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Revista mexicana de sociología

On-line version ISSN 2594-0651Print version ISSN 0188-2503

Rev. Mex. Sociol vol.68 n.1 Ciudad de México Jan./Mar. 2006

 

Artículos

 

Raza, clase y etnicidad: un acercamiento a la sociología de John Rex

 

Race, Class and Ethnicity: An Approach to John Rex's Sociology

 

Laura Velasco* y Óscar Contreras**

 

* Profesora-Investigadora del Departamento de Estudios Culturales. El Colegio de la Frontera Norte. Correo-e:< lvelasco@colef.mx>.

** Profesor-investigador del Programa de Relaciones Industriales. El Colegio de Sonora.

 

Resumen

El trabajo es un acercamiento a la sociología de John Rex a través de su reflexión sobre los temas de raza, clase y etnicidad en el contexto de las transformaciones que experimentó Inglaterra desde un régimen colonial a una sociedad multicultural con migrantes de las ex colonias africanas, caribeñas y asiáticas. La introducción sitúa sus aportes a la teoría social y al estudio de las relaciones étnicas para luego presentar un relato sobre su acercamiento a la sociología; las luchas raciales en Sudáfrica y la entonces Rodesia del Sur; el movimiento obrero y pacifista en Inglaterra, y la convergencia de estas experiencias en su actual interés por las políticas multiculturales en la Inglaterra posmigrante.

Palabras clave: sociología del conflicto, raza, clase social, etnicidad, migración, diversidad cultural.

 

Abstract

This article is an approach to the sociology ofJohn Rex through his reflection on the issues of race, class and ethnicity in the context of the transformations undergone by England from a colonial regime to a multicultural society with migrants from former African, Caribbean and Asian colonies. It begins with an introduction describing John Rex's contributions to social theory and the study of ethnic relations and continues with an account of his approach to sociology, the racial struggles in South África and what was then known as Southern Rhodesia, the workers' and pacifist movement in England, and the convergence of these experiences with his current interest in the multicultural policies of post-migrant England.

Key words: race, class, ethnecity, conflict theory.

 

En la década de 1970 y principios de los años ochenta del siglo pasado se difundió profusamente en México, dentro de los círculos universitarios de las ciencias sociales, un libro titulado Problemas fundamentales de la teoría sociológica, editado por Amorrortu en Buenos Aires.1 El autor era John Rex, un sociólogo sudafricano de la Universidad de Leeds, en el Reino Unido.

Para muchos estudiantes de ciencias sociales en los años ochenta, el pequeño libro amarillo de John Rex se convirtió en una referencia fundamental en la articulación de una postura crítica hacia la sociología estructural-funcionalista, lo que en ese entonces era casi un requisito de admisión en el gremio. La sociología en México, como en general las ciencias sociales, se encontraba en un proceso de expansión e institucionalización. En pocos años, la matrícula de la carrera de Sociología había pasado de unos cuantos cientos de estudiantes a varios miles, concentrados principalmente en la zona metropolitana de la ciudad de México pero con una creciente expansión en varias universidades regionales.2 En las aulas, la enseñanza se nutría de manera predominante de la versión criolla del marxismo académico, la teoría de la dependencia.

En ese marco, el libro de Rex tuvo una muy favorable recepción que lo convirtió muy pronto en una referencia indispensable de la "teoría del conflicto", en oposición a la teoría parsoniana del orden social. Utilizando con solvencia las propias categorías del funcionalismo, Rex ofreció una versión muy original de los problemas del orden y la integración social, mostrando los mecanismos que hacían posible la persistencia de un orden no normativo basado en la dominación de clase. Además, reivindicó la utilidad política del saber sociológico en la lucha contra la desigualdad y la injusticia.

Paradójicamente, en ese momento casi nadie parece haber apreciado en su cabal relevancia el hecho de que el libro de Rex contenía bastante más que una crítica sistemática y competente hacia el estructural-funcionalismo, puesto que además lo hacía a partir de una trama conceptual fuertemente influida por el pensamiento de Max Weber y desde la perspectiva del individualismo metodológico. En ese sentido, el trabajo de Rex estaba muy adelantado a los debates posteriores sobre el legado de Weber y la discusión sobre el individualismo, que tendrían lugar en las ciencias sociales en México hacia finales de la década de 1980 y durante la década posterior.

En Inglaterra, el libro tuvo un impacto notable. Según Herminio Martins3 esta obra es un parteaguas en la historia de la sociología británica por dos razones principales: fue el primer trabajo sistemático e innovador en teoría sociológica hecha por un sociólogo sudafricano-británico en muchos años, y además fue un aporte refrescante desde el legado weberiano, al producir una crítica al pensamiento teórico del funcionalismo antes de que esta corriente se volviera dominante en la sociología en Inglaterra. Albrow4 coincide con Martins en que la revaloración del pensamiento weberiano y la defensa del individualismo metodológico en la década de 1960 hacen de esta obra una pieza clave en la teoría sociológica británica. Para Richard Jenkins5 este libro representa, sin discusión, la primera contribución auténtica de la sociología británica a la teoría social general.

Más allá de la importancia de esa obra pionera, durante la segunda mitad del siglo XX, John Rex se convirtió en una referencia fundamental en el debate sobre relaciones étnicas. Sus aportes a la discusión acerca de pluralismo en Sudáfrica permitieron pensar a este país en forma distinta a la que habían sido pensados otros dominios británicos, como los del Caribe, por autores clásicos como Furnivall y Smith. Por primera vez la fuerza de trabajo migrante se pensó como una categoría central que cimentaba las relaciones asimétricas y que se relacionaba íntimamente con la estructura de relaciones sociales entre grupos raciales y étnicos.6 Rex fue un pionero del estudio sistemático y empírico en torno a relaciones raciales y conflictos urbanos en Sudáfrica, y una vez en Inglaterra alimentó esa vertiente con los conflictos de clase y etnicidad. Actualmente, es uno de los sociólogos más influyentes en la política sobre diversidad cultural en Inglaterra. A diferencia de México, donde los antropólogos fueron los principales voceros de las diferencias étnicas, en Inglaterra los sociólogos tuvieron un papel mucho más activo en el análisis y la definición del perfil cultural de la sociedad británica a raíz de la descolonización india, las migraciones caribeñas y la llegada reciente de los centroeuropeos.

