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Literatura mexicana

versión On-line ISSN 2448-8216versión impresa ISSN 0188-2546

Lit. mex vol.29 no.2 Ciudad de México jul./dic. 2018

https://doi.org/10.19130/iifl.litmex.29.2.2018.1138 

Reseñas

José Manuel Mateo. Tiempo de Revueltas. Dos: la “discordia” proletaria [José Revueltas y Ricardo Flores Magón]. México: Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Filológicas, 2016.

Andrea Silva Martínez* 

*Universidad de Guanajuato, any_silva17@hotmail.com

Mateo, José Manuel. Tiempo de Revueltas. Dos: la “discordia” proletaria [José Revueltas y Ricardo Flores Magón]. México: Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Filológicas, 2016.


Como su nombre lo indica, este es el segundo volumen de una serie denominada Tiempo de Revueltas, un proyecto editorial y filológico de largo aliento que tiene como propósito llevar a cabo un nuevo abordaje de los textos ensayísticos de Revueltas. Mientras que el primer volumen de esta serie se centra en la respuesta de Revueltas al conocido ensayo de Daniel Cosío Villegas, La crisis de México (1947), la publicación que en estos momentos nos ocupa tiene como objeto el rescate y la reflexión que el escritor de Dormir en tierra elabora alrededor de la figura de Ricardo Flores Magón y la corriente que éste inauguró: el magonismo, definida por Revueltas como “la más genuina corriente ideológica proletaria en el proceso de la revolución mexicana democrático-burguesa” (64).

Son dos los textos principales que se reproducen y analizan en este libro: “Discordia”, publicado por Flores Magón en el periódico Regeneración (29 de octubre de 1910) y el capítulo X del Ensayo sobre un proletariado sin cabeza (1962).

A pesar de que las virtudes y aciertos de Tiempo de Revueltas. Dos: la discordia proletaria son múltiples y de diversa naturaleza, intentaré desarrollar mi comentario con base en tres puntos que, a mi parecer, son esenciales para apreciar la contribución de este libro a los estudios revueltianos. El primero de ellos es la estructura cuatripartita de la obra. El apartado que da inicio al libro corresponde al ensayo de José Manuel Mateo titulado “La ‘discordia’ proletaria como grado cero del ensayo”, en el que problematiza y analiza los textos de Magón y Revueltas; el segundo apartado corresponde a las transcripciones anotadas de “Discordia” y el capítulo X del Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, respectivamente; en el tercero se ofrecen una serie de apostillas que comentan, explican y ahondan en varios de los conceptos, personajes y sucesos mencionados. El último apartado es un segundo ensayo escrito por Mateo para documentar la presencia de Flores Magón en la obra de Revueltas desde 1938.

La ocasión que este libro ofrece para leer tanto el texto de Revueltas como el de Flores Magón, no sólo lleva a entender la postura de Revueltas con respecto al fundador de Regeneración, sino que también constituye un provechoso rescate y énfasis en pasajes de la obra de ambos autores que no han obtenido la suficiente atención por parte de la crítica literaria. Las obras completas del escritor de El apando pueden representar, tanto para el público general como para el lector especializado, un reto imponente, dada su extensión y la complejidad de su escritura. En algunas ocasiones, esto ha dado lugar a que textos de singular interés y atractivo pasen inadvertidos, o bien, que no reciban la necesaria atención por parte de la academia. Al extraer el texto revueltiano del corpus formado por las obras completas y colocarlo junto a la escritura de Magón, Mateo realiza un montaje editorial que consigue poner en primer plano la presencia de Flores Magón como sustrato intelectual y nos invita así a releer con renovada curiosidad la escritura del autor duranguense.

También cabe resaltar la tarea de exploración histórica y conceptual emprendida por Mateo en sus apostillas. En este penúltimo apartado del libro, encontramos comentarios que se adentran en cuestiones para las que, sin duda, es imperativa la labor interdisciplinaria del investigador. De esta manera, la experiencia de lectura se enriquece, pues es posible ahondar en diferentes aristas y circunstancias que atraviesan la escritura de Flores Magón y de Revueltas.

