SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número50Exilios en MéxicoEmilio Castelar en México: Su influencia en la opinión pública mexicana a través de "El monitor republicano" índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Tzintzun

versión impresa ISSN 0188-2872

Tzintzun  no.50 Morelia jul./dic. 2009

 

Reseñas

 

MARÍA CECILIA ZULETA, Los extremos de Hispanoamérica. Relaciones, conflictos y armonías entre México y el Cono Sur, 1821-1990

 

Elda Pérez Reyes

 

Secretaría de Relaciones Exteriores, México, 2008, 426 pp.

 

Estudiante del Doctorado en Historia del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo

Una de las constantes de gran parte de la historiografía, hasta hace algunos años, fue señalar grosso modo que en sus relaciones exteriores México había privilegiado, tras su Independencia, la relación con Estados Unidos y Europa, dejando en tercer lugar a sus vecinos latinoamericanos. Dentro del cual el Cono Sur revistió una mínima importancia, misma que se diluía entre la distancia y la falta de medios de comunicación y transporte. Sin embargo, hacía falta una explicación más detallada y de conjunto que diera cuenta de las condiciones que privaron en la germinación y evolución de los vínculos de la cancillería mexicana con esa parte del mundo. En esa dirección, la Secretaría de Relaciones Exteriores se ha dado a la tarea de llenar ese vacío historiográfico con la publicación de obras generales que abordan el tema, como es el caso de la que nos ocupa.

La autora hace una interpretación de largo plazo de los contenidos y desenvolvimiento histórico de las interacciones de nuestro país con Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay desde tres enfoques: el diplomático, el económico y el ideológico-cultural. Lo cual le permite ofrecer una explicación completa, ubicar las directrices que vertebraron la política exterior mexicana a fin de caracterizarla como un proceso poco homogéneo y cauteloso porque la dinámica diplomática bilateral fue intermitente y se le dio mayor peso a los vínculos con Chile y Argentina a lo largo de gran parte de los siglos XIX y XX. Cauteloso porque frente a los problemas internos y externos de los países referidos México adoptó el papel de observador, cuando la ocasión lo ameritó, intentó intervenir como fue el caso en la Guerra del Chaco. A decir de Zuleta, con sus respectivos matices, la política exterior mexicana hacia el Cono Sur a lo largo del periodo analizado fue orientada por dos factores que aunque pudieran parecer contradictorios no lo son: el interés nacional mexicano y el interés nacional estadounidense.

El primero se fundamenta en que la cancillería mexicana buscó crear su propia esfera de influencia en Sudamérica y adquirir protagonismo internacional que le diera autonomía en su relación con la Casa Blanca, misma que hizo valida en tiempos de paz -cuando intentó un acercamiento con las naciones referidas, aunque no siempre fue correspondido-, pero en tiempos de crisis se replegó hacia su vecino del Norte en tanto que los países del Cono Sur hicieron lo propio con respecto de Europa. El segundo factor encuentra su base en los estrechos vínculos políticos, económicos e ideológico-culturales que son inherentes a la relación asimétrica mexicano-estadounidense, lo que a su vez condicionó la vida nacional e internacional del primero, dejándolo hasta cierto punto en calidad de vocero del segundo. De acuerdo con la autora, la ventaja de todo esto fue que las autoridades mexicanas buscaron y encontraron la manera de obtener beneficios al secundar la política exterior estadounidense en sus vínculos con Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay.

En su obra, María Cecilia Zuleta intenta medir los alcances y límites de la relación de México con los países del Cono Sur, marcar rupturas y continuidades y explicar la importancia que cada nación tuvo para México, misma que dependió del liderazgo regional que en un inició estuvo en manos de Argentina y más tarde de Chile, para ello, Zuleta se apoya en el uso de fuentes de primera mano, particularmente el Archivo Histórico Genaro Estrada de la Secretaría de Relaciones Exteriores, hemerográficas y bibliografías.

La obra se estructura en diez partes, la conclusión y anexos. En cada una de ellas se expone la realidad en la que la diplomacia mexicana se abrió paso para intentar crear las condiciones para conseguir presencia e influencia en Sudamérica, en la que influyó en mayor o menor medida el carácter y la ideología de los representantes mexicanos, la realidad de los países referidos, los intereses estadounidenses y el contexto mundial.

La autora sostiene la tesis de que desde la independencia de México hasta antes de la revolución, los vínculos políticos, económicos e ideológico-culturales de México con los países del Cono Sur mantuvieron una carácter más formal que real, y que la iniciativa casi siempre surgió de nuestro país, pero no siempre fue secundada. En un primer momento el centro político que cobró mayor importancia para México fue Argentina, pero a medida que corrieron las tres primeras décadas del siglo XX Chile se convirtió en pieza clave de su diplomacia en la región, por la consolidación de esa nación y por las oportunidades que parecía ofrecer para productos mexicanos, situación expuesta en los capítulos: primero, segundo y tercero: Relaciones embrionarias; Los cimientos: ¿"La invariable cordialidad" aún en el conflicto? y Revolución y guerra, 1910-1918. La vuelta de tuerca en la diplomacia.

