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Comunicación y sociedad

Print version ISSN 0188-252X

Comun. soc vol.16  Guadalajara  2019  Epub Nov 30, 2019

https://doi.org/10.32870/cys.v2019i0.6822 

Temática general

Rutinas de trabajo de los periodistas de noticias policiales de la televisión en Argentina (2011-2015)

1Universidad Nacional de San Martin, Argentina. Correo electrónico: bfocas@gmail.com


Resumen:

En este artículo, a partir de 10 entrevistas a periodistas especializados en noticias policiales que trabajan en canales televisivos, se analizan las rutinas periodísticas, la construcción de la agenda mediática y la relación con las fuentes. Se observa que en el periodo 2011-2015, durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, el sentimiento de inseguridad aumenta tanto como la percepción del riesgo. Este posicionamiento de la inseguridad como problema público, afecta la moral de los periodistas, lleva a modificar las formas de presentar la información y, por lo tanto, de construir las noticias.

Palabras clave: Periodistas; noticias policiales; newsmaking; inseguridad; televisión

Abstract:

Based on 10 interviews with television crime reporters, I focus in this article on journalistic routines, construction of the media agenda, and the relationship with sources. It is observed that, in the period 2011-2015, during the second term of Cristina Fernández de Kirchner, the feeling of insecurity increases as much as the perception of risk. At the same time, insecurity has been placed as a stable public concern, which affects journalists' morale and can progressively modify the way in which we present the information, and, therefore, construct the news.

Keywords: Journalists; crime programmes; newsmaking; insecurity; television

Introducción2

Tanto los formatos que emiten información -diarios, portales online, programas de radio y noticieros- como aquellos llamados de entretenimiento -programas magazines o reality shows- contribuyen a alterar o modificar el modo en que los problemas públicos son construidos. Así, desde los estudios en comunicación y también de la sociología de los problemas públicos, se entiende que la sobrerrepresentación mediática de un tema puede hacer que el público conozca la existencia de un problema, alentarlo a pensar en ciertos temas y en su solución, e incluso llevar a movilizaciones ciudadanas (Gusfield, 2014). Es decir, que algunos casos mediáticos desencadenan procesos de conformación o de activación de públicos con capacidades de crítica, de reivindicación, denuncia y movilización (Schillagi, 2011).

En el caso de la inseguridad, se trata de un tópico familiarizado para los medios de comunicación que mantiene una omnipresencia en el ámbito televisivo, tanto en tiempo como en espacio (Lorenc Valcarce, 2005; Martini, 2009). De hecho, para muchos gobiernos, organismos internacionales y parte de la sociedad, los medios de comunicación se han convertido en “culpables de la inseguridad”: son sensacionalistas, exageran sus noticias e inculcan temor. Sin duda, las imágenes truculentas y las representaciones plagadas de ribetes sensacionalistas colaboran en que las noticias policiales sean señaladas como “exageradas”, “amarillistas” o lisa y llanamente “macabras”.

Estas primeras lecturas acerca del rol de los medios en la construcción de la inseguridad como preocupación ciudadana estable orientaron las líneas de investigación de este artículo. Algunas de las preguntas que guían este trabajo ¿cuáles son las principales características de los procesos de producción de las noticias de inseguridad?; ¿cómo se articulan criterios como la noticiabilidad en relación con la inseguridad como noticia?, sirvieron para realizar 10 entrevistas a periodistas de policiales televisivos que trabajaban en distintos canales de aire y de cable con el fin de recapitular y sistematizar algunos elementos discursivos claves en la construcción del género policial.

Contexto

Esta investigación se inscribe dentro de los debates públicos por la credibilidad de los medios y por el problema de la inseguridad, temas candentes, de curso y opinión cotidiana. El posicionamiento de la inseguridad como problema social y público se ha extendido en los últimos años, principalmente en América Latina donde los datos objetivos del delito y subjetivos (sentimiento de inseguridad), muestran disparidades, paradojas e incongruencias al intentar hacer un análisis lineal. El fenómeno tiene lugar de una manera particular, en la que se cruzan, al menos, dos dimensiones: un efecto general de época, vinculado con la nueva “cuestión social” y los cambios relacionados al propio delito. En Argentina, según el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, la cantidad de hechos delictuosos se duplicó en el periodo 1991-2002 y comenzó a bajar paulatinamente luego de la crisis de 2001; punto de mayor virulencia del crimen en el país. En el periodo seleccionado, 2011-2015, durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, si bien se observa una disminución en la tasa de victimización como un aumento en la percepción de vigilancia policial en el espacio público, tanto la percepción de riesgo como el sentimiento de inseguridad es cada vez mayor. Según datos del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (Observatorio de la Deuda Social, 2017), el sentimiento de inseguridad aumentó de 74.4% en 2010 a 76.7% en 2015, mientras que la percepción de riesgo pasó de 62.2% a 72.3% respectivamente. En la misma línea, 79.2% de la población se siente inseguro en su barrio, en su casa, en la calle o viajando en transporte público.