La puesta en escena de los textos magonistas y revueltianos que encontramos en este libro resalta la comunicación existente entre autores que, si bien estuvieron separados en el tiempo, también se muestran próximos, tanto en su modo de pensar lo proletario como en su praxis política. Este aspecto comunicativo del segundo volumen de Tiempo de Revueltas me lleva al segundo aspecto que deseo abordar: el dialogismo presente en la estructura cuatripartita de la obra.

De acuerdo con el discurso bajtiniano, todo acto comunicativo es dialógico. Para el filósofo ruso, el enunciado tiene así una capacidad comunicativa que abarca los tres planos temporales posibles: pasado, presente y futuro. El dialogismo, además, no sólo se traduce en un modo de ser del enunciado, sino que se vuelve cada vez más necesario debido a que “el capitalismo ha creado condiciones para la existencia de un tipo de conciencia irremediablemente solitaria”; de ahí que la presencia de voces múltiples que hablen de su entorno sea incluso urgente, porque “ningún acontecimiento humano se desenvuelve ni se soluciona en los límites de una sola conciencia” (Bajtín: 328). En este sentido, el diálogo que se establece entre el pensamiento de Revueltas y el de Flores Magón contribuye no sólo a repensar lo literario como un acto unido a un ejercicio cognoscitivo y político, sino que constituye también una interesante crítica histórica de dos personajes que padecieron (y lamentablemente aún padecen) un carácter marginal en los estudios culturales de nuestro país.

Revueltas reconoce en Flores Magón al auténtico pensador del proletariado en México y con tal declaración busca disipar el encierro al que, en general, ha sido condenada su figura, sea que se le presente como “anarquista” o como simple precursor de la Revolución mexicana. Revueltas también destaca la capacidad de intelección de un hombre o, como él dice, la “mente” de quien supo “hacerse eco de una exigencia histórica tan básica y decisiva como la de garantizar la participación independiente de la clase obrera en el proceso democrático-burgués” (73); y su advertencia sin duda tenía mucho sentido: la apropiación burguesa del discurso revolucionario privó finalmente al proletariado de su derecho de clase al disentimiento y a establecer un interés propio.

En su ensayo-miniatura -como lo llama Mateo-, Flores Magón se ocupa de bordear una palabra, “discordia”, para hacer de ella “una categoría cognoscitiva” (25) que permite guiar nuestra capacidad de análisis y nuestro actuar en el mundo. En El lenguaje. Introducción al estudio del habla Edward Sapir afirma lo siguiente: “El curso de la cultura, o sea de la historia, se compone de una serie compleja de cambios dentro del selecto patrimonio de la sociedad: adiciones, pérdidas, cambios de énfasis y de relación. Por su parte, la corriente del lenguaje nada tiene que ver con los cambios de contenido: sólo con los cambios de la expresión formal” (247).

Considero que una de las labores más ricas del escritor es precisamente contradecir a Sapir y mostrar el proceso inverso: la problematización del lenguaje por medio del pensamiento crítico es una forma de cuestionar nuestra praxis. Flores Magón y Revueltas tenían una profunda conciencia del potencial transformador de la palabra y de las transfiguraciones internas del lenguaje, por lo que pueden ser denominados con la categoría de “instauradores de discursividad”, acuñada por Foucault para referirse a aquellos autores que “establecieron una posibilidad indefinida de discursos” (344).

Con su ensayo, Mateo tercia en ese diálogo establecido entre Revueltas y Magón y nos invita a repensar conceptos como “proletariado”, “propiedad privada”, “deshumanización”, “otredad”, entre otros. Por medio de esta conversación que poco a poco se vuelve colectiva, la literatura puede ser comprendida no como un “pretexto” para exponer razonamientos, sino como el seno mismo donde lo literario es pensamiento. José Manuel Mateo afirma que “el texto y el sujeto deben hacer surgir su condición no como un estado preexistente y definitivo, sino como un acto, como una acción que encuentra correspondencias y justificación históricas” (19). La literatura, como acción, se está construyendo a sí misma constantemente y tenemos que entenderla en su acontecer histórico. La falta de interés o de pericia que en ocasiones mostramos con respecto a determinados textos se debe, entonces, a ese intento por hacer encajar la escritura en modelos previos a la obra literaria, que siempre se nos revela mediante la lectura directa.

En sus consideraciones sobre el quehacer de la literatura, Mateo nos invita a repensar incluso los géneros textuales, y con esto llego al tercer aspecto que me proponía abordar: el cuestionamiento presente en este libro sobre la naturaleza misma del ensayo.

