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Revista mexicana de sociología

versión On-line ISSN 2594-0651versión impresa ISSN 0188-2503

Rev. Mex. Sociol vol.79 no.1 Ciudad de México ene./mar. 2017

 

Artículos

Representaciones sociales de migrantes senegaleses en Buenos Aires (1995-2014)

Social representations of Senegalese migrants in Buenos Aires (1995-2014)

Gisele Kleidermacher* 

*Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Instituto de Investigaciones Gino Germani, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Temas de especialización: migraciones internacionales, población africana y afrodescendiente, representaciones sociales, relaciones interculturales. Presidente J. E. Uriburu 950, 6º piso, oficina 24, C1114AAD, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.


Resumen:

Este artículo se propone analizar la construcción de representaciones sociales que migrantes senegaleses, arribados a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) entre los años 1995 y 2014, producen respecto a la sociedad de acogida. Para ello, en primer lugar caracteriza al colectivo migrante, las condiciones de salida, así como las condiciones "objetivas" de recepción que la ciudad les ofrece. En segundo, analiza las estrategias que emplean para sortear las dificultades con que se encuentran, para finalmente estudiar las representaciones, divididas en dos tropos, "diferencias culturales" y "discriminación-racismo".

Palabras clave: migrantes senegaleses; Ciudad de Buenos Aires; representaciones sociales; diferencias culturales; discriminación racial

Abstract:

This article analyzes the construction of social representations produced by Senegalese migrants who arrived in the Autonomous City of Buenos Aires (CABA) between 1995 and 2014 about the host society. To this end, it characterizes the migrant group, the conditions in which they left their country of origin and the "objective" conditions of reception the city offers. Then analyzes the strategies used to overcome the difficulties they encounter; lastly, it studies the representations, divided into two tropes, "cultural differences" and "discrimination-racism".

Key words: Senegalese migrants; City of Buenos Aires; social representations; cultural differences; racial discrimination

En el presente artículo analizo las condiciones a las cuales se enfrentan los migrantes senegaleses que arriban a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y las representaciones que sobre la sociedad receptora construyen.1 Para tal fin, utilicé un diseño metodológico cualitativo que consiste en llevar a cabo la observación participante en la vía pública, en reuniones de la Asociación de Residentes Senegaleses en la Argentina (ARSA), en festividades religiosas y otros encuentros que los convocaban. Asimismo, realicé 50 entrevistas semiestructuradas a migrantes de origen africano subsahariano (mayoritariamente senegalés) y 21 entrevistas en profundidad a migrantes senegaleses con un mayor dominio del idioma español. Dicho corpus de datos fue grillado y analizado bajo la metodología de la teoría fundamentada.2

El escrito se estructura con una lógica temporal. En el primer apartado caracterizo a la población migrante de origen senegalés arribada a la CABA entre los años 1995 y 2014, así como algunas de las condiciones que contribuyeron a su salida. Posteriormente, analizo las condiciones a las que se enfrentan a su llegada a Buenos Aires, así como las estrategias que adoptan para sortear algunos inconvenientes con los que se encuentran. Finalmente, y tomando en consideración los aspectos anteriormente mencionados, analizo las representaciones sociales producidas por los migrantes senegaleses respecto a la sociedad receptora, sus habitantes y las relaciones que con ellos entablan.

Protagonistas: la población migrante de origen senegalés

El movimiento migratorio de población procedente del África subsahariana hacia Argentina3 se inicia hacia mediados de la década de los años noventa. Sus causas son principalmente económicas, aunque se combina con temores ligados a persecuciones políticas. En este periodo arribaron al país migrantes de Senegal, Nigeria, Malí, Sierra Leona, Liberia, Ghana y Congo, así como afrodescendientes provenientes de países latinoamericanos, principalmente Perú, Brasil, Cuba, Colombia, República Dominicana y Haití.

En relación con la cuantía de la población senegalesa actual, no existen cifras exactas, debido a la irregularidad en el ingreso y la falta de documentación hasta fechas recientes. No obstante, y de acuerdo con datos producidos por la comunidad,4 podrían llegar a ser cerca de 5 000 los senegaleses que a la fecha se encuentran en el país, mientras que otros afirman que el número es menor debido a la gran cantidad de jóvenes que han decidido asentarse en Brasil a causa de las dificultades encontradas en Argentina en los últimos años.

Al interior de la comunidad senegalesa se halla una preeminencia del género masculino. Como apunta Adriana Kaplan (2003), el rol de emigrar en la sociedad de origen ha correspondido tradicionalmente al hombre. Las mujeres permanecen en el hogar realizando tareas domésticas y generando los medios de subsistencia para la supervivencia del grupo, "como primeras productoras de alimentos, reproductoras biológicas y culturales, cuidadoras y administradoras de la economía doméstica" (Kaplan, 2003: 9).

De acuerdo con las investigaciones de Marta Maffia y Silvina Agnelli (2008), las mujeres emigran por iniciativa de su cónyuge u otros parientes, una vez que éstos ya están asentados en el lugar de destino. Sin embargo, se observa que aún es muy pequeño el porcentaje de reagrupaciones familiares en Buenos Aires, principalmente debido a la restrictiva legislación migratoria argentina, a la que me referiré posteriormente, y en segundo lugar, debido a la percepción de la migración por parte de los senegaleses como un fenómeno transitorio y no definitivo, así como los elevados costos que implica trasladar a la familia hacia la Ciudad de Buenos Aires, situada al otro lado del océano Atlántico.

Es por ello que se trata en su entera mayoría de hombres jóvenes, de entre 20 y 35 años de edad (sólo unos pocos sobrepasan los 40). En relación con su origen, se observa una distinción que tiene repercusión en su formación educativa. Ello se debe a que quienes han nacido en pueblos rurales o en pequeñas aldeas de Senegal han sido mayoritariamente formados en escuelas coránicas, sin regulación estatal, donde, a cargo de un morabito, dividían su tiempo entre el estudio del Islam y el cultivo de campos. A diferencia de ellos, quienes han nacido en grandes ciudades como Dakar, Casamance y Saint Louis se han instruido en escuelas de regulación estatal, ya sean públicas o privadas, y aprendido el idioma francés, y en muchos casos han alcanzado estudios superiores. Esta diferenciación introduce distinciones en cuanto a las representaciones sociales construidas, como analizaré posteriormente.

En relación con la estructura familiar, gran parte de los entrevistados han dejado en Senegal familias numerosas con las cuales vivían, compuestas por padre, madre, hermanos, tíos, cuñados y en algunos casos mujer/es e hijos, que se quedaron viviendo con la familia del hombre que migra y a quienes se envían remesas regularmente.

Respecto a sus trayectorias migratorias, cuentan con escalas previas antes de su llegada a Argentina, entre las que se enumeran países de África y Europa, y Brasil, en Sudamérica. Sin embargo, reconocen preferir Argentina porque "acá es tranquilo", "Francia es racista" y "la policía no molesta tanto", como ha sido manifestado en las entrevistas. En su mayoría llegaron en avión desde Dakar, capital de Senegal, hasta San Pablo o Fortaleza,5 Brasil, y luego en ómnibus o tren hasta la capital de Argentina.

