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Tzintzun

Print version ISSN 0188-2872

Tzintzun  n.50 Morelia Jul./Dec. 2009

 

Artículos

 

Entre los vecinos y los imperios: el papel de Belice en la geopolítica regional

 

Among the neighbors and empires: the role of Belize in regional geopolitics

 

Entre les voisins et les empires : le rôle du Belize dans la géopolitique régionale

 

Mónica Toussaint

 

Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Correo electrónico: mtoussaint@mora.edu.mx

 

Recibido: 29 de octubre de 2009
Aceptado: 3 de diciembre de 2009

 

Resumen

El objetivo de este artículo consiste en analizar el papel de Belice en la geopolítica regional a lo largo de las grandes etapas de su historia, haciendo énfasis especial en el siglo XX. Primero, se estudian las décadas que van de principios del siglo a 1963, cuando Belice alcanza el autogobierno; después, se examina el periodo que transcurre entre 1963 y 1981, el cual incluye aspectos fundamentales como la lucha por la independencia y la crisis centroamericana; y, por último, se analizan los años que transitan de la independencia a nuestros días. A lo largo del texto se plantean problemas tales como el papel de Belice en el contexto regional, la relación entre los aspectos internos y la política beliceña hacia los países del área, las estrategias de los principales actores externos (México, Gran Bretaña y Estados Unidos), y los conflictos del gobierno beliceño con los países centroamericanos, particularmente con Guatemala. Asimismo, se da cuenta de las discusiones sobre la independencia de Belice en los foros internacionales, el papel de México en relación con la defensa de la autodeterminación del pueblo beliceño, así como las posturas de algunos de los gobiernos centroamericanos, más afines a las directrices de Washington. Por último, se revisa la actualidad de los conflictos limítrofes del gobierno beliceño con sus vecinos: Guatemala y México.

Palabras clave: Geopolítica, independencia, política exterior, límites, Belice, México, Guatemala, Centroamérica.

 

Abstract

The purpose of his article is to analyze the role of Belize in regional geopolitics along the major stages of its history, with special emphasis on the twentieth century. First, we study the decades from the early 1963, when belize attained self-government; then we examined the period between 1963 and 1981, which includes key issues such as the struggle for independence and the Central American crisis. It also analyzes the years of independence to the present. Throughout the article problems such as the role of Belize in the regional context, the relationship between the domestic and political aspects of Belize to the regional countries are analyzed, the strategies of the major external actors (Mexico, Great Britain and the United States), and conflicts of the Government of Belize with Central American countries, particularly with Guatemala. Likewise, discussions addressed the independence of Belize in international forums, the role of Mexico in connection with the defence of self-determination of the people of Belize and the positions of Central American governments closer to Washington. Finally, we review the conflict of territorial division of the government of Belize with its neighbors, Guatemala and Mexico.

Key words: Geopolitics, independence, exterior policy, territorial division, Belize, Mexico, Guatemala, Central America.

 

Résumé

Le but de cet article est d'analyser le rôle du Belize dans la géopolitique régionale tout au long des grandes étapes de son histoire, plus particulièrement au XXe. siècle. D'abord, on étudie le débout du siècle jusqu'à 1963, quand le Belize obtient son autogouvernement ; ensuite, on examine la période entre 1963 et 1981, dans laquelle sont inclus des aspects fondamentaux : la lutte pour l'indépendance et la crise Centroaméricaine; et finalement, on analyse les années à partir de l'Indépendance jusqu'à aujourd'hui. Tout au long du texte, on instaure des problèmes comme le rôle du Belize dans le contexte régional, la relation entre les aspects internes et la politique bélizienne par rapport aux pays de la région, les stratégies des principaux acteurs externes (le Mexique, la Grande Bretagne et les Etats-Unis), et les conflits du gouvernement du Belize avec les pays de l'Amérique Centrale, notamment le Guatemala. Aussi, on établie des discussions sur l'indépendance du Belize aux forums internationaux, le rôle du Mexique par rapport à la défense de l'autodétermination du peuple bélizien, ainsi que les positions de quelques gouvernements d'Amérique Central les plus proches aux directives de Washington. Enfin, on vérifie les conflits limitrophes du gouvernement bélizien avec ses voisins: le Guatemala et le Mexique à l'heure actuelle.

Mots Clés: Géopolitique, indépendance, politique extérieur, limites, le Belize, le Mexique, le Guatemala, l'Amérique Centrale.

 

Cuál ha sido el papel de Belice en la geopolítica regional? Esa es la pregunta que se quiere contestar en este trabajo a partir de tres grandes momentos de la historia de Belice a lo largo del siglo XX: el primero, que abarca las décadas que van de principios del siglo a 1964, cuando Belice alcanza el autogobierno; el segundo, de 1964 a 1981, que incluye el periodo de la lucha por la independencia y que coincide con la crisis centroamericana; y, el tercero, que va de la independencia a nuestros días. El punto de partida tiene que ver con el reconocimiento de que, desde sus orígenes, la historia de Belice estuvo signada por las disputas internacionales en torno a la soberanía sobre su territorio. De aquí este intento por analizar problemas tales como:

a) El papel de Belice en el contexto regional.

b) La relación entre la política interna y el contexto internacional.

c) Los limitados vínculos de Belice con los países del área.

d) Las discusiones sobre la independencia de Belice en los foros internacionales.

e) El papel de México en la defensa de la autodeterminación del pueblo beliceño.

f) La política de los principales actores externos -México, los países centroamericanos, Gran Bretaña y Estados Unidos- hacia Belice.

g) Los conflictos limítrofes del gobierno beliceño con los países vecinos, particularmente Guatemala y México.

