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Revista mexicana de sociología

versión On-line ISSN 2594-0651versión impresa ISSN 0188-2503

Rev. Mex. Sociol vol.85 no.2 Ciudad de México abr./jun. 2023  Epub 05-Mayo-2023

https://doi.org/10.22201/iis.01882503p.2023.2.60569 

Reseñas críticas de libros

Javier de Rivera Outomuro (2021). Crítica de la economía colaborativa. Análisis del modelo y sus alternativas desde una perspectiva sociológica. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 234 pp.

Gabriela Elisa Sued1 

1Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México

Rivera Outomuro, Javier de. 2021. Crítica de la economía colaborativa. Análisis del modelo y sus alternativas desde una perspectiva sociológica. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 234p.


Javier de Rivera Outomuro presenta en este libro su investigación doctoral, llevada a cabo durante 2015 en la Universidad Complutense de Madrid. El académico, sociólogo especialista en tecnologías digitales, aborda las dimensiones sociales de la economía colaborativa que se lleva a cabo en plataformas digitales de intercambio. En ellas participan millones de individuos que intercambian bienes y servicios entre particulares (peer-to-peer) mediante tecnologías digitales, habitualmente aplicaciones móviles y sitios web. La economía colaborativa asume una igualdad de estatus entre proveedores y consumidores en múltiples sectores, que van desde la renta de inmuebles y autos hasta la realización de pequeñas tareas. Plataformas como Airbnb, BlaBlaCar, Uber, e incluso eBay o Mercado Libre cuando la mayoría de los productos que ofertaban eran usados, son ejemplos de plataformas colaborativas, aunque existen otras de pequeña escala que el autor incluye en su investigación.

En sus orígenes, sus defensores adjudicaron a la economía colaborativa importantes impactos positivos, como crecimiento económico, sustentabilidad ambiental e intercambios efectuados sobre la formación de comunidad y solidaridad. El uso de bienes previamente subutilizados, así como el carácter temporario de los servicios y la libertad en tiempo y horarios de quienes participan en estos intercambios, favoreció un tratamiento legislativo más laxo durante un tiempo, pero que en la actualidad se regulariza progresivamente en gran parte del mundo.

Dividido en ocho capítulos, el libro de Rivera Outomuro se aproxima empíricamente a las ventajas y las desventajas de la economía colaborativa desde el enfoque de la sociología institucional, combinado con la netnografía y la teoría de las affordances, un tipo de análisis que atiende a las dimensiones sociales del diseño tecnológico e identifica qué tipo de prácticas sociales habilitan las interfaces de las páginas web. A partir del estudio de más de 55 plataformas colaborativas tanto globales como localizadas en el continente europeo y enfocadas a diferentes actividades, el investigador desarrolla diversos tópicos, comenzando por el análisis crítico del discurso sobre las plataformas colaborativas, desarrollado en el sector de la innovación tecnológica de Estados Unidos a partir de 2011.

El autor analiza detalladamente la construcción de este discurso, y cómo sus fundadores, Rachel Botsman y Roo Rogers, verdaderos gurúes de la economía colaborativa, han montado una retórica que aleja la colaboración de las viejas prácticas comunitarias socialistas y las acerca al mundo neoliberal al compartir recursos “sin poner en peligro sus queridas libertades personales ni sacrificar su estilo de vida”, según prescriben los autores en su libro What’s Mine Is Yours. The Rise of Collaborative Consumption, publicado en 2010. Incorpora además los estudios críticos a esta denominación, que resaltan el eufemismo de “compartir” por “rentar” (Fleura Bardhi y Giana Eckhardt (2012). “Access-based consumption: The case of car sharing”. Journal of Consumer Research 39 (4)), o los que destacan su carácter económico basado en afectos y la amplificación de los mecanismos de acumulación (Nick Srnicek (2016). Platform Capitalism. Cambridge: Polity Press).

