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Comunicación y sociedad

versión impresa ISSN 0188-252X

Comun. soc vol.16  Guadalajara  2019  Epub 08-Mayo-2019

https://doi.org/10.32870/cys.v2019i0.7260 

Tecnopolítica y ciudadanía digital

En mi corazón caben dos países: activismo digital transnacional y subjetividad política en migrantes mexicanos1

Dorismilda Flores-Márquez2 
http://orcid.org/0000-0002-9659-6392

2Universidad de La Salle Bajío, México. Correo electrónico: dorixfm@gmail.com


RESUMEN

Este artículo explora las prácticas de activismo digital transnacional en relación con la subjetividad política, entre migrantes mexicanos en Estados Unidos. Se trata de una interrogación política de prácticas de comunicación. El estudio sigue el enfoque etnográfico e incluye entrevistas semiestructuradas con migrantes mexicanos, así como etnografía digital y observación. Los hallazgos permiten situar estas prácticas en la tensión entre estar lejos y estar cerca, que implica una serie de cambios en la subjetividad política y expande los modos de participación en el espacio público en la era global.

Palabras clave: Medios digitales; activismo digital; espacio público; migración; México; Estados Unidos

ABSTRACT

This article explores the transnational digital activism practices in relation to political subjectivity among Mexican migrants in the United States. It is a political interrogation of communication practices. The study is based on ethnography, it included semi-structured interviews with Mexican migrants, as well as digital ethnography and observation. The findings enable us to situate these practices in the tension between being far away and close, which implies changes in political subjectivity and expands the ways of participation in the public space in the global age.

Keywords: Digital media; digital activism; public space; migration; Mexico; United States

Introducción

Una transmisión en tiempo real de una manifestación realizada en alguna ciudad del norte de México, una nota sobre la violencia contra los pobladores del sur, un meme sobre el presidente de la República, un comentario sobre los resultados de la jornada más reciente de futbol, son elementos que coexisten en las pantallas. Los medios digitales juegan un papel fundamental en la vida cotidiana de millones de migrantes alrededor del mundo. A través de ellos sostienen distintas prácticas que evidencian transformaciones comunicativas en la era global.

El presente artículo explora las prácticas de activismo digital transnacional en relación con la subjetividad política, entre migrantes mexicanos en Estados Unidos. La investigación interroga políticamente las prácticas de estos actores en y más allá de los medios digitales, para comprender de modo situado las reconfiguraciones de lo público en la era global. Metodológicamente, se trata de un trabajo etnográfico que transita de las pantallas hacia los actores y sus experiencias. Los principales hallazgos conducen a comprender las prácticas de activismo digital transnacional a partir de cambios en la subjetividad política. A raíz de la experiencia migratoria, los sujetos tienen la oportunidad de repensar su país de origen, su relación con él y sus prácticas políticas. Los medios digitales son un elemento clave en estos procesos, ellos sostienen la tensión entre estar lejos y estar cerca que, en muchos casos, deriva en la motivación para el posicionamiento de los migrantes como activistas.

El estudio del activismo digital transnacional

Esta investigación aborda las prácticas de activismo digital transnacional como un elemento que materializa el vínculo entre el espacio público y los medios digitales permitiendo observar las transformaciones a partir de esta relación. El activismo se entiende como el ejercicio de una ciudadanía activa, mediante organizaciones que se forman y trabajan por fuera de los círculos políticos formales, en acciones orientadas al cambio social (Kaldor, 2003; Pleyers, 2018; Ramírez Sáiz, 2006). En ese sentido, el activismo no se limita a la protesta, incluye otros tipos de acciones transformadoras que realizan diferentes colectivos de manera permanente y que involucran cambios profundos desde el nivel de la vida cotidiana (Pleyers, 2018).

En los años recientes se ha estudiado el activismo digital. En este sentido, lo digital es mucho más que una cuestión técnica. Los medios digitales implican una expansión de las posibilidades comunicativas en términos de materialidades, acceso, alcance, visibilidad, interacción e interconexión (Jensen, 2010; Scolari, 2008; Thompson, 2011).

