocarril representaba un medio para alcanzar el progreso, pues ese "adelanto" permitía fomentar el comercio y por tanto la industria de los cuales eran beneficiarios en primer término los ricos, pero también indirectamente los pobres quienes necesitaban trabajo para ascender en la escala social.

Volviendo a la manifestación patriótica diremos que fue organizada tanto por el gobierno, representado por la comisión de festejos de la inauguración,68 como por la Cámara de Comercio de la ciudad presidida por Luis Aguerre, quien era propietario de una ferretería y mercería de importancia en la ciudad; pero cabe señalar que había miembros de la Cámara de Comercio que también ocupaban lugares importantes al interior del gobierno de la ciudad como por ejemplo Antonio Delgado Rentería,69 lo que nos indica que en efecto existía una relación simbiótica de este grupo de poder económico y letrado con el estado, es decir, existía un grupo que pudiéramos encuadrar en "la ciudad letrada" de Angel Rama.70

Por otro lado estaban, fluctuando entre los superiores y los inferiores, aquellos quienes dentro de ese esquema aspiraban a ser considerados "decentes", el "pueblo de trabajo". Estos eran los gremios de trabajadores organizados y aquellos que tenían una profesión u oficio "de provecho". Estos grupos fueron los que desfilaron en la manifestación patriótica en forma de procesión a la que nos hemos venido refiriendo. Dentro de esta procesión figuraban en los lugares privilegiados los comerciantes, los industriales, los científicos o profesionistas, quienes fueron los que habían convocado al desfile. Sin embargo la invitación al parecer no era extensiva a todos los trabajadores, pues los campesinos fueron acomodados en otra procesión. En este sentido si bien el orden de la procesión no indica una jerarquía muy evidente, es notorio que el hecho de figurar en la marcha era lograr un lugar entre "el pueblo ilustrado". Luego entonces el orden establecido por los organizadores de la fiesta, quienes ejercían el poder económico e intelectual de la sociedad, estaba dispuesto con base en una selección de grupos a quienes ellos consideraban podían tener derecho a figurar por sus méritos. De igual forma se advierte que los grupos y gremios, incluidos por los organizadores, aceptaban el lugar otorgado por el poder con regocijo, pues era una forma de refrendar su lugar en el orden social establecido. A propósito de lo anterior la cita siguiente de El Correo de San Luis de 21 de octubre de 1888, nos indica como se iban autodefiniendo los grupos que se adherían a la convocatoria de la procesión.

[...] Todos como de acuerdo, en su esfera de acción, procuran prepararse para celebrar el gran día: Los comerciantes representados por su Cámara, desde aquel momento en que el silbato del vapor atronó las selvas del pintoresco barrio de la Tercera de Tlaxcala, no han descansado un momento; los abogados a moción del entusiasta Lic. Díaz Soto, han celebrado ya sesión para acordar la forma y manera con que tomarán parte en la procesión que la Gran Comisión ha organizado para celebrar la entrada del tren inaugural; este grupo importante, compuesto de los letrados de esta ciudad, sabemos que irá precedido por un estandarte hermosísimo [...] los profesores en Medicina también han acogido la idea con entusiasmo digno de alabanza[...] Los señores profesores de instrucción primaria a moción del Sr. Inspector Juan Ramos [etc]71

Aquí cabe señalar la importancia que tiene el control sobre la fiesta, pues como señala Chartier, el control estricto sobre los participantes y los itinerarios da un lugar privilegiado a los espacios simbólicos de la identidad y del poder urbanos, además esta intervención obedece a la finalidad de expresar en el lenguaje de la fiesta una ideología, "La composición de los cortejos es una primera traducción de esa ideología ya que en ellos quedan reunidos real o simbólicamente, todos los oficios que componen la ciudad".72

Como se desprende de la cita de prensa los primeros que organizaron su participación en la manifestación patriótica fueron los comerciantes y los oficios científicos, esta era la forma en que vindicaban su lugar en la sociedad culta, ellos exhortaban a quienes consideraban dignos de sumarse a la marcha de los letrados y por su parte los trabajadores organizados y los que desarrollaban oficios aspiraban a ocupar un lugar en la procesión, pues aun aceptando un nivel inferior el hecho de participar en la marcha les otorgaba representatividad. Esta representatividad se les negó a los de la escala inferior, pues existió una separación entre estos sectores y los campesinos, a quienes se les había colocado en otra procesión como ya vimos.

