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Revista mexicana de sociología

versão On-line ISSN 2594-0651versão impressa ISSN 0188-2503

Rev. Mex. Sociol vol.68 no.3 Ciudad de México Jul./Set. 2006

 

Memoria

 

Sobre Raúl Benítez Zenteno

 

Carlos Welti Chanes*

 

* Investigador del Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México.

 

El fallecimiento reciente de Raúl Benítez Zenteno permite justificadamente hacer una reflexión en torno a su obra y a las aportaciones que durante más de 50 años de vida académica hizo a las ciencias sociales.

Nacido en San Rafael Tlalmanalco, en el Estado de México, su infancia transcurrió entre las familias de los trabajadores de la fábrica de papel del lugar, ya que su padre llevaba la contabilidad de la empresa. Después de la muerte de su madre, fue enviado a la capital del país a estudiar y aquí, gracias a una beca, llegó a concluir la preparatoria y logró ingresar a la Universidad Nacional.

Muy probablemente, todas sus vivencias durante su etapa de formación y las experiencias de la vida rural y urbana contribuyeron a incrementar su sensibilidad y capacidad para entender la realidad nacional y poder interpretarla.

Empezó por estudiar Derecho, al mismo tiempo que desempeñaba diversos trabajos: repartidor del diario Novedades, agente de ventas, empleado de un hotel en Acapulco. Después de un tiempo de haber dejado la carrera de Leyes decidió ingresar a la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales para estudiar "diplomacia" y concluir en la carrera de Sociología.

La crisis económica se ha agudizado, sobre todo para las grandes mayorías. En el campo y en la población indígena hay miseria. Se ha desplomado la producción de alimentos, y las nuevas generaciones están marcadas con el estigma de la desnutrición. El ajuste de la economía ha deteriorado las condiciones de vida de la población y en el mercado de trabajo hay pérdida de dinamismo en la creación de empleo y reducción de la retribución del trabajo. El ingreso por habitante en 1989 llegó a un nivel 15 por ciento inferior al de 1980.

Esta descripción sintética de las condiciones de la economía nacional, fue hecha por Raúl Benítez Zenteno en la residencia oficial de Los Pinos, al serle otorgado, en 1989, el Premio Nacional de Demografía. Al recibir este premio de manos del presidente de la república, y a diferencia de intelectuales al servicio del poder político, cuyo papel generalmente es adular al gobernante en turno, Raúl Benítez, en su discurso, llamó la atención acerca de la desigualdad creciente entre las clases sociales, lo que se percibía en el incremento de la pobreza extrema, mientras un sector privilegiado aprovechaba las condiciones que el propio Estado le ofrecía para enriquecerse aún más, lo que ponía a la sociedad mexicana en riesgo de enfrentar una crisis, como finalmente sucedió. Mientras Benítez Zenteno leía su discurso, el presidente de la república abandonó la sala en la que se celebraba la ceremonia en la que él recibiría este Premio, incapaz de soportar que alguien se atreviera a contradecir el discurso oficial, que de un plumazo había borrado la pobreza del territorio nacional para mostrar que México había pasado a ser parte del primer mundo.

Es posible suponer que en un país acostumbrado a la adulación de la autoridad, confrontar la visión que un científico social tiene de su país, con aquella que tiene su presidente, provocaría una reacción como la descrita, y nos hace recordar la historia de H. C. Andersen, El traje nuevo del emperador.

Pero, además, en ese mismo discurso el premiado afirmaba: "Sin asignar el papel de sujetos del cambio del sistema a los movimientos sociales, es evidente que estamos en un periodo conflictivo que corresponde a la transición de los regímenes autoritarios tradicionales hacia un momento democrático, en el que la sociedad civil adquiere importancia en la constitución de un orden social promisorio". Estas palabras, pronunciadas hace casi dos décadas, adquieren total actualidad, cuando se ha mostrado que neoliberalismo y democracia de las mayorías son incompatibles y resulta indispensable transformar las instituciones si aspiramos a convertir a México en un país democrático.

