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Literatura mexicana

versión On-line ISSN 2448-8216versión impresa ISSN 0188-2546

Lit. mex vol.28 no.1 Ciudad de México ene./jun. 2017

 

Reseñas

Cecilia Eudave. Diferencias, alteridades e identidad (Narrativa mexicana de la primera mitad del siglo XX). Alicante: Universidad de Alicante, 2015.

Ricardo Cadena Solísa 

aUniversidad Nacional Autónoma de México. cadenasolis@gmail.com.

Eudave, Cecilia. Diferencias, alteridades e identidad (Narrativa mexicana de la primera mitad del siglo XX). Alicante: Universidad de Alicante, 2015.


El problema y la búsqueda de una identidad mexicana ha sido tema fundamental en el ámbito intelectual del país, sobre todo a partir del segundo tercio del siglo XX, cuando, terminado el conflicto revolucionario, surgió un reacomodo social y económico que trastocó una estructura ya conocida desde siglos atrás. La condición de ser mexicano, para investigadores y pensadores, no ha quedado esclarecida desde entonces por no existir plenamente. Esa inquietud es la que ha llevado a Cecilia Eudave a realizar un análisis acerca del impedimento de formación de una identidad nacional, producto, explica la autora, de la presencia de alteridades y de la incapacidad de integrar a las “diferentes conciencias de clase” (18); todo ello a partir de una visión literaria que expone diversos enfoques y modos de definir al mexicano. El lector puede gozar, en este libro, de una escritura ágil y bien estructurada, tan sólo interrumpida al tropezar con ciertas erratas y descuidos editoriales en el texto.

Diferencias, alteridades e identidad (Narrativa mexicana de la primera mitad del siglo XX) hace un recorrido por obras fundamentales de las letras mexicanas que vuelven una y otra vez sobre el asunto, y que fueron elegidas por Eudave, muy acertadamente, tanto por la visión expuesta en ellas como por la época en que fueron publicadas. Una buena decisión de la autora es haber dividido en tres apartados cronológicos una diferenciación de épocas clave. El libro tiene, asimismo, una útil y breve “Introducción”, donde Cecilia Eudave explica la génesis de su trabajo y abre el panorama al lector sobre estos estudios en los que dice: “me he permitido explayar mis inquietudes analíticas y me atrevo a su vez a proponer lecturas críticas, no sólo desde el artículo académico, sino desde una serie de reflexiones en tránsito más próximas al ensayo” (20). A esa “Introducción”, la antecede un prólogo de Carmen Alemany Bay que, a modo de resumen y semblanza, allana el terreno para la lectura. Además, una constante en los estudios de Eudave a lo largo del libro, y que el lector agradece, es una breve síntesis de las obras que analiza en cada uno de los trabajos que estudia. Su objetivo es claro: que el lector conozca o refresque la memoria de aquellas lecturas para poder reflexionar juntos.

El primer apartado, “Diferencias, alteridades e identidad en la narrativa de la Revolución” incluye dos estudios, “‘Topilejo’, de José Vasconcelos: el héroe anónimo de una revolución traicionada”, y “La perversión de lo festivo en ‘La fiesta de las balas’, de Martín Luis Guzmán”, además de una de sus reflexiones en tránsito: “Un sombrero no solo es un sombrero”. Interesante es observar que Eudave, de paseo por la Revolución, deje descansar a la novela y prefiera el cuento/relato como corpus de trabajo. Así, “Topilejo” es el escenario ideal para representar la figura del revolucionario desengañado de lo que llegó a esperar de la guerra, ahora sumido en la desilusión tras la derrota: el héroe anónimo frente a la figura del “héroe nacional”. Pero este relato también es el campo narrativo donde ya se vislumbra la fractura social que dejó una lucha cuya imposibilidad de concretar conceptos como libertad e igualdad dio paso a una repetición de los errores del pasado, ahora cometidos por los dirigentes en turno. Las diferencias raciales se hacen evidentes; un nuevo grupo, mestizo, se ha hecho del poder, y Vasconcelos añora el pasado colonial, aunque no el prehispánico; por tanto, el indígena queda reducido a la periferia. La autora observa aquí lo que será una mención reiterada en el libro: el enfrentamiento “Nosotros versus nosotros” (así, con mayúscula y con minúscula) que imposibilita la unificación del país. Otro tanto ocurre en “La fiesta de las balas”, de Martín Luis Guzmán, retrato de la parte más sangrienta de la Revolución; un texto donde la autora reflexiona acerca de la perversión de lo festivo; de la preparación del acto de matar que lleva, dentro de sí, una ritualidad. Una fiesta donde las balas y los presos que morirán son anfitriones e invitados, todo aquello dominado por el rencor, en donde el Nosotros versus nosotros aparece nuevamente. Reflexión importante también es la hecha por Eudave, a partir del cuento de Mariano Azuela, “…Y ultimadamente…”, donde identifica al sombrero como signo de identidad, dador de un estatus en el México de la primera mitad del siglo XX. El tipo y la calidad del sombrero determinan un rango social que da poder o lo quita a quien lleva esta prenda. “No es lo mismo usar sombrero que ser un sombrerudo” (82), afirma Eudave en sus conclusiones.