Las materialidades se refieren al procesamiento digital de los datos que posibilita su producción y circulación en el tiempo y el espacio (Jensen, 2010), lo cual tiene implicaciones en términos de acceso y alcance. El acceso a la información se ha expandido en las décadas recientes, y si bien persisten las problemáticas de desigualdad digital, con los medios digitales se produce un desplazamiento en el acceso a la expresión pública. En los medios tradicionales este acceso suele reservarse a élites políticas, económicas y culturales, lo que deriva en una falta de cobertura a los actores de la sociedad civil. En los medios digitales, los sujetos tecnologizados emergen y se posicionan a partir de las posibilidades de acceso, el interés y las habilidades que tienen para comunicarse, lo que representa una ruptura frente a la lógica de los medios tradicionales (Flores-Márquez, 2017). En otras palabras, el acceso no es suficiente, pero sí un elemento fundamental cuando se articula con otros factores como la búsqueda de participación. De esta manera, los medios digitales no se reducen a la condición de herramientas, sino que constituyen espacios de disputa por el sentido, en los cuales se busca acceder a la expresión pública y expandir la visibilidad (Cardon, 2011; Cardon & Granjon, 2010; Flores-Márquez, 2017; Milan, 2013; Ristovska, 2017), dando lugar a la emergencia de nuevos actores políticos (Castells, 2008, 2009; Martín-Barbero, 2008; Pleyers, 2018; Thompson, 2011).

El alcance y la visibilidad también se expanden en relación con las materialidades de los medios digitales. Los sujetos que acceden a la expresión pública en los medios digitales tienen el potencial de hacer visible su presencia y sus ideas. Es importante recalcar el carácter potencial de ello, dado que el alcance y la visibilidad que determinados contenidos y/o grupos logren dependen de diversos factores, tales como las conexiones, las interacciones, los algoritmos, o bien el eco que algo o alguien pueda tener en determinadas comunidades. Incluso con estas salvedades, el alcance y la visibilidad de los medios digitales no era algo posible para muchos grupos activistas en el pasado.

La naturaleza reticular de Internet facilita las interacciones entre sujetos a partir del establecimiento de vínculos (Scolari, 2008). Estos elementos de interacción e interconexión van también más allá de lo técnico, puesto que las conexiones que se soportan técnicamente, se establecen socialmente a partir de afinidades y/o intereses comunes. De esta manera, las redes se constituyen como un “tejido conectivo” que facilita la resonancia entre movimientos sociales (Khasnabish, 2007).

El activismo digital requiere la presencia de ciertos medios; en ese sentido, Lievrouw (2011) define a los medios alternativos/activistas como aquellos que transforman dispositivos, prácticas y acuerdos sociales, para desafiar los modos dominantes de hacer sociedad, cultura y política. En otras palabras, se trata de la utilización de medios digitales para poner en circulación visiones críticas del mundo. Esta opción por los medios digitales en el activismo contempla diferentes grados, desde aquello que se desarrolla exclusivamente en línea, hasta lo mayoritariamente presencial pero que emplea los medios digitales como herramientas (Earl & Kimport, 2011).

Por otro lado, el carácter transnacional refiere a aquello que va más allá de las fronteras. En nuestros tiempos, emergen nuevas formas de ciudadanía que se han conceptualizado como sociedad civil transnacional, sociedad civil global, ciudadanía mundial, movimientos sociales globales o supranacionales y activismo transnacional (Bringel, 2017; Cammaerts & Van Audenhove, 2005; Castells, 2008; Feixa, Pereira & Juris, 2009; Gerbaudo, 2012; Kaldor, 2003; Kymlicka, 2011; Martín-Cabello, 2017; Padilla & Ortiz Scaglione, 2014; Ramadan, 2013; Ramírez Sáiz, 2006; Susen, 2010). Específicamente, el carácter transnacional del activismo digital se explica a partir de dos elementos: el alcance tecnológico de los medios digitales y el alcance social y político de los asuntos que se tratan. Este último se produce en torno a las preocupaciones compartidas globalmente, o bien en función de preocupaciones locales que encuentran eco en contextos más amplios.

