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Revista mexicana de sociología

versión On-line ISSN 2594-0651versión impresa ISSN 0188-2503

Rev. Mex. Sociol vol.68 no.1 Ciudad de México ene./mar. 2006

 

Artículos

 

La palabra y el sentido. Análisis del discurso de Joaquín Sabina

 

Word an Sense. Analysis of Joaquin Sabina's Discourse

 

Hugo José Suárez1

 

1 Doctor en Sociología por la Universidad Católica de Lovaina. Profesor investigador de El Colegio de Michoacán. Especialista en análisis de contenido, sociología cualitativa, religión y cultura, sociología visual. Correo electrónico: <hugojosesuarez@yahoo.com>.

 

Recibido: 23 de noviembre de 2004
Aceptado: 2 de septiembre de 2005

 

Resumen

El artículo pretende mostrar pedagógicamente el funcionamiento del Método de Análisis Estructural de Contenido, elaborado en la década de 1970 en la Universidad Católica de Lovaina, aplicándolo al análisis de las canciones del cantautor español Joaquín Sabina. Una vez realizada la decodificación de los principales códigos de sentido, se procede con reflexiones en torno a la implicación de este discurso y se señalan elementos de un nuevo modelo cultural que gira alrededor del bienestar del individuo y su deseo de "pasarla bien".

Palabras clave: análisis estructural, metodología cualitativa, sistemas de sentido, producción cultural.

 

Abstract

This article attempts to show how the Structural Contents Analysis Method, devised in the 1970s at the Catholic University of Louvain works by using it to analyze the songs of Spanish singer-songwriter Joaquín Sabina. Once the main meaning codes have been decoded, the author proceeds to reflect on the implication of this discourse, by pointing out the features of a new cultural model based on the well-being of the individual and his desire to "have a good time".

Keywords: structural analysis, qualitative methodology, meaning systems, cultural production.

 

INTRODUCCIÓN

El presente artículo pretende mostrar de una manera pedagógica cómo "funciona" concretamente el método de análisis estructural de contenido (MAE). Desde mediados de los años setenta, Jean Remy y Jean Pierre Hiernaux, profesores de la Universidad Católica de Lovaina, realizaron una relectura de J. A. Greimas (1995) y R. Barthes (1966), tratando de encontrar las potencialidades de la semánticaestructural para el análisis de los relatos sociales.2 Surgió así una nueva versión de análisis estructural que, al lado de otros enfoques diferentes, se ubica entre una de las herramientas de descripción estructural que han contribuido ampliamente a los estudios cualitativos en sociología.3 De ahí hasta nuestros días, son múltiples los estudios, libros, artículos y tesis doctorales que han utilizado el MAE como instrumento para analizar materiales empíricos.

Para esta tarea hubiéramos podido analizar cualquier producción cultural, pero hemos querido utilizar materiales de fácil acceso y conocimiento común. Por ello, pretendemos examinar las canciones del cantautor español Joaquín Sabina, que, como es conocido, tiene un impacto mayor tanto en España como en América Latina y se ha convertido en un ícono de varios sectores sociales siendo un difusor de estilos de vida y concepciones de mundo.4 Las preguntas que guían este texto son, ¿cómo funciona operativamente el MAE? Con Sabina como ejemplo, ¿cuáles son las estructuras cognitivas que están detrás de su discurso?, ¿qué modelo cultural refuerza su propuesta?

Una vez realizado el análisis de Sabina, procedemos a comentarios generales que pretenden contribuir a esbozar un nuevo modelo cultural en gestación que giraría, hipotéticamente, alrededor de la "satisfacción del sí" y la búsqueda de "pasarla bien".

El artículo está dividido en cuatro apartados: primero se exponen los principios del MAE, se procede con la decodificación estructural de las canciones de Sabina, luego se explican las características del esquema actancial y el modelo cultural que emerge del análisis, y finalmente se subrayan algunas implicaciones generales de este discurso.

 

PRINCIPIOS BÁSICOS DEL MÉTODO DE ANÁLISIS ESTRUCTURAL DE CONTENDIDO

El análisis estructural se ubica dentro de las herramientas cualitativas de investigación, y "apunta a desprender la estructura inmanente a cada producción simbólica" (Bourdieu, 1999a: 67). Su objetivo es encontrar los esquemas fundamentales de funcionamiento y los principios de ordenamiento del mundo por parte de los actores sociales (Ruquoy, 1990: 95), lo que implica concebir la palabra como un mecanismo a través del cual el investigador puede "reconstruir las significaciones" simbólicas y las estructuras centrales que los sujetos despliegan en la mente (Dubar y Demaziere, 1997: 6).

Mediante una serie de procedimientos operativos concretos, en el fondo lo que se busca es encontrar las representaciones y sistemas de sentido del locutor en cuestión, es decir los "modelos culturales" que lo trascienden y que se convierten en referencias comunes para un sector social más amplio que responde a una estructura similar de funcionamiento. Por "modelo cultural" se entenderá

aquello que, para cada medio o grupo social, constituye una manera típica de ver las cosas y una manera particular de actuar que se impone a ellos como el "es así", las cosas "normales", "evidentes". Es a partir de su modelo cultural que cada medio o grupo social reacciona a su entorno, evalúa lo que se le propone, fija las prioridades de sus opciones, etcétera (Hiernaux, 1982: 77).

