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Literatura mexicana

versão On-line ISSN 2448-8216versão impressa ISSN 0188-2546

Lit. mex vol.22 no.2 Ciudad de México Dez. 2011

 

Textos y documentos

 

Anónimo [Auto de la creación del mundo y del Hombre, y culpa de este]

 

Anonymous [Auto, creation of the world and man, and his guilt]

 

Germán Viveros

 

Instituto de Investigaciones Filológicas Universidad Nacional Autónoma de México gerviveros@yahoo.com.mx

 

El propósito de esta edición es dar a conocer una parte mínima de la literatura dramática mexicana decimonónica, desconocida hasta hoy, y hecha a imitación de un auto, aunque sin el rigor cabal de este, pues el texto editado aquí ofrece un carácter más lírico que dogmático. A lo anterior se suma la intención de comentar diversos aspectos atingentes a este auto mexicano.

En la ciudad de México, dentro del Archivo Histórico del Colegio de San Ignacio de Loyola, Vizcaínas, se conserva un manuscrito (Estante 9 / Tabla ii / Vol. 29 / Exp. 9) que constituye un texto clasificado como "auto sacramental" anónimo, sin título ni fecha de composición, pero cuyo papel y marca de agua corresponden a los de mediados del siglo XIX, hecho que corroboran los tipos de letra empleados. En todo caso, la datación del manuscrito no podrá establecerse con posterioridad a 1860, año en que las Leyes de Reforma extinguieron toda clase de corporaciones de índole religiosa.

Aquí se edita la primera parte del manuscrito, denominada "Acto primero", que he titulado Auto de la creación del mundo y del Hombre, y culpa de este. A continuación están dos partes más: la inmediata siguiente con el título "Tercero acto de la 1a parte"; la última tiene, a modo de título, la frase "Acto 3 de la segunda parte". Los tres componentes del manuscrito vienen uno enseguida del otro —con letras claramente diferenciadas—, pero temáticamente constituyen unidades autónomas.

Las partes últimas del cuadernillo son dos impresos: a) "Levantar muertos. Comedia en dos actos y en prosa, por los señores E. Blasco y M. Ramos Carrión". México, Tipografía de Aguilar e Hijos, 1889; b) "El delincuente honrado. Comedia en cinco actos, en prosa". Publícala Don Toribio Suárez de Langreo. Habana, Imprenta de R. Olivia, 1840.

Queda dicho que el original está descrito como auto sacramental, pero después de leerlo surge de inmediato la pregunta ¿realmente lo es? Si por auto sacramental se entiende aquella pieza representable en un acto, escrita en verso, referida a la eucaristía y escenificada por medio de alegorías durante la festividad eclesiástica de Corpus Christi,1 entonces el texto conservado en el Archivo Histórico de Vizcaínas parece no adecuarse a tal concepto, a menos que le falte alguna parte no conservada y que incluso haya estado precedido de una loa correspondiente, hechos todos estos de no fácil suposición a la vista del manuscrito conocido. Si, por otra parte, se tienen presentes los antecedentes lejanos del auto sacramental "en los autos, farsas o representaciones que Juan del Encina, Lucas Fernández y Gil Vicente componían para la fiesta de Navidad",2 entonces el texto mexicano se muestra mejor ubicado en la modalidad de auto, entendida esta como pieza representable, de asunto religioso o tema bíblico, que en ocasiones se ocupaba de relatar o recrear aspectos de vidas de santos o del culto religioso, escenificados en el interior de algún templo o en espacios adjuntos abiertos a toda clase de público.

Si continuara rastreándose el origen remoto de autos y autos sacramentales, habría que hablar de moralidades francesas y misterios3 valencianos, lo cual no significa necesariamente que estos constituyan la etapa evolutiva inmediata anterior a los dos modos de autos,4 mucho menos que tengan relación directa con el auto mexicano, que se centra en la historia dogmática de la humanidad, pero sin derivar al tema de la redención del Hombre a través de la eucaristía; por otra parte, en el texto mexicano hay énfasis particular en la grave desobediencia cometida por Eva y Adán y en las consecuencias que estos y sus descendientes padecerán.

Del autor nada se sabe hasta ahora, de lo que hay certeza es que el manuscrito conservado no pudo salir de la mano de su autor, pues el texto presenta varios y lamentables errores en la distribución de los versos, que son inconcebibles en un autógrafo. Podría ser, por otra parte, que el manuscrito fuera resultado de la colaboración de dos o más personas (acaso cofrades del culto a la Virgen de Aránzazu), que año tras año se ocupaban de la representación, haciendo modificaciones en cada una de esas ocasiones, tal como ocurre hasta nuestros días en escenificaciones públicas y populares correspondientes al calendario eclesiástico.

Los autos novohispanos solían ser representados en fechas notables, como el día de Corpus Christi, pero también en otras señaladas para diversos modos de celebración: arribo de una autoridad eclesiástica a la ciudad capital, aniversario de un priorato, o clausura de cursos en algún colegio de comunidad religiosa, por ejemplo. En el México decimonónico las escenificaciones públicas de autos y passiones no parecen haber sido habituales como en el virreinato, mucho menos a mediados de siglo y en el contexto de las Leyes de Reforma. Por esto atrae la atención el texto aquí editado, independientemente de su mérito estético-literario y de su carácter testimonial.