Por su parte, el sentimiento de inseguridad evoluciona con una autonomía relativa frente a las tasas reales de criminalidad, con un crecimiento exponencial desde de 2002. 3

Este panorama muestra que no hay una relación causal o directa entre estas dos dimensiones y da lugar a explicaciones relacionadas con una cierta configuración sociocultural del delito. En ese sentido, estudios recientes sugieren que la comprensión de la inseguridad debería incluir explicaciones acerca del rol de los medios de comunicación como “responsables” o “posibilitadores” del fenómeno (Kessler, 2009; Martini, 2012; Sozzo, 2011; Vilker, 2011).

En paralelo, en los últimos 20 años hubo un aumento -en cantidad y espacio- de la representación mediática del delito, tanto en los medios gráficos como audiovisuales. El crecimiento cuantitativo fue acompañado por una transición cualitativa; la noticia policial tradicional se ha convertido en “noticia de inseguridad” y adquiere nuevas características: generalización (todos estamos en riesgo siempre y en cualquier lado); fragmentación (un relato episódico de cada hecho, sin el contexto ni las causas generales); una creciente centralidad en las víctimas, frente a la cual el debate sobre la criminalidad adquiere una fuerte emocionalidad, una figura que se repite como objeto de temor: el delincuente joven, varón y pobre y la apelación a “olas o modas delictivas”.

Este cambio en el sistema de representación del delito retroalimenta la intensa sensibilidad social frente al tema (Kessler & Focás, 2014). Diversos estudios coinciden en señalar esta transición y exponen algunas de las características predominantes de la noticia policial devenida en noticia de inseguridad, como el discurso de una “nueva delincuencia”, imágenes más violentas y nuevas modalidades enunciativas (Martini, 2009; Rodríguez Alzueta, 2014).

La reconversión de los medios hegemónicos locales en función de otorgarle un espacio mayor al problema de “la inseguridad”, respondió a cambios en las condiciones estructurales (crecimiento del delito) pero también a una fórmula editorial que garantizó un mayor caudal de lectores y fidelización del lectorado/audiencia (Focás, 2016). En este contexto, el trabajo de los periodistas de policiales televisivos ha variado sustancialmente en los últimos años, producto de una coyuntura que posicionó a la inseguridad y a la violencia como temas de preocupación cotidiana, y por lo tanto, tópicos estables en la agenda mediática.

Delimitación del objeto de estudio

La construcción del problema se realizó desde una perspectiva teórico metodológica que llevó a dialogar distintos componentes conceptuales, que a su vez permitieron formar definiciones operativas para trabajar en el campo. El interés se asienta en dos áreas de estudios: la construcción mediática de las noticias de inseguridad y la problematización de la inseguridad en tanto problema público. La configuración de un problema público responde a una suma de procesos que involucra la formulación de demandas y demandantes ante una situación que se considera negativa y que amerita ser resuelta; la elaboración de explicaciones causales sobre el problema dotadas de verosimilitud; una preocupación de carácter extendido en la población y que permanece estable en el tiempo (Pereyra, 2013). En este sentido, no caben dudas sobre la consagración de la inseguridad como un problema de tal naturaleza.

Para indagar en estas preocupaciones recurrí a distintas teorías que lograron abordar la multidimensionalidad de mi objeto. Por un lado, propongo problematizar algunas de las estrategias discursivas que se utilizan en la producción de las noticias de inseguridad con el fin de conocer estas representaciones y dilucidar la circulación de sentidos que construyen los medios acerca de la inseguridad (Calzado, 2015; Martini, 2009). Las representaciones mediáticas del delito forman parte del entramado de percepciones sociales acerca de la inseguridad en tanto los modos en que están construidas las noticias configuran un orden simbólico esencial para la creación de la subjetividad y la intersubjetividad. En este artículo, la noción de representación interesa a los efectos de pensar los modos en que una verdad se hace creíble para una sociedad determinada (De Certeau, 1999) y de desentramar los mecanismos por los cuales esas representaciones ingresan y circulan por el imaginario social. Las representaciones no son “inventos” de los medios, no surgen de la nada, sino que trabajan insertándose en estructuras de sentido preexistentes, portadoras de una densidad histórica y por eso mismo son capaces de condesar sentidos con valencias trascendentales para la sociedad (Arancibia & Cebrelli, 2008; Rodríguez Alzueta, 2014).

El segundo vértice teórico lo constituyen los estudios de newsmaking o de procesos de producción de las noticias, en tanto brindan herramientas para comprender los métodos de trabajo de los periodistas de policiales y dilucidar percepciones que comparten con los públicos, y que funcionan en torno a la circulación de sentidos (Aruguete, 2015; Martini, 2009; Martini & Luchessi, 2004; Tuchman, 1975). Existe una vasta literatura acerca del proceso de producción de las noticias; sin embargo, con fines analíticos en este artículo tomamos como marco teórico los estudios anglosajones conocidos como media sociology presentados, según la preferencia del autor, como newsmaking studies (estudios de la producción de noticias), sociology of journalism (sociología del periodismo o de las redacciones), sociology of news production (sociología de la producción de noticias), e incluso sociología de la generación de noticias. Esta teoría parte de la idea de que las noticias son una construcción social de la realidad; es decir, que el contenido de las noticias es el producto resultante de un proceso social. La realidad presentada en las noticias no se compone de hechos y acontecimientos con existencia propia e independiente de la forma en que los periodistas los conciben y los tratan cuando producen las noticias (Hernández Ramírez, 1997, p. 224).