El modelo cultural expresado en principios organizadores del mundo, tendrá la función de ayudar al agente a discernir, subjetiva u objetivamente, su acción.5

Aunque se puede aplicar la observación a distintas manifestaciones humanas, el MAE funciona con mayor eficiencia cuando se analizan soportes escritos que pueden ser de distintos orígenes, siempre y cuando conformen un corpus coherente y que todos los materiales tengan un registro similar.

Según la explicación de Remy, en lo que hace a los documentos escritos, existen dos lógicas: la explicativa y la implícita. En la primera lo importante "es el orden aparente en el discurso, la lógica es deductiva en una u otra modalidad" (Remy, Voye, y Servais, 1991, t. II: 22). La segunda más bien se caracteriza por tener una "estructura a-temporal (el orden aparente de códigos no tiene importancia, el código de base puede aparecer tanto al medio como al fin del texto), y la estructura se organiza sobre la lógica de implicación" (Remy, 1990: 113). Nuestra lectura se ubica en la búsqueda de la lógica implícita de códigos de sentido presentes en los materiales, por lo tanto se debe buscarlos y organizarlos en una dinámica de implicación y no del orden argumentativo del locutor.

Para desmenuzar el "modelo cultural" en su dinamicidad, se deben analizar los códigos principales que aparezcan en los materiales, buscando en ellos las categorías de percepción del

espacio, del tiempo, de las acciones positivas o negativas, de los ayudantes a sus acciones o los opositores, de las fuentes o destinadores de los elementos precedentes, de los resultados últimos o proyectos que involucran a la acción, en fin, de la percepción de los estados positivos o negativos de sí mismo (Remy, 1990: 113).

Concretamente, el método funciona al analizar pequeños pasajes de documentos que concentren tensiones fundamentales que organizan la lectura de lo social y del sí, que se llamarán "unidades mínimas de sentido".6 Levi-Strauss ya demostró que categorías empíricas de la vida cotidiana culinaria como cocido/crudo, fresco/podrido, son mecanismos de distinción de situaciones más abstractas que pueden englobar percepciones sociales (Levi-Strauss, 1964). Así, la más pequeña unidad analítica canaliza y concentra dinámicas globales, pues son las unidades mínimas de sentido que, en fragmentos, muestran la tensión de toda una estructura simbólica.

Los dos principios básicos del MAE son el de oposición —que sostiene que el sentido surge a través de la confrontación con los opuestos, es decir un ordenamiento binario del mundo—, y asociación —que propone que los códigos disyuntivos se asocian a otros para formar redes de sentido (Greimas, 1995). Gracias a la asociación y la oposición, se conforman estructuras complejas que combinan distintos elementos del discurso, mediante la organización de los códigos disyuntivos y al otorgar a los actores estructuras simbólicas que permiten su acción de acuerdo con una visión jerárquica y relativamente coherente del mundo. Estas estructuras —que pueden ser de tres naturalezas: paralelas, en abanico o cruzadas— son las que conforman los modelos culturales señalados anteriormente.

Operativamente, como veremos a continuación, el MAE debe, en un determinado corpus previamente seleccionado, inventariar las unidades de sentido; identificar las disyunciones elementales; verificar las asociaciones entre unidades y términos de una pareja con las otras; remontar las líneas de asociación para extraer gráficos globales y, finalmente, esbozar el modelo cultural al cual se ha llegado (Hiernaux, 1995). El funcionamiento de un modelo no se ve sólo en la suma de cualidades de los términos, sino en la combinación entre ellos, para lo cual se deben construir categorías analíticas que permitan cierto nivel de síntesis y abstracción para poder sacar conclusiones más globales.

Esto es, grosso modo, lo que veremos a continuación en el análisis de las canciones de Joaquín Sabina.

 

DECODIFICACIÓN ESTRUCTURAL Y UNIDADES MÍNIMAS DE SENTIDO

De acuerdo con la propuesta pedagógica que seguimos en este artículo, en primer lugar realizaremos la decodificación de dos canciones de Sabina, en las cuales se pueden ver con claridad las principales unidades mínimas de sentido, para luego, en una segunda etapa, acudiendo a otros textos, buscar elementos para darle más cuerpo al discurso y construir estructuras simbólicas más completas y complejas. Recordemos que en el análisis estructural es más eficiente analizar en detalle unos pasajes que concentran contenidos mayores, que revisar documentos demasiado voluminosos pobres en contenido.

En una primera lectura de las canciones, encontramos al menos seis códigos disyuntivos que nos dibujan dos mundos contrarios:

Como veremos a continuación, estos códigos son a la vez construidos con una serie de categorías que le otorgan un contenido más específico al primer hallazgo. Sin embargo, para ello, una vez identificadas las primeras unidades mínimas de sentido, hay que acudir a otros fragmentos del discurso global que nos permitan mayor precisión en lo que el locutor quiere decir.

Percepciones espaciales

Todo discurso elabora una forma particular de percepción del espacio. Analicemos los siguientes fragmentos:

La percepción territorial está compuesta por cuatro códigos descritos anteriormente. La ciudad, y en ella los hoteles, bares y cines, son espacios sintetizados con la noción cristiana de "infierno", un lugar donde el placer no tiene límites. Por el contrario, el deber, relacionado con el pueblo, el hogar, la oficina, evocan la noción del cielo.

Percepciones temporales

Al igual que con el espacio, la dimensión temporal es claramente definida por Sabina.