Considero que el Auto de la creación del mundo... es parte del archivo histórico de lo que fue la Cofradía de Nuestra Señora de Aránzazu, comunidad de cuyo acervo es custodio el actual Archivo Histórico 'José María Basagoiti' del Colegio de San Ignacio de Loyola, Vizcaínas. Esa cofradía, al parecer, solía representar anualmente un auto en exaltación de su santa patrona, a esto se debe la presencia de textos equiparables a este que se conservan en el mismo repositorio. Todos ellos con peculiaridades formales curiosamente muy semejantes a cuadros escenificados en procesiones en la región catalana hacia el siglo xv o antes, y que evolucionaron hacia una modalidad breve de misterios, que eran piezas referidas a vidas de santos o a temas bíblicos. Por su parte, los misterios valencianos —por la misma época— incluían a veces estatuas que se identificaban como los bíblicos Adán y Eva, figuraciones que más tarde fueron sustituidas por personas. El hecho se dio hasta bien entrado el siglo XIX.5 ¿Sería conocida esta situación en el México decimonónico? Es cuestión por estudiarse. En cualquier caso, el auto mexicano constituye un replanteamiento del asunto bíblico, en el que se contiene parte de la singularidad del texto, aunado a su naturaleza testimonial referida a su tiempo y a su sociedad. En efecto, el auto y documentación pertinente del Archivo Histórico de Vizcaínas hablan del carácter devocional de la Cofradía de la Virgen de Aránzazu (además del caritativo y asistencial), y de su expresión pública a pesar de la expedición de las Leyes de Reforma en 1859.

El Auto de la creación del mundo. es un texto de índole dramática, puesto que fue concebido para su representación dialogada y espectacular, hecho este último evidente en las acotaciones y en las partes recitadas o cantadas. La condición dramático-literaria se hace manifiesta a través de la consideración de su tema y del examen de su estructura, de sus interlocutores y de la expresión métrica, sumando todo lo cual hace también un modo de apreciable entretenimiento.

El tema es el veterotestamentario desde la perspectiva de la historia dogmática de la creación del mundo y del género humano, aunado esto a matices elementales de teología moral o bíblica, como la pérdida de la inocencia, la necesidad de exculpación por medio del sufrimiento, o el enfrentamiento del Bien y del Mal en las individualidades de San Miguel y Lucifer.

La estructura interna se distribuye en seis partes. La primera —a modo de preámbulo— está constituida por la discusión entre San Miguel y Lucifer en torno al orden jerárquico Dios/Lucifer (1-94). Sigue el relato de la expulsión de Lucifer y la creación de hombre y mujer por parte de Dios (95-184). El tercer elemento describe la creación del mundo e integración de la pareja humana, con indicación de las limitaciones impuestas a esta (185-346). Enseguida se describe la curiosidad de Eva por el árbol del fruto prohibido y las asechanzas de Lucifer (347396). La quinta parte relata la desobediencia de Eva al mandato divino y la incitación de ella para que Adán actúe del mismo modo, lo cual ocurre (397-529). El último componente del auto describe la conciencia asumida por Adán y Eva respecto a su culpa y las consecuencias que les aguardan (530-613).

El orden descrito se da sin interrupción alguna, lo cual deriva en rectitud y coherencia del pensamiento expresado.

De 'personajes' en el sentido técnico y estricto del vocablo no cabe hablar, puesto que en el auto mexicano no hay individualidades a las que pueda asignárseles una idiosincrasia humana cabal, menos aún que explique de alguna manera las causas y efectos de sus acciones. Se trata más bien de interlocutores concebidos como figuras simbólicas (maldad/generosidad, ingenuidad/astucia, júbilo/aflicción), que facilitaban la comprensión y difusión de conceptos e ideas, que también pretendían aleccionar y edificar a potenciales espectadores por medio de relatos bíblicos bien conocidos por los integrantes de una devota cofradía, que, por otra parte, acostumbraba celebrar piadosa y festivamente a su santa patrona, situación que daba rasgos de amenidad al acontecimiento en su totalidad. Pero el entretenimiento queda claramente diferenciado del constituido por el teatro evangelizador novohispano del quinientos, que parece a veces más una homilía escenificada que un auto en sentido exacto.

Es pertinente decir, en otro aspecto, que un propósito esencial del texto mexicano no debió ser su publicación, pues el descuido mostrado en la distribución de los versos no habla a favor de esa intención, sino de la de una expresión popular de religiosidad, que no dio cabida preponderante a ideas trascendentales como las detectables en un auto sacramental.

Se desconocen prácticamente todas las circunstancias en que fue presentado el Auto de la creación del mundo. Es dable suponer —de acuerdo con la sabida escenificación de autos novohispanos— que el texto que aquí interesa se dio a conocer públicamente en alguna fecha significativa del calendario eclesiástico, o bien directamente vinculada a la cofradía de Nuestra Señora de Aránzazu, pero no necesariamente en el día de corpus, como era lo habitual en el caso de un auto sacramental. Tampoco hay certeza de que haya sido escenificado en un espacio cerrado o en el recorrido callejero de una procesión, y si esta incluía alguna plataforma o carro destinados a la representación.

