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Comunicación y sociedad

versión impresa ISSN 0188-252X

Comun. soc  no.19 Guadalajara ene./jun. 2013

 

Reseñas

 

Una Secretaría de Estado y los textos para niños

 

Rosa María Pineda Trujillo1

 

Corona, S. & De Santiago, A. (2011). Niños y libros. Publicaciones infantiles de la Secretaría de Educación Pública. México: SEP, 255 pp.

 

1 Universidad de Guadalajara, México. Correo electrónico: rmpined@hotmail.com.

 

En el mundo actual, gobiernos, instituciones, actores del mundo político, educativo y cultural se han preocupado por los hábitos de lectura de sus habitantes, por fomentar que se lea en mayor cantidad y con más frecuencia, y que se aficionen a "buenas lecturas" -con muy diversas comprensiones de lo que eso significa-. El Estado mexicano no ha sido la excepción, por lo menos en los gobiernos que hemos tenido después de la Revolución de 1910. Al respecto, ha habido varios estudios que lo demuestran, por ejemplo, los textos de Engracia Loyo, de Cecilia Greaves y de Valentina Torres Septién, que aparecen en el libro Historia de la Lectura en México (1997). Ahora, con motivo de los 90 años de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y los 50 que cumple la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito (CONALITEG), estas instituciones nos presentan un atractivo volumen titulado Niños y Libros. Publicaciones infantiles de la Secretaría de Educación Pública, fruto del trabajo de dos investigadores expertos en el tema.

Sarah Corona Berkin es profesora-investigadora del Departamento de Estudios de la Comunicación Social (DECS) de la Universidad de Guadalajara (UdeG). Doctora en Comunicación por la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica, tiene una trayectoria reconocida con relación a la lectura y los lectores infantiles, tanto como funcionaria en la jefatura del Departamento de Publicaciones Infantiles del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA), mejor conocido como CONACULTA (1988-1989), como por sus investigaciones sobre prácticas de la cultura escrita, educación y comunicación intercultural sobre libros infantiles y otros materiales escritos. Dos de sus varias publicaciones son "Enseñanza cívica y política en los libros de texto mexicanos", en coautoría con Carmen De la Peza, en Infancia e Investigación y Un Siglo de Educación Sentimental. Los Buzones Amorosos en México, coordinado también con De la Peza.

Arnulfo De Santiago Gómez es profesor-investigador de la Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Unidad Xochimilco. Es doctor en Historia y Civilizaciones por parte de la École de Hautes Études en Sciences Sociales, en Francia; ha trabajado sobre libros y prácticas lectoras, principalmente sobre textos infantiles. Su línea de investigación se denomina "Nuevos libros y prácticas lectoras en México independiente", y algunas de sus publicaciones son Telón Telonete. Una Muestra de Teatro para niños, y el artículo "Conquista y evangelización. Letras para la infancia", en la revista Libros de México, 70, con continuación en el 71. Ambos académicos son miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Estos autores definen el libro que nos presentan como un catálogo de ediciones de obras que dan crédito a la SEP, desde 1921 a 2006, y por el título puede pensarse que se abocarán a publicaciones dirigidas a los niños. No obstante, en realidad el texto no solo trata sobre producciones para niños -publicaciones periódicas, libros de texto y otras obras de lectura-, sino que nos ofrece una rica narración sobre los procesos sociales, históricos y políticos que enmarcaron la producción de una gran variedad de textos dirigidos a diferentes públicos: niños, jóvenes, profesores, padres de familia, población indígena, invidentes, analfabetos, etc., con diversos objetivos, según las políticas y los intereses en boga. En cada capítulo nos comentan sobre los vaivenes de las políticas educativas, las reformas al artículo 3° de la Constitución, las creaciones, transformaciones y supresiones de programas y dependencias vinculadas con la educación pública a lo largo del periodo estudiado, los concursos para la elaboración de libros de texto, para publicación de obras literarias de géneros varios y la participación de casas comerciales en coediciones con la SEP.

 

ARDUA LABOR COMPILATORIA

Los autores nos aclaran que una de las dificultades que tuvieron para completar el catálogo fue que no encontraron información organizada sobre todo del acervo publicado por la SEP, por lo que tuvieron que acudir a diversas fuentes, como registros de bibliotecas públicas; archivos y catálogos de la Secretaría y de oficinas editoras; a las propias publicaciones referidas, o bien, cuando no tuvieron acceso a ellas, a fotografías de las mismas que encontraron en bibliotecas o en librerías "de viejo"; a discursos políticos, memorias y otros textos de aquellos que ocuparon el cargo de secretario de educación.

Es así como en la última parte del libro, en las últimas 118 páginas -esto es, 46% de la obra material- nos presentan lo que es propiamente un catálogo, con las fichas bibliográficas del material impreso en cada periodo presidencial, algunas de las cuales se acompañan de ilustraciones que representan cubiertas o páginas interiores de los textos referidos. Solo esto hace que Niños y Libros sea un material indispensable para todos aquellos que estamos interesados en los libros, las publicaciones periódicas, la lectura y la labor editorial en México.

Sin embargo, no se revisaron las producciones de las delegaciones regionales, que también cumplen con funciones editoriales, lo cual me parece lamentable, pues, para quienes vivimos y trabajamos fuera de la capital, el centralismo en nuestro país nos parece abrumador e injusto, siendo que una de los autores es investigadora adscrita a una institución estatal, esperaría una consideración a este respecto.

De hecho, en el anexo "Fichas Bibliográficas", aparece solo una referencia a un libro elaborado fuera del centro. Se trata de Jalisco. Historia y Geografía. Tercer grado, que fue producto de la política de descentralización educativa en el sexenio de Ernesto Zedillo (19942000), en la que cada estado se hizo cargo de elaborar el texto de Historia y Geografía para tercer grado de primaria, con los contenidos particulares para la entidad de esas dos asignaturas. Pero no aparecen las fichas de los otros 31 libros, solo al final de la referencia citada aparece la nota: "Resultado de la colaboración entre la Secretaría de Educación Pública y el Gobierno (de cada estado)" (p. 206), lo cual resulta extraño después de ver el cuidado que se tuvo al registrar los datos del resto de los textos. Probablemente el arduo trabajo que debió implicar la organización de tanto material -que, a decir de los autores, "difícilmente puede ser exhaustivo", pero supongo que sí fue extenuante- y la información histórica que lo enmarca, aunado al poco tiempo y las labores académicas de cada uno de los investigadores, impidió llegar a ello, por lo que queda como tarea pendiente para otros pares interesados.

Corona y De Santiago lograron conformar, como ellos mismos lo dicen, una "biblioteca imaginaria", y una parte enriquecedora, indudablemente, de esta biblioteca son las ilustraciones, que no podían faltar al tratarse de niños y libros. Las ilustraciones que complementan el texto son reproducciones de páginas y portadas de libros y revistas; reproducciones de obras de grandes artistas, por ejemplo, una pintura de Leonora Carrington que se presenta a doble página (pp. 6-7), o un grabado de Saturnino Herrán (p. 18), vinculadas con las publicaciones, ya sea como parte de las mismas o como carteles de difusión; reproducción de imágenes de "artistas gráficos de primera línea", como Angelina Beloff, José Chávez Morado, Julio Prieto, Fernández Ledesma, según nos hacen constar en la narración los autores. Lamentablemente, al pie de cada ilustración no se dan los nombres de autores o títulos de sus obras ni datos que permitan a los interesados rastrear su procedencia. Solo en tres casos aparecen en la ilustración o adjunto a ella, datos que permiten identificar a los artistas responsables: la referida pintura de Carrington, un grabado de Diego Rivera (p. 25) y una portada con una obra de Rufino Tamayo (p. 108). En estos tiempos en que se hace tanto énfasis en los derechos de autor, y siendo que, como los mismos autores de este libro señalan, para ellos fue importante hacer:

Justicia ... a equipos de trabajo que sirvieron a esta causa (ofrecer textos a los niños) en múltiples oficios alrededor de la imprenta: los editores de la SEP, desde luego los autores cuyos nombres esperamos que resulte fácil ubicar y los ilustradores que han reclamado el crédito que merecen (p. 132).

Creo que es un elemento que no debiera dejarse de lado para una segunda edición.

Esto no demerita la riqueza de la obra, y no evita que el lector disfrute no solo de leer, sino de hojear y ver el libro, pues esas imágenes seguramente traerán consigo recuerdos de la infancia a más de uno.

 

EL PRESIDENCIALISMO EDITORIAL

Como sabemos, en nuestro país la figura presidencial ha marcado la pauta de cada periodo político, y en lo educativo esto no ha sido la excepción. La exposición del recuento llevado a cabo en esta obra se presenta desde su creación y a lo largo de 18 periodos presidenciales. Cada capítulo abarca uno de ellos, excepto el tercero, que comprende lo que se conoce como el "Maximato", que engloba tres periodos presidenciales: Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez entre 1928 y 1934. Uno de los elementos didácticos del texto es que nos aporta datos historiográficos a los lectores desde el nombre de los capítulos, pues sus títulos se conforman por el nombre completo y el periodo del presidente en consideración y, a manera de subtítulos, aparecen el nombre completo y periodo del o los secretarios de educación correspondientes. Como complemento, en el cintillo de cada página aparecen frases con las que se intentaron definir en cada etapa las políticas educativas y su relación con las letras.

Sin embargo, el texto no es una sucesión de protagonistas políticos, aunque sí se destacan tres figuras en particular. En el capítulo "Álvaro Obregón 1920-1924", la figura de José Vasconcelos es central, primero como rector de la Universidad Nacional y luego como primer secretario de Educación Pública. Él dio gran importancia a la educación, y en particular a la lectura, por lo que en su gestión hizo grandes promociones de la literatura, a través de la edición y difusión de libros y la creación de bibliotecas, su muy famosa campaña de alfabetización y la difusión del español como lengua nacional. Fue Vasconcelos quien estableció la labor editorial como parte de las políticas educativas públicas en México, sobre todo de textos dirigidos a niños.

Otro personaje destacado es Jaime Torres Bodet, como "dedicado continuador de la utopía vasconcelista" (p. 43), quien cuenta entre sus proezas haber conseguido un presupuesto casi triplicado para la SEP durante el sexenio de Ávila Camacho (1940-1946), así como la creación de la CONALITEG, el 12 de febrero de 1959, en el sexenio de Adolfo López Mateos (1958-1964), en ambas ocasiones como secretario de Educación.

En el capítulo "Lázaro Cárdenas 1934-1940", aunque no aparece propiamente como protagonista, la figura de Cárdenas destaca a través de la tendencia socialista/soviética que imprimió en la educación, reflejo de la política de su periodo. En los programas de educación pública se resaltaron los valores y necesidades de obreros y campesinos. Se cuidó el lenguaje, para que en lugar de hablar de santos o de hadas, se tratara de conciencia y nacionalismo. Inició, en el México moderno, el bilingüismo, tanto en la alfabetización como en publicaciones para niños indígenas y por primera vez se distribuyeron gratuitamente libros para ser usados en las escuelas como libros de texto.

Las narraciones y algunos de los testimonios expuestos por Corona y De Santiago nos muestran que a lo largo del periodo postrevolucionario de la historia de nuestro país, y hasta nuestros días, ante problemas económicos, una de las soluciones que han tomado los gobernantes en turno es la reducción del presupuesto para educación, a la vez que en los discursos es resaltada la importancia de esta función para el desarrollo de México. No obstante, la producción de textos, con todo y sus altibajos y reveces, se ha llevado a cabo.

