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Revista del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias

Print version ISSN 0187-7585

Rev. Inst. Nal. Enf. Resp. Mex. vol.19 n.1 México Jan./Mar. 2006

 

Original

 

Estudio de la percepción pública de la contaminación del aire y sus riesgos para la salud: perspectivas teóricas y metodológicas

 

A study of public perception of air pollution and its health risks: Theoretical and methodological perspectives

 

Minerva Catalán Vázquez*

 

* Investigadora del Departamento de Investigación Clínica, INER Dr. Ismael Cosío Villegas

 

Correspondencia:
Mtra. Minerva Catalán Vázquez
Investigadora del Departamento de Investigación Clínica
Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Dr. Ismael Cosío Villegas
Calzada de Tlalpan 4502, colonia Sección XVI. México, DF., 14080
Telefono: 5666 45 39, extensión 224
Correo electrónico: mininvest2001@yahoo.com.mx

 

Trabajo recibido: 30–I–2006
Aceptado: 06–III–2006

 

RESUMEN

Se revisan los artículos publicados durante 1990–2005 sobre percepción pública de la contaminación del aire con el propósito de examinar las tendencias de los debates emergentes y actuales sobre este campo de estudio. El objetivo es discutir cuatro ejes centrales que constituyen el cuerpo del trabajo: 1) el estudio actual de la percepción de la contaminación del aire, 2) las perspectivas teóricas y metodológicas utilizadas en los estudios empíricos, 3) los resultados más significativos, y 4) la importancia de este campo de investigación para la política ambiental en México. Se hace énfasis en las investigaciones realizadas a partir de 1990, cuando comienza de forma abierta la discusión teórico–metodológica en el campo de las percepciones, actitudes, opiniones, conocimientos y conductas ante la contaminación del aire.

Palabras Contaminación del aire, medio ambiente, percepción, perspectivas teórico–metodológicas, políticas públicas, riesgos a la salud.

 

ABSTRACT

A manual and computer search about public perception of air pollution during 1990–2005 was done, examining tendencies of debates on this field. Four areas are discussed: 1) Perception of air pollution, 2) Theoretical and methodological perspectives used in empirical studies, 3) Significant results, 4) Importance of this area of research for the development of environmental public policies in Mexico. Emphasis is made on publications since 1990, coinciding with the era of open discussions on perceptions, attitudes, opinions, knowledge and behaviour regarding air pollution.

Key words: Air pollution, environment, health risks, perception, public policy, theoretical–methodological perspectives.

 

INTRODUCCIÓN

El propósito de este trabajo es analizar, con base en la literatura de la última década, la percepción pública de la contaminación del aire, los espacios geográficos y los centros de investigación donde este campo se estudia actualmente, así como las perspectivas teóricas y metodológicas utilizadas en los estudios empíricos y los resultados más importantes obtenidos. Además, se reflexiona sobre la importancia que este campo de investigación tiene para la política ambiental en México.

Investigar la percepción pública de la contaminación es relevante debido a que, según la literatura, la percepción determina juicios, decisiones y conductas, y conduce a acciones con consecuencias reales1. En este caso, desempeña un papel importante en la respuesta pública a la exposición ambiental2 ya que es a partir de 1990 cuando se da una apertura teórica y metodológica en el estudio de la percepción pública y la respuesta social ante la contaminación del aire.

 

MÉTODOS

Se realizó una búsqueda bibliográfica exhaustiva, manual y computarizada, de las investigaciones publicadas a partir de 1990, con palabras o términos clave como perceptions, public understandings, public views, health risks, local views, environmental health risks, beliefs, behaviors, social awareness, attitudes, public concern y risk perception, todos relacionados con el tema de la contaminación atmosférica, publicada principalmente en países desarrollados, pero también en países latinoamericanos como México, Chile y Brasil que en la actualidad enfrentan graves problemas de contaminación del aire.

