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Revista mexicana de sociología

versión On-line ISSN 2594-0651versión impresa ISSN 0188-2503

Rev. Mex. Sociol vol.75 no.3 Ciudad de México jul./sep. 2013

 

Artículos

 

Más que mil palabras: los movimientos de trabajadores desocupados en el diario Clarín*

 

More than a thousand words: unemployed workers' movements in Clarín newspaper

 

Ariel Farías,** Santiago Nardin*** y Guadalupe Santana****

 

** Licenciado en Sociología por la Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires-Instituto de Investigaciones Gino Germani. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Temas de especialización: teorías de los movimientos sociales, protesta, movimientos de trabajadores desocupados. Presidente José E. Uriburu 950, 6o. piso, Oficina 18, 1114AAD, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Tel.: (+54 11) 4508-3815. Fax: (+54 11) 4508-3822. Correo electrónico: <farias.ariel@hotmail.com>.

*** Licenciado en Sociología. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires-Instituto de Investigaciones Gino Germani. Correo electrónico: <sanardin@hotmail.com>.

**** Licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires-Instituto de Investigaciones Gino Germani. Correo electrónico: <guadasant@hotmail.com>.

 

Recibido: 26 de abril de 2012
Aceptado: 14 de mayo de 2013

 

Resumen

En este artículo se estudian las representaciones mediáticas de los movimientos de trabajadores desocupados argentinos en torno a dos de los elementos que constituyen su experiencia: la desocupación y el piqueterismo. Para ello, se articula el análisis de imágenes con el de series discursivas. Si bien este estudio se dedica a un tipo de movimiento en particular, brinda herramientas teórico-metodológicas para otro tipo de abordajes, a la vez que señala modalidades instituidas de construcción de la realidad social que permiten reflexionar sobre los procesos de estigmatización y encorsetamiento de las identidades populares beligerantes en general.

Palabras clave: movimientos sociales, protesta, desocupación, medios de comunicación, imágenes.

 

Abstract

This paper studies media depictions of unemployed Argentine workers' movements, focusing on two of the elements that constitute their experience: unemployment and piqueterismo. To this end, the author links the analysis of images to that of discursive series. Although this study is devoted to a particular type of movement, it provides theoretical and methodological tools for other types of approaches, while indicating instituted forms of constructing social reality that allow us to reflect on the processes of stigmatizing and strait-jacketing belligerent popular identities in general.

Keywords: social movements, protest, unemployment, media, images.

 

En los últimos 10 años se han constatado al menos dos periodos polares en relación con los abordajes académicos acerca de los movimientos de trabajadores desocupados (MTD). Un primer conjunto de trabajos puso el acento en el origen, el desarrollo y las potencias de estos movimientos. La proliferación de trabajos sobre la "protesta" en general y sobre la productividad de la acción piquetera[1] fue acentuando las capacidades sociabilizantes de estas experiencias, la democratización de los microterritorios que abarcaban y la reconstrucción positivizante de aquéllas. Sin embargo, pocos años después, con la mutación del contexto político y económico y la mayor modularidad mostrada por las acciones de bloqueo de vías públicas, la relevancia del tema quedó ligada a la indagación acerca de las huellas de estas iniciativas (Pereyra, Pérez y Schuster, 2008). El proceso de eclipsamiento, debilitamiento y fragmentación de los movimientos se manifestaba en la literatura académica en la disminución de la productividad acerca del tema y/o su mutación en torno a las modalidades de relación de los movimientos de desocupados —y/o sus referentes más conocidos— en el seno de las jurisdicciones estatales.

En este contexto, este grupo de investigación comenzó una indagación acerca de las vinculaciones entre la demanda de empleo y la acción piquetera a través de su rastreo en el periódico argentino de mayor tiraje, Clarín. Las investigaciones precedentes se basaban en una hipótesis de ruptura con lo que durante casi 10 años había configurado el trípode general del heterogéneo movimiento de trabajadores desocupados. Con esto nos referimos a la vinculación orgánica entre una forma particular de protesta, los piquetes, un sector específico de la clase trabajadora, los trabajadores desocupados, y una demanda hegemónica, empleo y/o sus sucedáneos precarios, los planes asistenciales.[2]

Como resultado de estas primeras indagaciones, dimos cuenta de un desfase entre los elementos constitutivos del trípode hacia el periodo 2005-2007. La cuestión de la desocupación aparecía en las notas del diario Clarín como un tema gestionado técnicamente y desvinculado de la politización popular. A su vez, la protesta piquetera era representada desligada de su demanda principal: trabajo y/o planes, y, por lo tanto, vaciada de su contenido e importante componente identitario.

Sin embargo, la situación evidenciada a partir del anuncio del Plan "Argentina Trabaja"[3] (PAT) y de la rápida interpelación que manifestaron los movimientos con el objeto de tornarse sujetos activos de la demanda a través de la consigna "cooperativas de trabajo sin punteros", parecen dar cuenta de un nuevo hito en la activación de estas experiencias, que vuelve a entroncar los componentes clásicos del trípode que hemos descrito más arriba: piquete, demanda de trabajo e identidad bifronte de "piqueteros-trabajadores desocupados".

A partir de estas inquietudes, en una posterior presentación (Farías, Nardin, Santana, 2011b), este equipo de trabajo estudió la representación mediática de los MTD en torno a dos de sus soportes: la desocupación y el piqueterismo. Para ello se analizó una muestra de 38 noticias del periodo 2008-2009, pertenecientes al diario Clarín (en su versión digital). Como conclusión de dicho trabajo se destacó la producción de una serie de técnicas discursivas que remitían, en un extremo, a la figura del piquetero vándalo, vinculada con la protesta desimbricada de la demanda y de los sujetos partícipes; en el otro, a la pasiva figura del pobre desocupado, situada en el marco de las protestas relacionadas con el PAT, justificadas por una matriz que reenvía al drama de la pobreza.

En esta oportunidad nos abocaremos al estudio de las imágenes contenidas en dichas notas, con el objetivo de complementar el análisis realizado sobre el discurso. De esta manera, nos proponemos indagar acerca de los sentidos que construye el diario en torno a la identidad piquetera y a los formatos de protesta utilizados, y sobre la cuestión de la desocupación y la identidad del desocupado, a partir de su tratamiento gráfico. De este modo, realizamos una aproximación de tipo cualitativo comprendiendo las imágenes como producciones sociales que construyen estructuras de sentido a partir de las cuales se hace inteligible la realidad.

 

Situándonos en el campo

Esta investigación se enmarca en la indagación acerca de las vinculaciones entre la demanda de empleo y la acción piquetera, amalgama que ha sido estudiada por diversos autores. El texto paradigmático de Maristella Svampa y Sebastián Pereyra (2003) encuentra en esta articulación la configuración productiva que posibilita la ruptura con la atomización negativista generada por el desempleo. Este enfoque hace entroncar el proceso de colectivización con el de piqueterización, pues mientras los desempleados estaban entrampados en las lógicas individualizantes, el proceso de constitución colectiva con otra identidad (la piquetera) posibilitó la ruptura no sólo de tales lógicas atomizantes, sino también la vía instituyente de las demandas de estos sectores.