De distintas maneras, el presente, a veces entendido como un segundo, una noche, hoy, etcétera, es fuertemente valorado en detrimento del futuro. La categoría noche/día pertenece a otra dimensión de la percepción temporal: aquélla que organiza las horas de la jornada. Sin embargo, es "la noche de hoy", o "esta noche" la que tiene que ser aprovechada. Evidentemente, el sentido de oportunidad es muy importante.

La imagen masculina

Sabina construye un personaje masculino por el cual opta y uno que critica. Quizás una de las canciones donde con mayor claridad retrata lo dicho es "Mi vecino de arriba". El código objeto es el "recto caballero español" vs. "el rebelde". Todos los códigos calificativos irán a atribuirles mayores características a los dos personajes8 (como puede verse en el material 5).

Para definir la imagen de masculinidad, Sabina acude a dimensiones diferentes: la económica, la sexual, la laboral, la respuesta a las normas sociales, la posición en la historia (vencedor o perdedor). La suma de todas ellas definen el tipo de hombre que él promueve, que tiene que ver con aquél que no respeta las reglas, vive una vida dispersa, sexualmente intensa, inconforme y rebelde, no apegado a las exigencias sociales pero feliz.

La imagen femenina

La mujer desempeña un papel importante en el discurso de Sabina. En la canción Y si amanece por fin, propone una distinción fundamental entre ser una "dama" o una "mujer": "hoy tienes una ocasión / de demostrar que eres una mujer / además de una dama". La dicotomía dama vs. mujer se nutre del siguiente contenido:

Los tres códigos calificativos que definen a la dama vs. la mujer son el uso de la sexualidad, la autenticidad y la libertad de ataduras. Se valora el sexo siempre que no traiga compromiso y sea sincero.

Diablo vs. Dios

En lenguaje religioso y las constantes referencias a la cultura católica hacen que Sabina utilice personajes de esa tradición otorgándoles nuevos contenidos. Es el caso de la relación Diablo / Dios.

El Diablo es, al igual que la imagen de la masculinidad, un derrotado, por eso mismo es quien colabora con los placeres del amor y el alcohol, lo que provoca felicidad. Dios más bien se relaciona con la venganza y el poder.

El azar vs. el destino (predeterminación)

Uno de los elementos que cobran atención en el discurso es el papel del azar, que se contrapone al destino, como algo planificado o predeterminado.

La casualidad se vincula con el deseo y la necesidad de vivir el momento, pues la planificación provoca hastío y deja de darle intensidad a la vida. En realidad se apela a no tener una dirección definida, dándole un importante margen a la capacidad de improvisación y a aprovechar las oportunidades.

Riesgo vs. prudencia

Vivir sin un rumbo claro implica asumir una serie de riesgos que, por muy costosos que sean, hay que poderlos sobrellevar. Una serie de acciones (alcohol, sexo, infidelidad, etcétera) son las que darán contenido a esa actitud.

Asumir el riesgo, y con él el alcohol, las drogas y el sexo, pueden costar la vida, lo que no importa, toda vez que se trata de vivirla plenamente.

Búsqueda fundamental

Todo el discurso de Sabina se organiza alrededor de una búsqueda fundamental, que si bien aparece con elementos que se refieren al hedonismo y "pasarla bien", evocan finalmente unas nociones dramáticas de vida / muerte, como veremos adelante.

En una primera instancia, se observa la búsqueda del placer por el placer, pero en el fondo se evoca el sentido de libertad, de arrancarse las vendas con las que estaba cubierto para así vivir plenamente, ser feliz y evitar el sufrimiento.

 

EL ESQUEMA ACTANCIAL Y EL MODELO CULTURAL EN SABINA

Hasta ahora hemos observado una serie de códigos disyuntivos y códigos calificativos relacionados entre sí que forman estructuras paralelas. En la primera parte hemos pretendido mostrar, paso a paso, cómo se extraen las unidades mínimas de sentido que organizan un discurso en tensiones fundamentales. Corresponde ahora realizar otro esfuerzo analítico encaminado a combinar los códigos en registros de calificación más sintéticos. Pare ello, es conveniente acudir al "esquema actancial" que pretende entrar a otro nivel analítico no situándose sólo en la esfera cognitiva sino en la afectiva y el deseo.

Es bueno recordar que la primera noción del "esquema actancial" o "relato de la búsqueda" fue planteada por A. J. Greimas, quien enriqueciendo los estudios hechos por Propp, proponía la existencia de una relación sujeto-objeto, donde "el deseo se manifestaría en su forma a la vez práctica y mítica de la 'búsqueda'" (Greimas, 1995: 177).9 Es Hiernaux quien "adapta" el esquema para los estudios sociológicos, proponiendo que los agentes sociales concretizan su proyecto de vida en una búsqueda vital de satisfacción de sus deseos. Se identifican dos elementos centrales: a) la alternativa "subjetable" (Sujeto "positivo" / Sujeto "negativo"), que representa el despliegue actancial de la tensión definida como relación con el sí (Sí+ vs. Sí -); b) la alternativa "objetable" (Objeto "positivo"/Objeto "negativo") que se entiende como la proyección del deseo contenido en el eje de relación del sí y que se presenta al sujeto como algo a buscar, lo que entra a su vez en relación con la tensión de vida/muerte, denominada como "ultimidad decisiva".10

Siendo que el sujeto solo no puede llegar a su objeto, y que por lo tanto tiene que realizar acciones específicas que lo conduzcan a su fin, se proyecta una serie de Ayudantes que le faciliten la tarea y Opositores que la hagan difícil: "Los unos consisten en llevar ayuda actuando en el sentido del deseo, o facilitando la comunicación; los otros, por el contrario, consisten en crear los obstáculos, oponiéndose a la realización del deseo" (Greimas, 1995: 178). Así, el sujeto proyecta en ellos un "poder" que le sirve para realizar sus deseos (en vista que él mismo es incapaz de hacerlo solo por la falta de posesión del poder del ayudante/ opositor); "se comprende que el ayudante y el opositor no son más que proyecciones de la voluntad de la acción y de las resistencias imaginarias del sujeto mismo, juzgadas benéficas o maléficas con relación a su deseo" (Greimas, 1995: 180).

