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Literatura mexicana

versão On-line ISSN 2448-8216versão impressa ISSN 0188-2546

Lit. mex vol.27 no.2 Ciudad de México Jul./Dez. 2016

https://doi.org/10.19130/iifl.litmex.27.2.2016.927 

Reseñas

José Juan Tablada. Obras IX. La feria de la vida. Memorias I / Obras X. Las sombras largas. Memorias II. Estudio introductorio y notas de Fernando Curiel Defossé , México: Universidad Nacional Autónoma de México, Coordinación de Humanidades, 2010 (Nueva Biblioteca Mexicana, 170) / 2014 (Nueva Biblioteca Mexicana, 177)

María del Pilar Mandujano Jacoboa 

aUniversidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas; e-mail: iiflweb@unam.mx

Tablada, José Juan. Obras IX, . La feria de la vida, . Memorias I. ., , Curiel Defossé, Fernando. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Coordinación de Humanidades, 2010. Nueva Biblioteca Mexicana, 170,
Tablada, José Juan. Obras X. Las sombras largas, . Memorias II. Curiel Defossé, Fernando. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Coordinación de Humanidades, 2014. Nueva Biblioteca Mexicana, 177,


Fernando Curiel Defossé realiza la edición crítica de las memorias de José Juan Tablada La feria de la vida y Las sombras largas. La primera parte está compuesta de 54 capítulos y la segunda de 99. Originalmente fueron escritas por el poeta mexicano para el periódico El Universal; las primeras se publicaron entre el 22 de enero de 1925 y el 25 de febrero de 1926; las segundas, del 4 de marzo de 1926 al 12 de julio de 1928. Tres años y medio le llevó al escritor reconstruir su pasado, rememorar los episodios de situaciones álgidas de su vida y mantener viva la expectación de sus lectores mexicanos, pues los escritos eran enviados desde Nueva York.

Esta edición crítica preparada por Fernando Curiel tiene diversas ventajas: por un lado se procura la circulación de los escritos de Tablada que en una década cumplirán los cien años de su aparición en la prensa; por el otro, se cuenta con la nutrida contextualización del material, ya que el filólogo nos va ubicando en los distintos pasajes o escenarios en los que se movía el poeta; aquí el estudioso deja entrever su vena de historiador.

Inmersos en el contenido de las memorias cabe preguntarse: ¿Dé que tratan los escritos de Tablada?, ¿a qué época nos remiten?, ¿cuáles eran las inquietudes del autor que lo llevaron a hacer un recuento de su vida siendo aun relativamente joven?, ¿qué estaba haciendo Tablada en el tiempo en que tiene la disposición de publicar sus memorias?

En La feria de la vida Tablada describe sus recuerdos de infancia, las imágenes de sus primeros viajes familiares, sus experiencias en la hacienda de Chicomóstoc, en Otumba. Evoca sus estancias en Puebla de los Ángeles, Tlaxcala y, ya instalada la familia en la Ciudad de México, las demarcaciones de Tacubaya. En los primeros capítulos, el poeta se ocupa de los antecedentes familiares desde la llegada de su bisabuelo de España, quizá como una muestra de orgullo de la estirpe que se formó. Inicialmente, a la vez, muestra la fascinación que siempre tuvo por la naturaleza, faceta que posteriormente le sería reconocida. El autor hace partícipe a sus lectores de sus juegos y sobretodo de la instrucción escolar recibida, tanto de la básica como de la especializada en artes plásticas.

La primera parte de las memorias recoge las primeras incursiones de José Juan Tablada en el medio cultural y periodístico. Así, él mismo da cuenta de su llegada al periódico El Universal, en 1891, cuando ingresó, por invitación de Rafael Reyes Spíndola. A partir de entonces el escritor mexicano inició una carrera periodística que desarrolló hasta sus últimos días, en agosto de 1945. Durante este periodo, Tablada inició, a su vez, una serie de columnas periodísticas que continuarían en el El Siglo XIX y en El País.