Por su lado, Svampa (2000), retomando el concepto de "desafiliación" (Castel, 1995), enfatiza el impacto de los cambios estructurales en los procesos de conformación de colectivos y de producción identitaria. Por otro lado, Denis Merklen (2005) destaca la densificación de las relaciones territoriales en reemplazo de las ligadas al mundo fabril, que se habrían debilitado. Los procesos citados previamente constituyeron parte de los entramados que habilitaron la emergencia de movimientos de trabajadores desocupados. Estos últimos resultaron paradigmáticos, pues mientras son generadores de espacios de gestación de lazos sociales y conflictividad social popular, fueron atravesados con mayor intensidad por los procesos desafiliatorios.

Desde otra perspectiva, en contrapunto con la anterior, la articulación entre desocupación y piqueterismo ha sido desestimada por Ástor Massetti (2004). El autor plantea que el segundo se nutre de múltiples fracciones sociales y que existen diversas trayectorias y situaciones de desocupación. Su argumento lanza una crítica a los abordajes que articulan esta emergencia con los procesos macro de desocupación generalizada. El nudo de la discusión se centra en la interrogación de cómo es posible que los procesos de desempleo y la desafiliación, que habían sido entendidos como devastadores para los lazos sociales, sean ahora los que muten en posibilitadores del colectivo. La respuesta que Massetti encuentra a este interrogante es que la construcción identitaria, a partir de entramados diferenciales, es posible gracias a la capacidad aglutinante que emerge del "ámbito-momento" de la protesta: mientras que la desocupación atomiza, la protesta aglutina.

Desde nuestro punto de vista, no cuestionamos que las acciones de lucha aglutinen; sin embargo, sí podría discutirse cuáles son los procesos que hacen posible ese estar juntos allí, cuál es la historicidad de ese "ámbito-momento", qué aspectos de comunidad potencial existían en estos entramados que se muestran abigarrados, qué estatus poseen las demandas que se conforman en catalizadores de la comunidad en formación.

Retomando a Alberto Melucci (2002), creemos que aquellos estudios que condensan las determinantes de la existencia del colectivo en el hecho de la protesta tienden a presentar una acción sin actor. Desde otro punto de vista tradicional, en el que se tiende a presentar a la protesta como reflejo de las condiciones estructurales compartidas por los sujetos partícipes, se presenta a un actor sin acción. Aquí, el espacio entre la existencia de elementos comunes compartidos y la reflexión conjunta acerca de los mismos, así como la organización para realizar una acción concertada, quedan sin salvarse.

Afirmados en la concepción de que "los hombres hacen la historia", sostenemos que las formas de protesta, así como su impacto en los mundos internos de las organizaciones y las reconfiguraciones de la realidad social que implica la emergencia pública de la beligerancia popular, se vuelven soportes fundamentales de la experiencia de los movimientos de trabajadores desocupados. También tenemos en cuenta que si bien los sujetos hacen la historia, "no lo hacen en las circunstancias por ellos elegidas" y, por lo tanto, sus trayectorias, sus condiciones de sociabilidad y las condicionantes de clase se constituyen en otro de los soportes constitutivos de estos colectivos. Es por esto que proponemos retomar los abordajes de estos movimientos desde la noción del trípode general.

Retomando estas reflexiones teóricas, planteamos como hipótesis de trabajo que, en el caso de la representación mediática de los movimientos de trabajadores desocupados, pueden construirse señales acerca de las escisiones de los soportes del trípode. Los relatos que presentan la medida de protesta escindida de las mediaciones, trayectorias, condiciones, de quienes participan en ellas, no dan cuenta del porqué del estar juntos allí. Es así que presentar a la protesta, en este caso el piquete, desarticulado de las historias de quienes la llevan a cabo, puede resultar en el cercamiento y la estigmatización, representada por la figura del piquetero vándalo o generador de caos y en el extremo, el piquetero delincuente. Por otro lado, el discurso sobre la desocupación separado de los procesos de politización plebeya, que pone el foco en las condiciones estructurales pero que subestima a los sujetos partícipes y eclipsa su rol activo, resulta neutralizante de los procesos de politización popular, construyendo la figura del pobre desocupado.

 

Construcción metodológica del corpus y la muestra

A lo largo de estas investigaciones nos propusimos analizar la representación mediática de los MTD durante el periodo 2008-2009, a través del estudio de los discursos y las imágenes producidas por el diario Clarín (en su versión digital).

El diario Clarín se erige como el matutino nacional de mayor circulación de Argentina y es uno de los medios que componen el Grupo Clarín, poderoso holding multimedio empresario, junto con otros muchos medios gráficos (de deportes, revistas, diarios locales), señales de cable, productoras de televisión y cine, emisoras de radio y empresas.[4] Esta modalidad de concentración, surgida durante la década de los años noventa, luego fue ratificada gracias a la renovación de licencias por 10 años más, en mayo de 2005, durante el gobierno de Néstor Kirchner. Pese a ello, las relaciones entre dicho mandatario, y posteriormente su esposa y sucesora, Cristina Fernández, y el grupo en cuestión, fueron en tensión creciente hasta asumir la forma de una confrontación abierta. Estas rupturas se vuelven necesarias para contextualizar el contenido de las notas seleccionadas y enmarcarlas en el juego de intereses desplegados en torno a los conflictos particulares.

Centramos nuestro estudio de las representaciones discursivas y gráficas atendiendo a dos de los soportes del trípode general de los movimientos: la desocupación y el piqueterismo. En relación con estos dos nudos de interés construimos las siguientes categorías:

  • Por un lado, la problemática ligada a la desocupación[5] está compuesta por las categorías: desocupación, desempleo, desocupado/s, desempleado/s.
  • Por otro lado, la problemática ligada al piqueterismo[6] está compuesta por las categorías relativas al nudo piquete: piquete/s, corte/s, bloqueo/s y por las categorías relativas al nudo piquetero: piquetero/s.

Con estas orientaciones produjimos un corpus de noticias a partir de técnicas propias del campo del análisis de contenido. Realizamos, en primera instancia, un análisis temático del material, modificando y ampliando categorías construidas en trabajos previos. Luego efectuamos una selección exhaustiva de noticias, resultado de la búsqueda automática, con las herramientas que el propio periódico brinda en su versión digital, de las notas que incluían en sus titulares, copetes y volantas, los términos de las categorías construidas.

A este conjunto de noticias se le sobrepusieron algunos filtros,[7] ante la existencia de nuevas evidencias y el desarrollo de otras aproximaciones analíticas. El corpus final que construyó el equipo de trabajo consta de 629 notas para el periodo 2008-2009.

A partir de este corpus se confeccionó una base de datos realizando un conteo exhaustivo de las remisiones de cada uno de los términos[8] en el conjunto de las notas (en este caso cuerpo, titulares, copetes y volantas), que consta de 3 363 palabras.[9]

Con estos soportes, procedimos a construir una muestra dentro del corpus de 629 notas, utilizando la técnica de análisis de copresencias. Este tipo de análisis se refiere al conteo de la aparición simultánea de términos ligados a distintas familias de palabras dentro de una misma serie textual. En este trabajo contamos aquellas copresencias en las que existía aparición simultánea de uno o más términos relativos a la familia desocupación, junto con uno o más términos relativos a la familia piquetero.[10] A partir de este registro exhaustivo seleccionamos todas aquellas notas en las que existían copresencias —excluyendo aquellas que reenviaban a la participación de movimientos de trabajadores desocupados en el marco del conflicto del campo—,[11] para construir una muestra de 27 notas.[12]

Para el presente trabajo construimos además una base de imágenes y de epígrafes. Dicha base surgió de la selección exhaustiva de las imágenes presentes en las 27 notas de la muestra, y consta de 30 imágenes y 25 epígrafes. Con este material buscamos profundizar el conocimiento sobre los interrogantes que nos inquietan.