Finalmente, en el esquema aparece el Destinador positivo, que es la fuente de las posibilidades para que el sujeto alcance su objeto, tiene "en su poder el 'poder'", de donde proviene el ayudante; y el Destinador negativo, que está en el origen de las dificultades y obstáculos que se le presentan al actor, fungiendo como el "poseedor del 'contra-poder' del opositor" (Hiernaux, 1977, vol. III: 126).

Así, el Relato de la búsqueda —apreciado por Ricoeur por su simplicidad y elegancia (1984:90)— tiene la utilidad de mostrarnos el modo de operación en el campo de las acciones, del modelo cultural de los actores. De manera sintética el esquema permite organizar las estructuras cognitivas que, al ser un conjunto de sistemas de percepción y evocar por tanto al orden cognitivo, son sobre todo guías —o constricciones— del orden actorial. Son estos modelos culturales los que otorgan al agente social la capacidad de distinguir —sin tener que dar cuenta de ello— lo malo vs. lo bueno, lo feo vs. lo bello, lo grande vs. lo chico, etcétera. Estas estructuras indican valores, normas, nociones de posibilidad, de verdad, estética, jerarquías sociales, etcétera, que aparecen como "normales".

En el caso del discurso de Joaquín Sabina, la relación con el sí (Sí+ vs. Sí -) está marcada, sea en su forma masculina o femenina, por la capacidad de romper con las ataduras y liberarse en búsqueda de autenticidad. El "ser auténtico", "ser uno mismo", implica no responder a otras exigencias que no sean las que emanan del interior y del criterio propio. Se trata así de romper con todas las constricciones morales que provengan de otras instancias tradicionales, como la Iglesia, la tradición, la familia, la política, la ideología, etcétera.

El "objeto de búsqueda" de este "sí positivo" auténtico es "pasarla bien", liberándose de las constricciones instaladas en la sociedad, que sobre todo recaen en el control corporal. El cuerpo es el lugar de satisfacción del deseo y se le debe dar el placer que necesite, lo que conlleva una tendencia hedonista. Como le hemos dicho, toda búsqueda vital trae la noción de vida/muerte, que en este caso está fuertemente presente, e introduce además la exigencia de evitar el sufrimiento.

En cuanto a la dimensión analítica de percepción que vincula la lectura del sí con la lectura de lo social, el tiempo es percibido esencialmente en su dicotomía presente/futuro, siendo el primero valorado en detrimento del segundo. El espacio exterior —público (calle, bar, ciudad, etcétera)— es el lugar de realización del deseo, mientras que el interior —privado (hogar, pueblo)— es donde la coerción tiene mayor eficacia. Los agentes sociales son los transgresores y rebeldes vs. los acomodados y autoridades en sus distintas formas. Las acciones positivas son aquellas que le den placer al cuerpo (sexo, drogas, alcohol) vs. aquellas que le representan sufrimiento o constricción. El riesgo, así como el azar, son ayudantes importantes para este proyecto, pues gracias a ellos se pueden vivir experiencias intensas de liberación personal; mientras que la prudencia no permite realizar todas las potencialidades. El azar exalta el sentido de oportunidad y deja que la vida no tenga una dirección definida, permitiendo que el "sí positivo" alcance su anhelo de libertad, y por tanto la vida. La predestinación, o el destino, se opone a la libertad. Finalmente, la fuente última de coherencia y contenido es el "instinto", es decir, las pulsiones naturales de uno mismo, que ofrecen las posibilidades máximas de realización. Contrariamente la "sociedad" es la fuente de toda negatividad. El esquema general sintético es el siguiente:

 

IMPLICACIONES ANALÍTICAS DEL DISCURSO DE SABINA

Luego de la descripción de los contenidos del discurso de Sabina, y la elaboración de un primer acercamiento hacia el modelo cultural que está en juego en su propuesta, conviene ahora explorar las implicaciones de esta propuesta, para lo cual hay que retomar la reflexión anterior y enriquecerla con nuevos elementos y aportes sociológicos globales.

i. La ambigüedad de la pareja

En la primera lectura hemos visto cómo Sabina valora sobre todo la experiencia sexual y la infidelidad. Podemos añadir algunas referencias como la que hace en Rebajas de enero, donde sugiere que una pareja sí puede ser un proyecto de vida pero sin "emociones fuertes", ya que éstas habría que buscarlas en otra canción. De la misma manera, cuando tiene que optar entre "caderas" o "corazón" (Peor para el sol), se queda con la primera opción. Sin embargo, en esta misma canción deja unespacio para el corazón, pues se genera un sentimiento de incertidumbre por no volver a ver a aquella que se ha convertido en algo más que una noche.

