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Literatura mexicana

versão On-line ISSN 2448-8216versão impressa ISSN 0188-2546

Lit. mex vol.22 no.1 Ciudad de México Mai. 2011

 

Estudios y notas

 

El verdadero autor de "Los Diez Grados del Amor Divino", atribuidos a Palafox

 

The true author of "Los Diez Grados del Amor Divino" attributed to Palafox

 

Rocío Olivares Zorrilla

 

Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México, rocio52@prodigy.net.mx

 

Fecha de recepción : 02 de agosto de 2010.
Fecha de aceptación : 05 de octubre de 2010.

 

Resumen

El presente ensayo da amplia notica del verdadero autor de la obra poética 'Los Diez Grados del Amor Divino' atribuida a Juan de Palafox y Mendoza desde el siglo XVII, cuando se editaron sus obras completas. El autor es Diego de Funes, monje cartujo de Zaragoza, quien en el siglo XVI compuso en distintos metros estos poemas y luego un monje agustino Juan Bautista Lisaca de Maza, saca a la luz en el año 1635 con el siguiente título: De los Grados del Amor de Dios en Theoria y en Practica. Igualmente se realiza aquí un cotejo de la versión publicada por Lisaca, la versión de Palafox y la adición de la "Practica" compuesta por el propio Lisaca de Maza.

Palabras clave: amor divino, grados, escala espiritual, poesía mística, poesía contemplativa, Palafox y Mendoza, Diego de Funes, Lisaca de Maza, Dicastillo, Aula Dei.

 

Abstract

The present essay provides ample notice of the true author of the poetic work 'Los Diez Grados del Amor Divino' attributed to Juan de Palafox y Mendoza since the 17th century, when his complete works were edited. The author is Diego de Funes, a Carthusian monk from Zaragoza, who in the 16th century composed these poems in different meters, and later the Augustinian monk Juan Bautista Lisaca de Maza brought them to light in the year 1635 with the following title: De los Grados del Amor de Dios en Theoria y en Practica. The essay also compares the version published by Lisaca, the version of Palafox, and the addition of the "Practica"composed by the same Lisaca de Maza.

Key words: divine love, grades, spiritual scale, mystic poetry, contemplative poetry, Palafox y Mendoza, Diego de Funes, Lisaca de Maza, Dicastillo, Aula Dei.

 

Hace poco más de seis años publiqué un estudio sobre "Los Diez Grados del Amor Divino" donde organicé, en torno a un conjunto de tópicos, las imágenes poéticas de estas diez composiciones de distinto metro dedicadas al tema predilecto de la literatura mística, que es la escala espiritual (Olivares Zorrilla 2004). A diferencia del estudio de Sor Cristina de la Cruz de Arteaga y Falguera (1992), conocido de muchos porque forma parte de su libro Una mitra sobre dos mundos, sobre el obispo Palafox, yo veía que los "Diez Grados" están concebidos en dos partes, ambas bajo el tema general de la escala espiritual: la primera la veía yo, y la sigo viendo, poblada de metáforas alusivas a la transmutación espiritual, valiéndose de un conjunto de vocablos relativos a los procesos alquímicos; la segunda, desde mi punto de vista, está alimentada de metáforas sobre el aspecto escritural y verbal de una experiencia en la que domina la referencialidad, como si se estuviese atestiguando lo que "otro" u "otros" han experimentado de manera íntima, aun cuando los mejores versos sean aquellos en que el poeta "asienta el pie" por sí mismo para "mirar la zarza" en llamas. Sin que por esto quisiese yo decir que "Los Diez Grados del Amor Divino" no fuesen emotivos o verdaderamente líricos, la tesis a la que yo apuntaba es que el carácter de estas diez composiciones es contemplativo y no místico. Esto es, que Palafox, como pensaba yo entonces, no partía de una experiencia mística real, sino que compartía preocupaciones y términos, así como figuras y metáforas, pero siempre desde el lado intelectual del fenómeno místico, sin uso de neologismos, sin vacilaciones lingüísticas ante la inefabilidad de la verdadera experiencia mística, que es lo que vemos, por ejemplo, en el modelo por excelencia de estos "Diez Grados", "La Noche Oscura del Alma", de San Juan de la Cruz. Todas estas consideraciones, siento, las puedo seguir sosteniendo actualmente, sólo que con una diferencia radical: el descubrimiento de que "Los Diez Grados del Amor Divino" son obra de Diego de Funes, un monje cartujo de Zaragoza, quien los compuso, presumiblemente, a fines del siglo XVI y que por lo visto circularon ampliamente en conventos de diversas órdenes religiosas, algunas carmelitas, con lo cual podemos explicarnos que hayan llegado a las manos de Don Juan de Palafox y Mendoza.