La difusión en México de las ideas de Rex sobre el estudio de las relaciones étnicas tuvo un campo más restringido que su teoría del conflicto social. Tal vez ello se deba al dominio de la antropología en el pensamiento indigenista en México desde las primeras décadas del siglo XX hasta entrada la década de los sesenta. La teoría sociológica incursionó en forma tardía al debate de las relaciones étnicas en México en el marco de la teoría de la dependencia y del colonialismo interno. En ese contexto, la teoría de Rex en lo tocante a las relaciones étnicas encontró un eco favorable en sociólogos como Rodolfo Stavenhagen, quien observaba estas relaciones étnicas en el marco de las relaciones coloniales del Estado mexicano con las poblaciones indígenas y las relaciones de clase en la sociedad mexicana. En particular el capítulo del libro coordinado por John Rex y David Mason, "El papel del análisis de clase en el estudio de las relaciones raciales: una perspectiva weberiana",7 fue leído por generaciones de estudiantes del doctorado en Ciencias Sociales de El Colegio de México, dirigido por Rodolfo Stavenhagen.

John Rex nació en 1925 en Port Elizabeth, Sudáfrica, donde su padre era empleado de correos. Realizó sus estudios universitarios con una beca y, como muchos otros descendientes de colonos de origen británico, recibió su educación escolar en una Sudáfrica dividida racialmente. Gran parte de su vida universitaria se enmarcó bajo el dominio del Partido Nacional,8 el cual desarrolló el apartheid a finales de los años cuarenta como política de explotación de la fuerza de trabajo y segregación social con base en rasgos físicos, color de piel y origen. Rex emigró a Inglaterra llevando consigo la experiencia de las luchas en contra de la discriminación racial desde el continente africano, al igual que otros académicos nacidos en los dominios ingleses como los sociólogos Percy Cohen y Robin Cohen, la escritora Doris Lessing, y el grupo de antropólogos sociales dirigidos por Max Gluckman en Manchester.9 Su vida académica en Inglaterra transcurrió en forma paralela a su activismo en los movimientos nacionalistas africanos, las movilizaciones obreras y pacifistas de Inglaterra y Europa, y finalmente se alimentó de las experiencias de la inmigración en Inglaterra.

Después de transitar por distintas universidades de Inglaterra, el profesor Rex fundó el Departamento de Sociología en la Universidad de Warwick. Esta universidad fue creada en 1965, en el marco de un novedoso enfoque de la educación superior, claramente orientado a la excelencia, pero que intentaba a la vez extender el acceso a la educación universitaria hacia una población más amplia de jóvenes británicos, rompiendo con el modelo elitista de Oxford y Cambridge. Desde su origen, el modelo educativo de esta universidad estuvo fuertemente orientado hacia la investigación, y en su corta existencia ha ganado una sólida reputación por su alto nivel académico, su enfoque a la investigación y su exitosa vinculación con el sector privado, lo que se ha reflejado en una notable capacidad para generar ingresos propios.10

La novedad de este ambiente universitario se aprecia incluso en la organización del campus, de una arquitectura moderna y sobria, con amplios jardines y espacios de convivencia ubicados principalmente en torno al Centro de las Artes, un animado complejo cultural y de espectáculos que es el segundo más importante de Inglaterra.

En el año académico 2001-2002, cuando se realizó la presente entrevista, el profesor Rex tenía el rango de profesor emérito del Centro de Estudios de Relaciones Étnicas (Centre for Research in Ethnic Relations, CRER), en el Departamento de Sociología de la Universidad de Warwick.

El edificio de Ciencias Sociales que alberga al CRER tiene una amplia sala de entrada con grandes escalinatas a los lados. En el segundo piso, a unos pasos del elevador, se encuentra un cubículo de dimensiones modestas, con un ventanal al fondo que ilumina un escritorio amplio flanqueado por estantes repletos de libros. Detrás del escritorio, instalado en un mullido sillón, el profesor John Rex se inclina sobre la computadora para revisar su correspondencia. Es un hombre corpulento, de grandes manos y rostro bondadoso. Se mueve con la parsimonia de sus casi ochenta años, pero conserva una envidiable vitalidad mental y mantiene un ritmo de trabajo propio de una persona con la mitad de su edad. El interés por entrevistar a John Rex se basa no sólo en su influencia en México y América Latina a través de sus ideas sobre el conflicto social y las relaciones étnicas, sino además porque representa una figura emblemática de una generación de sociólogos que nutrieron su pensamiento con una participación directa en las grandes luchas sociales de su tiempo. En este sentido, la experiencia vital e intelectual de Rex refleja una trayectoria muy poco común en nuestros días: la de un académico riguroso que desarrolla aportaciones sustantivas en su especialidad, y que a la vez mantiene un claro compromiso público y una activa militancia en la lucha por un mundo más justo. En este texto, la conversación con John Rex,11 se organiza alrededor de tres ejes: su acercamiento a la sociología y su experiencia en las luchas raciales en Sudáfrica y Rhodesia del Sur (actualmente Zimbabwe); su experiencia con las luchas obreras y el movimiento pacifista en Inglaterra y, finalmente la convergencia de estas experiencias vitales con su formación académica y su incursión intelectual en el campo de las relaciones étnicas en la Inglaterra posmigrante.

 

1. DE COLONIZADORES A COLONIZADOS: SUDÁFRICA Y EL ENCUENTRO CON LA SOCIOLOGÍA

P: ¿Cómo fue su acercamiento a la sociología, en una época en la que esta disciplina estaba tan poco difundida en Sudáfrica?

J. R.: Al salir de la fuerza naval británica me fui a la Universidad de Rhodes, en Sudáfrica, donde estudié sociología después de la segunda guerra mundial. Estando ahí, una de las primeras cosas que me preocupó fue la posición de los estudiantes coloureds12 en la universidad. En ese momento el presidente de la Unión de Estudiantes de esta universidad, que era una universidad de whites, había abandonado la Unión Nacional de Estudiantes debido a que la primera había admitido a colegios con estudiantes coloureds. Recuerdo que este hombre se llamaba Ian Smith, el mismo que después se convirtió en el primer ministro de Rhodesia del Sur. Esto me pareció inadecuado, por lo que todo el tiempo que estuve en la universidad luché para que nuestra institución regresara a la Unión Nacional de Estudiantes, lo cual finalmente se logró y regresamos a dicha organización. En ese tiempo, yo asistía a las aulas sin tener mucho conocimiento acerca de las materias adecuadas para mí. Originalmente, ingresé a la universidad para estudiar inglés e historia, pero de manera fortuita alguien me sugirió estudiar una nueva materia que se llamaba Sociología. Así, me acerqué a la Sociología y al primer hombre que fue contratado como profesor de Sociología en la Universidad de Rhodes. Estoy hablando de James Irving, un hombre maravilloso que influyó en mi vida intelectual más que ninguna otra persona. Irving tenía una trayectoria política e intelectual muy interesante. Había salido del astillero de Glasgow, después de obtener una beca para estudiar antropología en la Universidad de Cambridge. Una vez que se graduó comenzó a dar clases en la Universidad Nanking, en plena época de turbulencias estudiantiles en las universidades de China, bajo el mandato de Chiang Kai-Shek. Posteriormente, regresó a Inglaterra e ingresó como profesor en el Departamento Extramuros de la Universidad de Leeds, donde los estudiantes eran de clase trabajadora. Después de estas experiencias, Irving fue a Sudáfrica como profesor de Sociología.