Una parte de su propuesta también está dedicada a la posibilidad de la ternura en la pareja, lo cual confirma en temas como A la orilla de la chimenea, que narra la experiencia del enamoramiento y la necesidad del otro. También se podría recordar Todos menos tú, donde se transmite la angustia por la soledad en una ciudad donde no se encuentra a la persona querida, o finalmente Así estoy yo sin ti, que habla del vacío frente a la ausencia de la pareja.

El dilema quizá pretende resolverse parcialmente cuando en Contigo propone un modelo de pareja que salga de las formas tradicionales de relación que cumplen con formalidades del día de los enamorados o frases y comportamientos prestablecidos y apueste a dar la vida por el otro: "y morirme contigo si te matas / y matarme contigo si te mueres, / porque el amor cuando no muere mata, / porque amores que matan nunca mueren".

ii. La ambigüedad identitaria

En el tema La del pirata cojo, Sabina recorre una serie de opciones identitarias que varían de acuerdo con las circunstancias. No tiene problema en ser un pintor en Montparnasse, taxista en Nueva York, pianista en un burdel, anciano en Shangai-La o un tabernero en Dublín. Lo único que rechaza es la imagen autoritaria del policía.

Este viaje al que nos invita Sabina denota, por un lado, que la responsabilidad de la construcción identitaria recae sobre uno mismo (como veremos adelante) y, por otro, es una forma de crítica a las principales identidades fruto del modelo cultural industrial. En efecto, siendo que los actores fundamentales de la sociedad industrial fueron la burguesía, el movimiento obrero, el Estado nacional y el partido revolucionario, y que a partir de ellos se construyeron las identidades que giraban alrededor de la familia (la vida privada), el trabajo (la vida profesional) y la esfera política o religiosa (vida pública o simbólica), hoy —como diría Dubar reflexionando sobre este tema a nivel global— vivimos la emergencia de un "nuevo imperativo: la construcción de una identidad personal" (2002: 187) que vaya más allá del paradigma industrial y que, antes que nada, ponga al individuo y sus aspiraciones en el centro.

Al proponer una fluidez identitaria y que las fuentes para su construcción sean sobre todo la experiencia y las libres aspiraciones de sí mismo, Sabina rompe con las instituciones elementales que eran responsables de la vida social en el pasado.

iii. El valor de la vida cotidiana

Sabina devuelve a la vida cotidiana un valor fundamental. Una buena parte de sus historias suceden en lugares y en situaciones banales: la calle, el ascensor, el cine, la sala. Eclipse de mar es uno de los temas donde precisamente critica todo aquello que la prensa internacional informa (acontecimientos de mucha importancia mundial) pero que no tienen nada que ver con la vida del que lee las noticias: "Pero nada decía la prensa de hoy / de esta sucia pasión, / de este lunes marrón, / del obsceno sabor a cubata / de ron de tu piel, / del olor a colonia barata / del amanecer / Hoy amor, como siempre, / el diario no hablaba de ti / ni de mí".

Desacraliza los ritos sociales, religiosos, nacionales y otras formas públicas de la vida social y opta por la banalidad cotidiana. Lo que marca el ritmo de la vida ya no es el gran acontecimiento sino la experiencia personal. En abierta crítica a los ritos religiosos del bautizo, matrimonio y defunción, es un simple Ataque de tos el que le impide cumplir con su rol preestablecido. Así, lo privado se antepone a lo público.

iv. El rescatista

Sabina se empeña por devolver la dignidad a aquellos sectores sociales que eran condenados por la sociedad católica tradicional. La mujer, las feas, los homosexuales, los derrotados, los perdedores, los ladrones, los borrachos, las prostitutas, los vagos, las infieles, los criminales, etcétera, ocupan un lugar privilegiado en la nueva jerarquía valorativa. En lugar de optar por la figura fuerte y legítima, prefiere redimir a los pequeños y despreciados. En la mayoría de los casos, la redención está condicionada a una actitud de libertad que bien puede asociarse al comportamiento sexual o al gusto por los placeres (alcohol, drogas).

A su vez, el rescatista, en su afán por indemnizar al privado de dignidad, se enfrenta recurrentemente a las distintas formas de autoridad, que van desde el policía, el juez o el marido hasta una abstracción que sólo emite mandatos: "los que me dicen eh Sabina", los que "nos robaron todo", los que repiten "ten cuidado".

v. El malestar cultural

Estudios sociológicos de distintas escuelas han mostrado que en este periodo de la historia, en distintas sociedades prima un malestar cultural profundo.11 Y no es para menos. Si seguimos la propuesta de Sabina que gira alrededor del paradigma de la autorrealización para "vivir bien" como una exigencia fundamental, la sociedad no ofrece las condiciones materiales para ello: se quiere trabajar pero no hay trabajo; se pretende estudiar pero las universidades están saturadas; se busca tener buena salud pero los alimentos ya vienen contaminados; se quiere una buena situación económica pero no hay equidad. "Este mundo, dice Bajoit, insta a 'ser uno mismo' pero no ofrece todos los medios de realización personal, y son muchos los que pierden la brújula" (2003: 120).