En cuanto a sus trayectorias laborales en Senegal, se observan algunos contrastes en el interior de la población entrevistada. Numerosos jóvenes se dedicaban al comercio, principalmente de indumentaria; algunos lo hacían en la vía pública, al igual que lo hacen en Buenos Aires, mientras que otros contaban con negocios en ferias o en comercios. Asimismo, varios jóvenes refirieron contar con conocimientos y experiencia en el desempeño de profesiones, ya sea en la producción de artesanías (tallado de madera y marfil), otros como electricistas, albañiles, carpinteros y mecánicos. Por último, hay también choferes, tanto de camiones como de taxis.6

Quisiera finalizar este apartado adelantando que son diversas las motivaciones que intervienen en la salida de los jóvenes senegaleses de su país y exceden el presente escrito; no obstante, la migración senegalesa puede ser caracterizada como masculina, entre cuyos propósitos destacan la diversificación de los ingresos familiares mediante el envío periódico de remesas, así como la búsqueda de crecimiento personal mediante la experiencia en el exterior, el ahorro individual y la vivencia fuera de la mirada de los mayores que componen las familias ampliadas (Kleidermacher, 2013).

Condiciones de recepción. Ciudad Autónoma de Buenos Aires

La población proveniente de Senegal que arriba a la CABA encuentra diversas dificultades a las que debe enfrentarse cotidianamente, y ante las cuales responde con diferentes estrategias. El primer obstáculo lo encuentra previo a su partida, y es la falta de representación diplomática entre ambos países: Argentina cerró su embajada en Senegal en 2002, durante el breve mandato del presidente Eduardo Duhalde, y desde entonces la solicitud de visado debe realizarse a través de Nigeria, uno de los cuatro países en el África subsahariana donde se mantiene la representación diplomática.7 No obstante, ello no siempre es posible por la distancia, los costos y los peligros que implica; así lo manifiesta un entrevistado: "Es muy peligroso ir a Nigeria y es muy difícil llegar a la embajada de Senegal. Yo entré acá el 13 de mayo, pero viajé por la frontera con Brasil" (hombre senegalés, 25 años, entrevistado en octubre de 2011).

Por esta razón, numerosos jóvenes optaron por solicitar un visado hacia el vecino país de Brasil, y a partir de allí ingresar a Argentina, en muchos casos de manera irregular. Recientemente, el mayor control migratorio en la frontera Argentina-Brasil8 generó que se pongan en práctica nuevas estrategias de ingreso a partir de los países andinos, principalmente Ecuador y Bolivia, los cuales no requieren visado de ingreso y cuyo control fronterizo es menor.

Tras diversas negociaciones, en enero de 2013, y gracias a la Mesa de Trabajo que funcionó en el Centro de Estudios Legales y Sociales (cels),9 fue lanzado el Plan de Regularización Migratoria para Nacionales Senegaleses y Dominicanos bajo un régimen especial propuesto por la Dirección Nacional de Migraciones (dnm). El plan fue el resultado de numerosas reuniones que dicho organismo mantuvo con abogados y miembros de la ARSA, en las que también participaron otras organizaciones de la sociedad civil, así como académicos de diversas universidades, para intentar resolver los obstáculos producto de las restricciones que la legislación migratoria impone para la regularización de ciudadanos extra-Mercosur.10

Por esas razones, la dnm firmó la disposición administrativa mencionada para permitir la regularización migratoria de la población de origen senegalés y establecer un criterio de excepción a la Ley de Migraciones 25.871, de manera que se excluye el requisito de ingreso legal antes de la puesta en marcha del programa. Si bien con la nueva documentación los migrantes senegaleses regularizan su situación migratoria, en muchos casos sobreviene lo que Liliana Suárez Navaz et al. (2007) denominan "fetichismo de los papeles", es decir, mecanismos de sometimiento al Estado burocrático que se manifiestan en filas, exigencias documentales imposibles, decisiones discrecionales sobre derechos fundamentales, criterios de renovación restrictivos que conducen a la irregularidad sobrevenida, etcétera, razón por la cual muchos inmigrantes se desencantan una vez adquiridos los documentos debido al mínimo efecto que tienen en las condiciones laborales, el nivel salarial y su capacidad de encontrar vivienda.

Cabe agregar que el plan de regularización mencionado sólo estuvo vigente desde el 14 de enero de 2013 hasta el 14 de julio del mismo año, por lo que aquellos ingresados al país con posterioridad a la fecha no han podido acogerse al mismo. Asimismo, no todos los migrantes senegaleses que se encontraban en el territorio pudieron cumplir con los requisitos que se exigían para su regularización, razón por la cual aún muchos de ellos han permanecido en situación documentaria irregular.

La segunda dificultad, vinculada con la anterior, es la concerniente a la inserción laboral, ámbito por excelencia de integración, y más aún en Argentina donde, de acuerdo con la legislación laboral, tener un contrato de trabajo formal implica la obtención de una cobertura de salud privada, aportes jubilatorios y otros beneficios que permiten mayor tranquilidad al trabajador. Sin embargo, los senegaleses en Buenos Aires encuentran serias dificultades para obtener un empleo formal, lo que resulta -entre otros motivos- en una mayoritaria concentración en la venta ambulante, la cual es entendida como una estrategia frente a las condiciones objetivas de la sociedad receptora, esto es, ante un mercado laboral segmentado, precarizado y con tasas de desocupación relevante, donde no cuentan con un capital económico acumulado para sobrellevar los periodos de desocupación y donde sus títulos y experiencias laborales anteriores no son reconocidos ni valorados (Mera y Kleidermacher, 2012). Como menciona uno de los entrevistados:

Cada uno tiene una capacitación bastante profesional y académica; dentro de los chicos que ves hay doctorados, hay licenciados, pero no les dieron la oportunidad de poder hacer algo, de poder brindar algo a la sociedad donde se están desarrollando, entonces todo eso generó que ellos, la única posibilidad que tienen es esto, es directamente con la venta ambulante, al tener un pequeño capital, invertirlo en esto, y de ahí van sobreviviendo, tienen la necesidad de pagar sus hoteles, de comer, de mandar la plata a sus familiares que dependen de ellos (hombre senegalés, 41 años, entrevista realizada en mayo de 2014).

Finalmente, la tercera dificultad identificada es la vinculada con el acceso a la vivienda. Si bien la cuestión habitacional formó parte de las problemáticas a lo largo de la historia de Buenos Aires, en las dos últimas décadas se ha acentuado la polarización en cuanto a la vivienda: se han ampliado las villas miseria y han surgido nuevos asentamientos, inquilinatos, pensiones, alojamientos temporarios, situaciones de calle y otras formas de hábitat precario.

Tanto por el incremento de la pobreza como por los precios que expulsan del submercado de viviendas de alquiler, los grupos de población de menores recursos han debido buscar diversas estrategias de supervivencia; son los migrantes económicos que llegan a la ciudad en busca de mejores condiciones de vida y de oportunidades laborales quienes suelen engrosar estos grupos: "Los africanos no alquilamos casa sino habitación, no nos dejan alquilar, piden garantía y nosotros no tenemos; si no, piden mucha plata para depósito y no podemos conseguir" (hombre senegalés, 23 años, entrevista realizada el 20 de diciembre de 2011).

Es en este contexto que los migrantes senegaleses deben encontrar una solución frente a la imposibilidad de acceder a una vivienda de alquiler. Ya sea por no contar con las garantías que se solicitan a tal fin, por los prejuicios que pesan sobre este colectivo,11 pero principalmente por los altos costos que ello implica, han optado por el alquiler de habitaciones en hoteles-pensión.

La situación de habitabilidad en dichos hoteles es caracterizada por Victoria Mazzeo y María Cecilia Roggi (2012) como precaria, debido a que no satisfacen requisitos básicos como la intimidad y la tranquilidad familiar, el abrigo y la protección contra las inclemencias del medio ambiente, la seguridad en la tenencia de la vivienda y en la dotación de los servicios necesarios (agua, luz, gas, etcétera). En el caso de los hoteles donde residen los entrevistados, se comparte el baño y/o cocina con otros hogares y no se cuenta con ventilación e iluminación natural en la/s habitación/es; también son frecuentes los problemas de humedad en paredes y techos.