El trabajo está compuesto por cuatro apartados: 1) Estudio actual de la percepción de la contaminación del aire, 2) Exposición de las perspectivas teóricas y metodológicas utilizadas en los estudios empíricos, 3) Análisis de dos de los resultados más significativos de los estudios sobre percepción de la contaminación del aire y sus vínculos con la salud, 4) Discusión de la importancia de este campo de investigación para la política ambiental en México.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Estudio de la percepción de la contaminación del aire: espacios geográficos y centros de investigación

El desarrollo de este campo de investigación puede observarse históricamente en dos momentos. El primero comprende los estudios realizados en la década de los años sesenta y setenta, la mayoría en Estados Unidos y Reino Unido, que se enfocaron a medir las dimensiones sociales y psicológicas de la contaminación del aire. El primer estudio que sistematizó la investigación sobre percepción pública de la contaminación del aire fue realizado por Barker en el año 19763. Los estudios empíricos en este campo giraron alrededor de cuatro áreas: el nivel de conciencia y preocupación entre individuos y grupos en relación con la contaminación del aire, el acuerdo entre expertos y no expertos, la concordancia entre mediciones físicas de la calidad del aire y la percepción pública de las mismas, y la percepción pública de la contaminación en relación con las características de los observadores.

El segundo momento (sobre el cual trata este trabajo) comprende los estudios realizados a partir de la década de los noventa, cuando empieza la discusión teórica y hay una apertura metodológica en el estudio de la percepción pública de la contaminación del aire y sus riesgos para la salud. A partir de esta década, el campo de investigación se extiende a Canadá, Chile, Suecia, Francia, India, Dinamarca, Austria e Italia; pero es en el Reino Unido y Estados Unidos donde crece el interés académico y político, y donde el abordaje es mediante grupos de investigación bien consolidados en áreas de epidemiología, salud pública y sociología, en centros de investigación en contaminación urbana, centros para la comunicación del riesgo y departamentos de ciencia política, la mayoría de universidades públicas. En la sistematización del desarrollo de campo son fundamentales los estudios de Bickerstaff4–6.

En América Latina la investigación sobre estos temas ha sido muy limitada, a pesar de que en la región se ubican megaciudades con graves problemas de contaminación del aire como la Ciudad de México, Sao Paulo y Río de Janeiro7, en donde más de 100 millones de personas están expuestas a niveles de contaminantes del aire en exteriores que exceden los valores recomendados, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS)8.

En Brasil este campo de investigación se ha desarrollado básicamente en la academia a través de trabajos de tesis9. En México, se han realizado dos estudios, uno en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias10, y otro conducido por las agencias gubernamentales encargadas del control de la contaminación del aire11. Además, se han realizado dos tesis de maestría12,13. En Chile puede señalarse el trabajo realizado por Alvarez y colaboradores14.

Enfoques teóricos y estrategias metodológicas en el estudio de la percepción pública de la contaminación del aire

La investigación actual sobre percepción pública de la contaminación del aire puede agruparse en dos escuelas que, sin ser contradictorias, parten de paradigmas teórico–metodológicos diferentes: el enfoque de la psicología cuantitativa y los estudios socioculturales, término usado por Bickerstaff6 para englobar los estudios que retoman los factores sociales y culturales, como elementos decisivos en la configuración e interpretación del riesgo ambiental.

Los estudios psicológicos. Los estudios que inicialmente definieron el campo provienen de la psicología cuantitativa y se enfocan a medir las actitudes y procesos cognitivos relacionados con la contaminación del aire. Estos estudios adoptan el modelo del déficit del entendimiento público de la ciencia, el cual propone que las percepciones populares sobre la contaminación del aire divergen de las que emiten los expertos debido a la ignorancia pública de los aspectos técnicos o científicos4–6.

Los estudios psicológicos realizados a partir de 1990 siguen trabajando en lo operante y en la medición de constructos propios de esa disciplina, como actitudes, percepciones, valores, conocimientos y creencias acerca de la contaminación del aire y sus riesgos para la salud2,l5–19y sobre las conductas ante la contaminación del aire2,15. Dentro de esta perspectiva, aún se considera a la persona y al entorno como unidades separadas con interacciones entre ellas; las unidades de análisis son la persona y el entorno, y su objetivo es la búsqueda de relaciones causa–efecto entre estas variables mediante un sistema asociativo orientado a la predicción y control de la conducta y los procesos psicológicos en relación con la contaminación del aire (Tabla I). Los estudios realizados en México adoptan esta perspectiva psicológica, donde se asume que la percepción de la contaminación es un fenómeno de medición, cuantificable y susceptible de ser analizado estadísticamente10–13.