Una característica que se debe resaltar sobre la estructura de este volumen es su metaliterariedad: la escritura ensayística de Revueltas, yuxtapuesta como está con la de Flores Magón, conversa con ella, pero también con los lectores que seguimos el enunciado propuesto por Mateo, cuyos textos abren y cierran el libro para generar, por decirlo así, ese espacio de aproximaciones sucesivas que se parecen tanto al ensayo y a la conversación en general.

“Discordia” de Ricardo Flores Magón fue publicado originalmente en un periódico. Como ya sabemos, en los estudios literarios existen fuertes debates respecto a la forma en que deben considerarse los textos periodísticos. En algunos casos, esos debates han derivado en la preeminencia del libro, o bien, en una mirada condescendiente de lo que aparece en el periódico cuando no forma parte de las secciones o suplementos culturales. José Manuel Mateo analiza una escritura que obedece al apremio y la emergencia para mostrarnos la efectiva presencia del ensayo en un soporte que por sí mismo de ninguna forma demerita lo literario, sino que, más bien, lo integra al acontecimiento, lo hace parte del contexto y de la acción política y social -recordemos que, en este mismo sentido, el propio Revueltas llevó su escritura al terreno periodístico, ya fuera como cronista, reportero, editor, activista político, etcétera.

Cada vez se vuelve más evidente la necesidad de emplear métodos de análisis orgánicos, que atiendan la diversidad interna de las formas literarias. Las operaciones de edición e investigación propuestas por Mateo son una apuesta en ese terreno e implican una serie de preguntas que es importante plantearnos seamos o no lectores de Revueltas o de Flores Magón; por ejemplo: ¿la materialidad periodística es realmente refractaria a la hondura reflexiva que postula el ensayo? Tal vez nos apresuremos a responder que no, pero en la práctica no son pocos los estudios que sólo le atribuyen estatus ensayístico a los artículos que han sido reunidos y compilados como libro.

Otra cuestión de interés consiste en preguntarnos si el ensayo necesariamente privilegia la expresión de un yo. En Tiempo de Revueltas. Dos, se constata que el ensayo más que ser un género proclive a una argumentación subjetiva, es “una formulación verbal donde se redefine una esfera de comprensión del mundo” (39). Todo acto de redefinición exige un esfuerzo de intelección muy alejado de la simple expresión libre de una subjetividad personal. La alusión que hace Mateo en el título de su ensayo a El grado cero de la escritura no es gratuita: Barthes consideraba que la escritura, a diferencia de la lengua y el estilo, produce el espacio donde el escritor es capaz de elegir un tono o ethos frente al mundo, es decir, la escritura representa un ejercicio de toma de posición que no es adoptado sino asumido por el autor.

El ensayo, como género, no necesariamente confirma la supremacía del individuo que piensa; más bien articula una postura, una realidad histórica, o bien muestra “la constitución plural y diacrónica de lo pensado por los sujetos” (20). Asumir un concepto como el de “discordia” implica replantearnos la responsabilidad, el derecho y, sobre todo, la necesidad de ejercer nuestra oposición y desavenencia a partir de una comprensión crítica del mundo. Una postura que, sin duda, siempre fue adoptada por personajes como Flores Magón y Revueltas.

Referencias

Bajtín, M. M. Estética de la creación verbal. México: Siglo XXI, 1999. [ Links ]

Barthes, R. El grado cero de la escritura y nuevos ensayos críticos. México: Siglo XXI, 2011. [ Links ]

Foucault, M. “¿Qué es un autor?”, en Entre filosofía y literatura. Barcelona: Paidós, 1999. [ Links ]

Sapir, E. El lenguaje. Introducción al estudio del habla. México: Fondo de Cultura Económica, 1994. [ Links ]

*

Es licenciada en Lengua y Literatura Hispanoamericanas por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Desde el 2014, colabora en el proyecto “Elementos sobrenaturales en la tradición oral en México. Propuesta para el estudio, catalogación y creación de una bibliografía”, a cargo de la Dra. Claudia Carranza, profesora del Programa de Estudios Literarios de El Colegio de San Luis. Actualmente estudia la Maestría en Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Guanajuato con una investigación sobre la animalización en la cuentística de José Revueltas.

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