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Frontera norte

On-line version ISSN 2594-0260Print version ISSN 0187-7372

Frontera norte vol.24 n.48 México Jul./Dec. 2012

 

Artículos

 

Reflexiones sobre la relación entre ciencias sociales y actores regionales en México

 

Reflections on the link between social sciences and regional actors in Mexico

 

Alfredo HUALDE ALFARO

 

Profesor–investigador de El Colegio de la Frontera Norte. Dirección electrónica: ahualde@colef.mx

 

Fecha de recepción: 8 de marzo de 2012
Fecha de aceptación: 7 de mayo de 2012

 

Resumen

Las relaciones entre las ciencias sociales y la sociedad siempre han sido un tema polémico en México. Para algunos académicos una colaboración estrecha con los empresarios o con el gobierno puede subordinar el trabajo científico a los intereses de los otros actores. Sin embargo, otros científicos consideran que las ciencias sociales deben contribuir a la "resolución de los grandes problemas nacionales". El debate tiene ciertas peculiaridades cuando se aborda desde una perspectiva regional pues las relaciones entre los actores suelen ser más intensas, las instituciones académicas más débiles y la dependencia del poder político puede afectar la calidad de la investigación. En este trabajo se describe y analiza los temas mencionados tratando de examinar la posibilidad de una relación más equilibrada entre ciencias sociales y sociedad.

Palabras clave: 1. ciencias sociales, 2. regiones, 3. subordinación, 4. instituciones, 5. disciplinas.

 

Abstract

The link between social sciences and society has always been a matter of debate in Mexico. According to some academics, close collaboration with entrepreneurs or the government can subordinate scientific work to the interest of outsiders. In contrast, some social scientists consider that social science must contribute to solving the most challenging social problems. The debate has some peculiarities when seen from a regional perspective since relations between actors are usually more intense, academic institutions are weaker and dependence on political power may affect the quality of research. In the paper, the main debates on these topics are put forward and analyzed in an attempt to assess the possibility of a more balanced relationship.

Keywords. 1. social sciences, 2. regions, 3. subordination, 4. institutions, 5. disciplines.

 

INTRODUCCIÓN

Las relaciones entre las ciencias sociales y la sociedad han sido en México un terreno polémico y las discrepancias sobre el deber ser de esta relación sigue siendo objeto de debate dentro y fuera de la academia. Con frecuencia se parte de visiones diferentes que llegan a cuestionar la identidad de las ciencias sociales, de manera que los propios científicos expresan recurrentemente un cierto malestar acerca de su relación con distintos actores sociales, sobre todo con el poder político o empresarial. El libro coordinado por Manuel Perló (1994) revela estos rasgos que rápidamente se acaban de mencionar y otros también importantes y polémicos. Una publicación posterior coordinada por Cristina Puga (2008) aborda así mismo algunos de estos temas que forman parte de un debate todavía vigente.

A escala internacional una revisión del Informe sobre las ciencias sociales en el mundo (2011)1 publicado por la UNESCO muestra que, a pesar de las diferencias entre países y regiones del mundo, varios de los temas mencionados son objeto de reflexión en la medida en que las sociedades evolucionan y plantean nuevas interrogantes y desafíos a los científicos sociales; entre ellos la incidencia de las ciencias sociales en el abordaje de los grandes problemas contemporáneos, las relaciones entre el poder y los científicos sociales, las fragmentaciones de las ciencias sociales y la mercantilización de la investigación (Martinelli, 2010; Nowotny, 2010; Anheier, 2010).

Por tanto, lo primero que conviene mencionar es que la evolución de los enfoques en ciencias sociales en México no es ajena, a pesar de sus diferencias, a lo que ha venido sucediendo en el mundo occidental durante el siglo XX y lo que va del actual:

Tras la caída del Muro de Berlín y la pérdida de influencia del marxismo llegó a México la ola de teorías posmodernas cargadas de escepticismo y relativismo teórico. Pero antes de ello la ortodoxia marxista con fuerte presencia en las universidades mexicanas descalificó otras vertientes explicativas como el funcionalismo, la teoría de sistemas, la investigación cuantitativa e incluso las teorías de la acción social (Puga, 2008:11).

Como señala esta autora se asiste actualmente a una apertura donde detecta "una preocupación por rebasar los viejos modelos explicativos y utilizar nuevos paradigmas que sin traicionar el carácter crítico y de vocación transformadora de las ciencias sociales permitan elaborar hipótesis novedosas" (Puga, 2008:13).

Una simplificación útil para iniciar el abordaje de esta problemática es situar las posturas de distintos actores, no sólo de los científicos sociales, en dos perspectivas polares y normativas: La primera, defendida principalmente desde un sector de la academia, propone que los científicos sociales, sus prácticas y sus obras (libros, artículos) deben contribuir a la crítica social sin entrar a resolver problemas prácticos. Las ciencias sociales, en esta visión, vendrían a ser una suerte de conciencia crítica del resto de la sociedad y, en todo caso, contribuir a una transformación radical de las estructuras sociales o al desarrollo de las ciencias sociales.2 La otra postura, que cobra fuerza en las últimas décadas en los discursos gubernamentales y que tiene eco sobre todo en algunas universidades privadas, defiende, por el contrario, una visión pragmática e instrumental según la cual las ciencias sociales deben salir de su "torre de marfil" y utilizar el conocimiento para resolver problemas sociales con independencia de la metodología empleada. Sin embargo, da la impresión que estas posturas extremas son cada vez más minoritarias como se puede inferir indirectamente de la pertenencia creciente de los investigadores al Sistema Nacional de Investigadores que tiene una orientación mixta de ciencia básica y ciencia aplicada. De acuerdo con lo anterior propongo que lo que más bien está en juego actualmente es el tipo de inserción que las ciencias sociales deberían tener en la sociedad para participar en el debate de los problemas nacionales y contribuir a su solución utilizando planteamientos y métodos científicos.

En consecuencia se sigue debatiendo el por qué y el para qué de las ciencias sociales, pero a partir de la idea de que los científicos sociales deben participar en la reflexión y la solución de los "grandes problemas" de México aunque no siempre sea evidente cuáles son éstos. Ello permite inferir que el centro del debate parece girar hacia el cómo de esta intervención en función de qué concepción de utilidad social sería la más adecuada (Krotz, 1994).

Por otro lado, interesa mencionar en este trabajo que las reflexiones acerca del papel de las ciencias sociales en relación con las sociedades se suele dar generalmente en el marco de los estados–nación puesto que en este ámbito es donde se estructuran y son reguladas muchas de las instituciones que dan sustento a las ciencias sociales, principalmente universidades, centros de investigación o instituciones reguladoras de las profesiones ligadas a las ciencias sociales. Sin embargo, también se da un debate derivado del anterior que se propone determinar el papel de las ciencias sociales y de los científicos sociales en las regiones, es decir, en espacios subnacionales que han adquirido mayor protagonismo en la medida en que se han materializado procesos de descentralización política (Uvalle, 2008; Alfie, 2010) y políticas de desarrollo regional (Hualde, 2010); espacios en que lo local/regional se conceptualiza como un ámbito de prácticas sociales pujantes y de nuevos procesos de institucionalidad, ya sea en lo tocante al desarrollo, a la gobernabilidad, o en temas ambientales, de energía, educativos y otros muchos (Mercado, 2010a).

Este trabajo tiene como objetivo principal reflexionar acerca de las visiones, modelos y debates que se están dando en el México de hoy sobre el papel de las ciencias sociales en relación con otros sectores de la sociedad, tanto desde una perspectiva general como en el ámbito regional. Para ello se revisa primero algunos trabajos nacionales e internacionales que abordan el tema de la concepción de las ciencias sociales en general. En la segunda parte se delimitan las peculiaridades del tema cuando se analiza en el ámbito regional centrando el argumento a partir, principalmente, de planteamientos de la sociología económica y de la geografía industrial. En la última parte se pone ejemplos de proyectos de investigación que sirven para ilustrar dilemas acerca de la relación de las ciencias sociales con otros actores, del tipo de ciencia que se practica en ciertos ámbitos regionales y de las diferencias entre ciencia y consultoría. Se pretende con ello presentar la pluralidad de formas de acercamiento entre las ciencias sociales y otros actores así como los diferentes tipos de relaciones que se establecen. Sin duda este esfuerzo debe ser complementado con un análisis de experiencias similares a las que aquí expongo y un trabajo empírico más amplio que ilustre puntualmente los argumentos que aquí se utilizan.3

 

LAS CIENCIAS SOCIALES Y SU RELACIÓN CON LA SOCIEDAD: TEORÍAS Y PROPUESTAS NORMATIVAS

Los métodos positivistas y el predominio de la lógica formal

Los fundamentos de las ciencias sociales se encuentran en la aplicación de métodos científicos al análisis de los problemas sociales y la aceptación por parte de la comunidad científica de un ethos que se califica de desinteresado. De acuerdo con este ethos, el científico actuaría fundamentalmente movido por el interés de crear conocimiento y no por otro tipo de intereses, científicos, políticos o de otra índole (Martinelli, 2003).

Sin embargo, una primera fuente de disenso radica precisamente en la validez de un único método científico y por tanto de una racionalidad única. Efectivamente, como recuerdan algunos autores, la preeminencia del positivismo que irradió desde Estados Unidos a partir de la segunda guerra mundial impone como pensamiento dominante una determinada forma de hacer ciencia y una racionalidad que algunos autores han denominado racionalidad exhaustiva que no es la única observable en las ciencias sociales (Uvalle, 2008:28 y SS.). Así caracteriza Uvalle esta tendencia:

La combinación de las tendencias positivistas, conductistas, sistémicas–biológicas y neopositivistas, da lugar a la formación de la racionalidad exhaustiva (Lindblom, 1959 y 1992:205–206), la cual se caracteriza por sustentarse en la predicción, la certidumbre y el empirismo, con el fin de captar, analizar y explicar la secuencia armónica de la realidad objetiva. La racionalidad exhaustiva es una de las rutas que más impacto ha tenido en las ciencias sociales, creando con ello una atmósfera de modelos, técnicas y metodologías que llegan a considerarse más importantes que la comprensión lógica y causal de los fenómenos de análisis.

Para la racionalidad exhaustiva, agrega el autor, la realidad no existe como problema; lo que existe son hechos que, con datos principalmente duros, son posibles identificar más allá de valoraciones y el compromiso del estudioso para explicarlos (Uvalle, 2008:29). De acuerdo con este autor la neutralidad debe caracterizar al sujeto cognoscente, lo cual equivale ser un observador distante de los hechos.

A pesar de estos presupuestos, o quizá a partir de ellos, este es el tipo de ciencia que tiene más demanda por parte de otros actores sociales, precisamente porque "garantiza la neutralidad", aporta una visión técnica aparentemente desinteresada y, en la medida en que se basa en modelos formales y en técnicas cuantitativas, permite llevar a cabo generalizaciones y aportar soluciones también de tipo general.

El pensamiento crítico, el método y el compromiso

Para algunos autores el pensamiento crítico contemporáneo se encarna en la obra de los integrantes de la escuela de Frankfurt y un buen punto de partida resulta la obra de Horkheimer, "Teoría tradicional y teoría crítica".4 Para este autor la transformación y aplicación de teorías está ligada en gran medida a procesos sociales reales:

La introducción de nuevas definiciones no sólo se debe a la coherencia lógica de un sistema, sino a las metas de investigación fijadas desde fuera de ella misma [...] Por tanto, creer que la tarea científica es una actividad independiente de la autoconservación y la reproducción de la sociedad, creer que pueda sustraerse a la historia y que brota únicamente del conocimiento es, en buena ley, ideología (Cortina, 2008).

Menciona Cortina (2008:47) que para esta corriente "no son las ciencias objetivistas las capacitadas para percibir el sentido de los acontecimientos, sino los saberes hermenéutico y dialéctico". El pensamiento filosóico en el que se basan los miembros de la escuela de Frankfurt5 rechaza la idea de una ciencia desinteresada y propone un interés práctico por comprender el sentido de la sociedad y un interés emancipatorio que se cifra en la liberación. Lejos de la neutralidad de las denominadas ciencias objetivistas "la teoría crítica se sabe inmersa en la praxis; sabe que la teoría es un momento de la praxis liberadora en cuanto permite tomar conciencia de lo que puede ser, paso imprescindible para una auténtica emancipación. Su misión no consiste, pues, en aumentar el poder de manipulación sobre determinados acontecimientos, sino la comprensión del sentido de la historia, de la que surge una praxis política comprometida".

En la tradición marxista la idea de la praxis comprometida se traducirá en figuras como la del intelectual orgánico, desarrollada por Gramsci, en la cual la reflexión se traduce en un vínculo inmediato para la acción con un partido político.

¿Una tercera vía? Ciencia para la sociedad

Cuando se confronta los supuestos de las corrientes positivistas y de la ciencia crítica de origen marxista con las posiciones que se pueden detectar en la academia mexicana surge una aparente paradoja. Por un lado, las ciencias basadas en la lógica formal que aplican métodos cuantitativos proponen una neutralidad cognitiva que, en principio, posibilita la descripción y eventualmente el análisis de la realidad sin ulteriores pretensiones de incidir en dicha realidad para su transformación. La ciencia social que se propone transformar la sociedad surgiría lógicamente de la praxis política que postula la teoría crítica de raíz marxista; sin embargo pareciera que en las ciencias sociales en México se dio una inversión de ambas posiciones. Como se dijo antes, los actores que en la práctica interactúan con los científicos sociales, principalmente los gobiernos y los empresarios, consideran más útil la ciencia basada en métodos formales y cuantitativos, una ciencia desinteresada y objetiva.6 Precisamente estos científicos sociales son los que en principio no tienen inconveniente en contribuir a formular propuestas encaminadas a "resolver problemas sociales". Paradójicamente algunos de los científicos sociales más identificados con la tradición marxista son los que estarían (o estuvieron) más alejados de actores sociales específicos y se mostrarían más reacios a intervenir en la resolución de los problemas prácticos de la sociedad, limitándose a ejercer el papel de conciencia crítica a través de un discurso que se presenta como científico.7

Como se verá más adelante, el panorama tiene matices que es preciso recuperar; por el momento, es interesante mencionar la emergencia de otras posturas que proponen una comprensión diferente del papel de las ciencias sociales. Desde mi punto de vista estas otras posturas se basan en una redefinición de lo público como una esfera que evidentemente trasciende lo gubernamental y/o estatal.

Como propone Uvalle, es necesario diferenciar entre lo estatal y lo público. Aunque son ámbitos complementarios "Lo estatal concierne a la organización política de la sociedad que es el Estado, mientras que lo público sin ser adverso al Estado, es un espacio de la sociedad a partir del cual es posible situar formas de colaboración y gestión en asuntos comunes" (Uvalle, 2008: 34). Y agrega este autor: "Las ciencias sociales tienen que ir al encuentro de lo público para que sea objeto de tratamiento sistematizado, analítico y propositivo".

Se encuentra aquí una propuesta que, enfatizando los supuestos teóricos y metodológicos de las ciencias sociales y proponiendo incluso un reforzamiento de la heurística, va más allá de una praxis transformadora al estilo marxista y de una postura de conciencia crítica en gran medida alejada de los otros actores sociales. La articulación de la ciencia social y de los científicos sociales no tendría por qué vulnerar el ethos científico, la práctica de compartir conocimiento; tampoco debería reducirse a una vinculación con determinados actores, los empresarios o los políticos, y debería integrar, como ya se mencionó, un tratamiento sistemático, analizado y propositivo. En este último aspecto la orientación de esta visión no deja lugar a dudas: "Las ciencias sociales tienen que ser más receptivas a los asuntos de la gestión pública porque lo relacionado con el diseño, formulación, implementación y evaluación de las políticas públicas exige capacidades instaladas, así como destrezas operativas (Uvalle, 2008:37)".

Sin embargo, los dilemas de las ciencias sociales no se limitan a la discusión general de cómo articular el trabajo de los científicos sociales con otros actores de la sociedad. Algunos autores han formulado críticas severas al estado de las ciencias sociales en México y han señalado problemas recurrentes. Kent (1994:260), citando resultados de otros estudios, mencionaba hace unos años lo siguiente: "Se señalan problemas en relación con el monto y la calidad de los productos de investigación, la desarticulación de los ámbitos formativos, la fragilidad de las culturas disciplinarias, y la dificultad para difundir, comunicar y debatir". Y agregaba que más allá del mundo académico "nos encontramos con un franco desconocimiento de lo que hacen los científicos sociales o bien con una nítida desvalorización de su impacto o incluso de su misma necesidad para la sociedad mexicana".

Tras señalar la vinculación esporádica de los científicos con otras esferas Kent mencionaba varios puntos nodales respecto a la relación entre científicos sociales y el ámbito político: "Con los estudios sobre modernización se ha hecho un uso particular de los especialistas: se les contrata para trabajar a la sombra del gobernante, legitimando sus acciones y previniendo escollos políticos y técnicos en su aplicación". Y agregaba que diversos grupos sociales "se han vinculado esporádica, discontinua o desigualmente con los practicantes y los productos de las ciencias sociales" (Kent, 1994:263).

Este riesgo de la subordinación y del uso de las ciencias sociales para la legitimación de discursos o prácticas políticas es lo que puede ocasionar un rechazo a la intervención práctica de los científicos sociales en los problemas de la sociedad. Frente a ello, se sigue sosteniendo la idea de que el sentido de las políticas hacia las ciencias sería promover su desarrollo orientado hacia los nuevos problemas de la sociedad mexicana que deberían detectarse a partir de un debate entre académicos, políticos, empresarios y dirigentes sociales (Kent, 1994:265).

Esta orientación que postula la relevancia de las ciencias sociales en la esfera pública también se ha manifestado en el ámbito internacional (Martinelli, 2010:287) en la medida que las ciencias sociales producen resultados científicos aplicando una metodología rigurosa y desarrollan teorías lógicamente consistentes y empíricamente válidas, construyen comunidades sostenibles y vibrantes que mantienen un criterio autónomo y se mantienen a una distancia crítica de los problemas sociales que estudian. Además consideran las ciencias sociales, como a cualquier otra ciencia y la práctica política como dos formas distintas de acción.

Por tanto, los textos citados plasman propuestas que argumentan a favor de que los científicos sociales analicen, diagnostiquen y propongan acciones y políticas para los problemas sociales sin subordinación a los poderes políticos o económicos.

 

LAS CIENCIAS SOCALES EN EL AMBITO REGIONAL

Los dilemas que se acaban de exponer se dan en el ámbito regional aunque con particularidades que se relacionan tanto con la concepción de las regiones como con la evolución que éstas experimentan en distintos territorios. Por un lado, por fortuna para la investigación social, el espacio regional ha experimentado un resurgimiento como ámbito de relexión propio. La relación entre lo global y lo local, y lo local y lo nacional es un tema de investigación y debate cada vez más frecuente en los estudios sociales y en diferentes disciplinas: sociología, economía, estudios ambientales y, por supuesto, geografía, lo que ha llevado a abrir nuevas vetas de investigación y programas sociales con un anclaje en lo regional. En segundo lugar, la concepción de la región se ha ido abriendo desde una conceptualización sobre todo física que proviene de la geografía a otras propuestas donde confluyen distintas disciplinas, e incluso se avanza hacia propuestas interdisciplinarias. Un reciente estudio abunda de forma exhaustiva en esta temática diferenciando la región física, económica, social y cultural (Rózga y Hernández–Diego, 2010).