 

Nace un asentamiento

Originalmente Belice no fue establecido formalmente como colonia por alguna autoridad británica, sino que los corsarios y bucaneros que abandonaron la actividad pirática se establecieron paulatinamente en las bahías de Campeche y Honduras para dedicarse a la explotación del palo de tinte, producto del cual se extraía el colorante para la lana en tonos de negro, gris, morado y rojo. Para 1670, existían pequeños asentamientos de cortadores de madera en la laguna de Términos, la isla Trist, la isla Beef, la bahía de Campeche y cabo Catoche.1

La pugna entre las potencias europeas fue el elemento central que caracterizó al siglo XVII, en la cual las principales antagonistas fueron Francia y la Gran Bretaña. Éstas se enfrascaron en una guerra de posiciones en función de la carrera de expansión colonial en América del Norte, el Caribe y la India.2 En los albores del siglo XVIII, España se convirtió en el enemigo común de una alianza conformada por la Gran Bretaña, Francia, Holanda y Austria. La historia de Belice estuvo inmersa en los conflictos de las potencias europeas y los primeros 50 años del siglo quedaron signados por los sucesivos intentos españoles para desalojar a los grupos de cortadores británicos. Cuando los ingleses fueron expulsados definitivamente de Campeche por los españoles, se trasladaron a Belice, lo que incrementó la importancia del asentamiento.

Al comenzar el siglo XIX, el asentamiento empezó a cobrar una apariencia más estable. Además, las relaciones entre los colonos y el gobierno británico comenzaron a ser más permanentes, lo que llevó a los cortadores a solicitar por primera vez en 1810 que el asentamiento fuera considerado colonia de la Gran Bretaña y que sus asuntos fueran tratados en el ministerio de Asuntos Coloniales (Colonial Office).3 A lo largo del siglo XIX, los cortadores expresaron reiteradamente a Londres la necesidad de que el establecimiento de cortadores adquiriera el estatus colonial. Incluso el propio gobernador de Jamaica llegó a sugerir que el asentamiento se transformara en colonia británica, sujeta directamente a la Corona, pero el gobierno inglés se negaba a dar el paso final. El ministerio de Asuntos Exteriores (Foreign Office) consideró esta posibilidad en 1841 y en 1850, pero en ambas ocasiones el proyecto se vino abajo.

Fue hasta el 12 de mayo de 1862 cuando se decretó la creación formal de la colonia de Honduras Británica y, ese mismo día, el superintendente Frederick Seymour fue nombrado por la reina teniente gobernador, bajo la autoridad del gobernador de Jamaica. En 1869, la Asamblea Legislativa solicitó a Londres que Honduras Británica fuera considerada colonia de la Corona con la idea de que al asumir el sistema de gobierno de colonia real, el asentamiento alcanzaría una mayor prosperidad. En abril de 1871 la Corona británica proclamó el sistema de colonia real, con el que desaparecieron todas las instituciones representativas vigentes hasta ese momento.4 A partir de entonces, el gobernador gozó de un poder casi absoluto, mientras que los cortadores tratarían por todos los medios de recuperar sus derechos perdidos y volver al autogobierno. Esta demanda se convirtió, durante el siglo XX, en el eje del movimiento de independencia que bajo la dirección de George Price, culminaría en septiembre de 1981.

 

Historia de una disputa

El origen mismo de Belice es particular puesto que cuando los españoles recorrieron las costas de América transitaron por Belice, pero no permanecieron en él debido a que era un lugar francamente inhóspito por sus condiciones geográficas, el clima, los pantanos, etc. De aquí que, durante muchas décadas, Belice constituyera fundamentalmente un refugio de piratas. Cuando en el siglo XVII se suprimió la piratería, muchos de estos ingleses se trasladaron a Belice que era un lugar para ellos familiar y al que estaban de alguna manera acostumbrados. Ahí desarrollaron el corte del palo de tinte, que era un producto que tenía un valor importante. Esto generó un conflicto entre España e Inglaterra porque España tenía los derechos soberanos sobre el territorio, mientras que la Gran Bretaña defendía el derecho de posesión porque sus cortadores tenían ya años dedicados al corte de madera. Además, es importante destacar que los límites entre el Virreinato de la Nueva España y la Capitanía General de Guatemala no eran claros, por lo que Belice permaneció por muchas décadas como tierra de nadie.5

A lo largo del siglo XVIII, que fue también un siglo de continuas pugnas entre las potencias europeas, se firmaron una serie de tratados de paz como el de Utrecht en 1713, el de París en 1763, el de Versalles en 1783, y la Convención de 1786, que constituyó el último pacto entre España y la Gran Bretaña. La potencia vencedora impuso una serie de condiciones y en estos acuerdos se fue reconociendo primero el derecho de los cortadores a estar asentados en Belice, después el derecho de comerciar el palo de tinte -porque la venta lesionaba el monopolio español en la zona- y, por último, se intentó definir los límites hacia finales de siglo. Sin embargo, a pesar de que se hacían pequeñas precisiones, los límites no concordaban con la realidad ya que los cortadores siempre extendían su actividad más allá de estos límites fijados en los tratados internacionales. Con todo, la soberanía sobre el territorio beliceño siempre recayó en España.6

En el siglo XIX, con el proceso de independencia, los dos nuevos actores de la disputa por Belice fueron México y Guatemala quienes desde 1821 reclamaron la soberanía de Belice por derecho hereditario y declararon caducos los pactos anteriores. Sin embargo, Inglaterra sostuvo que los tratados de 1783 y 1786 seguían vigentes, por lo cual la soberanía sobre el territorio beliceño recaía aún en España. Por ello, no tenía nada que negociar con estos países, sino que debía seguir tratando directamente con España. El argumento fundamental de Inglaterra consistía en afirmar que ni México ni Guatemala estaban en posesión efectiva de este territorio en el momento de la independencia.

Asimismo, Inglaterra buscó aprovechar el hecho de que España no hubiera reconocido la soberanía de sus antiguas colonias y trató en varias ocasiones de obtener la cesión del territorio que ocupaban sus cortadores, incluyendo los cayos e islas, alegando una prescripción de 200 años de conquista. Sin embargo, en 1836 España reconoció por fin la independencia mexicana, pero sin hacer mención específica al problema de Belice, ya que el gobierno español había prometido a la Gran Bretaña que no discutiría la cuestión de los límites con México. Éste se reconoció así como heredero de los derechos de España, a pesar de la oposición británica.