Apartado metodológico

Este artículo se desprende de mi tesis doctoral (Focás, 2016), 4 en el cual se trabajó sobre las percepciones de inseguridad que se configuraban en relación con las noticias policiales, en dos barrios de la Ciudad Autonóma de Buenos Aires, Argentina.

El trabajo indagó, a partir de una metodología cualitativa, en torno a la construcción de la noticia de inseguridad desde dos perspectivas. En primer lugar, la visualización de contenidos de este tipo de noticias en los noticieros televisivos de mayor rating.5 En segundo lugar se realizaron 10 entrevistas a periodistas de policiales televisivos entre octubre y diciembre del año 2014 en tanto se desempeñaban en ese momento como periodistas especializados en distintos canales de aire y de cable. De este modo, este artículo trabaja en distintas dimensiones de análisis. Las entrevistas a los periodistas fueron realizadas en tanto actores relevantes en la construcción del policial, y por lo tanto en la conformación de percepciones públicas sobre el problema de la inseguridad.

La técnica de recolección de datos aplicada fue la entrevista en profundidad (personal, semiestructurada), que Marradi, Archenti y Piovani (2007), define como:

Una forma especial de conversación entre dos personas, dirigida y registrada por el investigador con el propósito de favorecer la producción de un discurso conversacional continuo y con cierta línea argumental por parte del entrevistado, acerca de un tema de interés definido en el marco de la investigación (p. 216).

Las conversaciones tuvieron una duración de entre una y una hora y media, y se centraron en un cuestionario semiestructurado sobre distintos temas, tales como sus rutinas de trabajo, la especialidad en el género policial, los cambios en su trabajo en la última década, y la relación entre la difusión de estas noticias y la preocupación creciente por la inseguridad, entre otras cuestiones. El alcance de las entrevistas es escaso para establecer afirmaciones generales que puedan esbozarse como representativas de toda la población. Sin embargo, las entrevistas en profundidad se emplean casi siempre en el marco de investigaciones llamadas no estándar: es decir, que “no tienen como objetivo principal la generalización estadística de sus resultados, sino acceder a la perspectiva de los actores, para conocer cómo ellos interpretan sus experiencias en sus propios términos” (Marradi, Archenti y Piovani. 2007, pp. 220-221).

Análisis: los procesos de trabajo de los periodistas de policiales televisivos

El trabajo periodístico se desarrolla en tiempo real y las actividades se organizan en función de una agenda diaria, cuyos tiempos son difíciles de prever. En toda redacción existen prácticas que incluyen las rutinas de trabajo con la flexibilidad necesaria para ocuparse de los eventos imprevisibles que hay que cubrir durante el día. Martini (2002) explica que al hablar de rutinas de producción no solo se incluyen las formas organizativas del trabajo cotidiano, sino también una forma de pensar la realidad, una visión del mundo: esa naturalización de un discurso sobre el mundo se basa en un acuerdo o en un consenso (real o aparente) acerca de la realidad, de los imaginarios sobre la sociedad y sobre el propio trabajo y de los valores, “que hace a la selección y clasificación de la información y a las maneras en que se la interpreta y se construyen las agendas y las noticias” (p. 79). Es decir, construir la noticia infiere la existencia de procesos dinámicos, entre los que se incluyen las rutinas informativas, que implican espacios de negociación y conflicto en torno a valoraciones periodísticas. 6

La sección de policiales se ha convertido en la más importante de los noticieros argentinos, ya que cuenta con altos niveles de rating. Algunos de los periodistas entrevistados para esta investigación, referentes mediáticos de los policiales en los canales para los que trabajan, relatan su trayectoria: Arranqué en Telam7 y ahí me dieron a elegir qué quería hacer. Le pregunté entonces a quien me estaba entrevistando cuál consideraba él que era la sección más fuerte para escribir crónicas, y me dijo: “sin duda policiales, ahí vas a tener mucha actividad en la calle, consulta con fuentes …”, y bueno, así empecé y no se equivocó (Comunicación personal, periodista, C5N).

Creo que el policial necesita una preparación más profunda que otras secciones. La crónica, la verdadera crónica periodística se aprende en policiales. Términos judiciales, tiempos procesales … hay que meterse y profundizar en algunos procedimientos básicos. Para hacerlo seriamente uno tiene que prepararse (Comunicación personal, periodista, América Noticias).

Estos testimonios evidencian la preparación de los periodistas de policiales, sus conocimientos del ámbito de la justicia, y de la criminalidad. Al ser indagados sobre sus rutinas diarias muchos periodistas reconocen que la mayor parte del día están pendientes de su trabajo, principalmente en la actualidad, donde en las redacciones el foco está en el policial y la demanda desde el medio es constante:

Laboralmente arranco a las 6:00 de la mañana y termino a las 3:00 de la tarde, pero en lo profesional, más allá de que lo cobre o no, todo el día estoy con los teléfonos, y los sábados y domingos también cuando hay algún caso voy, me gusta mucho lo que hago, y estar en el momento que pasan las cosas (Comunicación personal, periodista, América 24).