En México, lo anterior se debe en gran medida a la influencia de una tendencia internacional que intenta discernir los cambios que trae la globalización para las localidades y regiones. A nivel práctico se origina en la forma en que las regiones y/o los espacios subnacionales tratan de aprovechar las posibles ventajas de las corrientes globalizadoras y evitar los perjuicios de la globalización que es lo que más se percibe en nuestro país.8 Sin embargo, además de la influencia de la globalización y del auge de lo regional en las ciencias sociales, México ha vivido al menos en los últimos 30 años procesos rápidos, y a veces convulsos, de descentralización y de regionalización que han ocasionado transformaciones importantes en las ciudades, en las localidades y en las regiones.

¿Qué tendencias pueden destacar y qué temas de debate pueden mencionar para las ciencias sociales en este terreno? Sería demasiado pretencioso y muy complicado abordar en un artículo lo que las diferentes disciplinas de las ciencias sociales plantean en este aspecto; por ello en este trabajo me limitaré a desarrollar algunos planteamientos que provienen de la sociología económica, muy influida en las últimas décadas por ciertos enfoques de la geografía industrial. De ahí que la exposición se limite a desarrollar algunas concepciones de lo regional/territorial enfatizando la perspectiva de la sociología económica y después abordar, como una aproximación al tema, dos temáticas de tipo empírico: a) El tema de las instituciones académicas en las regiones de México y b) el desarrollo de instrumentos de política como los fondos mixtos que se basan en un planteamiento territorial.

 

Enfoques basados en la sociología económica

El estudio de lo regional, al igual que otros problemas abordados por las ciencias sociales, también se ha visto influido por el cambio de paradigmas desde un predominio del marxismo a la emergencia de otros enfoques. Se ha dicho que hasta la década de 1980 las perspectivas explicativas predominantes "enfocaban lo local y lo regional siempre a partir de la dinámicas del sistema capitalista mundial, y generaban intensos y muy polémicos debates sobre estas mismas perspectivas teóricas y sobre el modelo de desarrollo socioeconómico vigente, así como sobre las alternativas deseables y posibles" (Krotz y Winocur, 2007:190).

Actualmente, cuando se trata de exponer las relaciones entre los actores, los estudios del desarrollo regional recurren de manera implícita o explícita al capital social u otras formas de colaboración registradas en muchas regiones que potencian las posibilidades de éxito de la región en el mercado internacional.

Hay varias vertientes en las que se basa esta posibilidad de colaboración: a) una vertiente cultural que hace de las regiones lugares con ciertos rasgos más o menos homogéneos, valores y prácticas que operarían a favor de esta colaboración; b) una vertiente socioespacial que propicia los contactos por proximidad entre distintos actores, y c) una vertiente institucional que es la que señala las reglas de juego entre diferentes actores.

Todas estas vertientes están presentes con mayor o menor énfasis en los enfoques socioeconómicos que toman a las regiones como nuevos actores del desarrollo regional. La regulación múltiple, interactiva y siempre en transformación es lo que da lugar a una nueva gobernanza que en la idea, expresada antes, reconfigura el espacio de lo público. Rózga y Hernández–Diego (2010:602) enfatizan el espacio relacional en las regiones y la idea de la región como un espacio social, económico y cultural en constante evolución.

Efectivamente desde principios de la década de 1980 se observa en las ciencias sociales un interés renovado acerca de las regiones y de las localidades como espacios de desarrollo económico. El fenómeno, denominado "el nuevo regionalismo", coincide así mismo con la era de la globalización (Storper, 1997). Se asigna a la región un papel más activo e importante, de manera que la región ya no es vista como el producto de fuerzas globales o de desarrollos tecnológicos exógenos, sino como un motor del desarrollo y un espacio de innovación.9 En las tres décadas pasadas se han multiplicado los enfoques analíticos y las propuestas conceptuales que atribuyen al factor espacial un lugar central, o al menos importante. Es relevante en la explicación de los fenómenos del desarrollo, de la innovación y de la competitividad de las ciudades y de las regiones. También se ha dado una explosión de análisis empíricos que tratan de describir y analizar el nacimiento, la consolidación o la decadencia de actividades económicas en espacios geográficos determinados (Pyke et al, 1990; Cooke et al, 2004; Saxenian, 2000 y 2005; Breschi y Malerba, 2005).10 La mayoría de estos análisis toma como inspiración el trabajo seminal de Alfred Marshall a finales del siglo XIX y principios del XX sobre los distritos industriales.

Sin embargo, ¿por qué se produce la renovación del pensamiento teórico, del interés empírico y de la política regional? Se puede mencionar algunos elementos que pueden haber contribuido a ello. En primer lugar, la crisis del Estado–nación, la inclusión de algunos estados en entes supranacionales como la Unión Europea o el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y la importancia creciente de la globalización ha fortalecido paradójicamente el protagonismo de los espacios subregionales. En segundo lugar, hay algunos países donde se dan procesos de descentralización y de reordenación política del territorio. En México es clara una tendencia a la descentralización de ciertas actividades y un interés mayor de los gobiernos estatales y de los gobernadores por participar más activamente impulsando la política económica de los estados y de las regiones que lo integran. Lo anterior coincide en el tiempo con un reconocimiento implícito o explícito del fracaso de políticas "regionalizadas" diseñadas desde el centro.

En el paradigma tecnoproductivo también se producen transformaciones importantes. Por un lado el desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación posibilita los contactos virtuales y reduce o "comprime" las distancias reordenando el mapa de la producción y estimulando los procesos de offshoring. En segundo lugar, los nuevos dispositivos electrónicos, computacionales, telefónicos, permiten el almacenamiento y la transmisión de grandes cantidades de información que inciden de manera directa o indirecta en los procesos de aprendizaje, en la transmisión de información y en la creación de nuevo conocimiento. Junto a estos fenómenos de orden tecnológico se dan cambios en las formas de organización de las empresas. A la concepción fordista, jerárquica con una fuerza de trabajo esencialmente pasiva, le sucede en ciertos países y regiones una empresa más horizontal donde el conocimiento ocupa un papel central y las estructuras organizativas responden al propósito de aprovechar el conocimiento existente y crear nuevo conocimiento.