Los 'actores' del auto pudieron proceder de un grupo de profesionales de la actuación (como ocurrió en representaciones colegiales y monásticas novohispanas), remunerado por la cofradía, o bien de parte de integrantes de esta, quienes lo hacían espontánea y desinteresadamente, bajo dirección comunitaria o de un individuo. Todos ellos actuando ante un público heterogéneo integrado por miembros de la cofradía, feligreses, religiosos, gremios y gente común —devota o no—, pero afecta a cualquier clase de actividad con rasgos de espectacularidad, como podían ser acompañamientos musicales y vistosas aunque sencillas tramoyas, todo ello combinando devoción religiosa con festejo popular.

El Auto de la creación del mundo. es una pieza dramática hasta hoy desconocida, de intención y esencia religiosa más que seglar. Hay en el texto un empeño re-creador de pasajes veterotestamentarios, expresados con relativa variedad métrica, peculiaridades ambas que constituyen su estilo literario sencillo y expresivo, ciertamente castizo pero sin alcanzar inusual inspiración, hechos todos estos que conceden al auto digno perfil popular dentro de un contexto social poco propicio para la producción dramática en general.

Los criterios aplicados en esta edición son los siguientes: 1) Numeración de versos y reordenación de algunos; esto último se advierte en notas de pie de página; 2) Ortografía y puntuación fueron actualizadas; 3) Fueron unidas o separadas algunas palabras (de el = del, por que = porque; trasí = tras sí, quentonces = que entonces, por ejemplo); 4) Fue modificado alguna vez el acento ortográfico, por razones métricas (oidos, en vez de oídos; paraiso, en vez de paraíso; diá, en vez de día, por ejemplo); 5) Las acotaciones están entre paréntesis y con letra cursiva; 6) Los añadidos están entre corchetes; 7) Letras o sílabas ilegibles por tachadura o rotura en el manuscrito quedan entre corchetes y puntos suspensivos.

Agradezco a la Dra. Ana Rita Valero de García Lascuráin, directora del Archivo Histórico de Vizcaínas, las facilidades que me fueron otorgadas para consultar el manuscrito aquí editado.

Hago otro tanto respecto a la licenciada Yésica Ramírez, por el apoyo técnico que me dio para la edición electrónica del texto y el cotejo correspondiente.

 

ANÓNIMO

[Auto de la creación del mundo y del Hombre, y culpa de este]

 

[INTERLOCUTORES

MÚSICA ALEGRE
LUCIFER
SAN MIGUEL
MÚSICA TRISTE
ADÁN
EVA]

Primer Acto
(Pito de
[telón])

(Vista de Gloria, con dos nubes rápidas, en las cuales aparecerán sentados, Lucifer en la derecha y San Mig[uel] en la izquierda, advirtiendo que, al primer pito [de] telón de boca, bajarán dichas nubes con mucha pa[usa] e igualdad, y al mismo tiempo cantarán en m[ú]sica alegre la siguiente cuarteta).

MÚSICA ALEGRE
Gloria a Dios en las alturas
canten incesantemente,
ángeles y serafines
lo alaben eternamente.

LUCIFER
5 ¡Qué grande es mi majestad!
¿Quién tan hermoso me ha hecho?
¡Hola, jerarquías, cantad,
a ver si desahogo mi pecho!

MÚSICA ALEGRE
Qué atrevido eres, Luzbella,
10 contra tu Dios y Señor,
pues no aprecias el favor
de hacerte lucida estrella.

SAN MIGUEL
¿Qué atrevidos pensamientos,
loco, revolviendo estás?
15 ¿No ves que con ellos das
precipicio a tus intentos?

LUCIFER
Tan bello en mi ser me vi,
que, porque admirarte pueda,
no sé si a Dios le conceda
20 primero el lugar o a mí,
pues, cuando de su grandeza
puso en mí tanto caudal,
pienso que no hizo a otro igual
en poder, virtud y belleza.

SAN MIGUEL
25 Necio, confesando vas
que injustamente te atreves,
pues a tu creador le debes
lo que en ti alabando estás.
Todo lo puedes perder,
30 si te atreves a ofender.
¿Quién te hizo tan noble y bello?
¿Quién, de nada, te dio el ser?
Confiesa, loco, tu error,
porque es vana complacencia
la que tú con resistencia
le pones a tu hacedor,
sin advertir con paciencia
que de ti a él hay diferencia
y es de criatura a creador.
40 ¿Quién hizo el cielo que miras?
¿Quién luces y firmamento,
cuyo heroico movimiento
lo contemp[las] y te admiras?
¿Quién de espíritus ala[dos]
45 llenó globos cristalino[s]
y con sus rayos divinos
los dejó en ciencia ilustrados?
Piensa, Luzbel, con cordura,
no con soberbia y locura
50 quieras, ingrato y traidor
deshacer a tu hacedor,
sin advertir que es tu hechura.
No alternes con tus porfías,
huyan, necio, tus errores,
55 pues te hizo a ti más favores
que a todas las jerarquías.

LUCIFER
Nada al poder que en mí ves
lo que has dicho contradice,
él me hizo y yo me hice
60 con más libertad después;
igual le soy en poder,
igual en naturaleza,
en calidad, en belleza,
y si él ha podido hacer
65 [esa] c[r]eación con violencia,
yo también [en] la ocasión
la podría hacer con mi [cien]cia,
porque mientras él la hacía
sólo hubo una diferencia:
70 aquél velaba y yo dormía.

