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Comunicación y sociedad

versión impresa ISSN 0188-252X

Comun. soc  no.19 Guadalajara ene./jun. 2013

 

Reseñas

 

Fundaciones y fundamentos del estudio de la comunicación

 

María Antonieta Rebeil Corella1

 

Fuentes, R. & Vidales, C. (2011). Fundaciones y fundamentos del estudio de la comunicación. Monterrey, México: Gobierno del Estado de Nuevo León/CAEIP, 113 pp.

 

1 Universidad Anáhuac, México. Correo electrónico: arebeil@anahuac.mx.

 

El libro de Raúl Fuentes Navarro y Carlos Vidales Gonzáles, Fundaciones y fundamentos del estudio de la comunicación, publicado en Monterrey, Nuevo León, México en octubre de 2011 por el Gobierno del Estado de Nuevo León y el Centro de Altos Estudios e Investigación Pedagógica (CAEIP), tiene el gran mérito de proveer al campo de la comunicación una visión amplia de su devenir teórico y epistemológico cruzando contextos geográficos y culturales, así como plantear al lector los retos conceptuales y metodológicos que implica el avance de la construcción de la disciplina de la comunicación.

El libro consta de tres capítulos escritos en 113 páginas. La preocupación central del texto se remite a la pregunta acerca de la posibilidad de que la comunicación sea o no, una disciplina. Señalan que existe una tensión entre la historia de un campo académico y la posibilidad de construir una identidad académica específica. Son tres los elementos que los autores identifican y que consideran que tienen que ver con dar respuesta a su pregunta original: la historia, la teoría y la institucionalización. El libro hace un breve recorrido histórico por los diversos momentos y contextos que se adjudican a la fundación de la disciplina. Pone sobre la mesa la institucionalización, el tema del estatuto disciplinario y el tema de la fundamentación teórica de los estudios de la comunicación.

A fin de considerar a la comunicación como una disciplina de las ciencias sociales, los autores parten de la recuperación de las varias fundaciones y fundamentos del estudio de la comunicación. Mencionan de manera importante la necesidad de su institucionalización y cómo esta implica que se realicen conceptualizaciones y prácticas sociales necesarias al funcionamiento de uno o varios grupos sociales que cuenten con la reglamentación definida que les señala límites y posibilidades para su operación en una sociedad específica.

Sobre las fundaciones de las teorías de la comunicación, los autores recuerdan la discusión que se dio en el año 1959 cuando Bernard Berelson y Wilbur Schramm se involucraron en la cuestión sobre la crisis de la comunicación y cómo Berelson sostenía el fin de la disciplina o del campo de estudio. El famoso número de la revista Journal of Communication al que convocó George Gerbner para que los pensadores de la comunicación de la época hablaran de la "ebullición o fermento en el campo" (ferment in the field) sigue siendo un punto de referencia importante tanto para marcar quiénes debían ser denominados como los padres fundadores, como para retomar las ideas y preocupaciones del tiempo en calidad de referentes identitarios de las teorías de la comunicación.

Los autores dan cuenta de los muchos vaivenes de esta y otras discusiones entre las que se encuentra el surgimiento de los paradigmas críticos provenientes de Europa y de América Latina. Llaman la atención a la publicación de la International Encyclopedia of Communication, el debate de Robert T. Craig acerca de si la comunicación debe ser considerada como una disciplina o bien un campo interdisciplinario, el cual toma prioridad.

Fuentes y Vidales nos recuerdan que los fundamentos teóricos de la comunicación tienen que ver con el proceso de indagar las bases organizativas del estudio del pensamiento comunicacional. Existen tres problemáticas al respecto que se deben enfrentar: a) la de un nivel inicial de abstracción que es el de nombrar, darle nombre a los conceptos; b) un segundo nivel que implica la teorización, que es la de encontrar las interrelaciones entre los conceptos, y c) el tercer nivel, que es el análisis de la teoría misma, el nivel epistemológico.

La búsqueda de una comunicación perfecta y efectiva marca los esfuerzos de las distintas teorías que surgieron en el contexto estadounidense y permanecieron sin rival hasta 1959. Al mencionar el origen matemático y cibernético de la comunicación y los modelos que vinieron después de este, tienen en común que buscan la comunicación perfecta y efectiva.

Las perspectivas críticas en el estudio de la comunicación y la emergencia de la cultura cambian el foco de análisis de la búsqueda de la comprensión de la comunicación perfecta (en términos de relación/compartir) al análisis de las fórmulas de manipulación ideológicas, de control y ejercicio del poder que se dan a través de la comunicación. Se instaura la idea de las audiencias acríticas y manipulables.

Por otra parte, surgen los estudios culturales para los cuales la comunicación transita a ser el intercambio de significados en medio de contextos geográficos específicos que tienen una historia y una cultura propias, de ahí el nacimiento de los estudios culturalistas. La cultura, por ende, se convierte en el objeto de estudio y el origen de los procesos de la comunicación.

A su vez, los autores señalan citando a James Carey surge el reto de pensar en la comunicación desde la comunicación misma, lo cual enfrenta una primera dificultad que es la de intentar pensar en lo más cotidiano e inmediato de las relaciones humanas. El estudio de la comunicación incluye para este autor, el estudio de la creación y de la aprehensión.

Los autores hacen una excelente exposición acerca de las distintas tradiciones y aproximaciones que existen de la comunicación. Mencionan, entre otros, los trabajos de James Carey y Oliver Boyd-Barrett. Al respecto, nos recuerdan que el "Grupo Hacia una Comunicología Posible", encabezado por Jesús Galindo, menciona nueve fuentes que dan origen a distintas comprensiones de la comunicación.

Fuentes y Vidales realizan una clasificación propia que se puede sintetizar de la siguiente manera: denominan la serie de siete tradiciones como metadiscursos desde los cuales se aborda la comunicación: a) la "tradición retórica", mediante la cual se entiende a la comunicación como el arte del discurso el cual puede ser mejorado a través de la educación y la práctica de la retórica. En la base de esta tradición está el interés de la persuasión; b) la "tradición semiótica", en la que la problemática central de comunicación es la representación de los signos, sus significados y cómo estos son semantizados y resemantizados por parte del o de los sujetos interlocutores; c) la "tradición fenomenológica", en la cual la comunicación se entiende como la "experiencia directa del otro". Las temáticas de la apropiación de la identidad son centrales en esta tradición; d) la "tradición cibernética" en la cual el procesamiento de la información, los sistemas de retroalimentación hacen funcionar a los seres humanos, a las máquinas pero también a todo tipo de organismo; e) la "tradición sociopsicológica" tiene que ver con las formas en que las personas interactúan unas con otras y ejercen su influencia mutua; f) la "tradición sociocultural" comprende la comunicación como un proceso que produce y reproduce patrones socioculturales mediante lo cual se explica la recreación del orden social y g) la "tradición crítica" que señala que la problemática de la comunicación se encuentra en la distorsión discursiva que se genera a partir de las fuerzas sociales de la infra y la supra estructuras.

A partir de estos metadiscursos, se abocan los autores a reflexionar sobre la posibilidad de lugares comunes y de interrelación entre las siete tradiciones, como una forma que lleve a la integración de una teoría de la comunicación. Dicen que el estado actual de la reflexión teórica de la comunicación es precisamente la posibilidad de realizar la construcción de varias historias y no una sola en particular.

En las preguntas para los autores quedan: ¿cuáles son espacios comunes que tienen estas tradiciones?, ¿cómo encontrar los ejes guía en estos que permita la propuesta de bases para una Teoría de la Comunicación?

A manera de hilos conductores de posibles respuestas, en primer lugar, Fuentes y Vidales reflexionan sobre los criterios básicos para la teoría de la comunicación, que propone Jesús Martín Serrano: a) es integradora, es decir, evita la fragmentación del conocimiento que se da en las diversas tradiciones; b) es pertinente porque hace de lado aquellos conceptos e interrelaciones que invaden otros campos disciplinarios; c) es operativa porque aporta los criterios necesarios para la realización de trabajos científicos tanto teóricos como empíricos.

Por otra parte, Fuentes y Vidales, señalan a las Ciencias de la Información como otra aportación que provee de hilo conductor fundamental a la construcción de la Teoría de la Comunicación. Vuelven la mirada al autor Soren Brier, quien hace la propuesta de la "cibersemiótica" que "se presenta a sí misma como una nueva visión no reduccionista de la cognición y la comunicación a partir de los desarrollos de la biosemiótica" (p. 38). La biosemiótica busca conocer la extensión de la información a seres vivos (animales, humanos) y en las máquinas, y cómo se retoma esta extensión para fines de la organización del propio sistema, así como para la organización entre sistemas. Los autores consideran que en estas ideas fundamentales existen vetas interesantes para continuar las reflexiones.

Como futuro de los estudios de la comunicación, Fuentes y Vidales reconocen el valor de las aportaciones de Oriente al estudio de la comunicación, en los cuales, la visión fundamental tiene que ver con la acumulación de sabiduría de distintas tradiciones culturales frente a la visión eurocéntrica que se conduce por una visión enfocada en el hombre e individualista, conducida por la búsqueda de la eficiencia. Se preguntan qué otros campos y contextos emergentes de producción científica es posible identificar y tal vez, lo más importante sea preguntarse acerca de una posible integración entre estas visiones.

Por otra parte, señalan las distinciones entre investigación "básica" (la que busca dar cuenta de los fundamentos y fundaciones de la disciplina y construir las teorías) y la investigación "aplicada" (la que hace formulaciones teóricas con el propósito de encontrar solución a problemas sociales). Una de las reflexiones finales del libro es que existe la necesidad, no solamente de continuar con las reflexiones teóricas sobre las fundaciones y los fundamentos de la comunicación sino también, cómo esta puede ser socialmente pertinente.

A manera de reflexión propia, se considera que el camino que conduce a la legitimación científica en el nivel institucional de la comunicación, continúa en espera de pensadores que asuman el reto de recorrerlo. El texto de Raúl Fuentes y Carlos Vidales es un libro de gran valía para las escuelas y facultades de Comunicación de América Latina y del mundo, ya que retoma la discusión central de la naturaleza misma de la comunicación en términos de si es una disciplina o un campo de estudio interdisciplinario.

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