El activismo digital transnacional se entiende en el marco del espacio público transnacional. El espacio público se refiere al encuentro y la participación en torno a los asuntos públicos (Carré, 2015; Cassegård, 2014; Nash, 2014). Durante buena parte del siglo XX las nociones de lo público se referían a contextos nacionales, pero desde la segunda mitad de ese siglo se hizo evidente que los asuntos públicos no se limitaban a ellos, sino que trascendían las fronteras políticas y se colocaban como preocupaciones comunes de diferentes entidades en contextos internacionales. Esto se observa en diferentes áreas de la vida social. En términos políticos, la búsqueda de los países europeos de constituirse como una comunidad de naciones después de la Segunda Guerra Mundial se produjo en torno a las preocupaciones comunes. Así mismo, los movimientos estudiantiles de 1968 colocaron problemáticas compartidas y se orientaron hacia el cambio social. Estas dinámicas se articularon tiempo después con la emergencia de los medios digitales, lo que facilitó la interconexión y la difusión de asuntos comunes.

Se aprecia, entonces, una reconfiguración de lo público en dos sentidos básicos: la expansión y la fragmentación. La expansión se refiere a los cambios en el alcance de los asuntos públicos que van más allá de las fronteras nacionales, lo que da lugar a conceptualizaciones sobre el espacio público expandido, espacio público ampliado, espacio/esfera pública virtual o espacio/esfera pública transnacional (Cardon, 2011; Couldry & Dreher, 2007; Fraser, 2007; Goldberg, 2010; Papacharissi, 2002; Reguillo, 2002; Ribeiro, 2002; Thompson, 2011; Trejo Delarbre, 2009; Van Dijck & Poell, 2015; Winocur, 2015; Zeifer, 2016). Al mismo tiempo, hay un proceso de fragmentación cuando los asuntos públicos concentran el interés de grupos específicos que, si bien llegan a construir vínculos transnacionales, representan rupturas importantes, como se discute en las conceptualizaciones sobre el espacio público oposicional, las esferas públicas subalternas, lo contrapúblico o las esferículas de lo público (Fraser, 2007; Neumann & Sagradini, 2009; Tufte, 2015).

El espacio público transnacional se refiere al espacio social que se construye por la participación de actores de distintos tipos, alrededor de asuntos que van más allá de las fronteras nacionales. La dimensión comunicacional del espacio público se centra en el debate o discusión de los asuntos públicos, las arenas de discusión y la toma de la palabra pública como un acto de carácter simbólico (Arsène, 2009; Badouard, Mabi & Monnoyer-Smith, 2016; Cárdenas Torres, 2012; Granjon, 2014; Motta, 2014; Schudson, 2012; Tarragoni, 2014). Los medios digitales son especialmente relevantes en estas dinámicas por las posibilidades de interconexión, pero también porque representan una ruptura en las lógicas del poder, de tal manera que amplían las posibilidades de visibilidad y contribuyen así a la incorporación de nuevos actores (Thompson, 2011). En ese sentido, los medios digitales en sí mismos no producen la participación, pero proveen de espacios para que participen quienes se han asumido previamente como sujetos políticos (Ward & De Vreese, 2011).

Este trabajo explora a los actores y sus prácticas, a partir de la subjetividad política, que se entiende como los modos en que los sujetos experimentan la política en la vida cotidiana. Este énfasis en lo cotidiano permite identificar los vínculos entre los procesos micro y macrosociales a partir de las prácticas políticas, lo cual conduce a comprender la acción política como algo que no se limita a la lógica racional, sino que incorpora lo afectivo y lo simbólico (Lechner, 1988). En esta lógica, el sujeto es el centro de la política, en tanto que el espacio político se constituye como producto de las acciones de los sujetos (Smith, 2017).