Para ello, las empresas actúan en estrecha colaboración con otros agentes del entorno, específicamente con un conjunto de instituciones que les proveen recursos y servicios de distinta índole. Las empresas aprovechan el conocimiento acumulado y renovado en las universidades y en los centros de investigación y establecen contacto permanente con sus egresados, utilizan las ventajas que les proporcionan las instituciones de capital de riesgo e interactúan con los poderes públicos locales y regionales para obtener mejor infraestructura para sus negocios (Kenney, 2000). En suma, el panorama productivo regional se constituye en el caso más exitoso como un entramado de relaciones formales e informales entre actores colectivos e individuales, empresas e instituciones, actores que provienen del mundo académico, político y empresarial que intenta articular intereses comunes y crear proyectos de desarrollo local y regional. Esta interacción virtuosa no es generalizable, ni presenta las mismas formas en todos los territorios, por ello tampoco está garantizado su éxito ni su continuidad. La colaboración se produce a menudo en entornos de cruda competencia y conductas oportunistas. Los modelos analíticos que tratan de captar estas complejas realidades destacan los rasgos estilizados de la colaboración pero no pueden soslayar los aspectos problemáticos que se dan en las regiones, los intentos fallidos y los procesos de decadencia en determinadas realidades (Hualde, 2010).

Entre los enfoques que han tenido mayor influencia desde finales de la década de 1970 se encuentran los distritos industriales, el enfoque de clústers y los sistemas regionales de innovación, entre otros, de los que expondré algunos que revelan las concepciones recientes del espacio regional.

Beccatini define el distrito industrial como "una entidad socioterritorial que se caracteriza por la presencia activa tanto de una comunidad de personas como de un conjunto de empresas en una zona natural e históricamente determinada" (1990:62–63). En el distrito, añade, al contrario que en otros ambientes industriales la comunidad y las empresas industriales tienden a fundirse. Para Beccatini es importante que la comunidad del distrito tenga un sistema relativamente homogéneo de valores puesto que ello permite el desarrollo de un sistema de instituciones y reglas. Pyke et al. (1990:14) mencionan además que los distritos "son sistemas productivos definidos geográficamente, caracterizados por un gran número de empresas que se ocupan de diversas fases y formas en la elaboración de un producto homogéneo. Una gran proporción de las empresas son pequeñas o muy pequeñas y entre otras cosas producen baldosas cerámicas, textiles, calzados, ingeniería mecánica, muebles, juguetes".

Existen varias similitudes entre los distritos industriales, la primera es que la división del trabajo entre firmas promueve grandes niveles de flexibilidad y productividad. Las firmas se especializan en una fase del proceso de producción. Un segundo aspecto es que incluye la infraestructura local (bancos locales, asociaciones de comercio, institutos de entrenamiento, instituciones de investigación y desarrollo), así como atributos culturales (tradiciones, confianza entre firmas, trabajadores y administradores, movilidad, etcétera). Otro punto distintivo son las redes horizontales y verticales. Estas tres características permiten establecer ventajas competitivas para las irmas que operan en estos distritos.

Los distritos industriales tienen transacciones luidas entre firmas, prácticas de cooperación robustas, instituciones locales desarrolladas y efectivas, economías de escala en el ámbito del distrito posibilitadas por la sustancial especialización de los emprendedores, profunda integración entre actividades económicas y tejido sociocultural local. Los distritos industriales son exitosos por su combinación de integración funcional y territorial.

Algunos de los autores italianos han modificado su visión de los distritos señalando la necesidad de salir de una visión excesivamente localista o "encapsulada" del distrito. Boscherini y Poma (2000:24) señalan que dicha concepción (la del distrito) tiene dos limitaciones que la condicionan fuertemente; se coloca en el marco de una economía de escala básicamente nacional y en la empresa y la producción física de los bienes constituye las actividades principales del distrito.

 

LOS SISTEMAS REGIONALES DE INNOVACIÓN

Los enfoques sobre los sistemas de innovación aparecen a inicios de la década de 1990 con las obras seminales de Nelson y Lundvall. Este tipo de enfoque está influido por diferentes teorías de la innovación como las teorías del aprendizaje interactivo y las teorías evolucionistas (Edquist, 1997:3–5)

Por sistema nacional de innovación (SNI) se entiende aquel sistema constituido por las organizaciones e instituciones de un país que influye en el desarrollo, difusión y uso de las innovaciones. A diferencia de las aproximaciones sectoriales, que enfatizan rasgos del proceso de innovación considerados específicos de cada industria y tecnología, el enfoque de los SNI sugiere que las características de las instituciones de un país y las relaciones entre ellas influyen fuertemente en los resultados innovadores de sus empresas.

Lundvall (1992) señala que "los sistemas de innovación pueden entenderse como el conjunto de elementos y sus relaciones, que interactúan en la producción, difusión y uso de un conocimiento". Dicho sistema de innovación se define como nacional, "cuando los elementos y relaciones del mismo se encuentran localizados y arraigados dentro de las fronteras de los países".

Con la mira puesta en la innovación, algunos autores retomaron las propuestas de Lundvall pero desde una perspectiva regional. En concreto, Cooke (2003:3) señala que el sistema regional de innovación "consiste en subsistemas de generación y explotación de conocimiento que interactúan ligados a sistemas regionales, nacionales o globales para comercializar nuevo conocimiento".

El mismo autor distingue una variedad de sistemas regionales configurados por el peso y la conexión de lo local con lo global:

• Sistemas "localistas" (grassroots) basados en pequeñas empresas que pueden ser parte de redes locales fuertes.

• Sistemas "globalizados" son aquellos dominados por firmas multinacionales que están fuertemente ligados con mercados globalizados.

• Sistemas "interactivos" son los que contienen un balance de ambos.

Cooke et al. (2004) proponen una clasificación diferente tomando el criterio del predominio del sector público o privado en la conformación del sistema regional de innovación. En este caso distinguen dos tipos: sistemas institucionales de innovación regional, basados en la generación de conocimiento público como laboratorios públicos, universidades, organizaciones de transferencia de tecnología, incubadoras y sistemas empresariales de innovación regional. El conocimiento y la innovación dependen fundamentalmente de las empresas privadas.