Los apartados cuarto y noveno: La política del intercambio comercial, 1890-1940 y El comercio entre México y los países del Cono Sur, siglo XX. Notas y valance versan sobre las relaciones comerciales entre México, Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay durante el siglo XX. Las cuales son caracterizadas como: "ilimitadas estructuralmente desde la independencia hasta la Primera Guerra Mundial. Si los resultados del tráfico fueron exiguos, resalta el despliegue intermitente de esfuerzos dirigidos a impulsar durante casi medio siglo, especialmente en marcos de coyunturas de tención y conflicto en la relación comercial predominante con las potencias atlánticas." Las importaciones y las exportaciones en los mercados sudamericanos se fueron modificando en composición, cantidad y distribución regional durante el periodo analizado, sin embargo, en términos generales la balanza fue negativa para México.

El título Las relaciones mexicano-conosureñas en cuarto creciente que la autora dio al capítulo quinto explica cómo las relaciones entre los países de México y el Cono Sur se fueron desarrollando y afianzando entre las dos guerras mundiales, cuyo factor de unión fue el intercambio cultural, el cine, el arte, los deportes y las comunicaciones -principalmente con Argentina-, a pesar de las fricciones suscitadas por la Guerra del Chaco, en la que México intentó cobrar protagonismo y la "cuestión española" en la que la política exterior mexicana adoptó una postura contraria a la de las naciones "conosureñas" de puertas abiertas al asilo español. Unos de los hilos conductores de la relación de los países referidos fue la constante disputa velada por fungir como líder de América Latina, de acuerdo con la autora, tal papel fue elemento de discordia entre Argentina, Chile y México naciones sin mayores asimetrías, terreno en el que México tenía la ventaja de contar con la venia estadounidense y Argentina la desventaja de no haber declarado la guerra al Eje, situación que le propició problemas a ésta. Mientras que nuestro país secundó la política exterior estadounidense, como se expone en la parte sexta denominada La gran fuerza del cambio en el hemisferio occidental.

Después de la ríspida relación que el contexto internacional suscitó entre las naciones analizadas, en el capitulo denominado El desafío de los tiempos. La ciencia de cómo encontrar y esquivar relaciones, 1960-1980 se expone el giro que dio México a su política exterior, con el objetivo de dinamizar los vínculos con sus pares "conosureños," para ello se inauguraron las visitas oficiales a los países sudamericanos; práctica continuada por Luis Echeverría en un intento de buscar una solución a las tenciones políticas y económicas, una mayor autonomía y el protagonismo de México en el continente americano, pero las complicaciones no se hicieron esperar ante la política mexicana de "puertas abiertas" al asilo sudamericano, cerrando con ello otro intento de la administración porfirista por izar la bandera de la potencia media continental.

Ante la guerra de las Malvinas la política exterior mexicana dejó de lado sus diferencias con Argentina y se pronunció, de manera cautelosa, a favor de ésta, pero cuidó las formas pues no quería poner en riesgo los lazos con el vecino del Norte, con el cual Buenos Aires tenía un historial negativo, sin embargo, la Casa Blanca se vio en el dilema de apoyar a Gran Bretaña o a Argentina, de acuerdo con la autora, la decisión no fue fácil, pero se inclinó por la primera mientras que en las Naciones Unidas México condenó la guerra y se pronunció a favor del país más débil. Tema desarrollado en la octava parte del libro: Las estribaciones de la guerra fría: Malvinas, quien siembra vientos cosecha tempestades. En el último capítulo que la historiadora denominó El águila flamante: diplomacia en pos de la integración y el desarrollo, 1960-1991 aborda los esfuerzos de la política exterior mexicana dirigidos a la firma de convenios y acuerdos de diversa índole con Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay durante las décadas de 1960-1990.

Como se puede ver, la obra de Zuleta constituye un aporte significativo a la historiografía latinoamericana por la temática y la forma como es desarrollada, al dar una explicación de conjunto y de largo plazo desde una triple perspectiva que incluye elementos políticos, económicos e ideológico-culturales que le dan soporte al libro al poner sobre la mesa de análisis los factores que dieron vida a los conflictos y armonías de México con el Cono Sur. Los problemas identificados, aunque menores, tienen que ver con la ausencia de fuentes de archivo de las naciones sudamericanas que desequilibran la reconstrucción que la autora presenta y el desdibujamiento del papel de Uruguay, Paraguay y en menor medida Chile, pues se le da mayor peso a Argentina en la reconstrucción de algunos de los acontecimientos, como por ejemplo, los asuntos políticos y económicos.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons