SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.31 issue1Isabel Sainz Bariáin. Poder, fasto y teatro: la Comedia de san Francisco de Borja (1640), de Matías de Bocanegra, en su contexto festivo. Pról. de Miguel Zugasti. Alicante: Universidad de Alicante, 2017 (Cuadernos de América sin Nombre, 40).Victoriano Salado Álvarez. Obras III. Episodios nacionales mexicanos, I. De Santa Anna a la Reforma, 1. Coordinación, estudio preliminar y advertencia editorial de Alejandro Sacbé Shuttera. México: Universidad Nacional Autónoma de México / Instituto de Investigaciones Filológicas, 2018. author indexsubject indexsearch form
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Literatura mexicana

On-line version ISSN 2448-8216Print version ISSN 0188-2546

Lit. mex vol.31 n.1 Ciudad de México Jan./Jun. 2020  Epub Aug 24, 2020

https://doi.org/10.19130/iifl.litmex.31.1.2020.1197 

Reseñas

Magda Díaz y Morales y Norma Angélica Cuevas Velasco (coordinadoras). Seducciones y polémicas. Lecturas críticas sobre la obra de Enrique­ Serna. Xalapa: Universidad Veracruzana, 2017.

Carlos Rubio Pacho*1 

1Instituto de Investigaciones Filológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, pacho@unam.mx

Díaz y Morales, Magda; Cuevas Velasco, Norma Angélica. (coordinadoras)., Seducciones y polémicas. Lecturas críticas sobre la obra de Enrique­ Serna. Xalapa: Universidad Veracruzana, 2017.


En enero de 2019 Enrique Serna llegó a los 60 años, con poco más de catorce títulos en su haber, por lo que es posible afirmar que ha llegado a su madurez, tanto a nivel vital como creativo. De allí que no sea sorprendente que en el último par de años hayan visto la luz tres volúmenes colectivos que revisan su producción literaria: La crueldad cautivadora; Seducciones y polémicas y La sonrisa afilada. Me ocuparé del segundo de ellos, el publicado por la Universidad Veracruzana.

El volumen inicia con un prólogo de Elizabeth Corral, “Una obra sobre la decadencia de la humanidad” (7-17), que va más allá de la simple presentación de los trabajos reunidos, pues en escasas páginas se ocupa del autor, de su entorno y, no sería exagerado afirmar, sintetiza a la perfección la creación de Serna: “La gran agilidad narrativa, el uso sostenido del lenguaje coloquial, las paradojas de esta obra prolífica y variada presenta una voz que remeda a una suerte de bajo continuo que embiste contra las minorías selectas de todos los ámbitos de la vida humana y sus instituciones […] Muchas de sus criaturas ostentan poca solidez personal y emocional y la intranquilidad que suscitan está entretejida con la fibra áspera del humor negro, cínico, que a veces provoca una incómoda sensación de amargura” (10). El libro consta, además, de ocho trabajos que examinan algunos títulos emblemáticos del autor, principalmente sus obras narrativas, si bien algunos trabajos se remiten a otras obras, si bien de manera tangencial, ya sea como ejemplo o comparación.

El primer artículo pertenece a Magda Díaz y Morales, “Narración y discurso en Señorita México” (19-35), quien, partiendo de los postulados narratológicos —principalmente Genette— se ocupa de los dos niveles de la narración: el del narrador externo, en tercera persona, y el de la protagonista, Selene, la decadente señorita México, cuyos discursos parecen enfrentarse. La investigadora se vale del concepto de psiconarración para establecer el contraste que se genera entre lo que ambos narradores cuentan. Señala también la presencia de la intratextualidad y de la intermedialidad en la novela, aludiendo a la influencia de Manuel Puig en cuanto el empleo de estos recursos; finalmente, concluye su trabajo destacando la presencia de otros tipos de discursos con ejemplos provenientes de Amores de segunda mano, en particular el cuento “El alimento del artista”, así como de otras novelas, como El miedo a los animales o Fruta verde. Por su parte, Irsa Yésica Ruiz, en “Desde el cristal con que se mira: la perspectiva de lo perverso en dos cuentos” (37-56), partiendo de conceptos sicológicos, analiza dos de los cuentos de Amores de segunda mano: “La extremaunción” y “El alimento del artista”. En el primero señala la presencia de una doble perversión: la de Ernestina, quien acosa al joven enamorado de su sobrina, y la de éste, muchos años después, al violar a la vieja en el lecho de muerte ya ungido como sacerdote. En el caso del segundo cuento se trata del exhibicionismo de la pareja protagonista, a la vez que la complicidad voyeurista que intenta establecer la narradora del relato con el receptor. La autora concluye su trabajo de forma ambigua, pues si bien considera que la perversidad está presente en todos los ámbitos sociales también afirma que no existen personajes buenos ni malvados, pues “sus bajas pasiones son el eje de sus vidas y es con ellas como son capaces de encontrar en la inmundicia aquello que otros buscan y jamás hallan: el amor” (55).