Inglaterra resolvió entonces negociar directamente con México y con Guatemala, tratando sobre todo de establecer los límites. Hubo un par de intentos, en 1834 y 1847, para gestionar un tratado de amistad y comercio entre Gran Bretaña y Guatemala que incluyera el asunto de los límites, pero ambos fracasaron. Con el fin de evitar la interferencia de Estados Unidos en Centroamérica, Gran Bretaña intensificó sus esfuerzos por llegar a un acuerdo. Fue en 1857 cuando se iniciaron una serie de conversaciones entre la Gran Bretaña y Guatemala encaminadas a lograr un convenio de límites. Estas negociaciones duraron dos años y en ellas se llegó a hablar incluso de una posible indemnización.7 Finalmente, en abril de 1859 se firmó un tratado "definitivo",8 que fue uno de los orígenes del actual diferendo limítrofe entre Belice y Guatemala.

En el artículo séptimo se estipulaba que las partes contratantes debían colaborar en la construcción de una vía de comunicación entre Belice y Guatemala. Esta cláusula fue el punto central del conflicto porque tanto Inglaterra como Guatemala la interpretaron de manera diferente. La cláusula establecía que Inglaterra iba a llevar a cabo todo el estudio técnico asumiendo sus costos, al tiempo que Guatemala pondría los materiales y la mano de obra. Sin embargo, el tratado no precisaba el término en el cual debía llevarse a cabo la obra ni su cuantía material y tampoco se aclaraban las responsabilidades de cada una de las partes en la construcción de la misma, quedando todo ello sujeto a un supuesto acuerdo verbal del cual tanto Inglaterra como Guatemala tenían su propia interpretación. La primera estaba convencida de que debía proporcionar todo lo necesario para la dirección científica y los trabajos especializados, mientras que Guatemala debía suministrar los materiales y la mano de obra, quedando a cargo de ambos gobiernos el pago de los salarios. La segunda estaba segura de que Inglaterra no sólo debía cubrir la dirección técnica, sino que estaba obligada a pagar totalmente los salarios de la mano de obra guatemalteca. A partir de esa diferencia el tratado se vino abajo y se negaron a ratificarlo, quedando como algo pendiente a partir de entonces.9

En el caso de México, las discusiones tomaron otro rumbo debido a que, a mediados de 1847, se desató en Yucatán la rebelión indígena conocida como la Guerra de Castas. De inmediato, Inglaterra vislumbró la posibilidad de presionar al gobierno mexicano de manera indirecta por medio de la venta de armas y municiones a los mayas sublevados, rebasando el marco de la negociación estrictamente diplomática.10 La Guerra de Castas trajo consigo consecuencias importantes para el asentamiento de cortadores, sobre todo en los aspectos social y racial. Una oleada de mexicanos empezó a cruzar el río Hondo, algunos de ellos para preparar una contraofensiva desde Belice y otros para establecerse de manera permanente en el asentamiento. A fines de 1850 la población de la parte norte del territorio beliceño ascendía a 5 mil habitantes, de los cuales 4 mil eran inmigrantes.11

Después de varios intentos fracasados por definir los límites en las décadas de los sesenta y los setenta del siglo XIX, la urgencia por delimitar la frontera entre México y Belice se hizo cada vez más evidente debido a que las autoridades mexicanas habían sido incapaces de controlar a la población maya de Yucatán y eran cada vez más frecuentes las incursiones al territorio beliceño por parte de los sublevados, ya fuera en busca de refugio o para abastecerse de armas. Al iniciar la década de los ochenta, México firmó un tratado de límites con Guatemala el cual puso fin a una también larga disputa fronteriza. De aquí que la posibilidad de llegar a un acuerdo entre ingleses y mexicanos empezara a vislumbrarse con mayor claridad.

Las negociaciones se iniciaron en 1887. A principios de año, el representante de la cancillería británica en México, sir Spencer Saint John, recibió instrucciones de su gobierno en el sentido de establecer los límites preferentemente con base en una frontera natural. México propuso entonces llegar a un acuerdo en el cual no se hiciera referencia alguna a la soberanía británica sobre la colonia y se reconociera al río Hondo como frontera. Gran Bretaña aceptó estas bases para la negociación la cual culminó con éxito en julio de 1893.12 A pesar de que la crítica al tratado fue muy severa, ya que aunque en el convenio no se hacía referencia explícita a la soberanía inglesa sobre el territorio, en los hechos se le concedía, éste fue ratificado en 1897, añadiéndose una convención adicional en la cual Inglaterra garantizaba a México a perpetuidad la libertad de navegación en las aguas territoriales de Honduras Británica. México renunciaba así a la posibilidad de reclamar la herencia de los derechos soberanos de España sobre el asentamiento y, en consecuencia, en las postrimerías del siglo XIX la presencia inglesa en Belice quedaba legalmente reconocida.13

 

El autogobierno: primer paso hacia la independencia

Ya en el siglo XX, el eje de este conflicto de límites entre Guatemala y Belice tuvo que ver con la lucha por la independencia de los beliceños. Durante las primeras décadas del siglo XX no hubo mayores negociaciones, pero en 1838 el asunto revivió con la publicación del Libro Blanco de Guatemala, en el cual se hacía toda una defensa de sus derechos sobre Belice. Ello provocó que en México aparecieran también una serie de publicaciones que defendían los derechos históricos mexicanos sobre el territorio beliceño. Un hecho de la mayor importancia fue que en 1944, cuando fue derrocado el dictador guatemalteco Jorge Ubico y asumió la presidencia Juan José Arévalo, se modificó la Constitución de Guatemala la cual estableció en su artículo primero que Belice era parte del territorio guatemalteco.14 Durante muchos años, esto se convirtió en un puntal de las reivindicaciones nacionales de Guatemala.15

