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Revista mexicana de sociología

On-line version ISSN 2594-0651Print version ISSN 0188-2503

Rev. Mex. Sociol vol.84 n.1 Ciudad de México Jan./Mar. 2022  Epub Mar 22, 2022

https://doi.org/10.22201/iis.01882503p.2022.1.60231 

Reseñas

Inés Nercesian (2020).Presidentes empresarios y estados capturados. América Latina en el siglo XXI. Buenos Aires: Teseo, 246 pp.

María Mónica Sosa Vásquez1 

1Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Argentina

Nercesian, Inés. 2020. Presidentes empresarios y estados capturados. América Latina en el siglo XXI. Buenos Aires: Teseo, 246p.


“¿Por qué tantos empresarios en este siglo XXI?”, se pregunta Inés Nercesian en su más reciente obra, cuyo objeto de estudio está conformado por los “empresarios presidentes” en América Latina. Para abordarlo, dialoga con cuatro campos de estudio: el primero se enfoca en las élites, con hincapié en la trayectoria de los y las funcionarios del Estado; el segundo, en las transformaciones de los grupos de poder económico; el tercero, en los abocados al vínculo entre el ejercicio del poder político con el poder económico, y el cuarto, en aquellos análisis integrales (algunos de ellos, comparativos) sobre la región latinoamericana (p. 29).

En Presidentes empresarios y estados capturados en el siglo XXI, la socióloga argentina retoma la asociación trazada por el marxista británico Ralph Miliband en El estado en la sociedad capitalista (1991) entre “clase dominante” y “elitismo”. De este modo, despeja las tensiones que supone el indisoluble parentesco entre “élites” y “clases”, como sostuvo Danilo Martuscelli en “Elite e classe dominante: notas sobre o marxismo inspirado na teroia das elites” (1991); dos conceptos clásicos, que en ocasiones son empleados como sinónimos, pese a que no lo sean.

Nercesian se adhiere a la tesis de que los Estados latinoamericanos (con excepción del periodo en el cual estuvieron al frente gobiernos progresistas, también denominado el “giro a la izquierda”) han sido “capturados” a través de mecanismos como la financiación electoral, el uso de los medios de comunicación, el lobby y la llamada “puerta giratoria” (p. 17). Su propuesta teórico-metodológica se condensa en que para estudiar las especificidades de los “Estados capturados”, debe trazarse y matizarse la relación que éstos sostienen con las transformaciones del modelo de acumulación. Para ello recorre, en clave socio-histórica, el desarrollo y la transformación de los “grupos económicos” (definidos como “aquellos conglomerados de empresas en que los dueños y las familias ejercen control propietario y directivo” (p. 25) a lo largo de tres etapas: 1) el impulso del modelo de industrialización sustitutiva (1930-1973/1980); 2) el neoliberalismo (1973/1980-2000), y 3) el capitalismo globalizado y financiarizado (2000- ) (p. 26).

En línea con la tradición comparativa inaugurada por Desarrollo y dependencia en América Latina (Fernando H. Cardoso y Enzo Faletto, 1969), la socióloga construye y analiza con técnicas cualitativas, como entrevistas a funcionarios y periodistas, y cuantitativas, a partir de las bases de datos del Observatorio Electoral de América Latina (OBLAT), una muestra conformada por los periodos gubernamentales de Vicente Fox en México (2000-2006); Elías Antonio de Saca González (2004-2009) en El Salvador; Sebastián Piñera (2010-2014/2018-actualidad) en Chile; Horacio Cartes (2013-2018) en Paraguay; Mauricio Macri (2015-2019) en Argentina; Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018) en Perú; Álvaro Uribe Vélez en Colombia (2002-2010), y Michel Temer (2016-2018) en Brasil.

Una primera agrupación de estos países, importante para su análisis posterior, responde a la industrialización y sus capacidades estatales. Mientras que Brasil, México y Argentina se caracterizaron por una industrialización temprana y fuertes capacidades estatales, en el resto de los países éstas fueron tardías y débiles, respectivamente (p. 55). En concordancia con lo planteado por Francisco Durand en “Empresarios a la presidencia” (2010) y La captura del Estado en América Latina (2019), la socióloga considera que durante la segunda etapa, la neoliberal, se allanó el terreno para que los empresarios pudieran, efectivamente, convertirse en presidentes. Según sus ideas, en este proceso de “institucionalización capitalista” (Goran Therborn, 2016) las “clases dominantes” encarnaron al Estado para, por un lado, priorizar sus intereses sin los elencos políticos clásicos como intermediarios, y por otro lado, diseñar un tipo de democracia funcional a dicho modelo (p. 22).

