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Revista mexicana de sociología

versión On-line ISSN 2594-0651versión impresa ISSN 0188-2503

Rev. Mex. Sociol vol.68 no.3 Ciudad de México jul./sep. 2006

 

Reseñas

 

Magdalena VILLAREAL, coord. Antropología de la deuda. Crédito, ahorro, fiado y prestado en las finanzas cotidianas

 

Ana Elena Rosas Gutiérrez

 

(México: CIESAS, Porrúa, Cámara de Diputados, 2004), 388 pp.

 

Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, México.

 

Este libro, coordinado por Magdalena Villareal, nos lleva por las diversas dimensiones de la economía de la deuda y la compensación social, ello a pesar de que la autora sostiene que los trabajos que se presentan en este libro no hablan de las grandes transacciones económicas y capitales nacionales e internacionales, pero sí da un panorama amplio y diversificado de lo que pasa cuando tales fuerzas económicas impactan en los niveles micro, es decir, en comunidades y familias, en grupos concretos como obreros y amas de casa que deben sortear las crisis.

Una de las aportaciones de esta obra —que es resultado de un trabajo de investigación de fondo y un seminario patrocinado por el CIESAS— es el de ver a la deuda más allá de lo que la ideología económica concibe, es decir, como algo negativo, como un riesgo o procedimiento imprudente. En los artículos del libro se puede apreciar cómo la deuda se resignifica constantemente para legitimar prácticas que permiten no sólo la sobrevivencia de los más pobres, sino el sostenimiento constante de miles de hogares. La concepción dominante acerca de la deuda y el diseño de programas con un enfoque de la deuda como riesgo, no ha permitido ver que ésta forma parte de una economía fundamental para millones de familias.

Otro de los puntos importantes de estas investigaciones es que no ven la deuda como un concepto analítico unidimensional, sino lleno de matices, del que además se desprenden otros conceptos tales como préstamo, crédito, ayuda y fiado, cuyo significado expresa la jerarquía de la transacción, el contexto social y las relaciones sociales que se establecen en éste. Esto es de suma relevancia, ya que en los trabajos que están contenidos en el libro se da cuenta de que la economía de la deuda no es sólo la presencia o ausencia del dinero en efectivo, sino que se trata de una red intrincada de relaciones, en las cuales hay enfrentamiento o diálogo; se trata de un campo complejo que abarca la situación social e identidades de los deudores, de su género o de su cultura.

En pocas palabras, como lo menciona Villareal, este libro habla de la economía de la deuda como uno de los mecanismos que utilizan las personas que "viven en la crisis" para salir adelante.

Los capítulos del libro están organizados en tres secciones, la primera está conformada por dos artículos que se abocan a la discusión de las formas de crédito y endeudamiento que se presentan en el mercado. En el primer capítulo, Magdalena Villareal y Norman Long nos hablan de las deudas y compromisos que se establecen a partir de un producto: la hoja de maíz que conforma un circuito que comienza en los campos de Jalisco y termina en el mercado de California, en este artículo es interesante ver que no es el dinero lo que mueve al circuito, sino el valor de los contactos y la reciprocidad e identidad entre los miembros de la red.

El segundo y último artículo de esta sección, realizado por Magdalena Barros Nock, habla de las negociaciones que se dan entre los bodegueros de origen mexicano que tienen su negocio en la calle siete en los Ángeles, California. Nos explica cómo se generan nuevas redes y estrategias para iniciar y mantener su negocio, dada la dificultad o imposibilidad de acceder a un crédito en Estados unidos; se apela al conocimiento y experiencia de los individuos en sus redes familiares y amistades, y a su honestidad como un valor importante para que se les otorguen préstamos. se concluye que el uso de los sistemas de deuda son importantes para que este sector acceda a un capital financiero, humano, mercancías e información para mantenerse en el mercado.

La segunda sección de este libro, titulada "Las finanzas comunitarias y familiares en el agro", consta de cinco capítulos que nos sitúan en la dinámica de las comunidades campesinas de Jalisco. En el capítulo tres, Francisco Zanotelli nos habla del caso de San Cristóbal Zapotitlán y la usura. Encuentra que 56% de la población tiene algún tipo de deuda, por lo que plantea que ésta no sólo es una práctica económica sino una institución social, lo cual implica la reproducción de la economía, así como de relaciones de poder, valores y una visión particular del mundo; concluye que la usura, como una práctica que se da en el interior de una comunidad, forma parte de un "nosotros", y los prestamistas forman parte de la dinámica en la cual se conjugan diversos aspectos sociales y culturales. Es por ello que para Zanotelli también la circulación del dinero es una de las formas que puede adquirir la identidad comunitaria.

En el capítulo cuatro, Séverine Durin nos habla de la deuda entre los Wixaritari; esta vez se trata de la deuda que las personas establecen con los antepasados y las divinidades. Explica la importancia de ello a partir de un caso particular, en el cual los niños que estudiaban en los albergues del INI sufrían convulsiones por las noches; de este hecho se llega a la conclusión de que se trataba de una enfermedad socio-cultural causada por el desequilibrio social de la deuda. Las nuevas influencias occidentales tienen como resultado un olvido del compromiso de las personas con sus antepasados, así como el menosprecio del poder de los chamanes como intermediarios y sanadores. Al ver lo que sucede con la desarticulación del sistema de la deuda, vemos que se trata de una sociedad en donde la existencia de la deuda que se establece a través de las generaciones fomenta la solidaridad social del grupo y, por lo tanto, su desarticulación causa conflicto.