En el caso de México, de Lázaro Cárdenas en adelante la postura oficial del gobierno fue afirmar la existencia de sus derechos históricos, pero reconociendo que había renunciado a ellos por medio de la firma del tratado de 1893.16 Sin embargo, en más de una ocasión, los gobiernos mexicanos reconocieron las reclamaciones territoriales de Guatemala e incluso llegaron a manifestar que en caso de existir cualquier cambio en el statuts territorial de Belice, México haría valer sus derechos. Paralelamente, fiel a sus principios de política exterior, México defendió el derecho de Belice a la autodeterminación, a la independencia y a la integridad territorial, siempre y cuando se realizara sin subordinarse a los designios guatemaltecos, lo cual resultaba de suma importancia en el marco de las permanentes amenazas por parte de Guatemala.17 Aunque esta tendencia se mantuvo casi de manera permanente, a mediados de los años setenta el presidente Luis Echeverría expresó un apoyo abierto a las demandas guatemaltecas. Uno de sus argumentos fue la preocupación del gobierno de Guatemala por el riesgo de la penetración cubana a través de un Belice independiente. Finalmente, el gobierno mexicano retornó a su política de respaldo al derecho de autodeterminación del pueblo beliceño, pero estas vacilaciones lesionaron la imagen de México tanto en Belice como en Guatemala.18

Es en este periodo que el movimiento independentista beliceño, que tuvo su origen en los sindicatos y organizaciones de trabajadores, empezó a luchar por el derecho al autogobierno con la idea de encaminarse a la independencia. En este movimiento se insertó la problemática sobre la frontera porque el proceso de independencia de Belice se vio amenazado en sucesivos momentos del siglo XX por la idea de que Guatemala pensaba invadir Belice.19 De aquí que Inglaterra no quisiera dejar libres a los beliceños para decidir su destino, porque pensaba que Guatemala podría invadir el territorio.20 Dos fueron los ejes de la actividad política en Belice durante los años cincuenta y sesenta: la reforma de la Constitución y la lucha por el autogobierno. En 1954 se realizó una reforma constitucional bajo el principio del sufragio universal, que incluía la creación de una Asamblea Legislativa integrada por una mayoría de miembros electos. Además, a principios de 1955 se empezaron a dar pasos más claros en dirección al autogobierno, con la introducción de un sistema de gobierno ministerial.21

Sin embargo, el gobierno británico no estaba convencido de conceder la forma de autogobierno pleno debido a cuatro motivos: la inexperiencia política, la ausencia de sectores medios educados, el peso político del Partido Unido del Pueblo y las continuas amenazas de Guatemala. No obstante, la Constitución fue modificada de nueva cuenta en 1960 primero y luego en 1963, y al fin se le concedieron a Belice facultades absolutas en la gestión interna de sus asuntos.22 Esta Constitución entró en vigor el 1 de enero de 1964 y puede considerarse como un paso decisivo hacia la independencia definitiva de Belice.

 

Geopolítica e independencia

Pero, ¿por qué Gran Bretaña tuvo tanto interés en un territorio de 22,000 kilómetros de extensión, ubicado en la parte norte del istmo centroamericano? Fundamentalmente por su posición estratégica.23 Cuando se produjo la independencia de España, Inglaterra sustituyó de alguna manera a la antigua metrópoli y las mercancías británicas comenzaron a entrar a los países centroamericanos por Belice. En distintos momentos fue teniendo un peso diferente, pero la posición estratégica de Belice como vínculo con Centroamérica e incluso con México fue muy importante. Sin embargo, el reclamo territorial guatemalteco sobre el territorio beliceño frenó la integración de Belice a Centroamérica y, a lo largo del siglo, hubo una separación entre los países centroamericanos y Belice.24 Por ello, hubo muchos más vínculos con los países del Caribe, que siempre mostraron su simpatía por la causa beliceña y apoyaron su derecho a la independencia.

Al inicio de la década de los setenta se incrementó la amenaza de una agresión guatemalteca hacia Belice, lo que contribuyó a fortalecer la idea de postergar la independencia hasta contar con las condiciones que garantizaran su continuidad. En 1975 el conflicto alcanzó el ámbito de la Asamblea General de las Naciones Unidas cuando delegados de 45 países solicitaron que no se cediera ante las demandas de Guatemala. De esta reunión emanó una resolución aprobada por 110 votos contra nueve, en la cual se apoyaba el derecho inalienable de Belice a la libre autodeterminación y a la independencia. Declaraciones similares a ésta se desprendieron de tres encuentros internacionales que tuvieron lugar en ese mismo año: la Reunión de jefes de gobierno del Commonwealth, celebrada en Jamaica, la Conferencia de países no alineados, realizada en Perú, y la Conferencia de jefes de Estado de la comunidad del Caribe, efectuada en Saint Kitts. De la misma manera, la independencia de Belice obtuvo el apoyo unánime de los jefes de gobierno reunidos en la Conferencia cumbre de países no alineados, organizada en Sri Lanka en agosto de 1976 y, con motivo de la visita a Panamá del primer ministro George Price, el general Omar Torrijos ratificó su apoyo a la causa independentista. Igualmente, el caso de Belice se discutió en la Conferencia de países del Commonwealth celebrada en Londres en 1977. Como consecuencia, Guatemala desató entonces una intensa campaña con el objetivo de mermar el apoyo internacional hacia Belice.25

El gobierno beliceño propuso al país vecino la firma de un pacto de no agresión y ofreció limitar su derecho, como país independiente, de llegar a acuerdos militares con una tercera nación, además de plantear la posibilidad de establecer convenios de cooperación en áreas de interés mutuo. Igualmente, manifestó su disposición a ceder a Guatemala el acceso a mar abierto a través de su propio mar y compartir el uso del puerto de la ciudad de Belice, facilitando el libre tránsito de mercancías y vehículos en su territorio. A su vez, Inglaterra ofreció contribuir al plan de desarrollo del gobierno guatemalteco con el fin de saldar el compromiso estipulado en el Tratado de 1859. No obstante, Guatemala rechazó todas las propuestas.