Así entonces con fecha 27 de octubre 1888 se publicó el programa de cómo habría de conformarse la manifestación patriótica en la que, según la circular, estarían representadas las colonias extranjeras y corporaciones científicas e industriales invitadas.73 El orden que debían guardar en la procesión cívica era el siguiente:

1.-Banda de la Escuela Industrial Militar.
2.-Colonia Española.
3.-Corporación de Sastres.
4.- Alumnos de las Escuelas de Instrucción Primaria.
5.-Corporación de Reboceros.
6.-Banda de Música.
7.-Colonia Alemana.
8.-Corporación de Zapateros.
9.-Escuela Normal.
10.- Escuela Industrial.
11.-Corporación de Empleados del Gobierno.
12.-Corporación de Herreros.
13.- Banda de Música.
14.-Colonia Italiana.
15.-Cuerpo de Ingenieros.
16.-Corporación de Carpinteros.
17.-Corporación de Tajeadores.
18.-Junta de Profesores de Instrucción Primaria.
19.-Catedráticos de las Escuelas Normales.
20.- Banda de Música.
21.-Colonia Americana.
22.-Corporación de Sombrereros.
23.-Corporación de Carroceros.
24.-Corporación de Impresores.
25.- Banda de Música.
26.- Colonia Francesa.
27.-Estudiantina "Libertad".
28.-Alumnos del Instituto Científico y Literario.
29.-Cuerpo de Abogados.
30.- Corporación de Obreros de ambos sexos de las Fábricas de Tabacos "La Fama" y "El Muelle".
31.- Banda de Música.
32.-Colonia Inglesa.
33.-Cuerpo de Médicos.
34.-Corporación de Comerciantes.
35.-Corporación de Filarmónicos.
36.-Cuerpo de Corredores de Minas.
37.-Corporación de Empleados y Obreros de la Casa de Moneda.
38.-Cuerpo de Corredores de Comercio.
39.-Grupo de Ginetes (sic) Potosinos.
40.-Grupo de Ginetes (sic) de las Haciendas.
41.-Empleados de la Aduana.74

Como puede verse el desfile estaba dividido en seis grupos separados por las bandas de música; cada uno de estos sectores estaba encabezado por una colonia extranjera y se integraba por corporaciones de representantes de distintos oficios, obreros de industria y por lo menos un grupo de ilustrados en cada sección repartidos de la siguiente manera: en la primera los alumnos de las Escuelas de Instrucción Primaria; en la segunda las escuelas Normal e Industrial; en la tercera el Cuerpo de Ingenieros, la Junta de Profesores de Instrucción Primaria y los catedráticos de las Escuelas Normales; en la cuarta la Corporación de Impresores; en la quinta los alumnos del Instituto Científico y Literario y el Cuerpo de Abogados; y en la sexta, la más importante, figuraban el Cuerpo de Médicos, la Corporación de Comerciantes, los Cuerpos de Corredores de Minas y de Comercio así como los Empleados de la Aduana. Es notorio que a medida que avanzaba la procesión iban subiendo de categoría los grupos representados.

Se advierte que se cuidó que en cada una de las secciones figuraran obreros y trabajadores de oficios, siempre y cuando estuvieran organizados en gremios y corporaciones, pero no se les otorga un papel protagónico, pues lejos de aglutinarlos a todos en una sección se les intercaló entre todas, lo que podría interpretarse cómo una muestra de que por sí solos no eran dignos de representar un sector de la sociedad, más bien se les intercalan entre grupos de letrados, lo que a mi juicio puede representar que en cada sector social existen jerarquías en donde a los trabajadores de oficios y obreros se les ponía bajo la tutela de quien "científicamente" estaba en posibilidad de conducirlos por la senda del progreso.