La nueva me llegó de manera inesperada varios años después, al buscar información acerca de la escala espiritual que algunos místicos consideran de cuatro grados, como Fray Juan de los Ángeles; otros de siete, como San Agustín y luego Ruysbroeck, uno de los modelos de San Juan de la Cruz; otros de diez, como San Bernardo y el propio San Juan, quien también sigue en este número de grados al Pseudo Tomás de Aquino, es decir, realmente a Helwick von Germar o Helvequio, y otros de treinta, como San Juan Clímaco, cuando me topo con esta breve ficha que menciona justamente los metros en que están escritos los "Diez Grados" atribuidos a Palafox. Veamos lo que se dice de Diego de Funes:

Funes (P. D. Diego de).-Nació en Sabiñan á mitad del siglo XVI, de un linaje noble. Con las Humanidades aprendió el griego y estudió la poesía latina y española, en que salió muy aventajado. A los 19 años de su edad profesó el Instituto de Cartujo en la Real Casa de Aula Dei de Zaragoza. Salió tambien excelente en el hebreo por instruccion de su amigo el Padre D. Vicente Cuevas, de modo que pudo dar cumplida declaracion de varias láminas escritas en este idioma, que le encomendaron los SS. Inquisidores de este Reino. Fué sobrino de la V. Madre Francisca de la Madre de Dios, Carmelita Descalza, en el siglo D.a Francisca Muñoz de Pamplona, y D. Miguel Batista de Lanuza en la Vida de la Venerable Madre Isab. de San Dom., página 510, número 10, refiere los sucesos de su amistad con esta Santa. Religiosa. Murió el 25 de Julio de 1622. Escribió:

1.°- Los diez grados del amor divino. Obra de grande ingénio, de que trata el Padre D. Josef Lalana, Cartujo de dicha casa, en la Biblioteca que comenzó á escribir de ella, y cuya copia de su original, compuesta de 82 páginas sencillas en 8.°, se guardaba en la referida Cartuja. Tiene un docto prólogo en prosa, y su introduccion en verso, á que sigue haciendo veces de índice, la numeracion progresiva de los diez grados del amor de Dios que ocupan las páginas 9, 16, 22, 30, 37, 45, 52, 59, 68 y 75, precediendo una esplicacion de cada uno de dichos grados, adornada de textos de la sagrada Escritura, de Santos Padres y Doctores eclesiásticos. El primer grado lo redujo al metro de Décimas. El II al de Tercetos. El III al de Liras. El IV al de Cancion esdrújula. El V. al de Redondillas. El VI al de Romance. El VII al de Rima encadenada. El VIII al de Quintillas. El IX y X al de Cancion, dando fin con un Soneto que por no haberse publicado en la primera y segunda edicion de esta obra, y ser de excelente composicion, se pone aquí:

«Si es bien que la bajeza no presuma
sus términos pasar tan limitados,
y encerrando en su esfera sus cuidados
en vano su talento, no consuma;
Perdona amor que en esta breve suma
escribir presumí tus levantados
efectos, y por estos santos Grados,
donde nunca subí, llegó la pluma.
Si á tus divinos rayos, Sol hermoso,
atrevido volé, derritan luego
la cera de mis alas tus ardores.
Será premio el castigo venturoso;
pues si caigo abrasado de tu fuego
me anegaré en el mar de tus amores.»

Esta santa y cultísima obra se imprimió con el título: De los grados del Amor de Dios en teórica y práctica, sobre el Opúsculo 61 de Dilectione del Angélico Doctor Santo Tomás, recopilada y compuesta por el P. Fr. Juan Bautista Lisaca de Maza, hijo de Zaragoza, Maestro en Artes, Doctor en Teología, Catedrático de Escoto de la Universidad de Huesca y Prior del Convento de San Agustin, en prosa y versos diferentes. A las Madres Descalzas de la Concepcion del Convento de la Villa de Epila, fundacion de los Excmos. Condes de Aranda. Huesca, por Pedro Blusón, 1635, en 8.°. Madrid, por D. Joaquin Ibarra, 1782, en 8.°, con el mismo título y la nota de ser segunda edicion, dada á luz por un Religioso de la dicha Orden, hijo de San Felipe el Real. Así en esta estampa como en la primera, hay un pequeño prólogo al lector, en el que se manifiesta que el autor de esta obra fué un Cartujo, y que el P. Lisaca solo le añadió la práctica de los dichos diez grados, que está en ambas ediciones, y que lo hizo de mandato de la Señora Condesa de Aranda Doña Luisa de Padilla.