Si bien el hecho de vivir con compatriotas forma parte de elecciones personales que los senegaleses realizan, tanto para preservar sus costumbres tradicionales -comer y rezar juntos- como para contrarrestar el desarraigo y fortalecer sus redes de contención, las condiciones de vida en los hoteles suelen ser resaltadas en las entrevistas como deficientes. Las quejas por la falta de calefacción y ventilación, las malas condiciones de higiene, el cobro excesivo en el precio de las habitaciones y otros factores que afectan su vida diaria son reiteradas.

Asimismo, los hoteles-pensión se hallan segregados residencialmente por el espacio donde se ubican: pese a que se encuentran dispersos en los barrios porteños, poseen una mayor concentración en el sureste de la ciudad, razón por la cual a las malas condiciones físicas se suman las dificultades que resultan de residir en barrios segregados, empobrecidos, donde las inversiones estatales son muy deficientes debido a que no son relevantes para el mercado inmobiliario.

Entre los barrios donde se concentran los senegaleses se encuentran Liniers, Balvanera, Flores y Constitución. Si bien éstos no pueden ser caracterizados como barrios étnicos con negocios de y para la comunidad senegalesa, la concentración habitacional y comercial en esos puntos geográficos lleva a que sus vínculos se reduzcan al trato con la población que allí se concentra, coincidiendo con la distribución socioeconómica de la ciudad. Esto es, sectores donde pesan estigmas relacionados con la pobreza y el delito, y que, por lo tanto, reducen las oportunidades de integración y relación con el resto de la población.

Retomo en este punto el análisis de Pierre Bourdieu (2011), para quien el espacio social se define por la exclusión mutua (o la distinción) de las posiciones que lo constituyen, y se presenta como la consecuencia de la distribución en el espacio físico de las posiciones de los sujetos en el plano simbólico.

Cabe agregar que a las características negativas que presentan las habitaciones de los hoteles y su distribución socio-espacial, el ingreso a los mismos también presenta dificultades, algunas de las cuales se mencionan en los fragmentos de las entrevistas a continuación:

Yo estaba buscando habitación, estaba el cartel y cuando fui me dijeron que ya estaba ocupada; le pedí a una chica blanca que fuera y se la alquilaron (hombre senegalés, 25 años, entrevista realizada en diciembre de 2011).

A veces los hoteles te dicen cualquier cosa para no darte una habitación, y otros son más tranquilos y no te piden nada (hombre senegalés, entrevista realizada el 7 de julio de 2012).

Entiendo que las enumeradas condiciones estructurales u objetivas a las que se enfrenta la comunidad migrante senegalesa en Buenos Aires, así como las estrategias que encuentra para sortearlas, son una plataforma sobre la cual se producen y reproducen representaciones sociales. Asimismo, postulo aquellas que tienen efectos sobre sus construcciones mentales, pero también que las construcciones mentales tienen efectos concretos sobre su manera de percibir la realidad social y actuar sobre ella; por tanto, en el apartado siguiente explicito la postura que adoptaré respecto a las representaciones sociales para su análisis.

Acerca de las representaciones sociales

Diversos investigadores han abordado el estudio de las representaciones sociales. Uno de los pioneros, el psicólogo social Serge Moscovici, las definió en 1979 como constructos cognitivos compartidos en la interacción social cotidiana que proveen a los individuos de un entendimiento de sentido común de sus experiencias en el mundo. "Son un set de conceptos, afirmaciones y explicaciones que se originan en la vida diaria en el curso de las comunicaciones interindividuales y cumplen, en nuestra sociedad, la función de los mitos y sistemas de creencias en las sociedades tradicionales; puede decirse también que son la versión contemporánea del sentido común" (1979: 45).

Bajo esta misma premisa, Denise Jodelet (1986), discípula de Moscovici, distingue entre dos fuentes determinantes para la emergencia de las representaciones sociales: la determinación social central (se refiere precisamente a las condiciones socioeconómicas o históricas en una sociedad, las cuales influyen en las representaciones sociales en cuanto a su extensión, evolución e interacción), y la determinación social lateral (referida a la influencia que ejerce el grupo en el condicionamiento de la representación social en que el sujeto individual también deja su impronta).

Por último, y también desde esta disciplina, retomo los aportes de Martín Mora (2002) en relación con los contenidos de las representaciones sociales, en los que distingue: la información (suma de conocimientos con que cuenta el grupo acerca de un fenómeno), el campo de representación (que expresa la organización del conocimiento en forma jerarquizada e ideológica), y la actitud (dimensión que significa la orientación favorable o desfavorable en relación con el objeto de representación social).

No obstante, considero que para enriquecer el análisis respecto de las representaciones sociales, estas definiciones deben ser complementadas con la noción de habitus12 que aporta Bourdieu (1988). De acuerdo con el sociólogo francés, se trata del sistema de esquemas de percepción y apreciación, así como estructuras cognitivas y evaluativas que se adquieren a través de la experiencia duradera de una posición del mundo social. Disposiciones a actuar, percibir, valorar, sentir y pensar de una cierta manera, que han sido interiorizadas por el individuo en el curso de su historia. Este concepto es relevante en el sentido que permite explicar no sólo el origen de las representaciones sino también su reproducción, lo que hace posible articular las estructuras objetivas y subjetivas de la realidad social.

Asimismo, da cuenta de la relevancia que tiene para el análisis la posición social y simbólica del sujeto, resultado de capitales acumulados en diversos campos, y no sólo de la situación socioeconómica. De esta forma, la teoría de las representaciones sociales proveniente del campo de la psicología social, enriquecida por la teoría bourdieana por los conceptos de habitus y espacio social, brinda un bagaje de herramientas conceptuales que permite articular la producción y la reproducción de imágenes respecto a la sociedad receptora, vinculado con la posición social que en ella se ocupa y en relación con las propias trayectorias de los sujetos migrantes.

Definidas de esta manera, presento en los siguientes dos apartados los tropos desagregados en los que he clasificado las representaciones sociales de los migrantes senegaleses en relación con la sociedad receptora, analizados a la luz de las condiciones objetivas de recepción, así como sus trayectorias migratorias y condiciones en vida en Senegal y Argentina.

Representaciones de la otredad I. Los argentinos, sus diferencias y "la frontera cultural"

He denominado al primer tropo de las representaciones sociales "diferencias culturales". Bajo esta nomenclatura, los jóvenes senegaleses caracterizan su visión respecto a la sociedad nativa que reside en la CABA. Esta representación guarda estrecha relación con la historia de la migración senegalesa, para la cual América Latina en general y Argentina en particular constituyen espacios con los cuales históricamente no se han mantenido vínculos económicos, lingüísticos, culturales, y/o religiosos. Los jóvenes entrevistados han manifestado que es muy poca la información que se recibe sobre Argentina en Senegal, el cual a su vez constituye un nuevo destino migratorio. Esta novedad que representa el destino hace que la percepción de aquel como un "otro", un extraño, sea mayor, y las diferencias crezcan, mientras que las semejanzas se ven más pequeñas, proceso al que Stephen Worchel y Joel Cooper (2002) denominan homogeneización exogrupal.

En este sentido, Étienne Balibar (2005) observa que la definición de cultura siempre combina en el fondo las mismas dos categorías de rasgos distintivos: los rasgos de hábito o incluso de rito (donde residen el elemento de "similitud imaginaria", que exhibe la pertenencia del individuo a la comunidad como una "naturaleza" o una sustancia común, física o espiritual que se manifestaría en el parecido de las apariencias, de los comportamientos, de los gestos) y los rasgos de creencia o de fe, "donde reside el elemento de fraternidad simbólica, manifiesto en la respuesta común a un llamado trascendente por voces inspiradas y autorizadas que enuncian el deber, en tanto voz interna de la conciencia" (Balibar, 2005: 71). En el discurso de uno de los entrevistados están presentes dichos rasgos:

La diferencia más grande es la cultura; es diferente la cultura de acá y allá, vos ves un argentino y un africano y es diferente la manera de vivir, por ejemplo, uno que llega hoy de Senegal y ve por ejemplo un hombre y una mujer darse besos en la calle, allá no se hace eso, ¿entendés? Bueno, son cosas que hay que aprender a aceptar, eso (hombre senegalés, 34 años, entrevista realizada en julio de 2012).

A partir del análisis de las entrevistas, he identificado diversas aristas en las que puede desagregarse la dimensión diferencia cultural. La primera, como se observa en el fragmento anterior, se refiere al tipo de relación que entablan hombres y mujeres, al rol de la mujer en la pareja y la sociedad, así como también al papel de la religión en estos aspectos. Como se ilustra también a continuación:

Hay muchas cosas que la religión no acepta. Allá a tu novia no la puedes besar en la calle; alguien te va a pegar seguramente, es como fumar, no tienes que hacer eso, algunas chicas no pueden decir a su mamá: "Yo tengo novio", y llevarlo a casa, no, olvídate, puede venir a la sala a hablar, pero a las 10 se van a dormir; las chicas si van a ir a comprar algo tienen que pedir permiso (hombre senegalés, 25 años, entrevista realizada en julio de 2010).

De este modo, cruzar el océano no implica sólo un cambio de frontera geográfica, sino una frontera que ellos califican de "cultural"; como menciona Balibar, "las fronteras dejan de ser realidades puramente exteriores y se tornan también 'fronteras internas', invisibles, situadas en todas partes y en ninguna (2005: 80)". Con respecto a su experiencia, los senegaleses ubican esta diferencia principalmente en relación con el rol de la mujer, quien suele ser asociada con el ámbito privado, excepto en casos donde no hay suficientes hombres que puedan sostener el hogar, por lo que debe salir (en general, a vender productos en los mercados). Es el hombre quien sale a trabajar, lo cual explica la mayoritaria presencia masculina en el movimiento migratorio de senegaleses hacia la Argentina.

Las mujeres africanas son amas de casa; no tienen necesidad de ir a buscar plata para su familia, tienen que quedarse en la casa para ayudar (hombre senegalés, 35 años, entrevista realizada en agosto de 2012).

Esta situación hunde sus raíces en la historia del propio país de procedencia: el colonialismo en África supuso un declive general en la posición de las mujeres en relación con los hombres. Los funcionarios coloniales aceptaron los estereotipos de género occidentales, relegando a las mujeres al ámbito doméstico y dejando los asuntos económicos y políticos a los hombres (Stichter y Parpart, 1988). Esta pérdida de poder de las mujeres se generaba, sobre todo, en relación con el acceso a la tierra y la fuerza laboral: la percepción de los funcionarios era que los hombres tenían el rol de campesinos y productores de alimentos; así, cuando se comercializaron los derechos a la tierra, los hombres, considerados cabezas de familia, fueron quienes recibieron los títulos de propiedad. Se consideró a las mujeres como "simples" agricultoras de subsistencia, mientras que los hombres fueron identificados como potenciales agricultores de cultivos industriales y, por lo tanto, con derecho a asistencia técnica.

Es interesante también recordar que el código senegalés de la familia hasta 1984 autorizaba al marido impedir a su mujer ejercer una profesión. Este derecho se le concedía en condición de cabeza de familia. Si bien es cierto que se ha cambiado esta cláusula de la ley, la que lo convierte en cabeza de familia sigue vigente. Por ello, la mujer debe obedecerlo, ya que es el único que posee autoridad familiar, que decide el domicilio de la pareja y que detenta la responsabilidad legal de los hijos (Sow, 2005).

Esta situación ha comenzado a modificarse a partir de la migración de mujeres solas, es decir, sin ser parte de un proceso de reunificación familiar, entendiendo su emigración como estrategia para mantener su grupo doméstico como cabeza de familia, sin venir detrás de ningún hombre. Mujeres solteras, viudas, separadas o casadas, pero sin sus maridos, viajan por su cuenta -sobre todo hacia Europa, destino más cercano geográficamente y con tradición de emigración senegalesa, donde familiares y compatriotas ya están asentados- con el propósito de mejorar su situación económica y social y la de su familia.

Como bien observa Susana Moreno Maestro (2008), las decisiones que se van tomando en la emigración dependen de las expectativas y obligaciones sociales ligadas con el país de origen, claramente marcadas por los roles de género de la cultura propia. Ello puede observarse en la entrevista realizada a una mujer senegalesa en Buenos Aires, donde apuntaba diferencias entre el rol de la mujer senegalesa y la argentina, sobre todo en relación con la libertad sexual que en Buenos Aires tendrían las mujeres, por oposición a las de su país, donde tanto hombres como mujeres sólo pueden consumar la relación sexual en el marco del matrimonio. Ello hace que los matrimonios se realicen a una edad más temprana, y una vez celebrado el acto religioso, las mujeres vayan a vivir a la casa de la familia del hombre, donde ayudarán con las tareas domésticas y criarán a los niños suyos y de la familia junto con las demás mujeres.

Las mujeres argentinas y senegalesas [son] muy diferentes, porque yo a la mañana trabajo, a la noche venir a tu casa, no hay salir. Además, allá, hombre y mujer, si no hay marido, no hay junto, no, nunca, marido sí, junto, acá a la cama todo (mujer senegalesa, 27 años, entrevista realizada en abril de 2014).

No se puede dejar de lado en el análisis de la representación de los senegaleses la relevancia del Islam y las normas y tradiciones que el mismo impone entre sus creyentes. Respecto al relato de la entrevistada, cabe destacar la importancia que el matrimonio tiene para la población senegalesa de credo musulmán, que constituye casi 95% de la sociedad, si bien se trata de un país formalmente laico.

El Corán incita a todo musulmán a casarse y fundar una familia; el celibato religioso no existe en el Islam. En algunas etnias, como los haal pular, esto significa con frecuencia la celebración del matrimonio lo más pronto posible, a veces antes de la pubertad.13 El matrimonio, más que una elección individual, es considerado como una alianza entre familias o dentro de una misma familia, ya que es corriente el matrimonio entre primos. Sin embargo, si se leen los textos de la sunna,14 la conformidad del individuo es imprescindible (Mbow, 2004).

Retomando el relato de la mujer entrevistada, se puede observar no sólo la distinta concepción de la sexualidad -la prohibición de las relaciones sexuales fuera del matrimonio sigue teniendo una importancia capital dentro del Islam-, sino también la imagen de su propia migración, considerando que se trata de una mujer que ha migrado sola, ha dejado al hijo a cargo de su madre, mientras que su marido se encuentra trabajando en un país europeo. En Buenos Aires ella dedica el día a la venta ambulante, y por las noches cocina y come con sus tres hermanos en una habitación de un hotel-pensión. "No hay salir" implica que no hay tiempo para distracciones, sólo para trabajar y descansar, para iniciar así un nuevo día de trabajo y de esta manera cumplir con las obligaciones de enviar dinero y actuar conforme al rol que le está reservado a la mujer en la sociedad senegalesa, preservando el honor.