El discurso de las crónicas reafirma la interpretación del orden de la procesión, pues las mismas hacían mención de que todos los sectores sociales amantes del progreso, "desde los potentados hasta los proletarios",75 desfilaron como muestra de su júbilo por la inauguración de la "notable mejora":

En la noche de este día hubo gran procesión que, por su orden, por su número y su magnificencia, reveló cuanto se estima en San Luis al progreso, y con que buena voluntad se obsequian las indicaciones del Sr. Gobernador General Diez Gutiérrez. Las colonias extranjeras abrían la marcha en briosos corceles y llevando hermosos estandartes. Seguían todos los gremios sociales: abogados, médicos e ingenieros en carruajes descubiertos; artesanos, miembros de todas las profesiones e industrias; sociedades obreras. Sólo de la fábrica de tabacos "La Fama" asistieron 700 mujeres, todos con lábaros, banderas y luces.76

Así vemos cómo, mediante las ideas modernizadoras y positivistas, el progreso y la civilización se erigen como la justificación máxima de la desigualdad social, pues quienes estaban incluidos en la procesión figuraban en el esquema de la sociedad ideal pues eran aceptados entre los cultos e "ilustrados" mientras que aquellos excluidos no figuraban más que cómo espectadores en el mejor de los casos. A este tenor vemos cómo, según la prensa, la manifestación patriótica fue la más emotiva demostración de regocijo con que el pueblo de San Luis dejó en claro su "adelantamiento", como de la siguiente cita se desprende:

[...] Allí iban representados todos los gremios sociales. Las obreras asistieron todas o la mayor parte y ni un policía cuidaba el orden. Todos comprendiendo su misión; actores y espectadores, todos estuvieron a grande altura, todos manifestaron el grado de adelantamiento a que ha llegado este pueblo trabajador, honrado, generoso y hospitalario.77

A través del análisis de este caso concreto se puede ver cómo el poder establece distinciones de orden basadas en un recto pensar que se convierte en el único legítimo, y estas distinciones se proyectan por vía de los festejos y las ceremonias, en ellas se legitima el lugar que el poder asigna simbólicamente a los sectores gobernados. En el caso de la inauguración del ferrocarril de San Luis Potosí en 1888, aquellos a quienes se incluyó en la procesión cívica eran considerados por el discurso como progresistas, trabajadores y honestos, porque aceptaban su lugar con regocijo conforme al orden establecido, un lugar que no siempre era de primera categoría pero que les correspondía según la ciencia y las verdades positivas.

Con base en los términos expuestos podríamos concluir que el ceremonial constituye un mecanismo legitimante78 que proyecta su fuerza gracias a la suma de su influencia persuasiva y a la facilidad de su manipulación por parte de los actores que controlan el poder. Esto sucede a partir de que todos los objetos, gestos, palabras e ideas, como las del positivismo, se agrupan en un plan coherente y se expresan, como se ha visto, en lugares precisos cargados de simbolismo en donde la gente converge. Según P. Smith "el ritual se cierra como una trampa sobre los cuerpos y el pensamiento de actores y participantes".79 El concepto de "trampa" que utiliza Smith me parece particularmente aplicable al positivismo, pues como señala Jaime Valenzuela podemos considerar los mecanismos litúrgicos como herramientas funcionales a la conservación de un sistema, que actúan a manera de estrategia emocional y que entre sus objetivos buscan ceñir los cambios del sistema a la tutela de quienes lo controlan, haciendo creer que su estabilidad es un objetivo natural de todos.80 Así entonces, si bien la procesión, fue un mecanismo de integración simbólica,81 ésta fue subjetiva y emanada del poder, pues, tras la aparente espontaneidad de la convocatoria hecha a los gremios, se oculta un programa concebido desde el poder, a partir del cual todas las iniciativas o participaciones estaban ceñidas rigurosamente a las ideas impuestas.