2. °-El grado de Doctora de Santa Teresa de Jesús y un ingenioso vejámen.

3. -Una elegante poesía en alabanza de Frey D. Juan Agustin de Fúnes, autor de la Crónica de la Religion y Milicia de San Juan de Jerusalen, que se estampó con su nombre en la primera parte de ella, en dos páginas en folio.

4. °-Un docto elogio en metro, alabando á San Juan de la Cruz y sus obras místicas, de que trata Fray Gerónimo de San Josef en la Historia del mismo Santo, pág. 397, donde alaba tambien al autor.1

Como puede verse, la selección de metros para cada uno de los diez grados delata inmediatamente al verdadero autor de la obra atribuida a Palafox: este monje cartujo, de quien la ficha da escasos datos biográficos, aunque sí los valiosos datos bibliográficos de la edición de Lisaca de Maza, (1635) quien dicho sea de paso, nunca dice a las claras, en su edición de Huesca, que él no es el autor de los "Diez Grados" a los que llama "Theorica", aunque sí lo sea de otros diez que él mismo denomina "Practica". Con sólo esta información en mano, reservé a un futuro siempre incierto un viaje a España para localizar estos "Diez Grados" de Diego de Funes publicados por Juan Bautista Lisaca de Maza que en México no se hallan, ni en la edición de 1635 en Huesca, ni en la de Madrid de 1787. Se dio el caso de que, en las reuniones tenidas recientemente en México con algunos integrantes del GRISO, Grupo de Investigación sobre el Siglo de Oro, conversando con Miguel Zugasti, salió el tema de toda una serie de poesías espirituales atribuidas a Palafox cuyo carácter apócrifo él ha contribuido a ir develando en los últimos años.2 A ellas, dije yo, tenemos que añadir "Los Diez Grados del Amor Divino", pues su verdadero autor es un monje cartujo llamado Diego de Funes. Celebrando el hallazgo de la noticia y de acuerdo conmigo, Miguel Zugasti se abocó a encontrar el manuscrito y la publicación en España, a hacer el cotejo debido con lo adjudicado a Palafox y a informar públicamente la verdadera autoría de estas composiciones, cosa que hizo estupendamente en una revista mexicana, Prolija Memoria, en una primera parte que será seguida dentro de poco por un estudio comparado de las diferentes versiones a la mano de los "Diez Grados" (2007). Además, Zugasti tuvo la atención de enviarme una copia del libro de Lisaca de Maza, con lo cual yo también he realizado un cotejo, después del cual hago dos observaciones.

La primera es que, además de quedar clarísimo que Palafox no es el autor, retomo lo que decía yo hace seis años: sólo un estudio contextualizado de estas composiciones poéticas con respecto a sus modelos de las diversas tradiciones místicas europeas, estudio que está por hacerse, podría revelarnos si su intrincada construcción simbólica se debe enteramente a sus precursores o si se trata de "un vino propio en viejos y excelentes odres". Es verdad, mientras no tengamos a mano el manuscrito de "Los Diez Grados" de Diego de Funes, todo lo que podamos comentar críticamente de esta obra, aun contando con las ediciones de Lisaca y de Palafox, será muy parcial. Las razones fundamentales son que las variantes entre una versión y otra son bastante numerosas, aunque el texto fundamental sea el mismo. Las diferencias que existen nos permiten suponer que el manuscrito original puede contener una versión muy distinta. Es decir que no porque la edición de Lisaca de Maza sea anterior a la de Palafox significa que sea mejor. Para comprobarlo basta ver la variante más acusada, la del "Grado Cuarto", que difiere absolutamente en ambos, siendo en Lisaca de Maza una canción cuyos abundantes endecasílabos y escasos heptasílabos terminan en palabras esdrújulas, mientras que Palafox optó por omitir esa canción y poner un soneto que probablemente sí es obra suya. Las razones de este cambio son explicables: la canción de Lisaca de Maza es prosaica y machacona, difiere enormemente del tono sereno y exquisito de los otros nueve grados. Veamos un fragmento:

Aquí entre espinas y entre abrojos rígidos
una senda descubre estrecha y hórrida
que abrasándose siempre, está heladísima,
más que los Pueblos Árticos son frígidos,
y calurosos en la Zona Tórrida,
que la prueba de Amor es ardentísima,
y deja frígidísima
al Alma, cuando llega aquí probándola,
hielo y fuego le da en esta probática,
que sube con un pie este Grado helándose,
y que al poner el otro esté abrasándose (21).