 

¿Nuevo hito de articulación? un análisis cuantitativo de las copresencias

Para una primera aproximación a los datos construidos, partimos de la hipótesis de la existencia de un nuevo hito de vinculación, con la emergencia del PAT, a fines del 2009. Dicho hito se evidenciaría a partir de la rearticulación —en este caso mediática— entre los piquetes como medida de protesta, los trabajadores desocupados como sector de la clase trabajadora movilizado, y la demanda de empleo y/o sus sucedáneos precarios, como consigna instalada.

La distribución de noticias del corpus, emergentes a partir de las categorías ligadas a las problemáticas que constituyen los soportes de vinculación de las experiencias de los movimientos de trabajadores desocupados —la problemática de la desocupación y el piqueterismo—, y la distribución de las noticias de la muestra, en las que aparecen simultáneamente términos referentes a las dos problemáticas citadas, pueden brindarnos elementos para dar cuenta de nuestra hipótesis. (Tabla 1)

El primer emergente de la distribución de noticias es la tendencia descendente luego del segundo cuatrimestre de 2008, hasta el segundo cuatrimestre de 2009, cuando la distribución asume el mínimo de la serie, alrededor de 8% del total de noticias. Esta tendencia se interrumpe significativamente en el último cuatrimestre de 2009, el de mayor cuantía, y triplicando al cuatrimestre previo. La irrupción abrupta de noticias podría estar refiriéndose a una serie cualitativamente distinta a la previa.

Las copresencias que construimos representan cuán articuladas o desarticuladas están dos de las familias de términos que se refieren a las experiencias de los movimientos, diferentes pero no excluyentes: la experiencia de desocupación y la experiencia piquetera.

Si el último cuatrimestre de 2009 se presentaba como posible marca de un nuevo hito en lo que se refería a la distribución de noticias, este argumento se refuerza al analizar la distribución de copresencias. Se condensan en este cuatrimestre más de tres quintos de las copresencias de la serie.

La tasa de copresencias nos permite clarificar las tendencias, al ponderarse la relación entre cantidad de noticias y cantidad de copresencias. En este caso la tasa de los cuatro primeros cuatrimestres muestra una tendencia hacia la desaparición de la articulación entre protesta y desocupación. Todos los cuatrimestres muestran valores inferiores a 4%, y en el caso del segundo y del tercer cuatrimestres de 2008, nos encontramos con la ausencia de copresencias. Esta tendencia comienza a modificarse hacia el segundo cuatrimestre de 2009, y pasa a rondar el 6% del total de notas (es necesario advertir que dicho porcentaje se vincula más con el bajo número de noticias que con el alto número de copresencias). Es en el último cuatrimestre de dicho año cuando alcanza valores diferenciales, superando el 12%. Nuevamente este cuatrimestre se muestra distinto en relación con los cuatrimestres previos. ¿A qué procesos estará remitiendo este nuevo hito de vinculación, el menos mediático, de la desocupación y el piqueterismo? Para una primera aproximación a este interrogante, observemos la distribución de las copresencias según sea el conflicto que convoca el reclamo:

La gráfica 1 nos brinda más argumentos acerca del carácter novedoso y diferencial que representa el último cuatrimestre del año 2009 con respecto a la serie previa. La distribución de copresencias referentes a los conflictos vinculados con el lanzamiento del PAT desequilibra la gráfica, sub ordinando la tendencia que le precede. Con el lanzamiento del PAT, y en torno a la interpelación que significó para los movimientos, se produce una modificación. Este nuevo hito de articulación mediático de dos de los soportes de la experiencia de los movimientos, ¿cómo se verá expresado en las imágenes que contienen las noticias? Sabiendo que emergen figuras disímiles en uno y otro momento, ¿qué técnicas de construcción de imágenes se anudarán a la figura del piquetero vándalo emergente en el momento de desimbricación del trípode? ¿Y cuáles con el lanzamiento del pat y la emergencia de la figura del pobre desocupado?

Los próximos apartados abordarán estas preguntas, a través del análisis cualitativo de las imágenes presentes en la muestra. Para esto, diferenciamos los dos momentos temáticos identificados. Dentro de la primera serie, marcada por la tendencia a la desvinculación de los soportes del trípode, un momento en el que la figura predominante en las noticias es la del piquetero vándalo. Por otro lado, dentro de la serie que se inicia a fines de 2009, un segundo momento vinculado con los conflictos que giran en torno del lanzamiento del PAT, en el que la figura predominante es la del pobre desocupado.

Antes de adentrarnos en el análisis de las imágenes propiamente dicho, realizaremos algunas consideraciones sobre la fotografía en general y, en particular, la fotografía de prensa.

 

Algunas consideraciones teórico-epistemológicas para el análisis de la fotografía de prensa

Partimos de un breve recorrido a través de las diferentes posiciones epistemológicas respecto de la imagen fotográfica como paso previo a la explicitación de nuestro propio punto de partida. Siguiendo a Ana Laura Lobo (2010), identificamos tres grandes aproximaciones en torno a la relación entre la fotografía y su referente.

La primera de ellas, situada en el siglo XIX, remite a la imagen fotográfica como copia, espejo o representación más fiel de la realidad y su función específica como documental, registro e ilustración. De esta manera, la imagen sería un mensaje sin código que no permitiría realizar una reflexión sobre ella en tanto que manifestación cultural y producto social.

La segunda, ligada al estructuralismo francés, vincula a la imagen fotográfica con la noción de símbolo y, en tanto tal, la relación entre referente, significación e imagen se basa en códigos socioculturales. Desde esta perspectiva, la fotografía se concibe como una construcción y una interpretación de la realidad y en el extremo, de transformación. Por lo tanto, la tarea del observador/investigador radica en la deconstrucción del mensaje contenido en la imagen, tanto en sus códigos estéticos y técnicos como en los culturales e ideológicos. En este sentido, Lorenzo Vilches menciona:

La cámara es una prótesis de nuestro ojo y la extensión de nuestra vista. Pero paradójicamente, son estas mismas posibilidades de la cámara las que permiten una extrema maniobrabilidad y distorsión de los efectos visuales sobre los objetos reales. La aparente mecanicidad de la fotografía no hace más que reforzar las posibilidades de ficción, simulacro e ilusión realista (Vilches, 1987: 19-20).

La tercera postura, que sostiene Lobo, se presenta como síntesis de las dos anteriores, en tanto que entiende la "fotografía como índex (índice) o huella de la realidad" (2010: 4). De la primera aproximación recupera la idea de que la imagen fotográfica está dotada de un valor singular, documental, que da cuenta de la existencia de su referente. De esta manera, evita caer en la pura deconstrucción del discurso del código. En este sentido, resulta sugerente retomar a Roland Barthes como exponente del realismo fotográfico cuando señala:

Llamo "referente fotográfico" no a la cosa facultativamente real a que remite una imagen, un signo, sino a la cosa necesariamente real que ha sido colocada ente el objetivo y sin la cual no habría fotografía (Barthes, 1989: 120).