 

Consideraciones finales

A través de este caso de estudio se pretendió arrojar una mirada microscópica al complejo proceso de difusión de las ideas e ideologías políticas abstractas a través de discursos y prácticas en una localidad específica. Intentar explicar este proceso desde un punto de vista básicamente intelectual implicó no perder de vista las construcciones ideológicas de los intelectuales orgánicos de alto nivel, sin embargo se considera que el mérito de la propuesta radica en el intento por en-tender la forma en la que esa tendencia intelectual hegemónica bajó a los contextos locales decimonónicos. A través de una crítica de fuentes se quiso explicar las influencias y dinámica de los discursos así como subrayar el crítico papel de las élites políticas e intelectuales que fungieron como transmisores y adaptadores del discurso intelectual a las circunstancias locales y regionales.

Detrás de la aceptación de los modelos de modernidad externos, las élites mexicanas -específicamente las de San Luis-legitimaban su posición de poder. Muchos de los miembros de la élite fueron los grandes beneficiarios de la modernización como hecho y por ello debían fomentar la idea de la modernidad. Esa idea, como yo he explicado, era el parámetro con el que todos los ciudadanos debían de medirse ellos mismos, para cambiar poco a poco sus costumbres por unas nuevas que reafirmaran modelo social jerárquico y también un modelo institucional idóneo para las nuevas relaciones laborales y de consumo impuestas por la tendencia capitalista. Lo interesante de estas descripciones es que la élite utiliza un discurso que idealiza a San Luis como una ciudad que pudiera competir con las modernas ciudades europeas o de los Estados Unidos. Esa era una realidad innegable para un sector de la sociedad: las escasas clases medias y altas, en otras palabras, las élites políticas y económicas integradas por ricos industriales y comerciantes. Sin embargo, debajo de la superficie seguía existiendo una gran disparidad social y una especie de desprecio por las clases bajas a las cuales se intentaba integrar a la modernidad pero dentro de un esquema diferenciado.

Así es posible concluir que el ejemplo desarrollado nos muestra la manera en que un sector social en una época y en un lugar puede sustentar su diferenciación social prominente y sus proyectos políticos a través del uso de discurso y el ceremonial, cargado de construcciones ideológicas, que pueden mutar según condiciones y tendencias intelectuales específicas de una época, de una sociedad y de un lugar. Esta es la forma en que una élite respalda su posición jerárquica y construye una legitimación de ese orden. Como también se vio en el ejemplo del ferrocarril y la manifestación patriótica de 1888, casi siempre existe un nexo entre las élites y el poder constituido, es decir, el Estado, y por tanto el estudio de caso realizado es a su vez ejemplo y reflejo complementario de un proceso más complejo que se fue dando en muchas partes del país a lo largo del siglo XIX, la consolidación e institucionalización del Estado mexicano a través del actuar de las élites urbanas locales. En este sentido el estudio dejó claro que la lucha ideológica tuvo como blanco siempre al individuo entendido como ciudadano con la aspiración de convertirlo en materia dispuesta para sustentar proyectos políticos dentro de un marco institucional. Así la modernidad política y económica se vestiría en cada caso de obras y adelantos nuevos que materializaban las ideas modernas ante los ojos de los espectadores que entendían el progreso sólo ante la impresionante tecnología que se les presentaba, como sucedió cuando llegó a San Luis el monstruo de acero que devoraba distancias.

 

Notas

1 El Correo de San Luis, Periódico de política, literatura, ciencias, artes, agricultura, industria, minería y comercio; Editor: Jesús Ortiz, Edición extraordinaria, San Luis Potosí, México, noviembre de 1888.