En la Asamblea General de la ONU que se efectuó en noviembre de 1977, se acordó ayudar al pueblo de Belice para que ejerciera libremente su derecho a la autodeterminación, a la independencia y a la integridad territorial. Esta resolución fue aprobada por 139 votos a favor, cuatro en contra y trece abstenciones. Los únicos que apoyaron a Guatemala fueron los países centroamericanos mientras que México, Venezuela, Argentina y Perú se sumaron a Panamá, Cuba y el Caribe anglófono en contra de las exigencias guatemaltecas sobre Belice. En 1980, la Asamblea General de la ONU aprobó una nueva resolución en la que se reconocía una vez más el derecho de Belice a la autodeterminación, la independencia y la integridad territorial, y se declaraba que debía independizarse antes de finalizar 1981. Para ello se instaba a Gran Bretaña a convocar a una reunión constitucional y se le conminaba, al igual que a Guatemala y a Belice, a continuar los esfuerzos a fin de llegar a un acuerdo negociado. Esta resolución fue aprobada por 139 votos a favor, ninguno en contra y siete abstenciones.

Suscribieron en marzo de 1981 un acuerdo de dieciséis puntos en el que se planteaba un marco de referencia dentro del cual resolver la reclamación territorial de Guatemala.26 Las conversaciones encaminadas a llegar a un convenio definitivo tuvieron lugar en mayo y julio, pero se suspendieron sin haber alcanzado su objetivo. De ellas sólo emanó un comunicado conjunto por medio del cual Belice y Guatemala manifestaban su deseo de promover y preservar la paz en Centroamérica, así como la necesidad de establecer mecanismos de cooperación en cuestiones prácticas. Además, se mantuvo firme la posibilidad de efectuar nuevas pláticas para resolver las cuestiones pendientes que habían impedido llegar a un arreglo entre las tres partes.

Sin embargo, ante el anuncio de George Price de que antes de finalizar el año declararía la independencia con respecto a la Gran Bretaña, el gobierno guatemalteco aseveró que no reconocería una independencia proclamada de manera unilateral. A principios de septiembre se aprobó en Belice la nueva Constitución, por lo que Guatemala rompió relaciones diplomáticas con Inglaterra y prohibió toda relación, comunicación o comercio con Belice. Finalmente, el 21 de septiembre de 1981 Belice se proclamó independiente, con la garantía militar de las tropas británicas, logrando un sólido reconocimiento internacional, encabezado por el gobierno mexicano, mientras que el régimen guatemalteco quedaba totalmente aislado. A partir de entonces, Belice se convirtió en miembro de las Naciones Unidas y del Commonwealth.27

George Price

 

Reviven los reclamos

Entre 1981 y 2000 hubo una serie de intentos por resolver el diferendo limítrofe entre Belice y Guatemala, pero éstos no tuvieron mayores resultados debido en parte a la situación política tan conflictiva en Centroamérica.28 Fue en un momento de mayor estabilidad cuando surgió la posibilidad de arribar a un acuerdo satisfactorio para ambas partes.29 En mayo de 2000 los gobiernos de Belice y de Guatemala, en presencia del Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria, acordaron buscar una solución final al conflicto de límites, creando la figura de un Panel de Conciliadores.30 Se trataba además de que la Organización de Estados Americanos facilitara el proceso por lo que el 30 de septiembre de 2002 se llevó a cabo una ceremonia en la OEA a la que asistió México, en la cual la comunidad internacional dio su más amplio respaldo a las propuestas del Panel de Conciliadores que habían sido presentadas dos semanas antes a Assad Shoman y Gabriel Orellana, ministros de Relaciones Exteriores de Belice y Guatemala, respectivamente, para alcanzar una solución equitativa y permanente al centenario diferendo territorial entre ambos países.31

Uno de los objetivos consistía en generar confianza de ambas partes para lograr un acuerdo, establecer mecanismos para que no hubiera problemas en la frontera durante este tiempo y empezar a implantar también formas de colaboración entre ambos países. Para ello se creó una Comisión Mixta encargada de recibir y llevar a cabo las propuestas encaminadas a desarrollar un ambiente de confianza, tales como la coordinación de las Fuerzas Armadas para la movilización de tropas en la frontera; intercambios culturales y de becas educativas; congresos de negocios; cooperación en atención y prevención de desastres; lucha contra cultivos ilícitos y narcotráfico; cooperación en turismo; así como la integración plena de Belice a Centroamérica.

Los conciliadores fueron designados por los gobiernos, pero el financiamiento de sus trabajos corrió a cargo del Fondo de Paz de la OEA, lo cual les proporcionaba una mayor autonomía para el desarrollo de sus tareas.32 Además, las partes se comprometían a excluir cualquier otro foro político, diplomático o jurídico, mientras durara el proceso de negociación, y a actuar con base en el principio del respeto mutuo, así como con cautela y prudencia. También acordaron la creación de una zona de adyacencia de un kilómetro a cada lado de la zona fronteriza, con el fin de proteger a los pobladores de la región limítrofe de los posibles excesos de cualquier autoridad. Para garantizar la paz en la frontera se decidió realizar patrullajes conjuntos de las fuerzas de seguridad de ambos países y, en caso de que hubiera algún despliegue de tropas, avisar de inmediato a los gobiernos de los dos países.33

El acuerdo, que fue calificado por César Gaviria como "balanceado, comprensivo, definitivo, honorable y permanente",34 tenía como base consideraciones históricas, legales, políticas y técnicas. Comprendía desde los aspectos generales encaminados a definir la frontera terrestre por medio de una Comisión Técnica, la cual estaría encargada de realizar la demarcación de la línea fronteriza y se haría cargo de su mantenimiento en el futuro, hasta asuntos particulares como el caso del poblado de Santa Rosa, ubicado en territorio beliceño, pero cuyos pobladores son guatemaltecos, por lo que se pensó en darles la oportunidad a ellos de decidir en qué país deseaban vivir. Se trataba de respetar los derechos ciudadanos vigentes en cada país así como lo establecido en los tratados internacionales en materia de derechos humanos.35