Este enfoque en la subjetividad política contempla actores situados. Para el presente estudio, los migrantes representan un sector atravesado por las dinámicas de cambio propias de la era global, tales como una mayor movilidad, mayor acceso a medios digitales, pero también mayor desigualdad. Lo anterior derivan en cambios en los modos de entender y participar en lo público (Couton & Gaudet, 2008; Huang, Lee & Hayes, 2012; Staeheli, Mitchell & Nagel, 2009).

De la misma manera, los migrantes viven tensiones en términos de ciudadanía, ya que habitan un país en el que no nacieron, en distintas condiciones migratorias. Muchos de ellos sostienen el interés, los vínculos y la participación en su país de origen (Le Bot, 2012; Melella, 2016; Pardo, 2008; Ramírez, 2016; Ramírez Sáiz, 2006). Lo anterior evidencia una expansión de lo público que desborda las fronteras nacionales y obliga a repensarlas.

El caso de los migrantes mexicanos es muy relevante por varias razones. En el nivel mundial, México es el segundo país con mayor número de emigrantes, cerca de 13 millones de mexicanos viven en el extranjero. Además, la migración más numerosa de un solo país a otro es precisamente la que se da de México a Estados Unidos, de manera que 98% de los emigrantes mexicanos se ubican en ese país. De hecho, Estados Unidos es el país que concentra mayor cantidad de inmigrantes: 49.8 millones de sus habitantes proceden de otros países (United Nations [UN], 2017).

Metodología

El presente trabajo buscó recuperar la perspectiva de los actores mediante un estudio etnográfico. Este articuló la etnografía de Internet y las etnografías de la participación para conocer las trayectorias, experiencias y perspectivas de los actores, así como sus prácticas de comunicación en medios digitales. La etnografía de Internet permite comprender las formas en que se usa la tecnología y los sentidos que adquiere para las comunidades. Si bien se concentra en aquellas prácticas que se realizan en Internet, no se limita a ello, sino que incorpora los contextos de producción y de uso (Hine, 2015; Pink, Horst, Postill, Hjorth, Lewis & Tacchi, 2016). Las etnografías de la participación son esencialmente etnografías de lo político, enfocadas en la participación de los sujetos en determinados contextos (Cefaï, Carrel, Talpin, Eliasoph & Lichterman, 2012). En ese sentido, la etnografía digital de la participación articula las dos lógicas para explorar las prácticas políticas que se producen con una mediación digital.

Los datos fueron recolectados mediante etnografía digital, entrevistas semiestructuradas y observación participante. Se revisaron publicaciones de grupos de migrantes mexicanos en Facebook, Twitter e Instagram. Es importante señalar que se tomaron solo aquellas publicaciones de carácter público; es decir, que fueron publicadas en páginas y cuentas de los grupos, con una visibilidad abierta. No se incluyeron publicaciones hechas a título personal en los perfiles digitales de los entrevistados, incluso si se tenía acceso a ellos. Además, se realizó observación participante en las actividades de una organización de migrantes mexicanos, así como observación en entornos urbanos con alta concentración de mexicanos en las ciudades de Los Ángeles y San Francisco, California.

Así mismo, se realizaron 36 entrevistas semiestructuradas con migrantes mexicanos que viven en Estados Unidos. No se optó por un perfil específico, sino por la diversidad, de tal manera que se contactó a migrantes que han permanecido allá por diferentes periodos (migrantes permanentes, migrantes temporales), que corresponden a distintas condiciones migratorias (con doble nacionalidad, con residencia legal y visa de trabajo o de estudiante, sin documentos), edad (jóvenes, adultos, adultos mayores) y género (mujeres, hombres, LGBTTI). Con ellos se abordaron tres ejes: las trayectorias de migración, la participación social y política, la pertenencia a organizaciones de distintos tipos, así como la comunicación en medios digitales. La mayor parte de las entrevistas fueron realizadas a través de Internet, algunas otras se realizaron de manera presencial tanto en México como en Estados Unidos.