2 Entre otros Calderón, Francisco R., "V. Los ferrocarriles" en Daniel Cosío Villegas (coord.) Historia Moderna de México, El Porfiriato, La vida económica, México, El Colegio de México, Ed. Hermes, 1985. p. 491;         [ Links ] Ortiz Hernán, Sergio Los ferrocarriles de México, Una visión social y económica, Vols. I y II, México 1ª Edición, Ferrocarriles Nacionales de México, dos tomos, 1987;         [ Links ] y Kuntz Ficker, Sandra y Priscilla Connoly (coords), Ferrocarriles y obras públicas, México, Instituto Mora, El Colegio de Michoacán, El Colegio de México, Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, 1999. p. 39 y ss.         [ Links ]

3 Utilizando la metodología de la nueva historia cultural, recientemente el trabajo de tesis doctoral de Michael Matthews analiza los aspectos culturales de los ferrocarriles en México durante el porfiriato. Cfr. Matthews, Michael, "Railway Culture and the Civilizing Mission in Mexico, 1876–1910", tesis de doctorado, University of Arizona, 2008.         [ Links ]

4 Coronado Guel, Luis Edgardo, La Alameda Potosina ante la llegada del ferrocarril, espacio, poder e institucionalización de la ciudadanía moderna en San Luis Potosí, 1878 – 1890, S. L. P., Editorial Ponciano Arriaga, 2009.         [ Links ]

5 Velázquez, Primo Feliciano, Historia de San Luis Potosí, S.L.P., AHESLP-Academia de Historia Potosina, 1982, cuatro volúmenes.         [ Links ]

6 Muro, Manuel, Historia de San Luis Potosí, México, Sociedad Potosina de Estudios Históricos, 1973.         [ Links ]

7 Así se les considera de acuerdo al estudio bibliográfico de la obra de María Isabel Monroy Castillo y Tomás Calvillo Unna. Cfr. Monroy Castillo, Maria Isabel y Tomas Calvillo Unna, Breve Historia de San Luis Potosí, México, El Colegio de México -FCE, 1997, p. 206.         [ Links ]

8 Montejano y Aguiñaga, Rafael, "Fiestas en la llegada del primer tren a San Luis" en Magazine, suplemento de El Sol de San Luis, 21 de octubre de 1956;         [ Links ] y "Las Fiestas inaugurales del Ferrocarril Nacional Mexicano, 1888", en: Fundamento, I, Núm. 3, mayo -junio 1980, pp. 16-19.         [ Links ] contiene ilustraciones.

9 Pedraza Montes, José Francisco, Historia de la Ciudad de San Luis Potosí, (compendio) Impresos Frank, San Luis Potosí México, 1994.         [ Links ]

10 Caballero Palacios, Horacio, "Historia de la alameda de la ciudad de San Luis Potosí" artículo serial en Revista Archivos de Historia Potosina, Núm. 14, diciembre de 1972 y ss., México, Pub. Trimestral de la Academia de Historia Potosina.         [ Links ]

11 Montejano y Aguiñaga, Rafael et al, Centenario del ferrocarril en San Luis Potosí 1888 -1988, S.L.P., AHESLP, 1991.         [ Links ]

12 Entre los que se encuentran Carmen Cordero de Burgos, Ricardo García López y María Isabel Monroy.

13 Mención especial merecen dos obras recientes. En primer lugar una obra de carácter general ya mencionada Breve Historia de San Luis Potosí de María Isabel Monroy Castillo y Tomás Calvillo Unna en la cual los autores construyen una historia en donde el análisis fundamental no versa únicamente sobre el caso del ferrocarril, pero si se le refiere como hecho de relevancia histórica, y más bien se le inserta dentro del contexto sucesivo del periodo que se analiza en su capítulo VI. Y en segundo lugar el texto Un camino olvidado, Estaciones de ferrocarril en el estado de S.L.P.: Línea México -Laredo de Luz Carregha Lamadrid y Begoña Garay, cuyo tema principal son las estaciones del ferrocarril, pero dentro del cual se dan útiles referencias y se tiene acceso a una narración de la inauguración de la estación de San Luis. Este último texto nos amplía el conocimiento acerca de las tendencias tecnológicas y arquitectónicas que siguieron las estaciones ferroviarias decimonónicas en el Estado potosino. Monroy Castillo, María Isabel y Tomás Calvillo Unna, Breve Historia..., y Luz Carregha Lamadrid y Begoña Garay, Un camino olvidado, Estaciones de ferrocarril en el estado de S.L.P.: Línea México -Laredo, (FNM), México, COLSAN FONCA,1999.         [ Links ]