También es interesante el rol asignado a la familia. En su investigación sobre migrantes senegaleses en Sevilla, Moreno Maestro (2008) observa que la familia en origen lo es todo y cómo le vaya a cada quien en la emigración será un éxito o un fracaso a los ojos de la propia familia, lo que a su vez significará un éxito o un fracaso de la familia a ojos de la sociedad.

La relevancia de la familia también puede observarse en el relato de la entrevistada senegalesa: tanto ella como sus hermanos remarcaban la importancia de las cenas compartidas en las habitaciones de los hoteles-pensión, y el desigual valor que los argentinos atribuyen a dichas ocasiones. En primer lugar, porque es un momento del día ansiado por los migrantes senegaleses y forma parte de un ritual que se repite diariamente. Durante las noches cenan juntos en alguna de las habitaciones que comparten, tienen turnos para cocinar, cada día le toca a un joven preparar la cena, que suele ser una comida senegalesa a base de pollo, carne o pescado, y donde el arroz, la papa y el picante no pueden faltar. Sirven esta comida en una bandeja o recipiente amplio -en algunos casos la misma olla donde se cocinó-, dispuesto generalmente sobre el piso, arriba de diarios, alrededor del cual se sientan en cuclillas los comensales y comen con la mano o bien con una cuchara. Durante este momento todos comen del mismo recipiente y cuentan su día en wolof.

Nuestras costumbres son distintas, nosotros queremos comer todos juntos; los argentinos hacen todo separado, a nosotros nos gusta más estar juntos, si estamos con la novia comemos normalmente, con las costumbres de ustedes, vamos a un restaurante o en mi casa, comemos en la mesa, tranquila, con las costumbres de vos, pero si estamos juntos acá en casa, como siempre, comemos juntos, cocinamos la comida nuestra y comemos juntos para sentirnos bien, es así, pero cuando estamos fuera, estamos tratando de acostumbrarnos a la vida de acá (hombre senegalés, 32 años, entrevista realizada en diciembre de 2012).

Este momento del día es especial, es la oportunidad para volver a sentirse en comunidad, en oposición de la representación sobre Argentina, a la que le atribuyen un mayor individualismo. La cena es el momento de recordar y revivir la tradición de las familias ampliadas, donde varios miembros comparten la misma casa y se juntan a comer por las noches la comida que las mujeres han preparado para los hombres de la familia. Allí, en Senegal, las mujeres comen juntas y los hombres en otra habitación o sector.

La representación de una cultura diferente también hace referencia a la falta de valores comunitarios: en las entrevistas se suele mencionar que los argentinos no suelen hallarse en grupo, la familia no tiene la misma relevancia, no hay respeto hacia los mayores ni se comparte tiempo juntos. Es entonces este momento de la noche un instante valioso, donde la sensación de sentirse "en familia" y en contacto con "su cultura" al comer comida senegalesa a la manera que allí lo hacen, acorta al menos por un momento la nostalgia del emigrado.

Como observa Alexis Lally Kouadio (2013) para el caso de los senegaleses en Costa de Marfil, la comida en grupo es un momento de socialidad que permite fortalecer los lazos de origen. Los senegaleses cuando cocinan usan elementos culinarios locales para adaptarlos a falta de algo típico del país. El hecho de no encontrar un paliativo hace que la reproducción exacta del plato sea imposible, por lo que se producen, a veces, innovaciones. Sin embargo, es importante para ellos guardar sus costumbres alimenticias, signos de su identidad, así como el momento de comunidad. Un miembro de dicha comunidad entrevistado analizaba esta situación:

Los chicos comen tarde, porque también es el momento que ellos tienen para vivir en familia, conviven así juntos como tipo familia, que la familia en Senegal no es el papá, la mamá y los dos hijos, sino que está el tío, el abuelo, y la familia, entonces siempre tienen el momento después de comer a la noche, el momento de charlar, de reírse, de contar las cosas, como que siempre tratan de generar este espacio hasta la una, dos de la mañana, porque no son gente que dicen, "el viernes salimos a tal restaurante a charlar y comer", no, es el único momento diario, hablar después de comer (hombre senegalés, 30 años, entrevista realizada en abril de 2014).

No salir, no comer fuera, no ir a bares también es una diferencia que apuntan los entrevistados en relación con los argentinos. En parte esto se debe a la necesidad de ahorro, ya que al comer todos en la casa, comprar y cocinar la cena para seis, siete y hasta 10 personas, resulta más económico. Pero otros motivos suelen ser el alcohol o las drogas, consumos con los cuales representan a los jóvenes argentinos y que ellos no comparten, principalmente debido a la adscripción religiosa islámica que prohíbe el consumo de sustancias que puedan dañar el organismo. Los pocos momentos de distensión con que cuentan los senegaleses se circunscriben espacialmente al ámbito privado de la vivienda, y son muy restringidos los momentos para las interacciones con la población argentina por fuera del trato comercial en la venta ambulante.

El último aspecto al que haré referencia en esta dimensión es el referido a la delincuencia con la cual representan a Argentina. Los robos y la delincuencia en general fueron tópicos que aparecieron en varias de las entrevistas y conversaciones informales con jóvenes senegaleses. Esta situación la atribuyen en algunos casos a su educación coránica, la cual, entre otras cuestiones, castiga el robo.

Hay mucha diferencia. Acá la mayoría de los chicos de Argentina no quieren trabajar; los senegaleses sí, son más trabajadores que los argentinos. Después de chico hay mucha droga, robar, eso no me gusta (hombre senegalés, 25 años, entrevista realizada en abril de 2014).

A partir de los relatos se observa una esencialización en las representaciones que los migrantes construyen sobre los países de origen y de destino, las cuales a su vez son generadas a partir de características opuestas. En algunos casos, Argentina es representada como la tierra de oportunidades para trabajar, ganar dinero, estar tranquilo, mientras que Senegal es visto como el lugar donde no hay trabajo, hay pobreza y no hay oportunidades. En otros momentos las representaciones se construyen a la inversa: Senegal es representado como un país bello donde el mar, las playas y la naturaleza invitan a quedarse, donde hay más inocencia en el trato, en las relaciones familiares, de pareja, donde la gente es más educada, la delincuencia es mínima, por oposición a una Argentina violenta, con falta de educación.

Entiendo estas representaciones en el marco de la construcción de una otredad, anclada en la construcción de un pueblo-nación, en el sentido planteado por Balibar (1991). Con ese concepto, el autor se refiere a la comunidad formada por el Estado nacional, en tanto efecto institucional de "fabricación".

[...].Ninguna nación posee naturalmente una base étnica, pero a medida que las formaciones sociales se nacionalizan, las poblaciones que incluyen, que se reparten o que dominan quedan "etnificadas", es decir, quedan representadas en el pasado o en el futuro como si formaran una comunidad natural, que posee por sí misma una identidad de origen, de cultura, de intereses, que trasciende a los individuos y las condiciones sociales(Balibar, 1991: 149).

A esta situación se suma la falta de vínculos históricos entre Senegal y Argentina, y por tanto se acrecientan las distancias que se perciben y se contribuye a crear esta representación de otredad en el sentido de una diferencia cultural, histórica, constitutiva del otro y, por lo tanto, difícil de sortear.