Las llamadas todas vienen a mí, más allá de la redacción y demás. Y te llaman todo el tiempo, “mira pasó esto, pasó lo otro”, entrás en una vorágine. A veces a la madrugada también, estás durmiendo y te suena el teléfono. Los médicos, los bomberos, los policías y los periodistas son los únicos que tienen una vida que no tiene horario, pero los periodistas de policiales, sobre todo (Comunicación personal, periodista, Telefe Noticias).

La rutina del trabajo consiste básicamente en resolver tres operaciones: la selección de ciertos acontecimientos que serán difundidos como noticias, lo que implica dejar de lado otros; la determinación de la jerarquía que se le dará a cada hecho en la cobertura (espacio y minutos al aire que se le dedicará), y el enfoque con el cual la historia será contada (dónde poner mayor énfasis, qué fuentes serán citadas). También responde a “una articulación de los prejuicios, los valores compartidos con el medio y con la sociedad, las representaciones del propio trabajo y valores que están implícitos (la distorsión inconsciente o involuntaria)” (Martini, 2002, p. 77).

Desde al menos los últimos 15 años, la inseguridad constituye un tema de agenda permanente en los medios argentinos. Según la teoría de la agenda setting, los medios de comunicación desarrollan un papel importante en el establecimiento del orden del día para los consumidores de noticias (McCombs & Shaw, 1972). Los periodistas televisivos configuran sus rutinas en relación con los temas de agenda del día, construidos mediante la lectura de diarios y de los cables de las agencias de noticias:

En realidad empiezo temprano a la mañana … Hoy por ejemplo, me levanté, vi la información, chequeé con los productores qué podemos hacer, dijimos: “vamos por tal tema”. En las reuniones de producción yo soy de proponer. Después le digo a mi jefe tengo esto, ¿vos queres agregar algo más? (Comunicación personal, periodista, América Noticias).

Entro al canal, chequeo los temas de la agenda del día, y con la gente de producción vemos cuál es la nota más importante, quién va al móvil en vivo, donde voy yo, etcétera. Para las notas secundarias van las cámaras que graban. Policiales hay mucho, te puede tocar cubrir hasta 10 notas el mismo día. Ahora tengo la suerte que hay Internet en los teléfonos móviles, y voy leyendo en el camino sobre el tema. Antes era un poco más complicado, tenía que leer todos los diarios antes de salir o improvisar (Comunicación personal, periodista, Crónica Televisión).

Los testimonios muestran que el proceso de producción de las noticias en televisión es una tarea conjunta que se realiza entre productores, camarógrafos, editores y periodistas. En las “reuniones de producción” se definen, en relación con la agenda del día, los temas que cubrirá el noticiero (móviles) y los que no. A la vez, se proponen algunos temas por fuera de la agenda (investigaciones que llevan adelante los periodistas) y que pueden incorporarse en el noticiero en calidad de “informe especial”. 8

Parte del proceso de trabajo de los periodistas incluye el diálogo con las fuentes de información; es decir, con aquellas personas o instituciones que brindan información para la construcción de la noticia. La relación de los periodistas con sus fuentes es compleja y está sujeta a la relación con los editores, y a la vez a las empresas con los enclaves del poder. Las fuentes son “los actores que el periodista observa o entrevista, incluyendo los entrevistados que salen al aire o son citados en los artículos periodísticos, y aquellos que sólo suministran información básica o sugerencias para historias” (Gans, 2004, p. 80).

Esta relación entre periodistas y fuentes, basada en un pacto de confianza y de mutua necesidad, es central en la construcción de la noticia. Para Martini (2002, p. 48), además de la información que llega por los cables de las agencias de noticias, la que circula de un soporte a otro (aquella que un diario levanta de un canal de noticias o viceversa, o la que encuentra por Internet) depende de la información de las fuentes primarias. Y, en el caso de las noticias policiales, históricamente hay una fuente primaria privilegiada: la policía. Más allá de los testimonios de víctimas, fiscales y jueces, que acompañan las notas, “la voz” de la policía no falta en ninguna noticia, en tanto constituye una fuente primaria de información para los periodistas de policiales. La literatura académica acerca de la relación entre la policía como fuente de información y los medios, forma un subcampo de investigación que intenta discernir tanto las estrategias de la policía con los medios, como de los periodistas de policiales y dicha institución (Leishman & Mason, 2003; Mawby, 2010; Reiner, 2008). 9

En las entrevistas con periodistas de noticieros se evidenció que la relación con las fuentes es un tema clave en la profesión. Como parte de la lógica del medio televisivo, muchos periodistas cuentan con productores que realizan una primera selección de la información, acorde con los temas que marcan la agenda y también que le interesan al medio como empresa. No obstante al tratarse de periodistas de trayectoria considerable, con un nombre consolidado en el espacio televisivo y cuya imagen es central en los noticieros cuando tratan temas policiales, la mayoría se esfuerza por mantener un vínculo fuerte y de confianza con sus fuentes, que en muchos casos forjaron desde hace muchos años y que no comparten con sus productores:

Me manejo solo, tengo mi agenda, mis teléfonos, trato de tener mi propia nota y bueno, hablo con la producción, me dan el ok y la presento. Obviamente también hay notas que me da la producción y yo aporto algún dato, pero trato, me gusta mucho tener mis propias fuentes (Comunicación personal, periodista, América 24).

