SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.81 issue4La producción científica en un contexto de transformación socialNelson Arteaga Botello y Javier Arzuaga Magnoni. Sociologías de la violencia. Estructuras, sujetos, interacciones y acción simbólica author indexsubject indexsearch form
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Revista mexicana de sociología

On-line version ISSN 2594-0651Print version ISSN 0188-2503

Rev. Mex. Sociol vol.81 n.4 Ciudad de México Oct./Dec. 2019  Epub Nov 07, 2019

 

Reseñas

Pierre Bourdieu y Abdelmalek Sayad. El desarraigo: La violencia del capitalismo en una sociedad rural

Edgar P. García García* 

*Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa

Bourdieu, Pierre; Sayad, Abdelmalek. El desarraigo: La violencia del capitalismo en una sociedad rural. Buenos Aires: Siglo XXI Editores, 2017. 272p.


Pudiera parecer que un texto publicado de forma original en 1964 bajo el título Le déraciment. La crise de l’agriculture traditionnelle en Algérie no tiene nada que decirnos ya, por el desfase de casi cuatro décadas que tuvieron que pasar hasta la publicación en 2017 de esta edición ampliada en español. Sin embargo, el contenido y las consideraciones abordadas en la presente obra están más vigentes que nunca en un periodo histórico en el que los vínculos globales y el capitalismo han suscitado cambios profundos en las relaciones sociales, políticas y económicas a nivel local, teniendo un mayor impacto en los espacios rurales, donde las estructuras sociales se rigen a través de mecanismos que priorizan los vínculos tradicionales y de solidaridad.

El contenido de El desarraigo: La violencia del capitalismo en una sociedad rural se centra de manera particular en las consecuencias que tuvo la política colonial del reagrupamiento en la Argelia rural, específicamente en seis localidades ubicadas en las regiones de: Chelif, Kabylia y Collo. A lo largo de ocho capítulos, Bourdieu y Sayad analizan distintas problemáticas que van desde el desplazamiento, el abandono de la agricultura tradicional, la ruptura de los lazos tradicionales que brindan cohesión a los pueblos, los procesos de culturización y desculturización, hasta los efectos que se padecen en las zonas rurales, en específico las campesinas, al implantar de manera forzada un modelo económico capitalista ajeno a las prácticas tradicionales de solidaridad. Así, a medida que se avanza en la obra, estas problemáticas van siendo analizadas a profundidad, principalmente a través del cambio en los hábitos, las prácticas de consumo, la percepción del trabajo y los ritmos de vida de la población argelina.

Con gran destreza, el joven Pierre Bourdieu y su alumno Abdelmalek Sayad lograron llevar a cabo un estudio etnográfico a través de entrevistas, encuestas, fotografías y datos estadísticos que reflejan las vivencias, experiencias y subjetividades entre los habitantes de las tres regiones antes mencionadas. El trabajo de campo se lleva a cabo de forma posterior a la reubicación de la población rural en los centros de reagrupamiento controlados por los cuerpos militares y las autoridades, hecho que rompió con la sociedad agraria tradicional al reubicar a los grupos campesinos lejos de sus tierras, motivando con ello su abandono e incentivando la migración, así como la expulsión de los campesinos de sus formas de vida habituales para intentar llevar a cabo conductas externas de corte occidental basadas en comportamientos hasta ese momento desconocidos y guiados por una dinámica económica incomprensible para los fellah’in (campesinos).

Para nuestros tiempos y discusiones actuales, el libro adquiere gran relevancia de forma coyuntural al debate vigente en América Latina sobre temas asociados con la decolonialidad, que permitan entender con una perspectiva más allá de los vestigios coloniales las dinámicas de poder, dominación y opresión que padecen no sólo los pueblos, sino incluso naciones enteras en distintos puntos del continente. Los autores identifican empíricamente para el caso argelino el desarrollo de los procesos de culturización y desculturización a partir de la transformación del orden social y la destrucción de las bases que daban soporte a las sociedades tradicionales, con la voluntad de destruir los fundamentos económicos habituales que daban equilibrio a los grupos, para sustituirlos por una economía de mercado que terminó por fracturar el arraigo a la tierra y una economía de solidaridad.

Lo que se lee en El desarraigo, si bien es la experiencia específica del espacio rural argelino, también puede ser identificado en otras latitudes, incluso bajo contextos diferentes.

El mundo rural permeado por la tradición campesina prácticamente está agonizando, la idea de modernización ha acelerado los ritmos de vida, los procesos de urbanización forzada han motivado el despojo territorial, rompiendo con ello la estructura social de la vida rural, la división de la propiedad indivisa por motivos económicos ha generado desequilibrios, y todo de manera conjunta ha desembocado en procesos de culturización y desculturización. En el fondo está lo que ambos autores identificaron claramente: el debilitamiento de los lazos sociales y el estímulo del individualismo económico en el mundo rural han traído el empobrecimiento de un sector de la sociedad cuya vida está planteada de forma colectiva sobre lazos de solidaridad y reciprocidad.

¿Pero cómo se rompieron la solidaridad y la reciprocidad de la tradición campesina argelina? De acuerdo con la exposición hecha por Bourdieu y Sayad, la principal causa fue el despojo de la tierra, que orilló a los campesinos a dejar de cultivar en sus antiguas parcelas porque pasaron a ser zonas prohibidas. Ambos autores conciben que este hecho significó el abandono de la agricultura y la necesidad de la población de comenzar a realizar otro tipo de actividades; así, descubrieron el trabajo permanente y asalariado lejos de actividades del sector agrícola, lo que originó dos tipos de campesinos: los acampesinados y los descampesinados. Los primeros eran quienes aún hacían el intento de ordenar su vida en la aspiración de la vieja tradición campesina labrando su propia tierra, de la que en algún momento fueron amos y señores; los segundos, por su parte, se alejaban de la tradición y optaban por trabajar tierras de otros a cambio de un salario vendiendo su fuerza de trabajo e incluso buscando empleos fuera del ámbito agrícola, cuya actividad comenzó a ser desvalorada.

Los autores están conscientes del proceso diferenciado por el que tuvieron que transitar cada una de las seis localidades cuyos contextos arrojan variaciones en la forma como asimilaron las consecuencias del desplazamiento durante el proceso de reagrupación y de los efectos que fue teniendo el desarraigo, variaciones que identifican en función del arraigo que tenían los campesinos con respecto a la tradición campesina y los lazos familiares. Empero, pese a que existían grupos a los que el impacto de la mezcolanza cultural afectó de manera menos agresiva, todos terminaron por presenciar el mismo dilema: después de la política colonial de reagrupamiento los sujetos ya no se identificaban como campesinos pero tampoco eran lo que aspiraban a ser: personas occidentales. Es decir, con la ruptura de la tradición campesina hubo un cambio en la escala de valores que abandonó el arraigo hacia la tierra, mientras que con la entrada de una economía monetaria en función del tiempo de trabajo y el desarrollo de nuevos hábitos de consumo, se aspiró a comportarse como el colonizador incluso sin entender del todo las nuevas prácticas culturales, con lo que los campesinos quedaron atrapados en una contradicción, pues no eran ni lo uno ni lo otro.

Aunque El desarraigo es un estudio breve que alcanza sólo 218 páginas de contenido más 56 páginas de dos epílogos inéditos que terminan por complementar la obra para entender el contexto general de las áreas de estudios, el lector podrá encontrarse con múltiples interrogantes que podrá exportar a su vida cotidiana para entender las dinámicas sociales que se viven en zonas rurales, lo que invita a reflexionar sobre los efectos que se han ido gestando debido a los procesos de la globalización económica, los cuales, bajo el halo de desarrollar proyectos de modernización, han terminado por irrumpir en el equilibrio de múltiples pueblos, no sólo de países subdesarrollados, sino a lo largo y ancho de todo el planeta.

El libro también ofrece otra ventaja: se trata de una de las primeras obras que publicó Bourdieu en toda su vasta e importante carrera, por lo que el lector no tendrá que comenzar un duelo intelectual con la pluma del sociólogo oriundo de Denguin, hecho que hace del volumen un texto fácil de leer y ampliamente comprensible, lo que no significa que el contenido sea menos importante, sino todo lo contrario. Aquellos que están familiarizados con las ideas del autor encontrarán que dentro del texto existen indicios del sistema teórico y conceptual que Bourdieu desarrollará a lo largo de su trayectoria. Asimismo, identificarán la voz de cada uno de los autores, así no estén familiarizados con la obra de Sayad, hecho que es importante destacar pues El desarraigo también puede ser un ejemplo de cómo llevar a cabo una investigación coordinada. Es menester señalar también que la introducción a cargo de Amín Pérez, un estudioso de lo escrito por Bourdieu y del proceso migratorio entre Argelia y Francia, no está de más en esta publicación. Su breve y conciso escrito contextualiza al lector y alienta el interés del mismo para adentrarse en lo que es uno de los trabajos más representativos sobre los efectos que puede tener la violencia del capitalismo en una sociedad rural, subtitulo del libro para esta presente edición, que enmarca en ocho palabras el contenido que el lector tendrá en sus manos.

Sin duda alguna, El desarraigo es una obra de gran alcance para el debate y la reflexión, debate que hoy podemos emprender sociólogos, antropólogos, politólogos y demás interesados en temas de trascendencia social en un momento en el que los lazos y vínculos sociales se han vuelto débiles para mantener la solidaridad entre los miembros de una comunidad o sociedad, por el hecho de que se han enfrascado en un modelo económico que prioriza las conductas individuales y los beneficios particulares por encima de los interés colectivos. Si algo queda claro, y que exponen de manera fehaciente tanto Bourdieu como Sayad, es que el espíritu del cálculo introducido por las dinámicas capitalistas en el interior de un grupo corroe el sentimiento de fraternidad de la comunidad familiar y fomenta en todos los campos el individualismo, de la misma manera en que el asentamiento individual trae consigo el debilitamiento de los lazos sociales y estimula el individualismo económico.

Desde las conclusiones teóricas a los que llegaron ambos autores hasta las estrategias y técnicas utilizadas para llevar a cabo el trabajo empírico, el texto ofrece una radiografía moderna sobre distintas discusiones que no pueden pasar inadvertidas. Y aunque a estas alturas el nombre de Pierre Bourdieu es un imán de atracción a la lectura social, nunca está de más invitar al lector a realizar un análisis de uno de los libros casi en el olvido de quien años más adelante dejaría toda una escuela sociológica en el campo académico. Leer El desarraigo es volver al debate de la dicotómica política colonial y una invitación a repensar nuestro presente a partir del pasado, no sólo en América Latina sino en todos aquellos países que han estado o siguen sometidos al yugo exterior de algún poder político o económico, todo ello para entender los polos opuestos entre los que oscila la política colonial: “desintegrar o integrar, desintegrar para integrar o integrar para desintegrar”.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons