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Literatura mexicana

versión On-line ISSN 2448-8216versión impresa ISSN 0188-2546

Lit. mex vol.21 no.2 Ciudad de México  2010

 

Reseñas

 

José Juan Tablada. Un día... poemas sintéticos

 

Ismene Mercado

 

Edición facsimilar. Introducción de Rodolfo Mata, México: CONACULTA, 2008 (Ábside Poesía). 106 pp.

 

Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM

 

I

Encuentro lo irreal en el sueño
Cómo puedo sosegarme si aunque
Lo cierto halle no me conformo

Kiyohara no Hukayabu

El paso de José Juan Tablada (1871-1945) a lo largo de la historia de la literatura mexicana ha sido, en apariencia, silencioso, pero su huella se hace presente para dar mérito a su obra. Tablada fue un hombre comprometido con sus inquietudes y necesidades estéticas, lo que lo convirtió en un poeta auténtico.

Dicho autor es considerado como uno de los principales poetas vanguardistas en el ámbito de la literatura hispanoamericana dado que supo asimilar, adaptar y renovar novedosas manifestaciones poéticas.

Atsuko Tanabe lo define de la siguiente manera en su libro El japonismo de José Juan Tablada: "[él] fue vanguardia y continuará siéndolo, porque lo suyo es una aventura perpetua y un movimiento infinito."*

Gracias a su profunda sed de conocimiento lo anterior es fácilmente comprobable a lo largo de toda su producción literaria ya que este gran espíritu sustentó su búsqueda estética a través de una forma conciente, lejana de la simple experimentación, al apoyarse en una investigación minuciosa y profunda, que en el caso de la literatura japonesa abarcó diez años de su vida. Logra así la extracción y adaptación de una forma tan compleja y rica como lo es el haiku.

Supo captar lo esencial del haiku y transplantarlo como el mejor de los jardineros. Fue capaz de generar las condiciones idóneas para que aquello que no pertenece a un ecosistema determinado se adapte y crezca de forma natural. Excelente "botánico" de la palabra.

Así, su mayor contribución literaria radica en que logró equiparar la pureza del haiku e insertarlo a las formas poéticas de principios del siglo xx, modelarlo de tal forma que adquiriera un estilo propio: el haikai. En este punto cabe hacer una importante anotación puesto que los términos se confunden o mezclan ocasionalmente. La definición no es sencilla dado que las formas poéticas dentro de la tradición japonesa dependiendo de sus características y contenido adquieren un nombre determinado. Así, y ciñéndome a lo expresado por Tanabe, derivo una pequeña conclusión en donde asocio más al haiku con la forma literaria original japonesa mientras que el haikai, generalmente cargado de ironía y humor, corresponde a la parte occidentalizada de la primera forma y sus posteriores adecuaciones.

Otro aspecto importante que no ha podido ser del todo traducido y empleado en lengua castellana consiste en que uno de los elementos básicos del haiku no está dado o regido únicamente por la métrica japonesa sino por el poder de trasmitir condensadamente una emoción o sensación que nace de la contemplación profunda del poeta que lo escribe.

Así los haikais de Tablada logran, hasta cierto punto, realizar este principio y "americanizar" dicha estructura, puesto que el japonés, por mucho que se le traduzca o adapte, posee formas como el kireji (palabra de corte) y el kigo (palabra estacional que con sólo mencionarla representa una periodo específico del año) que en español son intransferibles.

Esto se puede apreciar en su extraordinario libro Un día... poemas sintéticos, el cual fue publicado en Caracas, Venezuela, en el año de 1919. Dicho libro está conformado por 37 haikais, un prólogo y un epílogo, ambos en verso.

Tablada dividió sus textos en: La mañana, La tarde, El crepúsculo y La noche. Cada uno de estos segmentos cuenta con doce o siete poemas compuestos por tres líneas cada uno. Los haikais muestran el transcurrir de un solo día conservando con ello la devoción por la naturaleza, aspecto elemental del haiku.

Otro delicioso ingrediente de esta edición facsimilar se encuentra en los dibujos que ilustran cada haikai: realizados e iluminados por el mismo Tablada. Poder apreciar con tal fidelidad dichos trazos con todo su colorido original resulta un agasajo.

 

II

El origen de Un día...

José Juan Tablada deseaba elevar la potencia poética en la unidad: alquimista que buscó el elixir de las cosas en su estado más puro.

No es descabellado pensar que no sólo encontró esto en la literatura japonesa, sino en su pintura y en todo lo relacionado a las distintas y variadas manifestaciones artísticas que conforman la cultura de este país. Tablada fue un gran amante del arte nipón como lo fue del arte mexicano, quizás en esto radique su necesidad de fusionar y contextualizar ambas pasiones a través de sus haikais.

La presencia oriental, análogo de lo exótico, lo extraño y novedoso, estuvo presente desde la infancia del autor. Posteriormente dicha afición fue alimentada a través de lecturas y traducciones, especialmente francesas, que realizó en su juventud, las cuales fungieron como sus principales fuentes. Un día es el resultado de un largo proceso de asimilación que se originó desde antes de su viaje a Japón y que se mantuvo vivo a lo largo de todo el crecimiento intelectual del poeta.

El haiku tiene, además, un estrecho vínculo con el arte de lo efímero, influencia directa de la pintura japonesa, relacionado con el estilo llamado ukiyo-e comprendido como un mundo flotante o fugaz.

Tablada en este sentido se identifica porque él solía fantasear. Se imaginaba en lugares paradisíacos en donde el pincel experto y suave dejaba una tenue línea admirable por su sencillez que forma todo un continente. Esto se debe a que Tablada gustaba de la ensoñación de tal suerte que tanto en el haiku como en la pintura la encontró y no sólo eso sino que pudo llevarla a su máxima expresión.

"Una de las virtudes —o defectos, quién sabe— artísticas de Tablada fue su curiosidad incansable; otra su deseo constante de huir de la realidad, de sí mismo y de lo cotidiano. Aunque sea un síntoma común a los modernistas, en el caso de Tablada la fuga de sí mismo nunca terminó, sino que tomó forma de 'movimiento perpetuo' "(Tanabe 1981: 43).

Por eso no resulta extraño, sino bastante congruente, ese ambiente de ensoñación que se percibe en la publicación de Un día. puesto que Tablada fusionó e imprimió las contemplaciones de su alma ensoñadora.

El esmerado empeño que puso Tablada en su edición de 1919 nos presenta también la imagen del poeta como un gran observador. Un hombre detallista y meticuloso. Esa capacidad de observación también puede apreciarse en los textos en los que habla de animales dado que buscó identificar sus características imprescindibles con que atraparlos en sus haikais.

Fue además un gran amante de la naturaleza y los insectos. Este gran amor lo vinculó con algunos de los principios y raíces propias del budismo zen desarrollado en Japón. Algunos de ellos sustentan su sabiduría en el respeto por todo ser viviente, la unidad con el universo a través de la meditación así como la contemplación profunda, sin apego o pensamiento alguno, del entorno.

Motivo por el cual la nueva propuesta estética de Tablada fue de igual modo la propuesta de una nueva forma de ver la vida, aportando con ello un giro a la tradición y al estilo literario establecido por el modernismo, en donde apostó por la sencillez, lo sintético en oposición con lo extenso.

Esto se debe a que la poesía japonesa es esencialmente "brevedad formal [sin repeticiones, ni redundancias], la retórica muy particular [porque se permite sonidos semejantes en palabras distintas] y la importancia de una resonancia sentimental y poética"1 (69).

Además, la poesía en el Japón, proviene del corazón de los dioses, tiene la virtud de afectar a los seres sobrenaturales y está en el corazón de los hombres... "es aquello que endulza los vínculos entre hombres y mujeres y aquello que puede confortar el corazón de los feroces guerreros" (54).

Tablada, en sus haikais, se ciñe a estos conceptos. Mira, contempla lo exterior con ojos sencillos, limpios de pensamiento, como si él fuera parte de ese cosmos y lo describe sin imprimirle nada más que la contemplación siendo esta otra de las virtudes del haiku.

Así, al leer Un día. se vive esa impresión: de una mirada que se sorprende a cada instante y deja fluir la mano en un acto de pasión contemplativo.

 

III

Finalmente y sin agotar lo referente al tema de la literatura japonesa y a la aportación que hizo José Juan Tablada con su condensación poética de Un día... a continuación transcribo algunos deliciosos ejemplos de lo dicho como en:

Por "La mañana" la luz del día se presenta y con ella:

LA PAJARERA

Distintos cantos a la vez;
La pajarera musical
Es una torre de babel.

Y las actividades suspendidas por la noche toman su curso y poco a poco despiertan:

LAS ABEJAS

Sin cesar gotea
Miel el colmenar;
Cada gota es una abeja.
..

Es momento de mirar hacia otro lado porque por "La tarde":

LAS CIGARRAS

Las cigarras agitan
Sus menudas sonajas
Llenas de piedrecitas...

Y la luz avanza purpúrea lenta y serenamente para que el día pase. Durante "El crepúsculo" la:

MARIIPOSA NOCTURNA

Mariposa nocturna
A la niña que lee "María"
Tu vuelo pone taciturna...

Y en ese gesto de penumbrosos pensamientos se acerca profunda "La noche" en donde:

LA LUNA

Es mar la noche negra;
La nube es una concha;
La luna es una perla.
..

Resulta, así, apasionante observar cómo la trayectoria de un poeta puede convertirse en estas pinceladas de belleza y que no importa que nuestro poeta "Para llegar a ella, tuvo que atravesar por Baudelaire, por Verlaine, por Apollinaire, por Cocteau, por André Bretón, por Basho, por Henzeu, etcétera" (111), lo que en verdad importa es que logró lo que buscaba y nos lo heredó.

Por supuesto, cabe mencionar que esta edición facsimilar llega a nosotros gracias al minucioso trabajo realizado por Rodolfo Mata, gran conocedor de este poeta, en donde se puede apreciar la "relación fundamental en la tradición japonesa que Tablada había querido seguir: la de la creación simultánea tanto en el plano literario como en el gráfico" (XIV). Sirvan, como prueba de ello, las páginas de este libro.

 

Notas

* Tanabe, Atsuko. El japonismo de José Juan Tablada. México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1981.         [ Links ]

1 En esta cita los comentarios dentro de los corchetes son míos.

 

INFORMACIÓN SOBRE LA AUTORA

Ismene Mercado García: Licenciada en Lengua y Literatura Hispánica por la Universidad Nacional Autónoma de México y la Escuela de Escritores. Becaria del Diccionario de Escritores Mexicanos. Coordinadora y promotora de la lectura dentro del programa Nosotros entre libros por parte de A leer / IBBY-México en convenio con la Secretaría de Educación Pública. Ha colaborado en las revistas Paso de Gato, Tinta Seca, Metate, Calmecac y Propuesta. Ha publicado poemas en Perduración de la palabra. Antología de poetas jóvenes (2007) y la plaquette de poesía 77(2008).

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