El segundo capítulo se enfoca en la determinación de los impactos económicos, ambientales y sociales de la economía colaborativa a través de la consulta sistemática a un panel de expertos. Es claro que esta economía basada en la renta de recursos subutilizados ofrecidos a través de aplicaciones digitales otorga ganancias alternativas a los ofertantes y ahorro a los consumidores. Sin embargo, también sucede que estos ingresos se transfieren de otros rubros que comienzan a sentir pérdidas. Estos casos han sido estudiados reiteradamente tanto para España como para México: la ausencia de empleados de nómina, obligaciones fiscales e infraestructura administrativa hacen que los hoteles, principalmente los más pequeños, no puedan competir con las tarifas diarias de las rentas temporarias en Airbnb (véase, por ejemplo, Claudia I. Martínez, Pedro Moncada Jiménez y Ana P. Sosa (2018). “Panorama de la oferta y la demanda de la plataforma Airbnb e implicaciones para el turismo en Cancún, Quintana Roo, México”. Dimensiones Turísticas 2 (3)). Los impactos ambientales, en cambio, no son tan fáciles de determinar. Según Rivera Outomuro, aunque la sustentabilidad ambiental es uno de los valores pregonados por la economía colaborativa, lo que en verdad prima es el beneficio económico sobre el del medio ambiente. La idea original de acceder a un bien usado en lugar de comprar uno nuevo parece haber sido superada por el aumento del consumo inducido por la baja de costos de los servicios ofertados, lo que no ayuda a la sustentabilidad del modelo. Tampoco son claros los impactos sociales de la economía colaborativa. Aquí el autor pone en foco las promesas de creación de comunidades en torno a los intercambios, lo que ha sido desmontado por los estudios sociológicos empíricos, que demuestran que los consumidores no tienen interés en la creación de comunidad, sino en la oportunidad de los precios.

Luego se dedican dos capítulos a la explicitación del marco teórico metodológico con el que se estudiarán un conjunto de plataformas colaborativas en capítulos subsiguientes. En este sentido, Rivera Outomuro aborda las plataformas digitales como instituciones, concepto abstracto que designa a los actores sociales que instituyen normas y principios que sirven de referencia para la acción. Esta visión de las plataformas como instituyentes de prácticas políticas, económicas y materiales converge con la estrategia metodológica a la que el autor se refiere como “netnografía estructural”, en la que “el diseño y la arquitectura funcional de las plataformas condiciona el tipo de relaciones sociales que los usuarios establecen con ellas” (90).

Con esta perspectiva y un conjunto de variables que en verdad constituyen el análisis de contenido de sus respectivos sitios web, el autor encara el estudio empírico de 55 plataformas colaborativas en los rubros de alojamiento vacacional, renta de autos, transporte, ventas minoristas, microtareas, servicios de ocio y crowdfunding. Este análisis se desarrolla en el capítulo 5, a partir de dimensiones económicas, espaciales y de socialización. Se distingue entre las plataformas que reproducen las lógicas hegemónicas del capitalismo de plataformas, y aquellas que intentan modelos alternativos. Si se examinan actualmente varias de las plataformas seleccionadas, especialmente las del primer grupo, se podrá observar que antes que una economía colaborativa que busca beneficios entre pares, nos encontramos más bien frente a una economía de plataformas que genera importantes beneficios a las empresas por ser estas intermediarias entre oferentes y clientes. Algunas de ellas no pudieron competir frente a plataformas mayores y hubieron de reconvertirse. Otras han sido compradas por grupos empresarios transnacionales y han salido a ofertar acciones, o han recibido generosas inversiones de capitales de riesgo. Casi todas generan ganancias al cobrar un porcentaje de las transacciones que se llevan a cabo en sus infraestructuras tecnológicas.