En realidad, el campo de especialidad de James Irving era la antropología, y en ese entonces empezaba a leer textos de sociología por primera vez; así que él y yo nos reunimos y revisamos algunos de los libros básicos de aquel tiempo. En particularmente leímos un libro que influyó a mucha gente en aquel entonces, un libro escrito por Robert MacIver, llamado simplemente Sociedad (más tarde en los años cincuenta hubo una edición de MacIver y Page).13 Este libro contenía algunos de los conceptos sociológicos básicos como institución, comunidad y otros,que pronto empecé a utilizar. MacIver había desarrollado estos conceptos bajo la influencia de Florian Znaniecki, uno de los autores de libro Campesinos polacos en Europa y en los Estados Unidos.14 A la vez, yo estaba leyendo con mucho interés el trabajo de Max Weber, a quien encontré sumamente interesante. Al igual que muchos otros profesores de esa época, yo estaba interesado en el positivismo. La discusión en torno al estatus de la sociología como ciencia me parecía central. Y claro, yo era partidario de que la sociología se convirtiera en una ciencia. En relación con esta preocupación, leí el trabajo de George Lundberg, de tal forma que me sentía entre el positivismo y lo que estaba aprendiendo de Max Weber.

P: ¿Qué relación había entre estas búsquedas intelectuales y lo que sucedía en ese momento en Sudáfrica, especialmente en el campo de las luchas antisegregacionistas?

J. R.: En ese momento, James Irving también nos ayudó a tratar de entender la situación política de Sudáfrica. Él nos introdujo particularmente al estudio de la segregación urbana y a la lectura de Robert Park y Ernest Burgess.15 El estudio de estos autores en torno a la ciudad fue de gran relevancia para mi formación. En ese tiempo, el gobierno sudafricano del general Smuts, del United Party, intentaba ampliar la segregación no sólo a los black y coloured,16 sino también a los indios,17 en Natal. Como consecuencia, cuando yo leí a Park y Burgess traté de entender particularmente la ciudad de Durban18 en términos de su teoría de las zonas urbanas concéntricas.

La segregación racial urbana era un tema político central en la vida de los habitantes de ciudades como Durban. Esto no era un asunto sólo de los coloured, sino también de los whites, porque cuando las presiones de la segregación se ampliaron hacia las zonas habitacionales de los indios locales,19 éstos, inspirados por las ideas de la resistencia pasiva de Gandhi, invadieron las áreas europeas, donde fueron recibidos a golpes por jóvenes matones whites. Entre los testigos de tales acontecimientos estaba un joven clérigo anglicano llamado Michael Scott, quien terminó sentado junto con los indios en acto de protesta. A partir de entonces, Scott se convirtió en un conocido defensor de los derechos africanos.

Después, Scott fue llamado por los trabajadores agrícolas blacks de las granjas del norte de Sudáfrica, para que conociera sus condiciones de vida. A partir de esa experiencia, Scott escribió acerca de las condiciones de esclavitud en la que trabajaban estos inmigrantes.20 Michael Scott se involucró a tal grado con esa causa, que poco después el jefe del pueblo herero, en lo que hoy conocemos como Namibia en el suroeste de África, le pidió que fuera a hablar en su nombre ante Naciones Unidas. Él aceptó y se dice que partió con un delgado abrigo hacia un país frío del hemisferio norte con tres libras en la bolsa. Cuando sus amigos le preguntaron que si ese dinero era suficiente, él respondió que confiaba en su fe. Michael Scott formó en Inglaterra una organización llamada The African Bureau (Consejo Africano), en la cual yo colaboré. Esta organización se convirtió en una plataforma de inspiración para los líderes políticos africanos de varias partes de África, con especial influencia sobre el público británico.

Fue una época en la que me acerque mucho a Michael Scott. Debo agregar que tal vez una persona mejor conocida que Scott fue el obispo Trevor Huddlestone, quien escribió el famoso libro Naught for Your Comfort (Nada para tu comodidad). Este libro está basado en la teoría católica de la guerra justa o revolución justa. Huddlestone siempre reconoció a Michael Scott como uno de los principales responsables de ladifusión de los temas políticos de Sudáfrica, en particular de los derechos humanos en otros continentes. La influencia de Huddlestone se puede constatar en el hecho de que uno de sus pupilos, Desmond Tutu, se convirtió en el primer arzobispo anglicano de piel negra en Ciudad del Cabo. Después del apartheid, el papel de Tutu ha sido central en la reconstrucción de Sudáfrica.

Durante mi vida en Sudáfrica logré acercarme a la iglesia presbiteriana a tal grado que intenté obtener mi primer grado para entrar a su ministerio. Por diversas razones perdí la fe religiosa y, sin apartarme totalmente de ese medio, acepté un trabajo como profesor de lo que llamaban aritmética y escritura en una escuela misional en Bulawayo, en Rhodesia del Sur. Me trasladé a un lugar llamado Fountain Hope. Ahí fue donde Cecil Rhodes21 firmó la Concesión Rudd en 1888, a través de la cual les robó la tierra a los africanos, adquiriendo el derecho de explotarla y a la población de la región Matabele. Apenas tenía unas seis semanas ahí, cuando súbitamente recibí una carta donde se me anunciaba que yo era considerado "como un visitante no deseable en Rhodesia del Sur, debido a información recibida de otro gobierno", por lo que me vi obligado a salir.

 

2. INGLATERRA: LAS EXPERIENCIAS DE CLASE Y RAZA

P: Háblenos de su traslado a Inglaterra y de sus inicios como profesor universitario.

J. R.: Expulsado de Rhodesia del Sur en 1949, tuve que regresar a Sudáfrica, en donde para mi sorpresa encontré un trabajo en el Departamento de Asuntos Nativos de la ciudad de Kimberley. Fue una experiencia extraordinariamente interesante, porque mi estancia ahí me permitió entender la forma en que operaban las políticas hacia los blacks, así como la forma en que trabajaba la policía. Ya entonces había hecho solicitudes para obtener empleo en la Universidad de Indias Occidentales22 y en laUniversidad de Leeds, en Inglaterra. Un día, mientras me encontraba en mi oficina, un policía me visitó y me mostró una carta que decía: "El Sr. Rex ha solicitado un pasaporte para ir a Inglaterra o a las Indias Occidentales. Nosotros entendemos que se opone a la segregación académica en Sudáfrica, además de ser un creyente de las enseñanzas de Marx, Engels y Lenin". Yo le dije: "Bueno, esa no es una descripción exacta de mi posición. Yo le explicaré cuál es mi posición". Pero él me interrumpió y me dijo: "No es necesario, nosotros lo averiguaremos". De cualquier manera, hice mi declaración ante él. De hecho, para entonces mis ideas estaban muy influidas por la propuesta de Karl Mannheim acerca del papel de los intelectuales; también le dije lo que había aprendido en mis estudios sociológicos: que una de las peores cosas del mundo comunista era que los soviéticos no dejaban a sus ciudadanos viajar a otros países.

