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Frontera norte

versão On-line ISSN 2594-0260versão impressa ISSN 0187-7372

Frontera norte vol.31  México  2019  Epub 05-Fev-2020

https://doi.org/10.33679/rfn.v1i1.2062 

Article

Ropa de segunda mano: desigualdades entre el norte global y el sur global

Efrén Sandoval Hernández1 
http://orcid.org/0000-0002-2706-9388

1Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social-Unidad Noreste, México, esandoval@ciesas.edu.mx


La literatura sobre ropa de segunda mano vincula dos facetas de un mismo fenómeno. La sobreproducción y el consumo excesivo de bienes en el marco de un orden mundial desigual, junto con la participación activa de diversos actores e instituciones sociales en el comercio y el consumo a nivel local, explican el movimiento de ropa de segunda mano desde los países del norte hacia los países del sur. Los estudios centrados en el aspecto global del fenómeno se enfocan en el impacto del comercio de ropa de segunda mano sobre las industrias textiles locales ( Frazer, 2008 ), y evalúan si dicho comercio reproduce la marginación de los habitantes de los países más pobres ( Haggblade, 1990 ; Field, Barrett, Browne y May, 1996 ), en lugar de favorecer la creación de empleo, el consumo o los ingresos estatales ( Brooks, 2012 ). Otros estudios consideran posibles soluciones ( Mhango y Nhiem, 2005 ; Mackintosh, 2011 ).

Los autores que se enfocan en instituciones locales destacan el papel del parentesco y las redes étnicas o de migrantes en la organización del comercio local, que se basa en lazos sociales y relaciones de confianza ( Mhango y Nhiem, 2005 ; Bredeloup y Lombard, 2008 ; Brooks, 2012 , entre otros). También se han estudiado los códigos y significados subyacentes a la organización del comercio y el consumo ( Field et al., 1996 ; Hansen, 2000 ; Baden y Barber, 2005 ; Abimbola, 2012 ; Boticello, 2012 ; Norris, 2012 ). Finalmente, situándose entre los contextos global y local, la literatura ha abordado temas relacionados con el género el comercio transfronterizo y el reciclaje ( Milgram, 2012 ; Machado y Loureiro, 2015 ; Hernández y Loureiro, 2017 ; Sandoval-Hernández, 2018 ; Ryder & Morley, 2012 ; Tarlo, 2012 ).

La mayoría de estos trabajos destacan la relevancia global del comercio de ropa de segunda mano en términos de volumen ( Brooks, 2015 ; Hansen, 2004 , 2000 ). En los países del África subsahariana, el comercio de ropa de segunda mano representa más del 50 por ciento del comercio total de ropa ( Brooks, 2015, p. 15 ); por lo tanto, investigadores coomo Haggblade (1990) , Baden y Barber (2005) y Frazer (2008) han evaluado las consecuencias positivas y negativas de esta actividad comercial en la región.

En el caso de Ruanda, Haggblade (1990) comparó el comercio de ropa de segunda mano con la fabricación local de ropa y las importaciones de ropa nueva; el autor mostró que el comercio de ropa de segunda mano tenía un impacto muy positivo porque creaba empleos y producía ingresos para los habitantes más pobres y para el Estado. Por su parte, Baden y Barber (2005) subrayan las dificultades para determinar si el comercio de ropa de segunda mano reemplaza o complementa a la industria textil local en los países en desarrollo; para estos autores la historia, el contexto, la madurez de la industria textil local, y la magnitud de la producción informal de ropa, además del tamaño del mercado de ropa nueva, son factores que deben considerarse al juzgar si la ropa de segunda mano tiene un efecto negativo o positivo.

Sin embargo, la respuesta planteada por otros autores al debate sobre las ventajas y desventajas del comercio de ropa de segunda mano ha sido más analítica. Por ejemplo, Hansen (2004) estudió la percepción de la ropa de segunda mano en diferentes países; la autora descubrió que, en todo el mundo, la información difundida por los medios de comunicación y las opiniones de los ministros de comercio se refieren a problemas de higiene y salud pública ( Hernández y Loureiro, 2017 ; Field, Barrett, Browne y May, 1996 y Baden y Barber, 2005 , han reportado opiniones similares), pero la crítica más extendida se refiere al efecto negativo de la ropa de segunda mano sobre la industria textil local. Sin embargo, cuando la industria textil prácticamente ha desaparecido o colapsado en ciertos países africanos, las principales causas han sido políticas que limitaron la intervención estatal, aumentaron las privatizaciones y estimularon la apertura a los mercados internacionales y las importaciones europeas y asiáticas durante la década de 1980. En este marco de explicaciones y contextos, Hansen (2000) desarrolló la idea de construcción cultural de la demanda para explicar cómo los comerciantes y consumidores de ropa de segunda mano, lejos de contribuir a la decadencia de las industrias textiles locales, abren las puertas locales a la economía global.