Sin embargo, se cuestiona la idea de la fotografía como imagen transparente e inocente y la posibilidad de realizar análisis científicos sobre la base de documentos fotográficos sin mayores complejidades. Es decir, la fotografía confirma la existencia de su referente pero no lleva consigo una explicación a priori de su sentido. Para ello, se recupera el legado estructuralista, a través del uso de los códigos de la investigación social para examinar las imágenes en tanto marcas de su referente y, a la vez, productos sociales e históricos y "como una 'forma específica de comunicación de sentido'" (Crenzel, citado por Lobo, 2010: 5).

En un sentido similar al de Lobo, Hugo José Suárez también propone la necesidad de realizar una recuperación de los planteamientos de Barthes y Pierre Bourdieu, como exponente de la escuela estructuralista, en su complementariedad. Así, señala:

Salvando las distancias, parece pertinente acudir a uno y otro autor a la hora de intentar explicar una producción fotográfica, o incluso para llegar a lo que Bourdieu denomina el ethos social, que estaría implícito en la imagen. Paradójicamente, la pregunta sobre el contenido de la foto planteada por Barthes es la que nos permitirá llegar al desciframiento del ethos que propone Bourdieu (Suárez, 2008: 32).

Aquí la fotografía, en tanto que producción cultural, aparece como un excepcional continente que nos permite abordar, a través del análisis de su contenido, de lo que muestra y de lo que oculta, "el sistema de sentido del grupo social responsable de su producción, o lo que en adelante denominaremos el mundo social fotografiado" (Suárez, 2008: 34), a partir del rastreo de ciertos sistemas de valores implícitos y explícitos, que remiten a un determinado modelo cultural.

Hasta aquí hemos abordado brevemente ciertas consideraciones en torno a la fotografía en general y su valor para la investigación social. Sin embargo, más allá de las referencias anteriormente realizadas acerca de las peculiaridades del medio en cuestión y de su dinámica coyuntural durante el periodo estudiado, falta esclarecer algunas cuestiones relativas al estudio de la fotografía de prensa en particular, sobre la cual se sustenta el presente trabajo.

En consonancia con los planteos de Lobo (2010) y Suárez (2008), nuestra perspectiva intenta reunir los enfoques mencionados, en tanto comparte las potencialidades que ostentan uno y otro y se enlaza con nuestra apreciación del medio en cuestión. De esta manera, afirmamos que la fotografía de prensa posee un valor documental singular, a la vez que se erige como un producto social, histórico y cultural particular. Así, aparece como el resultado de múltiples dimensiones que convergen: un cierto margen de libertad creativa y pericia del fotógrafo del medio para estar ahí en el momento preciso y captar al referente; los criterios específicos de "lo editable", que responden en mayor o menor medida a los intereses del medio en cierta coyuntura política y circunscriben la acción del fotógrafo en tanto que trabajador de prensa del diario Clarín; y cierto "campo de lo fotografiable" (Suárez, 2008: 36) que aparece socialmente definido (aunque de manera implícita) a través de una forma especial de leer lo social.

Estas dimensiones nos llevan a pensar a la fotografía de prensa como pieza fundamental en esa "caja de resonancia" que es el medio, pues también es productora y reproductora de ciertos sentidos que circulan socialmente, algunos de ellos vinculados estrechamente con el posicionamiento político-económico del multimedio en cuestión.

Más específicamente, sostenemos que la fotografía de prensa puede leerse en dos sentidos: como un relato en sí mismo y como parte de una secuencia. Siguiendo a Tanius Karam (2003), la pensamos como un metarrelato. Es decir, si bien identificamos cierto grado de autonomía de la imagen con respecto a los demás componentes del periódico con una narrativa y lenguaje propios, cuestión sin la cual no podríamos realizar el presente trabajo, la misma es relativa —incluso respecto del pie de foto—,[13] ya que también comprendemos su lugar como parte constitutiva de una red de significantes cuyo producto final es el periódico.

Sin embargo, la fotografía de prensa asume particularidades por demás interesantes y que han sido consideradas para la selección del objeto de estudio de esta presentación. Entre ellas podemos mencionar que suele ser utilizada por el periódico por su capacidad expresiva y retórica, para atraer la atención de los lectores y generar sentidos, lo cual se vuelve sumamente efectivo, pues aparece frente a ellos

con una tremenda fuerza de objetividad. Si una información escrita puede omitir o deformar la verdad de un hecho, la foto aparece como el testimonio fidedigno y transparente del acontecimiento o del gesto de un personaje público [...] Toda fotografía produce una "impresión de realidad" que en el contexto de la prensa se traduce por una "impresión de verdad" (Vilches, 1987: 19).

Resta ahora adentrarnos en las herramientas teóricas de que disponemos para el análisis de las fotografías de prensa seleccionadas.

Identificamos, junto con Suárez (2008), tres planos de abordaje del análisis. En primer lugar, el campo cultural de la producción fotográfica,[14] el cual contempla diferentes variables que permiten ver la fotografía como un producto social, enmarcada en cierto campo cultural, dentro del cual el fotógrafo despliega su modelo cultural. Estas variables son las cuestiones constitutivas: asunto (tema elegido); el fotógrafo (autor del registro, el responsable de la imagen); la tecnología (materiales y aspectos tecnológicos que le permiten al fotógrafo hacer su trabajo). Las coordenadas de situación serán el territorio social donde ocurre la fotografía y la fecha, momento o época. En este plano se sitúan las categorías que tomamos de Barthes:

El Operator es el Fotógrafo. Spectator somos los que compulsamos en los periódicos, libros, álbumes o archivos, colecciones de fotos. Y aquel o aquello que es fotografiado es el blanco, el referente [...] spectrum, de la Fotografía porque esta palabra mantiene a través de su raíz una relación con espectáculo y le añade ese algo terrible que hay en toda fotografía: el retorno de lo muerto (Barthes, 1989: 35-36).

El segundo plano de abordaje es lo que Suárez, siguiendo a Barthes, denomina análisis denotativo:

El análisis denotativo es, grosso modo, un inventario de elementos "reales" que aparecen en la fotografía. La denotación es un vaciado a una matriz descriptiva de información lo que cada foto trae consigo (lugares, objetos, personajes, etc.) (Suárez, 2008: 40).

Sin embargo, esta entrada a la lectura de la imagen es insuficiente y da paso al análisis connotativo, que remite al descriframiento de los principales códigos que son socialmente construidos, leídos y comprendidos por un colectivo particular e implica ingresar en el contenido semántico de la narrativa fotográfica. En este plano analítico, Suárez sugiere prestar especial atención a seis elementos:

  • El trucaje: es el proceso de reconstruir las fotos con nuevos elementos que permitan evocar otras cosas que van más allá de la propia fotografía y la "realidad", canalizando el interés del fotógrafo.
  • Las poses: evocan determinados actos preestablecidos según cada cultura. Por ejemplo: manos juntas evocan la oración, dirigir la mirada al cielo es la relación con la divinidad, etcétera.
  • Los objetos: portadores de potenciales asociaciones de ideas y pueden remitir a significados socialmente compartidos.
  • La fotogenia: consiste en el uso de ciertas técnicas que permiten resaltar u ocultar elementos de la fotografía. Por ejemplo, el uso de la iluminación, la oscuridad, la profundidad de campo, etcétera.
  • El esteticismo: proceso a través del cual el fotógrafo se encarga de retocar el producto final con objetivos comerciales, artísticos o políticos.
  • La sintaxis: encadenamiento de distintas imágenes que sólo en su lectura articulada y progresiva permite la comprensión. Es un conjunto de fotos que en la serie logran tener sentido.