A pesar de todo, con alguna ayuda de por medio logré obtener un pasaporte y pude trasladarme a Inglaterra. El profesor Irving me apoyó para obtener un cargo en la Universidad de Leeds, donde él había estado trabajando durante varios años en el Departamento Extramuros. Ocupé la posición de profesor en las clases que la Asociación de Trabajadores organizaba para los obreros. Durante cerca de cuatro años mis estudiantes fueron principalmente mineros, trabajadores del acero y en el agro, así como sus esposas. Les enseñaba sociología y filosofía. Cuando recuerdo aquellos días, pienso que los estándares de mi enseñanza eran terribles, pero esto me permitió acercarme al movimiento de la clase obrera en Inglaterra. Así, a la vez que logré mantener importantes vínculos con África, también empecé a identificarme mucho con la clase obrera inglesa.

Fui maestro extramuros durante unos siete u ocho años y, durante ese tiempo, como parte de mis preocupaciones personales, también me dediqué a organizar reuniones políticas para los líderes nacionalistas más importantes de África. Muchos de ellos venían de países donde no tenían derechos políticos, y yo les ayudaba a organizar sus reuniones en Leeds. En esos encuentros presenté a los dirigentes africanos Joshua Nkomo, quien dirigió la Unión Nacional Africana de Zimbabwe (ZAPU),23 Tom Mboya, quien fue líder de la Unión Africana de Kenya (KAU)24 y Kenneth Kaunda, líder del movimiento de liberación nacional de Rhodesia del Norte (hoy Zambia)25 con los sindicalistas británicos, así como con los sectores liberales de las iglesias y otras organizaciones. El resultado de estas reuniones fue la constitución de un grupo británico y africano de presión muy eficaz, que llegó a tener bastante influencia en la política africana.

Me refiero a 1960, cuando este grupo de activistas británicos y sudafricanos participábamos en luchas laborales en Inglaterra, movimientos por los derechos humanos en Sudáfrica y diversas acciones pacifistas en el plano internacional. Ese año, Kwame Nkrumah26 organizó una gran conferencia en Ghana para unir a los pacifistas en contra de las pruebas nucleares de los franceses en el Sahara y a los luchadores por la liberación de África, bajo la idea de la Acción Positiva. En la preparación del encuentro conocí a Frantz Fanon,27 quien era el embajador del Frente de Liberación Nacional28 de Ghana. Yo quedé muy impresionado por su persona y por sus ideas; su libro Los condenados de la tierra29 es uno de los libros que más me han influido. Asistir como observador a esa conferencia fue una experiencia muy importante porque, entre otras cosas, tuve la oportunidad de ver cómo funcionaba un movimiento social dentro de un partido de Estado. A esta reunión asistieron organizaciones de mujeres, de trabajadores y de jóvenes; todas controladas por el Convention People's Party (Partido de la Convención del Pueblo) que encabezaba Nkrumah.

La conferencia me puso en contacto con mucha gente de varios países, por lo que pude conocer a líderes de Somalia, Etiopía y Ghana. Esta experiencia alimentó mi interés en África central y del este, además de estimularme para seguir colaborando para detener la segregación y supremacía blanca en Sudáfrica, Rhodesia del Sur y Kenya.

P.: Estas experiencias con los nacionalistas africanos y el surgimiento de una conciencia panafricana, ¿cómo influyeron en su trabajo político y académico en Inglaterra?

J. R.: Mi vida intelectual fue posible, debido a que después de dar clases durante siete años en el Departamento Extramuros de la Universidad de Leeds, fui invitado a impartir clases de sociología en el Departamento de Estudios Sociales en esta misma universidad. Eran tiempos muy interesantes; era el año de 1956 en medio de la Guerra de Suez y la insurrección de Budapest. Todo cambiaba y los estudiantes estaban entusiasmados e interesados. Por mi parte, estaba disfrutando plenamente mi primer año como profesor en el Departamento de Estudios Sociales. En retrospectiva, supongo que la concepción política que moldeaba mi sociología era un semimarxismo, muy simplista, basado en la idea de desarrollar la conciencia sindical para transformarla en conciencia política. Pero estas ideas se conjugaron, además, con las luchas nacionalistas en África, con mi participación en la lucha pacifista, particularmente en la campaña por el desarme nuclear. En esos días escribí un panfleto que se titulaba Inglaterra sin bomba, en el cual abogaba por lo que entonces se llamó Neutralismo Positivo, bajo la idea de que Inglaterra debía deslindarse de las dos potencias nucleares, la entonces Unión Soviética y Estados Unidos.

En realidad el movimiento de desarme nuclear en Inglaterra se inició en 1958, con una serie de marchas desde los lugares donde se producían las bombas nucleares. Recuerdo que organizamos una marcha desde Aldermaston hasta Londres; este trayecto toma cuatro días, de manera que teníamos que acampar en el camino durante la noche, para reanudar la marcha al día siguiente. Fueron jornadas maravillosas; recuerdo particularmente la marcha de 1962, organizada por una extraordinaria mujer llamada Peggy Duff, en la cual participaron unas 100 mil personas. Detrás de estas marchas había una gran discusión acerca de la naturaleza del conflicto internacional, que incluía a los círculos académicos.

La organización de las marchas fue quedando en manos de un grupo que publicaba la revista llamada New Left Review. Esta publicación se había formado como resultado de la fusión de las revistas editadas por Eward P. Thompson y John Seville, que se llamaban New Reasoner y Left Review, ésta última dirigida por un grupo de jóvenes, la mayoría intelectuales marxistas de Oxford. Así que en 1960 nace New Left Review, en cuyo consejo editorial fui invitado a participar, junto con otras personas que tampoco habían participado en las dos revistas anteriores, entre ellos Raymond Williams, Ralph Miliband, Doris Lessing, Alasdair McIntyre y Norman Birnbaum. Todos nos convertimos en parte del nuevo consejo bajo la dirección del editor Stuart Hall, un académico de la Universidad de Oxford originario de Jamaica. Hall dirigió la revista de manera relajada y novedosa, buscando un público amplio y experimentando con las nuevas tendencias de los medios de comunicación. Este giro resultó muy exitoso; sin embargo, Thompson no veía con muy buenos ojos este estilo, porque consideraba que se alejaba de sus ideas en torno al papel de la revista en la organización política. Thompson consideraba que la revista podía ser un instrumento de lucha partidista que contribuyera a la formación de "cuadros políticos" y de la vanguardia de partido. Así que mantuvo una crítica constante respecto de la forma en que Stuart Hall dirigía la revista.