Dentro del segundo grupo existen emprendimientos novedosos que siguen sosteniéndose generalmente a base de suscripciones mensuales para el acceso a un servicio. Por ejemplo, Woningoppas, un servicio belga que contacta a personas que dejan sus casas temporariamente con guardianes que puedan trasladarse a ellas para cuidarlas, o World Wide Opportunities on Organic Farms, red internacional que conecta a productores agroecológicos con interesados en aprender sobre el tema. Naturalmente, algunos de estos emprendimientos son efímeros, pero otros han logrado sostenerse, y es en esas oportunidades donde surge una economía de los intercambios entre pares de menor escala, pero también más innovadora y creativa, y las relaciones comunitarias, así como el consumo local, se refuerzan un poco más que en el caso de las plataformas que siguen las lógicas del mercado.

En los capítulos 6 y 7 se amplía la caracterización de los modelos de plataformas que, por un lado, reproducen las normas hegemónicas y, por el otro, construyen modelos alternativos. Esta diferenciación constituye un importante hallazgo, ya que permite pensar en la posibilidad de emprendimientos tecnológicos de menor escala y posibilidades de realización en economías locales. A partir del análisis de los sitios de estas plataformas en relación con las variables de construcción de comunidad y promoción de los intercambios locales, el autor encuentra que las plataformas comunitarias emplean más y mejores formas de sociabilidad respecto de las plataformas de mercado. El problema es que poseen modelos de negocios algo dificultosos, y en muchos casos dependen de pagos por suscripciones o de aportes de capital de sus dueños para su supervivencia.

El libro cierra con un comentario sobre las plataformas durante la pandemia de Covid-19. El autor identifica allí oportunidades tanto para las plataformas de mercado como para las comunitarias, en tanto los servicios ofrecidas por muchas de ellas disminuyen las posibilidades de contacto cara-a-cara, y en algunos casos se producen disminuciones o ausencia de costos de espacios físicos.

Aunque en los seis años existentes entre la realización de la investigación y su publicación las expectativas sobre lo realmente colaborativo de estas plataformas se han desacelerado en gran medida, el autor llega a identificar algunas constantes sobre el modelo. La primera es su conveniencia en la relación precio-beneficio. La segunda, los desequilibrios que estas plataformas provocan en la economía no plataformizada, principalmente en el turismo, y el análisis pendiente sobre los impactos ambientales, que podrían ser negativos en el incremento de personas visitantes en las ciudades debido a la baja de costos de alojamientos, o positivos, al promover que las personas compartan medios de transporte para llegar a destinos comunes. La tercera, el pasaje de un modelo que se promocionó como una manera de construir comunidades y sociabilidades, a una economía basada en la disminución de los costos, que realizados sin la intermediación de las plataformas serían sin duda más altos.

Por supuesto, existe el debate acerca de cuán “colaborativa” es esta relación, cuán entre pares se desarrollan estos intercambios de bienes y servicios donde la palabra “trabajo” queda ofuscada detrás de prácticas voluntariosas entre personas que tienen algo para dar, sea un bien inmueble, un viaje en auto o un poco de su tiempo, y otras que necesitan rentar, viajar o contratar servicios. El autor intenta deconstruir el discurso en el que la mayor parte de la llamada economía colaborativa es un trato entre pares, pero no logra aún visualizar que la aparente colaboración deja en realidad paso a una gig economy basada en el trabajo temporario, precarizado y sin acceso a derechos. Deberá ser éste el siguiente paso en los estudios sociales de plataformas.

Además de la distinción entre plataformas de mercado y comunitarias, el detalle minucioso de la metodología empleada para este tratamiento de la compleja organización de las plataformas convierte a este en un volumen muy útil para quienes, desde tesis o investigaciones, decidan abordar el tema no sólo de la economía colaborativa, sino de cualquier otro tipo de plataforma digital, ya que, como afirma el autor, toda plataforma presenta cierto aspecto de colaboración, aunque sea en aspectos de distribución de información. En suma, por su análisis riguroso y sistematizado, este libro puede considerarse una contribución destacada a la escasa bibliografía existente en español sobre tan importante y actual temática.

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