Historia, historias y anécdotas de los neumólogos y cirujanos de tórax nacionales

 

Don Ismael Cosío Villegas

 

Dr. Don Ismael Cosío Villegas

 

Frumencio Medina Morales*

 

* Jefe del Servicio Clínico 3, INER Dr. Ismael Cosío Villegas.

 

Presentado el 31 de diciembre, 2005.

 

Ésta, para mí, significa una gran oportunidad para expresar el reconocimiento y cariño que en este Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias hemos sentido y que yo siento, personalmente, por el hombre y el maestro de la tisioneumología mexicana: el Dr. Ismael Cosío Villegas.

Por lo que a mí respecta, recuerdo las frecuentes palabras cariñosas de aliento que me expresó para estimular inicialmente el aprendizaje de la especialidad y, posteriormente, mi desempeño profesional. Cuantas veces pudo me invitó a participar con él en reuniones médicas a las que asistía y en las que siempre mostró su facilidad de palabra, sus amplios conocimientos y su personalidad. Su presencia en esos eventos era garantía de que el congreso o reunión médica sería exitoso.

Esta identificación se consolidó cuando me nombró su adjunto en la clase de la Clínica del Aparato Respiratorio de la Facultad de Medicina en la UNAM.

Cuando fue nombrado Director del entonces Sanatorio para Enfermos Tuberculosos de Huipulco, que tenía recursos económicos muy limitados y con el edificio en mal estado físico, me permitió que lo acompañara en el desempeño de sus actividades diarias institucionales. Durante los años que duró su desempeño como Director de esta Institución, hizo grandes esfuerzos por proporcionarle estabilidad económica.

Como parte de esas acciones, obtuvo un contrato con el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) para trasladar a derechohabientes enfermos de padecimientos pulmonares, hospitalizarlos, estudiarlos, diagnosticarlos y tratarlos en este sanatorio, acción que mejoró nuestra economía. También brindó a los enfermos con muy escasos recursos económicos, que debían ser hospitalizados, trato semejante al de los que tenían capacidad económica para pagar la cuota correspondiente.

Las finanzas de esta Institución mejoraron y esa mejoría se reflejó en el aspecto físico de sus instalaciones, contando con más apoyo por parte de las autoridades de la entonces Secretaría de Salud y Asistencia.

El diario trabajo médico de esta Institución incluía una sesión semanaria, a ella asistía con gran interés todo el personal médico del sanatorio y médicos externos que deseaban escuchar los comentarios que se generaban para obtener el diagnóstico y diseñar el tratamiento adecuado de cada enfermo; su presencia era recompensada con la calidad y la altura médica de las discusiones.

Se preocupó por impulsar la cirugía toracopulmonar de colapso, mediante la realización de toracoplastía, que favorecía el cierre y cicatrización de las lesiones pulmonares cavitarias. También hubo incremento de la cirugía de exéresis pulmonar, que permite la eliminación de la patología pulmonar existente.

En otro aspecto de sus actividades, de todos conocido, estuvo siempre atento a la evolución social de la medicina y, en 1964, tomó decisión activa para respaldar las peticiones de los médicos residentes, inicialmente del ISSSTE y, posteriormente, de la mayoría de las instituciones médicas de México.

Su forma de proceder en ese movimiento dio origen a que las autoridades médicas de la Secretaría de Salubridad y Asistencia le indicaran que, para continuar su desempeño médico institucional, debería hacerlo en el Instituto de Enfermedades Tropicales, al que nunca se presentó. Así, dio por terminado su desempeño en nuestra institución, que hoy lo recuerda con gran emoción.