Un aspecto original y particularmente importante de la propuesta tenía que ver con la cuestión del mar en la que participaban no sólo Guatemala y Belice, sino también Honduras. Uno de los principales problemas en este diferendo limítrofe era precisamente la salida del Petén al mar. El acuerdo propuesto establecía tres principios básicos: primero, la frontera marítima entre los mares territoriales de Belice y Guatemala sería la línea de equidistancia; segundo, Belice aceptaría la línea de cierre de la bahía de Amatique, entre el cabo Tres Puntas y la ribera sur del río Sarstún; y, tercero, las aguas territoriales y las tres zonas económicas exclusivas serían las establecidas en sus respectivas legislaciones nacionales y conforme al derecho internacional y el derecho del mar.36 De este modo, la explotación de los recursos se haría de manera conjunta, por medio de una Comisión Regional Tripartita de Administración de Pesca para el Golfo de Honduras, bajo una presidencia rotativa de Belice, Guatemala y Honduras. Esta Comisión, de conformidad con el derecho internacional, tendría facultades de administración, conservación a largo plazo y uso sostenible de las poblaciones de peces trans-zonales y de peces altamente migratorios ubicados en las zonas exclusivas de los tres países.37 La idea era que hubiera una administración tripartita de los recursos naturales, de la explotación del fondo del mar y del subsuelo marítimo, y que en ello participaran los tres países para poder desarrollar un proyecto de explotación de los recursos del mar de manera mucho más racional y con base en los intereses comunes.

El mecanismo acordado para coordinar la explotación y mantenimiento de los recursos naturales compartidos en una zona transfronteriza dotada de una diversidad ecológica compartida por Belice, Guatemala y Honduras era la creación de un Parque Ecológico trinacional. Su objetivo: la conservación de los recursos de la zona y el desarrollo de un ecoturismo sostenible.38 Asimismo, el acuerdo definía una franja de mar que le correspondería a Guatemala, esto es, un corredor de acceso con derechos de navegación irrestrictos que se extendería a lo largo de dos millas a ambos lados de la línea de equidistancia que divide el mar territorial de Belice del mar territorial de Honduras.39

Al mismo tiempo, se propuso crear un Fondo Fiduciario para el Desarrollo el cual sería administrado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), con la participación de una serie de instituciones financieras internacionales, con el fin de promover el desarrollo de Belice y de Guatemala porque también se consideraba que el problema limítrofe había frenado el desarrollo de ambos países. En particular, el objetivo del Fondo era el alivio de la extrema pobreza y la carencia de tierras en las provincias fronterizas de Guatemala; el establecimiento de un asentamiento humano especial en Guatemala; el desarrollo y protección del Parque Ecológico Belice-Guatemala-Honduras; y la puesta en práctica de las medidas derivadas de los tratados de solución del diferendo. Este Fondo contaría con las contribuciones de los países miembros de la comunidad internacional así como de instituciones financieras multilaterales, y se esperaba alcanzar una cifra de alrededor de 200 millones de dólares.40

Por último, se sugirió establecer mecanismos de cooperación económica, técnica y cultural entre ambos países, con la idea de promover la firma de un tratado de libre comercio para que de manera conjunta, con la ayuda de estos recursos externos, pudieran impulsar una serie de proyectos que no se habían podido hacer por el conflicto limítrofe y por la falta de recursos. Con todo esto, se buscaba que no hubiera más una pugna en la frontera sino que se asimilara en ambos países el sentido de complementariedad. Para ello, Belice y Guatemala debían hacer todo lo posible para comenzar a negociar cuanto antes un Tratado de Libre Comercio (TLC) y un Tratado Bilateral de Inversiones (TBI), cuyos objetivos serían incrementar el comercio y las inversiones entre los dos países, así como apoyar la promoción del desarrollo económico de las regiones fronterizas y de las comunidades establecidas a ambos lados de la frontera.41

A lo largo de dos años, tanto el presidente guatemalteco, Alfonso Portillo, como el primer ministro de Belice, Said Musa, participaron activamente en el proceso de consulta organizado por el Panel de Conciliadores. El siguiente paso consistía en llevar todas estas propuestas a la consideración de los ciudadanos de ambas naciones con un mecanismo de referendos simultáneos, lo que favorecería que la población beliceña y la guatemalteca apoyaran en la práctica que todos estos acuerdos se pudieran llevar a cabo de manera permanente. Al facilitar este proceso de negociaciones, se esperaba efectivamente haber sentado las bases para un acuerdo definitivo y que la población tanto de Guatemala como de Belice pudiera ratificar democráticamente este proceso, en beneficio de los dos países y de la región en general. Al fin, se creía haber arribado a una resolución honorable, justa y permanente de esta controversia pero, si los referendos fracasaban, las partes debían considerar llevar el caso a la Corte Internacional de Justicia o someterlo a arbitraje.42

Sin embargo, hubo varios problemas. En primer lugar, y aun antes de que se pudiera realizar la consulta, los guatemaltecos se mostraron reacios a asumir este acuerdo. En los medios de comunicación, en los círculos académicos, en los núcleos culturales, hubo una reacción negativa frente a la posibilidad de ceder lo que históricamente el pueblo guatemalteco consideraba suyo. Aunado a este rechazo, en diciembre de 2002 el canciller guatemalteco fue removido de su cargo.43 El nuevo canciller, Edgar Gutiérrez, recibió instrucciones explícitas del presidente guatemalteco en el sentido de darle la prioridad a la relación con México y dejar de lado por el momento los problemas con sus vecinos beliceños. A pesar de la presión de la comunidad internacional y de que la OEA continuó monitoreando la frontera entre ambos países, la solución del problema limítrofe entre Belice y Guatemala se hacía cada vez más difícil si no se contaba con la voluntad política del gobierno guatemalteco.

En agosto de 2003, éste declaró que Guatemala no aceptaba la forma en que fueron presentados los acuerdos en el Panel de Conciliadores, posición a la que se sumó el nuevo presidente electo a fines de ese mismo año, Óscar Berger. En septiembre de 2005, las partes llegaron a un nuevo acuerdo sobre un marco de negociación, lo que condujo a que el secretario general de la OEA recomendara llevar el caso a una entidad legal internacional para buscar una resolución final. Dos años después, Guatemala y Belice reconocieron su incapacidad de lograr acuerdos por lo que se manifestaron dispuestos a someter los elementos en disputa a la Corte Internacional de Justicia. La OEA ha hecho la recomendación correspondiente en espera de que esta decisión sea refrendada en ambos países.44 ¿Aprobarán los pobladores de Belice y Guatemala someter la disputa territorial a la CIJ? Por ahora, la pregunta queda en el aire.