Una buena parte de las expectativas construidas por el nuevo modelo cultural no pueden ser satisfechas, lo que abre una gran brecha para la frustración. No es casual que Sabina hable de Calle Melancolía, un lugar abstracto donde "busco acaso un encuentro que me ilumine el día y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden", espacio de donde quiero "mudarme hace años", pero "siempre que lo intento ha salido ya el tranvía", donde "es pronto para el deseo y tarde para elamor" .12

vi. El valor de lo fugaz

Aunque ya lo hemos señalado, cabe reafirmar que, en lugar de valorar lo estable, las relaciones duraderas y los proyectos eternos, Sabina prefiere lo fugaz, lo que se desvanece rápidamente y no asegura su continuidad. Los acontecimientos vitales suceden en cualquier lugar sin que se los planifique previamente. Se apela con mucha fuerza a la no direccionalidad de la vida ("Voy a mil por hora, sin dirección"), no existe la necesidad de tener un proyecto claro, la vida es un "barco enloquecido, que viene de la noche y va a ninguna parte". En realidad no tiene por qué ir a alguna parte concreta, puede cambiar de dirección las veces que considere necesario, se tiene la capacidad de optar por múltiples opciones sin que ninguna sea la equivocada o la certera, simplemente se vive "cada noche un rollo nuevo, ayer el yoga, el tarot, la meditación, hoy el alcohol y la droga, mañana el aeróbic y la reencarnación".13

Es en este mismo sentido que se hace referencia al valor de lo pasajero, la constante vida en el tren a punto de partir (por ello se habla del tren, del viaje, del metro, de la estación, etc.). Propone transitar por "arenas movedizas", que es un lugar donde reina la incertidumbre.

vii. El cuerpo como lugar de realización del deseo

Es recurrente en Sabina el uso del cuerpo como referencia material de realización del deseo. En uno de sus primeros textos, precisamente denuncia que le "negaron el cuerpo" y que le dejaban la "piel llena de preguntas", por eso propone con violencia "arrancar las vendas", "quitarse la vieja piel" para devolverle libertad al cuerpo castigado. Éste es uno de los aspectos más fuertes y novedosos de tal discurso, que no duda en decir que el cuerpo "es mi patria, alrededor no hay nada".

Como afirma González Fauz (1988), no deja de ser interesante cómo en el relato de liberación de los años sesenta el control del cuerpo, y por tanto del placer, era una condición para el proyecto social. La revolución necesitaba de la entrega incondicional del cuerpo en caso de quelas condiciones así lo requerían.14 En este nuevo relato, el cuerpo vuelve a ser un lugar sagrado que hay que complacer a cualquier costo. Resulta paradójico, pero incluso aunque el cuerpo corra riesgo de muerte, no hay que detenerse frente al placer (es lo que sugiere en Pastillas para soñar, cuando habla del virus del SIDA).

viii. La inversión del orden establecido

En una de sus primeras canciones, Sabina denuncia que todo lo que le habían enseñado estaba mal. Años más tarde afirmó: "Corre, dijo la tortuga, / atrévete dijo el cobarde, / estoy de vuelta, dijo un tipo / que nunca fue a ninguna parte, / sálvame, dijo el verdugo, / sé que has sido tú, dijo el culpable" (Corre dijo la tortuga). Su discurso realiza un esfuerzo por invertir lo que antes era considerado como malo, y ahora convertirlo en bueno. Busca modificar lo que era negativo en el modelo tradicional católico (sexo, noche, infidelidad, no pensar en el futuro, vivir sin planificar, no controlarse, dejarse a los instintos, etcétera), valorando lo que antes era devaluado. Los lugares simbólicos que abre en Corre, dijo la tortuga, tienen precisamente esta intención. La potencia de su propuesta general está en la capacidad de invertir el sistema valorativo que primó como referencia cultural, rompiéndolo y construyendo uno nuevo. El nuevo sistema legítimo evoca otra forma de vida, de cotidianidad, otra jerarquía valorativa.

Hay que recordar que el modelo tradicional católico proponía una división entre cuerpo y alma: el primero carga el pecado, y por tanto la carne debe ser controlada por las normas morales. La ética del sufrimiento proponía una serie de sacrificios y restricciones concientes de que, al final de la vida, se tendrá una recompensa en el cielo. Sabina propone, en cambio, "vivir al revés" (Jugar por jugar).

ix. El sí mismo como fuente de sentido

Sabina coloca al sujeto individual como fuente última de la legitimación de las acciones. El imperativo es "ser uno mismo" sobre todas las cosas.

Para explicar esta afirmación, es bueno analizar dos canciones: Juana la loca y Peor para el sol. En la primera se narra la historia de un hombre que cumple muy bien sus papeles sociales casi sin contradicción: es trabajador, esposo y padre. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, en el "desván del deseo", colecciona pasiones que no puede dejar salir porque representaría una ruptura con su forma de vida. Su homosexualidad no es compatible con su vida pública. En algún momento, comienza a "pensar qué pensaría", deja que fluyan sus pulsiones, cambiando su etiqueta de "Don Juan" por la de "Juana la loca" y asumiendo su nueva identidad. En la segunda canción, una mujer casada y con papeles y obligaciones muy específicos, sale de su hogar buscando sexo, se encuentra con un hombre anónimo que, sólo por tener "arte" en quitar el vestido, es invitado a su cama. El móvil que conduce a la dama que no se acuerda de su marido es seguir "la voz del instinto".

En los dos casos tenemos una ruptura de los papeles sociales preestablecidos, sea en su forma masculina (marido, trabajador y padre) o femenina (esposa fiel), dejando que sea el cuerpo el que los guíe. No se trata del placer en sí mismo, o la infidelidad y homosexualidad como un valor, sino que el sexo se aprecia en la medida en que es capaz de romper con los papeles predeterminados por la sociedad.