14 Para mayor explicación Cfr. Terán, Oscar (comp.) Ideas en el siglo, intelectuales y cultura en el siglo XX latinoamericano, Buenos Aires Argentina, Siglo XXI Ed. 2004;         [ Links ] y Palti, Elías José, La invención de una legitimidad, Razón y retórica en el pensamiento mexicano del, Siglo XIX, (Un estudio sobre las formas del discurso Político), México, FCE, 2005.         [ Links ]

15 Caballero Palacios, Horacio, "San Luis Potosí, 1893 La Batalla del Tifo", en Revista Archivos de Historia Potosina, Núm, 4, junio de 1970, México, Pub. Trimestral de la Academia de Historia Potosina, pp. 233 -261.         [ Links ]

16 La Sombra de Zaragoza Periódico Oficial del Gobierno del Estado de San Luis Potosí, México, 17 de julio de 1888.

17 María Isabel Monroy Castillo y Tomás Calvillo Unna, Breve Historia..., p.206.

18 Cabrera, Antonio, Apuntes Históricos, geográficos y administrativos referentes a la ciudad de San Luis Potosí, México, reeditada por AHESLP, 1991,p. 16.         [ Links ]

19 Para abundar en el tema de los casos locales de minorías, élites, oligarquías dominantes en el resto del país Cfr. Staples, Anne, et al. El dominio de las minorías, República Restaurada y Porfiriato, México, El Colegio de México, 1989.         [ Links ]

20 Smith, Peter H., Los laberintos del poder, el reclutamiento de las élites políticas en México 1900 1971. México, Colmex, 1ª Ed. en Inglés 1979 y 1ª en español 1981, p. 7.         [ Links ]

21 Velázquez, Primo Feliciano, Historia de San Luis Potosí, S.L.P., México, 1946, Colsan UASLP, Tercera Edición 2004, tres volúmenes, volumen III, p. 170.         [ Links ]

22 Coronado Guel, Luis Edgardo, La Alameda Potosina..., pp. 122 -129

23 Beezley, William H., Judas at the Jockey Club and other episodes of Porfirian Mexico, USA, University of Nebraska Press Lincoln and London, 1987, p. 13.         [ Links ]

24 Ibid., p. 13

25 Adams, Richard Newbold, La red de la expansión humana. Un ensayo sobre energía, estructuras disipativas, poder y ciertos procesos mentales en la evolución de la sociedad humana, México, Centro de Investigación y Estudios Superiores del INAH, 1978, pp. 22 y 23.         [ Links ]

26 Idem.

27 Valenzuela Márquez, Jaime, "De las liturgias del poder al poder de las liturgias: para una antropología política de Chile colonial" en Historia, Vol. 32, 1999, Inst. de Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, pp. 581, 582.         [ Links ]

28 "El progreso, entendido de muy diversas maneras, implicaba sobre todo la tesis de que todos los fenómenos sociales tienen sentido[ conforme a leyes naturales], de que unos sirven para la aparición de otros, [...] El progreso concebido de esta manera, sería la ley del desarrollo histórico, [...] La humanidad se encaminaría hacia una etapa no sólo de auge de las ciencias positivas, sino de organización social dirigida por la sociología y por el resto de las ciencias, la física social convertiría la política en ciencia y todo se organizaría según sus criterios[ estos nuevos criterios establecerían un orden necesario para alcanzar el progreso". Cfr. Abelardo Villegas, Positivismo y porfirismo, México, SEP -Setentas, 1972, pp. 6-8.         [ Links ]

