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Revista mexicana de sociología

versión On-line ISSN 2594-0651versión impresa ISSN 0188-2503

Rev. Mex. Sociol vol.69 no.2 Ciudad de México abr./jun. 2007

 

Reseñas

 

Laura Velasco Ortiz, Desde que tengo memoria: narrativas de identidad en indígenas migrantes

 

Julieta Briseño Roa

 

(México: El Colegio de la Frontera Norte/Fondo Nacional para la Cultura y las Artes), 2005. 303 pp.

 

Posgrado en Antropología Social, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, México

 

La migración como fenómeno social es estudiado y analizado desde muchas disciplinas de las Ciencias Sociales y por ellas mismas, como fenómeno económico, demográfico o político. Sin embargo, conocer y comprender a los individuos que se hallan inmersos en dicho fenómeno -más allá de considerarlos una cifra, un dato, una cantidad de remesa, o un paisano que se fue- no resulta sencillo. Para ello hay que partir de la visión del actor social: individuo que toma decisiones, que construye su propio camino con metas determinadas, en continuo proceso de socialización y con una identidad en negociación [Véase Gilberto Giménez, Teoría y análisis de la cultura, volumen 1 (México: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2005)]. Desde este marco epistemológico, la narración se convierte en un acto de socialización por medio del cual el actor social se re-construye vía la colectividad; el relato es un mecanismo de constitución de la identidad misma. Dentro del contexto migratorio, los relatos de vida permiten la recreación de las identidades sociales bajo condiciones de migración, los lugares de origen, las situaciones de migración, por lo que se vuelve un medio fundamental para comprender a los actores sociales migrantes. El libro que se reseña a continuación muestra una manera de acercarse a los actores de la migración.

Desde que tengo memoria... es una narrativa constituida por una serie de relatos de vida de migrantes mixtecos, provenientes de la Baja Mixteca de Oaxaca, principalmente de los municipios de Juxtlahuaca y Silacayoapan. Los participantes comparten no sólo el lugar de origen y el grupo étnico, sino el rasgo de ser o haber sido activistas políticos y comunitarios en diferentes puntos geográficos de la ruta migratoria de esta región oaxaqueña (en México: Oaxaca, Veracruz, Distrito Federal, Baja California, Sinaloa; y en Estados unidos, California).

El análisis de los relatos se hace situando la biografía individual y colectiva de los narradores en tres ejes espacio-temporales, donde se encuentran las interacciones sociales que conforman la identidad de los actores. El primer eje de análisis corresponde a la narración de los lugares de origen, sus características sociales y económicas, que enmarcan la decisión de migrar (la mayor parte de ellas, por cuestiones económicas) y las razones por las que se toma la decisión de migrar. El segundo eje espacio-temporal, es el "tiempo y lugares de migración", donde se encuentran las rutas migratorias que siguieron para llegar al norte del territorio o a la Unión Americana, y evidentemente los tiempos que enmarcan tales rutas. Por último, el tercer eje se refiere a la participación política y comunitaria en lo que respecta tanto a las comunidades de origen como a las de destino, en las cuales se halla la participación de los cargos en las comunidades y la relación directa con la decisión de migrar, así como la organización de nuevas formas de participar en contextos migratorios.

Sin embargo, los tres ejes mencionados no son presentados aisladamente a lo largo del libro, sino que Velasco va construyendo una narrativa de la ruta migratoria, presentando fragmentos de testimonios que describen y muestran dicha parte del proceso migratorio. El capítulo II (el primero es la "Introducción") comienza con la descripción del lugar de origen: tanto la conformación étnica, la educación, las características sociodemográficas (estilos de vivienda, vías de comunicación), organización de la unidad doméstica, como la organización comunitaria alrededor de los santos patrones, y las mayordomías; también algunas problemáticas sociales y políticas de la región. En los tres siguientes capítulos se halla la misma estructura y descripción de elementos, haciendo cada vez más hincapié en la participación política, pero siempre desde la visión de los actores sociales: su mirada, sus reflexiones, su memoria.

El capítulo III describe los primeros movimientos migratorios de los actores hacia Veracruz y Distrito Federal, así como algunos casos de retorno a la comunidad de origen. En este capítulo aparecen nuevas categorías sociales que hacen más compleja la identidad: portero, sirvienta, obrero, empleado. A su vez, tales categorías dotan de nuevo sentido a las de indio, indígena y oaxaco. En el siguiente capítulo, los actores nos cuentan cómo es la llegada de los mixtecos a los campos de Sinaloa y de San Quintín; la conformación del nicho étnico en esos territorios como mixtecos jornaleros; las condiciones laborales; y las maneras como se han organizado para defender sus derechos frente a los caciques y empresarios. En el capítulo V se presentan fragmentos de la vida en Tijuana y en California, así como el modo como los actores cruzaron la frontera y las condiciones de llegada a Estados Unidos. En estos tres capítulos se percibe -en casi todos los relatos- una nostalgia por la tierra de origen, aunque señalen que en sus lugares nuevos de residencia viven mejor; además hay relatos muy afectivos, llenos de sentimiento y sufrimiento en las primeras etapas de la migración.

En el penúltimo capítulo, Velasco hace una revisión de las organizaciones transnacionales oaxaqueñas de las últimas dos décadas (de mediados de 1980 a 2003): tanto de organizaciones muy institucionalizadas y vinculadas con el Estado, como de otras organizaciones de disidencia. Muestra mediante la palabra de los actores su desarrollo histórico, las condiciones que las han llevado a surgir y deshacerse. Por último, el capítulo VII es la parte académica que da sustento al trabajo, sus conceptualizaciones y categorías; en este apartado, la autora fundamenta la importancia de los relatos de vida para conocer la identidad de los actores sociales, así como el análisis de la narrativa en su dimensión temporal, espacial y social.

La propuesta del libro se halla fundamentada en una categoría de identidad basada en las relaciones personales, así como en el tiempo y el espacio que la enmarcan; donde la identidad se conforma, se mantiene y se manifiesta en la interacción social y con ella. Dicha propuesta es afín con los planteamientos de Gilberto Giménez (aunque la autora no lo menciona) en cuanto a la categoría de identidad como noción no rígida y unificada, sino como sistema de relaciones y de representaciones, dinámica y nunca acabada. Velasco retoma a Schutz [The Phenomenology of the Social World (Evanston, Illinois: Northwestern University Press, 1967)] para comprender los relatos de vida como espacios de socialización donde el recuerdo está construido alrededor de las relaciones personales significativas. Por lo tanto, la identidad social surge de la construcción de una serie de pertenencias sociales que se sobreponen y se entretejen para surgir en contextos diferentes de interacción social.

Sin duda, el libro que presenta Velasco es una manera importante de aproximarse a la migración desde el actor social que vive dicho fenómeno. Asimismo, abre un espacio para adentrarse a comunidades con una larga historia migratoria y de comunidades trasnacionales.

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