En este punto resulta pertinente la diferenciación que Nercesian dibuja entre los “grupos económicos” y la “élite del Estado”, ya que no siempre quienes ejercen el poder estatal a través de las instituciones que lo componen son los agentes del poder económico (p. 25). Sobre esta línea, identifica tres situaciones que fungieron como plataformas: 1) la utilización de viejas estructuras partidarias (Brasil, El Salvador, Paraguay); 2) la creación de nuevas denominaciones para los históricos agrupamientos partidarios (Chile, México, Perú), y 3) y la formación de nuevos partidos políticos (Colombia y Argentina, aunque con la salvedad de que Cambiemos, coalición encabezada por Macri, estuvo respaldada por un partido tradicional).

Asimismo, la autora da cuenta del tipo de vínculo que algunos de estos partidos sostuvieron con las dictaduras de sus países (salvo México y Colombia, en los que no se presentó esta configuración del sistema político), como el Partido Movimiento Democrático Brasileiro, con el cual, a través del golpe de Estado a Dilma Rouseff (Partido de los Trabalhadores), Michel Temer llegó a la presidencia, y el enriquecimiento del Grupo Macri durante la dictadura militar. En el caso chileno, los antecedentes ideológicos de la coalición encabezada por Piñera pueden rastrearse a la derecha liberal previa a la dictadura de Pinochet (p. 101); en el paraguayo, corresponde a la transición democrática.

Con las categorías “pública pura”, “pública-privada” y “privada pura”, Nercesian se aproxima a los tipos de preponderancia que poseen los ámbitos sociales en la formación de los presidentes y sus respectivos gabinetes, tanto política como académica y empresarial. Este seguimiento permite dilucidar otras relaciones que, si bien no son puntos nodales en su investigación, apuntan hacia otros campos de estudio. Un ejemplo está constituido por aquellas sostenidas entre los “grupos económicos” y los clubes de futbol, cual antesala de ingresar a las contiendas políticas nacionales, como ilustran el caso de Piñera, quien presidió al Colo Colo; Macri, al Club Boca, y Horacio Cartes, al Club Olimpia (p. 88). Otro ejemplo concierne al género. Si bien en términos generales la participación de las mujeres presenta un crecimiento, aún no consigue ser equitativa pues, en primera instancia, no hay ninguna presidenta, y en segunda, por cada ocho hombres a cargo de algún ministerio (o su equivalente), hay dos de ellas (p. 172). Sin mencionar la total ausencia de personas que se autoadscriban como no-binarias.

La insignia empresarial de estos presidentes y sus respectivos gabinetes refuerzan una forma de hacer política en la que resaltan la lógica y el lenguaje del management, al igual que la presencia de “tecnócratas”, definidos como “personas del Estado que han recibido formación científica, técnica o gerencial en las instituciones de élite y que, en general, poseen una formación en las áreas de economía e ingeniería” (p. 24). Una de sus expresiones más representativas son los Chicago Boys para el caso chileno (p. 57). El “cambio” y la cruzada en contra de la corrupción también han sido dos de los estandartes más distintivos. Aunado a ello, como sostiene Durand en el prólogo de la obra que reseñamos, una de las constantes políticas fue el aprovechamiento del fracaso económico de los gobiernos populares que precedieron a la mayoría de ellos (p. 12).

Es menester señalar que la autora no presenta a estos presidentes-empresarios como parte de las “nuevas derechas” en su totalidad, sino que esgrime cuáles son algunos de sus rasgos novedosos y cuáles no lo son del todo, aunque a primera vista puedan parecerlo, como advierte Waldo Ansaldi sobre el estudio de las derechas y las “nuevas” derechas en “Arregladitas como para ir de boda. Nuevo ropaje para las viejas derechas” (2017).

La riqueza de este libro reside en que vislumbra la constitución, el funcionamiento y la transformación de dos mecanismos de captura del Estado en los países mencionados: el lobby y la puerta giratoria. Su alumbramiento no sólo nutre el acervo de estudios de caso y sus lecturas comparativas, sino que también invita a investigar aquellas que la obra no aborda, pero para las cuales resulta un nuevo e ineludible referente para quien se interese por hacerlo desde una postura crítica.

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