SAN MIGUEL
Calla, ingrato.

LUCIFER
Partes bellas
tengo para hacerlo así
y, si cayera, tras mí
me llevaría las estrellas,
75 y, aun del mismo Dios asidos,
hemos de bajar los [h]u[mos].

SAN MIGUEL
¡Bárbaro! ¿Quién como Dios?

LUCIFER
Cai, Miguel, mas no vencido.

(Pito izquierdo)

SAN MIGUEL
Con esto das a entender
80 tu locura y no podrás
ni arrepentirte jamás
ni dejar de padecer,
siendo con penas crüeles
atormentado (¡ay, desvelo!).
85 Publique victoria el cielo,
pues que triunfé de Luzbel,
que, contra tanta malicia,
seré, mientras loco gima,
su alférez mayor, que esgrima
90 la espada de su justicia,
pues con suma providencia
cayó, al paso que subió.
Venció Adonai y venció
su divina omnipotencia.

(Pito rápido)

(Sale Lucifer por izquierda.
Bosque corto)

MÚSICA TRISTE
95 Por tu soberbia, Luzbel,
del cielo fuiste arrojado,
igualmente condenado
a jamás volverlo a ver.

LUCIFER
¿Qué importa que del cielo
100 me haya echado injustamente Dios?
¿Qué ha importado
si con la ciencia infusa me ha dejado?
¿No es perpetuo mi ser? ¿Pues cómo ignora
que igual tengo de ser a su grandeza,
105 por la que en mí, infinita, se atesora?
¿Podrá acabarse mi naturaleza?
Angélica materia me asegura
que eterna viva mi infernal belleza.
¿Qué importa que me arroje de su altura,
110 si mi soberbia sube hasta su asiento
y aun el espacio imaginario apura?
¡Pero ay de mí!, que ya mi agravio siento
que a lanzadas de envidia me maltrata;
fiero penar y desigual tormento
115 vengarse quiere de mi injuria ingrata,
por el más soberano cierto modo,
que en penas tantas mi pasión dilata.
Del polvo infame, del infame lodo
del campo damasceno, está formando
120 Dios al hombre vil para afrentarme en todo.
¡Ya su fábrica heroica está acabando!
¡Ya el alma racional le está infundiendo!
¿Tal honra a tal bajeza? Estoy rabiando.
Ya para más afrenta y desconsuelo
125 lo traslada (Descúbrese el Paraíso) al bello Paraíso (Pito),
dándole posesión de todo el suelo.
¡Ya el hombre en él
(Adán hinca[ do])

con celestial aviso alaba a Dios!
¡Ah, pese a su alabanza!,
130 que presto en ofenderlo fue remiso.
Pero de una diabólica asechanza
valerme intento en mi inmortal cuidado.
Guerra prometo al hombre a espada y lanza.
La fruta de aquel árbol le ha vedado,
135 precepto que verá pronto rompido
del hombre mismo a quien ahora ha honrado.
Ya a su presencia todos han venido.
Domésticas las aves y animales
(y cada cual su nombre ha repartido),
140 que humildes le obedecen y leales,
pues dice Dios, a pesar de quien derrama
en barro quebradizo honras iguales.
¡Ya le da nombre Dios! ¡Adán se llama!
Del nombre mismo a su bajeza argullo.
145 Como que de tierra es, pretende fama.
(Se recuesta Adán [a] la derecha)
¡Ya Adán se duerme! Acción valiente y fea.
En presencia de Dios se ha descuidado,
porque conozca en quién su amor emplea.
(Pito. Eva por es [ilegible] de la derecha]
¡Pero de una costilla
150 de su lado forma Dios
hermosa maravilla!
Compañera, sin duda, al hombre ha dado.
Ya acierta mi experiencia:
la costilla que en su fragilidad
155 es fortaleza, a mi cautela juzgo
que se humilla.
Guárdese el hombre, que mi enojo empieza.
Toda humana criatura haré se asombre,
destruyendo tan vil naturaleza,
160 y si es de Dios imagen bella el hombre,
puesto que estoy de Dios tan ofendido,
le he de borrar por ofender su nombre. (Vase)

MÚSICA ALEGRE
[Sin recitación]

ADÁN
Hermoso pedazo mío,
que de mi lado siniestro
165 la eterna sabiduría
dio principio a su concepto.
Dulce esposa y compañera,
tan igual en los afectos,
que sois carne de mis carnes;
170 siendo mía yo soy vuestro,
fiel esposa y fiel amiga,
en quien recíproco veo,
si no un cuerpo con dos almas,
una alma sí, con dos cuerpos.
175 ¿Cómo estáis?

EVA
Como quien sale
del abismo de sí misma
a la luz que nunca vio,
pero al fin reconociendo,
180 por gracia comunicada,
que sois mi esposo y mi dueño,
que fuisteis materia mía,
que sois causa del efecto
y que ganado me habéis,
del corazón, los requiebros.