De acuerdo al orden y la tonalidad en la emoción de los escritos, se advierten los momentos culminantes en el desarrollo intelectual de Tablada: el surgimiento de la Revista Moderna en 1898 marcaría uno de los más importantes, cuando ya era reconocido como poeta, periodista y propagador del Modernismo. Un hecho fundamental en el recuento de Tablada en La feria de la vida es su viaje al Japón; no obstante la discusión suscitada por la realidad de dicho viaje en las memorias deja constancia de sus experiencias e impresiones en quince artículos elaborados para la Revista Moderna. Estos escritos, publicados inicialmente en la revista y recogidos después por el autor en el volumen En el país del sol, lo consagrarían como uno de los japonistas más reconocidos de México.

Los pasajes de la vida de José Juan Tablada refuerzan las impresiones, antecedentes e inclinaciones que se tienen del autor con la aparición de su primer libro de poemas, El florilegio, publicado en 1899; Curiel reproduce una serie de comentarios que el volumen propició, como el de Luis G. Urbina, quien escribió que el libro abría "flores nuevas", en un "jardín exquisito" y puntualizó: "Bien hizo en anunciarnos el poeta [...] que su libro era una jaula, una lápida y una lámpara: jaula de sus suelos, lápida del sepulcro de su fe, lámpara de su amor, su vida [...] el resumen de su vida intranquila, que promete terminar en la beatífica tranquilidad de un arrepentido y un resignado".

Después de 85 años de haber sido publicadas las añoranzas de Tablada, Fernando Curiel se encarga de ubicarnos en el contexto histórico, social, económico, político y principalmente, cultural, de la época en la que transcurren las memorias de Tablada: los años dorados de la época porfiriana, la que quedaría internalizada en su memoria y sería el radar con el que apreciaba los sucesos que le tocó presenciar tanto en México como en el extranjero, durante sus años de exilio en Sudamérica y en Nueva York.

Tal vez uno de los mayores aciertos de esta edición crítica sea el trabajo que esa denominación implica; aquí ya no hay rescate de textos, pues el editor trabajó en el caso de La feria de la vida con la publicación de la editorial Botas de 1937, autorizada por Tablada, y para Las sombras largas, con la edición realizada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en 1993. Cabe destacar por lo tanto el ejercicio de pulimento del texto, de colocar en nota al pie todo aquello que ayude a contextualizar situaciones, que permita al lector ubicar a personajes, lugares, acontecimientos, hechos que hoy requieren ser puntualizados.

Otro punto relevante de las ediciones trabajadas por Curiel es el haberse propuesto desentrañar la naturaleza misma de los textos y ubicarlos dentro del conjunto denominado "Literatura del Yo" o también llamados por los historiadores "Documentos del Yo". El editor remite en nota al pie la acepción misma de la expresión "memorias" a la que él se apega. Indica el filólogo en el estudio introductorio que deben tenerse muy en cuenta dos funciones básicas, la primera la interpreta como "facultad mental y anímica para recordar algo pasado e instrumento auxiliar en la recordación de algo"; la segunda, "alude lo mismo a la escritura en tanto método nemotécnico, que al mundo transcurrido" y el mismo editor se hace la pregunta: "¿cómo dudar de quien ejerce la memoria, máxime con el talento literario de un Tablada, un José Vasconcelos, un Alfonso Reyes [...] que reavivan el suceder personal y nacional?".

La segunda acepción es la que da cuerpo a lo realizado por Tablada en sus ejercicios de recordación, ya que remite a la diversidad sociopolítica y cultural que le tocó presenciar. De ahí la pertinencia de estas nuevas ediciones trabajadas con los procedimientos metodológicos propios de la filología, al ser publicaciones provistas de un estudio introductorio, de un aparato crítico, un cuerpo de notas, llamadas, rasgos que deben destacarse, datos investigados, bibliografía que respalda lo dicho por el autor (en este caso Tablada), aclaraciones, disquisiciones y toda una serie de puntos que clarifican lo expuesto en las distintas partes que constituyen la edición crítica del texto.