Desde su especialidad, la Demografía, Raúl Benítez analizó e interpretó la realidad, sin más compromiso que la generación de conocimiento como medio para lograr el desarrollo nacional y mejorar las condiciones de vida de la población.

Mediante un préstamo hipotecario del ISSSTE, adquirió su casa de San Jerónimo, y a través de los años la fue decorando con piezas de arte que en sus múltiples viajes por el mundo compraba, hasta casi convertirla en una galería y en su estudio.

Organizó periódicamente reuniones para discutir los problemas de actualidad de México y el mundo, a las cuales invitaba como expositor a alguno de los más destacados especialistas ya sea nacionales o extranjeros sobre los temas que consideraba importante reflexionar.

En 1959, en la Revista Mexicana de Sociología aparece su artículo "Tabla de Vida de la República Mexicana",1 en el que el autor compara el nivel de sobrevivencia en el país en 1930, 1940 y 1950. Este texto constituye un trabajo pionero en esta materia, en el cual explota de manera intensiva la información disponible para estimar la mortalidad. De sus cálculos se establece que, en 1950, las esperanzas de vida de mujeres y hombres eran de 51.5 y 47.9 años respectivamente y estima que entre 1930 y 1940, la población mexicana incrementó su sobrevivencia en 5.6 años mientras que la década siguiente esta ganancia superó los diez años es decir, que en 1930, la esperanza de vida de los mexicanos era de alrededor de ¡35 años¡, con lo que hizo evidente el impacto del desarrollo tecnológico y el entorno institucional, concretamente la creación del Seguro Social, en la ampliación de la sobrevivencia de la población mexicana.

En este artículo el autor aplica los conocimientos obtenidos como estudiante en el Centro Latinoamericano de Demografía (Celade) en Santiago de Chile. Raúl Benítez fue el primer mexicano que se formó en esta institución a través de una beca que recibió cuando ya formaba parte del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, del que años más tarde sería director.

En 1961, el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM publicó dentro de la serie Ensayos Sociológicos su Análisis Demográfico de México,2 texto que de manera muy sencilla describe la dinámica de la población a partir del análisis de sus componentes: la fecundidad, la mortalidad y la migración. En este trabajo se expresa lo que serían en los años siguientes sus preocupaciones en la investigación y sus concepciones acerca de los factores que inciden sobre las variables demográficas.

Esta obra es la primera de su tipo dedicada al estudio de la sociedad mexicana con las herramientas de la demografía formal, y sus estimaciones le permiten establecer escenarios futuros a partir de la elaboración de proyecciones de población. Benítez Zenteno define dos escenarios, uno de los cuales supone un descenso de la fecundidad a partir de 1965, que refleja con gran certeza lo que efectivamente sucedió en México en el periodo de dos décadas que cubren las proyecciones incluidas en este libro.

En un momento en el cual la población mexicana había alcanzado los mayores niveles de fecundidad de la historia que era posible documentar y parecía difícil esperar su descenso, el autor consideraba que "la búsqueda de una reducción de la fecundidad en los países con crecimiento demográfico elevado, tendrá que decidirse, o bien por programas gubernamentales a favor del control familiar como paso previo al desarrollo económico [...] o bien con programas intensivos de desarrollo, eliminando lacras sociales y obteniendo niveles de vida suficientemente elevados a través de los cuales la población por si misma planifique la familia".3 La primera fue la ruta seguida en el caso de México diez años después, al iniciar los años setenta, con gran éxito, hasta lograr, a principios del siglo XXI, tasas de fecundidad cercanas al nivel de reemplazo que, paradójicamente, constituyen ahora una nueva fuente de preocupación.

Un trabajo suyo poco conocido titulado "Factores socioeconómicos de la fecundidad de la mujer mexicana. Sector proletario", que al iniciar la década de los años sesenta constituía su proyecto central de investigación en el IISUNAM, lo hizo interesarse por el análisis de la fecundidad diferencial e involucrarse en el Programa de Encuestas Comparativas de Fecundidad en América Latina (PECFAL), dedicado primero a analizar en 1964 la fecundidad en nueve ciudades de América Latina, y cinco años después en las áreas rurales de esta región.