ADÁN
185 Pues porque sepáis quién soy
oídme que deciros quiero
nuestros principios humildes:
de Dios los altos secretos.
Sabed que su misma gloria,
190 sin principio, fin ni medio
estaba D[ios] cuando quiso
dar principio al universo,
que para misterios grandes
—prevenidos ab aeterno—
195 convino así por mostrarnos
gloria suya y bienes nuestros.
Hizo en el primero día
la máquina de ese cielo,
que con tantas jerarquías
200 con solo querer fue hecho;
llamóse empíreo, que quiere
decir tribunal de fuego,
donde está su eterna silla
y la promete a los buenos.
205 Hizo luego el primer móvil,
que con propio movimiento
de un ángel arrebatado,
las nueve esferas que vemos
se lleva tras sí y las mueve.
210 Al cristalino hizo luego
como cárcel de su gloria,
que impide que la gocemos.
Creó la luz, desterrando al mismo tiempo
las tinieblas, que fueron divididas
215 de la luz, y de ambos fue el diá compuesto.
En el segundo diá formó
estrellado el firmamento,
de cuya multitud bella,
de cuyo número inmenso
220 los más sabios judiciarios,
los astrólogos más diestros,
un sin número de estrellas
observarán con el tiempo.
Hizo en este mismo día
225 los siete inferiores cielos,
al tercero día apartó
las aguas y, descubriendo
la tierra, ellas formaron mar
y este firmísimo suelo;
230 llenó de plantas la tierra,
que al momento produjeron
unas provechosos frutos
y otras fragantes alientos.
En aqueste día formó
235 este paraiso que vemos
pues ya esposa dignamente
de su belleza eres dueño.
En el cuarto diá hizo al sol,
para que con rayos bellos
240 presidiendo al diá ilustrase
los floridos pavimentos.
Púsose en el cielo cuarto
de los otros siete en medio,
porque su luz repartida
245 igualase a todos ellos.
Por lámpara de la noche,
aunque con rayos ajenos,
puso a la inconstante luna
veloz en sus movimientos.
250 En el quinto [día] llenó
de varias aves el viento,
el mar de infinitos peces
y ambos de las aguas hechos;
mas como de una materia
255 a un mismo tiempo se vieron,
los unos nadar las aguas,
los otros volar al viento.
En el sexto día esposa
(bien es que repare en esto).
260 Creó fieras y animales,
desde el león hasta el cordero,
y por fin, de obra tan alta,
—con humildad lo refiero—
creó al hombre —el cual soy yo—
265 de este campo damasceno;
mas también, en cuyo nombre,
nos incluye entrambos sexos.
Hízome a su semejanza
—¡gran merced, favor inmenso!—,
270 porque el alma racional
se parece a Dios en esto,
que siendo Dios trino y uno
nuestro espíritu así mismo
es uno en esencia y trino,
275 en tres potencias su imperio.
Hízome dueño del mundo,
hízome capaz del cielo,
hízome inmortal por gracia,
pues aunque de tierra soy hecho,
280 asistiendo Dios conmigo,
seré, como Dios, eterno.
Quedé ajeno de pasiones,
como de temor y miedos,
y en la original justicia
285 constituido y compuesto,
ésta sois vos, dulce esposa;
este privilegio es vuestro,
mercedes hechas a mí
para vos también se hicieron.
290 Fijad en este paraiso,
mirad los bienes inmensos
que su creador nos previno,
teniendo su amor por premio.
Todo es vuestro, amada esposa,
295 pero mirad que os advierto
que aquel árbol no toquéis,
que es soberano precepto
de Dios y, en viendo su gloria,
fácil reconocimiento;
300 no quiere más su grandeza
que este divino precepto;
por creador, por Dios, por padre
y por mil razones expuesto;
al que probare la fruta,
305 inobediente del hecho,
está condenado a muerte,
su gracia eterna perdiendo.
No digáis que no os aviso,
la obediencia os encomiendo,
310 pues, a quien debemos tanto,
el tributo es bien pequeño.
Y si no, hacedlo por vos,
pues el perpetuo destierro
de este lugar pena es grave,
315 que al considerarla tiemblo.

EVA
Mucho, esposo de mi vida,
el aviso os agradezco
de quién sois y de quién soy,
pero debéis de advertir
320 que me ofendéis con el miedo
que, de quebrantarlo yo,
demostración habéis hecho.
Creed que, aunque soy mujer,
las manos de Dios me hicieron, como a vos;
325 él de lodo os hizo a vos
y a mí de vos, con que apruebo
que ni vos seréis más firme
ni yo firme seré menos.
Bien podré ver y tocar ese árbol.

ADÁN
330 Eso te ruego que excuses,
pues no se sigue utilidad
ni provecho.

EVA
Tocarlo nomás no importa;
antes, para conocerlo,
335 importa saber cuál es.

ADÁN
Quien la ocasión huye es cuerdo,
que nunca curiosidades
serán de ningún provecho.

EVA
¿Hasta ahora en qué lo has visto?
340 De esto nos falta el ejemplo,
que ni curiosos ha habido
ni ocasionados sucesos.

ADÁN
¡Ay, Eva! Lo dicho baste;
pues nada ignoras, te ruego
345 mires que te deja Dios
en manos de tu consejo.

(Vase solo Adán)

EVA
Si he de decir la verdad,
yo por ver el árbol muero,
que al pensamiento ligero
350 sigue la curiosidad.
¿Qué puedo perder
en ver la fruta vedada?

(Luc[ifer] dentro)
Nada.

EVA
Pues si yo no pierdo nada,
355 ¿qué haré en llegándola a ver?

([Lucifer dentro])
Comer.

EVA
¡Dos veces me han respondido
a medida del deseo!
¿Quién puede ser? Pues no creo
360 que otro, sino Adán, ha sido,
porque no hay en el paraiso
ni en el mundo otro hombre ahora,
y así en mis oidos sonora
esta voz es dulce aviso.
365 Si el árbol vedado toco,
¿habré delinquido?

(Luc[ifer] dentro)
No.

[EVA]
¿Quién me ha respondido?

(Lucifer dentro)
Yo.

EVA
370 ¿Qué aventuro en esto?

(Lucifer dentro)
Poco.

EVA
¡Qué más claro desengaño!
Pues sin saber cómo o quién,
dice quién y dice bien:
375 mucho el miedo y poco el daño.
Resuelta voy a tocar
el árbol y ver el fruto,
pues es negar el tributo
comer pero no mirar.

(En inter que Eva se ocu[l] ta por tras del árbol, sale Lucifer, y después Eva con una manzana)

LUCIFER
380 Bien la venganza mía
en estos miserables voy trazando;
éstos, a quien se fía la gloria
y el favor que estoy llorando,
ya en un rabioso empleo
385 a eterna muerte condenar deseo.
Luego vi la flaqu[e\za de la mujer,
y por ella veré perder, de Adán,
la fortaleza, atropellada entre
la forma mía, y destrozados luego,
390 y de sus hijos llevar a sangre y fuego.
Toquen de mi malicia
las destempladas y tremendas cajas,
y en mi varia malicia
de altura a voces y de acciones
395 bajas, padezca el mundo estrago,
que por dar pesadumbres a Dios lo hago.

(Sale Eva)

EVA
De la fruta he comido
sin peligro ninguno y sin reparo.
¡Dulce bocado ha sido!

LUCIFER
(Aparte)
400 Mejor dijeras si dijeras caro.

EVA
Mi dicha alabar püedo.

LUCIFER
(Aparte)
En mí es muy dulce
Pero en ti es acedo.
(Al oído [de Eva])
¿Has hecho ya experiencia
405 de mis verdades y tu engaño?

EVA
Ahora sea por infusa ciencia
que me hallo más capaz y más señora.

LUCIFER
(Aparte)

Quizá engañada, señora dice,
y es esclava errada.

(Al oído [de Eva])
410 Pues para que consigas
la deseada ciencia de la gente
y claramente digas que eres señora,
tú y tus descendientes,
conviene que tu esposo coma
415 de aquese fruto milagroso,
insístele a que coma y no repare,
y si esto no consigues, con lágrimas;
y si esto no bastare,
con amenaza sea;
420 enójate con él porque te crea
que el hombre fácilmente
dejarse llevar de ti rogado;
qué habrá que hacer no intente
de lágrimas y enojo provocado;
425 pasará por mil fuegos abrasado
con tus enojos, lágrimas y ruegos.

(V[ase])
(Sale Adán por la derecha en busca de Eva)

ADÁN
¡Esposa de mi vida! ¿Qué habéis hecho?
¡Ay de mí! En la mano
tiene la fruta prohibida.
430 Quien la cortó y con ella se entretiene
también la habrá comido,
y el precepto de Dios
habrá rompido.

EVA
¡Esposo de mi vida, feliz suerte!
435 Adán, no os dé cuidado
ni el temor de la muerte os inqui[ete],
ya la fruta he probado.
Vedme aquí viva, y vida me promete
el haberla comido, que lo demás
440 notable engaño ha sido,
comed, esposo amado,
gozarás de la fruta más sabrosa
que el paraíso ha dado.
Y es infalible cosa
445 que no sin causa Dios
[ya] nos la [ha] vedado,
porque en ella se alcanza
igual ciencia, igual bien y semejanza.

ADÁN
¡Oh mujer engañada!
450 ¿Cómo el precepto de Dios quebrataste?
¿Cómo, de ti olvidada,
de tantos beneficios te olvidaste?
¿Cómo...? ¡Ay, contraria suerte!
¡Diste paso a mi muerte
455 y a tu muerte!

EVA
¿Turbado, esposo, vienes?
¿Qué muerte, qué temor,
qué duda pones?
¿Cómo, si amor me tienes,
460 no te ciegan amores ni pasiones?
No acredites antojos
con lágrimas, lo pido de mis ojos.
Come, ¿qué no te obligo?
¿Qué no te persüado con mi llanto?
465 O, como dices, ¿no me quieres tanto?
Tú eres mi enemigo,
que si tú me quisieras,
¿de qué comiera yo que no comieras?

ADÁN
¡Oh fuerza incomprensible de amor!
470 ¡Oh voluntad mal conocida!
Que sabiendo, infalible, que pierdo a Dios,
la gracia, el ser, la vida,
arrastrado y violento
se lleva tras sí al entendimiento.

EVA
475 Pruébala esposo mío.

ADÁN
¡Oh Señor! Si me hubierais transformado,
cautivo el albedrío,
con vuestra voluntad santa ajustado,
¡con qué amor os sirviera!
480 Puesto que entonces menos mereciera.
En mi propia flaqueza
el delincuente halló, y el delito
en mi naturaleza
la ocasión, el gusto y apetito.
485 ¿Qué he de hacer rodeado
de mí mismo y de mi mujer roga[do]?