Investigaciones más recientes realizadas en el Reino Unido continúan con el enfoque psicológico, pero enfatizan la interacción de factores contextúales locales con factores individuales en la conformación de las actitudes y percepciones de la calidad del aire20–24.

A nivel metodológico, se emplean las mismas estrategias que en las primeras investigaciones: encuestas con muestras poblacionales representativas utilizando como instrumentos de investigación los cuestionarios, escalas de actitud y pruebas psicológicas (Tabla I) adoptados también en México y Chile.

El propósito de esta perspectiva es obtener medidas cuantitativas del riesgo percibido ante la contaminación del aire y desarrollar taxonomías de factores de riesgo que permitan entender y predecir la respuesta social ante el problema. El procedimiento utilizado para obtener estas representaciones se basa en obtener juicios sobre fuentes de contaminación, tecnologías, niveles de contaminación, exposición, efectos a la salud, etcétera.

En este sentido, no se puede olvidar que el Positivismo, como la filosofía de la ciencia subyacente a esta concepción, sigue vigente en la psicología (y en general, en toda la ciencia), y pone énfasis en lo analítico, la objetividad, replicabilidad, generalización, predicción y, en definitiva, en la búsqueda de principios y leyes universales de comportamiento.

Los estudios socioculturales. A partir de los años noventa se da una apertura teórico–metodológica en el estudio de la percepción de la contaminación del aire. Al tiempo que se continúan realizando investigaciones con el enfoque psicológico cuantitativo, se realizan estudios a partir de un nuevo paradigma de investigación, con nuevos marcos teóricos y metodológicos y con aportaciones de varias disciplinas, como la geografía, la sociología y la antropología. Para esta década, habían cambiado tres aspectos del contexto donde se realizaba la investigación social sobre contaminación del aire. Por un lado, surgieron nuevas perspectivas teórico–metodológicas que reconocían el papel central que tienen el discurso, la política y la cultura en la construcción de las actitudes ambientales. Por otro lado, la contaminación del aire adquiere respaldo en la agenda política debido a la relación que guarda con los daños a la salud humana. Asimismo, hay un cambio en los contaminantes, fuente de preocupación para el mundo científico y político; la contaminación asociada a la quema de carbón, fuente de impacto visual y olfativo evidentes, fue reemplazada por otra masa de contaminantes que los sentidos detectaban con menor facilidad5.

A estos estudios, Bikerstaff6 los ha llamado estudios socioculturales. En ellos se asume que el entendimiento público y las conductas en relación con la contaminación del aire no pueden ser explicados únicamente por la psicología individual o mediante una realidad objetiva, sino que las percepciones y la respuesta al riesgo de la contaminación están formadas en el contexto de amplios factores sociales, culturales y políticos, donde el conocimiento local y la experiencia cotidiana desempeñan un papel fundamental6.

La postura teórica que guía estos estudios es el construccionismo social5, enfoque que permite entender cómo los conocimientos, percepciones, actitudes, creencias, valores y comportamientos vinculados con el ambiente y sus problemas dependen de la cultura, la historia, la política, el contexto social y la experiencia cotidiana (Tabla II).

A nivel metodológico la mayoría de los estudios socioculturales emplean métodos cualitativos para aprehender los procesos sociales por medio de los cuales los individuos y los grupos construyen sus ideas acerca de los problemas ambientales25–28. Algunos estudios emplearon, simultáneamente, métodos cuantitativos y cualitativos, con el propósito de generar explicaciones alternativas y complementarias en torno a este fenómeno4,29–31, mismas que el análisis estadístico de los estudios cuantitativos no proporcionaba. Tales explicaciones representan la entrada a la subjetividad, al mundo de los significados y de los símbolos que representa la contaminación del aire.

Las técnicas de investigación empleadas son grupos focales y entrevistas a profundidad, las cuales permiten a los sujetos explicar y narrar en sus propios términos, las percepciones, visiones y preocupaciones por la contaminación del aire.

Explicaciones alternativas y complementarias en la percepción de la contaminación del aire y sus vínculos con la salud

Los estudios psicológicos y socioculturales han aportado luz en cuanto a la forma de percepción y construcción de ideas en torno a la contaminación del aire, a veces son explicaciones alternativas y en otros son complementarias. Contrastaremos ambas perspectivas en dos de los resultados más significativos de los estudios empíricos: 1) la conciencia y preocupación por la calidad del aire, y 2) la percepción de los vínculos entre contaminación del aire y salud.