Raúl Benítez fue impulsor y participante de grandes proyectos de investigación demográfica tanto en el país como en la región, un ejemplo de ello es precisamente el Programa de Encuestas Comparativas de Fecundidad en América Latina, antecedente de otros programas mundiales y piedra de toque de la generación de información estadística que permitió fundamentar las políticas de población modernas.

Por encargo de El Banco de México elaboró, en los años sesenta, junto con su colega y amigo de toda la vida Gustavo Cabrera, las primeras proyecciones de población de este país, las cuales estuvieron vigentes durante muchos años y constituyeron un insumo fundamental para la planeación económica. La importancia de este trabajo científico adquiere mayores dimensiones de las que pueda tener en la actualidad un trabajo similar, porque lo realizó en una época en la cual la información estadística indispensable para realizarlo era escasa y de mala calidad; por lo que para su elaboración fue necesario utilizar todas las herramientas del análisis demográfico y los supuestos de las denominadas poblaciones teóricas para que, a través de las relaciones observables entre las variables demográficas fundamentales en condiciones de estabilidad o cuasi estabilidad, como las que presentaba la población mexicana hasta los años sesenta, se hicieran estimaciones indirectas de la fecundidad. Además, lo que hoy puede resultar un ejercicio relativamente sencillo con el uso de las herramientas de cómputo y los paquetes estadísticos que funcionan en prácticamente cualquier computadora personal, en el pasado reciente, los cálculos demográficos tenían que realizarse manualmente en sentido estricto, ya que ni siquiera las calculadoras electrónicas estaban disponibles. El esfuerzo intelectual de demógrafos como Benítez Zenteno para sentar las bases de la demografía moderna no puede ser suficientemente apreciado si no se toman en cuenta las condiciones materiales en las cuales los científicos realizaban su trabajo.

Fue profesor del Centro de Estudios Demográficos de El Colegio de México y tuvo como alumnos a algunos de los especialistas en población más destacados de este país. Raúl Benítez Zenteno es parte de una generación de demógrafos mexicanos que hizo posible el desarrollo de la demografía en México y también fue parte de un grupo de ciudadanos que desde las instituciones de las que cada uno de ellos formaba parte, llamó la atención sobre los problemas derivados del crecimiento de la población, y generó un ambiente propicio para que, desde el poder público, se diseñara una política integral que atendiera estos problemas a través de una Ley General de Población y se crearan las organizaciones encargadas de llevarla a la práctica.

Sus aportaciones a las ciencias sociales y al conocimiento de la sociedad mexicana fueron diversas y muy significativas.

Al iniciar los años setenta fue nombrado director del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM e incorporó a la planta académica a investigadores consolidados, a quienes en las etapas iniciales de su trabajo profesional mostraban gran solidez y que años más tarde destacarían en la producción de conocimientos acerca de la sociedad mexicana. Durante su etapa como director del IISUNAM se mantuvo el programa de becarios a través del cual se integraron al trabajo científico y a la formación de más alto nivel un buen número de quienes serían después sus investigadores titulares.

Raúl Benítez Zenteno hizo que el IISUNAM fuera, en los años setenta, un espacio académico en el que varios de los investigadores más reconocidos del continente pudieron encontrar refugio, en una época en la cual las dictaduras militares persiguieron a intelectuales que consideraban un peligro en los países en los cuales, mediante golpes de Estado, detentaban el poder.

Su idea de un proyecto latinoamericano para estudiar la relación entre dinámica demográfica y desarrollo económico para comprender la historia regional dio lugar a un buen número de proyectos individuales entre investigadores de nuestro continente, que todavía hoy mantienen este interés por el tema.

Durante muchos años fue promotor de reuniones académicas regionales en las que participaron representantes de prácticamente todos los países del continente. Además de las aportaciones académicas que en tales reuniones se hicieron, fue característico de todos ellos el ambiente social que, a través del contacto entre las personas en eventos extra-congreso, permitió consolidar redes de trabajo que todavía funcionan. No podía faltar en los seminarios o congresos que organizó, una fiesta con baile hasta el amanecer, lo que no impedía que las sesiones matutinas se iniciaran a primera hora de la mañana.