Los tipos ideales descritos anteriormente han dado lugar a discusiones importantes para la comprensión de la dinámica económica en la época contemporánea. Una de ellas tiene que ver con la creación y transmisión del conocimiento y las condiciones para que se lleve a cabo. Malerba y Orsenigo (2000) destacan por ejemplo que, a pesar de la importancia de diferenciar entre información y conocimiento y entre conocimiento tácito y explícito, hay otros aspectos como la accesibilidad, la capacidad de acumulación o los regímenes tecnológicos que deben ser tomados en cuenta como condicionantes para las empresas.

En relación con la proximidad, otros autores (Torre y Gilly, 2000) han subrayado la necesidad de entender que la proximidad geográfica puede ayudar a aprovechar el conocimiento acumulado en el territorio, pero que la distancia social y organizativa entre las empresas puede ser un obstáculo para el aprendizaje y la creación de conocimiento.

Sin embargo, no sólo desde la perspectiva del desarrollo, de la tecnología y de la innovación se enfatiza la importancia de la región. En un libro reciente (Mercado, 2010b) se sintetiza distintas temáticas en las cuales el espacio, que frecuentemente equivale a la región, adquiere importancia teórica y empírica para entender diversos fenómenos sociales.

Palma (2010:33) destaca que una de las vertientes de estudio de los partidos políticos ha tomado lo regional como la escala central del análisis para explicar el comportamiento electoral y el desempeño espacial de los partidos. Destaca esta autora que con frecuencia la adscripción regional es más importante para explicar el comportamiento electoral que las diferencias socioeconómicas u otros rasgos diferenciadores de la población que vota lo cual tiene implicaciones paras distintas teorías (Palma, 2010: 39). En el mismo volumen Alfie aborda la importancia de las regiones en el estudio del riesgo ambiental destacando en primer lugar las perspectivas interdisciplinarias desde las que se ha abordado:

Desde el punto de vista de la economía, los procesos económicos y de inversión, impulsados por la globalización, tendrían un impacto en la transformación de las regiones; para la sociología y la ciencia política, las relaciones sociopolíticas serían estudiadas desde la construcción del espacio; por su parte, la antropología estudiaría a las regiones como representaciones culturales, espacios simbólicos que dan sentido y marcan diferencia. Así, el concepto de región permite el estudio del espacio, el lugar y el territorio al tratar de buscar relaciones entre lo particular y lo general, lo local y lo global.

La autora sintetiza las distintas etapas de análisis por las que ha pasado la bio–rregión destacando el concepto de gobernanza multinivel para entender la nueva forma de hacer política que pudiera dar lugar a la búsqueda de "acuerdos ambientales" y "formas de vida sustentables"(Alfie, 2010:97 y SS.).

El libro coordinado por Mercado (2010b) presenta otras temáticas que también modifican sus perspectivas con la inclusión de la variable espacial. En mucha de esta bibliografía nacional e internacional se destaca las posibilidades de cooperación y gobernanza derivadas de la proximidad, de la creación de redes y la construcción de capital social. Sin embargo, las ciencias sociales en México también experimentan dificultades para su desarrollo en el espacio regional derivadas de la historia y de la configuración actual de las relaciones políticas y sociales.

 

EL CENTRALISMO Y LA INSTITUCIONALIDAD REGIONAL

Las dificultades derivadas de la historia se relacionan directamente con un centralismo que, si bien puede ir en declive, todavía no ha dado lugar a estructuras institucionales sólidas en las regiones de México. Krotz (1994:244 y SS.) analizó estas desigualdades entre "centro" y la provincia" que comprende tanto las relaciones entre académicos como la asignación de recursos, el acceso a la información, el tipo de ciencia que se practica y otras cuestiones. Destaca este autor la falta de rigor que en ocasiones se observa en el trabajo "práctico" que se hace en algunas instituciones frente a la "torre de marfil" en que, según ciertos sectores, habitan quienes se dedican a temas teóricos.

En la región se da así mismo la dependencia de los grupos de poder locales y de lo que algunos autores han denominado "capital social negativo" que excluye de determinadas redes a quienes no son aines e impone formas de actuación de tipo mafioso (Putnam, 2000).

Como se dijo anteriormente, sigue existiendo una gran diferencia entre las instituciones del Distrito Federal y las que operan en otros estados de la república, pero también entre los propios estados. Las diferencias no se deben únicamente a la desigual distribución de recursos financieros e instalaciones, sino también a la cantidad y calidad de la planta académica (porcentaje de doctores, pertenencia al SNI), de los posgrados y de la propia investigación. La ubicación de los investigadores del SNI en el territorio da una idea tanto de la persistencia del centralismo como del relativo debilitamiento que va experimentando. En 1984, año de fundación del SNI, 80 por ciento de los investigadores del SNI estaban adscritos a instituciones localizadas en el Distrito Federal. En 2010 esta cifra se había reducido a 38 por ciento y en las entidades federativas se ubicaba el 62 por ciento restante (Conacyt, 2010). Las entidades federativas con mayor población de investigadores eran el Estado de México, seis por ciento; Jalisco, cinco; Morelos, cinco; Nuevo León y Puebla, cuatro; y Baja California, tres por ciento. Por institución, la mitad de los investigadores del SNI se agrupa respectivamente en universidades públicas de los estados (26 %) y en la unam (24 %). En este ámbito, los investigadores en ciencias sociales (área V) representa 16 por ciento del total de los investigadores del SNI (Conacyt, 2010:80 y SS.).

La heterogeneidad, ya se dijo, es detectable tanto en el seno de las propias instituciones como entre regiones o dentro de una misma región. Hay regiones donde la dinámica de formación educativa viene dada por una gran universidad pública dedicada fundamentalmente a la docencia y una escasez notable de centros de investigación como pudiera ser el caso de Sinaloa. En otras entidades predomina una universidad pública importante junto con otras privadas con una importancia relativa notable en la docencia y con programas de investigación incipientes; tal pudiera ser el caso de Jalisco. En otros estados, la investigación está marcada por la presencia de un centro público de investigación y la docencia por una gran universidad pública, que también impulsa la investigación, y algunas privadas en crecimiento; este pudiera ser el caso de Baja California. Finalmente, se encuentran estados con una debilidad importante tanto en investigación como en docencia, como ocurre en algunos estados del sur de la república. También hay que mencionar que algunas de estas instituciones extienden su ámbito de influencia más allá del estado de origen como la Universidad de Guadalajara; en otras instituciones su influencia comprende todo el territorio nacional como la UNAM, que también tiene sedes en Estados Unidos. Hay que destacar así mismo la presencia virtual de instituciones como el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.