Pero quizá lo más importante es la idea de "seguir la voz del instinto". Podríamos preguntar ¿qué o quién es el "instinto"?, ¿a quién obedece?, ¿quién lo manda?, ¿quién lo controla? El "instinto" es la referencia de uno mismo como fuente última de sentido, es la forma en la cual el individuo actúa siguiendo su propia brújula interna, la cual le indica lo bueno y lo mano y sin necesidad de rendir cuentas a nadie.

En el pasado, el comportamiento tenía que ser regido por normas, leyes y valores que ejercían su coerción a través de instituciones (policía, escuela, Iglesia, juzgado, etcétera). Desde la reflexión sociológica, diríamos que hoy "el desarrollo individual se convierte en la necesidad principal de los miembros de un colectivo; éstos no aceptan que sus conductas sean dictadas por principios metasociales (la naturaleza, la patria, Dios, la Iglesia) o sociales (el progreso, la razón, la voluntad general, el partido). Cada uno se remite al Individuo (que se convierte en "personaje mayúsculo") como fuente de legitimidad" (Bajoit, 2003: 98). Ciertamente, Esta boca es mía, y obedece a lo que uno mismo decida que es bueno o malo: "es mentira que acepte que el ombligo del mundo no soy yo" (Es mentira).

Así, la religión, las ideologías, la política, son vistas desde uno mismo. Cuando le preguntan cuál es la mejor de las religiones, responde "mire usted, la mía". Hablando de la situación económica de Cuba, concluye: "que tengan la culpa Clinton o Fidel, a mí, mire usted, lo mismo me da" (Como te digo una co te digo la o).

Esta situación, claro está, crea cierto grado de angustia, pues el individuo se encuentra solo frente a sus necesidades y exigencias: "nadie va a ayudarte si no te ayudas tú un poco más", ayuda que proviene del interior de uno mismo.

 

CONCLUSIONES

En el transcurso del artículo hemos querido mostrar cómo funciona el Método de Análisis Estructural de Contenido frente a materiales empíricos, concretamente el discurso de Joaquín Sabina, y cuál el uso que se le puede dar para la interpretación de fenómenos sociales globales. Es claro que, metodológicamente, esta operación se puede realizar con cualquier material, incluso con imágenes, fotografías, literatura, comportamientos, etcétera, siempre que sean cuidadosamente seleccionados. Toda producción cultural tiene por detrás una estructura subyacente que puede ser decodificada si se sigue el camino apropiado.

Ciertamente, el MAE tiene límites que desde otras entradas metodológicas podrían ser salvados. Uno de ellos es el "componente retórico". Sabina acude constantemente a figuras y metáforas que por su formato resultan difíciles de estudiar desde el MAE, el cual se concentra en lo escrito y no en lo que se quiso decir o las evocaciones secundarias. Además, uno podría preguntarse si la radicalidad de Sabina no tiene más bien un objetivo exagerado y maniqueo que, a la hora de la vida cotidiana, se vive con matices. De hecho, hay que recordar que él mismo, cuando fue hospitalizado por exceso de consumo de drogas, en lugar de radicalizarse siendo "consecuente" con su propuesta general, da un paso atrás al abandonar la noche y la droga y asumir una vida más moderada.

Asimismo, hay que decir que cuando se realiza el análisis de contenido, existen pasajes de un mismo corpus que pueden apuntar en direcciones distintas, incluso contradictorias. Esta situación responde a que, por un lado es posible que el contenido de lo evocado no sea el mismo en distintos lugares del discurso, aunque se utilicen términos similares; pero por otro, los modelos culturales son el resultado de una trayectoria de socialización que hace que tengan en su seno elementos que nacen, otros que mueren, y unos que no terminan de nacer o no terminan de morir. Así, se pueden encontrar tensiones todavía no resueltas y que aparentemente son contradictorias, pero que señalan un momento del discurso que evolucionará en una u otra dirección.

En otro orden, es sabido que se tendrá mayor potencia explicativa cuando se enriquece la descripción estructural con, por un lado, el contexto concreto en el cual está siendo emitido y consumido el discurso (situación histórica, grupo social, etcétera) y, por otro, con un marco conceptual interpretativo que permita tener una visión más compleja del fenómeno global. En el caso concreto de Sabina, se tendría mayor riqueza analítica si se confrontara lo aquí escrito con la situación de España actual luego del proceso neoliberal posfranquista en curso.

En el artículo no hemos querido entrar en la discusión teórica acerca de las implicaciones semánticas del método15 o, lo que sería más motivador, cómo el MAE se vincula con la teoría de las estructuras simbólicas y, por tanto, con la sociología de la cultura: cómo se producen, reproducen y transforman los sistemas de sentido, cómo surge la energía psíquica, la movilización afectiva, etcétera.16 Lo dejamos para otras reflexiones.

Tampoco hemos pretendido debatir este naciente modelo cultural con las reflexiones del debate modernidad-posmodernidad, lo que nos llevaría a otro terreno. En el transcurso del artículo, básicamente nos hemos dedicado a analizar el discurso de Sabina a través del MAE, y a indicar algunos elementos que, hipotéticamente, podrían contribuir a la discusión teórica sobre las transformaciones culturales en el plano global por las cuales están atravesando las sociedades contemporáneas. Por ejemplo, Guy Bajoit afirma que en este momento estaríamos pasando de un modelo cultural industrial que giraba alrededor de la idea del progreso y de la razón, a un modelo cultural identitario que se funda en la independencia y la autorrealización del individuo. En este modelo, las máximas fundamentales giran alrededor de su bienestar, poniéndolo al centro de la experiencia social, y se caracteriza por el imperativo de "ser tú mismo", "decidir uno mismo", y "pasarla bien de acuerdo a mis opciones" (Bajoit, 2003 y 2005). Aparentemente, el discurso de Sabina alimenta los principios del modelo cultural identitario que está en curso.