En este plano de análisis, nos valdremos de las nociones de studium y punctum (Barthes, 1989) pero con ciertas reformulaciones que, a criterio del grupo, fueron necesarias para pasar del análisis de las fotografías artísticas que realiza Barthes al de la fotografía de prensa que nos proponemos. Así, Barthes considera al studium como

[...] la aplicación a una cosa, el gusto por alguien, una suerte de dedicación general [...] Por medio del studium me intereso por muchas fotografías, ya sea porque las recibo como testimonios políticos, ya sea porque las saboreo como cuadros históricos buenos: pues es culturalmente (esta connotación está presente en el studium) como participo de los rostros, de los aspectos, de los gestos, de los decorados, de las acciones (Barthes, 1989: 58).

Por otra parte, el punctum es aquello que viene a escindir el studium: "El punctum de una foto es ese azar que en ella me despunta (pero que también me lastima, me punza)" (Ibid.: 59).

Sin dejar de ponderar el valor de esta producción barthesiana, convenimos en la necesidad de reconstruir estos conceptos, conservando sus nominaciones, con el fin de que resulten útiles para nuestro abordaje analítico. Así, proponemos comprender el studium como ese escenario representado a través del referente fotográfico y que da cuenta de cierto fenómeno actual, social y político que se evidencia como de interés general y al que, por lo tanto, el periódico le dedica la o las notas y la o las imágenes que analizamos. El punctum es aquel elemento disruptivo de la imagen que actúa como elemento captador de la atención del spectator o lector, aquello que por alguna razón o razones, de las cuales intentaremos dar cuenta en el análisis, llama la atención. Quizá su factor disruptivo radique en la ruptura de ciertos sentidos, en su reformulación o en la reiteración redundante de los mismos.

Respecto del estudio de la imagen periodística —retomando líneas teóricas trabajadas previamente—, sostenemos que el discurso mediático nos habilita para introducirnos en el territorio de la producción social de sentido. De este modo, los medios de comunicación, en tanto que espacios de producción y de realización de representaciones sociales, se tornan centrales para el análisis de la construcción de la realidad social. Los anudamientos, desplazamientos, desacoples de cadenas de significantes, producidos desde los medios de comunicación o reflejados en ellos, son señales de continuidades o rupturas dentro de universos de sentido.

En el presente trabajo buscamos aproximarnos a las formas de representación mediática a través del análisis de las fotografías de notas del diario Clarín, en tanto que consideramos que la imagen periodística opera en la construcción de sentidos de acuerdo con procedimientos y mecanismos específicos, y que funcionan inscritas en determinadas series discursivas.

 

Momento de desarticulación: la imagen como soporte del discurso estigmatizador

Las 14 imágenes que se refieren a las estrategias de "estigmatización" y "cercamiento" que despliega el diario Clarín presentan acciones de protesta o ilustran la presencia de piqueteros en situaciones ajenas al momento del piquete. El studium de estas imágenes nos revela las intenciones del medio de cubrir los hechos de protesta y de brindar información acerca de situaciones que involucran a los mencionados actores y les otorgan —desde la línea editorial— relevancia social y política a su accionar.

Si centramos nuestra mirada en algunos elementos particulares y rastreamos su presencia en la secuencia de imágenes, veremos que algunos aspectos sobresalen, interrumpen el studium arrastrando las noticias más-allá-del-campo (Barthes, 1989: 99), de la "protesta" o de los piqueteros en sentido restringido; las imágenes nos "pinchan", el punctum nos introduce en una construcción de sentido que remite a lo violento, lo vandálico, lo delictivo, lo caótico.

Solamente tres imágenes de las 14 "ilustran" específicamente el momento del piquete: un grupo de personas cortando una vía de circulación o impidiendo el acceso a un servicio de transporte, en las boleterías de un tren. Entre las 11 restantes se muestran "golpes", "inocentes víctimas rodeadas", procedimientos policiales, "arsenales"; se retratan "enrarecidos climas políticos" y se "descubren" los "lugares de reunión" de "las organizaciones sospechosas".

Si bien casi todas las noticias fueron publicadas en la sección "El País", muchas de ellas remiten a lo policial: pesquisas de las fuerzas de seguridad y de la justicia penal son una fuente importante para la construcción de las noticias; el seguimiento de la situación procesal de "piqueteros agresores" durante varios días. Estos emergentes nos hablan de una forma de construcción mediática de la llamada violencia piquetera, que desde nuestra perspectiva revela una de las estrategias de la polar representación mediática de los fenómenos de politización popular.

¿Cómo se representan visualmente la estigmatización y el cercamiento? Retomando la noción de la fotografía como huella, reconocemos en el registro de la imagen "códigos culturales, decisiones humanas que escapan a la fugacidad automática del registro" (Lobo, 2010: 4). Esta construcción de sentido a partir de la capacidad productora de la realidad que tiene la imagen se ancla en valores, jerarquías y legitimidades de un determinado grupo social.

Desde esta perspectiva, la fotografía, al tiempo que ilustra una situación, define un esquema de representaciones, dispone y organiza los objetos y los sujetos para producir determinados sentidos. La realidad se recorta, se eligen algunos elementos y se construye un vínculo entre los objetos allí presentados y los acontecimientos sociales que la imagen se propone representar.

El análisis connotativo de las imágenes nos sugiere estudiar los códigos estructurales que definen las formas en que representamos la realidad a partir de ellas, que se encuentran mediadas por un complejo juego entre los esquemas de percepción visual, significaciones culturales y la "superficie de la fotografía" (Vilches, 1987).

El personaje protagonista de muchas de estas imágenes es el joven piquetero. Siempre desafiantes frente a las cámaras, los jóvenes que forman parte de los cordones de seguridad de las organizaciones piqueteras, con palos en las manos y las caras tapadas, son la imagen recurrente de la "construcción mediática del prototipo del joven, pobre, piquetero y violento, que condensa un fuerte proceso estigmatizante que los construye cotidianamente como parte de las otrora concebidas clases peligrosas" (Corsiglia Mura, 2010: 1).[15]

El primer plano del joven de la imagen 1 da cuenta de la representación estereotípica del joven piquetero vándalo: la pose y los objetos que porta instalan una imagen que nos reenvía a determinadas producciones de sentido construidas mediáticamente: ocultando su rostro, se muestra desafiante y atemorizante con un palo en la mano, ante la mirada de los indefensos peatones y usuarios, potenciales víctimas de su irracional conducta. Este joven es objeto de un "juego visual" que produce como efecto la mirada del joven dirigiéndose al fotógrafo, o más significativo aún, al lector-spectator.

El recurso de la "fotogenia", que destaca unos elementos situándolos al frente y subordina otros, ubicándolos en el fondo, cumple aquí un rol central. La imagen del joven piquetero y el conjunto de significaciones construidas alrededor de él predominan sobre la imagen de la niña y un grupo de mujeres sentadas en el piso de la estación. Esa imagen situada al fondo nos remite a otros sentidos sobre la protesta y los procesos de politización popular que en este momento se encuentran subordinados.

Es la figura del piquetero vándalo la que se encuentra sobrerrepresentada, y se sitúan en un segundo plano aquellos elementos que permitirían articular la figura de los jóvenes con las problemáticas sociales vividas en las barriadas de donde provienen.