Curiel remarca en la segunda parte de las memorias de Tablada, Las sombras largas, lo ya asentado en La feria de la vida sobre el procedimiento seguido por el memorista y las disciplinas que le son afines a su escritura: pasajes conformados por apuntes, diarios, correspondencia, además -agrego yo- de material extraído de las crónicas escritas en su momento. De acuerdo con el énfasis del editor, en los textos del poeta mexicano se entrelazan la literatura y la historia, "lugar de incuestionable encuentro", apunta, y agrega que "la de Tablada [...] es una vida particular entretejida con lo social en campos de gran significación. No solo la cultura y las artes sino asimismo la política y la diplomacia".

Esta imbricación de disciplinas en los escritos de Tablada es muy evidente en Las sombras largas. Si la primera parte de las memorias se remonta a 1874, cuando el escritor contaba con tres años de edad, y de ahí sigue el relato de sus recuerdos a los preparativos de la fundación de la Revista Moderna en 1898, la segunda parte abarca de la aparición de la revista en ese año, a 1914, momento en el que Tablada sale del país a un exilio obligado por su apoyo al huertismo. Aquí tienen prioridad hechos políticos del momento; en diversos apartados el autor da cuenta del tránsito de la salida de la etapa porfiriana a un periodo convulsionado por los acontecimientos de la Revolución mexicana de 1910. De sus plácidas experiencias culturales pasa a la descripción, en varios capítulos, de los días aciagos que vivió el país en muchos momentos a partir del movimiento revolucionario, como los sucesos de la Decena trágica en 1913 y el asesinato de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez.

Al igual que La feria de la vida, la edición de Las sombras largas va precedida de un estudio introductorio, donde Fernando Curiel, además de hacer el recuento de la vida de Tablada, ubica la producción de los textos del poeta de acuerdo a distintas interpretaciones del género autobiográfico; por ejemplo sigue, entre otros teóricos, a Virgilio Tortosa, quien establece tres grandes paradigmas en la teoría autobiográfica, basado en los estudios de James Olney. Indica el editor que en el primer paradigma destaca "de la triada -auto-biografía-, ya consolidada, el bios, bajo la idea de que todo escrito autobiográfico debe reproducir 'lo más fehacientemente y con el máximo de fidelidad una vida'". Del segundo: "hace del autos su centro de referencia, en el sentido de que lo fundamental es la relación del texto, no ya con el mundo, sino con el sujeto (auto) biográfico". Concepción metodológica propuesta por Georges Gusdorf, para quien, aclara Curiel, "la escritura autobiográfica, más que una interpretación del pasado, es su reconstrucción". El tercer paradigma "pone el acento en el graphé; lo cual aleja del todo la noción de referencialidad, sobre la base de que, en la autobiografía, el autor se crea a sí mismo, no se reconstruye ni se interpreta". A partir de estas propuestas teóricas Curiel analiza y reflexiona acerca de que el poetacronista "en sus actos y escritos construye, a todas luces, al personaje José Juan Tablada".

En la construcción de su propia imagen, Tablada trasluce en sus memorias una personalidad vigorosa, atenta al transcurrir de una época en ebullición, cambiante. A través de sus escritos, se percibe al intelectual consciente de su situación privilegiada, que da cuenta de multitud de acontecimientos culturales, deportivos, sociales, artísticos y políticos, pero también se advierte el rostro del personaje a veces inconforme, temeroso, calculador e ingenioso para posicionarse mejor en un escenario cambiante e incierto como fue México a partir del movimiento revolucionario. No cabe duda de que las memorias de Tablada son un referente obligado para quien quiera adentrarse en episodios trascendentales de la vida de México como lo fueron el Porfiriato, la Revolución y el periodo posrevolucionario.

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