Por otra parte, la posibilidad de establecer un nuevo tratado de límites entre México y Belice ha saltado a la palestra en los últimos tiempos debido al descubrimiento de que las coordenadas de la línea divisoria para la Bahía de Chetumal asentadas en el tratado de 1893 estaban equivocadas y no reflejaban la intención de las partes contratantes.45 Los mapas de entonces, más imprecisos, no permitían ver los errores. Sin embargo, hoy se observa que la línea "no sólo está lejos de reflejar la equidistancia sino que ubica la embocadura del río Hondo en un lugar diferente al que se encuentra, deja una parte del territorio continental de Belice (Punta Consejo) en territorio mexicano, y ubica dentro de México grandes partes de las aguas de la bahía que debían pertenecer a Belice".46

En la década de los noventa se creó la Comisión Binacional de Delimitación de Fronteras y Cooperación y se iniciaron los trabajos técnicos para establecer de manera actualizada y definitiva los límites entre ambos países. En general, la negociación llevó a establecer una serie de acuerdos en torno a las fronteras terrestres, fluviales y marítimas, pero no ha sido posible llegar a una solución en lo referente a la Bahía de Chetumal. Aparentemente, la Cancillería mexicana está dispuesta a llegar a un arreglo, pero debido a que existe una base naval en Chetumal, existen fuertes resistencias que abogan por mantener las coordenadas originales con el fin de que México cuente con más espacio en las aguas de la bahía. Es muy probable que el asunto se resuelva en el futuro cercano pero, por lo pronto, el reclamo continúa pendiente.

De este modo, nuevamente se ha puesto en evidencia el carácter internacional de la historia de Belice, así como su importancia estratégica en el istmo centroamericano. También es claro que, mientras no se resuelva el histórico diferendo limítrofe con Guatemala, difícilmente se podrá considerar a Belice como parte de Centroamérica y sus vínculos continuarán siendo más fuertes con los países del Caribe. En el caso de México, resulta fundamental consolidar una buena relación con los países con los que tiene frontera en el sur, especialmente ahora en que los temas de migración y seguridad fronteriza han adquirido especial relevancia y son parte fundamental de la agenda internacional del gobierno mexicano. En cuanto a los límites de México con Belice, la historia está aún por escribirse.

 

Notas

1 Se calcula que el número de cortadores ascendía entonces a 700 ingleses y que todavía no se había introducido ningún esclavo.

2 Para profundizar sobre el papel de los imperios en el Caribe, como una región objeto de la codicia de los poderes de Occidente y escenario de las luchas entre ellos para apropiarse de las riquezas tropicales, puede consultarse a Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe, frontera imperial, Barcelona, Alfaguara, 1970, pp. 11-33.         [ Links ]

3 En ese momento, la población del asentamiento estaba constituida por casi tres mil personas: dos mil esclavos, 700 libertos y 200 más de origen británico.

4 Inicialmente, los tres pilares que sustentaban al asentamiento de cortadores fueron el superintendente, la Asamblea Pública y la Junta de Magistrados. Años más tarde se creó un Consejo Ejecutivo y la Asamblea Pública se transformó en Asamblea Legislativa. Además, poco a poco se sentaron las bases para la creación de un poder judicial.

5 Mónica Toussaint, Belice: una historia olvidada, México, Instituto Mora-CEMCA, 1993, pp. 15-26.         [ Links ]

6 Ibid, pp. 27-39.

7 A principios de 1857, el secretario de Relaciones Exteriores de Guatemala, Pedro de Aycinena, ordenó a su ministro en Londres que gestionara un tratado de límites mediante el cual Guatemala renunciaría definitivamente a la porción territorial de Belice, a cambio de protección armada de la Corona en contra de los filibusteros estadounidenses.

8 Por primera vez, se denominaba a Belice como país y se aclaraba que al fijar los límites sólo se reconocía una frontera ya existente, sin que se tratara de una cesión o adquisición.

9 Toussaint, Belice: una historia..., pp. 41-60.

10 Esta situación dio lugar a un intercambio epistolar entre los representantes diplomáticos en 1849.

11 Para 1861, año en que se llevó a cabo el primer censo, los habitantes de habla hispana eran cerca de 9 mil, cifra que incluye tanto a la población de origen europeo como a los mestizos. En cambio, para esa fecha el número de afrodescendientes era de alrededor de 8 mil.

12 En el tratado quedaba claramente estipulada la delimitación fronteriza y, además, se hacía referencia a la cuestión de los mayas rebeldes, comprometiéndose ambos gobiernos a promover la pacificación de los indígenas sublevados prohibiendo el suministro de armas.

13 Toussaint, Belice: una historia..., pp. 61-76.

14 Tres años después, la amenaza de que Guatemala invadiera Belice provocó que Gran Bretaña enviara tres cruceros para patrullar las aguas beliceñas, lo que fue acompañado de un despliegue de tropas en la frontera con Guatemala. Assad Shoman, Historia de Belice: el surgimiento de una nación centroamericana, México, CIALC/UNAM, en prensa.         [ Links ]

15 Toussaint, Belice: una historia..., pp. 77-87.

16 Cabe destacar que durante la Segunda Guerra Mundial el mexicano Isidro Fabela defendió la idea de que en caso de que el Imperio británico saliera derrotado en el conflicto bélico, la soberanía del territorio de Belice debería corresponder a México y a Guatemala. Shoman, Historia de Belice...

17 Idem. En todo caso, México mantuvo lo que Assad Shoman llama un "reclamo inactivo" basado en la necesidad de proteger sus intereses frente a Guatemala. En todos los foros internacionales donde Guatemala reclamaba sus derechos sobre Belice, México emitió una protesta.