Este recorrido por el pasado revolucionario da pie al segundo apartado, que aloja interesantes reflexiones sobre los conceptos de alteridad y diferencia, relacionados a cuestiones de identidad. “Diferencias, alteridades e identidad en la narrativa de la postrevolución” contiene el estudio “Tipificaciones en torno a la construcción del indígena: ‘El Diosero’ de Francisco Rojas González”, cuya base de análisis, como el título lo indica, es la figura del indígena visto a partir de los opuestos “civilización versus barbarie”. Hay una voz narrativa “civilizada” que degrada al otro, al indígena que no ha podido alinearse al mundo occidental. Él, que paradójicamente es parte de Occidente, es desterrado de esa colectividad por considerarse un “bárbaro” que merece la descalificación y el reduccionismo. El México escindido vuelve a aparecer no sólo en este estudio sino en la reflexión en tránsito “El Llano en llamas y Pedro Páramo: universos en clausura”, en el que Eudave toma al espacio como un punto de reflexión para advertir cómo el campo ha quedado en el olvido por el afán de alcanzar la modernidad, relacionada con el mundo citadino, además de hablar sobre la melancolía de sus personajes.

También el espacio es tema central en el estudio “De la geometría enajenada al confinamiento identitario: el manejo del espacio en El Apando de José Revueltas”, en donde la exclusión y el aislamiento conducen a un preso a la pérdida de identidad, en un marco social en que aparece otra vez el tema del fracaso revolucionario. Asimismo, Cecilia Eudave también habla, en una más de sus reflexiones en tránsito, de otra alteridad, la femenina, que bajo formas sorprendentes y arriesgadas aparece en la literatura de Amparo Dávila.

El libro concluye con “Diferencias, alteridades e identidad en la narrativa desde la contemporaneidad”, donde la autora nos remite a dos obras elementales para la reflexión acerca de una identidad, más próximas a nosotros en el tiempo (ambas publicadas en la década de los años ochenta). La primera, en el trabajo “Tras la huella de una identidad históricamente asumida: Los pasos de López de Jorge Ibargüengoitia”, que expone una literatura de humor e ironía, y deja al descubierto una identidad desestabilizada, así como también una literatura en la que la parodia desmitifica el discurso oficial y establece analogías de personajes y hechos históricos con el México contemporáneo, evidenciando la corrupción de grupos políticos.

Y si ya anteriormente se había tratado el concepto de alteridad extranjera, ésta tiene su propio espacio de reflexión en “Entre civilizados y bárbaros te veas… Una lectura de Ciudades desiertas de José Agustín”, donde la figura de Estados Unidos es una presencia que determina nuestros intentos por construir una identidad propia. El estereotipo y la autodegradación son constantes en esta novela, y los conceptos de civilización contra barbarie vuelven a aparecer, como ya lo habían hecho en el estudio sobre el indígena, ahora enfrentando al mexicano con el extranjero, con el estadounidense. Eudave aprovecha su amplio conocimiento sobre esta obra, producto de su tesis doctoral que derivó en el libro Las batallas desiertas del pensamiento del 68. Un acercamiento analítico a Ciudades desiertas de José Agustín (2006), realizando un profundo estudio de la cuestión, el más extenso de los trabajos que integran Diferencias, alteridades e identidad.

Por otra parte, el axolote (con x y con j) es también una figura digna de estudio a partir del efecto monstruoso que rodea de ambigüedad su mito, y de “la forma en que se articula este extraño animal a lo mexicano desde el mito, la historia y la analogía social” (222), tomando como base de trabajo los cuentos “El ajolote”, de Juan José Arreola, y “Ambystoma Tigrinum”, de Salvador Elizondo. Este ensayo cierra el compendio de análisis que Eudave propone al lector.

La parte postrera, el “Epílogo”, conforma la última de las reflexiones en tránsito, que sirve de punto de reunión para congregar una serie de conclusiones que la investigadora ha recabado a partir de las posturas que sobre la identidad nacional toma la literatura mexicana. Eudave, en estas últimas líneas, imagina una literatura que hable de una identidad, pero no como resultado de la idea unificadora con intenciones de homogeneización propuesta por el Estado, sino de una labor plural e incluyente, una literatura que deje atrás la pregunta “¿qué es ser mexicano?”, y sepa, en cambio, “cómo vivir y asumir la mexicanidad” (247).

Diferencias, alteridades e identidad (Narrativa mexicana de la primera mitad del siglo XX) es, en resumen, un panorama literario de conjunto que define un problema, el de la identidad mexicana, y que propone una nueva ruta que lleve al lector a ver, en el horizonte gris de la pregunta, un punto de claridad donde la respuesta sea posible.

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