Hansen (2000) presenta una descripción detallada de la ‘cadena global de mercancías’ de la ropa de segunda mano, es decir, la organización mundial para la recolección, selección y comercialización de las prendas, incluido el papel de asociaciones de beneficencia (como Goodwill, el Ejército de Salvación u Oxfam) y asociaciones empresariales (empresas de reciclaje, comerciantes) en la distribución de ropa proveniente de países del norte en países del sur, así como su comercialización en los mercados informales de países pobres. Gracias a Hansen (2000) , sabemos que el fenómeno de la ropa de segunda mano es diverso y complejo, y que no se limita a una relación entre el norte y el sur.

Hansen (2000) refiere que en este comercio muchos hombres y mujeres han encontrado una alternativa a las políticas estatales que restringieron cada vez más sus posibilidades materiales de reproducción. En Zambia, la autora reporta que la ropa de segunda mano representa una forma de democratización y liberación porque lo que importa a la hora de seleccionar y comprar no es el origen occidental de la ropa, sino el hecho de que la ropa de segunda mano haya sido, durante mucho tiempo, parte de la vestimenta local. La ropa de segunda mano se ha convertido en un ícono de lo que significa vestirse bien. Por lo tanto, es cierto que la exportación de ropa de segunda mano por parte del norte, y su importación por parte del sur, reproducen un orden mundial desigual, pero la propuesta de Hansen va más allá y ve a los consumidores del sur como algo más que simples receptores pasivos, y reflexiona sobre el significado de la ropa en la vida de quienes la usan. Según Hansen, el consumo de ropa de segunda mano es una cuestión de economía cultural, gusto, significado, juicio, preferencia y estilo ( Hansen, 2000 ).

Al igual que Hansen (2000) , Brooks (2012 , 2015) tiene como objetivo demostrar que la economía de la ropa de segunda mano es global y también está interconectada. Sin embargo, Brooks (2012) es más crítico, pues discute las posibilidades de la participación activa de los actores locales en lo que él llama la red de producción global (RPG). Con base en este concepto, el autor critica conceptos como la cadena de valor global. De acuerdo con Brooks (2012) , se deben tener en cuenta los procesos de trabajo y producción involucrados en la creación de valor, es decir, la transformación de materias primas (en este caso, ropa de segunda mano desechada) en mercancías. Desde este punto de vista, la idea de RPG vincula la producción de estos bienes en el norte global con su consumo en el sur global, y permite el análisis de las redes creadas por las asociaciones de beneficencia y las empresas involucradas en la producción de ropa de segunda mano en el norte global, así como el tipo de trabajo necesario para producir ropa de segunda mano, el papel de las diásporas y la cultura en la consolidación de nodos geográficos, y cómo los diferentes contextos socioeconómicos impactan la geografía del comercio y el consumo en ciertos nodos.

Sin embargo, con base en su estudio sobre el comercio de ropa en Mozambique, Brooks (2012) indica que, si bien los minoristas de ropa de segunda mano están coordinados con el sistema de suministro, su capacidad para adquirir una posición ventajosa en el proceso de acumulación de capital es muy limitada; por lo tanto, a pesar de su ‘coordinación’, de hecho están en la categoría de ‘no integrados’. Ser comerciante de ropa en Mozambique significa tener una fuente de ingresos incierta y una participación muy marginal en la RPG. Para demostrarlo, Brooks (2012) realiza un análisis crítico de las estructuras de este comercio y las condiciones de vida de los comerciantes. El autor concluye que la estructura es inestable porque el comercio de ropa de segunda mano es incierto: cambia todo el tiempo y los comerciantes no tienen control sobre lo que los donantes del norte global ofrecen como ropa de segunda mano, y su precariedad es tal que no pueden ahorrar suficiente dinero o construir lazos sociales para influir en la RPG.

Por otra parte, Abimbola (2012) hace una contribución interesante al análisis de la incertidumbre que caracteriza este comercio con base en el concepto de asimetría de la información, es decir, el hecho de que una parte (el vendedor) en esta relación de compra- venta tiene información de que la otra parte (el comprador) no puede tener. Una práctica común entre los intermediarios de ropa de segunda mano es prohibir la apertura de las pacas antes de comprarlas. Brooks (2012) y Abimbola (2012) coinciden en que la incertidumbre y la asimetría de la información son menores si existe confianza y cooperación entre grupos de comerciantes o intermediarios, que a menudo son miembros de comunidades migrantes o de grupos étnicos.