18 Idem.

19 Por su parte, México temía que Guatemala se apoderara de Belice, afectando así el balance de poder en el área o, aún peor, que Gran Bretaña cediera Belice a Estados Unidos para el establecimiento de bases militares. Ibid.

20 Toussaint, Belice: una historia...., pp. 89-109.

21 No obstante, el gobernador mantenía el control de una serie de iniciativas políticas y económicas.

22 El poder del gobernador fue reducido en forma sustancial, quedando a su cargo sólo lo relativo a la defensa militar, las relaciones exteriores y la seguridad interna. La Corona británica seguiría nombrando al gobernador, pero en adelante éste debía actuar tomando en cuenta las opiniones y consejos de los ministros.

23 Para aquellos interesados en el tema de la geopolítica, no pueden dejar de mencionarse algunas obras de autores clásicos como Friedrich Ratzel y Alfred Thayer Mahan. En sus obras Antropogeografía (1891) y Geografía Política (1897), Ratzel plantea la cuestión del dominio del espacio como argumento central, en torno al cual formula dos conceptos principales: el de territorio, entendido como la porción de superficie terrestre apropiada por un grupo humano, y el de espacio vital, que expresa la necesidad de territorio por parte de una determinada sociedad. Por otro lado, entre las diversas obras de Mahan, destaca la intitulada Influencia del poder naval en la historia (1890), en la cual analiza la idea del dominio de los mares como principal estrategia militar de las potencias y como instrumento de política exterior, cuyo objetivo debía ser la proyección del poderío naval y la ampliación de los mercados a nivel mundial.

24 Un panorama de la historia de los países centroamericanos nos lo ofrecen autores como Héctor Pérez Brignoli, Breve historia de Centroamérica, México, Alianza Editorial, 1986;         [ Links ] Elizabeth Fonseca, Centroamérica: su historia, San José de Costa Rica, Flacso, 1996;         [ Links ] y Rodolfo Pastor, Historia de Centroamérica, México, El Colegio de México, 1988.         [ Links ]

25 Los gobiernos centroamericanos apoyaron siempre el reclamo de Guatemala. Sin embargo, cuando los sandinistas derrocaron a Anastasio Somoza y tomaron el poder en 1979, Nicaragua otorgó su apoyo a la causa beliceña. Assad Shoman, 13 chapters of a history of Belize, Belize City, The Angelus Press Ltd., 1994, pp. 222-223.         [ Links ]

26 Este documento establecía el pleno reconocimiento de la soberanía e integridad de Belice, sujeto a la conclusión de un tratado final, a cambio de algunas concesiones al régimen guatemalteco.

27 Los países presentes en el Consejo Permanente de la OEA votaron a favor de invitar a Belice a participar en la siguiente Asamblea General del organismo. Sólo Guatemala votó en contra. Diez años más tarde, Belice se convirtió en miembro pleno de la OEA. Shoman, Historia de Belice...

28 Entre 1962 y 1981 tuvieron lugar nueve iniciativas de negociación promovidas por alguna de las partes o por mediadores externos, las cuales estuvieron condenadas al fracaso. Shoman, 13 chapters..., p. 220.

29 Vid. Mónica Toussaint, "Guatemala y Belice: dos siglos de diferendo limítrofe", en Rosario Rodríguez (coord.), El Caribe entre México y Estados Unidos, Morelia, Instituto de Investigaciones Históricas, UMSNH, 2005, pp. 255-267.         [ Links ]

30 En diciembre de 1999, el presidente electo en Guatemala, Alfonso Portillo, inició una campaña internacional para someter la disputa a la Corte Internacional de Justicia. Sin embargo, era difícil llevar esta propuesta adelante por lo que se acordó realizar un intento más para resolver la disputa por medio de negociaciones directas. Shoman, Historia de Belice...

31 En la reunión efectuada en el Salón de las Américas de la Organización de los Estados Americanos participaron el secretario de Estado de Estados Unidos, Colin Powell, la canciller de la república de El Salvador, María Eugenia Brizuela de Ávila, así como el subsecretario de Estado para América Latina del Reino Unido, Denis Mac Shane, quienes apoyaron las propuestas de los conciliadores y exhortaron a los pueblos de Belice y Guatemala a aprobarlas. Amplio respaldo reciben en la OEA las propuestas para la solución del diferendo entre Belice y Guatemala. Ceremonia de culminación del proceso de conciliación entre Belice y Guatemala, Washington, DC, 30 de septiembre de 2002. Organización de los Estados Americanos, http://www.oas.org/

32 Palabras del Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, César Gaviria. Ceremonia de conclusión del proceso de conciliación del diferendo territorial entre Belice y Guatemala, Washington, DC, 30 de septiembre de 2002. Organización de los Estados Americanos, http://www.oas.org/, p. 1.         [ Links ]

33 Ibid, p. 2.

34 Idem.

35 Ibid, Belice se comprometía a entregar tierras a quienes renunciaran al derecho de vivir en Santa Rosa, y tanto ellos como sus descendientes tendrían derecho a la ciudadanía beliceña.

36 Ibid, pp. 2-3.

37 Ibid, p. 3.

38 Idem.

39 Idem.

40 Idem.

41 Ibid, pp. 3-4. De manera complementaria, se deberían establecer procedimientos tendientes a acordar un tratamiento preferencial a los ciudadanos del otro país que realizaran actividades de comercio exterior o interior, con respecto al acceso y uso de medios de transporte terrestre, fluvial y aéreo, así como de los servicios de puertos marítimos en Belice y Guatemala.

42 Satisfacción de México por el proceso entre Guatemala y Belice para poner fin al diferendo territorial, Tlatelolco, 20 de septiembre de 2002. Comunicado de prensa Núm. 204/02, www.sre.gob.mx

43 Se decía que la remoción era resultado por el excesivo interés que había puesto en las negociaciones encaminadas a solucionar el diferendo limítrofe con Belice, lo que lo había llevado a descuidar otros asuntos de la agenda internacional guatemalteca.

44 Shoman, Historia de Belice...

45 En el tratado se establecen coordenadas, en lugar de hablar de una línea equidistante.

46 Shoman, Historia de Belice...

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