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Literatura mexicana

versión On-line ISSN 2448-8216versión impresa ISSN 0188-2546

Lit. mex vol.33 no.1 Ciudad de México ene./jun. 2022  Epub 25-Abr-2022

https://doi.org/10.19130/iifl.litmex.2022.33.1.7122x20 

Reseñas

José Eduardo Serrato Córdova. Terror y misterio en La obediencia nocturna de Juan Vicente Melo. México: Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Filológicas, 2020.

Héctor Fernando Vizcarra*1 

1Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas, hectorvizcarra@filos.unam.mx

Serrato Córdova, José Eduardo. Terror y misterio en La obediencia nocturna de Juan Vicente Melo. México: Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Filológicas, 2020.


Fiel a la estética de su tiempo, La obediencia nocturna (1969) de Juan Vicente Melo es una novela de construcción minuciosa y lectura desafiante. Junto con Farabeuf, Morirás lejos y Cambio de piel, entre otras, la primera novela del autor veracruzano cristaliza la apropiación y transculturación de la narrativa experimental europea de mediados de siglo XX a la literatura mexicana, y a pesar de ser la obra más conocida y estudiada de Melo, sigue siendo fuente de acercamientos novedosos que intentan, desde diversas perspectivas, dilucidar su complejo entramado.

En este sentido, Terror y misterio en La obediencia nocturna de Juan Vicente Melo, de José Eduardo Serrato Córdova, propone una revisión de la novela a partir de desciframientos e interpretaciones sólidamente documentados con textos sagrados, historia de las influencias y teoría literaria, en un ejercicio necesario para comprender el hermético enigma que subyace en las páginas de esta obra cuya “poética múltiple” combina la narración fragmentaria y el relato de terror gótico.

El primer capítulo del volumen, “La educación de un lector”, remite a la semblanza biográfica de Melo, en particular a la relevancia del capital social y cultural absorbido desde su infancia en la casa familiar de Veracruz, hecho que impulsaría la variedad de conocimientos y disciplinas artísticas sobre la cual se cimentó la producción literaria del autor. Este recuento biográfico es justificado en el libro de Serrato no como notas desvinculadas ni como el ejercicio de una crítica de tipo biográfica sobre Melo, sino porque, efectivamente, dicha contextualización permite comprender la ruta intelectual del escritor y su injerencia activa en el campo cultural mexicano de la época. Sus conexiones con el círculo generacional de Medio Siglo, grupo dominante en cuanto a la estética literaria del país, además de su estancia en Francia para continuar con sus estudios de medicina, proveen de datos necesarios para entender sus aportaciones como promotor cultural en la década de los sesenta: la impartición de talleres y conferencias en la Casa del Lago (de la cual fue director entre 1963 y 1966); la organización de exposiciones, seminarios y puestas en escena; su incorporación a la redacción de la Revista Mexicana de Literatura (publicación paradigmática por fungir como órgano difusor de las propuestas generacionales), y, obviamente, la escritura de su primera novela, “un clásico del terror mexicano contemporáneo”, según afirma Serrato (17).

Antes de analizar concretamente La obediencia nocturna, el volumen propone un capítulo de reflexión sobre las influencias literarias de Melo y de su generación, particularmente la denominada nouveau roman. En “La generación del Medio Siglo y la nueva novela francesa” se aporta información sobre las condiciones literarias y extraliterarias que dieron paso a la escritura de la novela de Juan Vicente Melo, como la apertura del mercado editorial en América Latina, en específico Argentina y México, cuyas nuevas editoriales contribuyeron a la modernización del mercado cultural al apostar por la traducción de la narrativa europea contemporánea (Duras, Céline, Robbe-Grillet) y por la difusión de autores y autoras latinoamericanos que adaptaban dichas formas innovadoras del relato. De estos últimos, Serrato subraya la influencia en La obediencia nocturna de Alfred Döblin, Julien Green y Simone Weil, principalmente por el tratamiento de los dilemas éticos que confluyen en sus obras; es decir que, si la influencia más evidente en términos formales está dada por la narrativa francesa de la época (la puesta en abismo y la ambigüedad del punto de vista, significativamente), en La obediencia nocturna el tratamiento y las elecciones temáticas de los conflictos se ven afectados por el impacto de las obras de esos tres escritores referidos: la culpa y su expiación, la depresión, la soledad, el desdoblamiento de personalidad, la locura y, en consecuencia, la perspectiva irracional o por lo menos dislocada de la realidad del narrador-protagonista. Tales rasgos, apunta Serrato, están presentes en la novela de Melo como ejes de los conflictos psicológicos que le confieren un carácter siniestro, en particular por las fantasías sexuales del personaje principal con su hermana evocada a lo largo del texto, el deseo de muerte del padre que los abandonó y el sentimiento de culpa debido a sus pecados imaginados o reales (incesto, crimen, lujuria y embriaguez casi permanente) que terminan por conducir a la locura a ese estudiante universitario que, por razones misteriosas, se ve implicado en un entramado de conspiración, violencia, magia e incertidumbre.