Estoy acostumbrada a tener mis fuentes, y a manejarme todos los días con ellas. Además soy celosa de la información, yo quiero hablar con mis fuentes, porque siempre tengo una pregunta más para hacer. A veces le digo a mi productora, pero, ¿vos le preguntaste esto?, y si me dice que no, llamo yo.

Podría no hacerlo, y dejarlo a los productores, pero a mí me nace (Comunicación personal, periodista, América Noticias).

Me levanto a las 6:00 de la mañana y empiezo a llamar a comisarios, canas, ambulancieros … Hoy a las 6:30 de la mañana me avisaron que un comisario dejó escapar a 4 presos por 5 lucas y empecé a salir al aire, al rato me enteré que habían liberado al supuesto violador de Villa Urquiza porque no era. Todo esto es chequeo personal, yo tengo el teléfono encendido las 24 horas, no lo apago nunca (Comunicación personal, periodista, C5N).

Estos testimonios dan cuenta de una relación de confianza con sus fuentes que los periodistas no delegan, y que mantienen, a pesar de tener la colaboración de productores. Estas fuentes fueron cosechadas en muchos años de profesión, y por lo tanto, cuidadas celosamente por los periodistas.

En este entramado de relaciones de poder que se tejen en torno a la noticia policial, los periodistas reconocen que muchas veces se equivocan con la información. Si bien, los “errores involuntarios” o por falta del chequeo de fuentes es común en todas las secciones, lo cierto es que en el género policial muchas veces quedan implicados víctimas o victimarios con información falsa. En general los periodistas muestran cierta renuencia a aceptar que una información fue dada equivocadamente, lo que se vincula con el temor a romper el contrato de lectura con los públicos que confían en las noticias de ese canal, y no de otro.

Criterios de noticiabilidad: cuando la inseguridad es noticia

Vinculado con los procesos de trabajo de los periodistas se encuentra la selección y jerarquización de la información, así como la aplicación de los criterios de noticiabilidad. Wolf (1991) define a la noticiabilidad como “el conjunto de elementos a través de los cuales el aparato informativo controla y gestiona la cantidad y el tipo de acontecimientos de los que seleccionan la noticia” (p. 222). El autor se plantea la siguiente pregunta: “¿Qué acontecimientos son considerados suficientemente interesantes, significativos, relevantes, para ser transformados en noticia?” (p. 22). Los primeros estudios en el campo acuñaron el concepto de gatekeeping (cuidado de la puerta o del acceso) para dar cuenta de los modos en que se articulan los contenidos publicados en los diarios o noticieros y el proceso de filtrado de la información. Esta teoría, recibió numerosas críticas por no considerar todo el proceso comunicacional, aunque se reconoce que aportó una nueva perspectiva en el análisis de los productores de las noticias y su proceso de selección (Gans, 2004).

En todo proceso de selección intervienen criterios generales acerca de lo que es noticioso, pero también el de los periodistas y editores en instalar temas en la agenda mediática. En ese sentido, Golding y Elliott (1979) evidenciaron la importancia de lo que definieron como valores/noticia; es decir, aquellos “criterios para seleccionar entre el material disponible en la redacción los elementos dignos de ser incluidos en el producto final” (p. 114). Los valores/noticia funcionan en las redacciones como guías de referencia que permiten enfatizar en algunos acontecimientos, mitigar otros y resaltar, por encima del conjunto informativo, aquellos que interesan que el público lea en un primer orden de prioridades (Arrueta, 2010). Con las transformaciones tecnológicas, al informador le queda poco poder de decisión, pues en el proceso de digitalización la noticia pasa por muchas manos. Por ese motivo, la posible “manipulación” que quiera ejercer una cadena para dar cumplimiento a su línea editorial pasa más por la selección de las noticias y sobre todo, en sentido excluyente, pesa más lo que no se cubre, lo que no se emite, lo que nunca va a tener posibilidad de salir al aire (Farré, 2004, p. 38).

Los periodistas entrevistados coinciden en que para que una noticia “tenga aire” debe reunir determinadas características. La agenda, el rating y la competencia inciden en la elección y prolongación (en tiempo y espacio) del tratamiento de determinados temas (Focás & Galar, 2016). En este contexto de cambios en la noticia se considera necesario reflexionar sobre la redefinición de los criterios de noticiabilidad de los policiales en el medio televisivo. Algunos testimonios permiten evidenciar esta cuestión:

Es una gran selección que hay que hacer, es parte del ejercicio profesional preguntarse, ¿esto es noticiable o no? Y hoy depende de muchas cosas … depende del impacto que pueda tener la noticia, si le puede afectar a muchas personas, si es algo que vos lo podés ver replicado y si es algo, para mí, en algunos casos que puede llamar a la reflexión para tener una solución concreta. Lo relaciono todo con la vida cotidiana (Comunicación personal, periodista, América Noticias).

La masividad hace que cada vez tengan que ser más espectaculares los delitos para que el medio los cubra. A veces llama alguien, pasan un dato y el productor pregunta, ¿hubo un solo muerto? Bueno vamos a ver, si sobra algún móvil lo mando, si no, por un muerto no nos movemos. Y después te dicen, bueno acá vamos a ir porque es cuádruple el crimen … Antes se cubría todo (Comunicación personal, periodista, Crónica Televisión).