Las biografías de estos jóvenes beligerantes —cuyas relaciones con las ausentes o precarias instituciones estatales son tan invisibilizadas como la constante presencia de la represión y el hostigamiento policial, la explotación laboral y la exclusión educativa— se encuentran definidas por sociabilidades novedosas y alternativas estructuradas alrededor de ámbitos que fueron cobrando progresiva centralidad en la vida de los jóvenes pobres urbanos —la "esquina", los comedores comunitarios, los institutos de menores, etcétera—, fruto de las transformaciones socioeconómicas de las reformas neoliberales en Argentina (Corsiglia, 2010).

Las imágenes cotidianas de estos jóvenes de las autodefensas en los piquetes, en los sistemas de sentido que construye el medio, actualizan constantemente la amenaza de una potencial agresión que siempre está a punto de suceder pero que ocurre muy esporádicamente. Cuando se produce, el hostigamiento mediático se multiplica, la cobertura de la "noticia" se hace extensa y se sigue durante semanas enteras, para informar el derrotero judicial de los "agresores".

La detallada secuencia de la "brutal agresión" de 14 "piqueteros de izquierda" contra el taxista Marcelo Torres —denominarlo con nombre y apellido opera como un mecanismo humanizante frente a unos "otros" que no tienen nombres— activa la estigmatización que siempre está presente, en menor intensidad, pero que en estos casos se revela desbocadamente. "Rodeado" dice el texto de la imagen que muestra a un grupo de jóvenes piqueteros golpeando al taxista, frente a la pasividad policial, según nos relata Clarín, en contraposición a lo poco que nos dice de las razones por las que se había realizado la protesta. Al día siguiente, el 23 de enero de 2009, una noticia anuncia la liberación "de los piqueteros presos por agredir", y seis meses después, el 27 de junio de 2009, otra noticia informa la condena de "tres piqueteros". Las imágenes del taxista ensangrentado con el auto destrozado y peatones observando se repiten nuevamente en esta nota.

En esta secuencia, el recurso de la sintaxis es nodal para asir el efecto que produce. La serie de tres fotos (imagen 2, imagen 3 y imagen 4) construye un relato: empieza captando el momento de mayor tensión —"la golpiza"—; la segunda imagen complementa la primera, y muestra con detalle la cara ensangrentada del "taxista Marcelo Torres"; la última foto de la serie abre el plano y nos muestra el auto destrozado y detrás a un hombre mayor de traje contemplando la escena. De este modo, cada imagen se articula otorgando sentidos particulares al sistema de significaciones más amplia que manifiesta la serie.

Otro recurso que resulta significativo para comprender el juego visual que produce la imagen es el trucaje, a partir del cual se reconstruye la escena que será fotografiada y que nos revela con mayor claridad los criterios y objetivos políticos que inscriben la imagen periodística en una determinada línea editorial que sostiene el medio. Así, la imagen 5 nos estaría mostrando una oficina del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires luego de una toma protagonizada por "manifestantes"; entre los papeles revueltos, los objetos repartidos por el piso, se encuentra, perfectamente dispuesta sobre una computadora en el piso, una playera que tiene la imagen del subcomandante Marcos. La perfección de la composición es tal que el vacío de grandes objetos alrededor de la computadora que sirve de sostén a la playera produce un efecto de vuelco sobre ella, es decir, el movimiento de la vista obliga a centrar la atención allí y no en otro objeto.

Poco interesan las razones que motivan las acciones de protesta; ésa es la clave para la construcción de un relato estigmatizante y deshistorizador. La imagen que mejor representa la escasa centralidad asignada a la demanda que motoriza un reclamo es la imagen 6. En ella se registra desde una esquina en primer plano a los automóviles, taxis y colectivos en un embotellamiento, esquivando una protesta de la que apenas se puede distinguir a lo lejos algunas personas y una bandera amarilla. El texto que la acompaña dice: "Desvío. El corte en Corrientes y Callao generó un caos a la mañana". El pie de foto es el texto que más directamente influye en la interpretación de la imagen periodística y que define con claridad la línea editorial del medio en cuestión. El contrapunto visual entre ambos elementos —los vehículos y la protesta— es una muestra clara del peso relativo que cada uno de ellos tiene según los criterios de visibilidad mediática.

De esta manera, la estrategia de invisibilización se complementa con otra, consistente en perfilar, desde la imagen periodística, al piquetero vándalo y violento que hemos reconstruido a partir del análisis de las fotografías previas. Este juego de luces y sombras nos revela el carácter complejo de las construcciones de sentido que producen los medios de comunicación a partir de la imagen periodística; ello supone un deliberado recorte y una puesta en relación entre objetos y hechos sociales que, al plasmarse en la imagen, producen efectos de realidad.

 

El lanzamiento del Plan "Argentina Trabaja": matriz justificatoria y representación pasivizante

Las fotografías correspondientes a las notas de este nudo temático son 16 en total. En el trabajo precedente (Farías, Nardin, Santana, 2011a, 2011b) hemos remarcado la tendencia a imponer en esta serie una representación justificatoria pero pasiva de los sujetos partícipes de las protestas, cristalizada en la figura del pobre desocupado.

El studium de estas imágenes se encuentra mayormente atravesado por las acciones directas (cortes de calles y avenidas, toma de municipalidad), manifestaciones y negociaciones vinculadas con las disputas que generó el lanzamiento del plan de cooperativas en los territorios del conurbano.

En la primera de las imágenes seleccionadas (imagen 7) se observa a un grupo de jóvenes tapiando la puerta de ingreso a la Municipalidad, desde el interior. Se trata de una medida de fuerza llevada a cabo por agrupaciones piqueteras marplatenses en reclamo por la renovación de planes de cooperativas que había sido prometida. En la fotografía, el elemento que nos punza, el punctum, es la vestimenta de los protagonistas —jóvenes, varones— que manipulan los objetos contundentes para trabar la puerta: llevan atuendos deportivos y gorras con viseras. El pie de foto: "EN ACCIÓN. Los piqueteros, ayer, durante la toma". La expresión "en acción" parece sugerirnos que esos jóvenes que vemos ahí no siempre lo están, sino que más bien su estado normal es la inactividad y, justamente, fueron sorprendidos en un momento excepcional: los jóvenes se ponen en acción para realizar actos de violencia. Estas caracterizaciones nos remiten más bien a la estrategia de estigmatización de los miembros de las organizaciones, específicamente de su componente joven, vinculado con las tareas de seguridad de las mismas, bajo la construcción de la figura del piquetero vándalo.

Pero esta tendencia a la prolongación de la estrategia de estigmatización a través de la imagen parece revertirse en la serie de ocho fotos consecutivas que suceden a la ya mencionada (imagen 8, imagen 9, imagen 10, imagen 11, imagen 12, imagen 13, imagen 14 e imagen 15). Todas ellas remiten a las escenas de la gran acampada en la avenida 9 de julio, frente al Ministerio de Desarrollo Social, llevada a cabo por las organizaciones de desocupados durante los primeros días de noviembre de 2009.