Representaciones de la otredad II. "Que alguien me diga negro no es discriminación"

Al segundo tropo de las representaciones sociales que los jóvenes senegaleses han referido respecto a los argentinos lo he denominado discriminación-racismo. No hay una manera unívoca de entender estos términos, que presentan una gran polisemia; por esa razón, expongo tres definiciones que diversos autores han formulado, a las que me adhiero por su riqueza conceptual-explicativa y que de forma articulada contribuyen a analizar las situaciones expresadas por los jóvenes senegaleses entrevistados.15

La primera ha sido catalogada por Philomena Essed (1991) como racismo cotidiano, para aludir a los discursos, los improperios o las formas denigrantes en el modo de relacionarse con la otredad. También ha sido entendida por Corina Courtis (2010) como prácticas de estereotipación discursiva y trato diferencial en las interacciones sociales. Otro tipo de racismo es el que hace referencia a aspectos institucionales, tal como ha definido Michel Wieviorka (1992, 2009) al racismo institucional,16 refiriéndose a las trabas burocráticas que obstaculizan la vida de los migrantes en la sociedad receptora al demorar su atención en hospitales u otros organismos gubernamentales, al dificultarles la obtención de la documentación, o bien, a las dificultades a las que se enfrentan con la policía al no existir un código de procedimientos claro en relación con la venta ambulante, entre otras situaciones cotidianas.

Por último, es importante también incorporar la noción de fundamentalismo cultural al que alude Sergio Caggiano (2013), entendido como la exclusión basada en diferencias percibidas como esenciales, insuperables, hostiles entre sí y mutuamente destructivas. "El fundamentalismo cultural trabaja sobre la idea de un reparto fijo de culturas y una definición de fronteras infranqueables y peligrosas: la amenaza está en sus atravesamientos y hay que preservar la separación" (Caggiano, 2013: 110).

Los tres tipos de racismo pueden ser incluidos en la caracterización que Steve Espelt (2009) ha realizado para describir las formas que adquiere el racismo actual, y al que denomina latente: actúa de manera sutil, sin manifestaciones violentas y sin hacer mención a la raza, sino que se adjudican las diferencias a la cultura, al idioma, a la nacionalidad. Son estos aspectos los mencionados en las entrevistas, dando cuenta de esta variedad de elementos que forman parte de la imagen discriminatoria y racista con la que se representa a la sociedad receptora, construida también por oposición a la sociedad de origen.

Nosotros no discriminamos, no sabemos esto, allá los padres, las madres mandan a los chicos, te enseñan a no faltar el respeto a gente grande, gente que puede ser tu papá o puede ser tu mamá, nosotros respetamos mucho eso, porque eso es lo que molesta a nosotros acá, que somos muy diferentes, nada que ver (hombre senegalés, 25 años, entrevista realizada en julio de 2010).

Que alguien me diga negro, eso no es discriminación, capaz que vos nunca viste un negro y es algo llamativo para vos, pero eso para mí no es discriminación, pero a veces hay gente que son muy malos de verdad y ésos te discriminan. Acá me discriminaron muchas veces. Cuando ves alguien que maltrata por su cara, eso sí es discriminación, pero que alguien me diga negro eso no es discriminación, capaz que vos nunca viste un negro y es algo llamativo para vos, pero eso para mí no es discriminación (hombre senegalés, 32 años, entrevista realizada en diciembre de 2012).

Es decir, habría una diferencia entre lo que se considera discriminación y racismo frente a lo que es juzgado como ignorancia. Por discriminación los jóvenes senegaleses entienden aquellas frases que resultan agresivas, cuando el apelativo "negro" adquiere una valoración negativa. Como ya observara Alejandro Frigerio (2010), en Argentina, el apelativo "negro" puede tener distintos significados, se trataría de un significante vacío que puede llenarse con diversos contenidos, algunos de ellos antagónicos. Desde un significado cariñoso hasta una forma insultante de referirse a los sectores subalternos de la sociedad porteña, lo cual es percibido por los propios migrantes.

Los argentinos dicen que son generosos, que no son racistas, pero es algo que dicen ellos, no es así. Nosotros lo vivimos pero muchos chicos tienen miedo de decirlo porque están bajo presión policial, cuando les sacan las cosas les dicen: "Si hablas te mato", "si hablas nunca vas a volver a vender acá", "si hablas te mando a tu país" (hombre senegalés, 35 años, entrevista realizada en julio de 2011).

Como se desprende de los fragmentos seleccionados de las entrevistas, existe una representación del nativo como sujeto discriminador y racista, aun contra un relato nacional que lo contradice. Asimismo, otra forma de analizar el contenido de estas representaciones es tomando en consideración las acciones realizadas ya sea por la policía federal o la policía metropolitana. Ha sido un tema frecuente en las entrevistas la mención a los decomisos de mercadería, juzgado por los senegaleses como algo justo, ya que se encuentran en infracción al vender en la vía pública. No obstante, califican de discriminatoria y racista esta acción cuando la policía la realiza sólo frente a este grupo nacional y no frente a otras nacionalidades como argentinos o bolivianos que se encuentran realizando la misma actividad.

Son mucho de discriminar a la gente africana acá, no digo que todos, pero hay muchos, por ejemplo, ahí donde trabajo yo, en el edificio, una persona que trabaja como yo a dos, tres cuadras vendiendo y la policía me dice que acá no puedo vender y a él no le dice nada, y me dice que me vaya, eso es discriminación, la policía me dice ándate a tu país (hombre senegalés, 41 años, entrevista realizada en mayo de 2014).

A veces me vienen a preguntar o a contar cosas que pasan, hubo casos que llegaron a los tribunales, para decirte que existe discriminación y a veces el gobierno es responsable de que pase todo esto. Tuvimos un chico que fue pegado por la policía federal, que fue en Constitución, y después el caso se llevó a los tribunales y terminó ganando la víctima, y es uno que salió, habría que ver realmente lo que pasó con otros y no solamente con la policía, también con otros organismos y leyes de parte de los gobiernos (hombre senegalés, 51 años, entrevista realizada en mayo de 2014).17

El caso al que se refirió el entrevistado tuvo gran resonancia debido a que fue el primero en llegar a los tribunales de justicia en el que se acusó a la policía y a la fiscalía federal por tratos discriminatorios.18 Sin embargo, en la mayoría de los casos, los senegaleses suelen imputar los tratos diferenciales a la ignorancia de los argentinos. Entiendo ello como una "estrategia" en el sentido de un curso de acción o decisión que se toma como consecuencia de las condiciones objetivas a las que se enfrentan en la sociedad. Una sociedad que dice no ser racista, pero que mantiene prácticas discriminatorias hacia el colectivo, basándose en razones como el color de la piel, la procedencia nacional y otros anclajes, es decir, manifestando el racismo latente caracterizado por Espelt (2009).

Entre las razones para no manifestar prácticas discriminatorias o racistas de manera abierta en el plano argentino se encuentra la creación del Plan Nacional contra la Discriminación, que entre otras acciones dio nacimiento al Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi),19 el cual brinda talleres en escuelas y otras instituciones, recibe denuncias y penaliza con mayor rigor las faltas cometidas con el agravante de la discriminación. Pero no sólo ello, sino que en la actualidad nos encontramos en presencia de lo que Mónica Lacarrieu (2001) denomina "multiculturalismo light", a partir del cual la cultura de los migrantes es exaltada y mercantilizada en espacios acotados, de manera predeterminada, sin poder reivindicar otro tipo de derechos más que los culturales, los cuales son construidos a partir de estereotipos dentro de los cuales los migrantes parecen ser aceptados.

Muchos de los jóvenes senegaleses entrevistados han atribuido a la ignorancia las prácticas discriminatorias de la sociedad receptora. Entiendo que el concepto de estrategia se adapta a esta situación ya que, para muchos jóvenes senegaleses, considerarse blancos de discriminación implica dar relevancia a las voces de los nativos que los denigran y los ubican en un lugar subordinado. La estrategia entonces consiste en invertir este orden, al imputar estos dichos a la ignorancia de los argentinos, ante la necesidad de salvaguardar su lugar en la sociedad:

Yo digo la gente que no sabe, la gente que tiene poco conocimiento, la gente que no saben que somos todos iguales no pasa nada, pero hay gente que discrimina, que no saben que todos tenemos sangre roja y ojos blancos, que nadie es mejor, si vos te morís, el negro y el blanco mueren, a los dos los van a poner en un cajón y llevar al cementerio, ¿para qué vas a discriminar? Si mañana sí o sí vas a morir. Vos sabés lo que es extranjero, abertura, porque estás con muchas cosas en la cabeza para poder estar cerca de la persona, pero acá los argentinos no. No son de salir mucho del país y no saben cómo acercarse, por ejemplo, yo estoy acá, después voy a Canadá y ya sé cómo manejarme, da facilidad (hombre senegalés, 36 años, entrevista realizada en marzo de 2014).

Los senegaleses tienen una buena educación, para respeto a la gente, para respeto a la persona, mujer, hombre, todo, no es como acá, acá hay gente buena también pero no todos, acá hay mucha gente que no sabe nada (hombre senegalés, 41 años, entrevista realizada en mayo de 2014).

Nuevamente se observa una relación directa entre educación, falta de respeto e ignorancia. Se atribuyen los discursos y tratos discriminatorios a la falta de un "saber" cómo tratar con la diversidad, que sería adquirido al viajar, al salir del país de origen y conocer otras personas y culturas. Ésta también ha sido una de las razones por la que explican su salida de Senegal algunos jóvenes entrevistados. Sin embargo, en otros casos, la representación de los argentinos como gente ignorante se debe a otros factores, principalmente al desconocimiento que tienen respecto al continente africano.

L., un joven senegalés de 25 años, cuenta que muchas veces responde lo que la gente quiere escuchar, que le han preguntado si se pinta la piel antes de salir, si vivía arriba de un árbol, y si tenía leones de mascotas. Él ríe .20

En el polo opuesto, algunos jóvenes entrevistados observan una postura que adoptan muchos de sus compatriotas al imputar las actitudes y discursos de los argentinos como discriminatorias:

Tenemos que cambiar el pensamiento de que todo lo que dice el argentino lo tenés que tomar como racismo, no, a veces te está corrigiendo bien, no es que te está discriminando, los chicos piensan que todo es discriminación y no saben lo que es discriminación. Discriminar a una persona es una cosa grave, pero los chicos toman todos los casos como discriminación (hombre senegalés, 27 años, entrevista realizada en mayo de 2014).

Al contrario de los otros chicos que siempre se enojan y dicen que los argentinos son racistas, yo digo no, yo digo que es normal, por ejemplo, una persona de color llama más la atención, es normal, porque la gente que no conoce una persona de color negro es normal que le llame la atención porque no lo conoce, nunca encontró, ¿qué pasa? Los más chiquitos se asustan, porque siempre la gente me pregunta: "¿Por qué los chicos tienen miedo?" Y yo les digo que es normal porque allá pasa lo mismo: los chicos cuando ven una persona blanca lloran porque toda la familia es del mismo color de ellos (hombre senegalés, 28 años, entrevista realizada en mayo de 2014).

Se desprende de los relatos que algunos jóvenes sienten estar en un país que los discrimina, mientras que otros entienden que se trata de prácticas aisladas que, si bien implican restricciones y dificultades, no las engloban en un accionar discriminador, sino que se atribuyen a la ignorancia frente a una presencia desconocida, con excepción de ciertas acciones policiales.

Esta representación social de los migrantes senegaleses en Argentina se construye por oposición a la representación que tienen respecto a la situación que sus compatriotas viven en Europa o en Brasil, donde las manifestaciones raciales y discriminatorias son directas y violentas. Esto guarda relación con la observación de Wieviorka (1992) y Espelt (2009) respecto a las manifestaciones racistas en las sociedades actuales, donde se adopta una apariencia respetable, utilizando las diferencias culturales como una nueva esencia de la que no podemos desprendernos y que nos separa inevitablemente del "otro".

Ya no se utiliza en la mayoría de los casos a la raza sino a las diferencias que habría entre ambas culturas. Lo evidencian los discursos de los migrantes senegaleses al plantear en muchos casos una frontera entre la cultura argentina y la africana y más precisamente senegalesa. Los improperios verbales y el distanciamiento son entonces atribuidos a la ignorancia o al desconocimiento y no a la discriminación en estos casos.

Palabras finales

A lo largo de este escrito me propuse analizar las representaciones sociales construidas por los migrantes senegaleses en Buenos Aires, concebidas como miradas acerca de la alteridad, esenciales para comprender la dinámica de la interacción y las prácticas sociales interculturales que se constituyen como mediadoras de la acción y para pensar qué vínculos esas miradas habilitan y cuáles no.

Para llevar adelante el análisis, incorporé la teoría de las representaciones sociales construida desde la psicología social, complementada con la noción de habitus de Bourdieu. En consonancia con dichas teorías, se tornó necesario reconstruir las trayectorias de los migrantes y su posición en el espacio social en la sociedad de acogida, de manera tal de contextualizar la producción y reproducción de las representaciones construidas.

El primer elemento que destacar entre los hallazgos del escrito es la noción de diferencia cultural con la cual se representa a la sociedad de destino. Esta situación se halla vinculada con el desconocimiento respecto a Argentina previo a la salida y la falta de vínculos entre ambos países. Sin embargo, y en otro orden de cosas, encuentro que dicha representación se halla vinculada con la producción de etnicidades ficticias, proceso que torna en diferentes a todos aquellos que no forman parte "natural" de la nación o pueblo. Dicha nominación también puede ser analizada en los términos de un fundamentalismo cultural o un racismo culturalista que vuelve naturales e invariables las diferencias.

Coincido en que la sociedad senegalesa presenta roles de género diferentes a la sociedad argentina, debido al peso del Islam, así como lazos comunitarios y familias ampliadas cuyo peso contrasta con la situación observada en Buenos Aires. De todos modos, estas diferencias se ven sobrevaloradas y las semejanzas disminuidas en la construcción de las representaciones sociales, producto de los procesos anteriormente mencionados.

Similares condiciones se observan en el tropo discriminación y racismo. Sin embargo, me interesa rescatar dos puntos aquí. En primer lugar, la importancia de la noción de estrategia que, entiendo, ponen en práctica algunos migrantes senegaleses al atribuir las prácticas discriminatorias de la población nativa a la ignorancia, con el fin de evitar sentirse objeto de discriminación. En segundo lugar, considero que la atribución de ignorancia a la sociedad de destino por poseer pautas culturales diferentes en relación con el trato con los mayores y ciertos comportamientos de los jóvenes contribuye a ampliar la brecha entre un nosotros y un otros que hace esenciales las diferencias.

Por último, si bien postulo que los individuos poseen una ubicación en el espacio social y de acuerdo con ella tienen una visión particular de la realidad y que, además, las visiones desarrolladas dentro de esos espacios son más homogéneas que las observadas en otros, considero relevante introducir una distinción al interior del colectivo senegalés en la construcción de las representaciones. En este sentido, aquellos senegaleses residentes en Buenos Aires que poseen un nivel educativo más alto (terciario o universitario) poseen un discurso crítico sobre las representaciones que sus connacionales desarrollan acerca de la discriminación, acusando a algunos de ellos de victimizarse y de afirmar falsamente que los argentinos son racistas.

Introducir estos matices dentro de la construcción de las representaciones no excluye la relevancia de su estudio como conjunto, en tanto ayudan a comprender y entrever cuáles son las imágenes que el grupo construye sobre la población nativa de la CABA. En efecto, estas representaciones no son inocuas, sino que se encaminan hacia la práctica, constituyen orientaciones para la acción. Se trata de una modalidad particular del conocimiento cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los individuos.

A partir del análisis de estas representaciones se abren nuevas líneas de investigación respecto a las relaciones que se construyen con la población nativa, así como otros aspectos relativos al contenido de dichas representaciones que no han sido abordados en el presente trabajo.

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1Este escrito forma parte de una investigación mayor cuyo resultado fue mi tesis doctoral. La misma tuvo como fin analizar las relaciones producidas entre migrantes de origen senegalés y población nacida y residente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires entre 1995 y 2014.

2Realicé inicialmente una codificación abierta según la metodología de Anselm Strauss y Juliet Corbin (2002) para estimular el descubrimiento de categorías, propiedades y dimensiones de análisis. Posteriormente implementé la codificación selectiva en la búsqueda de un proceso de reducción de categorías, lo que facilitó el entrelazamiento de codificación-grillado, análisis de contenido de los discursos e interpretación de la información obtenida.

3Excluyendo a la migración forzosa durante la colonización española y la posterior migración procedente de Cabo Verde, la cual se extendió entre fines del siglo XIX y mediados del XX.

4Se desarrolló un censo de la población senegalesa por parte de la ARSA, en el cual colaboré; los resultados estuvieron disponibles en julio de 2016.

5Ciudades de Brasil que cuentan con vuelos directos desde Dakar, Senegal.

6Datos obtenidos con base en 50 entrevistas semiestructuradas realizadas en la vía pública a vendedores ambulantes senegaleses en los barrios de Balvanera, Liniers, Flores y Floresta, y 20 entrevistas no estructuradas realizadas a senegaleses con una residencia más prolongada en la CABA y mayor dominio del español, lo que facilitó la realización de las mismas.

7Hacia septiembre de 2015, la anterior presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, dispuso a través del Decreto 1813/2015 la reapertura de la embajada argentina en Senegal. No obstante, esto aún no se ha formalizado.

8A partir de octubre de 2013, el gobierno de la República Argentina aumentó los controles en el paso fronterizo conocido como Triple Frontera, zona comprendida principalmente por las ciudades de Foz de Iguazú (Brasil), Ciudad del Este (Paraguay) y Puerto Iguazú (Argentina), cuya superficie es de aproximadamente 2 500 km2. El principal motivo se debe a investigaciones que se iniciaron por causas de contrabando de mercadería, narcotráfico y tráfico de personas.

9El cels es una organización no gubernamental que trabaja desde 1979 en la promoción y protección de los derechos humanos y el fortalecimiento del sistema democrático en Argentina. Entre sus líneas de trabajo se encuentra la defensa de los derechos de las personas migrantes. Para más información, ver <www.cels.org.ar>.

10El Plan Patria Grande es un plan argentino de regularización de inmigrantes lanzado por el entonces presidente Néstor Kirchner, que entró en vigencia el 17 de abril de 2006. Está destinado a los ciudadanos nativos de países miembros del Mercosur y de los estados asociados al mismo (lo que incluye a Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela), que se encontraban residiendo en la república con anterioridad al 17 de abril de 2006. La Disposición, que es complementaria a la Ley de Migraciones N° 25.871, implementó un nuevo criterio de radicación basado en la acreditación de la nacionalidad de uno de los países de la región y adoptando la buena fe como principio rector del Programa.

11Posteriormente analizo los mismos a partir de las representaciones que los migrantes senegaleses en la Ciudad de Buenos Aires construyen acerca de la mirada que sobre ellos tiene la población nativa.

12Cabe aclarar, como nos previene Alicia Gutiérrez (1994) -estudiosa de la obra del autor-, que esta noción no ha sido inventada por Bourdieu, sino que pertenece desde hace tiempo al lenguaje de la filosofía clásica. Está ligada con la forma del verbo latín habere y con la noción griega de hexis, que tienen igual significación (portarse bien o mal, estar en buena o mala condición). Bourdieu ha retomado ambos términos conservando el sentido fundamental de condición, y lo ha integrado a su teoría.

13Cabe aclarar que, de acuerdo con las observaciones de la profesora y ex ministra de cultura de Senegal, Penda Mbow (2004), en la actualidad la función del matrimonio se pone cada vez más en entredicho: la crisis económica con el papel del dinero, la escuela y la urbanización acelerada modifican sensiblemente los comportamientos de los jóvenes frente al matrimonio. Los matrimonios se celebran cada vez más tarde y se observa un número muy elevado de uniones libres (sobre todo entre europeos y jóvenes senegaleses). A pesar de todo, el matrimonio continúa siendo "una verdadera obsesión en Senegal", lo que explica la cantidad de jóvenes parejas que viven bajo la tutela de los padres.

14La sunna, en árabe, significa vía, método, modo, pero en su definición dentro de la Sharî'a designa lo que haya dicho (qául), hecho (fi'l) o corroborado (taqrîr) el Profeta, es el conjunto de dichos y hechos de Mahoma y su manera de proceder según resulta del testimonio de los ashab, sus contemporáneos y compañeros. Es la tradición entendida como categoría teológica, no como simple costumbre o testimonio histórico. La palabra sunna da nombre a los musulmanes sunníes, que representan 90% de todos los musulmanes.

15En dicha enumeración he dejado fuera numerosas definiciones acerca del racismo y la discriminación que por motivos de espacio no he mencionado, sin por ello desconocer la larga tradición de estudios en el tema, los cuales pueden ser consultados en Taguieff (1998), Todorov (1989), Schaub (2003) y Dijk (2003), entre otros.

16El concepto fue originalmente formulado por Stokely Carmichael y Charles Hamilton en 1967 para explicar cómo funcionaba el racismo en Estados Unidos en relación con los afroamericanos. De acuerdo con los autores, habría una manera clásica del racismo, abierta, asociada con los individuos, y otra, no declarada e institucional.

17Cofundador de La Casa de África en Argentina, donde promueve actividades de difusión cultural; fundada el 17 de agosto de 1995 por Irene Ortiz Teixeira.

18Se trató de un habeas corpus colectivo presentado por tres ciudadanos senegaleses: Bara Sakho, Ibrahima Mbaye y Serigne Lam. Todos ellos fueron abordados, en distintas oportunidades, por agentes de la comisaría del barrio de Constitución, donde revenden relojes y bijouterie. En las audiencias públicas manifestaron haber sufrido discriminación, arrestos ilegales y secuestros de su mercadería, además de denunciar que la policía les retuvo sus documentos provisorios o "precarios". Este caso fue patrocinado por abogados reunidos en Colectivo Para la Diversidad (CoPaDi).

19El Plan Nacional contra la Discriminación fue elaborado como resultado de los compromisos internacionales contraídos en ocasión de la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia, realizada en Durban, Sudáfrica, en 2001. Para mayor información, consultar: <www.inadi.gob.ar>.

20Notas de campo tomadas en febrero de 2011 en el barrio de Liniers, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Recibido: 09 de Junio de 2015; Aprobado: 11 de Enero de 2016

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