En 1970 recibió junto con otros especialistas en materia de población, el Premio Nacional Banamex de Economía.

Fue Coordinador General del Programa Latinoamericano de Población (Prolap) y organizador de diversas reuniones académicas, cuyos resultados dieron lugar a la publicación de una serie de libros sobre temas de población, y a la elaboración de un inventario de las investigaciones que se llevaban a cabo en los años noventa para planear el futuro de esta actividad.

Sus actividades como coordinador de proyectos multinacionales de investigación no estuvieron restringidas a asuntos demográficos, y sus tareas en esta materia abordaron temas sociológicos de la mayor significación, como el análisis de las clases sociales en América Latina.

Su papel en la formación de recursos humanos fue más allá de su actividad como profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México y en otras universidades y centros académicos del país. Como secretario del Consejo Mexicano de Ciencias Sociales apoyó la creación de programas de posgrado en las universidades de algunos estados de la república mexicana que han formado a decenas de maestros y doctores en ciencias sociales, y que hoy forman parte de la planta docente y de investigación de instituciones de prestigio nacional e internacional.

La Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca le otorgó el Doctorado Honoris Causa y recibió por parte de la Universidad Nacional el nombramiento de investigador emérito.

Su actividad editorial está muy bien representada por su papel como director de la revista Demos, que dirigió durante dieciséis años hasta su muerte, y que en cada número reunió a los especialistas más destacados en los temas demográficos nacionales y posibilitó el conocimiento de la situación nacional en los cinco continentes, ya que esta revista llegó a casi todos los países del mundo.

Su cuerpo mostraba síntomas de agotamiento físico, pero esto no le impidió asistir a reuniones académicas e impartir clases. Unos meses antes de su muerte, asistió a la que él mismo consideró que sería su última participación en la reunión de la Unión Internacional para el Estudio Científico de la Población (IUSSP) en Francia, y pocos días antes de entrar en coma, durante un viaje a la ciudad de Oaxaca, concluyó el curso que impartía en el Colegio de la Frontera Norte.

Después de varios meses de permanecer en situación crítica, el 16 de marzo de 2006 falleció en el Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del ISSSTE.

Al fallecer Raúl Benítez Zenteno, el Área de Población del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM perdió a su fundador, los demógrafos a un generador permanente de discusión sobre los asuntos más significativos en su disciplina, y la sociedad a un intelectual que hasta el final de sus dias, fue coherente con sus ideas en favor de un desarrollo nacional que incluyera a todas las clases sociales.

Los años más recientes los dedicó a llamar la atención sobre la crisis que se avecina si no se producen transformaciones que atiendan los problemas relacionados con la modificación de la estructura por edad de la población y la incapacidad del sistema para ofrecer seguridad social a una población en proceso acelerado de envejecimiento.

No llegó a ser testigo de lo que puede ser la mayor crisis de la sociedad mexicana, incapaz de asegurar el ahorro que a cada generación le permita sobrevivir en la vejez, y cuando los intentos de privatizar la industria energética y las instituciones de salud, si logran imponerse, lleven a que la riqueza que la población nacional produce y puede acumular, sea transferida a los centros hegemónicos y México sea en poco tiempo un país de viejos y miserables.

En el último editorial de la revista Demos que circuló el año 2005, adelantándose a lo que el país viviría en el futuro inmediato, Raúl Benítez Zenteno escribió: "La democracia en México se encuentra cuestionada en buena medida como consecuencia de un debilitamiento o crisis de la participación, representación y legitimidad de las instituciones [...] Tenemos políticos que piensan en la próxima elección y no tenemos estadistas que se preocupen de la próxima generación".

En la situación actual, vale la pena una relectura de lo que Raúl Benítez Zenteno escribió a lo largo de medio siglo de su vida académica.

 

Notas

1 Revista Mexicana de Sociología. vol. XXI, núm. 1 (enero-abril, 1959): 77-102.         [ Links ]

2 Raúl Benítez Zenteno. Análisis Demográfico de México (Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, 1961).         [ Links ]

3 Benítez Z. (1961), op. cit. p. 82.

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