Los resultados que se presentan en las siguientes secciones están basados principalmente en el análisis de las entrevistas, para el que se contemplaron dos fases: en la primera se realizó análisis cualitativo de contenido (Schreirer, 2014), para identificar elementos clave en los datos; estos operaron como insumo para la segunda fase que consistió en el análisis etnográfico de los textos (Roulston, 2014). Las categorías emergentes se contrastaron con el análisis preliminar de las notas de campo y las publicaciones en redes sociodigitales, a reserva de profundizar en el análisis de estos dos elementos.

Activismo, migración y subjetividad política

Se identificaron tres perfiles de migrantes mexicanos: a partir de su interés por los asuntos públicos de este país, su participación en organizaciones y sus prácticas de comunicación digital. Se trata de perfiles generales que permiten comprender las lógicas de los migrantes en contextos específicos.

El primer perfil corresponde a mexicanos que participan en organizaciones de migrantes, o bien en grupos activistas, con la finalidad de intervenir en sus comunidades de origen y mejorar la calidad de vida de estas. En este bloque se sitúan quienes participan activamente en clubes de migrantes que se organizan en función tanto de los lugares de origen, como de los lugares de residencia; por ejemplo, clubes de migrantes zacatecanos en California. En esa lógica, la relación transnacional es localizada, conectando sujetos y comunidades concretas.

También se incluyen en esta categoría aquellos que se integran en grupos activistas de mexicanos fuera de México. Algunos de ellos son células de movimientos que emergieron en México y se extendieron a otros países, tales como las representaciones de #YoSoy132 y Ayotzinapa, en distintas ciudades. Otros son agrupaciones activistas que expresan su solidaridad con distintos movimientos y grupos de México, tales como los zapatistas, los autodefensas, entre otros. En ellos, lo transnacional se observa en la expansión de las preocupaciones por asuntos concretos en México hacia los contextos en que habitan.

Algunos más son grupos de mexicanos en el extranjero que no se asumen explícitamente como activistas, sino que se integran en torno a la identidad nacional y realizan actividades en conjunto. Sin embargo, ellos han colaborado con otras agrupaciones en México en momentos específicos -como el sismo del 19 de septiembre de 2017- y cotidianamente se expresan públicamente sobre la situación de su país. En estos, lo transnacional apela a la identidad, la nacionalidad y la nostalgia por su país de origen.

El segundo perfil corresponde a mexicanos que participan en organizaciones comunitarias y/o grupos activistas enfocados en las problemáticas que viven en Estados Unidos. Ellos sostienen con mucho orgullo la identidad mexicana y su interés por este país, pero consideran más pertinente intervenir en el lugar en donde han decidido establecerse. En este bloque se sitúan las agrupaciones de mexicanos que luchan por sus derechos en Estados Unidos, principalmente ante la política migratoria adversa, que pone en riesgo el ejercicio de sus derechos o incluso su permanencia. También en este bloque están aquellos mexicanos que se han integrado en organizaciones comunitarias de apoyo a grupos vulnerables en distintas ciudades estadounidenses.

El tercer perfil se refiere a mexicanos que no participan en organizaciones porque viven dinámicas muy agitadas o porque no encuentran la necesidad de hacerlo. Sin embargo, ellos manifiestan cierto interés por permanecer informados acerca de los acontecimientos públicos de su país de origen. En términos de intereses y acciones, hay diferencias importantes entre esos perfiles; sin embargo, en términos de experiencias, hay varios elementos que coinciden.

Para los migrantes mexicanos la experiencia migratoria ha contribuido a ver de otra manera a su país de origen. Ellos manifiestan un alto grado de orgullo por su nacionalidad, puesto que atribuyen a la mexicanidad características positivas, tales como ser felices, amables, solidarios, trabajadores e ingeniosos, incluso en entornos adversos. Sin embargo, estas apreciaciones positivas encuentran un punto de contradicción cuando se refiere a los políticos o a los ciudadanos.