“Aires de polémica en Las caricaturas me hacen llorar” (57-74), de Martha Elena Munguía Zatarain, es el único trabajo que se ocupa de la obra ensayística de Serna. La autora comienza por establecer que el artículo de opinión forma parte del género ensayístico, donde la presencia del yo es evidente; asimismo, considera que se trata de una forma de la literatura nacional que arranca con Fernández de Lizardi en el siglo XIX. Precisa que en esta colección de ensayos, Serna se presenta como un provocador; sus textos “son pequeñas bombas contra la comodidad, contra el sentido común, contra las opiniones asentadas” (65). En una segunda parte de su artículo, la académica destaca la importancia de la risa en estos ensayos; lo más destacable en esta sección es que señale la existencia de dos vertientes en la ensayística del autor: “por un lado, la faceta satírica que aflora de manera constante en los artículos de opinión […] y para ello acude a la risa como arma de ataque […] por otro, el del analista concienzudo que con toda seriedad busca cumplir su misión de fungir como mediador entre obra y posibles lectores” (71). Y concluye subrayando el carácter polémico de sus ensayos, que, aunque a veces Serna parece pontificar desde una situación privilegiada, ve como una necesidad la existencia de esa polémica productiva que pone en entredicho las afirmaciones políticamente correctas.

Rodrigo García de la Sienra divide en dos partes su trabajo, “La poética de la historia en El seductor de la patria y Ángeles del abismo” (75-92); en el primero, esboza la naturaleza de El seductor de la patria; considera a Santa Anna como un personaje grotesco, más que caricaturesco, sin negar la presencia de la caricatura en algunos momentos. También llama la atención sobre la presencia de distintos tipos de discurso: las memorias o el parte de guerra, que le dan un sentido “plurivocal” a la novela. Resulta por demás muy interesante que señale la presencia de Giménez, quien sólo fungiría como mero transcriptor de las memorias, pero que termina usurpando el papel de constructor de la verdad histórica. García de la Sienra concluye esta parte con que “el principal mérito de la novela radica en la pluralización de la verdad: en mostrar que en cada documento hay un fragmento de ella, y que lo importante no es tanto pretender centralizarla en una perspectiva dominante […] sino en describir el campo de tensiones en que que se expresa y disemina” (81). Por lo que respecta a la segunda novela, Ángeles del abismo, el crítico rechaza su adscripción al género picaresco, pues no cumpliría con los rasgos que ha señalado la crítica especializada en la picaresca; desde su perspectiva se adscribe mejor al género de la novela de folletín, en la línea de las novelas del México colonial, editadas por Castro Leal, aunque precisa que más bien se trata de un diálogo con ellas más que una imitación. Finalmente, considera que mientras que en El seductor de la patria Serna trabaja más directamente con las fuentes documentales, en Ángeles del abismo “goza de mayor espesor histórico, en la medida en que ahí el diálogo incluye las mediaciones histórico-literarias previas (en particular, el folletín decimonónico), lo cual le permite, no tanto abrir el juego de perspectivas, sino, paradójicamente, circunscribir y afinar el juego de reverberaciones dialógicas, acotándolo” (90). De esta misma novela también se ocupa José Luis Martínez Morales en sus “Tres comentarios marginales sobre Ángeles del abismo” (93-106), pero sigue una senda completamente distinta: comienza por referirse a la importancia de la cuarta de forros, paratexto que exalta y que da pie a sus comentarios, pues no pretende hacer crítica literaria. El primero de ellos vincula la novela con la tradición inaugurada por Boccaccio, sobre todo en esa perversidad, hipocresía y libido reprimida que comparten muchos de los personajes de Serna con los del Decamerón, pero que puede ser mucho más profundo en “el tono, en la forma de contar los acontecimientos, en su carácter lúdico, carnavalesco y picaresco” (96). El segundo comentario lo dedica a explorar el enfrentamiento entre la religión católica y la azteca, y cuya mejor expresión es la crisis existencial que experimenta Tlacotzin, el personaje principal. Terminan sus reflexiones sugiriendo un par de homenajes: a Borges, cuando en el capítulo 41 de la novela, Serna se refiere a la edición de un Contemptus mundi inexistente y que es atribuida igualmente a un personaje del propio texto, fabulación muy afín a las bibliografías imaginadas por el argentino; igualmente borgesiano resultaría la presencia del Cántico espiritual de san Juan de la Cruz, leído perversamente por Leonor, quien imagina la aventura erótica con su amado (“¿No es acaso esta, una más tenebrosa y singular lectura borgeana?” 104). Una breve mención: “este páramo de sombras” da pie para que Martínez suponga que se trata de una referencia a la novela de Rulfo, que se corroboraría, a su parecer, con las similitudes que encuentra con un sueño relatado por Dorotea a Juan Preciado, y que considera “una visión de corte apocalíptico por su tono y lenguaje”, muy parecido a la visión de Crisanta, la falsa beata de la novela de Serna. A mi parecer, este último apartado, el de los homenajes intertextuales, resulta ser el más débil del artículo.