Para decidir hoy qué es noticia se busca un poco más de impacto. Por ejemplo, hoy una importación de una tonelada de marihuana no es noticia, y es tremendo. Una entradera por más que sea siempre lo mismo es noticia sin dudas, porque a la gente le atrae saber cómo entró el chorro y qué pasó adentro. La inseguridad es un tema permanente de agenda sin dudas (Comunicación personal, periodista, Telefe Noticias).

A los criterios de noticiabilidad clásicos (impacto, rareza, masividad) se suman ahora aquellos vinculados con la cuestión de la inseguridad. Tema permanente de la agenda mediática, el delito requiere fuertes condimentos para la cobertura periodística.

Una de las cuestiones más relevantes de la noticia de inseguridad respecto de la noticia policial es el foco en la víctima o en sus familiares cercanos como fuentes de información. Este fenómeno, que se verifica en la prensa mundial, apela directamente a las emociones de los espectadores al generar lazos de empatía e identificación. En palabras de Garland (2005), la víctima, tal como la representan los medios, surge como un personaje representativo cuya experiencia se supone común y colectiva en lugar de individual y atípica. El lenguaje inmediato del relato mediático “se dirige directamente a los miedos y la ira de los espectadores, produciendo efectos de identificación y reforzamiento que son usados política y comercialmente” (p. 242). Los periodistas entrevistados dan cuenta de esta regularidad en el proceso de producción de la noticia actual:

Los programas de televisión que se dedican a esto tienen una pésima costumbre tomada de la gráfica: hacen política de seguridad con la víctima. No conozco ningún programa de economía que hable de inflación con un desocupado, o con una ama de casa. Nosotros tenemos esa desgracia, porque está al alcance de la mano, antes de que empiecen a hacer el duelo les ponemos el micrófono. Entonces, política criminal con la víctima, una perversión, una aberración, no se debe hacer, pero se hace. ¿Culpa de los medios? Sí. Mirá, tengo la noticia, tengo el testimonio de la madre de la víctima, ¿qué decís vos? ¡Venga! (Comunicación personal, periodista, canal 13/TN).

En la construcción de la noticia incide la clase social, también la celebridad, el lugar de personaje público o famoso de la víctima o del victimario. Pero principalmente son los delitos cometidos sobre y/o por miembros de los sectores sociales medios o altos tradicionales los que llegan a las agendas mediáticas con modalidades discursivas diferentes a las utilizadas en los crímenes que implican a personas comunes, preferentemente humildes (Martini, 2009). La focalización en la víctima (y el seguimiento de la cobertura) tiene lugar de manera preferente si la misma reúne determinadas características para considerarse de clase media o alta. Esta cualidad, que resaltan distintos trabajos sobre la noticia policial, es reconocida por los periodistas:

Siempre pasó que los medios priorizaron con un criterio discriminatorio. La noticia es noticia siempre y cuando afecta a una víctima que puede ser el hijo del gerente general del medio. Un caso, Ángeles es Ángeles10 porque es la nena de Colegiales que usa jumper, que va al colegio privado y Rocío Abigail Juárez11 es nadie porque es pobre. Y bueno yo trato de revertir eso, trato de posicionarme en un mundo más equilibrado (Comunicación personal, periodista, C5N).

Desde este polo enunciador, el medio también se posiciona como víctima, o potencial víctima y desde allí establece su contrato de lectura.

Hay víctimas que generan más impacto, Belsunce12 por ejemplo, fue la novela de un verano. Norita, 13 bueno con Norita se empezó a decir que eran mujeres solas que sorteaban amantes … Lo único que te puedo decir con certeza es que ese tipo de grupo social tiene vínculos con el poder. Viste como son las personas que tienen mucha plata, pasa de todo pero puertas adentro. Entonces cuando te dejan abierta la puerta 3 centímetros porque hay un muerto, entonces vos podés meterte, y ver, en definitiva cómo termina el caso. Si pasaba en la villa 20 … no era noticiable, es cierto (Comunicación personal, periodista, canal 13/TN).

Otra característica central en la noticiabilidad de las notas de inseguridad está vinculado con la pertenencia social de los afectados:

La inseguridad es un tema de agenda pero hay una especie de “tasación del muerto”. Te quiero decir que en asaltos muere todos los días gente pobre víctima de un afano, en Ingeniero Bunge, en Varela, en Burzaco, 14 en miles de lugares del conurbano y no son noticia. Hasta que le toca morir en esas circunstancias a alguien de clase media … yo trato de ir en contra de eso, pero ... (Comunicación personal, periodista, C5N).

Mi pelea cotidiana es por el tema inseguridad. Yo creo que los crímenes de la policía son mucho más importantes que los crímenes de una persona común y corriente. Básicamente porque la fuerza puede encubrirse, tiene más impunidad y además son crímenes de Estado, que te mate la policía es una cosa y que te mate un pibe que te quiere robar la bicicleta es otra. Pero en el canal es difícil mantener esa agenda (Comunicación personal, periodista, Visión Siete).