La mayor parte de los migrantes entrevistados asocian a los políticos mexicanos, principalmente a aquellos que ostentan cargos públicos, con corrupción, impunidad e ineptitud. De igual manera, son críticos frente a los ciudadanos, a quienes consideran pasivos. Quienes prefieren la vía institucional, señalan que los ciudadanos deberían trabajar en conjunto con los gobiernos y no limitar su participación a lo electoral. Quienes optan por la vía activista, consideran que los mexicanos deberían ser más críticos y tener mayor capacidad de organización para intervenir en las problemáticas sociales.

La distancia ha permitido a los migrantes comparar sus entornos urbanos y/o rurales, las condiciones de vida, las oportunidades, los modos de operar de los gobiernos y de los ciudadanos, entre otros elementos. Desde fuera, dimensionan de otra manera las problemáticas, valoran otros modos de ejercer la ciudadanía, al percibirlos como más comprometidos, críticos y activos.

Hay organizaciones ciudadanas que luchan por los derechos de las personas, que luchan por los derechos de los trabajadores, como médicos, todo eso. A mí me encanta, me encanta saber que hay gente que no se queda sentada en su casa esperando a que otro resuelva los problemas, sino que acá sí hay esas organizaciones de ciudadanos. Son los que buscan, que son los que, al final de cuentas, consiguen esos beneficios para nosotros. También hay organizaciones de americanos que luchan por los derechos de los mexicanos, de los inmigrantes, de los latinoamericanos, o sea, de otras razas (Comunicación personal, activista mexicana 1, junio de 2017, California).

Estos elementos producen una relación muy fuerte con el país de residencia, que una de las entrevistadas manifiesta diciendo: “en mi corazón caben dos países”. El país de origen arrastra graves problemáticas sociales y, en cierto sentido, eso los hizo irse, pero es el lugar que aman a pesar de todo. El país de residencia representa la libertad y las oportunidades de crecimiento, incluso cuando el entorno puede ser hostil.

El interés de los migrantes por su país se conecta tanto con la idea del origen, como con los vínculos con los familiares y amigos que permanecen en México. En torno a ellos identifican una serie de problemáticas que les preocupan: distinguen entre fenómenos naturales, tales como los sismos y huracanes, a los que reconocen como inevitables; señalan problemáticas sociales, tales como la corrupción, la impunidad, la inseguridad pública, los desaparecidos, los feminicidios, la presencia de grupos del crimen organizado, entre otros, que sí son evitables y deberían ser atendidos adecuadamente. Estas problemáticas les indignan y les duelen, constituyendo también algunas de las razones más fuertes para no regresar a México, incluso cuando lo extrañan tanto.

Los medios digitales son muy relevantes en la vida de los migrantes, desde el nivel interpersonal privado o semiprivado -ellos mantienen el contacto con los suyos a través de WhatsApp, Messenger y Facebook- hasta el nivel de la expresión pública, sobre todo en el caso de aquellos que forman parte de grupos activistas. En ese sentido, los medios digitales representan la oportunidad de estar cerca, de mantener vivos los vínculos con México.

Aquellos que participan en organizaciones de migrantes y grupos activistas buscan intervenir en la realidad social de sus comunidades de origen para mejorar la calidad de vida de estas. Manifiestan haber comenzado a participar ante una preocupación por problemáticas concretas en localidades mexicanas que, consideran, no han sido suficiente y adecuadamente atendidas por las autoridades correspondientes. Junto a la preocupación se articula el autoreconocimiento de ciertas capacidades como la capacidad crítica, de organización e, incluso, económica. Los migrantes identifican problemáticas y/o necesidades específicas que les resultan especialmente significativas y, además, se sienten motivados y capaces de intervenir y de aportar.

Algunos consideran que la vía institucional es adecuada, que su responsabilidad como sociedad civil y, específicamente, como migrantes, es colaborar con los gobiernos en México para mejorar las condiciones de vida de sus connacionales. Para ello participan en programas como el “3X1”, el cual integra fondos de organizaciones de migrantes y de los tres niveles de gobierno para apoyar proyectos de infraestructura y asistencia social, orientados a resolver necesidades básicas de las comunidades. En algunos casos, los migrantes actúan sin la intermediación del gobierno, lo cual los coloca en una posición de liderazgo comunitario, a pesar de la distancia.