 

LIBROS PARA LOS NIÑOS

Lo que nos dejan muy en claro Sarah Corona y Arnulfo De Santiago es la gran variedad de los libros que la SEP ha producido, ya sea directamente, en coedición con casas editoras comerciales o a través de organismos descentralizados de ella. Algunos ya convertidos en leyenda por las reediciones que han tenido, por lo que han sido varias generaciones las que han podido disfrutarlos. Tales son los casos de Lecturas Clásicas para Niños, que consiste en la adaptación de cuentos, mitos y leyendas de la cultura universal por escritores de la talla de Gabriela Mistral, Salvador Novo y Xavier Villaurrutia. Asimismo, la colección "Biblioteca de Chapulín", que comprende obras literarias de diversos países, adaptadas para los niños mexicanos, como La Cucarachita Mondinga y el Ratón Pérez, de Fernán Caballero, adaptada por Rosario Rubalcava, cuyos personajes han pasado a ser parte de nuestro imaginario, incluso cuando no conozcamos los impresos.

Otros trabajos que se destacan son, por supuesto, los libros de texto gratuitos, que si bien han representado un esfuerzo gubernamental loado por muchos, han tenido tropiezos y críticas, pues no siempre los resultados de los concursos para su elaboración han sido los más óptimos en cuanto a contenidos o pedagogía; ha habido problemas para imprimir las inmensas cantidades requeridas y se ha encendido el disgusto de sectores conservadores de la sociedad con algunos contenidos, etc. A pesar de todo, los libros llegaron por primera vez a miles de niños a partir de 1960 "y brindaron a muchos estudiantes la posibilidad de permanecer en la escuela" (p. 67). Corona y De Santiago nos señalan que la famosa cubierta de la Madre Patria, como popularmente se le conoce, apareció como portada única a partir de 1961, reproducción de una pintura de Jorge González Camarena.

Cuando se trata de textos infantiles editados con presupuesto público, no se puede dejar de lado al Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), fundado en 1971. De esta institución, en Niños y Libros se destaca la serie "Colibrí", que originalmente fue una coedición con Salvat, presentada como fascículos coleccionables a la venta en puestos de periódicos, con contenidos de historia, ciencias y tecnología, juegos, manualidades y literatura, realizados tanto por especialistas en cada tema, como por pedagogos e ilustrados por artistas e ilustradores reconocidos. Igualmente, las colecciones "Así cantan y juega", "Cuántos cuentos cuentan", "¿A qué jugamos?", realizados para apoyar la educación básica en comunidades sin escuela, donde el CONAFE ofrece sus servicios educativos. En estas obras se recopilaron juegos infantiles, canciones populares y narrativa oral tradicional en comunidades rurales mestizas, acompañados de imágenes de Dzib, Sergio Arau, Blanca Dorantes y Claudia De Teresa, entre otros. Estos libros tienen distribución gratuita para los usuarios de los servicios del CONAFE, pero los otros interesados también podemos conseguirlos a módicos precios en las ferias del libro de todo el país.

Otro organismo que contribuye grandemente en la producción editorial es el CNCA, creado en 1988 como parte del proceso de desconcentración de la SEP, y cuyo objetivo principal era "democratizar la lectura" (p. 100). La Dirección General de Publicaciones (DGP) y el área editorial de la SEP quedaron integradas en este organismo. Durante el sexenio de Salinas de Gortari (1988-1994) la CNCA dedicó la mitad de su producción editorial al público infantil, creando colecciones, tanto de obras nuevas como reediciones en impresiones de alta calidad a precios accesibles.

Esta reseña es solo un atisbo de un trabajo de investigación, recolección y exposición que nos muestra las preocupaciones que se han dado en torno a la lectura y la educación, lo que se ha hecho al respecto y, sobre todo, una parte importante de la labor editorial en nuestro país a lo largo de un siglo. Para los interesados en conocer de cerca este libro, cabe aclarar que no está a la venta, pero se puede solicitar a la Dirección de Publicaciones de la Subsecretaría de Educación Básica por correo electrónico a aportilla@sep.gob.mx.

 

Bibliografía

Centro de Estudios Históricos. (1997). Historia de la lectura en México. México: El Colegio de México.         [ Links ]

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