Las primeras seis imágenes pertenecen a una misma nota. Así se recurre a la sintaxis, construyendo sentido a partir del encadenamiento. Es interesante notar que, a diferencia de lo que ocurre con las fotografías centradas en la agresión al taxista, que resaltan la violencia de los piqueteros como parte de la estrategia de estigmatización, aquí se evidencian construcciones de significaciones diferentes. El punctum que atraviesa las imágenes es la olla popular con el guiso,[16] en primer plano, en clara alusión al hambre y la pobreza como el drama más elemental y a la estrategia popular y colectiva de paliarla. En otra, el fuego preparado por los hombres. De fondo, en todas ellas, se observan las carpas donde duermen las familias. En esta serie, varios jóvenes se hacen presentes para revolver la olla, y para cuidar con ojo atento a los niños que juegan en la calle para pasar el rato.

Cabe preguntarse entonces: ¿qué ocurre con estos jóvenes? ¿Acaso son otros distintos de los que tapiaban la puerta de la Municipalidad? ¿Dónde ha quedado el joven pobre, violento y peligroso? Estas imágenes nos permiten abordar al medio en su construcción de significaciones en torno a los movimiento de manera polar: una (la mirada estigmatizada) y otra (la mirada que delinea al pobre desocupado) son dos caras de la misma moneda, que sin embargo no aparecen nunca engarzadas como elementos identitarios constitutivos del mismo sujeto. La pregunta comienza a emerger nuevamente cuando el campamento se ha levantado y la calle se muestra vacía: ¿a dónde van los pobres desocupados cuando no irrumpen públicamente? La sutura sigue sin realizarse. La cámara se apaga y no sigue a los trabajadores desocupados hasta el barrio para enhebrar nuevos eslabones en la historia de las organizaciones, conocer el trabajo comunitario, las negociaciones y los conflictos entablados en cada territorio con los respectivos municipios.

Sin embargo, en el extremo de este inestable viraje en la construcción de sentidos en torno a los miembros de los movimientos como pobres desocupados, la imagen 16 (en la siguiente página) parece ir más allá, adentrándose un poco más en el conurbano. Zona sur, partido de Esteban Echeverría,[17] plaza frente al municipio. Allí, una comitiva negocia con el intendente Fernando Gray[18] las condiciones de entrega de los planes prometidos por el gobierno nacional. La movilización termina con una inusitada represión y con 15 manifestantes detenidos. La fotografía, utilizando el recurso de la fotogenia, destaca un cartel, que sitúa al frente y que condensa el leitmotiv de la proclama: "Cooperativas sin punteros"; se encuentra en primer plano, acercado al spectator, que ya comienza a sentirse familiarizado e interpelado por el reclamo. Detrás del cartel, tres jóvenes se abrazan, mientras una señora pasa caminando a su lado. Al fondo se llegan a divisar unos cuantos efectivos de Policía e Infantería, cubriendo la entrada de la Municipalidad. En esta fotografía podemos decir que el punctum es un continuo que va del cartel —con una arenga de lucha que ya va siendo instalada como justa— al abrazo de los militantes, marcado por la enorme conmoción y las consecuencias indeseadas de la jornada. De esta manera, el pobre desocupado es el que se muestra debilitado y arrasado —humanizado— tras haber sufrido la represión por un reclamo que se constituye como legítimo. Los uniformados, en cambio, son esos que miran desde el fondo, los que más lejanos se sitúan con respecto al spectator.

Otra modalidad de utilización del recurso de la fotogenia se evidencia en la imagen 17. En este caso, la aparición en primer plano de los dirigentes de las organizaciones[19] conduce la mirada del spectator de tal forma que no es inteligible la situación de protesta que está protagonizando el movimiento. La mirada mediática se encuentra reforzada por la particular trayectoria de los dirigentes protagonistas de la fotografía. El campo de lo fotografiable no permite en este momento poner en primer plano la "toma de un Bingo", que es la acción que están desplegando los sujetos. Asimismo, las poses, festivas, cómicas o paródicas, y los objetos, la mesa para amasar, la harina y la comida en un lugar central, reenvían a sentidos vinculados con la situación de carencia, de no beligerancia, y de espectáculo.

Finalmente, en una mirada comparativa de los dos núcleos temáticos, el peso y la centralidad de la figura de los niños contrastan notablemente entre la imagen 1 y la 15, y ese desplazamiento se corresponde con el pasaje del piquetero vándalo al pobre desocupado. En ambas imágenes la fotogenia opera pero con un sentido inverso. En la primera imagen, la niña sentada junto a un grupo de mujeres, con la mirada distraída en un objeto que por la lejanía no logra distinguirse, queda absolutamente subordinada a la figura del joven piquetero de mirada desafiante, ceño fruncido, rostro cubierto y palo en mano. En la segunda imagen, la figura de una joven mujer, que asume una conducta maternal y mira a tres niñas que están jugando, tiene una centralidad absoluta frente a la ausencia en la fotografía de los jóvenes de los cordones de seguridad. Por supuesto que estos jóvenes estaban presentes cumpliendo sus funciones en el piquete, pero quedan afuera del campo, ya que éste se define a partir del sistema de valores y de representaciones sociales que estructuran los criterios editoriales y que, en este caso, remiten a una construcción infantilizante, despolitizadora, neutralizante y pasiva de los sujetos plebeyos, que implican la necesaria invisibilización de quienes —también mediáticamente— fueron estigmatizados como violentos, irracionales, piqueteros vándalos.

 

Palabras finales

En este trabajo nos propusimos estudiar las representaciones mediáticas sobre el heterogéneo movimiento de trabajadores desocupados a partir del análisis de las imágenes aparecidas en un medio impreso en los años 2008 y 2009, que remitieran a dos de los soportes que estructuran la experiencia de estos movimientos: la desocupación y el piqueterismo.

Encaramos este trabajo con la hipótesis de la existencia de una serie de técnicas discursivas mediáticas que remitían, en un extremo, a la figura del piquetero vándalo, organizada principalmente a partir de la invisibilización de la demandas que motivan las acciones de protesta y las biografías de los sujetos participantes; y en el otro extremo, a la pasiva figura del pobre desocupado, que se perfila con nitidez en el momento de las protestas relacionadas con el Plan "Argentina Trabaja", y que construye una matriz justificatoria anclada en el drama de la pobreza.

El análisis de las fotografías nos permitió adentrarnos con más profundidad en la comprensión de los "sistemas de sentido" que el medio construye, ya que la imagen "es un refugio de información que guarda en su seno fundamentales contenidos analíticos" (Suárez, 2008: 34). Recurriendo a diversas sugerencias teórico-metodológicas para su abordaje, exploramos las fotografías dando cuenta de los mecanismos para la composición de la imagen periodística que operan en la construcción de realidad social.

El corpus de 30 imágenes que construimos a partir de una serie de operaciones teórico-metodológicas remite a dimensiones que configuran la experiencia del amplio movimiento de trabajadores desocupados: determinada forma de protesta (los cortes o piquetes), una demanda (trabajo y/o sucedáneos precarios, como planes de empleo) y un sujeto (el trabajador desocupado).

Verificamos que en los momentos en que se escinden las medidas de protesta de las trayectorias y las biografías de quienes participan en ellas, los medios de comunicación construyen un sistema de significaciones que estigmatiza y cerca a los sujetos que están juntos allí. Por el contrario, en aquellos momentos en que se producen hitos de articulación mediáticos entre los elementos de este trípode —como con la emergencia del pat hacia finales de 2009— se activa una estrategia de pasivización que escinde la acción de protesta de los procesos de politización plebeya señalando las situaciones objetivas de privación que afectan a los sectores populares, pero neutralizando su politicidad instituyente bajo la figura del pobre desocupado.

Piquetero vándalo y pobre desocupado, dos caras de una misma moneda que en la modalidad de construcción de la realidad social analizada en este trabajo se presentan como caras polares, escindidas y contrapuestas. De esta forma, la desvinculación de los momentos de latencia de los movimientos (expresados por los trabajos territoriales en torno a las problemáticas de las barriadas) y los de visibilidad (la protesta), construyen una matriz que erosiona el potencial instituyente de sus experiencias.

 

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Notas

* Los autores presentaron avances previos en Farías, Nardin, Santana, 2010, 2011a.

[1] El término "piquete" se refiere al corte de vías públicas y el término "piquetero" suele remitir al trabajador desocupado partícipe del mismo. Como señala María Maneiro (2007: 89): "Esta nomenclatura surge como resultado de la forma metodológica que asume prioridad en su acción de lucha: los piqueteros son los que hacen piquetes, los que cortan las vías públicas". Su origen se remonta a las puebladas de Cutral-Co y Plaza Huincul, en la provincia de Neuquén, en 1996, donde el término "piquetero" fue anudándose con la imagen de los jóvenes aguerridos que se instalaban directamente en las rutas. Más tarde, mediante la masificación de este formato de protesta, la nominación se instaló de manera generalizada y, en el límite de este proceso, cuando este formato asume modularidad, tanto el término "piquete" como el de "piqueteros" comienzan a referirse a otras modalidades de protesta y a identidades diversas, y no solamente a trabajadores desocupados.

[2] Es menester decir que este trípode general posee contenidos particulares en cada movimiento y se ha modificado a lo largo de los casi 10 años a los cuales nos remitimos (1996-2005). Véase Maneiro, 2007, 2009.

[3] En agosto de 2009, ante los impactos de la crisis económica internacional y el aumento del desempleo durante el año a nivel local, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció el lanzamiento del Plan de Ingreso Social con Trabajo, Resolución N° 3182, del Ministerio de Desarrollo Social. Para más información sobre el Plan, <http://www.desarrollosocial.gov.ar/ingresosocialcontrabajo/114>.

[4] "El Grupo Clarín tiene una composición accionaria en la cual el 82% es de G C Dominio (Ernestina Herrera de Noble, Héctor Magnetto, Lucio Pagliaro y José Aranda) y el restante 18% es de Goldman Sach S. A." (Coscia, 2010: 21).

[5] Debido a la escasa relevancia de la problemática desocupación en este periodo (referente a Argentina) y la débil diferenciación entre la identidad desocupado/desempleado y la situación de desocupación/desempleo, hemos unido estas categorías dentro la familia de palabras "desocupación", a diferencia de Maneiro, Farías y Santana, 2009a, 2009b.

[6] Dada la modularidad del formato de protesta piquete/corte/bloqueo, que se había evidenciado en periodos previos pero que asume una mayor dimensión en este periodo, en referencia a identidades diversas y no solamente a trabajadores desocupados investidos de la identidad piqueteros, mantuvimos la separación entre las familias de categorías "piquete" y "piquetero", al igual que en Maneiro, Farías y Santana, 2009a, 2009b.

[7] Los filtros excluyeron las noticias con homónimos (ejemplo: la Corte Suprema) o con términos alejados del significante original (ejemplo: cortes de luz) y aquellas que, si bien compartían el sentido, no involucraban a los sujetos de esta investigación (ejemplo: corte de calles con motivo del carnaval). También se quitaron aquellas que remitían a problemáticas externas a la República Argentina.

[8] En este caso se amplió la búsqueda a los femeninos: piquetera/s, desocupada/s, desempleada/s.

[9] Dicho universo de palabras será analizado exhaustivamente de forma cuantitativa en trabajos próximos del equipo.

[10] A diferencia de Maneiro, Farías y Santana, 2009b, trabajo en el que realizamos un conteo de las copresencias que remitían a articulaciones dentro de una misma familia: piquete-piquetero y desocupación-desocupado.

[11] En marzo de 2008, en un contexto de altos precios de los productos agropecuarios, el gobierno nacional promovió la Resolución 125, que preveía la aplicación de retenciones móviles a la exportación, decisión que despertó una fuerte oposición de las patronales agrarias, las cuales reaccionaron con lock-outs y cortes de rutas. Para aliviar la tensión, en junio de ese mismo año el ejecutivo envió el proyecto al Congreso. Si bien aquél no resultó aprobado y la resolución fue derogada, las entidades continuaron reclamando mejoras para el sector.

[12] La muestra construida en primera instancia constaba de 38 notas. Para el presente trabajo seleccionamos 27, ya que 11 de ellas remitían a piquetes realizados en el marco del conflicto del campo, conflicto que no resulta relevante en el presente estudio.

[13] En este sentido, resulta de interés la reflexión de Vilches (1987) sobre el pie de foto: "La foto de prensa se encuentra estrechamente determinada por su contexto expresivo físico constituido por la superficie de la página ocupada por los titulares y los textos escritos. Pero de una manera aún más directa, la relación entre la foto y el pie de foto establece un contexto pragmático que influye en la percepción, lectura y comprensión de la imagen fotográfica". Asimismo, con respecto al pie de foto es necesario tener en cuenta que suele ser colocado por el editor y, por ende, responder a la línea editorial del medio.

[14] Si bien mencionamos este plano de análisis, no lo tendremos en cuenta de manera sistemática en nuestro desarrollo, pues algunas de estas cuestiones ya fueron mencionadas (como momento histórico-político en el que se producen las fotografías) y otras no resultan de especial interés (como quién es el fotógrafo y la tecnología de que dispone).

[15] Cabe señalar que esta atención particular sobre el rol de los jóvenes en las acciones de protesta (concebidos como violentos, salvajes e irracionales) es parte de una estrategia general de hostigamiento a la figura juvenil.

[16] Según la Real Academia Española: comida guisada. Para la cultura popular argentina, el guiso remite a la comida hecha en una olla, y que reúne diversos alimentos de los que se dispone en los hogares populares. Dentro de la experiencia de los movimientos sociales argentinos, la "olla popular", directamente ligada a la cocción de un gran guiso, se constituyó en un aglutinador sustancial y un paliativo colectivo del hambre.

[17] El partido de Esteban Echeverría se encuentra en el sur del conurbano bonaerense. Para el censo nacional del año 2010 poseía una población de 300 000 habitantes. Fue uno de los municipios que más intensamente sufrieron la crisis del empleo y el aumento de la pobreza a fines de la década de los años noventa.

[18] El intendente Fernando Gray pertenece al Frente para la Victoria. Asumió su cargo luego de ganar las elecciones municipales de 2007 y fue reelegido por alrededor del 60% de los votos en las elecciones del año 2011. Su antecesor fue Alberto Groppi, intendente que ocupó ese cargo durante la última dictadura militar (1979-1983) —sospechoso de complicidad en crímenes de lesa humanidad— y entre los años 1995 y 2007.

[19] La mujer que aparece en el centro de la imagen con la bandeja de torta frita es Nina Pelozo; a la derecha, detrás de ella, aparece Raúl Castells, su ex pareja y dirigente del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD). Ambos se caracterizan por su fuerte presencia mediática; por ejemplo, participando en el programa de Marcelo Tinelli (conductor de los programas amarillos de mayor rating de Argentina).

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