En síntesis, en relación con este tema se pueden observar dos cuestiones. Por un lado, predomina una percepción de los periodistas de policiales de la desigualdad informativa en torno a lo que se ha enmarcado como inseguridad. La noticiabilidad está sujeta a que la víctima sea de clase media, o que el hecho delictivo haya sucedido en un barrio acomodado. Por otro lado, se observa cierto reconocimiento y hasta incomodidad por parte de los periodistas al no poder cubrir temas delictivos vinculados con los sectores bajos. Esta afirmación denota cierta puja de intereses entre el medio como empresa periodística y los periodistas como trabajadores.

Frente a las discrepancias con la línea editorial, Arrueta (2013) encuentra dos posiciones que pueden tomar los periodistas. Por un lado lo que llama la “aceptación pasiva de sus consecuencias” producto de la admisión necesaria de una red de financiamiento y estrategias de vinculación. Aquellos periodistas que sostienen esta posición parten del razonamiento de que un medio de comunicación es, ante todo, una empresa y como tal persigue fines lucrativos. La segunda forma de significación se relaciona con la presencia de canales de resistencia intrainstitucional, lo que remite a la “disputa y negociación de agendas intrainstitucionales que ponen en tensión las distintas formas de ver y valorar que circulan en una sala de redacción” (p. 83).

Los periodistas entrevistados dan cuenta de esta tensión en cuanto a la visibilidad o no de ciertos hechos en relación con el origen social de la víctima. El aporte de esta investigación muestra que los periodistas de policiales televisivos en distintas oportunidades evaden la rutina del día, con el fin de utilizar el espacio del aire para dar algunas noticias por fuera de la agenda. Estas tácticas (De Certeau, 1996) que utilizan los periodistas en sus procesos de trabajo se observan en los canales de resistencia que se originan y sostienen en torno a la línea editorial, y tienen su matriz de disputa en las conveniencias o factibilidades que deben considerarse para visibilizar/invisibilizar los acontecimientos noticiables.

Reflexiones finales

En este artículo he problematizado algunas de las características del proceso de trabajo de los periodistas de policiales en televisión. Las rutinas cotidianas, la relación con las fuentes, la selección de la información y los criterios actuales de noticiabilidad, fueron los principales temas que se analizaron con el fin de reflexionar sobre la producción de la noticia de inseguridad. En este recorrido se pudo observar que, más allá de los cambios en el sistema de medios a partir de la incorporación de nuevas tecnologías, la transición de la noticia policial en noticia de inseguridad, trajo aparejados cambios en el proceso de trabajo de los periodistas televisivos.

Así, juega de manera decisiva el impacto de la noticia, el uso de dramatizaciones y de relatos sensacionalistas, y otros recursos periodísticos que compiten por captar la atención de los públicos. A la vez, es interesante rescatar la heterogeneidad de los periodistas como actores en la construcción de la noticia policial, ya que sus miradas y percepciones varían, y existen incluso miradas contrapuestas frente a la línea editorial o al tratamiento de la agenda y los casos policiales.

En el recorrido de este artículo también se observó que los periodistas que se especializan en policiales lograron un lugar destacado en los medios de comunicación, a la vez que han variado sus rutinas de trabajo, influidos tanto por el posicionamiento de la inseguridad como problema público, como también por los cambios en el sistema de medios. Más allá de estos factores pudimos identificar que en algunas situaciones la acción del periodista puede modificar una rutina que parece cerrada y definida externamente. Una característica particular tuvo lugar en cuanto a la selección de los acontecimientos que tendrán o no visibilidad mediática. Según los criterios de noticiabilidad del género policial vinculados con la inseguridad, un hecho tiene mayores posibilidades de aparecer en los medios si la víctima es de clase media, o si el hecho delictivo tuvo lugar en un barrio acomodado. Sobre esta cuestión los periodistas entrevistados manifiestan cierta disconformidad con los cánones establecidos y aseguran que, a pesar de que no sea interés del medio, intentan cubrir casos delictivos vinculados con los sectores bajos (Focás, 2016). Esta “resistencia intrainstitucional” deviene en que muchas veces utilizan el espacio televisivo para visibilizar acontecimientos por fuera de la rutina pautada con los productores (Arrueta, 2013). La disputa -a veces explícita- que enfrentan es con la línea editorial de los canales y con los productores que comparan constantemente lo que emiten los noticieros de la competencia y se guían por el rating. Más allá de la visibilidad de esa confrontación, emergen situaciones problemáticas concretas que afectan la moral de los periodistas y que progresivamente pueden llegar a modificar formas de presentar la información y por lo tanto de construir noticias.

Tal hallazgo sugiere que los estudios de newsmaking deben considerar estas tácticas que implementan los periodistas de cierta trayectoria en los canales televisivos, que toman el “espacio de aire” para informar sobre temas por fuera de la agenda. Desde la sociología pragmática15 resulta interesante plantear que en esta lógica se evidencia una ruptura con el utilitarismo, desde una dinámica de lo social; es decir, determinados periodistas de cierta trayectoria realizan de alguna manera una crítica al sistema general y al mismo tiempo justifican moralmente su tarea diaria (Focás, 2016). En las formas recurrentes de resolución de conflictos, los periodistas muestran una gramática de la acción que descansa en su ética (aprovechan el aire televisivo para dar noticias policiales que involucran a víctimas de sectores bajos) lo que sugiere, para futuras investigaciones, un abordaje del tema en clave moral en continuidad con las actividades y configuraciones individuales de los actores en situación.