Conciencia y preocupación por la contaminación del aire. Dos de los resultados más significativos de la investigación psicológica en el área, son la identificación de la experiencia perceptual directa como la principal fuente de conciencia de la contaminación del aire, y el reconocimiento del neighbourhood halo effect, que es un fenómeno mediante el cual los sujetos de investigación perciben menos contaminación en su ambiente inmediato en comparación con otras áreas, niegan la existencia de la contaminación del aire como problema en su lugar de residencia o manifiestan una falta de voluntad para atribuir altos niveles de contaminación a su área residencia4,13,17,19,20

Así, mientras los estudios psicológicos muestran una primera explicación sobre los procesos cognitivos en relación con la contaminación del aire, los estudios socioculturales exploran los procesos sociales y culturales mediante los cuales las personas catalogan o no a los lugares como contaminados. Desde esta perspectiva, el neighbourhood halo effect ha sido interpretado como una forma de distanciamiento y como una minimización del riesgo. Por ejemplo, Bush29 encontró que en el Reino Unido, la contaminación es un problema asociado sólo a comunidades pobres, situadas cerca de zonas industriales y señala que el distanciamiento social y geográfico donde la contaminación es vista como un problema de otros, está relacionado con el estigma que tienen dichas zonas debido a la presencia de fuentes de contaminación. Se combina así, contaminación ambiental y exclusión social.

Por su parte, Bickerstaff4 sugiere que la baja identificación de la contaminación local está muy influenciada por la percepción que la gente tiene sobre su poder de actuar en forma significativa en las esferas públicas y su apego al lugar. Bickerstaff4 y Burningham28, advierten que el reconocimiento de la contaminación en su contexto inmediato está atado a compromisos sociales y culturales. Por ejemplo, las personas invocan imágenes rurales para distanciarse simbólicamente de la contaminación; por otro lado, quienes carecen de un fuerte compromiso con el barrio tienden a atribuir una serie de propiedades negativas al ambiente inmediato (basura, crimen e inseguridad), incluyendo la contaminación del aire. Relaciones similares entre respuestas a la contaminación del aire e indicadores de capital social y apego al lugar fueron señaladas por Wakefield en Ontario, Canadá26.

Los estudios socioculturales profundizan también en la exploración de los agentes no humanos involucrados en la construcción y el desarrollo de significados y preocupaciones por la calidad del aire, como son la concentración de fuentes contaminantes a nivel local4,5, el color y crecimiento de la vegetación4 y el daño al ambiente representado por la muerte de pájaros y árboles en vecindarios donde hay industrias6. Junto a esta experiencia física de la contaminación, sus significados están influenciados por interacciones interpersonales y conversaciones, señalándose la importancia que tiene el conocimiento local y el discurso social en la construcción y desarrollo de las preocupaciones por la calidad del aire5.

La memoria local también desempeña un papel importante, sobre todo en lugares con historia de contaminación6 y cómo estas asociaciones con la industria estigmatizan no sólo al lugar —catalogándola como una zona con grandes problemas de contaminación—, sino, además, a las personas que viven en esos lugares29.

Vínculos entre contaminación del aire y salud. Los estudios psicológicos tienen resultados diversos con respecto a la percepción pública de los vínculos entre la calidad del aire y la salud. En general, la gente percibe el vínculo entre contaminación del aire y salud–enfermedad, tanto a nivel individual como colectivo. Por ejemplo, señalan que existe una gran preocupación por los efectos de la contaminación sobre la salud32,33, como un alto riesgo para la salud pública34; causante de estrés y ansiedad35 y de síntomas respiratorios10,22, se relaciona además con alergias, asma, bronquitis y cáncer15,21, y con un deterioro de la calidad de vida23 y se llega a vincular directamente la contaminación del aire con la muerte de las personas13. Los daños a la salud son considerados como evidencia importante de los efectos negativos de la contaminación sobre la vida cotidiana2, y como la más importante fuente de conciencia con respecto a la contaminación del aire4.