Entre los análisis precedentes de la novela, Serrato recupera fragmentos de trabajos de Luis Arturo Ramos, Vladimiro Rivas y Evodio Escalante para ratificar lo que más tarde desarrollará bajo el concepto del “terror sagrado” ligado a la muerte y al ritual (tanto religioso como profano). En consecuencia, el autor define La obediencia nocturna como “la historia de amor de dos amantes que se buscan más allá de la muerte [...] una obra de terror que cuenta una historia de resurrecciones por medios mágicos” (39), donde la ambigüedad textual mezclada con la superstición produce efectos de lectura cercanos o asimilables al género de terror gótico. Basado en la propuesta de Tobin Siebers expuesta en El espejo de Medusa, Serrato aduce que el terror supersticioso en la novela de Melo se genera a partir del pensamiento mágico creciente en los protagonistas: considerar al señor Villaranda como portador de presagios siniestros, creer en el poder de sus escritos (contenidos en un cuaderno de tapas rojas) para resucitar a Beatriz y, finalmente, en orden narrativo, la puesta en abismo constante que sugieren un déjà vu reiterado y circular, análogo al tipo de terror que sostiene una de las novelas más conocidas de Henry James.

La similitud entre la obra de James y La obediencia nocturna es discutida en el segmento “Melo y Otra vuelta de tuerca”. Ambas obras están emparentadas por la poca fiabilidad en los narradores, las supuestas apariciones espectrales, los entrecruces de niveles ficcionales y la diversidad de focalizaciones y así, en la novela del veracruzano, el terror gótico-romántico se manifiesta en la reencarnación de personajes, incluido el protagonista, a lo largo de la historia familiar de los Villaranda gracias al cuaderno o grimorio de naturaleza alquímica que sólo ciertos elegidos pueden descifrar, pues “los rituales del vagabundeo de almas a través de diferentes cuerpos es el oficio de la familia Villaranda” (57).

Es a partir de este segmento del libro que Serrato introduce su aporte interpretativo más radical y propositivo sobre la novela de Melo, el cual está basado, principalmente, en la noción de mise en abyme como rasgo estructural, referencial y temático de La obediencia nocturna, y el empleo de dicha puesta en abismo para suscitar el desarrollo de una diégesis vinculada con las prácticas ocultistas del siglo XIX. Lo que en una primera lectura puede pasar inadvertido se torna inteligible cuando, en el análisis, se señalan las estrategias narrativas puestas en marcha: desdoblamientos ficcionales, anagnórisis, revelaciones oníricas y alucinaciones, todos ellos patrones que refuerzan los planos diversos en que se desarrolla la obra en cuestión y que otorga sentido a su título, dado que las pautas que debe acatar el narrador-protagonista (narrador anónimo, de acuerdo con Serrato, aunque casi al final de su estudio consigna que el nombre del susodicho es Daniel) le son comunicadas a través de sus sueños; o, expresado con mayor precisión, a medio camino entre el sueño, la vigilia y la embriaguez de ese estudiante cuya mente borra paulatinamente las fronteras del espejismo y la realidad, siempre bajo influencia del cuaderno-grimorio y por la necesidad obsesiva de localizar a Beatriz, una mujer que aún no conoce.

Las notas del señor Villaranda recopiladas en su cuaderno adquieren significación gracias a la relación intertextual que se establece con relatos clásicos, entre ellos algunos bíblicos, y autores de la tradición ocultista. Porque la novela de Melo es, ante todo, un diálogo entre textos de orígenes distintos que tienen en común la revelación, el deseo, la búsqueda, lo ominoso. Personajes como Pigmalión y Galatea, Orfeo y Eurídice, encuentran su resonancia en La obediencia nocturna como figuras transformadas en una historia que enfatiza la concordancia entre el miedo y lo sagrado, es decir, entre el horror de los ritos profanos y los rituales de iniciación que subyacen en las prácticas de palingenesia.

En este sentido, para José Eduardo Serrato, “la clave de la novela es la transmigración de las almas del señor Villaranda y de Beatriz y los recuerdos de las vidas que han tenido desde que se convirtieron en inmortales” (59), afirmación que resume con claridad los hallazgos y los indicios interpretativos de su investigación. Por último cabe resaltar que, pese a la profusión de datos y de detalles específicos que se ofrecen (en particular sobre las dimensiones intertextuales del objeto de estudio), el volumen presenta la concisión adecuada para evitar redundancias, lo que da como resultado un compendio de reflexiones que, sin duda, tienden los puentes necesarios para acceder a la multiplicidad de espejos e imágenes abismadas que constituyen el libro (o también grimorio) de Juan Vicente Melo.

Traductor literario. Doctor en Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México. Investigador Asociado del Instituto de Investigaciones Filológicas desde 2016. Miembro del Laboratoire Interdisciplinaire de Recherches sur les Amériques (Université Rennes 2 Haute-Bretagne) y del Seminario de Estudios sobre Narrativa Latinoamericana Contemporánea (UNAM). Autor de los libros Detectives literarios en Latinoamérica: el caso Padura (CIALC-UNAM, 2013), El enigma del texto ausente. Policial y metaficción en Latinoamérica (Almenara-UNAM, 2015) y co-coordinador de Crimen y ficción. Narrativa literaria y audiovisual sobre la violencia en América Latina (Bonilla Artigas-UNAM, 2015). Becario FONCA-Jóvenes Creadores 2015 (novela). Autor de la novela El filo diestro del durmiente (Terracota-Conaculta, 2014).

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