EVA
¿Tampoco, esposo mío, te he obligado?

ADÁN
Temo en mí la muerte tuya.

EVA
Qué poco amor me has mostrado.

ADÁN
490 Antes es bien el que amor se atribuya
el negar tu deseo, mas tuyo soy
y de tu deseo. Bien sé que está mi
muerte en comer de esa fruta.

EVA
Come, acaba.

ADÁN
Mas por no entristecerte
495 como, aunque sé que peco,
y más me graba aquesta ciencia mía.
¡Pero que no podrá tanta porfía!

(Come)
¡Ya los fieros umbrales
de la espantosa muerte he traspasado!
500 Del bien inmenso a males,
de la gracia de Dios al vil pecado;
del sol, a tiniebla obscura y fría,
pero que no podrá tanta porfía;
gusté la acerba muerte,
505 gusté el dolor, la pena, el desco[n]suelo;
perdí la mejor suerte,
caí precipitado desde el cielo
a eterna esclavonía,
pero que no podrá tanta porfía.

EVA
510 ¡Ay de mí, Adán! ¿Qué es esto? ¿Cómo estamos

de Dios en su presencia
en este deshonesto y desnudo traje?

ADÁN
¡Ay, triste! Esta es la ciencia
con que a pecar aprendimos;
515 de la inocencia el casto ser perdimos.

EVA

Nuestra fealdad conocida
y vista nuestra flaqueza,
en la presencia de Dios
nuestro mismo ser se afrenta.

ADÁN
520 ¡Ay de mí! Qué inobediente
abrí a la muerte las puertas,
dando posesión al mundo
de mi enorme inobediencia;
de mí mismo me recato.

EVA
525 Yo me afrento de mí misma.

MÚSICA TRISTE
Anda, ve a llorar, Adán,
vuestra culpa a Dios airado,
que, si lo hacéis b[i]en llora[n]do,
el perdón alcanzará[n].

ADÁN
530 ¡Árboles, no le neguéis
las hojas a mi vergüenza,
a mi temor vuestros ramos
y a mi desnudez cortezas.
¿Qué sombra habrá que me ampare?
535 ¿Qué ramo habrá que me quiera?
¿Qué tierra que me permita?
¿Qué gruta que me consienta?
¡Los humildes animales,
que ya domésticos eran,
540 con rostro airado me miran!
¡Con voz me amenazan fieras!
La tierra que daba flores
donde mis plantas pusiera,
espinas me da y abrojos,
545 que con crueldad me penetran.
Las fuentes y los arroyos,
que limpios cristales eran,
si risueños me alegraban,
ya murmurando me alteran.
550 Las aves con dulces cantos
tenían sus voces compuestas
y ahora con tristes gemidos
me amenazan y amedrentan.
Los árboles y las plantas
555 sabrosos frutos me niegan;
con hambre y con sed me aflige
mi propia naturaleza;
ya todos los elementos
a afligir mi cuerpo empiezan.
560 No hay cosa que no me enoje.
Las inanimadas piedras,
levantadas contra mí,
en mi pecado tropiezan.
Pero quien ofende a Dios
565 bien es que todos le ofendan,
y muera como traidor
quien como villano peca.

EVA
¡Señor, suspende tu ira!

ADÁN
¿Cómo quieres que suspenda
570 el brazo de su justicia
con las mano[s] en la ofensa?
Ya la noche de la culpa,
cubierta de sombras negras,
nos amenaza.

(Tempestad)

EVA
575 Clemencia, Señor, clemencia,
no permitáis que, ofendido,
esta vuestra hechura muera.

(Sale San Miguel por el foro con espada de fuego)

SAN MIGUEL
¿Cómo estáis tan atrevidos?
No es vuestro ya este lugar,
580 pues han llegado a pecar;
de aquí seréis arrojados,
ya podréis salir aunados:
Adán para trabajar,
y que empiece a cultivar
585 las tierras y los sembrados;
vuestra esposa ha de parir
con dolores muy crecidos,
y también las hijas vuestras
en los venideros siglos.

(Vase Pito)

ADÁN

590 ¡Ay de mí, esposa! ¡Ay de mí!
Segunda vez ofend[í]
a la majestad inmensa,
pues con suma recompensa
me atreví a quedar aquí.
595 ¡Ay esperanza perdida!

(Lloran)

EVA
Lo que conviene llorar
todo el resto de la vida.

( Llora)

MÚSICA TRISTE
Anda, ve a llorar, Adán,
vuestras culpas y pecados,
600 que, si lo hacéis bien llora[n]do,
el perdón alcanzarán.

ADÁN
Las lágrimas no podrán
borrar la ofensa que hicimos;
si a nuestro Dios ofendimos,
605 ¿qué perdón se ha de alcanzar?

EVA
Vamos, Adán, y lloremos,
que yo pienso que llorando
el perdón alcanzaremos.

ADÁN
Dad lugar, Señor, al llanto
610 y desagraviarte puedo.

EVA
Llore Adán.

ADÁN
Y llore Eva.

LOS DOS
Pues que perdieron [la] gracia,
perdieron vuestra presencia.

( Vanse)

Pito de Fin

 

Notas

1 Al respecto, es útil consultar: a) ARELLANO, I., y J. E. DUARTE: El auto sacramental, p. 15-17, 19. (Madrid, El Laberinto, 2003);         [ Links ] b) Paco , M. DE: "Ángel Valbuena y el auto sacramental en el teatro español del siglo XX", Monteagudo (Murcia), 3a época, núm. 5, 2000, 97-112;         [ Links ] c) WARDROPPER, B. W.: Introducción al teatro religioso del Siglo de Oro. Evolución del auto sacramental. 1500-1648, p.19-29. (Madrid, Revista de Occidente, 1953).         [ Links ]

2 Bataillon, M.: Varia lección de clásicos españoles, p. 183-184: "Ensayo de explicación del auto sacramental". (Madrid, Gredos).         [ Links ]

3 Calderón de la Barca, P.: Autos sacramentales, I. ed. A. Valbuena Prat, p. XXV-XXVI (Madrid, Espasa-Calpe, 1957).         [ Links ]

4 Wardropper, ob. cit., 31.

5 Wardropper, ob. cit., 47.

1-8 Las dos primeras cuartetas son variantes de la redondilla, lo mismo que los v. 29-32.

9-28 Estos versos incluyen redondillas con rimas abba, la mismo ocurre en los v. 4047, 53-64, 71-74, 79-82, 95-98.

48-52 Hay aquí una quintilla. Solía emplearse en combinación con redondillas.

75-78 Hay aquí una cuarteta asonantada a modo de tirana.

78 Cai: leído como diptongo.

99 Aquí comienza una silva que concluye en el v. 162.

103 Este verso se lee en el original: ¿No es perpetuo mi Ser? / ¿pues Como Ygnora /

136-137 Los versos se leen en el original: del hombre mismo á quien haora / á honrado. Yá a su presencia / todos han venido.

155-158 Los versos se leen en el manuscrito: es fortaleza, á mi cautela jusgo quel se humilla. / guardese el hombre / que mi enojo empieza / toda humana criatura / hare se asombre /

156 Verso tetrasílabo vicario, utilizado aquí en combinación con una silva. Cf. v. 332.

163 Aquí comienza romance octosílabo que concluye en el v. 379. Hay cinco endecasílabos intercalados (213-215, 324, 329).

175-177 Los versos se leen en el original: ¿Como estais? / Como quien sale del abismo / de si misma, á la Lúz que nunca vío /

194 aeterno: Prosódicamente corresponde a eterno.

215 diá, leído como diptongo; id. 238, 240.

302-303 La -e final del sustantivo padre y la copulativa inicial del verso siguiente se dan en sinalefa.

332 Este verso es un tetrasílabo vicario, frecuentemente empleado en combinación con octosílabos.

353 Este verso es un bisílabo en eco con rima consonante. Cf. v. 356.

367-369Estos monosílabos equivalen a versos bisílabos, de conformidad con la ley prosódica que añade una sílaba a los monosílabos agudos. Aquí se dan en eco y con rima consonante. Cf. v. 371.

376-379 Estos versos se leen en el original: resuelta boy á tocar el árbol/ y ver el fruto, pues es negar / el trivuto Comer pero no mirar /

380 Empieza aquí una silva libre que concluye en el v. 433.

390-391 Estos versos se leen en el original: y de sus hijos llevár á Sangre / y fuego, toquen de mi malicia /

418-420 Estos versos se leen en el original: y si esto no bastare con amenaza / Sea, enójate con el por que te crea /

434 Empieza aquí una silva que concluye en el v. 515.

440-441Estos versos se leen en el original: notable engaño á sido, Comed Esposo Amado /

444-447 Estos versos se leen en el original: y es infalible cosa, que no sin causa Dios / nos la vedado, por que en ella se alcansa, /

487 Este verso está entre interrogaciones en el original.

510 Este verso se lee en el original: ¡Ay Demi! Adan! / ¿que es Esto? Como Estamos /

512 La frase en este podría constituir aféresis: 'neste.

515 Este verso se lee en el original: de la inocencia / el Casto ser perdimos /

516 Comienza romance octosílabo que concluye junto con el auto en el v. 613. 520-521 Estos versos se leen en el original: ¡Ay Demi! / que inovediente, habri a la / muerte las puertas /

529 Verso subrayado en el manuscrito.

574 Es verso pentasílabo de pie quebrado, combinado aquí con octosílabos. Este uso fue frecuente en la poesía tradicional.

591-593 Estos versos se leen en el original: Segunda vés ófend[í] á la Magestad / inmensa pues con Suma recompensa

 

Información sobre el autor

Germán Viveros. Doctor en Letras Clásicas. Investigador Emérito del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Integrante del Sistema Nacional de Investigadores, del Seminario de Cultura Mexicana y de la Asociación Mexicana de Investigación Teatral. Temas fundamentales de sus estudios han sido la dramaturgia clásica grecorromana y la novohispana en sus distintas modalidades; de esta última ha considerado particularmente sus antecendentes clásicos vistos desde la perspectiva de la teoría dramática. Tres de sus últimas publicaciones son: Manifestaciones teatrales novohis-panas, Loas populares mexicanas. Siglo XIX y Teatro dieciochesco de Nueva España.

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