Finalmente, es difícil intuir hacia dónde evolucionará la propuesta de Sabina y el paradigma que trae consigo. Ya se pueden prever sus límites, toda vez que el propio proyecto tiene contradicciones insalvables, a saber, la angustia generada por exigir una serie de demandas que no pueden ni podrán ser satisfechas. El sufrimiento y frustración ya empiezan a dejarse ver por el desfase entre deseos y logros. Hay algunos autores que han percibido y conceptualizado esta "tensión identitaria", y no sería extraño que en los próximos años se convierta en uno de los ejes del debate sociológico.

 

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NOTAS

Debo agradecer a Guy Bajoit por sus ricos comentarios y discusiones posteriores sobre el tema del análisis estructural y el modelo cultural identitario.

2 La bibliografía es amplia, pero se puede consultar Hiernaux (1977 y 1995) y Remy et al. (1991).

3 Un interesante ejercicio de los distintos análisis de contenido y su función sociológica, se la puede encontrar en Remy et al. (1990).

4 Tal como sucede con otros métodos de análisis de discurso, la primera tarea es la construcción de un corpus representativo y coherente con el cual se trabajará. Las premisas son que los materiales pertenezcan a un mismo estatuto, que la selección sea adecuada, que sean de riqueza analítica. En este caso, de la amplia producción de Sabina tanto en canciones, poemas, entrevistas y artículos, nos restringimos al libro Con buena letra (2002), puesto que en él se reproduce la totalidad de sus canciones escritas hasta el momento. Evidentemente, partimos de la idea de que con el análisis de este corpus cumplimos con el principio de "saturación" en los principales contenidos, por lo que no es necesario acudir a otros documentos más.

5 Remy propone que "se trata de un conjunto de contenidos, más o menos explícitos, a partir de los cuales se sabe lo que está bien, lo que vale la pena, lo que aparece con cierto grado de normalidad" (Remy y Voye, 1974: 42).

6 Por unidad mínima de sentido vamos a entender "la más pequeña unidad que puede ser puesta en evidencia por el análisis. El código puede ser definido como el operador, la regla de transformación o de conmutación establecida, término a término, a través del cual una realidad y un sentido son atribuidos a cada término" (Hiernaux, 1973:178)

7 Todas las letras de las canciones son tomadas de Sabina (2002). Se numerarán los materiales con fines pedagógicos. Cuando se citen sólo fragmentos de una canción, se pondrá al lado entre paréntesis el título completo.

8 Los códigos objeto son aquellos que son calificados con atributos y cualidades por los códigos calificativos, formando todos una sola estructura simbólica.

9 Hay que destacar que la intuición de Propp es importante al plantear en los cuentos rusos la existencia de determinados personajes que sólo cambian de nombre, pero su papel es el mismo; dice Propp: "lo que cambia son los nombres (y al mismo tiempo los atributos) de los personajes; lo que no cambia son sus acciones o sus funciones. Podemos concluir que el cuento presta a menudo las mismas acciones a personajes diferentes. Lo que nos permite estudiar los cuentos a partir de las funciones de los personajes" (1970: 29).

10 Dice Hiernaux: "Para todo modelo simbólico, la búsqueda del objeto último (O+) por parte del sujeto (S+) se comprende en su implicación radical como la búsqueda primeramente del sí (S+), como una 'falta' socialmente creada en un principio en la imposición de la alternativa existencial orientando el 'querer' del actor hacia una realización objetivada (O + ) " (Hiernaux y Ganty, 1977:24).

11 Particularmente son ilustrativos los estudios de Dubet (1987), Bourdieu (1999b), el Informe de Desarrollo Humano en Chile 1998 titulado Paradojas de la Modernidad (PNUD, 1998).

12 "El imperativo de ser uno mismo, de 'realizarse', de 'construir la identidad personal', de 'superarse' y de conseguir resultados engendra la 'enfermedad identitaria a veces crónica', asistida frecuentemente por medio de psicótropos cada vez más sofisticados, pero también tratada a base de drogas cada vez más problemáticas acompañadas a veces de psicoterapias cada vez más diversas" (Dubar, 2002: 189). Sabina acude precisamente a un psicótropo para que le resuelva los problemas, pero lo devuelve peor, teniendo que volver a su primera identidad.

13 En el artículo de González Fauz de 1988, este autor ya realizaba una lectura de Joaquín Sabina como una faceta del discurso posmoderno; algunos aspectos de esa propuesta retomamos en esta reflexión. Sin embargo, la última década tanto de acontecimientos sociales como de producción musical ha enriquecido ampliamente el debate.

14 La bibliografía es amplia sobre este tema. Para el caso de la teología de la liberación, véase nuestro libro sobre la experiencia religiosa en Bolivia (Suárez, 2003b).

15 En el número 2001/3 de la revista belga Recherches Sociologiques, titulado "La pensée binaire. Actes du séminaire de l'A.I.S.L.F.", se realiza una discusión sobre el tema. Particularmente, véase el artículo de Hiernaux (2001) sobre el pensamiento binario.

16 Para ello se puede consultar nuestro libro Suárez, 2003a.

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