Estas diferencias no fueron públicas ni derivaron en un debate desagradable, pero con el tiempo llegaron a tal punto que Hall decidió dar la dirección de la revista a otra persona. Uno de los problemas que tuvimos que enfrentar fue el del salario de su director: Hall recibía como pago por la dirección 500 libras al año, así que para sobrevivir tenía que hacer otros trabajos, por lo que nuestra búsqueda se dirigió a encontrar a alguien cuyos puntos de vista fueran cercanos a los nuestros, que supiera escribir, pero además que no necesitara dinero. A mí me parecía obvio que el candidato idóneo era Perry Anderson, así que lo invitamos a ocupar este cargo en la New Left Review.

Detrás de la revista había un movimiento social en el cual estábamos involucrados muchos de nosotros: yo dirigía la entonces National League Club's Organization (Alianza Nacional de Organizaciones), y la revista intentaba estar cerca de estos movimientos. Dicha cercanía no era sencilla; recuerdo que en una ocasión un hombre llamado Lawrence Daly, líder de la Unión Nacional de Mineros y miembro de la Alianza Nacional, le dijo a Perry Anderson: "Mira nosotros queremos una revista que podamos vender en las puertas de las minas y en las fábricas". Perry Anderson respondió: "Claro, por supuesto, eso estaría bien". Pero el siguiente número que se publicó iniciaba con un artículo titulado "Series y vínculos en la familia moderna" de R. D. Laing. Perry Anderson creía que la clase trabajadora era capaz de participar en los debates intelectuales.

Bajo la dirección de Perry Anderson ocurrió el cambio generacional que nosotros queríamos ver; sin embargo, también nos confrontó.

Anderson se rodeó de sus propios amigos y formó un nuevo consejo editorial, cuyos miembros estaban bajo la influencia del marxismo francés en boga, y en menor medida del marxismo italiano de Gramsci. Algunos de los intelectuales de la generación anterior, como yo, no hablábamos francés y éramos algo críticos de las posturas del nuevo consejo; los veíamos como un grupo de jóvenes ricos que habían crecido con nanas francesas.

Más tarde, la revista desarrolló una visión crítica de esas posiciones, y el mismo Perry Anderson escribió un libro interesante llamado Consideraciones del marxismo occidental, que contenía una crítica muy dura a toda la tradición del marxismo francés. La única persona de la que habló bien en ese libro fue del marxista belga Ernest Mandel, un historiador y economista.

La revista aún continúa publicándose, y es reconocida por mucha gente en Europa como una referencia intelectual fundamental. Cuando imparto clases en lugares como Copenhague, en Dinamarca, así como en Malmo y Lund, en Suecia, les pregunto a los estudiantes acerca de la sociología y para muchos de ellos la principal referencia es la New Left Review. Una influencia particular para estos jóvenes fue la de Nicos Poulantzas, quien colaboró en la revista y dio clases en esas universidades por un tiempo. Cuando impartí cursos en estos lugares con frecuencia encontré la influencia de Poulantzas,30 a tal grado que algunos estudiantes sólo me escuchaban cuando lograba traducir mis propias ideas al lenguaje poulantziano.

P: En ese mapa intelectual ¿figuraba de algún modo América Latina?

J. R.: Sí, alrededor del tema del desarrollo. En ese momento hubo figuras como Andre Gunder Frank,31 quien escribió un pequeño panfleto titulado La sociología del subdesarrollo y el subdesarrollo de la sociología; los estudiantes quedaron muy impactados por ese trabajo, lo cual despertó mi interés e hizo que enfocara de un modo distinto todo el tema de la sociología de las sociedades en desarrollo. Gunder Frank subrayaba la importancia del pasado colonial para la constitución del subde-sarrollo, y a través de este libro logró difundir el tema del desarrollo en toda Europa. Hasta donde pude entender, había un debate en el que se planteaban visiones distintas acerca de cómo el capitalismo podía contribuir al desarrollo. Una visión, la de Gunder Frank, planteaba que todo lo que Europa podía hacer era promover el subdesarrollo en las sociedades desarrolladas; otro punto de vista era el de algunos comunistas británicos, quienes reconocían la posibilidad de cierto desarrollo bajo el capitalismo. Una tercera contribución al debate vino del brasileño Fernando Enrique Cardoso, quien tomó una posición ligeramente diferente, al sostener que la dependencia no necesariamente implicaba subdesarrollo. Cardoso es un hombre muy interesante: cursó sus estudios en Francia y había trabajado mucho alrededor de la idea del desarrollo. Yo conocí a Cardoso como presidente de la Asociación Internacional de Sociología; después de que se convirtió en presidente de Brasil se volvió un creyente del libre mercado. Cardoso es, probablemente, el presidente con mayor educación sociológica que haya tenido cualquier país.

P: En los años sesenta usted escribió un libro que fue muy leído en México: Problemas fundamentales de la teoría sociológica. ¿Cómo se ubica este libro en el curso de su trayectoria intelectual?

J. R.: Escribí este libro en 1961 como una crítica a la tradición de la reforma social que había sido desarrollada en la London School of Economics. Lo que a mí me parecía filosóficamente una propuesta positivista y funcionalista, extrañamente fue vista como un pensamiento marxista por algunos estudiosos influyentes, como David Glass. Desde mi punto de vista, esa propuesta forma parte de una tendencia que originalmente había surgido en la antropología y que se volvió importante para la sociología a través del trabajo de Talcott Parsons y Robert Merton. Tomando distancia de estas dos posiciones yo produje una versión de la teoría del conflicto que se alimentaba del marxismo y del pensamiento de Max Weber. Este trabajo fue citado frecuentemente por sociólogos como Ralf Dahrendorf y C. Wright Mills.

Aquel libro fue bastante citado, pero ya a finales de los años sesenta las ideas que ahí desarrollé recibieron tremendas críticas por parte de personas que habían leído mucho más que yo. Aunque yo traté de reelaborar mi posición en 1973 en un libro llamado La sociología y la desmi-tificación del mundo moderno.32 Este libro recibió las peores reseñas que ningún otro libro de sociología, aunque yo todavía sostengo estas ideas.

Por una parte, mi marxismo "simple" fue superado o sustituido por el marxismo estructuralista francés, y por otro lado mi interés en la sociología interpretativa derivada de Weber fue superado o sustituido por la etnometodología.

P.: Su libro aborda el tema del conflicto social en un plano teórico abstracto. Sin embargo, parece claro que en el trasfondo de sus planteamientos estaba su contacto con la clase obrera en Inglaterra y con los movimientos sociales en África.