Sin embargo un factor bastante generalizado es la menor consolidación relativa de las instituciones "de provincia" en comparación con las del Distrito Federal. Algunos estudios para regiones específicas han encontrado tres tipos de lógicas predominantes según el tipo de institución (Contreras, 2011).

• En las universidades públicas estatales la lógica predominante vendría dada por la ampliación de espacios político–académicos de grupos intelectuales universitarios y por la demanda de grupos económicos locales.

• En los centros de investigación el impulso inicial sería la creación de unidades "foráneas" desde la capital del país o sucursales, podríamos decir como parte de un proceso de descentralización de la educación superior y la investigación.

• En la universidad privada la creación de plataformas para incidir en las políticas públicas y para formar gestores del desarrollo social.

Estas tres lógicas mencionadas para la región noroeste de México tal vez estarían operando de manera similar —es una hipótesis a comprobar— en otras regiones de México.

 

LAS POLÍTICAS DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA EN LAS REGIONES

Algunas de las políticas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología se han orientado en la última década a fomentar la investigación en regiones específicas de México. El ejemplo más claro son los denominados fondos mixtos que permiten a los investigadores en distintas regiones presentar proyectos para cubrir demandas específicas. Los fondos mixtos son también muy desiguales en su distribución y los montos presentan variaciones importantes año con año. Estos dependen probablemente de la fortaleza de instituciones como los Consejos Estatales de Ciencia y Tecnología pero también de la influencia, cabildeo y capacidad de negociación de los gobernadores de los estados (Sánchez–Daza y Campos, 2005).

Los fondos mixtos nacieron con fuertes restricciones de presupuesto y con normas de funcionamiento muy burocratizadas. Por ejemplo, se impedía viajar fuera del estado que patrocinaba el proyecto con fondos del proyecto y las publicaciones derivadas de los proyectos debían financiarse en el plazo previsto para la finalización del mismo sin ninguna previsión para el proceso de dictamen que alarga los tiempos de elaboración de productos académicos. Sin embargo, a pesar de estas limitaciones lo cierto es que el financiamiento de estos fondos ha ido aumentando de manera progresiva desde su inicio hasta la actualidad. En 2000–2001 el monto fue de menos de 400 millones de pesos, alcanzó su máximo en 2008 con 1 500 millones y en 2010 se cifra en alrededor de 1 150 millones. A lo largo de la década el Conacyt aportó 58 por ciento de la suma total y los gobiernos de los estados y municipios el 42 por ciento restante.

Desde el punto de vista del contenido en líneas generales los proyectos se asignan a partir de demandas cuya definición específica responde a la solución de un problema concreto. El mayor o menor grado de abstracción en la formulación de la demanda daba la oportunidad de plantear proyectos de complejidad muy variable. Me atrevo a proponer, a falta de un estudio detallado de este tipo de fondos, que corresponden a lo que Contreras (2011) denomina, basándose en Burawoy (2007), ciencia social aplicada, es decir investigación orientada a una meta definida por un cliente. Su misión es resolver problemas sociales, o bien legitimar soluciones que ya han sido definidas de antemano. Esta definición coincide con la clasificación que el propio Conacyt presenta. Entre 2002 y 2010, de los 4 519 proyectos, 67 por ciento fueron de ciencia aplicada, cinco por ciento de ciencia básica y 27 por ciento se clasifica como de desarrollo tecnológico. Sin embargo, se han dado apoyos para infraestructuras tecnológicas que no se relacionan con investigación alguna y tal vez se clasifican como de desarrollo tecnológico.

Además hay que tomar en cuenta que los fondos mixtos se destinan a todas las áreas del conocimiento, de manera que tan sólo 11 por ciento se clasifica como proyectos en el campo de las ciencias sociales.

Gráfica 1. Evolución del financiamiento de los fondos mixtos

Cuadro 1. Apoyos por área de conocimiento, cifras acumuladas 2002-2010

Un fondo más interesante desde mi punto de vista es el Fondo Regional de Ciencia y Tecnología que se asemeja a los fondos de ciencia básica pero en un ámbito regional que debe abarcar como mínimo dos estados de la república.

Los ejemplos que se acaban de mencionar dan cuenta de una orientación más regionalizada de las políticas de investigación en ciencias sociales del Conacyt. Sin duda, es un producto de varias de las tendencias mencionadas a lo largo del texto y en este sentido hay resultados positivos para las regiones a pesar de las deficiencias de operación detectadas en algunos de estos fondos. La evaluación de los mismos se hace de manera continua y las reformas que han experimentado indican que hay un proceso de aprendizaje en el diseño y operación de este tipo de políticas.

 

Investigación y actores sociales: algunos ejemplos

La presencia regional de ciertas instituciones favorece la relación con actores que operan en el territorio. De ahí que la investigación se produzca en ocasiones en estrecha interacción con estos actores. Sin embargo, la interacción no siempre ocurre de la misma manera ni los productos de investigación tienen el mismo alcance y contenido. A continuación describiré muy brevemente algunos proyectos de investigación que muestran la pluralidad de contenidos, resultados y alcances.

El primer ejemplo tiene un alcance nacional en un proyecto denominado Producción y manejo de un campus virtual para funcionarios de la Conagua. Con una experiencia incipiente en la práctica de la educación virtual un grupo de investigación de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Azcapotzalco logró desarrollar y administrar a partir del año 2006 un sistema que integra diversas plataformas tecnológicas para atender las necesidades de capacitación y evaluación en línea de cerca de 3 000 servidores públicos adscritos a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), órgano público rector de la planeación y gestión hídricas en México. Se trata de un desarrollo tecnológico con un diagnóstico previo de detección de competencias y necesidades de comunicación en el cual los responsables destacan primordialmente el aprendizaje logrado por los científicos a partir de la interacción con "su cliente".11

Política de desarrollo empresarial. Proyecto desarrollado por miembros de los departamentos de Economía y Administración Pública de El Colegio de la Frontera Norte. Desde el enfoque de clústers y mediante un análisis de la matriz de insumo–producto, el proyecto propuso un marco de actuación al gobierno de Baja California vigente hasta la fecha. Se trata por tanto de un plan de política en estrecha interacción con los empresarios que surge de un encargo del gobierno estatal.12

Conferencia Binacional de Gobernadores Fronterizos. Durante los últimos años a través de un proyecto, El Colegio de la Frontera Norte ha organizado las conferencias de gobernadores fronterizos celebradas en Monterrey, Nuevo León, y Ensenada, Baja California. Un investigador fue el enlace permanente con la conferencia en tanto que varios investigadores de otros departamentos participaron en la presentación de ponencias, redacción de informes y publicación de un documento surgido de las deliberaciones de la conferencia. Los investigadores cumplieron funciones características del trabajo de investigación, funciones de enlace, organización, mediación y orientación de los temas de la agenda de los gobernadores. La gestión del proyecto se realizaba con intervención de la presidencia de El Colef.13

Estudios sobre inseguridad en municipios de la frontera norte. La Subsemun, dependiente de la Secretaría de Gobernación, encargó a El Colegio de la Frontera Norte diagnósticos sobre inseguridad y planes de acción en municipios de Tamaulipas, Baja California y en Piedras Negras, Coahuila. Este tipo de proyecto incluye, por tanto, las dos dimensiones: investigación para el diagnóstico y desarrollo de una política acorde con aquél.