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2Agradezco las sugerencias, comentarios y observaciones de los evaluadores anónimos que nutrieron el presente texto.

3Este artículo se centró solo en una parte de los delitos, aquellos que en la opinión pública se engloban dentro de la idea de “inseguridad”. Se trata de delitos que son percibidos como amenazas sobre los bienes y sobre las personas cuya característica común es la aleatoriedad; es decir, la percepción de que pueden abatirse sobre cualquiera (Kessler & Focás, 2014). De este modo, quedan excluidos del estudio delitos de cuello blanco, medioambientales y aquellos ligados a la violencia de género, entre otros.

4La investigación de la que se desprende este artículo formó parte de mi tesis doctoral y fue financiada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) de Argentina, mediante una beca obtenida durante el periodo 2011-2015.

5Para esta investigación se relevó durante tres meses del año 2012 y del año 2014 (febrero, marzo y abril), las coberturas de hechos delictuosos en los principales noticieros que se emiten en horario central; es decir, entre las 20:00 y las 23:00 horas y que cuentan con mayores niveles de rating: Telenoche y Telefe Noticias. También sumamos algunas emisiones de Visión Siete y de las dos cadenas de noticias que cuentan con mayor rating del cable: TN y C5N. Este relevamiento fue realizado a modo de mapeo, y para ello se tuvo acceso a las grabaciones de los noticieros, seguidos al menos durante tres días semanales. La intención no fue realizar un análisis de contenido de las noticias, sino conocer las noticias delictivas y sus formatos más frecuentes entre las que se emitieron durante ese periodo.

6Para este análisis, el interés radica en conocer los modos y marcos en que los procesos de trabajo de los periodistas de policiales televisivos inciden en la construcción de la noticia de inseguridad. En este sentido, considero a los periodistas como actores relevantes dentro del debate sobre el problema de la inseguridad que mantienen determinados valores e intereses más allá de las empresas para quienes trabajan. Por otro lado, es necesario aclarar que en esta investigación el análisis de la producción de la noticia policial se realizó a partir de las entrevistas a periodistas especializados y de la literatura sobre el tema. Un análisis completo de esta instancia requiere la implementación de observación participante en las redacciones, y canales de televisión, entrevistas a productores, entre otras instancias metodológicas.

7Telam es la agencia de noticias estatal en Argentina.

8Para un análisis detallado del tema, véase Martini y Luchessi (2004) y Farré (2004).

9Un trabajo paradigmático en este sentido, es el de Steve Chibnall (1975), quien describió las relaciones entre la prensa y la policía como de “intereses recíprocos, pero asimétricos a favor de la policía” Para el investigador, es la institución policial quien domina la relación ya que funcionan como gatekeepers en el sentido que ellos deciden los acontecimientos criminales que les interesa dar a conocer. Estos intereses suelen estar vinculados con mantener una imagen positiva, y promover una buena reputación pública.

10Ángeles Rawson desapareció el 10 de junio de 2013 y al día siguiente fue hallada muerta en un predio de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (ceamse), en la localidad bonaerense de José León Suárez. Tenía 16 años y vivía en el barrio de Palermo. Las noticias sobre Ángeles fueron tema de agenda durante meses. El portero del edificio fue finalmente encontrado autor del crimen.

11Rocío Abigail Juárez desapareció el 4 de junio y el 15 fue encontrada vio lada y asesinada de un disparo en la cabeza. Tenía 22 años. Su cuerpo fue parcialmente carbonizado y abandonado en un descampado en la ciudad de Zárate. El caso tuvo escasa repercusión mediática.

12María Marta García Belsunce fue encontrada muerta en su casa del barrio cerrado Carmel, ubicado en Pilar, el 27 de octubre del año 2002. En un principio se creyó que se trataba de un accidente doméstico, pero un mes y medio más tarde se descubrió que había sido asesinada de cinco disparos en la cabeza. Por el asesinato el único condenado es su marido Carlos Carrascosa, quien se declara inocente.

13El 26 de noviembre de 2006 fue hallado el cuerpo de Nora Dalmasso, desnudo y tendido boca arriba sobre la cama de su hija en su casa del barrio Villa Golf de Río Cuarto. Había sido ahorcada con el cinto de una bata. Todos los imputados fueron sobreseídos.

14Se trata de localidades del conurbano bonaerense que tienen graves índices de pobreza y desigualdad.

15Los trabajos de Luc Boltanski (2000) y Laurent Thévenot (2014) permiten incorporar otra mirada para pensar las mutuas dependencias entre las representaciones colectivas y las actividades individuales a través de las críticas y justificaciones de los actores. Los textos de Cyril Lemieux (2000, 2013), en esa misma tradición, brindan instrumentos conceptuales para pensar la multiplicidad de gramáticas específicamente en los medios de comunicación.

Cómo citar este artículo:

Focás, B. (2018). Rutinas de trabajo de los periodistas de noticias policiales de la televisión en Argentina (2011-2015). Comunicación y Sociedad, e6822. DOI: https://doi.org/10.32870/cys.v2019i0.6822

Recibido: 15 de Mayo de 2017; Aprobado: 10 de Enero de 2018; Publicado: 06 de Febrero de 2019

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