29 Cfr. Foucault, Michel, Microfísica del poder, Madrid Esp., Ed. Piqueta, 1992.         [ Links ]

30 Adams, Richard Newbold, La red de la expansión..., p. 88.

31 Valenzuela Márquez, Jaime, "De las liturgias del poder..., p. 582.

32 Bourdieu, Pierre, "Espacio social y poder simbólico" en Pierre Boudieu, Cosas dichas, Barcelona Esp. Gedisa, 1996, p. 137.         [ Links ]

33 Idem.

34 Idem.

35 Ibid., p. 140.

36 Sobre estos tres tópicos véase Gámez, Moisés, "Salud pública: la fiebre del orden. Interpretación sobre política sanitaria en San Luis Potosí a fines del XIX", en Vetas, Núm. 1, Abril de 1999, México, COLSAN, pp. 95 -109.         [ Links ]

37 "La segregación social y espacial muestra cómo la ciudad puede vivirse de maneras distintas; es decir, habitar, convivir, divertirse y recorrerla, eran actividades marcadamente diferenciadas según se esté situado en la escala social". Véase Hira de Gortari, "¿Un modelo de urbanización? la ciudad de México de finales del siglo XIX" en Secuencia, Rev. Americana de Ciencias Sociales, México, Instituto Mora, Mayo -Agosto 1987, p. 48.         [ Links ]

38 González, Jorge A., Más (+) Cultura (s) Ensayos sobre realidades plurales, México, CONACULTA, 1990, p. 89.         [ Links ]

39 Angel Rama acuña el concepto «ciudad letrada» para referirse al nexo existente entre el aparato de estado o gobierno y los grupos de intelectuales o cultura letrada que ejercen poder sobre la configuración de una ciudad. Cfr. Ángel Rama, The Lettered City, Trad. John Charles Chasteen, USA, Duke University Press, 1996.         [ Links ]

40 Citado en Jaime Valenzuela Márquez, "De las liturgias del poder..., p. 582.

41 Uno de los más importantes exponentes de la teoría positivista de superiores e inferiores en el orden social fue Miguel S. Macedo, quien figuraba dentro de la Asociación Metodófila fundada por Gabino Barreda en 1877, y que más tarde será uno de los dirigentes del partido político de los Científicos. Mas adelante veremos que alcances tuvo esa teoría. Cfr. Leopoldo Zea, El positivismo..., pp. 166 y ss.

42 Chartier, Roger, Sociedad y escritura en la edad moderna, México, Instituto Mora, Col. Itinerarios, 1995, p. 32 y 36.         [ Links ]

43 Frases contenidas en las crónicas publicadas en noviembre de 1888 dentro de los periódicos: El Correo de San Luis, Periódico de política, literatura, ciencias, artes, agricultura, industria, minería y comercio; Editor: Jesús Ortíz, Edición extraordinaria, San Luis Potosí, México, noviembre de 1888; El Estandarte, director responsable Primo Feliciano Velázquez, S.L.P. México, noviembre de 1888; y Periódico Oficial del Gobierno del Estado de San Luis Potosí, México, noviembre de 1888

44 Geertz, Clifford, La interpretación de las culturas, México, Gedisa, 1987, p. 81.         [ Links ]

45 Frase de Miguel S. Macedo contenida en "Ensayo sobre los deberes recíprocos de los superiores y los inferiores" publicado en Anales de la Asociación Metodófila "Gabino Barreda", Imprenta del Comercio de Dublán y Chavez, México, 1877, citado en Leopoldo Zea, El Positivismo en México..., p. 167.