Tenemos unos testimonios bonitos de unas personas que vivían del otro lado del río, no tenían baño, eran pobres. Nosotros le hicimos su baño y le pusimos su tinaco, su regadera, su taza, todo, para que vivieran dignos y la señora dice en su testimonio que vino el gobierno, que vino la iglesia, que vinieron diputados de unos y de otros y que ahí se quedaban las promesas. Nosotros le llegamos sin promesas ni nada … Así es como trabajamos (Comunicación personal, migrante mexicano, febrero de 2018, Utah).

Otros migrantes consideran que la mejor opción para participar es la vía activista, la cual es su manera de luchar contra la desigualdad. En algunos casos, la intervención se orienta a resolver problemáticas de los migrantes frente a los gobiernos mexicanos; por ejemplo: trámites que les permitan ejercer sus derechos de participación política desde el extranjero.

Nosotros, por el activismo, hemos logrado derechos, como que se dé la credencial de elector. Sin embargo, miramos la indiferencia del gobierno, la falta de interés de que los mexicanos obtengan la credencial de elector … El gobierno es el que menos nos representa, ya sea el consulado aquí, no les interesa dar una instrucción adecuada para que el pueblo se entere… por ejemplo, el voto … Los primeros que votaron creo que fueron los zacatecanos y después creo que fueron los de Michoacán y pudieron votar por el gobierno del estado y, sin embargo, no hubo difusión … Al cónsul no le interesó, realmente nos puso más obstáculos, porque me sintió como activista (Comunicación personal, activista mexicana 2, junio de 2017, California).

En estas iniciativas, los medios digitales son una arena importante de comunicación, integración, organización y conexión entre actores si- tuados en dos o más países. Mediante ellos posicionan determinados temas que les interesan, tanto para señalar explícitamente determinadas problemáticas, como para presentar sus visiones del mundo. Así mismo, convocan a participar en actividades y las difunden una vez que fueron realizadas. En especial, algunos grupos activistas enfocan su trabajo en la información, consideran que los mexicanos deben tener acceso a la información sobre su país y ser más críticos frente a las condiciones de desigualdad y violencia en que se vive. Su apuesta por la información se traduce en la revisión y difusión de noticias sobre México a partir de fuentes diversas, con el propósito de contribuir a la formación de una sociedad más crítica. Las publicaciones tienen eco principalmente entre la comunidad de mexicanos en el extranjero.

La participación de los migrantes desde el exterior produce una sensación de estar cerca. Sin embargo, su principal desafío es reconocer que, pese a la proximidad cultural y emocional, su vida cotidiana ya no ocurre en México. Esto puede ser muy evidente en los hechos, pero es una experiencia complicada para ellos, puesto que muchos han decidido no regresar a su nación de origen para hacer su vida en un país que les brinda la libertad y la seguridad que no tenían antes de irse.

De este modo, la subjetividad política de los migrantes tiene como elemento clave la tensión entre estar lejos y estar cerca. Esta tensión los lleva a comprender de nuevas maneras su posición en el mundo, en el país que habitan y frente a su nación de origen. El espacio político en que actúan se amplía, incorpora al menos dos países, con todas las implicaciones territoriales, legales, identitarias, afectivas, mediáticas, comunicativas. Por supuesto, estos procesos no son idénticos en todos los migrantes, sino que se particularizan en función de otros factores, tales como los intereses, las redes de apoyo, la condición migratoria, el contexto, las coyunturas, entre otros.

Conclusiones

En este artículo se abordó el activismo digital transnacional a partir de las experiencias de migrantes mexicanos en Estados Unidos. El activismo -que hace referencia al ejercicio de una ciudadanía activa por fuera de los círculos políticos formales- se complejiza en función de una serie de elementos, como la expansión de la escala hacia lo transnacional y la incorporación de los medios digitales. Particularmente, el activismo transnacional de los migrantes mexicanos evidencia una serie de preocupaciones que los llevan a organizarse y participar a la distancia; estas dinámicas abren preguntas sobre las nociones de lo público.