J. R.: Sí, en ese entonces había mucha efervescencia en torno a los conflictos de clase en el medio académico británico. En los años setenta Anthony Giddens organizó varias conferencias donde participamos diversos sociólogos británicos. Yo contribuí en uno de sus libros con un trabajo en el que exponía mis ideas acerca de la teoría del conflicto. Pero hay algo más que debo mencionar; durante ese tiempo yo estaba dejando Leeds, por razones personales, para incorporarme a la Universidad de Birmingham. Pero ahí encontré una universidad horrible y comercial. Para escapar de ese ambiente me iba a la calle, particularmente a las zonas marginadas de la ciudad; no eran los clásicos barrios marginales ingleses, el término slum puede conducir a un equívoco al definir estas zonas. Eran las áreas donde los inmigrantes se habían establecido, y no era difícil relacionar dichos lugares con las teorías de Park y Burgess. Encontré que la gente había desarrollado un nuevo tipo de comunidad basada en la participación colectiva para lidiar con asuntos tan importantes como la relación entre los inmigrantes, la clase trabajadora británica y la clase media blanca. Recuerdo un fenómeno muy importante que ocurrió ahí: había una calle donde de un lado había residentes blancos que vivían ahí desde mucho tiempo atrás y que veían cómo el área se iba deteriorando conforme se poblaba de inmigrantes; ellos eran potencialmente racistas. Al otro lado de la calle había muchas casas habitadas por indios y pakistaníes, quienes formaron la Asociación para el Bienestar de los Residentes. Ellos propusieron a los residentes blancos un esquema de colaboración: "por cada libra que tu gastes en mejorar tu propiedad, nosotros gastaremos una libra en mejorar la nuestra, bajo la condición de que el consejo de la ciudad también gaste una libra para mejorar la pavimentación o el alumbrado de la calle". Y ésa fue la base del desarrollo de un tipo diferente de conciencia comunitaria, la cual fue políticamente muy importante.

P: Esto recuerda de alguna forma lo que usted ha dicho sobre la racializa-ción del espacio en Durban, en Sudáfrica.

J. R.: Sí, de hecho, durante los dos años que fui profesor en la Universidad de Birmingham aproveché para realizar una interesante investigación sobre los conflictos y los procesos de integración de los inmigrantes a las ciudades inglesas. Salí de Birmingham con la idea de ir a la universidad de Hull, pero de manera fortuita fui contratado por la Universidad de Durham. Ahí obtuve la titularidad de los cursos de Teoría Social e Instituciones, aun cuando ellos no tenían una idea clara de lo que era la sociología. Fui bastante infeliz en Durham debido a su tradición de clase alta y atmósfera cerrada, así que escribí a varios amigos pidiéndoles que me ayudaran para irme a algún otro lugar. Pienso que a ello se debió que fuera invitado aquí a la Universidad de Warwick.

Originalmente me fui de Leeds a Birmingham por dos años, de 1962 a 1964; después me fui a Durham de 1964 a 1970. Luego vine a Warwick en 1970 y aquí me quedé. En ese entonces, este departamento llegó a tener un grupo de 25 profesores y recibió a un gran número de estudiantes, de manera que pude reclutar a gente de todas partes del país; fue una oportunidad maravillosa. La idea central del Departamento de Sociología que yo había creado en Durham, y también del que estaba creando aquí en Warwick, era que todos los estudiantes hicieran estudios sobre las instituciones sociales, pero también debían estudiar teoría social. En Warwick, los alumnos estudiaron teoría sociológica clásica basada en Marx, Weber y Durkheim en el primer año, y luego, en el segundo año, los avances modernos o contemporáneos. Logramos crear un gran departamento.

Debo decirles que en estas tareas enfrenté muchas dificultades, ya que esto fue poco después de los años de la revuelta estudiantil de 1968. Me encontré con que en el departamento había un grupo de marxistas estructuralistas que, en determinado momento, llegaron a ser mayoría en las reuniones departamentales. Estos marxistas entraron en una peligrosa alianza con nuestro único etnometodólogo, contraponiéndose a la orientación que yo había impulsado en el departamento. Mi posición se había tornado muy difícil, por lo que me fui a Canadá por un año y dejé la dirección del departamento a alguien más. Al regresar, encontré que las cosas seguían siendo difíciles, pero al mismo tiempo el Consejo de Investigación en Ciencias Sociales de Inglaterra estaba buscando a alguien que dirigiera la Unidad de Investigación Nacional en Relaciones Étnicas. Terminé aceptando el cargo.

 

3. LA COLONIZACIÓN DE INGLATERRA: MIGRACIÓN, RAZA Y ETNICIDAD

P: En los años setenta, la presencia de inmigrantes indios y pakistaníes ya era muy visible en las ciudades inglesas. ¿Cómo integró este fenómeno migratorio en su trabajo sociológico?

J. R.: El Consejo de Investigación en Ciencias Sociales, como se llamaba entonces, consideraba que las universidades no habían logrado desarrollar suficientemente la investigación en algunas áreas específicas. Por ello, sus directivos decidieron fundar directamente unidades de investigación, particularmente dos: la de Relaciones Industriales y la de Relaciones Étnicas. Yo dirigí la Unidad de Investigación en Relaciones Étnicas para el Consejo de Investigación en Ciencias Sociales en la Universidad de Aston, en Birmingham, durante cinco años, de 1979 a 1984. A lo largo de mi trayectoria intelectual, yo había ido tejiendo teóricamente la relación entre la teoría social, de un lado, y la teoría de las relaciones étnicas, del otro. Sin embargo, fue en estos años cuando pude dedicarme a escribir acerca de la relación entre sociología y relaciones étnicas. Yo había sido miembro del Comité Internacional de Expertos de la UNESCO sobre Racismo y Prejuicio Racial. Fue el tiempo en que el comité cuestionó la utilidad del concepto bioligicista de raza para el estudio de las diferencias políticas entre hombres y mujeres. Nos preguntamos en torno a la validez científica del concepto de raza, qué era el racismo y qué es lo que un sociólogo podía decir sobre el racismo.

Cuando me puse a estudiar estas cuestiones, en 1967, quedé muy sorprendido al encontrar lo poco que se había escrito en teoría sociológica de las relaciones étnicas. Recuerdo mis pesquisas en la librería de la UNESCO para encontrar materiales relativos al tema, y cuando regresé comencé a participar en una serie de libros sobre conceptos sociológicos del tema; recuerdo en especial el libro llamado Relaciones raciales en la teoría sociológica que se publicó en 1970.33 Gran parte de mi historia intelectual posterior ha estado relacionada con la discusión de la naturaleza de las relaciones étnicas.

P.: ¿Considera que después de la década de los setenta el estudio de las relaciones raciales y étnicas se ha constituido en un campo de estudio independiente de la sociología?