Abimbola (2012) utiliza el ejemplo de los comerciantes del pueblo Igbo, de Nigeria, que han organizado sus negocios en Benin en torno a un sistema de formación tipo gremio, aunque basado en el parentesco, en el que los jóvenes comerciantes reciben capacitación de generaciones mayores como aprendices. Esta institución local ayuda a disminuir la asimetría de información; por ejemplo, los aprendices son enviados a almacenes en Gran Bretaña para supervisar cómo se componen las pacas, y el sistema favorece la ‘estandarización de los bienes’, un elemento también abordado por Abimbola (2012) .

Al centrarse en una institución local como este sistema de aprendices, Abimbola (2012) nos invita a pasar de los referentes económicos a los antropológicos. Los primeros han sido criticados por Lucy Norris (2010) porque se centran principalmente en las cadenas de producción y la distribución de valor dentro de estas cadenas y, por lo tanto, terminan siendo formas de economización y mercantilización de valores culturales. Norris (2010) fundamenta estas críticas en su trabajo etnográfico sobre el intercambio y reciclaje de textiles en la India. Para la autora, el reciclaje de ropa, tal y como ocurre en la India, es una expresión de los cambios en la relación entre las personas y los textiles, en una sociedad donde estos últimos han servido tradicionalmente para extender las relaciones sociales.

La industria del reciclaje de ropa en la India, que consiste principalmente en deshilachar o desfibrar la ropa para transformarla en nuevos textiles (como alfombras, tapices o vestidos), es una forma de destruir las relaciones sociales contenidas en la ropa para producir otras nuevas y ahistóricas. Aparentemente, el proceso es necesario en una sociedad en la que se acostumbra obsequiar ropa para marcar los diversos rituales del ciclo de vida, pero también para enfatizar las diferencias entre las castas. Este proceso, por cierto, también es una expresión de cambios en los patrones de consumo en una sociedad donde, hasta hace poco, la acumulación de ropa era universalmente aceptada.

Con base en las corrientes teóricas de la cultura material, Norris (2012) confirma la relación entre objetos y categorías sociales que a su vez permiten clasificar los objetos (reutilizables, no reutilizables, desechables, no desechables), algo que Boticello (2012) también recogió en su trabajo sobre la categoría de "sucio" en la selección de ropa de segunda mano; según Boticello (2012) , un sistema completo de categorías surge a partir de esta categoría. Para demostrarlo, la autora utiliza el espacio intermedio entre ropa de segunda mano que no se distingue de la basura, y ropa en su condición de mercancía para el consumo. Este espacio intermedio es el proceso de selección.

Según Boticello (2012) , los empleados de las empresas de clasificación de ropa de segunda mano utilizan categorías establecidas por otros actores (el sistema de producción de ropa de segunda mano), pero también subvierten esas categorías en función de su experiencia, es decir, en función de su propio sistema de discernimiento, aquel que mejor les ayuda a juzgar las cualidades de una prenda, y su categoría.

En este contexto, el proceso de selección de ropa es más complejo de lo que parece, ya que implica negociaciones subjetivas y concretas entre el trabajador, la administración del almacén donde se clasifica la ropa, las demandas de los clientes, y las donaciones realizadas: lo que se clasifica como sucio o limpio en alguna parte, no necesariamente se clasifica sucio o limpio en otra. Las implicaciones de estas categorías de clasificación subjetiva y concreta se vuelven dramáticas cuando vemos que la ropa en las peores condiciones se envía a los países más pobres del mundo, mientras que la ropa de mejor calidad se envía a los países en desarrollo, como se puede observar en Europa y Estados Unidos, donde la ropa usada se envía a regiones donde los salarios son más bajos, como Europa del Este o la frontera con México ( Gauthier, 2009 ; Sandoval-Hernández, 2018 ).

Como se puede apreciar en la presente revisión de literatura, los estudios sobre ropa de segunda mano se han llevado a cabo en los contextos de desigualdad global, comercio internacional (incluido el contrabando), el consumo y la cultura. Sin lugar a dudas, el comercio de ropa de segunda mano es un signo de la desigualdad económica y social a nivel global.

REFERENCIAS

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Recibido: 11 de Julio de 2018; Aprobado: 23 de Octubre de 2018

Traductor: Miguel Ángel Ríos Flores

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