Por un lado, hay una expansión de lo público cuando los asuntos públicos mexicanos cobran relevancia fuera de México, entre comunidades de mexicanos y a veces también de extranjeros. El interés por tales asuntos no depende de la nacionalidad o de la presencia física en determinado territorio, sino de otros factores, como la subjetividad política. En este caso, los migrantes se asumen como mexicanos y participan política, económica y culturalmente desde donde sea que estén.

Por otro lado, hay procesos de fragmentación en tanto que los asuntos públicos no necesariamente son de interés general. Cada grupo enfatiza algunos elementos en función de sus intereses, experiencias y expectativas. Algunos, por ejemplo, están interesados en resolver necesidades básicas en comunidades precarias, otros prefieren enfocar sus esfuerzos en la lucha por los derechos políticos. Si bien estas comunidades de migrantes comparten experiencias, esto no se traduce necesariamente en compartir intereses y opciones de intervención. De este modo, la discusión sobre los asuntos públicos aparece fragmentada en distintos espacios y grupos que no siempre dialogan entre sí.

La expresión pública se entiende como un acto de carácter simbólico realizado principalmente en los medios digitales. Entre los migrantes, expresarse públicamente sobre determinados asuntos se traduce en una acción política que los configura como nuevos sujetos políticos. Como se anticipó, los medios digitales no producen la participación, sino que proveen de una arena a quienes se asumen como sujetos políticos. Las prácticas de expresión pública, que para ellos son cotidianas, adquieren una dimensión transnacional en términos políticos, pero también culturales y comunicativos.

La subjetividad política se construye en la tensión entre estar lejos y estar cerca de su país, su comunidad y sus seres queridos. Estar lejos permite vivir otras experiencias, comparar y repensar al país de origen. Estas comparaciones comprenden por lo menos dos niveles: el país y la ciudadanía. Respecto del país, se aprecia en la mayoría de los migrantes entrevistados una valoración de México como un Estado fallido frente a otros países que logran funcionar. En tanto a la ciudadanía, el encuentro con las prácticas políticas en otro país conduce a identificar la pasividad como característica de los ciudadanos en México. Los medios digitales juegan un papel muy importante en dicha tensión entre estar lejos y estar cerca, ya que posibilitan la comunicación interpersonal, la información y la expresión pública, a partir de las posibilidades de alcance, visibilidad, interacción e interconexión.

Partiendo de esta exploración, hay distintas vetas en las cuales vale la pena profundizar. En primer lugar, es pertinente analizar con mayor detalle las prácticas de expresión pública digital de cada perfil de migrantes: los que participan en organizaciones y grupos activistas relacionados con México, los que lo hacen en agrupaciones estadounidenses, así como aquellos que no participan en grupos, pero de igual manera se expresan públicamente sobre la situación en México.

Una segunda veta para seguir es la espacialidad, entendida como experiencia del espacio, que en contextos de migración adquiere distintos sentidos. De acuerdo con este estudio, la espacialidad se observa en la tensión entre estar lejos y estar cerca, que a su vez se relaciona con la subjetividad política. Otra veta a abordar es la visualidad, en particular las representaciones visuales de lo mexicano, tanto en las publicaciones digitales como en los entornos urbanos en donde habitan migrantes mexicanos.

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1La autora agradece a Lidia Aurora Almanza Orozco, quien participó como adjunta en esta investigación.

Cómo citar este artículo:

Flores-Márquez, D. (2019). En mi corazón caben dos países: activismo digital transnacional y subjetividad política en migrantes mexicanos. Comunicación y Sociedad, e7260. DOI: https://doi.org/10.32870/cys.v2019i0.7260

Recibido: 30 de Agosto de 2018; Aprobado: 24 de Enero de 2019

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