J. R.: Actualmente, en lo que a la teoría sociológica corresponde, y particularmente a la historia de la teoría sociológica, encuentro una enorme cantidad de trabajos académicos escritos sobre todo tipo de aspectos o preguntas en torno a las relaciones étnicas. Aunque a mediados de los años ochenta logré sistematizar lo escrito sobre el tema en un libro escrito, junto con David Mason,34 me siento un verdadero amateur, y trato de mantener el paso con la gente que está escribiendo sobre el tema, cuyas ideas difieren de las mías. Tanto los posmodernistas como los marxistas están en debate conmigo en el campo de las relaciones étnicas. Hay, por ejemplo, una revista posmodernista,35 cuyo editor, Mike Featherstone, fue mi alumno en Durham. Featherstone se ha convertido en una de las grandes figuras de la teoría posmodernista, en la cual se critica fuertemente el concepto de etnicidad.

Del lado de los marxistas está, por ejemplo, Robert Miles,36 quien erróneamente argumenta que yo he defendido el tratamiento de los problemas étnicos en Inglaterra como un problema de raza, lo cual es contrario a la verdad. En otro frente, también he tenido que responder a los cuestionamientos de la sociología urbana marxista. En Inglaterra, particularmente el sociólogo marxista Chris Pickvance,37 un seguidor de las ideas de Manuel Castells, considera que mi sociología urbana aborda simplemente los efectos de la acción gubernamental sobre la discriminación racial. Desde su punto de vista, una sociología urbana comprensiva debía haber abordado problemas tales como la propiedad de la tierra y las tasas de interés. Estas críticas, lejos de desalentarme, me han obligado a colocar mi trabajo en un escenario amplio y a pensaren otras posibilidades. De igual manera, el libro de David Harvey38 ofrece una explicación marxista de por qué en la ciudad los ricos se hacen cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Yo no reclamo haber contribuido a ese gran debate acerca de la economía política de las ciudades. Mi contribución se confinó a la sociología urbana al estudiar los controles inmediatos, en particular el papel de los funcionarios locales al crear lo que he llamado clases habitacionales. No obstante, Castells me presenta retos adicionales. En su libro sobre la cuestión urbana39 rompe con el marco del marxismo estructuralista para ofrecer una teoría de los movimientos sociales y desplazarse hacia una nueva teoría basada en la noción de sociedad de redes.40 Estas aproximaciones de la geografía representan nuevas formas de posicionar asuntos teóricos acerca de etnicidad, la clase y el urbanismo, los cuales están muy lejos de cualquier innovación que yo pueda ofrecer.

P: En medio de esta enorme cantidad de propuestas teóricas, ¿cuál cree que sea el principal reto en el terreno de los estudios sobre relaciones étnicas y diversidad cultural?

J. R.: Cada día surgen nuevas organizaciones sociales, las cuales reclaman un nuevo entendimiento de la etnicidad y el nacionalismo. Cada vez es más urgente responder desde la teoría a lo que está sucediendo en la sociedad. Por ejemplo, he escuchado acerca de una nueva revista electrónica que iniciará con una declaración de Will Kymlicka41 sobre la importancia de discutir cuestiones concernientes a la viabilidad de aplicar los modelos de etnicidad de Europa occidental a Europa del este. Hay una gran cantidad de nuevas iniciativas para estudiar la caída o fragmentación de los Estados después del colapso comunista. En lo que respecta a la teoría sociológica, yo aún creo en un tipo particular de marxismo weberiano o weberianismo de izquierda. Lo que está en debate es la visión particular de la epistemología de las ciencias sociales. Pero es difícil ir más allá de los estudios weberianos, los cuales han producido un enorme cuerpo de académicos en términos teóricos e históricos. Yo trato de seguir esto con la ayuda de dos líderes weberianos, el británico Sam Whimster42 y el estadounidense Gunther Roth.

Mientras tanto, también me he embarcado en un nuevo rango de trabajos relacionados con la naturaleza del multiculturalismo y las políticas multiculturales del Estado, tanto en Europa como en otros lugares del mundo. Esto me ha llevado inevitablemente a tener contacto con los debates sobre etnicidad y nacionalismo, y la naturaleza de las comunidades transnacionales.

 

NOTAS

1 Este libro fue publicado por primera vez en 1961 bajo el título Key Problems of Sociological Theory. Londres: Routledge and Kegan Paul. Ha sido traducido, además al alemán, al japonés y al portugués.

2 Véase José Luis Reyna, "La investigación sociológica en México", en José Luis Reyna, Ciencias Sociales en México. Desarrollo y Perspectivas (México: Colmex, 1979), 49-72;         [ Links ] Fernando Castañeda, "La constitución de la sociología en México", en Francisco José Paoli Bolio, Desarrollo y Organización de las Ciencias Sociales en México, (México: CRIM-Porrúa, 1990), 397-430.         [ Links ]

3 Herminio Martins, comp., Knowledge and Passion. Essays in Honour of John Rex (Londres y Nueva York: Ed. I.B. Taurius, 1993).         [ Links ]

4 Martin Albrow, "Reflections on the World Reception of Max Weber", en Herminio Martins, Knowledge and Passion, op. cit., 79-98.

5 Richard Jenkins, "The Place of Theory: John Rex's Contribution to the Sociological Study of Ethnicity and 'Race'", Ethnic and Racial Studies, vol. 28, núm. 2 (marzo, 2005),201-211.         [ Links ]

6 Robin Cohen, "Race and Ethnicity in a Post-Apartheid Society: Pluralism revisited", en Herminio Martins, Knowledge and Passion, op. cit., 1-22.

7 John Rex y David Mason, Theories of Race and Ethnic Relations (Cambridge: Cambridge University Press, 1986).         [ Links ]

8 El Partido Nacional fue fundado por blancos descendientes de los boers (afrikaners), poco después del establecimiento de la Unión Sudafricana en 1910. Este partido fue el responsable de la instrumentación de un sistema de explotación que se basó en el color de la piel y en la apariencia física. La institucionalización del apartheid derivó en un sistema de discriminación política, legal y económica contra los no blancos (que incluía a los coloureds, asians y blacks o africans).

9 Stuart Hall representa un caso particular, dado que nació en Kingston, Jamaica, colonia británica que obtuvo su independencia hasta 1962. Hall, como ciudadano del British Commowealth logró obtener una beca Rhodes para estudiar en Oxford.

10 Véase Burton R. Clark, Creando universidades innovadoras. Estrategias organiza-cionales para la transformación (México: Editorial Porrúa y Coordinación de Humanidades, UNAM, 2000).         [ Links ]

11 Agradecemos a Nancy Utley y Oscar Fernando Contreras Velasco la transcripción de las cintas. Laura Velasco y Oscar Contreras realizaron la traducción al español de ese texto con el apoyo de Patricia Rosas.