Los proyectos en colaboración con diversos actores pueden llegar a tener una larga duración o un propósito de permanencia como ocurre con los observatorios. Un ejemplo de un observatorio que operó durante cuatro años fue diseñado por varias instituciones de la ciudad de México para evaluar las políticas públicas del gobierno del Distrito Federal.14

Estos proyectos ilustran muy sucintamente la diversidad de alcances y modalidades que puede adoptar la relación entre los científicos sociales y otros actores de la esfera pública. El estudio en profundidad de este tipo de vinculación debería contribuir a aclarar algunos de los dilemas antes planteados en relación con el tipo de ciencia social que se desarrolla, los contenidos, los riesgos de mercantilización o subordinación, la forma en que se acumula conocimiento, etcétera.

 

REFLEXIONES FINALES

Las ciencias sociales en México son objeto de debates que tienen puntos en común con discusiones que se dan a escala internacional: el papel de los científicos sociales, las fragmentaciones del conocimiento, el tema de la disciplina y de la interdisciplina, las relaciones frente a otros actores como los políticos, los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil.

En el ámbito regional las capacidades de organización de los actores locales en redes y su actuación de manera interactiva para el desarrollo regional, para la solución de temas ambientales, de inseguridad o la configuración de la política a escala local y regional, se relacionan estrechamente con enfoques y perspectivas que han destacado estos temas: en el tema del desarrollo regional con las teorías de los distritos industriales y los sistemas regionales de innovación; en lo ambiental con las teorías sobre las biorregiones y así sucesivamente.

Respecto a la relación de las ciencias sociales con el resto de la sociedad parece razonable afirmar, a falta de una documentación empírica detallada, que en las ciencias sociales no es mayoritario el rechazo a participar en la solución de problemas sociales, aunque existe prevención ante el riesgo de mercantilización de la investigación y de una utilización instrumental que pudiera privar a la investigación de una mínima conceptualización y de una metodología rigurosa.

Como algunos autores mencionaron hace años, probablemente la investigación con un carácter más aplicado se da en las instituciones de fuera del Distrito Federal, de manera que pudiera mantenerse todavía una suerte de especialización, que conlleva una jerarquía, entre instituciones con una orientación más teórica, con más prestigio, y otras en las que predomina la investigación aplicada, que en la academia goza de menos prestigio.

Esta división puede acentuarse según el carácter que se les imprima a los fondos regionales para la investigación. Si éstos mantienen mayoritariamente las características que han tenido los fondos mixtos, las instituciones situadas fuera del Distrito Federal tenderán a privilegiar la investigación aplicada con un enfoque fundamentalmente instrumental. La investigación aplicada en ocasiones puede adquirir las características de una consultoría, trabajo que privilegia la técnica en detrimento de la acumulación de conocimiento. La tendencia no será tan acentuada en la medida en que pueda ponerse en marcha fondos con características similares a los fondos de ciencia básica. Sin embargo, también es pertinente reiterar que la oferta de fondos de investigación no es el único factor que influye en las prioridades de las instituciones: hay que tomar en cuenta la evolución de las mismas y su grado de madurez, el tipo de liderazgos que se crean, la cohesión de los equipos de trabajo y los diseños institucionales que se desarrollan; en suma las culturas institucionales que generalmente resulta complicado transformar.

 

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NOTAS

1 En febrero de 2012 se presentó la versión en español del informe mencionado en el marco del seminario anual del Consejo Mexicano de Ciencias Sociales (Comecso).

2 Estas ideas se basan fundamentalmente en la participación a lo largo de varias décadas en seminarios, encuentros y eventos académicos. En ocasiones, algunas de estas polémicas y planteamientos han quedado reflejados en el Foro Consultivo Científico y Tecnológico. Una discusión sobre los alcances reales y deseables de la ciencia básica frente a la ciencia aplicada se puede encontrar en Zubieta y Loyola (2007).

3 Algunas de estas ideas han sido discutidas en seminarios del proyecto Las ciencias sociales y las regiones en México, que lleva a cabo el Consejo Mexicano de Ciencias Sociales (Comecso). Sin embargo, las opiniones vertidas en el artículo son únicamente responsabilidad del autor.

4 Para la síntesis de la escuela de Frankfurt me basaré en Cortina (2008).

5 Es necesario reconocer que entre los integrantes de la escuela de Frankfurt se pueden advertir diferencias y matices que dejaremos de lado en este trabajo. Cortina (2008) menciona además que el pensamiento de algunos de ellos como Habermas ha evolucionado acercándolo recientemente a la racionalidad analítica de la cual se distanció en sus inicios.

6 El uso de los métodos formales y cuantitativos se utiliza con más frecuencia en determinadas ciencias sociales como la economía. De ahí, el recurso muy frecuente de los gobiernos a los economistas especialistas en econometría o en métodos estadísticos.

7 Debe precisarse que también grupos de científicos con orígenes marxistas han mantenido estrechas relaciones con actores como los sindicatos.

8 Es notorio por ejemplo el activismo de muchos gobernadores para atraer inversiones a sus estados.

9 Algunos de estos argumentos se desarrollaron en Hualde (2002) y Hualde (2010).

10 La parte II del libro de Breschi y Malerba (2005) es una muestra entre otras muchas del análisis de clústers y/o sistemas regionales de innovación.

11 Agradezco al doctor Jordy Micheli la información sobre el proyecto mencionado.

12 Los responsables principales del proyecto han sido los doctores Noé Arón Fuentes y Sarah Martínez.

13 El responsable principal del proyecto fue el doctor Carlos de la Parra.

14 Información proporcionada por el doctor Alejandro Mercado.

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