Saskia Kreutzer aborda en el capítulo cinco la condición de género en el manejo del dinero, e investiga el flujo de éste y las relaciones de deuda en las familias campesinas de la población del Cacalote, catalogada como una de las más pobres. En su estudio concluye que a pesar de la ideología existente del hombre como proveedor del hogar, y de que las mujeres "son peligrosas con dinero", la participación de éstas es fundamental para el sostenimiento de la familia; aunque no por ello logran ejercer un poder de igual a igual con su marido, sí se abre para ellas un espacio de negociación.

Otra de las investigaciones que se enfocan en la participación de las mujeres en la economía de la deuda son las de Lourdes Angulo, capítulo seis y Genoveva Villaseñor, capítulo siete, las cuales parten de ver los procesos que dan a ciertas mujeres el acceso a créditos gubernamentales y de ONG, así como los mecanismos de ahorro y los pagos de las deudas contraídas. Nos explican que en estos procesos se manifiestan prácticas y significaciones que orientan la acción de las mujeres, como por ejemplo si conciben el crédito como un apoyo, una ayuda o un compromiso; si será diferente la actitud hacia el pago o no pago de la deuda, así como su visión y práctica del tiempo de pago y ahorro, que depende de sus actividades como amas de casa y madres que no pueden ajustarse a los tiempos que establece una institución, por lo que hay un diálogo de adaptación mutuo, en el cual las organizaciones se ven obligadas a aceptar los proyectos de las mujeres.

La tercer parte del libro intitulada "Cajas populares y movilización social" consta de cinco capítulos: los dos primeros, el ocho y nueve nos hablan específicamente de las cajas populares, mientras que en los capítulos diez y once los autores nos ofrecen una visión más general de los procesos a nivel nacional. El capítulo doce es una conclusión que realiza Magdalena Villareal.

Las tres autoras de la investigación que se expone en el capítulo ocho, Nidia Hidalgo, Verónica Vázquez y Emma Zapata, nos hablan de las cajas de ahorro integradas por mujeres e impulsadas por la sociedad de solidaridad Social Susana Sawyer en Sonora, donde observan los cambios que se observan en las mujeres debido a su participación en éstas. El primero de ellos es que las posibilita a una mayor negociación dentro de su familia y a una mayor decisión sobre su dinero; en segundo lugar se les da la oportunidad de participar con otras mujeres en proyectos y, por lo tanto, desempeñarse en nuevos espacios. Así, a pesar de que las cajas sufren asimismo de problemas financieros o de organización interna, han representado una oportunidad de desarrollo para las mujeres sonorenses.

En el capítulo nueve Beverly Castillo se enfoca en la importancia del liderazgo y la confianza en la constitución y mantenimiento de las cajas populares. Estudia concretamente en la ciudad de Guadalajara la caja popular Colonias unidas. Para la autora, el liderazgo es una construcción social que se legitima a través de relaciones de reciprocidad, de la adopción de valores como la cooperación, la amistad y la identidad colectiva, factores decisivos para la cohesión de la caja popular. En su artículo se aprecia que no es sólo el dinero lo que está en juego, sino relaciones y valores que pueden hacer fracasar una caja o bien llevarla a su constante mantenimiento.

Roberto Vizcarra en el capítulo diez nos brinda una visión general del movimiento social de los ahorradores que fueron defraudados por cajas populares, hecho que sucedió en el año 2000 en varios estados del país. Nos habla del auge de las cajas populares de tipo empresarial que surgieron hace unos años, y que en la misma medida tuvieron un rápido descenso al ser varias de ellas cerradas por la Procuraduría General de la República, lo que ocasionó un efecto dominó. Vizcarra nos expone las etapas de todo el movimiento, y describe y explica las acciones tomadas por los defraudados. Al autor le parece que esta amarga experiencia deja varias enseñanzas, entre ellas que debe haber una nueva reglamentación para las cajas populares, así como la recuperación de la participación de los socios y la incidencia en actividades productivas y comerciales que las cajas han ofrecido como una alternativa a otros organismos de crédito y ahorro.

El capítulo once, elaborado por Gabriel Torres, nos ofrece una panorámica general del movimiento de barzonistas y los resultados políticos que su lucha ha generado: desde las pérdidas irreparables como muertes y patrimonios hasta ganancias como apoyos gubernamentales que obtuvieron por vía indirecta, dado el poco apoyo que el gobierno ofreció a su situación; asimismo, obtuvieron provecho de la competencia entre bancos con los cuales obtuvieron acuerdos en los que en varias ocasiones salieron avantes. En palabras de Torres, el movimiento originado por los deudores ha permitido observar las distintas formas de articular las democracias ciudadana, social y política.

A manera de conclusión, en el capítulo doce Magdalena Villareal expresa la importancia de concebir a la economía como algo más que transacciones de dinero, ya que se trata de una pequeña parte del proceso: el resto implica transacciones y relaciones de orden social, cultural y simbólico; en este contexto, hay que entender el sistema de endeudamiento como un bastión fundamental en el mantenimiento de la economía familiar y comunitaria, como pudo apreciarse en los artículos que se exponen en el libro.

Sin duda, una de las grandes cualidades de este libro es la diversidad de los artículos que contiene, ya que nos permite apreciar la amplia gama de los procesos socioculturales que conlleva la economía de la deuda, así como lo multifacético del concepto mismo. Este libro, que habla de las finanzas cotidianas de familias y comunidades, nos muestra la complejidad de las relaciones que se dan en estos contextos y, por lo tanto, que todavía hay mucha tela de donde cortar.

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