12 Bajo el régimen del apartheid se creó un universo de categorías étnicas, que está presente en el relato de John Rex: los whites, coloureds, asians y africans o blacks. Con el nombre de whites se incluye a todos los descendientes de europeos sin mezcla de piel blanca (tanto los boers como los colonos ingleses). El término coloureds se utilizó para nombrar a los descendientes de europeos blancos (principalmente de los boers) mezclados con inmigrantes asiáticos (malayos) o con personas pertenecientes al nativo grupo étnico khoi. El término asians se utilizó para nombrar a todos aquellos inmigrantes del continente asiático, incluyendo principalmente a los procedentes de la India. Finalmente el término blacks o africans se utilizó para nombrar a las personas de piel negra que pertenecían a uno de los grupos étnicos de la familia lingüístico-cultural bantu, y que eran nativos de las tierras sudafricanas. Este complejo universo de categorías étnicas y raciales sólo cobra significado en su propio contexto histórico, por lo que se optó por no traducir al español los términos que refieren categorías raciales y étnicas en el contexto sudafricano.

13 Robert MacIver fue presidente de la Asociación Americana de Sociología en 1940; su actividad docente la desarrolló básicamente en la Universidad de Columbia.

14 Este libro fue publicado por primera vez en 1913.

15 Durante las décadas de 1920 y 1930, Robert Park y Ernest Burgess fueron dos figuras centrales en la creación de la escuela de Chicago en Sociología. Ambos son autores del influyente libro Introduction of the Science of Sociology, el cual fue publicado en 1921.

16 Durante la revisión del texto, Rex subrayó que estas categorías son producto de 300 años del dominio "blanco", y funcionaron como clasificaciones oficiales durante los 40 años del apartheid. Cerca de 3.5 millones de personas fueron desplazadas de sus tierras teniendo como criterio dichas clasificaciones raciales.

17 El término indio se utiliza para nombrar a las personas nacidas en la India. En México es común llamarles hindús, lo cual es inadecuado porque hindú es una persona que practica la religión hinduista. Si bien esta religión es la más practicada en la India, también existe un número significativo de practicantes de otras religiones, como los musulmanes.

18 Actualmente, Durban es la ciudad más grande de la provincia KwaZulu-Natal.

19 Rex se refiere a las personas descendientes de inmigrantes de la India, quienes al igual que otros inmigrantes asiáticos llegaron durante el colonialismo británico.

20 Durante el apartheid se estableció un programa de desplazamiento de la población africana (black o african) hacia territorios especiales, los llamados homelands, donde eran ciudadanos. Fuera de esos territorios, los africanos perdían su ciudadanía, por lo que eran considerados migrantes y tenían que trasladarse con pasaporte. Dado que los whites controlaban 70% del territorio, los africans o blacks, los asians o coloureds tenían que ir a trabajar a las granjas de los whites bajo el estatus de inmigrante en el mismo territorio sudafricano.

21 Cecil Rhodes colonizó el territorio de la antigua Rhodesia del Sur, actualmente Zimbabwe, a través de la compañía privada British South África Company. En 1980, después de una guerra de liberación encabezada por Joshua Nkomo (Unión Nacional del Pueblo de Zimbabwe) y Robert Mugabe (Unión Nacional Africana de Zimbabwe), Rhodesia del Sur logró su independencia y tomó el nombre de Zimbabwe.

22 The University of the West Indies brinda educación a los países del British Commonwealth en el Caribe.

23 Pasó 10 años y medio de su vida en una cárcel de Rhodesia del Sur. Su papel fue muy importante en las negociaciones de paz posteriores a la independencia.

24 En los años cincuenta Mboya logró unir a las cinco fuerzas sindicales más importantes de Kenya bajo la Federación Keniana de Trabajo, con apoyo del Partido Laboristabritánico. A finales de los años sesenta, Mboya fue asesinado por un integrante del grupo étnico kikuyu.

25 Tambien fue presidente del Partido Independiente de Unidad Nacional, y posteriormente primer ministro de Zambia.

26 Kwame Nkrumah fue uno de los actores más importantes del nacionalismo africano con su propuesta de panafricanismo a través de la filosofía de la concientización. Ghana fue la primera nación Africana que logró su independencia, en 1957.

27Nació en la isla Martinique, fue psicoanalista y filósofo y un intelectual comprometido con la lucha contra el colonialismo francés en las Antillas y en Argelia.

28 El Frente de Liberación Nacional (Front de Libération Nationale) fue fundado en 1954, con el objetivo de obtener la independencia de Algeria respecto de Francia.

29 Este libro apareció por primera vez en 1961 con el título Les damnes de la terre, París.

30 Nicos Poulantzas tuvo una influencia importante en el grupo de New Left Review, donde mantuvo algunos debates acerca del capitalismo de Estado en las décadas de los años sesenta y setenta.

31 Andre Gunder Frank nació en Alemania, emigró a Suiza y estudió en la Universidad de Chicago. Trabajó con el gobierno de Salvador Allende en Chile.

32 Sociology and the Demystification of the Modern World (Londres: Routledge and Kegan Paul, 1973).         [ Links ]

33 Race Relations and Sociological Theory (Londres: Weidenfeld and Nicolson, 1970). Este libro fue reeditado con nuevos materiales en 1983 y traducido al malayo y al japonés.

34 John Rex y David Mason, comps., Theories of Race and Ethnic Relations (Londres: Cambridge University Press, 1986).         [ Links ]

35 Mike Featherstone, fundador y actual editor de la revista de orientación posmoderna Theory, Culture and Society, producida por el centro del mismo nombre en la Universidad de Teesside en Middlesbrough y después en la Universidad Trent Nottingham.

36 En 1973, Robert Miles fue parte del equipo de investigación de la Unidad de Investigación en Relaciones Étnicas del Consejo de Investigación en Ciencias Sociales en Inglaterra. Su trabajo se ha centrado en la historia y teoría del racismo y en la relación entre migración internacional y capitalismo. Desde el año 2000 Miles es profesor en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.

37 Chris Pickvance es el director del Departamento de Estudios Urbanos en la Universidad de Kent, Inglaterra. Pickvance puede ser calificado como un sociólogo marxista dedicado al estudio de lo urbano, y en palabras del mismo Castells, es el principal difusor de sus ideas.

38 David Harvey, Social Justice and the City (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1973).         [ Links ] Harvey es actualmente profesor en la Universidad de la ciudad de Nueva York (CUNY).

39 Manuel Castells, The Urban Question: A Marxist Approach (Social Structure and Social Change) (Boston: MIT Press, 1977).         [ Links ]

40 Manuel Castells, The Information Age: Economy, Society and Culture (tres volúmenes) (Oxford: Blackwell, 1996-1998; segunda edición, 2000).         [ Links ]

41 Will Kymlicka es profesor en el Departamento de Filosofía en la Universidad de Queens, en Canadá, donde impartió en 2002 un curso llamado "Can Western Models of Minority Rights Be Applied in Eastern Europe?" Su postura liberal ha sido muy influyente en las políticas sobre relaciones étnicas en Canadá.

42 Sam Whimster es un especialista en Max Weber y profesor de sociología en la Universidad Metropolitana de Londres.

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