46 Torre, Juan de la, Historia y descripción del Ferrocarril Nacional Mexicano, (miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística), México, Imprenta de I. Cumplido, 1888, reimpresión Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Morelia, México, 2002, p. I.         [ Links ]

47 Valenzuela Márquez, Jaime, "De las liturgias del poder...", p. 583.

48 Remoti, Francesco, (1989) Citado en Jaime Valenzuela Márquez, Jaime, "De las liturgias del poder..., p. 590.

49 Periódico Oficial del Gobierno del Estado de San Luis Potosí, México, Núm. 963, 4 de agosto de 1888, p. 4.

50 Periódico Oficial del Gobierno del Estado de San Luis Potosí, México, Núm. 969, 29 de agosto de 1888, p. 3.

51 Periódico Oficial del Gobierno del Estado de San Luis Potosí, México, Núm. 965, 11 de agosto de 1888, pp. 3 y 4.

52 Idem.

53 Para detalle véanse las crónicas en El Correo de San Luis, Periódico de política, literatura, ciencias, artes, agricultura, industria, minería y comercio; Editor: Jesús Ortíz, Edición extraordinaria, San Luis Potosí, México, noviembre de 1888; El Estandarte, director responsable Primo Feliciano Velázquez, S.L.P. México, Noviembre de 1888; y Periódico Oficial del Gobierno del Estado de San Luis Potosí, México, noviembre de 1888.

54 Citado en Valenzuela Márquez, Jaime, "De las liturgias del poder..., p. 588.

55 Idem.

56 Valenzuela Márquez, Jaime, "De las liturgias del poder..., p. 588.

57 Zea, Leopoldo, El positivismo..., p. 99.

58 Ibid., p. 166.

59 Idem.

60 Idem.

61 Para abundar en este punto véase Leoplodo Zea, El positivismo....

62Idem.

63 Para mayores detalles al respecto véase Leopoldo Zea, El positivismo..., p.166 y ss.

64 Ibid., p. 167.

65 Ibid., p. 168.

66 Idem.

67 Ibid., p. 169.

68 Los encargados de lo que podríamos llamar la logística fueron Alberto Villalobos y Pedro Barrenechea, Cfr. Periódico Oficial del Gobierno del Estado de San Luis Potosí, México, Núm. 987, 17 de noviembre de 1888, p. 4.

69 Periódico Oficial del Gobierno del Estado de San Luis Potosí, México, Núm. 926, 4 de febrero de 1888.

70 Rama, Angel, The Lettered City...

71 El Correo de San Luis, Periódico de política, literatura, ciencias, artes, agricultura, industria, minería y comercio; Editor: Jesús Ortíz, San Luis Potosí, México, Núm. 317 de 21 de octubre de 1888, p. 1.

72 Chartier, Roger, Sociedad y escritura..., p. 26.

73 Periódico Oficial del Gobierno del Estado de San Luis Potosí, México, Núm. 984, 27 de octubre de 1888, p. 4.

74 El programa se publicó en Periódico Oficial del Gobierno del Estado de San Luis Potosí, México, Núm, 984, 27 de octubre de 1888, p. 4; y se confirma el orden de cómo se llevó acabo en una crónica publicada en el mismo periódico Núm. 986 de 14 de noviembre de 1888.

75 Frase contenida en una crónica publicada en El Correo de San Luis, Editor: Jesús Ortíz, San Luis Potosí, México, Núm. 318, 15 de noviembre de 1888, p. 3.

76 Periódico Oficial del Gobierno del Estado de San Luis Potosí, México, Núm, 987, 17 de noviembre de 1888, p. 4.

77 El Correo de San Luis, Periódico de política, literatura, ciencias, artes, agricultura, industria, minería y comercio; Editor: Jesús Ortíz, San Luis Potosí, México, Edición Extraordinaria, Noviembre de 1888, p. 16ª.

78 Valenzuela Márquez, Jaime, "De las liturgias del poder..., p. 590.

79 Citado en Valenzuela Márquez, Jaime, "De las liturgias del poder..., p. 590.

80 Idem.

81 Ibíd.

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