Y así continúa por ciento treinta y nueve versos más, lo cual quizá colocaría más bien entre las estancias esta composición que abunda en vocablos finales de verso tales como "flébiles", "ridícula", "matrícula", epíctima , Américo , Británico , tiránico , satánico , pestífera , "propugnáculo", "arsénico", "zángano" y otros por el estilo, lo que verdaderamente debió haberle revuelto la sensibilidad a Palafox, quien no por no ser el autor de estos "Diez Grados" así como de muchos otros poemas considerados suyos hasta hace poco3 se le debe restar buen tino siquiera en el gusto, como podemos ver en el sencillo soneto que pone en lugar de la canción de Lisaca:

La myrra amarga de la penitencia,
los trabajos, fatigas y aflicciones,
los desconsuelos, mortificaciones,
el hambre, sed, cansancio y abstinencia:

La humildad, el silencio, la paciencia,
lagrimas repetidas y gemidos,
la negacion de todos los sentidos,
quitandoles a todos la licencia:

Aun para lo muy justo y permitido
Es egercicio de este quarto Grado,
En que —abrazada con la Cruz, gozosa—

camina el alma que ha conseguido
llegar al puerto y, luego que ha llegado,
siente de amor la llama más fogosa.

(Palafox y Mendoza 1669: 552-553).

Como vemos, el soneto es mucho más afín al grado en que, según San Juan, el amante de Dios se ve acometido por "un ordinario sufrir sin fatigarse" (Sustinere infatigabiliter). A pesar de la relativa facilidad de componer versos haciendo enumeraciones, la resolución es sobria y pertinente y da paso a la atención sostenida del lector que viene de tres grados en que el alma se percata de la oscuridad que la rodea en el mundo y empieza a arder en busca de Dios y pasa luego al "Grado Quinto", que testifica su apetito por lo divino e impaciencia por gozarlo. Es muy poco probable que el original de Funes tenga como "Grado Cuarto" la canción esdrújula de Lisaca, la cual éste debió insertar en lugar de lo que había, hasta ahora desconocido por la inaccesibilidad del manuscrito. En cuanto a los demás grados, la variante que sigue en importancia son doce estrofas en romance del "Grado Sexto", a partir de la quinta, ausentes en Lisaca de Maza y que podemos leer en la versión de Palafox, totalmente acordes en tono y tesitura con el resto del romance, de treinta y ocho estrofas en total:

Hacen espuelas de amor
sus ojos enamorados,
todo cuanto ven hermoso
en este grande teatro.

Por lo finito a lo eterno
corre con ligeros pasos,
ya lo invisible de Dios,
por lo que ha sido criado.

Los pies hermosos y limpios
lleva siempre levantados,
sin que se le pegue el polvo
quando corre contemplando.

No se detiene en los bienes
que ligera va pasando,
que apenas asienta el pie
quando vuelve a levantarlo.

Por todas las hermosuras
corre buscando a su amado
y pinta de todas ellas,
de su hermosura un retrato.

Corre la tierra estendida,
llena de montes y llanos,
a quien visten verdes selvas
y adornas floridos prados.

La que ciñe la cabeza
con una Corona al año,
hecha de flores y frutos
propia labor de sus manos.

Mira las rubias espigas
cubrir los fértiles campos
y los arboles que ofrecen
el fruto en sus verdes ramos.

La vid hojosa que cuelga
de sus extendidos brazos,
entre esmeraldas hermosas,
sus racimos sazonados.

Ya en los curiosos jardines
mira el concierto y ornato
de flores, que envidia el Cielo
para estrellas de su manto.

Donde a la naturaleza
el arte le da la mano
y sus amistades travan
entre mil vistosos lazos.

Allí las fuentes alegres,
entre floridos quadros,
corren al son de las hojas
que mueve el zefiro blando.

Esto último nos indica que es muy probable que Palafox tuviese a la mano el manuscrito de Diego de Funes, lo que también podría explicar la presencia del soneto en el "Grado Cuarto". De la misma envergadura es la presencia de tres liras en el "Grado Tercero" de la edición de Lisaca ausentes en Palafox; la causa de ello, sobre todo respecto a las dos últimas, debió ser su tono mundano y bélico, al parecer característico de Lisaca de Maza, como puede verse también en los grados cuarto y décimo de la "Práctica". Veamos las liras:

Si intrepido y seguro
a mil rayos se opone por terrero,
y al levantado muro
trepa por entre escalas el primero,
el valiente Soldado
mas que de azero de ambicion armado.

Si por poder vencidos
sus contrarios, llamarse victorioso,
con passos atrevidos
por entre cuerpos troncos animoso,
aunque su fin advierte,
y embuelta en humo ve venir la muerte (18).

Igualmente, en el "Grado Séptimo" hay una larga estrofa en rima encadenada presente en Palafox y ausente en Lisaca y, además, necesaria para marcar el tránsito entre los discursos directos del Esposo y de la Esposa, que de lo contrario, como sucede en Lisaca, quedan simplemente yuxtapuestos. Nuevamente, como sucede con el soneto del "Grado Cuarto", pueden ser versos de Palafox o del propio Funes:

Apenas de su Bien oye las voces,
quando veloces pies amor le ofrece
y le parece, como ya lo alcanza,
no hay esperanza que llamarse puede
lo que sucede a posesión segura;
y esta ventura tanto la enagena,
que no refrena el impetu amoroso;
quando su Esposo la une ya consigo
y tan amigo, su Bondad inclina,
que su Divina Majestad esconde,
esto atrevida con amor responde:

Como en el caso del "Grado Sexto", el tono y tesitura son acordes al conjunto de la composición. Las demás variantes son menores, pero habría que señalar que algunas veces la razón le asiste a Lisaca de Maza, como en las siguientes modificaciones inexplicables en la versión de Palafox: "elusiones" (549) por "elecciones" (Lisaca: 14) en el "Grado Segundo"; "un grande tiro en la color hermosa" (Palafox: 560) por "grana de Tiro en la color hermosa" (Lisaca: 33) en el "Grado Séptimo" y algunos otros tropiezos palafoxianos de esta guisa. No por ello se libra Lisaca de ser mejorado por Palafox, y bastante, como en la siguiente estrofa del "Grado Quinto": en Palafox: "Tiene mayor sed bebiendo / y está impaciente adorando: / con mayor deseo, esperando / y con más hambre, muriendo" (555); y en Lisaca: "Tiene mayor sed bebiendo / y está impaciente esperando, / con mayor deseo gozando / y con más hambre comiendo" (27).

En fin, que entre ires y venires llego una segunda consideración, y es que "Los Diez Grados del Amor Divino" tal como los conocemos constituyen una práctica poética más bien comunitaria, en medio del ambiente conventual preparado ya por los místicos españoles del siglo XVI y, sobre todo, por el influjo continuado de Fray Luis de León y por la publicación de la poesía de San Juan de la Cruz en 1618, considerando que desde la muerte de San Juan hasta entonces, su obra circuló de mano en mano por diversos conventos encendiendo no sólo el sentimiento religioso de los lectores, sino dándoles también aliento poético. El fenómeno me parece por demás interesante porque manifiesta lo que era el culto poético desde el exilio conventual, no importa que a veces los resultados dejen qué desear.

El hecho de que Diego de Funes aportase la base sobre la cual compondrán sus variaciones los demás no pasaba desapercibido en ese entonces, como podemos observarlo siquiera en una de las aprobaciones de la edición de Huesca, la de Fray Andrés Estrada, quien anota: "Y solo hallo en el una falta, que es poco para ser tan bueno; pero hubose de ajustar en la parte que compuso a la que recopiló, y graduó con su nombre, que le tiene para hacer famosas agenas obras y proprias." Es decir, que a pesar de que Lisaca se guardase bien de mencionar el nombre de Funes y a pesar de que el resto de las licencias y aprobaciones considerasen la totalidad del libro como obra suya, hubo quien señalase ahí mismo que buena parte de la obra venía de otras manos. Desde luego, para realizar un estudio serio sobre este fenómeno, tendríamos que tener a nuestro alcance no sólo el manuscrito, sino también la edición de Ibarra y además lo que pudo trasladar o comentar, como dice la ficha de las Bibliotecas de Latassa, "El Padre D. Josef Lalana, Cartujo de Dicha casa, en la Biblioteca que comenzó á escribir de ella". A pesar de que se diga que el manuscrito "se guardaba en la referida Cartuja", lo que nos sugiere que ya no se encuentra ahí sino en otro lado, es preciso investigar en la Casa Cartuja Aula Dei los manuscritos poéticos con que pueda contar así como los documentos con los que trabajó el Padre Josef Lalana.4 La cuestión es más complicada de lo que parece, pues el retiro riguroso del convento Aula de Dios impide el acceso de los investigadores a su biblioteca. Urge hacer algo al respecto, y no se me ocurre otra cosa que sean altas autoridades, civiles y eclesiásticas, las que soliciten al convento cartujo permitir las pesquisas de los investigadores aunque sea de manera mediada, pues el resultado será justamente enaltecer los méritos del Aula Dei. Por lo demás, en el contexto de la obra de Funes está la famosa antología Aula de Dios, del Padre Diego de Dicastillo, en cuya edición de 1679 aparece una canción real firmada por Diego de Funes entre otras varias composiciones de diversos autores, la mayoría de Discastillo.5 Conviene cotejar el estilo de "Los Diez Grados del Amor Divino" con la canción real de Funes, que es la siguiente:

Sagrado Monte, Religiosa Cumbre,
del Cielo gloria, de la tierra amparo,
a Dios escala, y al Demonio escudo:
al Joven ciego milagrosa lumbre,
al mar del mundo el mas ilustre Faro;
a cuya luz si en la tormenta pudo,
encaminar su tabla el que, desnudo,
con las olas tragó su desengaño,
alegre besará la seca arena,
cerrada con cadena
puerto seguro del más cierto daño,
Religiosas paredes,
Archivos de regalos y mercedes.

Cuando de vuestro techo el solitario Pájaro volador las alas tiende,
sordo al Trifauce que envidioso aulla,
o cuando en holocausto voluntario,
el amoroso Fénix fuego enciende,
o como casta Tórtola se arrulla:
cuando mas recogido en su cogulla
en aspirante vuelo el aire pasa,
Dejando atrás la Nube más subida,
o para nueva vida
en leños aromáticos se abrasa,
o de su dulce dueño,
los brazos goza en amoroso sueño.

Sagrado vaso, que en tu seno guardas
de aquellas redes de pescado llenas
los peces escogidos en la orilla;
y de preciosas joyas y gallardas
campo, que encierras en tus ricas venas
el tesoro seguro de polilla:

Rama desnuda en quien la Tortolilla
ausente su consorte se lamenta,
y del gemido triste y amoroso,
obligado el esposo,
gustoso al ver que verle ausente sienta,
viene cuando lo llama
y se convierte en tálamo la rama.

Descanse el Potentado en las vestidas
sillas de seda y oro, y goce ufano
al lado del que es dueño de su gusto,
de aquellas reverencias tan cumplidas;
de aquel hablar con toldo cortesano,
con enfado, desgana y con disgusto:
mil lisonjeros díganle que es justo
que el árbol verde le haga sacra borla,
y cuentes de su Agüelo por grandezas,
que cortó las cabezas,
que agora sirven a su escudo de orla,
dándole pretensiones
fundadas en soberbia y ambiciones.

Ya con la forma del lascivo Toro,
hecho ladrón en amoroso insulto,
pueda robar el más honesto pecho:
ya convertido en otra lluvia de oro,
penetre hasta el retrete más oculto
y haga ventana el más cerrado techo;
que cuando más viviere satisfecho,
que todo corresponde a su deseo,
si a la puerta del tiempo que lo engaña,
llama con la guadaña
la muerte barca angosta del Leteo,
cuanto gozar le viste,
de remos sirve en el pasaje triste.

Dichoso aquel que sin temer mudanza
al tiempo y a la muerte sobrepuja
y de su guerra logra la victoria:
dichoso aquel, que en este valle alcanza
la dulce soledad de la Cartuja,
fuera del siglo y su pintada gloria:
teniendo en otra eterna la memoria,
comienza ya a gozar de lo que espera,
y gusta ya del esperado fruto,
y al pagar el tributo,
y al poner fin dichoso a la carrera,
sin temor ni recelo,
pasa a vivir de un Cielo en otro Cielo.

Canción si quien te escucha
dice que son tus ecos desabridos,
dile que sólo buscas mi contento
y en cantar lo que siento
suenas sabrosamente en mis oídos;
y siendo en su provecho,
basta que el dueño quede satisfecho.