Alejandro Solano Villanueva, partiendo de Bajtín y Foucault, en “Fruta verde: con la moral patas para arriba” (107-125), señala la presencia de estructuras carnavalescas en la construcción de la novela. Posteriormente, se ocupa de los tres personajes principales: Paula, la madre, a la que define como tipo, cuando en realidad es un personaje mucho más complejo, como el mismo Solano llega a afirmar, pues vive un enfrentamiento entre sus deseos y la sociedad en la que se desenvuelve. Después se refiere a Mauro, a quien define como “loca”, término discutible, pues el texto mismo de la novela y que cita resulta más que elocuente: “la gente estaba dispuesta a tolerar una loca agachada, no a un homosexual de voz mandona y carácter fuerte” (116), por lo que no se trataría propiamente de una loca; asimismo identificarlo con el dandy, también resulta, desde mi punto de vista, bastante cuestionable. Finalmente, se dedica a Germán, quien se convierte en una suerte de campo de batalla para el enfrentamiento de los dos personajes anteriores. La conclusión de Solano cuestiona el título mismo de su trabajo, pues considera que “Fruta verde ofrece una perspectiva ambigua, cada quien decide qué está bien y qué está mal, no es posible ser unidimensional, no es posible ser una máquina con un código moral programado para cumplirse a cabalidad” (125).

El último artículo, el de Norma Angélica Cuevas Velasco, se ocupa de la última obra publicada por Serna: “La doble vida de Jesús o la voluntad doblegada por la corrupción” (127-144); comienza señalando las dificultades para afiliarla a un subgénero: novela del narco, sí, pero también thriller político, que critica los sistemas de poder a través del humor. Para Cuevas Velasco, “la novela cuestiona la vigencia de las instituciones todas (la familia, el matrimonio heterosexual, los partidos políticos)” (130) y señala como centrales dos conflictos: el acceso al poder y el deseo de una vida feliz. Para la autora, “resulta evidente que la duplicidad apunta justamente a esas esferas de la acción humana: la vida privada, íntima, de Pastrana y su desempeño como funcionario público” (140); sin embargo, la corrupción terminará impregnando tanto lo público como lo privado. Sólo quisiera señalar que me parece extraño que, al ocuparse de los personajes que giran en torno a Jesús, no se refiera con mayor detalle a la presencia de Jorge Osuna, el Tunas, jefe del cártel de los Culebros, ese personaje que en su niñez protagonizara Uno soñaba que era rey.

Estos ocho trabajos reunidos en Seducciones y polémicas permiten aproximarse a una obra prolífica, a más de seductora y polémica, y que aún es susceptible de seguir siendo analizada; algunos de estos trabajos señalan caminos que merecerían aún una mayor consideración, como, por ejemplo, la reiteración de temas: el fracaso, la decadencia, la homosexualidad reprimida o aceptada o la presencia continua de la cultura popular, por mencionar tan sólo algunos ejemplos.

Bibliografía

G. Rovira, R. Olachea, E. Beltrán, et al.La crueldad cautivadora: Narrativa de Enrique Serna. Guadalajara: Universidad Autónoma de Baja California Sur, 2016. [ Links ]

Martín Camps (coord.), La sonrisa afilada: Enrique Serna ante la crítica. Textos de Difusión Cultural Serie El Estudio. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 2017. [ Links ]

*

Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas, por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Magíster en Filología Hispánica, por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, de España, y Maestro en Letras por la UNAM. Investigador en el Centro de Estudios Literarios, del Instituto de Investigaciones Filológicas de la misma Universidad desde 2010. Es autor de Un infinito dédalo de espejos. Bibliografía de y sobre Jaime Tores Bodet (2004) y coautor del Diccionario de escritores mexicanos. Siglo XX, tomos II (D-G) a IX (U-Z), publicados entre 1992 y 2007 por la UNAM; así como la versión electrónica con los primeros cuatro tomos. Es coeditor del volumen Palmerín y sus libros: 500 años (2013). Ha publicado una treintena de artículos y ponencias, resultado de su participación en coloquios y congresos nacionales y extranjeros.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons