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Literatura mexicana

versión On-line ISSN 2448-8216versión impresa ISSN 0188-2546

Lit. mex vol.22 no.1 Ciudad de México may. 2011

 

Reseñas

 

Cube Bonifant, Una pequeña marquesa de Sade. Crónicas selectas (1921-1948)

 

A little marquise de Sade. Selected chronicles (1921-1948), of Cube Bonifant

 

Yanna Hadatty Mora

 

Introducción, selección y notas de Viviane Mahieux. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Dirección de Literatura / Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, / DGE Equilibrista, 2009. 346 pp.

 

Instituto de Investigaciones Filológicas, Universidad Nacional Autónoma de México, México

 

Fecha de recepción : 31 de agosto de 2010
Fecha de aceptación: 01 de septiembre de 2010

 

Sé mirar como Pola Negri; reír como Norma Talmadge,
y llorar como Marie Prevost. Sé caminar como lo hace Clara
Bow y mascar chicle como Colleen Moore.

(Cube Bonifant, El Universal Ilustrado,
13 de octubre de 1927)

Una pequeña reflexión como número de relleno:
¿por qué en nuestro régimen revolucionario tiene más éxito
lo que tiende al reaccionarismo que lo que ostenta un
color radical?

Porque de nuestra difunta revolución lo único que quedan
son: muchos hombres muertos por defenderla,
e infinidad de vivos enriquecidos.

(Cube Bonifant, Ilustrado, 2 de febrero de 1933)

 

En este libro, Viviane Mahieux nos brinda la posibilidad de conocer a una cronista que se sostiene por casi treinta años en el quehacer periodístico del México postrevolucionario. Tras un destacable trabajo sobre archivos hemerográficos públicos y privados, la investigadora consigue aglutinar un importante cuerpo de textos, entre crónicas y narraciones, para reconocer y difundir a una de las pocas cronistas mujeres de la primera mitad del siglo XX. De la selección sale este libro, que nos permite adentrarnos en el estilo de la cronista de manera progresiva —pues inicialmente se presenta en formación, y luego, acuña una clara marca personal que podríamos calificar de aguda, incómoda, insolente.

Nacida en Rosario, Sinaloa, en 1904, e inmigrada con su familia al Distrito Federal a inicios de los años veinte, Antonia Bonifant López adopta para su firma periodística el apodo familiar de "Cube", con el cual rubrica sus artículos durante cuatro décadas. Además, bajo dos seudónimos - QB y Luz Alba- aparecen crónicas suyas sobre temas de actualidad y crítica de cine. La selección aquí reseñada presenta artículos y textos breves de ficción que Cube publica entre los diecisiete y los cuarenta y cuatro años de edad. Las columnas corresponden a distintas etapas y medios periodísticos, entre los que destacan los suplementos del diario El Universal: El Universal Ilustrado, El Ilustrado, Todo, y otros periódicos como El Mundo y El Demócrata, que acogen las columnas de su autoría "Sólo para vosotras", "Confidencias femeninas", "Indiscreciones femeninas", "Confetti", "Un día", "Correo Aéreo", "Estación radiodifusora del Ilustrado", "Tiro al blanco", "Entrevistas fulgurantes", "El cine visto por Luz Alba", "Entre las sombras que hablan". A su muerte en 1993 en el Distrito Federal, la para entonces olvidada autora, afirma Mahieux, habría "dejado más de dos mil crónicas esparcidas en las páginas de los periódicos de México"; si bien había abandonado el periodismo hacia 1948.

Autodidacta y ambiciosa, como la reconoce la investigadora, la muy joven cronista trabaja inicialmente enmascarada en lo que podemos considerar un verdadero personaje: la flapper, moderna y urbana, diletante en el oficio de periodista, siempre deseosa de vivir al límite, burlándose al mismo tiempo de las normas sociales y del canon literario. Mucho abona su identificación con este prototipo femenino norteamericano de los años veinte la condición ilustrada de las publicaciones en que aparecen sus crónicas, donde en diversos momentos la foto de una agraciada y joven Cube sonríe siempre a la moda; esta imagen acompaña no únicamente sus propias columnas sino incluso diferentes campañas publicitarias del diario. Asimismo, abona en su identificación con la flapper la aparición como una columna más de Bonifant de lo que pudiéramos considerar capítulos de una novela no muy afortunada, publicados como parte de la columna "Notas de una casada" en El Universal en 1927. En ellos, una narración en primera persona en forma del diario de una frívola joven de Sonora se ocupa de la transformación en la ciudad de México de la protagonista de simple provinciana en moderna flapper, mientras entre líneas deja entrever el derroche en el que viven las familias de los funcionarios de los gobiernos revolucionarios y la adopción del modelo americano de la sociedad como contrapartida de la mesura de las familias de alcurnia porfiriana. La modernidad triunfante colinda aquí con la frivolidad, la deshonestidad, la riqueza y el goce de prebendas. El distanciamiento que hubiera necesitado al salir de la juventud, para pasar de ser la cronista flapper a la periodista aguda, hizo falta a Bonifant, por lo cual muchos estudiosos de la prensa llegan a ignorar que las valoradas columnas críticas de Luz Alba corresponden a la misma pluma que las de la poco reconocida Cube. Desacreditada incluso por sus colegas mujeres, la investigadora cita como ejemplo la crítica dura que de ella hace Catalina D'Erzell -Catalina Dulché de Escalante-, otra cronista de época: "Mujer inteligente, [Bonifant] careció de tacto necesario para orientarse y en lugar de mostrar sinceramente su espíritu femenino, dejóse dominar por un desorbitado anhelo de rápida notoriedad, y, para lograrla, adoptó en sus comentarios una pose que la hizo parecer como efebo mental y espiritual" ("Mujeres de México: Cube Bonifant", El Porvenir. 10 de junio de 1937).

Probablemente esta misma actitud desenfadada, irónica e iconoclasta, sea la que le consiguió al inicio de su carrera enemigos visibles. Cube libra el más notorio y encarnizado enfrentamiento con el caricaturista Ernesto "el Chango" García Cabral, en abril de 1923. Éste ridiculiza a Cube en varias viñetas caracterizándola como una pelona frívola y coqueta, desde las páginas del Excélsior, e incluso exhibe a la pareja de ésta —el periodista nicaragüense Francisco Zamora— al tildarlo del único "cubista" de México, en respuesta a lo cual desde El Mundo ella le dirige unos cuantos artículos demeritando su hombría y caballerosidad. Dos meses después también cruzará lanzas públicamente con Francisco Monterde en este último diario, burlándose de su larga firma -a la que el escritor neocolonial añadía para entonces aún el García Icazbalceta-, su baja talla, y, sobre todo, la escasa originalidad de su inventiva. Mahieux acertadamente incluye fotografías y las mencionadas caricaturas como material ilustrativo de la antología.

El llamativo título del tomo alude al de una de las crónicas de Cube: "Una pequeña Marquesa de Sade para un Oscar Wilde pequeño" (El Universal, 1921), en que narra un día de campo en Ameca, se burla de los estereotipos del cortejo amoroso de época y se jacta de profesar una confesa crueldad hacia los niños y los intelectuales pretenciosos. A veces en los artículos de Cube, como aquí, la crónica entera un tanto anodina se salva del lugar común por una sola línea anticlimática con la que cierra y que cambia el tono de todo el texto. En estas páginas el spleen experimentado por la enmascarada Cube se aproxima enormemente a la ironía ligera de Salvador Novo como cronista en esos años. Especialmente, a la prosa de "¡Qué México!, novela en que no pasa nada" (La Falange, 1923), retrabajada por Novo hasta volverse El joven. Novela Histórica (1925) y El joven. Novela Mexicana (1928). En ambos, la denuncia ligera, voluntariamente esnob, es de cuánto se aburre uno en el mundo provinciano o bien en el urbano cuando éste se repite. Otro cronista renovador de época, el estridentista Arqueles Vela, presenta también con agudeza en las mismas páginas y años que sus coetáneos Bonifant y Novo, crónicas complejas sobre la crisis del sujeto moderno que resultan profundamente renovadoras del género. Recalcamos que en esta lectura sesgada por la comparación con sus pares, resulta difícil quedarse satisfecho con los textos iniciales de Bonifant y no exigirles mayor agudeza, mayor estilo, mayor comicidad. Mahieux da una explicación en este sentido, asumiendo que si bien el medio era moderno no lo era el género periodístico: "Si Bonifant retomó un modelo decadentista fuera de tono con el afán de la época revolucionaria, lo haría popularizándolo dentro de un incipiente periodismo industrial" (21).

Valgan estas líneas para anunciar la aparición de una antología única que rescata un material desconocido, para ser sopesado y valorado por lectores aficionados y especialistas. Con un buen estudio introductorio y una cronología que permiten situar con más precisión a la desconocida periodista, se trata de un material de mucho aporte para los estudiosos de la prensa mexicana, así como para aquellos que se ocupen de problematizar la relación prensa-literatura durante estos años.

 

INFORMACIÓN SOBRE EL AUTOR

Yanna Hadatty Mora: Doctora en Letras Iberoamericanas. Investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Profesora del posgrado en Letras y de la licenciatura en estudios latinoamericanos en la Facultad de Filosofía y Letras. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Ha publicado: Autofagia y narración. Estrategias de representación en la narrativa de vanguardia iberoamericana (1922-1923) (2003); La ciudad paroxista. Prosa mexicana de vanguardia (1921-1932) (2009). Actualmente trabaja la novela semanal de El Universal Ilustrado y literatura ecuatoriana del siglo XX.

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