Por otra parte, el predominio de los poemas de Dicastillo en la antología quizá sea la razón por la cual en algunas fuentes se atribuyan erróneamente a él "Los Diez Grados del Amor Divino".6 En todo caso, hay que señalar que la edición de 1637, con el título de Aula de Dios, apareció en Zaragoza, en 1978, en edición facsimilar con un estudio preliminar de Aurora Egido (Dicastillo 1978). Las imprecisiones siguen: la Bibliographia Thomistica, del Corpus Thomisticum publicado en la red por la Universidad de Navarra y a cargo de Enrique Alarcón, da la ficha de la edición de Ibarra de Los grados del amor de Dios en theoría y práctica sobre el opúsculo sesenta y uno De dilectione del angélico doctor Santo Thomas atribuyéndolos, por igual, a Diego de Funes y Mendoza, a Fray Luis de León y a Bautista Lisaca de Maza.7 Subrayo el segundo apellido que se da a Diego de Funes y que comentaré más adelante. Respecto al magisterio de Fray Luis de León, simplemente anoto que todavía en 1855, como vemos en el Romancero y cancionero sagrados de la Biblioteca de Autores Españoles, editado por Justo de Sancha, se siguen adjudicando varios poemas sacros anónimos a Fray Luis, caso concreto del "Estímulo del Divino Amor" (556-568) que este volumen antologa suelto, pero que ya había publicado Díaz Rengifo8 y Lisaca de Maza insertó entre los "Diez Grados" de Funes y sus propios "Diez Grados" prácticos. Esta obra del Pseudo Luis de León merece atención por sus propios fueros, y en ella encontré antes una serie de tópicos que retoma Sor Juana en su "Primero sueño" (Olivares Zorrilla 2005: 1288-1289).

Finalmente, me centro en el personaje de Diego de Funes, puesto que los datos habidos hasta ahora son bastante imprecisos. Para comenzar, hay divergencia en las fechas de su nacimiento y muerte y en su segundo apellido, por lo que es posible que se trate de dos autores. El Centro de Estudios Bilbilitanos indica que nació en 1550 y murió en 1622; mientras que en la Historia de la literatura murciana (Diez de Revenga y Paco: 79) pone como su segundo apellido "y Mendoza" y da las fechas de 1560 y 1625 de nacimiento y muerte. Esta última obra anota como autoría de Diego de Funes y Mendoza la Historia general de la aves de Aristóteles el Estagirita (1621), y desde luego, lo considera nativo de Murcia. Sin embargo, no menciona para nada ya no digamos los "Diez Grados", sino el Aula Dei; por el contrario, los datos biográficos corresponden a una persona muy diferente: "fiel del contraste de la seda, especialista en abastos" y notario apostólico gran parte de su vida. Es evidente que no se trata de nuestro Diego de Funes, sino de otro. Por lo tanto, son erróneas las menciones de Diego de Funes y Mendoza como monje del Aula Dei y con los años de nacimiento y muerte del autor de los "Diez Grados", como vemos, por ejemplo, en una nota del Instituto de Estudios Clásicos sobre la Sociedad y la Política, de Madrid,9 el error continuado posiblemente se deriva de la edición de Ibarra. Son más las contradicciones que pueden encontrarse en otras fuentes, por lo que hace falta una investigación historiográfica más que literaria para establecer la verdadera identidad de nuestro poeta. Con todo lo anterior, tenemos una obra original que no podemos ver y un autor de identidad más bien confusa. Desde luego, por sí solo el espléndido "Grado Noveno" es razón más que suficiente para seguir dedicando renovados esfuerzos por esclarecer el texto y el contexto de "Los Diez Grados del Amor Divino" atribuidos falsamente a Palafox.

 

Bibliografía

Alarcón, Enrique. Bibliographia Thomistica, Corpus Thomisticum. Universidad de Navarra, en línea: http://www.corpusthomisticum.org/zbiblif.html        [ Links ]

Aula de Dios, Cartuxa Real de Zaragoza. Fundacion del Excelmo. Príncipe Don Fernando de Aragon su Arzobispo. Descrive la Vida de sus Monges, acusa la vanidad del siglo, acuerda las memorias de la muerte, en las desengañadas plumas de Teodoro y Silvio. Consagrala a la utilidad Publica Don Miguel de Mences, Con la gran Proteccion del Excelentissimo Señor Don Pedro Faxardo, Zvñiga y Requesens, Marques de los Velez, Molina y Marterell, Señor de las Baronias de Castelni, de Rosans, Molin de Rey, y otras en el Principado de Cataluña. Etc. Con licencia, en Zaragoza por Diego Dormer, Año 1637.         [ Links ]

Aula de Dios, Cartuxa Real de Zaragoza, Fundación del Excelmo. Príncipe Don Fernando de Aragon su Arzobispo. Descrive la Vida de sus Monges, acusa la vanidad del siglo, acuerda las memorias de la muerte, en las desengañadas plumas de Teodoro y Silvio, antes escrita por el Padre Don Miguel de Dicastillo, Monge Cartuxo hijo de esta Real Casa, y aora nuevamente añadida y aumentada por otro monge de la misma Cartuxa, con una Selva de las Penas de Christo Nuestro Señor, sacadas del Venerable Padre D. Juan Lanspergio, monge de esta sagrada religión, debaxo la Real y Soberana Protección del Serenissimo Señor, el Señor D. Juan de Austria, Insigne Protector de esta Sagrada Orden, y singular favorecedor de esta Real Casa. En Zaragoza, por Pascual Bueno, año de 1679.         [ Links ]

Carreira, Antonio . "Juan de Palafox y Mendoza: reajustes en su caudal poético", en Nueva Revista de Filología Hispánica, 50, 1 (2002): 191-201.         [ Links ]

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Notas

1 La ficha apareció como parte de las Bibliotecas de Latassa, Universidad de Zaragoza. Hay que advertir que esta nota ha desaparecido actualmente de la red, encontrándose hasta hace poco en [http://155.210.60.15/latassa/F/Latassa_F1082.html].