Sin embargo, es desde la perspectiva sociocultural, donde se estudian los procesos relacionados con la manera en la que la gente vincula la contaminación del aire con la salud y la enfermedad. Desde esta perspectiva, se señala que la mayoría de las personas tienen ideas parciales acerca de la contaminación del aire y la salud4, y que varios factores dificultan establecer fuertes vínculos entre contaminación y salud. Por ejemplo, la atmósfera es un componente abstracto en relación con otros componentes del ambiente social, por lo que aspectos concretos como el polen, clima, malas condiciones de las viviendas y pobreza, son identificados como contribuyentes (sino es que causantes) de sus problemas de salud5.

Se señala, además, que aun cuando la gente está consiente de los efectos a la salud que pueden estar vinculados a la contaminación del aire, percibe que los indicadores de la calidad del aire no permiten establecer fácilmente ese vínculo25.

Estudios realizados desde el enfoque sociocultural explican que el estigma asociado con la contaminación también se extiende al área de salud de la población que vive en los lugares contaminados, asignándole enfermedades y síntomas respiratorios. Pero también, en este caso, el individuo asume estrategias de disociación que se basan en un distanciamiento geográfico y social. Por ejemplo, en comunidades del Reino Unido, consideran que los problemas de salud atribuibles a la contaminación son problemas sólo de gente pobre que vive cerca de las zonas industriales29.

Por su parte, Bickerstaff5, señala que en el desarrollo de los "entendimientos" acerca de la relación entre contaminación y salud son importantes las ideas de Longhurst y su concepto de corporeografías. Dicho concepto explica cómo la contaminación del aire trasciende y debilita los límites del cuerpo. Según Bickerstaff, Longhurst retoma las ideas de Mary Douglas y Julia Kristeva para explicar cómo los cuerpos mantienen un estado de constante transformación en función de sus ambientes, y cómo las zonas donde se reúnen llegan a ser lugares de disgusto y ansiedad, donde se exponen los frágiles límites entre orden y desorden (a nivel corporal, espacial y social).

Así pues, los estudios psicológicos y socioculturales, con sus diferencias metodológicas y epistemológicas, han aportado conocimientos significativos a la percepción de la calidad del aire. Ambos enfoques generan información valiosa para entender los procesos mediante los cuales la gente percibe y valora la contaminación del aire y cómo establece los vínculos con la salud.

La percepción pública de la contaminación del aire como herramienta para la política ambiental

En este punto la pregunta central es si la investigación sobre la percepción pública de la contaminación del aire y sus riesgos para la salud podría o debería encontrar una aplicación directa en las áreas del manejo y regulación de este problema ambiental. Es decir, si las decisiones políticas sólo deben tomar en cuenta las opiniones de los científicos y de los expertos, dejando de lado lo que piensa, percibe o valora la gente en torno al problema.

Dentro de la comunidad científica en México se señala que construir una agenda ambiental para la Ciudad de México basada en lo que acuerde la opinión pública sería un grave error, ya que el conocimiento que nace del sentido común sólo sirve para organizar la vida cotidiana, pero carece de rigor y sistematicidad para alimentar el sistema de planeación; para ello, se requiere de la opinión de los expertos y la participación de los científicos36.

Esta afirmación que hace Lezama, la misma que Pidgeon1, señala que el argumento más frecuentemente invocado para justificar que no se acepte la percepción del riesgo, como un componente de las decisiones políticas en el manejo del riesgo ambiental. Pidgeon1 plantea cinco argumentos para señalar el papel fundamental que tienen las percepciones del riesgo ambiental y su incorporación a la política ambiental: a) las personas deberían ser incorporadas en las decisiones que las afectan, b) las percepciones públicas reflejan valores básicos en las personas, c) las percepciones tienen consecuencias reales, traducidas en costos directos, nuevos riesgos para el público o la viabilidad de las instituciones, d) los expertos también pueden tener prejuicios, y e) las perspectivas públicas del riesgo pueden enriquecer el análisis de los expertos. Es decir, desde el punto de vista de Pidgeon1, la investigación sobre la percepción del riesgo ambiental legitima las preocupaciones públicas ante las agencias gubernamentales.

En el caso de México, existen cuando menos dos razones de fondo para responder a la pregunta de por qué es necesario estudiar la percepción pública de la contaminación del aire y la percepción del riesgo para la salud e incorporarlas en la política ambiental.

Primero, la Ciudad de México está catalogada como la segunda ciudad más contaminada del mundo7, donde sus residentes están expuestos diariamente a niveles de contaminación muy superiores a las normas internacionales, según la OMS8, —incluso la calidad del aire de la Ciudad de México será motivo de estudios a nivel internacional donde intervendrán 430 científicos nacionales e internacionales y 122 instituciones, incluyendo agencias como la NASA37—, y bien valdría la pena que las instituciones que atienden el problema conocieran no sólo la parte técnica de la contaminación, sino también cómo la población percibe, experimenta y afronta el problema.

Segundo, porque según el conocimiento producido en este campo, existe una brecha importante entre los niveles de contaminación del aire medidos por las estaciones de monitoreo en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) y la percepción pública de la misma. Como se observa en la Tabla III, la contaminación del aire en la Ciudad de México es calificada en un nivel de alta y muy alta en los diferentes estudios por un alto porcentaje de la población (alrededor del 80%). Sin embargo, los niveles de contaminación reportados por la Red de Monitoreo Atmosférica (RAMA), durante los periodos de estudio, fueron reportados como bajos10,11. Por otro lado, los niveles de contaminación percibidos en la zona de residencia son calificados como bajos o muy bajos, aun cuando los niveles reportados por la RAMA fueron altos11, identificándose el neighbourhood halo effect. Ambas circunstancias se relacionan con la exposición ambiental y deben de ser contempladas en las políticas del manejo del riesgo ambiental y en las políticas de participación social en el control del problema.

Un caso concreto donde se puede observar la relevancia del estudio sobre percepción del riesgo ambiental es el siguiente: según el informe reciente Salud y Medio ambiente en América del Norte, de la Comisión de Cooperación Ambiental38, en México los niños están más expuestos a los contaminantes del aire debido a que pasan más tiempo al aire libre, ¿Cómo se vincula este hecho con el neighbourhood halo effect, según el cual las personas asignan niveles de contaminación más bajos en su ambiente inmediato en comparación con otras áreas? Por otro lado, ¿Cómo la preocupación por la contaminación del aire de los residentes de la ZMVM interviene en la declaración de síntomas y enfermedades cuando se realizan estudios epidemiológicos?; ambas preguntas habrán de contestarse mediante estudios sobre percepción del riesgo ambiental. En el Reino Unido, por ejemplo, los estudios han señalado que la conciencia y la preocupación por la contaminación del aire está relacionada con la probabilidad de reportar más enfermedades y síntomas respiratorios, en comparación con quienes no muestran preocupación39,40.

En España, el estudio de las percepciones y actitudes públicas acerca de los problemas ambientales urbanos se ha convertido en un instrumento de la política ambiental. En ciudades como Madrid y Andalucía existe el Ecobarómetro, cuyo objetivo es valorar periódicamente las percepciones y las actitudes de los ciudadanos relacionadas con el medio ambiente, su comportamiento individual y colectivo, así como la valoración que hacen de las actuaciones desarrolladas por las instituciones y organismos públicos responsables de la política ambiental41.

Fischoff6, acertadamente, señala que la cuestión no es que se deba abandonar la opinión científica y de los expertos en el manejo de los riesgos ambientales, sino que se conozca y se incorpore la dimensión de los valores sociales en los procesos de decisión del manejo del riesgo ambiental.

Además de proporcionar elementos para conocer la distancia que existe entre la información oficial y la percepción pública del problema, los estudios sobre percepción ayudan a conocer las necesidades de información sobre la calidad del aire y permiten construir indicadores que se ajusten a las necesidades de la gente; información toda ella relevante para promover la participación social en los programas enfocados al control del problema y al manejo y comunicación del riesgo ambiental, argumentos clave que justifican su incorporación en las instancias políticas donde se maneja, controla y comunica el riesgo ambiental por contaminación del aire.

 

CONCLUSIONES

Incorporar en México la percepción del riesgo de la contaminación del aire a la esfera del análisis de este riesgo ambiental requiere de una nueva visión de los riesgos ambientales, que atienda al mismo tiempo la dimensión de la medición del riesgo (identificación, cuantificación y caracterización), la dimensión del manejo del riesgo (toma de decisiones, comunicación y mitigación), así como la dimensión de la percepción del riesgo, lo cual tiene que ver con valores, confianza, conflicto y poder42. Esta visión implica incorporar al público como un actor social central y no sólo como receptor de la política ambiental, lo cual constituye un reto para la comunidad científica, para los gobiernos y sus instituciones.

 

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