2 Parece ser que quien inició esta serie de descubrimientos fue Carreira, 2002.

3 Al parecer, de todos los poemas a él adjudicados, Palafox prácticamente es autor sólo de los "Cánticos", los cuales son doctrinales, narrativos y didácticos, y están desprovistos del encanto de las composiciones de Diego de Funes.

4 En Latassa y Ortín, 328, aparece la siguiente nota del manuscrito de Josef Lalana y Castillo: "Biblioteca de los Escritores de la Real Cartuxa de Nuestra Señora de Aula Deide Zaragoza, desde su fundación hasta el presente año de 175___Ms. En 8a. No es obra completa, corre desde el año de 1579, en que murió el primer escritor de este Monasterio hasta el de 1705, y solo trata 13 escritores con buen método, estilo y orden."

5 A la dicha de la vocación Cartuxa" del Padre Don Diego de Funes, Monge de Aula Dei, en Aula de Dios, (1679: 220-224).

6 La mención se encuentra en una novela de la Colombia colonial de Pedro de Solís y Valenzuela, que se editó por primera vez en el siglo XX, titulada El desierto prodigioso y el prodigio del desierto (Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1874) y no está a mi alcance por ahora comprobar si se debe a la novela o a su crítico contemporáneo, Álvaro Pineda Botero, en La fábula y el desastre: estudios críticos sobre la novela colombiana. 1650-1931, Universidad Eafit, 1999: 69, la falsa atribución de los "Diez Grados" a Dicastillo. El texto crítico dice: "En el ya citado libro De los nombres de Cristo, Fray Luis de León selecciona diez nombres que, a modo de sefirotes, están eslabonados en forma ascendente, desde Pimpollo, o sea lo más material y cercano a los sentidos, hasta Esposo, que ya implica una unión intima con la divinidad. Conocer el secreto que encierra cada uno le permite al creyente el ascenso de su alma. Es interesante notar que en El desierto se menciona otro libro, Los diez grados del amor de Dios, atribuido a un tal Don Miguel de Dicastillo, sacerdote, obra que según los editores no se ha podido identificar y que, segun la narración, Fernando promete enviar desde España a su hermano Pedro (Mansión XII, TIII, p.810). Los antecedentes citados nos permiten suponer que dicho libro versa también sobre el ascenso hacia la divinidad, en este caso con la fuerza del amor."

7 "Funes y Mendoza, D., de; Luis de León; Lisaca de Maza, B., «Los grados del amor de Dios en theoría y práctica sobre el opúsculo sesenta y uno De dilectione del angélico doctor Santo Thomas». (2. ed.: Joachín Ibarra, Madrid, 1782) XIV, 245 pp.", en Alarcón, Bibliographia..., en línea.

8 Díaz Rengifo, 1592. En la edición de 1628: 101-120, que es la que tenemos a mano, Díaz Rengifo dice lo siguiente en la introducción al "Estímulo del Divino Amor": "_el cual compuso un docto y religioso poeta pocos días ha, aunque su humildad no quiso que saliese su nombre." Esto nos podría explicar que la falta de datos sobre Funes se debió, en parte, a su propia voluntad de permanecer en la oscuridad. Por otra parte, también ayuda en la datación de sus obras.

9 Instituto de Estudios Clásicos..., en línea.

 

INFORMACIÓN SOBRE LA AUTORA

Rocío Olivares Zorrilla: Doctora en Filología Española por la Universidad Autónoma de Barcelona y doctora en Letras por la Universidad Nacional Autónoma de México con la tesis "La figura del mundo en 'El sueno' de Sor Juana Inés de la Cruz" que obtuvo la Medalla Alfonso Caso al Mérito Universitario. Ha publicado numerosos ensayos, tanto en México como en el extranjero, sobre sor Juana Inés de la Cruz y otros temas de literatura novohispana. Actualmente es profesora de Literatura Novohispana y dirige el "Seminario sobre poesía novohispana" en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.

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